★ 𝟎𝟑𝟔: best
036.┆ ⋆ ˚。⋆୨୧˚ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗛𝗜𝗥𝗧𝗬-𝗦𝗜𝗫
—Best˙✧˖° 🌑
"Promise I don't forget all of my fault in this
'Cause look at me, I'm alone, sitting here, staying home
All of my self-control kinda got difficult
But I deserve it though"
—Gracie Abrams.
(Mini maratón 1/2)
Con esto me refiero a una doble actualización, ¡hay un capítulo más después de este!
Michonne se encontraba frente a nosotros, en cuanto nos percatamos que Rick se refería a ella cuando dijo "los buscan", salimos corriendo en dirección a la morena y la envolvimos en un abrazo.
El hecho de que Michonne estuviera aquí se trataba de una oportunidad para que todos nosotros mejoremos. Sabía que ella nos haría bien, especialmente a Carl, quien si bien en un principio prácticamente la odiaba, ahora la consideraba alguien importante para él. Aunque claro, Carl nunca admitiría eso.
—Es bueno verte —le comenté a la de rastras a la vez que me separaba del abrazo.
En otras circunstancias probablemente le diría algo como "que feliz estoy de verte", pero la realidad es que no estaba contenta y no creía que algo pudiera cambiar eso, al menos en un largo tiempo.
Aprender a vivir con la muerte de Hershel es algo que me tomará tiempo. Simplemente lo sé.
—Que bueno que estas aquí, Carl estaba de un humor insoportable —bromeó Rick, colocando brevemente su mano en el hombro de Mich a modo de saludo.
—¡Oye! —se quejó el acusado—. Ni siquiera sabes eso, te la pasaste dormido.
—Casi inconsciente —corregí—. Y aun así es verdad lo que dijo Rick, enojon.
—Oigan, tal vez parezca una persona siempre enojada en el exterior —comenzó a decir Carl—. Pero en el interior, de hecho estoy más enojado.
Eso le sacó una risa a Michonne y a Rick, mientras que yo me limité a rodar los ojos y sonreír ligeramente.
Bueno, tal vez sonreí ampliamente sin oportunidad de poder evitarlo.
Incluso si me había puesto de nervios en estos últimos días, permanecer enojada con él suponía un reto cada vez más complicado.
—Michonne, hay algo de comida en la cocina y hay un dormitorio arriba, yo duermo en el sofa —Rick señaló.
Él cerró la puerta y comenzó a formar el nudo nuevamente una vez que Mich se encontraba dentro.
—Nosotros también deberíamos de ir a dormir —dijo Carl, y me tomo un segundo en darme cuenta que me hablaba a mi—. Es tarde.
—Claro, si —contesté, asintiendo levemente—. ¿Quieres dormir hoy en la recamara? Yo puedo dormir en el colchón, si gustas.
Percibí el momento en el que la cara de Carl se nubló de confusión. Probablemente pensaba que ahora ya estábamos dentro de lo que cabe "bien" y que por ello volveríamos a dormir juntos.
No me malinterpreten, no me siento incómoda durmiendo junto a él, en la prisión eso era parte de nuestra rutina y era algo normal entre nosotros.
No quiero dormir con el ahora porque no he podido conciliar el sueño como es propio en los últimos dos días, por lo que solo sería una molestia para el.
—No, duerme en la habitación —contestó Carl, negando con la cabeza.
Pensé en cuestionarle si estaba seguro, pero sabía que nada que dijera lo convencería de que el tomará la habitación.
Y eso que estoy muy segura de que en este momento su espalda está toda chueca debido al colchón en el que descansa.
Gire para ver a Rick y a Michonne, quienes intercambiaban unas palabras.
—Que tengan buena noche —hablé, dedicándoles el rastro de una sonrisa.
Subí las escaleras antes de encerrarme en la recamara, preparada para pensar en todo y no dormir nada.
Con mi cuchara revolvía los cereales del bowl. No, no teníamos leche a la mano, ¿que tan miserable era eso?
Finalmente el hambre había cedido en mi, por lo que ahora me encontraba sentada frente a Carl, quien también desayunaba.
No tenía ánimos de entablar una conversación, todo por el hecho de que la ausencia de Hershel y del grupo en general tomaba control de cada pequeño aspecto de mi cuerpo y de mi alrededor.
