Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

★ 𝟎𝟎𝟐: white horse

002. ˚୨୧˚ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗪𝗢
White Horse *ੈ♡⸝⸝🪐

"You say your sorry that face of angel comes out just when you need it to.
As i pace back and forth cuz' all this time i honestly believed in you.
Holdin' on the days drag on stupid girl i shoulda known, i shoulda known."

—T.S


Volvería a Atlanta.

Si, y no porque Glenn ya se haya hartado de mi o porque me quisiera correr—me sorprende que no lo haya hecho aun—sino porque mis habilidades de soborno son geniales y basto con decirle a Glenn que dejaría de jugarle bromas pesadas cada día para que me diera permiso de ir con el y otra pequeña parte del grupo en búsqueda de suministros.

Se preguntaran, ¿Porque quiero ir a tal lugar lleno de muertos que me quieren comer? La respuesta es simple, Shane y Ed andan demasiado irritantes últimamente. ¿O la que se irrita por todo soy yo?

Nah, son ellos.

Viendo a través de mi mini espejo, divido mi pelo en dos partes, una coleta en cada lado, siempre dejando dos mechones al frente. Mi frente no me disgusta, pero tampoco me encanta. Reviso mi reflejo por ultima vez antes de tomar mi cuchillo y el regalo de Glenn, es decir, una pistola, para después salir de la tienda de acampar, usando mis manos como visera para el radiante sol que empezaba a ser molesto.

Mi camino se dirigía hacia Sophia, pero fui interrumpida por Jacquie, una mujer morena muy linda y carismática.

—Dulzura, nos vamos en 10.—guiño un ojo. Yo asentí y sonreí levemente, ahora si siguiendo con mi camino.

Sophia estaba sentada en el pasto, arrancando el césped de forma agresiva.

—Niña, desquítate jalándote los pelos, ¿que culpa tiene el medio ambiente?

Ella rodó los ojos para después sonreír, pero yo sabia que no estaba feliz, todo lo contrario.

—Papá y mamá volvieron a pelear.

En realidad, no es una pelea. Ed se enoja, recurre a la violencia y Carol solo se limita a sollozar.

Mi semblante cambió, ahora simplemente miraba a la rubia atentamente, esperando que dijera algo más, pero capte que no lo haría.

—¿Vienes?—ofrecí, olvidándome por un segundo que Sophia jamas había visto a uno de esos monstruos de cerca.

—¡Ay, claro! Ahorita le pido permiso a mi papá, a ver que parte de mi cuerpo golpea hoy.—bromeo, con su típico tono sarcástico lleno de rabia.

Sophia es así, bromea sobre lo que le pasa, y de cierta forma, yo soy igual.

—Lo siento. —hice una pausa, mirando a mi alrededor, buscando un tema de conversación nuevo, y justo Carl-amargado-Grimes apareció en mi visión miope—. Plátano es tan estúpido, y feo.

—Claro que no, es hermoso. Mira su pelo.—comentó en un tono de admiración, llevándose una mano al corazón.

—Esta pelón...—una mueca de asco apareció en mi rostro.

—¿De quien estamos hablando?

—De plátano, duh, Carl.

—¿Que no ese era mora?

—No...¿O si? Ay, ¡olvídalo! Mora es Carl, si, por sus ojos feos y chuecos.

—Los que se pelean se aman.

Dios mío, dame paciencia. Sophia estaba completamente obsesionada con que Carl y yo nos gustamos, cuando claramente no es así. ¡Incluso nos hizo un acta de matrimonio falsa! Con muy fea letra, honestamente.

—Eso es una vil y nauseabunda mentira, Peletier. Mejor ponte a comer, ayer dejaste toda la comida y los niños de Africa no tienen ni un grano de arroz, malagradecida.—regañe, apuntando con mi dedo su cara en forma demandante y obviamente, hablando con un tono sarcástico e imitando a la señora Lori—. ¿Quieres que busque algo en Atlanta para ti?Aprovecha que hoy me levante irradiando amor.

—Mejor ve y dale ese amor a...

No la deje terminar, no podia seguir soportando tanta humillación.

—¡Sophia!

—No, no quiero nada. Bueno, un Robert Pattinson de carton estaría bien.

—Ay, mugre loca obsesionada.

—Lo dice la que me hizo una lista escrita con 1989 razones de porque Taylor es la industria musical.

—Cada inciso esta lleno de pura verdad.—voltee y visualize al grupo que iría a Atlanta, Glenn me hacia señales—. Bueno amiguita, es mi hora de partir, si no sobrevivo te quedas con mi ropa, Glenn con mis libros y a Carl le obsequiare una piedra deforme que encontré hace un tiempo.—le di un beso en la mejilla.

Me encamine hacia Glenn, colocando mi mochila en mis hombros. ¿Porque estaba tan nerviosa? No es nada del otro mundo realmente, ya había sobrevivido meses por mi cuenta, esto no tiene por que ser distinto. El asiático palmeo mi espalda, dedicándome una sonrisa de oreja a oreja y colocando su iconica gorra en mi cabeza.

—Todavía te puedes arrepentir, yo diría que chismear con Sophia es mejor plan que matar muertos.—era un chiste, pero Glenn realmente no quería que vaya, su preocupación se notaba a kilometros, pero, después de todo, el no puede impedirme cosas.

—Quiero ir, Glennsito. Estaremos bien.

—Obviamente, porque yo, el fantástico, listo y guapo Glenn Rhee te cuidara en todo momento.

—Cuanta humildad.

Sentí unas caricias en mi pelo, Lori. Como adoraba a aquella mujer.

—Cuídate, bonita.—me avente hacia ella, en un abrazo. Desde aquí sentía a Carl rodando los ojos.

Finalmente Glenn me llevo a rastras dentro del vehículo, donde Morales, Andrea, Jacquie y T-Dog también se encontraban. El camino era realmente muy corto, por lo que no compartimos mucha habladuría, excluyendo las continuas y muy detalladas indicaciones de Glenn. El solía hacer esto solo, comprendo su probable estrés.

Caminamos, por demasiado tiempo a decir verdad, dirigiéndonos a un edificio muy amplio, y lamentablemente, por más que Glenn trato de mantenerse a mi lado y protegerme a toda costa, mi estupidez arruino todo.

Gruñidos, gruñidos resonando en toda la ciudad. Mi mente se tornó blanca, un miedo gobernaba mi cuerpo. Tal vez había estado en Atlanta, pero siempre escondiéndome, jamas había visto lo que estaba viendo ahora.
Decenas de muertos en camino, si bien estaban lejos, se sentía como si los tuviera encima de mi. Glenn y los demás gritaban mi nombre, pero yo no estaba ahi. Mi mente estaba en un lugar completamente diferente.

Fue como si un choque eléctrico hubiera recorrido mi cuerpo y por fin reaccione, pero ya nadie estaba ahi. Solo yo y la horda. ¿Estaba alucinando? Ellos no me abandonarían, ¿verdad? Si, si que lo harían, por que las personas son así. La horda cada vez estaba más cerca, yo solo tenia una cosa en claro: no quería morir devorada. A lo lejos visualice algo más, ¿un helicóptero? Y, ¿un caminante montando un pony? ¿Que...? Ah, no, ¡es una persona! Y no es un pony, es un caballo blanco, uno muy bonito. El hombre portaba un sombrero de sheriff, ridículo, por cierto. Parecía igual o más asustado que yo, y parecía no tener escapatoria. Y ahi es cuando entro yo, a salvar el día.

Ni siquiera pudiste salvarte a ti, ni a tu familia.
Mi conciencia es mi peor enemiga.

Aquel hombre noto mi presencia, yo comencé a hacer diversas señas indicándole que cabalgara hacia el tanque de guerra el cual se encontraba a una corta distancia, pero pasar entre los muertos no era tarea fácil. Me agache y me mentalice, no podia ponerme nerviosa en este momento. Gatee lo más rápido posible, mis rodillas ardían, en un instante aquel hombre con el caballo se coloco a mi lado y de alguna forma u otra logre montarme en el animal.

—¡Soy Rick Grimes!

¿Enserio? ¡Y yo quiero sobrevivir!

—Si, si, como sea, soy Panfila Chapuzón ¡Cabalga hacia el tanque de guerra! ¡Vamos...!

De un momento a otro me encontraba tirada en el suelo, mi brazo impacto en el suelo duramente, genial, ya quede como Bucky. Y para comprobar que el universo me odia, Rick Gramos, Grimes o como se llame, cayo encima mío. Los muertos estaban demasiado distraídos comiéndose a el caballo para hacernos caso.

—¡Panfila, por aquí!—llamo.

Me apresure a llegar junto a el; volví a la humillante posición de gateo, esta vez avanzando por debajo de el tanque, con muertos respirando en mis pies.
Rick pateo a uno de ellos, y luego empezó a disparar a lo loco a los que se acercaban. Y cuando todas mis esperanzas disminuyeron y todo apuntaba a que no sobreviviríamos, logre observar una escotilla que daba a adentro del tanque.

—¡Por aquí!—chille, entrando y viendo a Rick repetir mi movimiento, cerrando la escotilla una vez se encontró adentro.

Ambos nos sentamos a recuperar aliento, el, a lado de un cuerpo en descomposición de un militar. Por la adrenalina del momento, no me había detenido a pensar en que Glenn me había abandonado de verdad, mis ojos humedecían, y yo estaba persistiendo con todas mis fuerzas. No me pueden ver llorar, es humillante.

Afortunadamente levante la mirada a tiempo, y disparé a la cabeza del caminante, que casi muerde a Rick. El disparo resonó en nuestros oídos, Rick cayó al suelo, aturdido, levantándose a las justas, asustándome por un segundo.

—¿Estas bien?—pregunté rápidamente, y él asintió—. ¿Como dijiste que era tu nombre?

—Rick Grimes, y tu eres Panfila, ¿cierto?

—Yo rei—. Aurora. Mejor Rory. Bien, ¿hay un plan o que? Vivo en un campamento por encima del relieve, estaba acompañándolos por provisiones pero me perdí y pues, lo encontré a usted y a el caballo, siempre en nuestros corazones.

El no dijo nada más, subió por la escotilla de arriba, observando el panorama, y puesto su cara de preocupación, supuse que no vio nada bueno. Estábamos prácticamente muertos.
Rick se devolvió adentro del tanqué, y sostenía su revolver, apoyando su cabeza en él.
Nos quedamos en completo silencio unos minutos, ambos sin esperanza alguna... hasta que una voz salió de la radio del tanque, haciéndonos a ambos girar nuestra vista hacía el aparato en cuestión.

—¡Oye tu!—preguntó aquella voz—. Si, tu, el que esta junto a una niña. ¡Si, tú, idiota, él del tanque! ¿Estas cómodo ahí?

¿Dios? ¿Me morí?

Rick y yo nos quedamos viendo por unos segundos, ya que la comunicación que teníamos con el extraño se corto por unos minutos. El se encontraba insistiendo y pidiendo que conteste la radio otra vez, mientras yo abrazaba mis piernas, tratando de pensar en cosas bonitas para que los gruñidos de los caminantes no resuenen más en mi cabeza. ¿Porque me sentía así? ¿Porque esto me estaba afectando tanto?

—¿Hola? ¿hola?—preguntó Rick repetidas veces por la radio, ni mi hermano le rogaba tanto a su ex.

—Ahí estas. Rory me tenía preocupado...ah sí, y tu también—contestó la voz desde la radio, una sonrisa apareció en mi cara al reconocer la voz de Glenn. No me había abandonado. No intencionalmente.

—Lo conozco, nos ayudara.—susurre a Rick.

—¿En donde estas? ¿Afuera? ¿Puedes verme ahora?—preguntó Rick, bombardeando con demasiadas preguntas a Glenn.

Y Glenn y yo tenemos algo en común: no toleramos las preguntas. No solemos formularlas, y contestarlas es abrumador.

—Si, te puedo ver. —aseguró—. Están rodeado de muertos.

—¿Quien se lo hubiera imaginado?—bufé, rodando los ojos.

—¿Hay buenas noticias?—interrogo Rick.

¿Usted que cree?

—Escucha, quien quiera que sea, no me importa decirte que estoy un poco preocupado.—confesó Grimes.

—¡Ay! hombre—exclamó, como si él estuviera aquí, sintiendo lo que nosotros—. deberías verlo desde donde yo estoy, definitivamente te daría un paro cardiaco.

—¿Algún consejo?—pidió Rick.

—Sí, correr. —sugirió Glenn.

—Oh vamos, mejor me quedo aquí y me visitas cada mes. Se me van a caer las piernas en cualquier instante.

—No es tán loco como suena. Yo puedo ser sus ojos. Aún hay un uno sobre su tanque, pero los otros ya bajaron y se están comiendo al caballo. ¿Me siguen escuchando?

—Si, te escuchamos—contesto Rick.

—Bien, en la calle al otro lado del tanque hay menos de ellos. Tendrán una oportunidad si se mueven ahora que están distraídos. ¿Tienen municiones?

—En la bolsa que se me cayó también hay armas ¿Crees que puedo llegar a ellas?—consulto.

—Olvidate del bolso, tienes a una niña importante para mi a tu lado, no es una opción ahora. ¿Que tienes contigo?—al oír lo que Glenn dijo sobre mi no pude evitar sonreír.

—Espera—pidió Rick.

El se puso a recargar su arma y fijarse cuantas balas le quedan, mientras yo me levante al notar un pequeño brillo en el bolsillo del cuerpo de militar que minutos antes yo había rematado, por que ya estaba muerto y...ugh, yo me entiendo sola.

Tome el objeto suavemente, para luego girar donde Rick, quien al ver el objeto de mis manos, lo tomó suavemente.

Es una granada, ¿no? De las que explotan y así.

—¿Eso sirve?—pregunte y él asintió—Y tengo ocho balas.—informé.

—Tenemos dos pistolas, con quince y ocho tiros—avisó Rick por la radio.

—Hagan que cada bala cuente, y bajen por la derecha, continúen en esa dirección. Encontraran un callejón a unos 45 metros. Vayan ahí.

—Oye ¿Cómo te llamas?—preguntó Rick.

—¿No me escuchaste? Se les acaba el tiempo. —dijo el antes de cortar.

—Su nombre es Glenn.—le informe a Rick. El se supo de cuclillas ante mi y dijo:
—Rory, necesito que me obedezcas ¿si? —preguntó, y obviamente yo asentí, no tenia ganas de hacer berrinches en momentos como este—. te cargaré, y tu con la pistola me cubrirás la espalda.

—No se me van a caer las piernas, era juego. Se correr, y considero que lo hago bien. —aseguré.

—Rory...

Yo rodee los ojos y asentí.

El salió primero, y tal como lo dijo Glenn, había un caminante ahí. Rick de un golpe en la cabeza lo mando a volar, para luego bajarse del tanque. El mayor se giró hacia mi, que me estaba deslizando por el tanque hasta llegar a sus brazos. Grimes me alzó y empezó a correr.

Y ahi estaba otra vez, un mareo.

Si que hizo que cada bala contara, porque empezó a disparar a todos los muertos que se interponían, yo solo me limite a cubrir su espalda y apuntar en caso de necesitar disparar. Pero al final, no fue necesario. A unos metros, Rick giro en un callejón y ¡casi le dispara a Glenn!

—¡El esta vivo, idiota!

—¡Hey, soy yo!—exclamó Glenn, antes de empezar a correr—¡Vámonos! ¡Vamos!
Rick corrió por el callejón conmigo aún en brazos, disparando una y otra vez.
¿Tiene balas infinitas?

Glenn empezó a trepar unas escaleras, y cuando nosotros llegamos junto a esta, Rick me dejo bajar, y de inmediato empecé a trepar. Cuando llegué al último escalón, Glenn me ofreció su mano para subir, así que acepte, y segundos después, Rick llego a nuestro lado.
Los dos mayores se apoyaron en la pared, a recobrar el aliento.

—Apúrense. —demande mientras veía los miles de caminantes que ahora inundaron el callejón. Glenn rio levemente.

Él se apoyó en las barandillas esta vez, para así dirigirse a Rick.

—Buena puntería, Clint Eastwood—Glenn bufó—¿Eres él nuevo sheriff, vienes a limpiar la ciudad?

—Déjalo.—Glenn me miro, confuso ante mi repentina actitud.

Quiero hacer mi drama.

—No era mi intención—respondió Rick, muy apenado.

—Lo que tu digas, pero aún así, sigues siendo un idiota.

El señor Grimes se giro a ver a Glenn, quien salvo nuestras vidas. Al mismo tiempo Glenn se acercaba a mi dándome un abrazo. Yo me aparte.

—Hey, ¿que pasa?—Yo lo mire de arriba a abajo, juzgándolo. Una pequeña sonrisa de lado apareció en mi rostro y finalmente deje que me abrazara—.  Sabes que no fue mi intención, ¿verdad? Sabia que lo lograrías, ¿ya estas bien? Comenzaste a avanzar y...

—Rick. Gracias.—Rick lo interrumpo, se presentó, extendiéndole la mano.

—Glenn. De nada.—dijo aceptando el apretón de manos.

Pero nuestras presentaciones fueron interrumpidas por los gruñidos fuertes de los caminantes que estaban de bajo de nosotros.
Después de diversas acrobacias, finalmente entramos al edificio, pasamos por unas puertas, Rick y yo seguíamos a Glenn mientras el hablaba por la radio.

—Regresé con un invitado y mi niña. Y hay cuatro caminantes en el callejón.—Informo a los otros que venian con nosotros.

Y como ya lo había dicho, cuatro caminantes aparecieron, pero con ellos, los del grupo salieron a destrozarles los cráneos con bates.

—¡Vamos!—pidió Glenn, corriendo y entrando por la misma puerta que salieron aquellos hombres.

Apenas entramos, Andrea acorralo a Rick, apuntándole a la cabeza con su arma.

—Oh por dios Rory, estas bien.—Jacquie dijo, abrazandome. Pero fuimos interrumpidas por la salvaje de Andrea.

—Hijo de perra, deberíamos matarte.—exclamó la rubia, mientras seguía apuntando a Grimes. Que bonita bienvenida.

—Andrea, baja el arma—pidió Glenn detrás mío.

—¿Bromeas? Estamos muertos por este imbécil estúpido.—exclamó Andrea con desesperación.

—Oh dispárale de una vez—soltó Morales.

Andrea bajo su arma finalmente.

—Muertos, todos nosotros estamos muertos. Todo por tu culpa.—la rubia señalo a Rick, llevandosé las manos a la cabeza.

—Mira—habló el latino, tomando del brazo a Rick y empujándolo hasta otro cuarto, conmigo siguiendolos.—¿Sabes qué es lo necesario para eso? ¡Sobrevivir! ¿Y para sobrevivir? Entrar y salir a escondidas, sin hacer ruido. Y definitivamente no disparar en la calle sin razón.

—Cada caminante a kilómetros de distancia te oyó—regaño T-Dog.

—Oh dios—exclamó Jacquie, al ver como ya empezaban a quebrar los cristales de las las ventanas de la tienda.

—¿Que demonios hacías ahí afuera?—le preguntó Andrea a Rick.

—Quería contactar al helicóptero.—respondió Grimes y todos lo miraron como si estuviera loco.

—¿Helicóptero? eso es basura. No hay helicópteros.—bramó T-dog.

—Perseguías una alucinación, eso suele pasar.—argumento Jacquie.

—Yo lo vi—aseguró Rick.

—Yo también lo vi, lo juro—apoyé a Grimes—. Dicen que nos niños y los borrachos siempre dicen la verdad, pues yo soy una niña y parezco borracha con estas ojeras.

Me ignoraron.

—Oye, T-dog, prueba la radio. ¿Puedes contactar a los otros?—pidió Morales, pasando de mi.

—¿Otros?—inquirió el sheriff—¿El centro de refugiados?

—Si, el centro de refugiados. Nos espera mientras cocinan galletas.—habló Jacquie con un claro sarcasmo.

—No tengo señal.—informó T-dog, maldiciendo en silencio, hizo una pausa, pensativo—. Quizá en el techo pueda recepcionar un poco...

Pero ni siquiera pudo terminar de hablar, pues varios disparos comenzaron a escucharse desde arriba.

—Oh no, ¿Es Dixon?

—¿Que hace ese loco?—cuestione, empezando a correr hacia la azotea.

—Vamos.—llamó Glenn, así que Rick y yo lo seguimos.

Todos empezamos a correr por las escaleras, escaleras que parecían infinitas y mis delgadas piernas se estaban cansando. Le hice una seña a Glenn quien estaba en frente de mi.

—¿Que? Ay, floja.—Glenn me cargo, llegamos mucho más rápido de esa forma.

—¡Oye Dixon, estas loco!—regañó Morales al hombre que disparaba desde el techo a los caminantes de abajo.

—¡Maldición!—exclamó Andrea.


Después de unos largos minutos en compañía de Merle y T-Dog, los adultos ya habían subido otra vez, su aventura en las alcantarillas no dio resultado, no había forma de salir.

—Hay una zona de construcción.—habló Rick, quitándose los binoculares y pasándoselos a Morales.—esos camiones siempre tienen llaves a mano.

—Nunca pasaras a los caminantes.—murmuro el latino.

—Tú nos sacaste del tanque.—le habló Grimes a Glenn, haciendo que todos giremos a ver al coreano, para ver si como antes, él ahora tenía una salida divina.

—Si, pero se estaban alimentando del caballo, estaban distraídos.—contestó, cruzandosé de brazos.

—¿Los podemos distraer otra vez?—preguntó él ex sheriff, frunciendo el ceño.

—Los atrae el sonido, ¿verdad?—nos pregunto Rick.

—Si, como los perros. Escuchan un sonido y vienen.— contestó Glenn.

—¿Algo más?

—Ellos te ven, te huelen, y si te atrapan te comen.—contestó esta vez Morales.

—¿Nos pueden diferenciar por el olor?

—Claro. Huelen a muerto, nosotros no. Ustedes solo huelen feo.—pause, meditando unos segundos—. ¿Y si nos camuflamos?

—¿Como se supone que haremos eso? ¿Cortando sus caras y poniéndolas encima?—repuso Glenn.

Mierda, por que no se me ocurrió primero.

—No exactamente, mi idea es cubrirnos con sus tripas, oleremos a ellos, y si no hacen ningún tipo de ruido, pasarán exitosamente. Creo.


Luego de explicarles mi plan con más detalle, Rick lo acepto, así que bajamos a buscar las cosas necesarias.

—¿Como se te ocurrió semejante cosa? —preguntó Glenn, señalando todo lo que trajimos.

—Me he estado juntando con Sophia demasiado. Y créeme, sus temas de conversación son muy turbios.

—Detente.—pidió Morales a Rick, que estaba pasándole guantes a todos—. ¿Bien? Medítalo.

—Va a funcionar. Tiene lógica.

Rick había seguido con mi idea, y cuando Glenn y yo llegamos, ya estaban a punto de abrir el estómago de un caminante. Pero cuando pensé que ya lo iban a hacer, Grimes de puso de cuclillas ante el el cuerpo, buscando algo entre sus bolsillos.

Sacando luego una billetera, de donde saco los documentos de este cádaver.

—Wayne Dunlap.—narró Rick—. Licencia de Georgia. Nació en 1979. Al morir solo tenía veintiocho dólares en el bolsillo y la fotografía de una chica bonita "Con amor, de Rachel...

Después de una sesión de untamiento de tripas, Glenn y Rick finalmente estaban preparados.

—¿Olemos a muerto?—Glenn cuestionó.

¿Y todavía pregunta?

—Definitivamente, pero yo diría que ocupan más...

—¡No, no!

—No aguantas nada.—rode los ojos.

—¿Abrazo?—abrió sus brazos y una expresión burlona invadió su rostro.

—No, gracias, mi ropa es demasiado bonita para ensuciarla de muerto.

—No aguantas nada.

—¡Solo funciona si yo lo digo!

Corrí detrás de los adultos, para así llegar al techo, de donde observaríamos a Rick y Glenn hacer y lograr esta hazaña.

—Oigan ¿Qué sucede?—fue lo primero que escuchamos de Merle cuando llegamos a la azotea.

—¡T-dog, vuelve a probar con esa radio!—ordenó Morales, corriendo a ver por las barandillas del borde.

—Esta más aferrado a que la señal llegará que yo a la teoría de el album de "Karma".—murmure para mi misma. Me puse de puntillas para observar mejor, y luego apunte a donde los hombres estaban—. ¡Por ahí!

Nubes negras aparecieron en el cielo, cubriendo el despejado cielo que había hace tan solo unos instantes.

—¡Esperen!—gritó Merle haciéndome girar—. ¿Ese idiota anda en la calle con las llaves de mis esposas?

Como respuesta, T-dog le mostro que él tenía las llaves burlonamente, haciendo que Merle frunza el ceño.

Volví a ver el cielo, y observe como este ya estaba completamente nublado.

Quise señalar que llovería, pero ni pude terminar de hablar, y agradezco que no lo hice, ya que estaría señalando lo obvio y eso es odioso.

Gotas de lluvia ya caían en mi rostro.

—No lo lograrán.

—Demonios.—mascullo Morales, que me vio y volvió a hablar—Pasara rápido, calma.

—Si.—balbucee, viendo abajo.

Que bonita es la lluvia, pero no cuando tienes que sobrevivir.

Ellos ya habían empezado a correr, y a ser perseguidos por caminantes, afortunadamente lograron llegar al camión y subir ahí. Solté un suspiro de alivio.

Pero cuando pensé que iban a regresar por nosotros, vimos como el camión en donde estaban giraba, conduciendo hacia el lado contrario, alejandose de nosotros.

—Nos dejan.—habló Andrea, en un tono de decepción.

No. Se que ellos no harían eso. Ellos no.
Una voz en la radio hablo, afirmando mis esperanzas.

—¡Las puertas elevadizas que dan a la calle, estén ahí y prepárense!—habló Glenn por la radio.

Los adultos tomaron sus cosas rápidamente.

—¡Bien, vámonos!—grito Morales, empezando a correr, haciendo que Jackie, Andrea y yo bajemos primero, mientras el esperaba en la puerta a T-dog, que supongo que ya estaba liberando a Merle.

—¡Ven aquí!—exclamó Andrea, girando sobre si misma.

Cuando llegamos abajo, la rubia  ayudo a Jackie con las cadenas, para así abrir la puerta corrediza.

—Shh.—pidió Morales cuando escuchamos las alarmas de un auto—.¿Que es eso?

Yo sonreí, cruzándome de brazos—. La distracción, supongo. Es una muy molesta, pero funciona.

—¡Espérenme!—escuchamos gritar a T-dog, muy desesperado. El llego a nuestro lado y se puso a ayudar a tirar de las cadenas—. ¡Ya vienen!

Una vez abierta, empezaron a tirar sus cosas adentro, Rick me tendió la mano para subir y acepte, para luego ayudar a meter las cosas que Andrea me tiraba.

—¡Acelera!—pidió Morales, mientras cerraba la puerta del camión, que era conducido por Rick.

Me senté junto a Jackie, quien me sostuvo con uno de sus brazos, pues ibamos a mucha prisa y yo me iba para todos lados.

—¿Donde esta Merle?—pregunté, y el moreno no contesto.

—Se me cayó la maldita llave.—habló luego de unos minutos.

Yo trague saliva—.  ¿Y Glenn?

Pero antes que Rick responda, unos gritos de felicidad provenientes del coreano me hicieron sonreír, al menos la persona más importante para mi esta bien.

Comenzamos con nuestro camino de vuelta al campamento, charlando entre nosotros sobre como le daríamos la noticia a Daryl. Al único que le importaría Merle, y de cierta forma, a mi también me importa. Ni idea por que, apenas le dirigí la palabra un par de ocasiones, pero tiene personalidad.

Lo que sabemos es que se pondrá loco, y querrá buscarlo.

Al llegar al campamento me quede un instante con Rick en la camioneta.

—¿No bajaras?—pregunte, colocándome a su lado para hacerle compañía.

Sin embargo, la voz de Morales llamandonos nos hizo detener de pronto.

—¡Oye, chico helicóptero, Rory!—grito desde afuera—. Vengan a saludar.

Rick bajo, y yo lo hice detrás de él.

—Es policia, como tú.—le decía el latino a Shane, que al ver a Rick, quedo boquiabierto.

Yo no podría comprender que pasaba, y mucho menos cuando Rick comenzo a apresurar su paso, corriendo en dirección a Lori y al odioso de Carl.

Wow.

No tarde en unir todo, y descubrir que pasaba.

—¡Papá!—gritó Carl, confirmando mis sospechas.

Rick cargo al menor en brazos cuando este corrió hacía él, y luego camino hasta unirse en un abrazo con su esposa.

Carl se había reencontrado con su padre, ¿no era algo genial? Si que lo era, entonces, ¿porque no me siento feliz? ¿Sera porque odio a Carl? O, tal vez la verdadera razón de mi indiferencia es que siento envidia. Envidia por que se que yo nunca viviría algo como esto, yo ya no tengo esperanzas alguna. Mis padres murieron, yo lo vi, vi como los caminantes los devoraban. Era algo que simplemente no se podía cambiar, y ese tan esperado reencuentro jamas llegara.



🎀 Word count: 4391
—With love, A. 🏹

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro