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𝟬𝟬𝟳 ☽┆ time to save derek hale

٭ chapter seven ٭

⋅•⋅⊰∙∘☽ ❝Hora de salvar a Derek Hale ☾∘∙⊱⋅•⋅

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—Dime que también oíste eso...

Lindsay entró al cuarto de Scott sin siquiera pedir permiso. El mellizo levantó la cabeza de entre las sábanas que lo rodeaban, y la miró medio adormilado.

—¿Qué? —Preguntó confundido.

—Ay, por Dios, Scott —Se acercó a la ventana cerca del chico y comenzó a ver hacia exterior —. El disparo. ¿No lo escuchaste?

—¿Un disparo? —Se sentó en la cama y analizó tranquilo a Lindsay. Aunque más bien parecía estar todavía dormido.

—No vino de aquí. No hay nadie... Pero sé que lo escuché. —A los pocos segundos, se escuchó otro ruido, pero esta vez fue un aullido. —Por favor, dime que ahora sí oíste eso. —Scott asintió. —¡Aleluya!

Scott se levantó de la cama y comenzó a tomar su ropa que andaba por alguna parte de la habitación. Aquella fue la señal de Lindsay para salir de ahí e ir a su propio cuarto por algo que la abrigara debido a que saldrían en busca de aquel aullido.

Derek les contó aquella noche sobre el Alfa. El lobo que había cambiado sus vidas por completo cuando decidió morderlos aquella noche de luna llena. Pero que tanto para los mellizos, como para Derek, era desconocido. A excepción de ser una criatura monstruosa, de ojos rojos, y que asesinaba a quien se cruzara por su camino.

Los mellizos llegaron hasta lo que parecía un depósito abandonado, o una zona de construcción. Una camioneta estaba estacionada en medio del camino, y cerca había una mujer no más de treinta y cinco años, con un rifle en sus manos y una linterna. Lindsay la vio apuntar algo sobre los techos de la construcción abandonada, y siguió su recorrido. Topándose con alguien sobre los mismos, pero que cayó a los segundos debido a otro disparo efectuado por la mujer a unos metros de ellos.

—¿Quién era ese? —Lindsay preguntó aún con su mirada a donde había disparado la mujer.

—¿Quién? —Scott siguió su mirada.

—Le disparó a alguien.

—Talvez no fue nada.

—Te juro, Scott, que vi a alguien caer.

—Yo no vi nada... —Intentó mirar más allá del techo, pero otro movimiento frente a ellos lo distrajo —Oye, mira —Scott señaló a otra camioneta acercarse.

El auto se acercó lo más posible a la mujer, y ésta lo miró expectante al que el conductor bajase. Cuando lo hizo, los hermanos volvieron a sorprenderse como cuando el secreto de los cazadores se reveló. Chris Argent se acercó a la mujer y la tomó del brazo con algo de fuerza, y Lindsay pudo notar algo de enojo en la mirada del cazador.

—Entra. —Ordenó Argent.

—¿No me diras «hola, gusto en verte»? —Contestó la mujer.

—Solo puedo decir que, por favor guardes el rifle antes de que alguien lo vea.

—Ése es el hermano que amo —Le sonrió aunque pareció ser sin gracia —. Chris, hay dos de ellos.

—¿El Alfa? —Cuestionó el cazador.

—No lo sé, pero uno intentó matarme.

Lindsay y Scott escucharon la conversación de ambos hermanos escondidos detrás de una pared para no ser vistos y ser las próximas victimas de la cazadora. Quien, habían descubierto, era la hermana de Chris Argent. Poco a poco la familia comenzaba a reunirse. Y eso claramente no era buena noticia para los lobos adolescentes.

—Y uno de ellos nos llevará con el otro. No podrá hacerlo si está muerto. —Aclaró el Argent mayor.

—No puedo evitar matar a uno de ellos si uno me ataca primero.

—¿Cuánto tardará? —Preguntó refiriéndose a la vida del hombre lobo herido.

—Le doy cuarenta y ocho horas. Como mucho.

Tanto Lindsay como Scott se miraron entre sí, confundidos.

—¿Cuarenta y ocho horas para qué? —Lindsay interrogó.

—No tengo idea...

—¿Crees que de verdad le disparó al Alfa? —Volvió a preguntar observando a los cazadores marcharse lejos de aquella construcción abandonada.

—No lo creo —Scott comenzó a alejarse también de aquel lugar —. Derek no lo sabe. Tú y yo no lo sabemos. ¿Por qué los Argent sabrían quién es el Alfa?

—Porque quieren matarlo y por eso lo cazan —Aclaró caminando detrás de él —. ¿No te parece lógico?

—Si los Argent supieran quién es el Alfa, ya lo habrían cazado apenas llegaron a Beacon Hills. —La miró de costado, sonriendo —¿No te parece lógico?

Lindsay lo señaló con un dedo —Nunca uses mis propias palabras en contra de mí.

Scott alzó ambas manos en son de paz, con una sonrisa de lado. Lindsay rodó los ojos cual niña pequeña y volvió a caminar, esta vez sobrepasando a Scott y liderando ella el camino hacia la residencia McCall.

Al día siguiente, nuevamente en la preparatoria Beacon, los hermanos se encontraban esperando los resultados de un examen. Todo trabajo era importante, pero los hermanos pudieron rezar de que ese examen, al menos no era, por el momento, uno del profesor Harris. Quien siempre pareció tener entre ceja y ceja a Scott y Stiles.

Scott rezó a todos los santos para poder sacar una buena calificación. Pues si conseguía otra nota mala, era muy probable que su puesto de titular en Lacrosse corriera peligro. Por su lado, Lindsay esperó el resultado realmente calmada. No fue dotada con la inteligencia absoluta, pero antes de que su vida cambiara por culpa de la luna llena, solía tener notas buenas en su boletín escolar. Y estaba segura que esa nota, no sería la excepción.

El profesor pasó mesa por mesa entregando los exámenes, y Lindsay pudo escuchar a Stiles hablar a un costado, quien mantenía una conversación con Scott. Ella solo se concentró en mover su pie desesperada por el resultado, aunque sabía que seguramente sacaría una A.

—Si Derek no es el Alfa... Si él no es quién los mordió, ¿Quién lo hizo? —Preguntó el humano.

—No lo sé —Respondió Scott.

—¿El Alfa mató al chofer del autobús?

—No lo sé —Repitió, tardando un poco en contestar.

Stiles se quedó en silencio por unos minutos, lo cual Lindsay agradeció internamente. Era de sabio conocimiento que todo tema que involucrara "lobo" o "Alfa", era algo que hacía mucho ruido en su sistema. Aún tenía que encontrarle respuestas a sus preguntas internas. Como por ejemplo, aquello que le contó a Stiles la noche que Scott tuvo su cita con Allison.

Aún no entendía el por qué quería asesinar a Scott y a ella dejarla vivir. Talvez Derek podría ayudarla a entender, pero no quería hablar con él. Al menos hasta que se le pasara el enojo por la golpiza que el hombre lobo le metió la otra noche en aquella casa destruida.

—¿El papá de Allison sabe...? —Stiles volvió a preguntar después de un rato, pero Scott volvió a interrumpirlo.

—¡No lo sé! —Gritó él, enfurecido.

Los demás estudiantes voltearon a verlo como si fuera una entretención de circo. Scott los miró a todos apenado, y se encogió en su asiento para olvidar aquel bochornoso momento.

—¿Qué sucede contigo? —Susurró Lindsay.

—Yo... Lo lamento. —Se disculpó el mellizo.

—Si es por el examen... Descuida, Scott. Saldrás bien. —Intentó esperanzarlo. Hasta que el papel fue entregado a las manos del mellizo. Lindsay se hizo un poco para adelante para ver la nota. —Oh vaya... Creo que me confundí.

Su mellizo había sacado una D menos, y que iba acompañada de una nota del profesor diciendo que quería verlo después de clases. Su rendimiento para el Lacrosse sin duda bajaría después de eso.

Scott volteó para mirarla y alzó ambas cejas. —Gracias por el aliento, hermana.

Alzó ambos pulgares con una sonrisa sarcástica, y miró su examen sobre la mesa. Sonrió al haber obtenido una A, y abalanzó un poco su cuerpo hacia un costado para ver la puntuación esta vez de Stiles. Lo tocó con su pie para llamar su atención, y alzó el examen para que el chico pudiera ver que habían sacado la misma calificación. Ambos chocaron los cinco.

—Oye, necesitas estudiar más —Bromeó al ver la calificación del mellizo. —Es broma. Es solo un examen, ya saldrás mejor.

—Solo que este examen puede afectar tu posición como titular en Lacrosse, pero... —Ambos miraron a la melliza frunciendo el ceño. —Sí, mejor me callo.

—¿Quieres ayuda para estudiar? —Stiles volvió a preguntarle.

—No. Estudiaré con Allison después de la escuela.

—Uy Allison... —Acotó Lindsay, alzando las cejas repetidas veces. Mantuvo la mirada en su examen donde aún no podía creer que había una A. Mentira, sí podía creerlo.

—Ese es mi muchacho. —Stiles acotó también. Lindsay sonrió ante su reacción.

—Solo estudiaremos.

—Es lo que todos dicen, Scott. —Volteó hacia un costado para poder ver a su mellizo. —Sí, oye... Irás a su casa, pondrán sus libritos sobre la mesa, te dirá que te sientas como en casa, recorrerás su casa, y terminarás en su habitación. ¿Y qué pasa en las habitaciones, Stiles? —Dio paso para que el chico pudiera terminar su redacción por ella.

—Lo que pasa en las habitaciones es algo que ni tú ni yo queremos saber porque arruinará nuestras mentes. —Contestó. —Así que... No. No solo estudiarán.

—¿No lo haré? —Cuestionó el mellizo.

—No si estoy obligado a vivir a través de ti. —Volvió a responderle. —Si vas a su casa y desperdicias esa gigante oportunidad... Juro que te castraré.

—Sí, esa fue mucha información, Stiles. Aunque...

—Bien, los dos, basta. —Scott los detuvo, intercalando miradas entre ambos. —Y tú deja de hacer tantas preguntas. —Miró a Stiles.

—Hecho. No más preguntas —Aceptó, tirándose contra el respaldo de la silla —. No más sobre el Alfa o Derek. En especial de Derek. Quien aún me asusta.









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En los pasillos de la preparatoria Beacon, algunos estudiantes que tenían clases libres, o quienes estaban esperando el timbre para ingresar a las siguientes, o simplemente aquellos que no querían obedecer las normas estudiantiles, merodeaban por los alrededores. Una extraña persona resaltó del resto de estudiantes. Nadie lo conocía, y lo miraban extraño debido a su semblante serio y su mal estado. Su rostro estaba cubierto por ojeras, se veía pálido, y realmente se veía enfermo. Parecía casi muerto.

Se acercó a Jackson quien estaba guardando algunas cosas en su casillero. El chico Whittemore apenas y se dio cuenta del sujeto parado al lado de su casillero, hasta que decidió hablar y sorprenderlo.

—¿Dónde están Scott y Lindsay McCall?

—¿Por qué te lo diría? —Jackson respondió cerrando su casillero y mirándolo con aires de superioridad.

—Porque te lo pedí amablemente, y solo lo hago una vez.

—Uhm, escucha, rudo. —Lo miró de arriba abajo y con una sonrisa sínica. —¿Qué tal si te ayudo a encontrarlos y me dices que le vendes? —Derek lo miró entre confundido y desesperado. —Aunque no sabía que su hermana también estaba metida en esas cosas. En fin, cosas de hermanos raritos. Bien, ¿Qué es lo que les vendes? ¿Diana bol? ¿HGH? —Volvió a su conversación principal.

—¿Esteroides?

—No, galletas de Scouts. —Respondió sarcástico —. ¿De qué diablos crees que estoy hablando? —Se detuvo un segundo para examinarlo —Ah, por cierto, lo que sea que le vendas, deberías dejar de probarlo. Te ves destruido.

Derek lo miró también analizante, y sintió una extraña sensación recorrer una de sus manos. Miró disimuladamente hacia esa dirección, y una gota de sangre brotó de una herida que tenía cerca de su ante brazo. Aquella gota de sangre que impactó en el suelo milagrosamente no fue vista por Jackson, pues estaba seguro que aquel niño irritante se volvería aún más irritante y no dejaría de hacerle preguntas.

O bueno, eso pensó él. Ya que la verdad era que Jackson solo lo miraría con una mueca de asco y se iría de ahí lo más rápido posible para seguir atormentando la vida de otros.

—Los encontraré yo mismo. —El hombre lobo se abrió paso entre él, pero Jackson lo evitó.

—No, no hemos terminado.

Mala idea. Derek no estaba para lidiar con niños mimados. Apenas y lo hacía con Lindsay. Así que tomó a Jackson del borde de su camisa y lo estrelló contra los casilleros, y las garras de una de sus manos las clavó detrás del cuello del chico. Derek prontamente se dio cuenta de su accionar y sacó las garras de aquella zona, y se alejó lo más rápido de ahí.

Jackson tocó la zona afectada, encontrándose con un poco de sangre, y un dolor que ahora era apaciguado por la poca adrenalina del momento, pero que después comenzaría a afectarlo poco a poco y de diferentes maneras.

Derek por su lado, dobló por una esquina y se quedó escondido detrás de un pilar. Su pésimo estado pareció jugarle en contra, pues podía escuchar cada uno de los insignificantes sonidos que ocurrían dentro de aquella preparatoria. Escuchó las tizas chocar contra el pizarrón, las dedos de las personas que se movían a la hora de teclear en sus teléfonos, los candados de los casilleros, las llamadas externas por los teléfonos, y no muy lejos de donde estaba, pudo escuchar la conversación de dos chicas ajenas a él. Pero que, curiosamente, también involucraba a una de la personas que estaba buscando.

—¿Scott irá esta noche? —Lydia preguntó.

—Vamos a estudiar. —Allison respondió, mientras ambas subieron las escaleras al segundo piso de la escuela.

—Estudiar nunca termina en eso. —Remarcó la pelirroja. —Es como entrar a una bañera. Siempre pasa algo más.

—¿Qué estás diciendo?

—Solo digo. Ya sabes... Asegúrate de que se cubra —Allison pareció confundida —. Hola, Campanita, hablo de un condón.

—¿Es en serio? ¿Después de una cita? —Preguntó sonriendo en el proceso, y a la vez avergonzada por los comentarios de Lydia.

—No seas mojigata. Dale una probadita.

—Bue- digo, ¿Qué tanto es una probada?

—Por Dios, te gusta mucho, ¿No? —Lydia le preguntó con una sonrisa en el rostro.

—Es que él es... Diferente —Allison respondió con una sonrisa boba. —Cuando me mudé aquí tenía un plan. Sin novio hasta la universidad. —Explicó terminando de subir las escaleras. —Me he mudado mucho, pero cuando lo conocí... Él era diferente. —Allison divagó en sus pocos recuerdos con Scott. Otra sonrisa de enamoramiento apareció en su rostro. —No lo sé, no lo puedo explicar.

—Yo sí. Tu cerebro está inundado de endorfinas.

—¿Qué?

—Te diré qué hacer. ¿A qué hora se verán?

—Después de clases.

El timbre anunciando el final de las clases resonó por todo el lugar, y mucho más en el oído de Derek, que para su desgracia, estaba justo debajo del mismo. Su rostro se retorció con un poco de dolor, y se cubrió con una de sus manos para salir de ahí lo más rápido posible. Había conseguido la información necesaria para encontrar a una de dos personas que necesitaba en ese momento.

En el exterior, Stiles salió por las puertas de entrada, acompañado por Lindsay. Ya que Scott no había accedido a más preguntas, aún le quedaba una melliza para hacérselas.

—Entonces, ¿Están completamente seguros de que Derek no es el Alfa, por ende, tampoco quién los mordió?

Lindsay bufó, dio media vuelta y lo tomó por los hombros. —Stiles, por el amor de Dios, deja de preguntar lo mismo cada dos segundos. No, Derek no es el Alfa, por ende, él no fue quien nos mordió. —Lo soltó y siguió su camino para buscar su bicicleta.

—Sí, bien, lo entiendo. Pero...

—¿Pero qué? —Volteó a verlo otra vez, cruzándose de brazos.

—Ahm, de hecho quería preguntarte si has hablado con Scott.

—¿Hablar sobre qué?

—Sobre lo que viste esa noche. —Lindsay dejó caer sus brazos a los costados y lo miró dubitativa. —No lo has hecho.

—¿Cómo quieres que lo haga? —Preguntó. —"Oye, Scott, esa noche que nos mordieron en realidad querían matarte, pero lo impedí. De nada".

—De hecho, suena muy tú. Podrías intentarlo.

—¿Es en serio? —Enarcó una ceja. Stiles le sonrió. —Bueno, en realidad... Había pensado en hablarlo con Derek.

—Sí, a lo mejor... Espera, ¿Qué? —Procesó las palabras de la melliza, y fue su turno ahora de tomarla por los hombros. —¿Estás loca? Derek es malo. Derek puede ser un asesino. Aún no descarto mis posibilidades de que él sea el Alfa.

Lindsay quitó las manos de Stiles de sus hombros —No, no estoy loca, y sé que es malo... O eso creo. Pero talvez él es el único que puede ayudarme con estas preguntas, Stiles. Además, no es lo único que tengo para preguntarle.

—¿Qué es lo otro?

—Algo de... Lo que no quiero hablar ahora, ¿Sí? —Él asintió aceptando. —Bien, nos veremos luego.

—Adiós.

Stiles siguió su camino al estacionamiento, y Lindsay solo caminó unos pasos más hasta llegar al lugar donde su bicicleta estaba. Como antes dicho, las preguntas en su cabeza aún permanecían sin respuesta, y poco a poco comenzaban a aumentar cada vez más con las apariciones de víctimas, y/o de cazadores. Derek podría responder algunas de ellas, pues últimamente parecía ser el más sabio en conocimientos sobrenaturales, pero también que Derek sabía algo que la involucraba a ella directamente.

Lindsay era fácil de leer. Sus expresiones, acciones, pensamientos eran muy obvios una vez que la conocías. Y odiaba su propia mentalidad. Pero talvez, aquello era lo único que podría darle una ventaja, y así, ganarle a los misterios de lo sobrenatural. Derek mismo lo dijo. El Alfa los buscaba a ambos. Pero más la buscaba a ella.

¿Por qué? ¿Por qué conflictuar más su vida de lo que ya se encontraba? Solo quería volver a la normalidad. Regresar en el tiempo y prohibir tanto a Scott como a Stiles, ir a ese bosque y buscar un estúpido cuerpo. Solo... Solo quería volver a ser Lindsay.

Stiles llegó hasta su Jeep, que se encontraba en el estacionamiento, y listo para llevarlo a casa. Entró, cerró la puerta, tiró su mochila a los asientos traseros, y colocó la llave para poder encenderlo. Hizo marcha atrás y se dedicó a salir de los terrenos de la preparatoria, cuando una persona apareció en frente, obligándolo a detenerse abruptamente.

Cuando se dio cuenta de quién se trataba, un poco de miedo lo invadió. Pero desapareció de golpe cuando Derek cayó al suelo, completamente debilitado. Los autos detrás del Jeep comenzaron a tocar las bocinas desesperados para hacer que se moviera. Los mellizos, quienes no estaban muy lejos del lugar, escucharon aquello y miraron en su dirección.

—¿Por qué no se mueve de ahí? —Lindsay interrogó colocando su mano en la frente, a modo de visor, para cubrirse del sol y poder ver bien.

—Me pareció ver a alguien caer.

—Deja vú. —Acotó Lindsay recordando la noche anterior donde ella dijo algo medianamente parecido. —Yo no veo a nadie. ¡Vaya! Otro deja vú.

—Ven, vamos —La tomó de la mano y corrieron en dirección al Jeep de Stiles. —Ay Dios... —Exclamó con sorpresa al ver al hombre lobo tirado en el suelo.

—No puede ser... ¿Está vivo? —Lindsay preguntó con un poco de pánico. Lo tocó levemente con el pie como si fuera una cosa cualquiera.

—Debe ser una broma... Aparece en todos lados. —Comentó el chico viendo a los mellizos intentar ayudar al hombre lobo. Bueno, al mellizo intentar ayudar a Derek, pues Lindsay aún seguía comprobando el estado moribundo del Hale.

—¿Qué haces aquí? —Scott preguntó hacia el hombre lobo.

—Me dispararon.

Lindsay golpeó levemente a Scott. —Sabía que había visto a alguien caer esa noche. —Volvió a enfocar su mirada en Derek —Oye, no te ves muy bien... —Se agachó a su nivel. —Si te dispararon, ¿Por qué no estás sanando? ¿No es eso lo que supuestamente hacemos?

—Sí, pero esta fue un tipo de bala diferente. —Respondió entre quejidos.

—¿Fue una bala de plata? —Stiles preguntó sorprendido por los mitos que parecían ser reales.

—No, idiota.

—A eso se refería la loca con las cuarenta y ocho horas. —Lindsay chasqueó los dedos, y miró a Scott.

—¿Qué? ¿Quién dijo que tenía cuarenta y ocho horas? —El lobo enfocó su débil mirada en la chica.

—La que te disparó.

Derek apartó la mirada cuando sintió el dolor intensificarse cada vez más. Sus ojos se tornaron de un azul eléctrico, y apenas podía respirar.

—¿Qué estás haciendo, Derek? Detente. —Scott intentó calmarlo, o sino quedaría a la exposición de todos los adolescentes posibles.

—Eso intento decirte. No puedo.

—Bien, hagamos esto de una buena vez. —Lindsay se reincorporó y miró a Scott quien también estaba agachado al nivel de Derek —Ayudémoslo a levantarse. Todas estas miradas comienzan a molestarme.

—¿Cómo quieres hacerlo?

—No lo sé... Tómalo por ese lado, yo por este, y lo subimos al Jeep de Stiles. —Ideó mientras los bocinazos seguían pitando en sus oídos sobrenaturales.

—¿Qué? ¿Por qué a mi Jeep? —Cuestionó el humano.

—Stiles, no es momento.

Los mellizos tomaron a Derek por los brazos y los cruzaron por sobre sus hombros para poder ayudarlo a llegar hasta la parte trasera del vehículo del chico Stilinski. Este lo miró con una mueca de asco por su situación y rezó para que no vomitara en su preciado Jeep.

—Necesito saber qué tipo de bala usaron —Derek informó una vez dentro.

—¿Cómo se supone que lo sabré? —Scott le contestó.

—Es una Argent. Está con ellos.

—Si no detienen los malditos bocinazos, comenzaré a asesinarlos uno por uno. —Lindsay tapó uno de sus oídos pues comenzaban a afectarle poco a poco.

—Oye, ¿Estás bien? —Stiles colocó una mano sobre su hombro.

—Sí, solo... —Pareció controlar el dolor de sus oídos, apaciguando el zumbido provocado por las bocinas. —Olvídalo... —Miró a Derek —¿Por qué debemos ayudarte?

—Porque me necesitan. Me necesitas. —La miró abriendo los ojos y alzando una ceja.

—¿Cómo sabes...?

—Lo sé. Por eso no puedes dejarme morir. ¿Quieres respuestas, Lindsay? Tienes que ayudarme entonces.

—No entiendo... —Scott agregó. —¿Respuestas de qué? ¿Por qué lo necesitas?

—Prometo que cuando sea el momento te lo diré, hermano. Pero ahora necesitamos ayudarlo, ¿Sí?

—Bien. Lo intentaré.

—Genial. Irás a la casa de Allison esta tarde, ¿Verdad? —Asintió. —Sabemos que es una Argent porque le dijo "hermanito" a Argent. Ah, y porque Derek lo confirmó. Así que puedes buscar esa bala.

—¿Y si no la encuentro?

—Sé que lo harás...

Quedó pensativo unos segundos. —Bien. Pero tú ve con ellos. No confío en dejar a Derek a solas con Stiles.

—Se está muriendo, no creo que le haga nada. —Derek levantó la vista y la miró —¿Qué? ¿Acaso me equivoco?

—Lindsay, por favor. —Scott rogó.

—Bien. ¿Qué haré con mi bicicleta?

—Nadie le hará nada.

—Si me la roban, usaré la tuya hasta que me compres una nueva. —Ella dijo adentrándose al Jeep.

—Sí, lo que digas. Ahora, llévenselo de aquí.

—Te odio tanto por esto —Stiles añadió mirando a Scott.

—Ya deja de quejarte. Y avanza antes de que alguien decida venir a ver el escándalo. —Ordenó Lindsay y Stiles le obedeció.

Encendió el Jeep y se alejaron dejando la vía libre para los demás conductores desesperados por salir de los terrenos de aquella preparatoria.

—Hola. —Allison se acercó a Scott. Logró ver de reojo a Derek sobre el Jeep, por lo que no se abstuvo de preguntarle sobre él. —¿Qué hacía aquí?

—Stiles lo llevará a su casa... Larga historia.

—Pensé que habías dicho que no eran amigos.

—No, no en realidad. —Respondió sin mucha importancia y para no generar más preguntas y confusión. —Vamos a estudiar, ¿Verdad? Así que... ¿Te veo en tu casa?

—Sí...

—Bien, adiós.

Scott aprovechó aquel momento para darle un beso en la mejilla y salir corriendo a buscar su bicicleta para comenzar a emprender viaje a lo de Allison. Entre la desesperación del momento, logró ver a Jackson con la mirada clavada en él. Aquel chico poco a poco comenzaba a dudar cada vez más sobre las verdaderas intenciones del McCall. Y a partir de ese momento, nada ni nadie le impediría descubrir la verdad.

El tiempo que el mellizo implementó pedaleando hasta la casa de Allison fue casi un récord. Aunque también podía acreditárselo a su reciente adquisición de velocidad a causa de ser un hombre lobo. Allison llegó al mismo tiempo y frunció el ceño al ver a Scott llegar. Éste la saludó con la mano, y la Argent bajó del vehículo con un par de preguntas en su mente.

—¿Cómo es que llegaste al mismo tiempo? —Le preguntó ella.

—Sí, am... Tomé un atajo —Respondió —. Un muy buen atajo.

—¿Qué pasa contigo hoy? Estás actuado muy extraño. —Preguntó otra vez mientras ambos se acercaron a la puerta de entrada.

—Solo estoy... Estresado por las clases —Apoyó la bicicleta en la pared. —No me está yendo muy mal.

—No me está yendo bien —Corrigió.

—Exacto.

—Tal vez deberíamos empezar con Gramática. —Allison rio y abrió la puerta. Scott se quedó parado en la entrada, admirando el interior lujoso —. Tranquilo, nadie estará durante horas. Pasa.

—Claro —Aceptó, entrando por fin a la gran residencia Argent.

Allison comenzó a subir las escaleras, y las palabras de Lindsay llegaron a la mente del mellizo. Lo invitó a pasar, no había nadie en la casa, iban a la habitación... ¿Qué faltaba? ¡Oh, sí! Aquello que perturbaría la mente de su hermana si se volvía realidad.

Tragó grueso pensando en aquello, y subió las escaleras siguiendo a la chica. Ambos entraron al cuarto y dudó en si cerrar la puerta o no, hasta que simplemente siguió su subconsciente, o mejor dicho a sus hormonas, y cerró la puerta.

—Aún sigo desempacando —Se excusó por las cajas que aún seguían por todo el cuarto.

—¿No llevas más de un mes aquí?

—Me tomo mi tiempo.

Scott dejó su mochila y chaqueta en la cama, mientras que Allison las dejó perfectamente acomodadas sobre una silla que estaba en el escritorio desordenado. Miró de reojo al mellizo y comenzó a acercarse a él, con las palabras de Lydia resonando en su cabeza. Al parecer, tanto Scott como ella, habían sido influenciados con palabras para referirse a solo estudiar.

—Pensé que podríamos empezar con Historia.

La chica Argent ignoró las palabras de Scott y colocó una de sus manos sobre su hombro, obligándolo a voltear, pues aún permanecía dándole la espalda. Apenas y Scott la miró de frente, Allison se tiró a besar sus labios. Comenzó siendo un beso tranquilo, hasta que Scott aprovechó y colocó sus manos en la cintura de ella para, ahora sí, intensificar mucho más aquel beso pasional.

La gravedad estuvo a su favor, y juntos cayeron de espaldas a la cama. Los besos continuaron entre sonrisas bobas de ambos, y poco a poco la intensidad tomó otro rumbo. Un rumbo que Lindsay y Lydia ya habían premeditado desde que ambos dijeron que iban a juntarse a estudiar.

Solo que esta vez el destino no estuvo a su disposición, y las garras de Scott salieron, obligándolo a esconderla debajo de las sábanas. La sorpresa y el miedo invadieron su rostro, creando una extraña mueca que Allison miró con extrañeza.

—¿Qué sucede? —Le preguntó.

—Nada. Solo que... No quiero que sientas que tienes que hacer algo que no quieres.

—No estoy haciendo nada que no quiero hacer —Aclaró. —¿Tú sí?

—¿En serio me preguntas eso?

Allison volvió a sonreir ante las palabras de Scott, y decidieron volver a aquel momento antes de ser interrumpidos otra vez por otro acto de hombre lobo. Solo que esta vez, el sonido de una llamada en el teléfono del chico fue lo que los interrumpió.

—¿Vas a contestar?

—Sí, talvez sea Stiles o mi hermana. Irá al buzón de voz... Alguna vez.

Volvieron a besarse, y el teléfono no paró de sonar. Así que Allison se acercó para contestar por él.

—No, espera. —La detuvo antes de que pudiera alcanzarlo. Solo que la mano que utilizó, fue la que previamente tenía garras en lugar de uñas. Para fortuna de Scott, las mismas habían desaparecido. —Sí, debería contestar...

La llamada se había cortado, pero el mensaje que Stiles le envió sí llegó a responderlo. Un mensaje donde le preguntó si por fin había logrado encontrar la bala que salvaría la vida del hombre lobo.

Mientras tanto, en alguna calle de Beacon Hills, Stiles condujo el Jeep en la espera de que el mensaje del mellizo llegara. Lindsay permaneció con la mirada analizante sobre el hombre lobo, y con una mueca de asco en su rostro. Derek realmente se veía pésimo.

El teléfono del chico Stilinski volvió a sonar recibiendo un simple; "Necesito más tiempo", por parte de Scott. Arrojó el teléfono por ahí, y soltó un bufido.

—¡Maldición! —Exclamó. —Oye, intenta no desangrarte en mi asiento, ¿Quieres? Ya casi llegamos —Miró a Derek por el espejo retrovisor.

—¿A dónde? —Preguntó el hombre lobo.

—A tu casa.

—¿Qué? No pueden llevarme ahí. —Habló con el poco aire en sus pulmones.

—¿No podemos llevarte a tu casa? —Lindsay preguntó girando su cuerpo para verlo.

—No puedo protegerme ahí.

—Sí, Derek, como si ahora pudieras protegerte en algún lado —Ella respondió obvia. Stiles estacionó a un lado del camino.

—¿Qué pasa si Scott no encuentra tu bala mágica? ¿Te morirás?

—Pagaría mucho por ver eso. —Derek la miró y gruñó —Tranquilo, Fido, era una broma. Entonces, ¿Te morirás?

—Aún no. Tengo un último recurso.

—¿A qué te refieres? ¿Último recurso? —Stiles preguntó desesperado. Derek levantó la manga de su camiseta y un orificio con un líquido rojo corriendo de este se dejó ver. —Por Dios... ¿Qué es eso? —Tapó su rostro, ya que la sangre podría darle nauseas o llegar a desmayarlo. —¿Es contagioso? ¿Sabes qué? Deberías bajarte.

—Wow... Eso se ve... Sí, se ve horrible. En definitiva, te morirás. —Dedujo la melliza.

—Si me muerto, tú no recibirás las respuestas que quieres —Miró a Lindsay —, así que tú —Miró esta vez a Stiles —, enciende el auto. Ahora. —Ordenó.

—Escucha, no creo que debas estar dando órdenes así como te ves, ¿Sí? —Enfrentó el chico. —De hecho, creo que si quisiera podría dejar tu trasero de hombre lobo justo a la mitad del camino y dejarte morir.

—Enciende el auto o te abriré la garganta con mis dientes. —Lo amenazó.

Stiles mantuvo unos segundos la mirada sobre él, y sin decir ni una palabra más, encendió el Jeep para comenzar, otra vez, a recorrer las calles de Beacon Hills. Lindsay ocultó una sonrisa después de ver al chico obedecer las órdenes de Derek y evitar que su vida corriera peligro.

Y, muy en el fondo, sí quería salvar a Derek. Al menos, mantenerlo vivo hasta conseguir las respuestas que necesitaba. ¿Después? Después Derek podría hacer todo lo que su trasero de hombre lobo quisiera.









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La pasión que Allison y Scott habían tenido, ya había desaparecido después de tantas interrupciones por parte del chico y su teléfono.

—Lo siento, ya se está apagando —Se disculpó, y su mirada se desvió a una foto que la chica tenía en una de las cajas que aún no había desempacado —¿Quién es?

—Es la hermana de mi papá, Kate. Pero es como una hermana para mí. —Explicó a su lado. —Llegó anoche.

—¿Anoche?

—Sí —Afirmó —. Tuvo un problema con su auto. Creo.

—Se me hace conocida... —Agregó aun observando la foto.

—Antes vivía en Beacon Hills. Quizá la viste alguna vez.

Scott le entregó el cuadro a Allison y ésta lo observó con una sonrisa. Tenía un gran apego a su tía. La consideraba su tía favorita, por no decir la única. Scott volvió a distraerse con otras fotografías dentro de la misma caja.

—¿Tú las tomaste?

—Cuando pensé que era fotógrafa.

—Son buenas. —Halagó.

—No, no es cierto. Lo dejé cuando me di cuenta que era mala. Fuera de cuadro, mala iluminación. Créeme, no son buenas. —Explicó otra vez, mientras Scott sacó unos dibujos hechos en acuarela —Fue cuando me interesaba la pintura. Mala también. —Continuó con un cuaderno de poesía —Fue cuando intenté con poesía. La palabra mala no se acerca a describir como era.

—¿Y en qué no eres mala?

—Te lo mostraré si prometes no reírte. —Scott asintió y dejaron todo de lado para bajar y entrar al garage, donde unas cajas también se encontraban guardadas. —Fui seleccionada nacional cuando era niña, y mi papá quería que siguiera, pero no sé. En realidad, no me gustaba. ¿Prometes no reírte?

—Lo prometo. —Habló medio distraído observando todo a su alrededor. Sintió a Allison moverse frente a él, y la observó. —¿Qué diablos es eso? —Preguntó con miedo y retrocediendo hacia atrás.

—Un arco compuesto, y estoy segura que necesita una flecha para ser peligroso. —Aclaró ella aún apuntando a Scott con el arco.

—Así que eres buena en eso. Tiro con arco. —Reafirmó sus palabras más para mentalizarse él mismo.

Allison volvió a guardar el arco —Dijiste que no te reirías.

—Créeme que... —Scott se desconcentró al ver un apartado lleno de armas —No me estoy riendo. —Se acercó a pasos lentos a aquella pequeña armería en la casa Argent.

—Creo que debería explicarlo. —Siguió los pasos de Scott, acercándose a la reja que separaba el garage de las armas. —No somos una loca familia separatista. Mi papá vende armas para la policía.

—Oh, qué bueno... —Tragó saliva con dificultad al preguntar lo siguiente —¿Y planeas... unirte al negocio familiar?

—No lo sé, tú dime. ¿Me veo atractiva con un arma? —Lo atrajo hasta ella.

—Mejor sin arma...

Sonrió de lado y se acercó al rostro de la chica para poder depositar un beso en sus labios. La idea de ver a Allison como una cazadora de hombres lobo se ocultó en lo más recóndito de su mente. No quería ni solo imaginarlo si algún día aquello se hacía realidad.

Escucharon la puerta del garage abrirse, y corrieron a esconderse detrás de otra camioneta que estaba estacionada con anterioridad dentro del mismo. Un par de voces comenzaron a hacerse más audibles poco a poco.

—Oye, Chris, sal de los años cincuenta y ayúdame con las compras. —Scott reconoció aquella como la voz de Kate Argent.

—¡Ahora voy! —Respondió el Argent mayor. Éste dejó una caja con las demás y se acercó a la camioneta donde los amantes se encontraban escondidos. —¿Podrían ayudarme?

—Sí, claro. —Allison contestó.

—No hay problema. —Scott respondió después.

—Genial. —Argent sonrió, pero volvió a su seriedad rápidamente.

Los dos salieron del escondite detrás de la camioneta, y salieron al exterior para ayudar a bajar las compras tal cual Chris les ordenó. Scott tomó una de las bolsas y caminó hasta la entrada con la mirada del Argent sobre él. Tragó saliva cuando estuvo en frente del mismo, y éste tomó la bolsa agradeciéndole en el proceso. Un mensaje llegó al teléfono del chico y rezó para que fuera uno de Stiles y salir de ahí antes de que Chris decidiera usar una de sus armas en contra de él.

"Derek no se ve bien". Fue lo que pudo leer antes de que Allison llegara a su lado, impidiéndole poder escribir una respuesta.

—¿Aún quieres estudiar? —Scott le preguntó, apartando la mirada del teléfono.

—Creo que se concentra mejor sola. —Interrumpió Argent.

—¿Te veo después? —Volvió a preguntarle.

—En la escuela. —Argent interrumpió, otra vez. Allison iba a despedirse de Scott, pero Chris habló —Ey, tú a tu bicicleta, y tú adentro.

—Ay, por favor, Chris. ¿En serio? —Kate se posicionó a un lado de su hermano —. Se estaban besando en la cochera, no grabando pornografía amateurs. —Sonrió mirando a Allison, y después la desvió a Scott. —Tú, adorables ojos cafés, deja tu bicicleta. Te quedarás a cenar. —Kate se adentró a la casa seguida por Allison, quien colocó una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

Chris mantuvo la mirada en Scott, y él igual, analizando cada movimientos del otro. Sin ninguna mueca en el rostro, Chris decidió hablar.

—¿Comes carne? —Le preguntó. El adolescente asintió, acercándose a él para poder ir al interior de la casa.

—¿No le molesta?

—En realidad, no. —Colocó una mano sobre el hombro de Scott. —Nos da la oportunidad de conocernos. —Sonrió con algo de falsedad. Y juntos se adentraron por fin a la casa.

¿Qué podría pasar en una cena con un hombre lobo y un cazador? Nada bueno, eso estaba seguro.

Ey, aquí les traigo un nuevo capitulo recién salido de Word. Es un poco corto, pero interesante. Me imaginé a Derek escuchando la conversación de Allison y Lydia tipo: 👁👄👁

Pregunta, ¿Cuáles creen que serán las respuestas que Derek le dará a Lindsay? Créanme que no yo sé qué le dirá. Todo surge mientras escribo jajakash. *ríe para no llorar*

Bueno, la verdad que no tengo mucho para decir, solo que espero les éste gustando la historia tanto como a mí. O sea, es Teen Wolf. ¿A quién no le gusta? En fin, gracias por leer y nos leemos en el siguiente capítulo. Les deseo lo mejor y recuerden, no salgan de noche o un hombre lobo los puede morder.

palabras; 6017 

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