No podía ni siquiera mirar a Rick, quien estaba recostado en el sofa, porque de inmediato recordaba lo que había dicho unos segundos antes de que el gobernador acabara con la vida de Hershel.
"Podemos todos vivir en la prisión, o ninguno lo hará".
Cuándo el sheriff pronunció esas palabras, por un segundo la esperanza avivó en mi.
Pero era falso. Todo esto es falso, la humanidad de las personas se reduce cada día más, con cada enfrentamiento que tenemos, con cada vez que pasamos hambre, el instinto de nuestra propia supervivencia se adueña de todo.
La gente era cruel. Ya lo eran desde antes, mis papás, por ejemplo, eran un vivo ejemplo de la crueldad. Shane, el gobernador.
Antes solo sentía enojo, pero cuanto más le daba vueltas a la situación, esa sensación se diluía hasta convertirse en algo más que ahora había comprendido que no me abandonaría: la tristeza.
Porque incluso si todo a mi alrededor estuviera perfectamente bien, a cada paso que de el recuerdo de todas aquellas personas que murieron y que significaron algo para mi permanecería y yo solo tendría que vivir con ello.
—Rory —llamó Carl, enseguida levante mi mirada hasta encontrar la suya.
—¿Qué pasa?
—Es que, bueno, mira: quería decirte que incluso si las cosas no han estado del todo bien entre nosotros y aunque soy consciente de que probablemente solo quieres aventarme a la cabeza cualquier cosa, aun puedes contar conmigo. Habla de lo que sea, yo te escuchare. Tu me has ayudado miles de veces y yo hare lo mismo contigo. Siempre.
—Y te lo agradezco, Carl. Pero no es necesario, de verdad. Estoy bien.
Por supuesto, no quise mencionar el hecho de que en caso de siquiera intentar hablar con Carl sobre lo que ocurría conmigo probablemente terminaríamos llorando los dos.
Él por Judith y yo por Hershel.
—Cuando estas triste te escondes, Rory —señaló Carl—. ¿No crees que eso solo te hace más daño?
—Dije que estoy bien —repliqué, dejando resbalar un poco de irritación en mi tono.
—Deja de reprimir lo que sientes, por favor.
—No es eso. Yo solo...—pausé, tratando de encontrar el vocabulario correcto.
Cuando hice el intento de responder, Michonne capto mi vista, su expresión reflejaba lo adormilada que aun estaba y vestía con una camiseta holgada.
En cuanto la vio, Carl comenzó a reír suavemente con el cereal en la boca.
Lo bueno era que la atmósfera había pasado de ser tensa a relajarse un tanto con Michonne aquí.
—¿Tienes algo que decir acerca de mi extremadamente cómoda y atractiva camisa?
—No, no...se ve genial —dijo Carl, sonriendo divertidamente.
—Completamente, Mich. En realidad, a ti todo se te ve genial —añadí, hablando con la pura verdad.
—Bueno, entonces muchas gracias —contestó la de rastras, haciendo una pequeña reverencia a la vez que una sonrisita se plasmaba en su rostro—. Ojalá tuviéramos algo de leche de soja —se quejó, tomando asiento.
—¿En serio? —preguntó Carl, su sorpresa sacando a la luz que claramente la bebida le desagradaba.
Que rarito, la leche de soja es exquisita.
En realidad nunca la he probado, pero si Mich piensa que está buena estoy segura que lo es.
—Si, en serio —respondió Mich, mostrándose ofendida y lanzándole una mirada al ojiazul—. ¿La probaste alguna vez?
—Mi mejor amigo de tercer grado era alérgico a los lácteos y todos los días llevaba esa cosa de soja —contó, sonriendo ampliamente mientras Michonne y yo escuchábamos atentamente la historia.
—¿Y? —alentó la morena.
—La probé...—continuó, haciendo una larga pausa suspensiva.
—¿Y...? —cuestionamos ambas.
—¡Vomité! —declaró grandemente el de pecas, sacando una carcajada de parte de Michonne.
Yo solo sonreí, mientras comía mas cereal del bowl.
—¡Dios, si, claro! —se burló Michonne, aun riendo.
—Bueno, bueno. ¡Casi, pero casi vomitó! —se corrigió con una sonrisa burlona en su rostro—. Fue asqueroso —exclamó, para después fingir vomitar—. Fue tan desagradable, de verdad. Es decir, preferiría comer leche en polvo a que tener que beber esa porquería de nuevo, incluso la leche maternizada de Judith.
En ese momento, la realidad golpeó el semblante de su rostro.
Judith estaba muerta.
La pequeña sonrisa desapareció de mi rostro, a la vez que los tres permanecimos en silencio, no sabiendo como continuar la conversación después del comentario de Carl.
—Voy a terminar mi libro, aun me quedan dos capítulos—avisó Carl, haciendo obvio que su verdadera intención era escapar de ahí en cuanto antes.
Rápidamente se dirigió al piso de arriba, dejándonos a Michonne y a mi solas.
La de rastras me dedicó una sonrisa, comiendo de su desayuno. Después de unos instantes, el silencio fue roto.
—Tú y Carl no están en buenos términos, ¿cierto?
—No estamos en las mejores condiciones, si. Pero es por todo lo que pasó. Ambos estamos...enojados. Lo entiendo —respondí, no queriendo entrar en ese asunto.
—¿Tú siempre entiendes, no? —observó ella.
—En este momento no entiendo lo que me estás diciendo.
—Me refiero a que no puedes excusar tus actitudes ni las de el para siempre con que están enojados por algo que sucedió. A ese paso no arreglan nada, Rory. El ciclo se repetiría de continuar así.
No intervine, quería escuchar lo que Michonne tenía que decir.
—No los conozco de mucho, pero se como reaccionan ante la tristeza. Son muy parecidos, en realidad. La disfrazan de enojo y se esconden, evitan a los demás. Carl lo muestra más seguido, pero tu solo estallas cuando estas sobre estimulada.
—Yo...bueno, si. Tienes razón —afirmé—. Peleamos, creo que hace dos días. Hice algo estúpido, quise huir. En un principio me decía a mi misma que era porque así yo estaría mejor, pero con lo que tu me estas diciendo, creo que es obvio el porque lo quise hacer —hice una pausa—. Tenia miedo de perder a Rick y a Carl como perdí a todos los demás. A Hershel. Quería irme antes de que algo más me los arrebatará, supongo.
—Entiendo, Rory. Y no es tu culpa. Eres una adolescente y es completamente normal no reaccionar siempre de la mejor forma. Pero tienen que arreglarlo, en definitiva, porque de verdad parece que se quieren —finalizó, agregando un poco de alegría a esa última parte.
—Si, si —acepté, un tanto avergonzada.
—Quiero que sepas que el gobernador está muerto. Me aseguré de ello —dijo Michonne, colocando su mano en mi hombro.
Sentí mi vista nublarse, lo que se prolongó por más de unos segundos hasta que en medio de las primeras lágrimas que comenzaban a brotar, sonreí.
Michonne y Carl habían decidido salir al exterior con la esperanza de traer provisiones hasta aquí. Yo me negué ante su oferta de acompañarlos, ya que mi cuerpo comenzaba a reaccionar ante la falta de sueño y todo me dolía.
De verdad, no se quien tiene peor aspecto: Rick, quien está reposando y roncando como un tractor, o yo.
Estaba completamente concentrada en lo maravilloso que era el blanquecino techo de la habitación cuando me dije a mi misma que esto era horrible y que debía de hacer algo para pasar el tiempo, de lo contrario, probablemente entraría en locura.
Repasé mis opciones: no me apetecía leer comics y la televisión vieja de la recámara era menos útil que la existencia del gobernador en este mundo.
Me quedaba la vialidad de husmear los cajones, a ver si de casualidad el adolescente que habitaba aquí tenía algún diario secreto que podría usar como entretenimiento o como chisme similar a una de las series como Gilmore Girls.
Para mi desgracia solamente encontré un cuaderno sin nada escrito, intacto.
Contemplé quedármelo y escribir en él, como había empezado a hacer cuando estábamos en la granja en el cuaderno negro que, tiempo después, quedaría perdido en los escombros de la prisión.
Cuando escribía me divertía, era relajante. Lo era.
Eso había quedado atrás. Conocía a la perfección cuál sería el resultado de intentar volver a plasmar letras en papel: no podría hacerlo. No sin escribir algo triste o sin que mi mente regresara a la granja, cuando Hershel vivía y estaba tranquilo con su familia.
Cerré el cajón con el cuaderno dentro de este.
Tendría que buscar algo más para pasar el tiempo.
No escribir y definitivamente no silencio.
Pensé en empezar a dar vueltas de carro al revés y probar cuantas veces puedo hacerlo sin vomitar, sin embargo, el sonido de una voz masculina y áspera llegó a mis oídos, es decir, a mi oído derecho, porque el otro aún parece no reaccionar.
Y era odioso en verdad, cuando Carl, Michonne o Rick me hablaban, parecía que lo hacían en murmullos y en caso de que no los estuviera viendo, se me dificultaba saber de donde provenía la voz.
Mi vista se centró en la puerta, Rick estaba asomándose por el marco. Deduje que él era aquel hombre que había hablado, pero rápidamente me di cuenta que no era así una vez que leí las señas que hacía con sus manos.
Rápidamente tomé mi arma del colchón de la cama y tenté el cuchillo de mi cadera, a la vez que me colgué mi mochila en ambos hombros.
Salí del cuarto a toda prisa, sintiendo la mirada de Rick centrarse en mí y llenarse de confusión. Abrí la puerta del baño más cercano y también abrí la ventana que estaba junto al lavabo de este.
Rick me observaba y alzó su pulgar en aprobación.
Regresé a la habitación.
Me deslicé por debajo de la cama, utilizándola como escondite temporalmente. Rick repitió mi acción. Chequé el cartucho del arma, tan solo tenía tres balas. Genial.
—Buena esa —dijo Rick, en una voz tan baja que me costó encontrarle sentido a su articulación de palabras—. Mantente callada.
Un disparo resonó por la casa. En poco tiempo, por la puerta entraron cinco pares de zapatos hediondos. Y yo solo rezaba porque no se me subiera una araña a la cabeza.
—Deben haber escapado por la ventana —apuntó uno de los hombres—. La puerta está abierta y la ventana también.
Rick me miró, asintiendo en aprobación. Como respuesta me llevé el dedo índice a un lado de mi cabeza y repiqueteé esté, simulando que yo si pienso.
En realidad, ese truco lo vi en una de las películas de detectives que Rigel veía.
—¿Los buscamos? —habló otra voz.
—Morirán solos en una semana.
Me dieron ganas de rechistar, pero entonces recordé que se suponía que Rick y yo no estábamos. Y que, si era mi culpa que se dieran cuenta de mi presencia, Rick probablemente me daría de comer las cabezas de las barbies del suelo.
—Me pido esta —exclamó uno de los hombres, recostándose en la cama.
Morir por una cama aplastando mi espalda no estaba en mis planes de vida, concretamente.
—Oye, yo también quiero recostarme —señaló otro de los hombres, adueñándose del colchón también.
Siento que Rick y yo estábamos interrumpiendo algo.
Estábamos de mal tercio, porque aquí había una tensión que ni en las mejores rom-com, como 10 Things I Hate About You, había.
—Hay habitaciones con camas al lado —dijo el primer hombre.
—Son de tamaño infantil, yo quiero esta.
—Dije que era mía.
—No te oí —negó el segundo hombre, su irritación creciendo con cada sílaba—. Tendrás que buscarte otra.
Los dos hombres se levantaron, por un segundo pensé que habían dejado sus diferencias de lado y que estaban a punto de confesar su amor, pero estuve demasiado equivocada.
Los insultos comenzaron, las palabras eran pronunciadas en esa típica voz de macho "no te las quieres ver conmigo" alfa. Y, en pocos segundos, el cuerpo del hombre que también quería la cama estaba tendido en el piso, su rostro nos miraba fijamente.
Puse expresión de muñeca poseída, para que pensara que era un espíritu maligno que le había lanzado un hechizo a la casa, pero rápidamente volví a mi expresión normal cuando caí en cuenta de que el hombre ya no respiraba, producto de la asfixia.
Y ahora sus ojos sin vida miraban directo al alma de Rick y yo.
Pasaron unos largos momentos hasta que los primeros ronquidos se escucharon, ya que el primer hombre había vuelto a recostarse en la cama.
—Está dormido, es un buen momento para irnos, ¿no crees? —susurré, Rick entendió a lo que me refería.
—Al baño —habló Rick una vez estuvimos fuera de debajo de la cama.
Abrí la puerta en cuanto la tuve enfrente, encontrándome con una escena que quise borrar de mi mente inmediatamente.
En el baño yacía un hombre sentado en el retrete, con los pantalones de jean hasta el suelo.
El hombre, sin mostrar ni una pizca de recato, se levantó del inodoro con todas las ganas de atacar al Grimes.
No podía usar mi pistola a esta distancia, por lo que opté por mi cuchillo. En mi ventaja tenía que el hombre poseía una altura baja y que no me estaba prestando atención, probablemente pensando "¿qué es lo peor que una niña de 13 años puede hacer?"
Bueno, pues la niña de trece años clavó el cuchillo en el hombro del sujeto dos veces. El objetivo era el cuello, sin embargo no podía darle donde quería sin arriesgarme a darle a Rick también, ya que este último lo estaba sujetando por ahí.
El hombre se apartó bruscamente de el Grimes en cuanto sintió el filoso contacto, chocando con la pared y perdiendo el equilibrio antes de recomponerse y abalanzarse hacia mi a duras penas.
Esta vez la que chocó contra la pared junto al lavabo fui yo y por un momento pensé en mi muerte como algo cercano. Los últimos días habían sido un infierno en tierra, pero morir no era una opción para mi.
Sentí las manos del hombre en mi cuello, ejerciendo una presión que enjaulaba mi aire.
Sentía el pelo pegándose a mi cara, producto de la sudoración. Mi vista comenzaba a ser cada vez menos clara y luchaba contra mi cuerpo para que mis ojos se mantuvieran abiertos.
Comencé a mover la mano, apoyándola en el lavabo y moviéndola encima de este. Iba a morir. Aquí y ahora. Peleada con Carl. Sin haberle dicho un te quiero a mamá, a papá, a Rigel, a Beth o a Sophia.
Cuando mis ojos cedieron, el movimiento de mis manos lo hizo también, deteniéndose en un jarrón del que no distinguía una estética. Solo pensaba en que era vidrio.
Reuní mis fuerzas y lo alcé, colisionándolo en el lado de la cabeza del hombre, quien deshizo su agarre en mi cuello. Lo sentí arder. También sentí que recuperaba el aire y que mi cuerpo se deslizaba al suelo.
Rick aprovechó el aturdimiento temporal del hombre para posicionarse frente a él y deslizar su cuchillo por su garganta, matándolo.
—¡Rory, Rory! ¿Estás bien? —inquirió Rick, posicionándose a mi lado y ayudando a levantarme.
—Lo estoy, si —afirmé, mi voz un mero susurro ronco—. Gracias.
—No, fuiste tú —dijo él, a lo que yo simplemente negué con la cabeza para después apuntar a la ventana.
—Hay que irnos, seguramente escucharon nuestra pequeña obra teatral —sugerí, asomándome por la ventana.
—De acuerdo —coincidió, arrimándose para observar la altura detrás de mí—. Está muy alto, yo bajo primero para recogerte y...
No lo dejé terminar, porque yo ya había sacado una pierna por la ventana y estaba a punto de repetir mi acción con la otra. Hice malabares para terminar con mis manos colgando de la parte inferior de la ventana.
Solté el agarre de mi mano derecha para poder estirar más mi pierna, la cual chocó con el marco de la ventana del piso de abajo. Iba bien. Ahora solo tenía que dejar ir y...ouch.
Creo que me dio escoliosis lumbar con el tremendo golpe que me di contra el piso todo duro.
Me levanté como pude y con todo y mi vista dañada, observe que Rick me miraba desde arriba, con el susto dibujado en todo su rostro.
Alcé mi pulgar, a modo de "estoy bien".
En pocos segundos, los dos estábamos afuera.
Como si compartiéramos una misma mente, corrimos como si nuestra vida...esperen, nuestra vida si dependía de ello.
—Sabes —comencé, haciendo pausas para tomar aire entre cada palabra, aun con mi paso acelerado—. Siempre...saltaba...educación física.
—Y yo quedé en coma porque no corrí —añadió él, riendo.
Nos detuvimos y soltamos un gran suspiro de alivio cuando Michonne y Carl aparecieron en nuestro campo de visión.
Sin pensarlo más y sin mucho rodeo, abracé a Carl, dejándolo sorprendido.
—Hay que hablar —pedimos ambos al mismo tiempo.
Pasado, mientras
Rick y Rory escapaban.
𝗼𝗺𝗻𝗶𝘀𝗰𝗶𝗲𝗻𝘁 𝗻𝗮𝗿𝗿𝗮𝘁𝗼𝗿.
—Y, cuando era más pequeño, tenía una colección de cartas Pokémon completa —contó Carl con entusiasmo, remarcando la última palabra.
Michonne escuchaba atentamente con una sonrisa mientras caminaban de regreso a la casa, esperando encontrarse con Rick y Rory.
Habían encontrado las provisiones necesarias para unos cuantos días más y lo mejor de todo era que el de sombrero de sheriff no se había enojado ni una sola vez.
—Pero, para mi papá todos ellos se llamaban Pikachu —prosiguió Carl, riendo sonoramente.
—Cielos, eso es tan Rick.
—Ya que hablamos de él, ¡todo el tiempo me dice que tengo el pelo muy largo, como si él no tuviera una barba horrible! —se quejó Carl, haciendo una mueca.
Los labios de Michonne se crisparon, evitando que una carcajada saliera, le pareció gracioso a pesar de que no estuviera de acuerdo con Carl: ella creía que la barba le sentaba bien a Rick.
—Y cuando llegamos a esa casa estaba más preocupado de que yo había dicho unas cuantas groserías que de nuestra escasez de comida; ¿puedes creerlo? Por eso no le guarde pudín.
—¿Comiste pudín? —inquirió la morena, ambos continuaban dando pasos a un ritmo que podría ser considerado rápido.
—Si, en el techo de una de las casas. Una experiencia culinaria.
—¿Y dices que insultaste a tu papá? —preguntó Michonne, negando con la cabeza, aunque mostrando una sonrisa divertida.
—Si, fue tonto de mi parte —admitió Carl—. Ese día todo lo que hice fue tonto.
A Michonne no le tomó mucho deducir el camino que Carl estaba tomando con respecto a la conversación: Rory.
Michonne había asumido el rol de cupido desde su plática en la mañana con la castaña por dos razones: porque estaba aburrida y porque para cualquiera que conociera a ambos adolescentes era algo obvio que debían de terminar juntos tarde o temprano.
—¿Y por qué lo dices? —interrogó la de rastras.
—Porque con Rory también hice lo mismo. No la insulté, pero sí le dije cosas feas de las que ahora me arrepiento mucho. Ella quería huir y yo reaccioné mal en vez de entenderla. Incluso antes de eso, cuando nos reencontramos, básicamente estaba ignorando su existencia y ni siquiera sé por qué.
—Estabas enojado —concluyó Michonne.
—Yo siempre estoy enojado —dijo Carl, mirando hacia el suelo. Eso le apenaba.
—¿Se lo dijiste?
—¿Qué cosa?
—Me contaste que le habías dicho cosas feas a Rory y que te arrepentías de eso y de todo lo demás, ¿le dijiste eso?
—No, no se lo dije —aceptó el ojiazul, la creciente vergüenza que sentía se manifestó en el calor de sus mejillas.
—¿Y por qué no lo haces? Aun estas a tiempo, antes de que Rory empiece a creer que la odias y que estas planeando su muerte.
—Ni bromees sobre eso —advirtió Carl.
La simple idea de perder a Rory o a Rick lo alteraba.
—Entiendo, bien. Pero haz lo que te digo, Carl. Si no, el problema seguirá estando ahí y ustedes seguirán teniendo conflictos.
—Gracias, Michonne. Hablaré con ella...¿unas carreras?
—Estoy cansada.
—¡Vamos! ¿Si? Ya quiero llegar con ella, digo, con ellos.
Actualidad,
𝗥𝗼𝗿𝘆.
Ahora caminábamos en las vías del tren, el silencio era palpable y este solo se rompía cada vez que Michonne bromeaba o Rick indicaba pausas breves.
—Miren, un cartel —avisó Carl, señalandolo.
—Seguro es otro de esos anuncios de comida rápida que hacen que me quiera pegar un tiro cada vez que recuerdo que probablemente no vuelva a llevarme una alita a la boca —respondí, con toda positividad.
—No creo, vamos —Rick indicó.
De inmediato, los cuatro nos encontrábamos de frente con el cartel. No, no era un anuncio de comida. Tenía letras escritas sin ningún tipo de ilustración. Leímos con detenimiento:
"SANTUARIO PARA TODOS, COMUNIDAD PARA TODOS.
LOS QUE LLEGAN SOBREVIVEN"
—¿Qué dicen? —preguntó Michonne, y aprecié que lo hubiera hecho en plural, tomándonos en cuenta a Carl y a mi.
—Vamos —respondió Rick, probablemente pensando que no teníamos otra opción.
—¿No creen que parece sospechoso? Tal vez no es un santuario, nada nos garantiza que lo sea.
—En este momento tendremos que confiar si queremos sobrevivir —replicó Rick, dándole una mirada más al letrero.
Pensé por unos momentos, resignada a que no me escucharían. No me gustaba la idea de ir. Pero tal vez y solo tal vez, esto nos daría una oportunidad.
—¿Creen que haya más carteles en otras carreteras? Tal vez los del grupo los hayan visto y se dirigen para allá también —comenté, tratando de convencerme a mí misma de que tal vez solo estaba siendo paranoica.
—Dijiste que después de lo Hershel no viste a nadie salir, que estabas sola —remarcó Carl, bajando su tono en cuanto pronunció el nombre de Hershel.
—Pueden decir su nombre, ¿saben? No estoy hecha de azúcar. Ya pienso en él siempre, está bien —hablé, porque estaba cansada de que trataran eso como un tema que debíamos evitar—. Y si dije eso, pero no supe cuanto tiempo estuve dentro en el pabellón. En ese tiempo podrían haber huido la mayoría.
—Cierto.
—A parte, ¿creen que, por ejemplo, Daryl esté muerto? Ese hombre es muy fuerte. Seguramente ya saqueó diez supermercados y se llevó un shampoo 9 en 1.
—De igual forma, que vayan para allá solo es una posibilidad.
—Una que no podemos descartar —apoyó Michonne.
Pasado,
𝗥𝗼𝗿𝘆.
—Quiero decirte algo, es sobre la prisión —pedí, observando a Rick, quien sembraba alguna verdura.
—Sabes que ya no me encargo de eso —remarcó el mayor.
—Lo sé, y también sé que tienes mucha influencia en el consejo y que probablemente eres el que más me va a entender.
—Está bien, suéltalo.
Tome aire, preparada para darle mi discurso de la manera más directa y rápida posible.
—Le he estado enseñando a los niños pequeños sobre armas. Nadie lo sabe, sólo Carol, porque ella y yo hacemos lo mismo. Te lo digo a ti porque creo que no hay motivos para que siga haciendo eso a escondidas, de todos modos, los niños deberán de aprender a defenderse tarde o temprano. Y lo necesitan, en verdad. No saben hacer nada relacionado con eso, y te lo comento de la manera menos grosera posible.
—¿Desde cuándo haces eso, Rory? —preguntó, para mi sorpresa, su tono carecía de ánimos de querer negarse. Se mostraba tranquilo.
—Desde que vi a un grupo de niños jugar a que uno de ellos era un caminante y que los demás tenían que huir de él, y observe como pensaban que se morían de un golpe al corazón.
Rick permaneció en silencio. Me pregunté qué pensaba, si diría que no.
—Está bien. Hablaré con el consejo en cuanto pueda, te lo prometo. Se qué lo haces con buenas intenciones —accedió Rick, a lo que yo asentí—. Y también sé que ya no eres aquella niña del campamento —continuó, un ápice de algo que llamaré nostalgia a falta de palabras inundó su tono de voz—. Has crecido mucho, Rory.
Word Count: 4522
──★ My 𝘀𝗽𝗮𝗰𝗲!! 🐍
Holaa, aquí les dejo el primer capítulo del mini maratón. Y es largo, JAKSJJAJA.
Publicaré dos capítulos juntos cada vez que me demoré más de una semana en actualizar, decididoo
Mencionemos que Hershel fue recordado al rededor de todo el capítulo, ese viejito Rory no lo va a olvidar jamass 😜
Olviden q cambie la estética, modifique todos los capítulos del fic para que en vez de los separadores de antes ahora estén esos símbolos, cada acto tiene uno distinto
¿Qué opinan de la longitud de los capítulos? ¿Creen que está bien así, o preferirían que fueran más cortos?
Bueno, apartando eso, gracias por leer "Mastermind", ¡no olviden pasarse al próximo capítulo! 💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro