𝟬𝟬𝟱 ☽┆ the dreams comes true
٭ chapter five ٭
⋅•⋅⊰∙∘☽ ❝Los sueños se hacen realidad❞ ☾∘∙⊱⋅•⋅
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Scott salió por las puertas delanteras de la preparatoria Beacon con Allison sujetando su mano. La oscuridad inundó el estacionamiento, volviéndolo un ambiente privado y muy reservado para ambos adolescentes enamorados. Entre risas y varios shh, que iban dirigidos a la chica por parte del hombre lobo, llegaron hasta uno de los autobuses escolares. Que claramente no era vigilado por nadie, creando ese lugar perfecto para las ideas próximas dentro de la mente de Scott.
-Vamos...
-¿A dónde quieres ir? -Allison preguntó en total desconcierto y una sonrisa en su rostro.
-A un lugar para estar a solas.
-Ya estamos solos. -Recordó la chica, regalándole otra de sus sonrisas encantadoras.
-Pero todavía más... -Sonrió en respuesta, y abrió la puerta de uno de los autobuses -Adelante.
Scott volvió a tomar la mano de Allison y juntos subieron al autobús que se volvería su principal lugar privado los próximos minutos, u horas... Entre las sonrisas dedicadas para el otro, tomaron asiento casi al fondo del autobús. Uno frente al otro. Aquel momento pareció perfecto para ambos. No había necesidad de decir absolutamente nada, las miradas prácticamente lo decían todo. Todo lo que querían del otro, todo lo que deseaban del otro, todo lo que querían hacer con el otro.
Cuando las señales fueron captadas por el hombre lobo, éste se acercó a la chica con pasos lentos. Allison levantó la mirada para verlo desde su altura, y sonrió ladinamente cuando Scott se acercó mucho más a ella, y uniendo sus labios en un delicado beso. Que prontamente comenzaría a subir de tono. Tanto así, como el ambiente que se había formado entre ambos. Ya no era tranquilo y cálido. Ahora se había tornado lujurioso, siendo ambos absorbidos por la burbuja de pasión que sus cuerpos comenzaban a sentir.
La mano de Scott subió hasta el pecho de Allison y comenzó a desabrochar los botones de la camisa que la chica llevaba puesta en ese momento. Allison volvió a sonreír tras las acciones que el hombre lobo estaba tomando. Scott dejó de besar los dulces labios de Allison y pasó a besar su cuello. Aferró una de sus manos al respaldar del asiento, pero en ese momento, supo que todo comenzaría a ir en contra de todos sus instintos de autocontrol.
La mano que se aferró al asiento delantero de donde ambos estaban, había dejado salir las garras características del hombre lobo. Claro que no lo había hecho por voluntad propia. Apenas y tenía control de sí mismo cuando la luna llena salía.
-¿Qué sucede? -Allison preguntó con la respiración algo descontrolada, y después de que Scott se alejara un poco de ella.
Ahora fue turno de Scott de dejar salir aquellas respiraciones agitadas. Y no era por la excitación del momento, todo lo contrario. Como había pasado la noche de luna llena, y como había pasado durante el partido de Lacrosse, estaba comenzando a descontrolarse. A sentir cada uno de los síntomas del hombre lobo. Le dio la espalda a la chica, y aún con la voz agitada, murmuró apenas.
-Aléjate...
-¿Scott? -Allison también se levantó del asiento y quiso ayudarlo.
-Aléjate de mí -Gruñó el hombre lobo, ahora ya transformado en su totalidad.
Allison apenas pudo formular alguna palabra ante la imagen del hombre lobo frente a ella. Todo era irreal. Un mal sueño creado en la realidad. Quiso correr lejos de aquella faceta de Scott, que solo por ese momento había catalogado como monstruo. Pero el hombre lobo, con los instintos más despiertos que nunca, tomaron la delantera y logró tomar a Allison del tobillo para arrastrarla por todo el sucio suelo de ese pequeño autobús. Las cuerdas vocales de Allison no esperaron y soltaron un grito ante el arrastre que ocasionó varios golpes en su cuerpo.
La chica Argent intentó sostenerse de los barrotes que sostenían los asientos al suelo, pero la fuerza del hombre lobo sin duda era superior a la suya. Su nariz comenzó a derramar sangre debido a los golpes, y cuando logró voltearse para ver al chico transformado en una criatura de la noche, esta le metió una patada en medio del pecho que lo mandó literalmente a volar y quedar estrellado contra la pared trasera del autobús.
Allison aprovechó aquel momento de debilidad del lobo y corrió hasta adelante para escapar de sus peligrosas garras. Pero otra vez, el destino estuvo en su contra. La puerta del autobús no se abrió. Apenas y se movió cuando aplicó presión entre la abertura para poder liberarse. Su mente maquinó alguna idea para refugiarse, pero su lado consiente solo pensó en que iba a morir. Que iba a morir a manos del chico que había logrado cautivar su corazón.
Las lágrimas inundaron sus ojos. Quiso rendirse, pero soltó un último suspiro para volver a la pelea y salir de una buena vez de aquel autobús. Miró para la parte trasera, donde Scott había logrado reincorporarse y ahora tenía uno de los asientos en sus manos, que prácticamente arrancó del suelo del autobús. Lo lanzó en su dirección. Allison lo esquivó a duras penas, y más golpes aparecieron en su rostro cuando cayó otra vez al suelo. Ya no había tiempo. Estaba entre las garras y la pared.
Sus manos lograron atravesar por un pequeño hueco creado en la abertura de la puerta. Volvió a aplicar presión en la misma para abrirla en su totalidad. Las hendiduras quedaron cubiertas de sangre, debido a todos los golpes en su cuerpo, y manos. Cuando creyó ver un alo de esperanza, una mano cubrió por completo su boca y la volvió a adentrar al autobús. Ahora sí. Su destino final estaba escrito. Simplemente moriría.
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-¿La mataste? -Stiles le preguntó cuando ambos amigos entraron a la preparatoria Beacon.
-No lo sé. Solo desperté -Scott respondió. Al parecer había tenido un sueño muy perturbador en donde él se transformó en lobo e intentó matar a Allison. -Sudaba como loco y no podía respirar. Jamás había tenido un sueño como ese.
-¿En serio? -El chico Stilinski enarcó una ceja. -Yo sí, pero terminan diferentes.
-A, nunca había tenido un sueño tan real. Y, B, no me vuelvas a dar detalles de ti en la cama.
-¿Detalles de quién o qué en la cama? -Lindsay interrumpió la conversación, llegando a un lado de ellos.
-Detalles de Stiles en la cama -Scott respondió sin mucho lujo de detalles.
-¡Ey, Stilinski, al fin dejaste de ser virgen! -Exclamó su mejor amiga.
-De hecho, no... -Contestó él algo avergonzado -Son sueños...
-Qué asco. ¿En serio tienes sueños así? -Stiles asintió. -Retiro lo dicho sobre tu virginidad.
-¿Ah, sí? Pues mira quién lo dice -El joven Stilinski miró fijamente y con una mueca de burla a la joven McCall.
-Oigan, ¿Podemos dejar de hablar sobre eso en el pasillo de la escuela? -Scott pidió.
-Okey, bien. Volviendo a tu tema con Allison...
-¿Qué tema con Allison? -Volvió a preguntar Lindsay.
-Scott soñó que mataba a Allison.
-¿Ah sí? Yo sueño con eso todo el tiempo... -Los dos la miraron, algo confundidos -. Sí, sueño que mato a Stiles porque alguien robó mi almuerzo.
-¿Por qué a mí?
-Porque tú eres el que está cerca mío cuando ocurre -Ella le respondió alzando los hombros.
-Recuérdame no estar cerca de ella el día que alguien decida robar su almuerzo -Stiles susurró a Scott. -Espera, ¿Sueñas conmigo? -Alzó una ceja mirándola.
-Sí. ¿Tienes algún problema con eso? -Lindsay se acercó a él hasta acorralarlo entre los casilleros.
-Yo... Em... No... -Contestó nervioso.
Lindsay soltó una gran carcajada -Deberías ver tu cara, porque te ves ridículo -Lindsay se alejó de él -. Cambia la cara, Stiles. No sueño contigo.
-Ya quisieras tener ese placer -Stiles le respondió para luego mirar a Scott -Ahora sí, volviendo a lo de Allison. Yo creo que...
-No. Ya sé lo que vas a decir -Scott lo interrumpió -. Crees que tiene que ver con que mañana saldré con Allison. Que perderé el control y que la mataré.
-No, claro que no -Stiles añadió y Scott lo miró alzando una ceja -Sí, claro que es eso. Oye, estarás bien.
-Sí. Stiles tiene razón. Y muy pocas veces eso ocurre. -Lindsay señaló al chico.
-Gracias por el cumplido -Él contestó.
-No te acostumbres.
-Personalmente creo que estás manejando muy bien la situación. ¿Sabes? No existe una clase de licantropía para principiantes. -Stiles continuó con el apoyo al hombre lobo.
-No hay clases, pero un maestro sí. -Scott agregó.
-¿Quién? ¿Derek? -Stiles preguntó rápidamente. El chico asintió, y Stilinski le dio un golpe detrás de la cabeza -¿Olvidas la parte donde lo enviamos a prisión?
Lindsay le dio un golpe detrás de la cabeza a Stiles -No golpees a mi hermano, yo sola puedo hacer eso... -Formó una fina línea con sus labios -Y respecto a Derek, no creo que sea mala idea.
-Genial. Tengo de mejores amigos a dos completos lunáticos.
-Derek nos odia de seguro, pero perseguir a Allison, llevarla al autobús... Se sintió muy real... -Los recuerdos de ese sueño volvieron a instalarse en la cabeza de Scott.
-¿Cómo que real?
-Como si hubiera pasado.
Lindsay, quien iba delante de ellos, abrió las puertas de salida hacia el estacionamiento y al dar un paso fuera, quedó petrificada. Su sonrisa desapareció y una mueca de preocupación y horror se instaló en ella. Scott y Stiles llegaron a su lado, y al notar su semblante completamente en pánico, siguieron la mirada de la chica. Topándose por supuesto con todo un autobús escolar destruido, cubierto de sangre, y policías rodeándolo y analizando cada ángulo del vehículo.
-Creo que sí lo fue... -Stiles dijo mirando a Scott.
Scott, muy nervioso y preocupado, entró nuevamente a la escuela con su hermana y amigo persiguiéndolo e intentando calmarlo. La desesperación emanó del adolescente como si fuera una reacción típica de su sistema. El miedo también lo invadió e intentó buscar a Allison por cada rincón de la preparatoria. ¿Y si el sueño había sido real? ¿Y si todo lo que creyó hacer con Allison, en realidad había pasado? Su descontrol, los golpes a la chica, la sangre recorrer su cuerpo, la matanza dentro del autobús... Lo único en su cabeza ahora era encontrar a la chica y asegurarse de que todo estaba bien. De que nada había sido real, y que Allison no había sido asesinada por un cruel y monstruoso hombre lobo.
-Ella debe estar bien -Lindsay trató de calmarlo. La preocupación había comenzado también a invadirla a ella. Como si todo estuviera conectado con él.
-No responde mis mensajes, Lindsay -Scott le contestó aún más preocupado.
-Podría ser una coincidencia -Stiles también trató de calmarlo -. Una increíble y sorprendente coincidencia. -Aunque no era de mucha ayuda en realidad.
-Ayúdenme a encontrarla, ¿Sí?
El control de ira del hombre lobo no jugó a su favor. La preocupación por encontrar sana y salva a la chica sin duda era mucho más importante. Observó a su alrededor volteando a cada esquina, a cada persona, a cada casillero, pero no logró toparse con Allison. Cualquier externo pensaría que estaba totalmente desquiciado. O eso fue lo que pasó por la mente de Lindsay cuando lo vio girar la cabeza tal cual la niña de la película del Exorcista.
Tomó por los hombros a su hermano cuando éste se apoyó contra uno de los casilleros, pero se alejó de él por inercia cuando plantó un fuerte golpe a la puerta del mismo. El pobre casillero quedó con su puerta abollada e imposible de cerrar. Pobre del dueño de ese casillero.
-Oye, Scott... -Lindsay volvió a tocar levemente su hombro, para que éste pudiera mirarla. -Scott... Ya, tranquilo.
Los orbes amarillos del chico desaparecieron después de sentir el delicado tacto de su melliza. Alguien que al parecer también funcionaba muy bien como medidora de paz en su lobo interior. Relajó los hombros que se notaban muy tensos desde el exterior y soltó un gran suspiro para después dirigirle una mirada de paz a Lindsay. Ella asintió y le sonrió en respuesta.
Scott dio un paso adelante y cuando giró por el pasillo a su lado, alguien chocó con él. Los libros cayeron al suelo, y sintió más que paz cuando la voz de Allison llegó hasta sus oídos.
-Me diste un buen susto -Habló la nombrada, mientras se agachó a recoger los libros del suelo.
-Estás bien -Las palabras del chico salieron más en afirmación que para pregunta. Aunque solo lo dijo para seguridad propia de que todo ahora estaba bien.
-Cuando mi corazón vuelva a latir, sí. -Allison rio, y notó la mirada intensa de Scott en ella -¿Qué?
-Estoy feliz...
-"Atención estudiantes, les habla el director" -Los altavoces reprodujeron una voz externa a la de ellos. -"Sé que todos se preguntan acerca del incidente que sucedió anoche en uno de los autobuses. Pero mientras la policía trabaja para investigar lo ocurrido, las clases seguirán como siempre. Gracias".
-Vaya... Hay un autobús cubierto de sangre y uno tiene que continuar estudiando. Hermoso. -Lindsay pronunció luego de escuchar las palabras del director. -Hola, Ally.
-Lin, hola. -Saludó con su sonrisa habitual. -¿Cómo estás?
-Estupenda. Me alegra no haber sido la que estuvo dentro de ese autobús anoche. -Dijo con clara indirecta al sueño de su hermano.
-Ah, sí... Eso creo... -Sonrió media confundida en su dirección, y volteó otra vez a ver a Scott -¿Almorzamos juntos?
-Sí...
-Y como siempre, tú también estás invitada. -Miró a Lindsay y esta asintió en agradecimiento. Allison retomó su camino a una de las clases.
-Esa chica es realmente amable... -Murmuró. -De acuerdo, hora de irnos. -Dio media vuelta, y la sonrisa en su rostro volvió a ensancharse. -Uy, hermano... Mala elección de casillero.
-¿Qué? ¿De qué hablas?
Lindsay señaló discretamente con su dedo al frente, y aquel casillero que Scott prácticamente destruyó, pertenecía nada más ni nada menos que a Jackson Whittemore. Lindsay trató de esconder una carcajada cuando lo vio arreglar la puerta del compartimiento, y solo viendo que esta volvía a caerse. El chico notó la mirada en él y volteó a los hermanos.
-¿Qué están viendo, imbéciles?
-¿Quieres que te conteste? -Lindsay respondió.
Y antes de que la melliza pudiera continuar con los insultos al chico, Scott la tomó de los hombros y la alejó de ahí. No era buen momento para seguir aumentando la ira de Jackson en ellos. Bueno, en él en especial.
El timbre sonó, y eso indicó la hora de una nueva clase. La clase con el profesor Harris. Las clases que la mayoría de personas en la escuela Beacon Hills odiaban, ya que este profesor no era el favorito de muchos. No era el favorito de nadie, mejor dicho. Scott y Stiles no eran unos de los alumnos ejemplares en sus clases, ni mucho menos los más felices en sus horas. Harris, en cierto modo, les tenía un odio que no se podía explicar. En cambio, Lindsay, sabía sobrellevar sus clases. Aunque fuera la melliza de Scott, Harris solía dejar aquel parentesco de lado, y solo halagar el cerebro de la chica, hasta cierto punto. Pues ella también era una bomba de tiempo en esa clase. Como ya mencionado, no era la clase favorita de nadie.
Stiles estaba sentado detrás de Scott, mientras que los mellizos compartieron mesa delante del primero mencionado. Harris estaba de espalda a ellos, escribiendo algunas fórmulas científicas en el pizarrón. Dándole total libertad a los amigos para poder hablar sobre lo que en verdad pasó en el sueño de Scott, y si en verdad había sido un sueño.
-Talvez era mi sangre en la puerta -Scott trató de buscar soluciones al accidente del autobús destruido.
-Puede ser sangre de animal. Ya sabes, quizá atrapaste un conejo. -Stiles pensó, mirándolo de frente ya que el chico se había volteado a verlo.
-¿Y qué le hice?
-Lo asesinaste brutalmente -Agregó Lindsay sin voltear a verlo. Solo fijó su mirada en las hojas del cuaderno. -Y luego lo comiste.
-¿Crudo? -Volteó a mirarla, casi paranoico.
-No, te detuviste a cocinarlo en un horno de hombre lobo -Stiles le respondió con su usual nivel de sarcasmo, provocando que Scott volviera a verlo -. No lo sé. Tú eres el que no recuerda nada.
-Señor Stilinski -Harris lo llamó.
-Ya valiste... -Lindsay murmuró.
-Si esa es su idea de hablar con susurros, talvez debería dejar de usar audífonos de vez en cuando. -Harris continuó con el regaño, y Stiles no supo qué responder. -Creo que a usted y al señor McCall le vendría bien un poco de distancia.
-No.
Harris ignoró la negación del chico y señaló con su dedo las nuevas ubicaciones de Scott y Stiles. Ellos recogieron sus cosas y caminaron hasta sus nuevos lugares.
-Y háganme saber si la ansiedad por la separación es mucha.
Scott tomó asiento un par de mesas alejado de su melliza y cerca de la mesa de Jackson. Mientras que a Stiles literalmente lo colocó en el lugar previo de Scott. Sí, a un lado de Lindsay.
-¿Me aleja de un McCall y me acerca a otro? -Stiles preguntó.
-Ese McCall -Señaló a Scott -, no tiene ni un gramo de inteligencia en su sistema. Y esa McCall -Ahora señaló a Lindsay -, bueno, ella logra pasar el "Supera las expectativas". Así que no le vendría mal absorber algo de su inteligencia.
-Es lindo saber que le agrado, profesor -Lindsay respondió cuando Harris la miró. Él solo alzó una ceja sin ninguna mueca en su rostro. -Siempre tan expresivo...
-Lo odio -Murmuró Stiles a su lado.
-Todos lo odian. -Respondió ella, volviendo la vista al cuaderno.
-¡Oigan, creo que encontraron algo! -La chica que estaba sentada a un lado de Scott gritó, llamando la atención de todos en el salón.
Dos policías acompañados de dos paramédicos arrastraron una camilla, saliendo del bosque cercano a la preparatoria. Sobre la misma un cuerpo de un hombre de no más de cincuenta años podía verse. Su cuerpo estaba lleno de rasguños y su ropa ensangrentada. Lindsay pensó que aquel hombre apenas parecía con vida. Estaba casi muerto. Por no decir por completo.
-No fue un conejo. -Murmuró Scott hacia su amigo y melliza que estaban cerca de él, observando exactamente lo mismo a través de la ventana del salón.
Cuando los paramédicos se dedicaron a subir la camilla a la ambulancia, aquel hombre moribundo reaccionó, espantando tanto a los oficiales alrededor, como a los paramédicos mismos, y a los alumnos que observaron todo el show. Scott retrocedió unos pasos debido a la impresión de ver a un hombre prácticamente revivir.
-Está bien. Se levantó. -Stiles se acercó a él. Lindsay permaneció entre el gentío de alumnos. No se perdería por ninguna cosa aquel espectáculo. -Al menos no está muerto. Los muertos no hacen eso.
-Stiles... Yo hice eso.
Luego de la clase de Harris, la cual el hombre los obligó a prestar atención después del espectáculo del hombre moribundo, la hora del almuerzo llegó. Y con eso, las mil y un preguntas de Scott nuevamente de lo mismo. ¿Había o no atacado el autobús anoche?
Con las bandejas de comida para nada saludable que servían en la cafetería, acompañada de una botella tan diminuta que apenas albergaba una gota de agua, se sentaron en una mesa vacía. A excepción de Lindsay, quien ya estaba ahí desde mucho antes que ellos. Los miró frunciendo el ceño, pero lo volvió a la normalidad después de un segundo y solo se dedicó a degustar su almuerzo.
-Los sueños no son recuerdos. -Escuchó murmurar al humano, quien se sentó a su lado. Lo miró de reojo, mientras mordió un trozo de su sándwich.
-Entonces no fue un sueño. -Scott tomó asiento frente a ellos. -Algo pasó en la anoche y no puedo recordar.
-¿Por qué no le preguntamos a la persona que vive contigo para saber si saliste o no de tu casa?
-¿Mi mamá?
-No, Scott. -Stiles respondió un poco irritado. -A ella -Las miradas de ambos se clavaron instantáneamente en Lindsay. Quien estaba a punto de darle otra mordida a su sándwich de jamón y queso -. ¿Puedes dejar de comer? Esto es importante. -Intentó alejar la bandeja, pero Lindsay la agarró mirando con odio al chico Stilinski.
-Sí aún recuerdas mi sueño, Stiles... Será mejor que sueltes la bandeja -Lindsay lo miró desafiante.
-Y es por eso que mejor soltaré la bandeja.
Sonrió triunfadora -Mucho mejor. Y respondiendo tu pregunta, no. No vi, ni escuché a Scott salir de casa.
-Pero tienes tu habitación al lado. ¿Cómo no oíste nada?
-Tengo el sueño pesado, ¿Sí? -Desvió la mirada del humano. -Ahora déjame comer en paz.
-Entonces, ¿Qué te asegura que Derek tenga todas las respuestas? -Volvió a mirar a su mejor amigo.
-Porque en luna llena él no cambió. Estaba en control -Explicó recordando que algunos datos de esa noche no eran de conocimiento para Stiles -. Mientras yo corría en medio de la noche atacando a un tipo inocente.
-Scott, no sabes si en realidad atacaste a ese hombre -Lindsay le aclaró -. ¿Quieres olvidar el tema de una buena vez?
-No, no lo olvidaré. Y no sé si ataqué o no a ese hombre... -Remarcó. -No puedo salir con Allison. Cancelaré.
-No, no vas a cancelar. -Stiles lo detuvo antes de hacer una locura. -No puedes cancelar toda tu vida. Lo resolveremos.
-¿Qué resolverán? -Preguntó la chica pelirroja sentándose a un lado de Scott.
Lydia Martin había aparecido sorpresivamente en la mesa de los mellizos y el mejor amigo. Lindsay la miró alzando ambas cejas en total desconcierto, mientras que Scott no quitó la mirada de ella, y Stiles tartamudeó como cada vez que la chica estaba frente a él.
-Solo la tarea... -Le contestó Scott algo nervioso y extraño por su presencia.
-¿Por qué se sentó con nosotros? -Stiles les preguntó a los hermanos en susurro.
La respuesta a la pregunta del chico no llegó, ya que más personas comenzaron a hacerse presente en esa mesa. Entre ellos Allison, que tomó asiento del otro lado vacío de Scott. Danny, quien se colocó del otro lado de Stiles, y algunos jugadores de Lacrosse que ocuparon los lugares vacíos restantes.
-A un lado -La voz de Jackson resonó. Ordenándole a un jugador que estaba sentado en el extremo de la mesa, con Lydia de un lado, y la melliza del otro.
-¿Por qué no se lo pides a Danny? -Le contestó el chico.
-Porque yo no me le quedo viendo a su novia, ni tampoco estoy cerca de ella. -Danny contraatacó al chico. Tuvo que hacer un poco su cuerpo para adelante para hablar y no ser tapado por los cuerpos de Stiles y Lindsay que estaban a su lado. Jackson empujó al chico, ocupando su lugar. Danny sonrió y volvió a hablar. -Escuché que se trata de un ataque animal. Talvez un puma.
-O un león de montaña. -Jackson agregó.
-Un puma es un león de montaña -Lydia respondió, y todas las miradas se posaron en ella. -¿No es así?
-¿Qué importa? -Respondió sin importancia el jugador de Lacrosse -El tipo es un vagabundo que morirá de cualquier manera.
-De hecho, sé quién es. Miren esto. -Stiles mostró un video en su teléfono.
-"El departamento de policía no especulará sobre detalles del incidente. Pero confirmó a la víctima, Garrison Meyers, quien sobrevivió al ataque. Meyers fue llevado a un hospital local donde permanece en condición grave". -El reportaje explicó.
-Oigan, nosotros lo conocemos -Lindsay dijo señalando a Scott y a ella misma. -Tomábamos el autobús cuando vivíamos con papá. Él era el chofer.
-¿Podemos hablar de algo más divertido, por favor? -Lydia preguntó. -Como... ¡Ah! ¿A dónde irán mañana? -Miró a Scott y Allison. -Dijiste que tú y Scott irán de paseo mañana, ¿No?
-Ahm... Estábamos pensando qué hacer -Allison respondió.
-Bien. No me quedaré en casa viendo partidos de Lacrosse, así que... -Alargó la palabra, y miró por un corto segundo a Jackson. -Si vamos a pasear todos, haremos algo divertido.
-¿Pasear? ¿Nosotros cuatro? -Scott preguntó confundido. Stiles tapó su boca con la mano para evitar soltar alguna palabra errónea y que discriminara a Scott, mientras que Lindsay apoyó su cabeza en la mesa ya cansada de las malas decisiones de su hermano. -¿Quieres pasear conmigo y con... ellos?
-Sí... Eso creo. Suena divertido. -Allison contestó.
-¿Saben qué es divertido? -Jackson preguntó. Lindsay volvió a levantar la cabeza para acomodarse bien en el lugar. -Enterrarme este tenedor en la cara.
-Pagaría millones para ver eso -Lindsay murmuró. Agradeció que el sujeto a su lado no la hubiera escuchado. Pero Stiles sonrió de lado ya que él sí lo había hecho.
-¿Qué tal bolos? -Lydia preguntó mirando a la pareja y luego a su novio. -Te gusta eso.
-Sí. Con competencia de verdad. -Jackson respondió. Stiles puso los ojos en blanco mientras tomó de la diminuta botella de agua.
-¿Cómo sabes que no somos competencia de verdad? -Allison lo miró. -Sabes jugar, ¿No? -Preguntó a Scott.
-Más o menos...
-Ay no puede ser... -Lindsay volvió a murmurar y se echó para atrás en el asiento.
-¿Más o menos, o sí? -Jackson le preguntó en desafío, acomodando sus codos sobre la mesa.
-Sí. -Contestó el mellizo con cero dudas. -De hecho, soy muy bueno.
Y en ese momento, Lindsay quiso golpear todo el rostro bonito de Scott. Era su primera salida con Allison, y el idiota había aceptado salir también con Jackson y Lydia. Por cosas como esas era que Lindsay varias veces se cuestionó si en verdad era la melliza de Scott, o había sido cambiada en el hospital, dejándola con un hermano descerebrado. Pero luego recordaba las pequeñas similitudes entre ambos, tanto en carácter como físico y personalidad, y todo volvía a la normalidad.
-¡Eres terrible en los bolos! -Stiles exclamó cuando abandonaron la cafetería. Sin duda el momento del día más extraño para Lindsay.
-¡Lo sé! Soy un idiota -Scott se lamentó por décima vez por la terrible decisión de aceptar aquel desafío en los bolos con Jackson.
-¡Dios! Era como ver un accidente. Primero iban a salir todos juntos. Y después esa frase...
-"Pasar el rato" -Lindsay agregó haciendo comillas. -¿Qué idiota usa esa frase hoy en día?
-Olvida lo de la frase -Stiles la miró de reojo -. Con una chica atractiva como Allison y Lydia no solo pasas el rato. Si lo haces, tal vez solo quieras ser su mejor amigo gay... Después tú y Danny podrían salir juntos.
-¿Qué está pasando? -Scott se preguntó a sí mismo, a punto de entrar en una crisis nerviosa -¿Maté a ese sujeto o no lo maté?
-Creo que no le agrado mucho a Danny... -Stiles siguió con aquel pensamiento.
-¿Le pedí una cita a Allison y ahora solo pasearemos?
-¿No soy atractivo para los gays?
-Los dos... ¿Pueden dejar de hacer preguntas ridículas? -Lindsay detuvo los pensamientos delirantes de ambos adolescentes. Miró a Stiles -Tú no eres atractivo ni para las personas heterosexuales. Y tú -Ahora miró a su mellizo -, deja de cuestionar toda tu existencia y solo sal con Allison. La palabra "pasear" no tiene nada de malo.
-Sí, pero... Soy titular y el capitán del equipo quiere destruirme. -Deliró otra vez. -Y ahora... Llegaremos tarde al trabajo. -Miró la hora en el teléfono y tomó de la mano a su hermana y la arrastró fuera de la escuela.
-Oigan, esperen. Scott, Lindsay...
-Lo siento, nos vemos luego -Lindsay logró decirle antes de desaparecer por completo de su vista.
-Entonces, ¿No soy atractivo para los gays? -Refunfuñó cuando vio a los mellizos atravesar la puerta de salida.
Los hermanos McCall quitaron el seguro de sus bicicletas y subieron en ellas para dirigirse lo más rápido que pudieron hasta la clínica veterinaria de Beacon Hills. Mientras Scott se apuró a llegar, Lindsay disfrutó del viento golpeando su rostro. Su cabello revoloteó detrás, y una sonrisa inundó su rostro. Amaba cada uno de esos pequeños detalles a la hora de recorrer las calles de Beacon Hills montada en la bicicleta. Aunque su mente siempre pensó en grande. Recordó el frasco arriba del escritorio en su habitación, que poco a poco estaba alcanzando la marca que ella misma dibujó.
Cada suelto, cada propina, cada centavo que encontrara, iba destinado a aquel frasco para, en un futuro, adquirir una nave mucho mejor que una simple bicicleta. Pensó en un auto, pero el sueldo aún era muy bajo como para aspirar a la grandeza. Así que solo se conformó con adquirir una motocicleta. Aquel vehículo de dos ruedas que le permitiría experimentar los mismos pequeños detalles que la bicicleta, pero a una velocidad de gran escala.
Scott obviamente fue el primero en llegar hasta la veterinaria. Dejó la bicicleta por ahí, sin preocuparse por el seguro o la estabilidad del transporte. Corrió dentro del establecimiento dejando a la melliza detrás. Lindsay por su lado, apoyó con delicadeza la bici en el sector permitido para las mismas, y aseguró su transporte con una cadena y candado para evitar que alguien se la llevase. Miró de reojo la de Scott, y solo alzó los hombros restándole importancia. Sería culpa suya después de todo si la bici desaparecía por no asegurarla bien.
-Lo siento... -Se disculpó Scott cuando entró a la sala médica. -Lo siento...
-Llegas dos minutos tarde -Deaton, el jefe, le informó. -¿Tu hermana vendrá?
-¡Aquí estoy! -Gritó ella desde la entrada. A los pocos segundos, se hizo presente en la sala médica. -Disculpa, Deaton. Scott me cerró la puerta en la cara.
-No queremos que pienses que somos haraganes -Scott aclaró, dejando su mochila en una esquina donde no estorbara.
-Les aseguro que son los chicos menos haraganes de esta ciudad. -Aclaró el veterinario.
Deaton caminó hasta unas cajas apiladas a un lado de Lindsay. Ella le regaló una sonrisa y junto al hombre sacaron los nuevos suministros médicos. Scott quien se encontraba a un lado, miró hacia la entrada y el alguacil Stilinski se posó frente a él. Pero del otro lado de la puerta, claro está.
-Vaya, parece que alguien está listo para sacarse los puntos -Deaton habló cuando el alguacil entró acompañado de un perro. Seguramente uno policía experto en su área.
-Hola, Lindsay, Scott. ¿Alejados de problemas? -El alguacil los saludó quitándose las oscuras gafas de sol.
-Sí... -Contestaron ambos con una sensación extraña en sus estómagos.
Deaton con la ayuda de Stilinski, subió a la mascota a la mesa metálica, y la melliza observó la pata vendada del animal. Miró compasiva al perro y este hizo un leve jadeo.
-Ouh... Parece que alguien encontró refugio en la mirada de Lindsay. -Murmuró Deaton con una sonrisa. La chica se acercó a la mascota y acarició su pelaje con delicadeza.
-Tranquilo... No dolerá. El doctor solo lo hará para que puedas mejorar mucho más. -Habló ella. La mascota ladró en respuesta. Pero este no fue un ladrido de miedo, ni para atacarla, todo lo contrario. Más bien fue hasta de agradecimiento por la compasión dedicada. -Sí... Muy bien. Me quedaré contigo...
-Si que eres buena con las mascotas, Lindsay -Halagó el oficial. -Pareces su líder.
-Creo que el término correcto sería Alfa. -Agregó Deaton.
-Bueno... Entonces, diría que hasta pareces su Alfa. -Ella sonrió aunque algo confundida. Noah Stilinski enfocó ahora la mirada en el veterinario. -Oye, mientras estoy aquí, ¿Podrías revisar las fotografías de las que te conté? -Preguntó él alzando un sobre color café -Sacramento aún no puede determinar al animal.
Deaton tomó el sobre y lo abrió -No soy un experto... -Observó las fotos ahora en sus manos -¿Es el sujeto del ataque en el autobús?
Ambos hermanos prestaron más atención al veterinario. O bueno, Lindsay prestó más atención a él, mientras acarició a la mascota. Ya que era la más cercana y la que no causaría sospechas por estar observándolo. A diferencia de Scott quien tenía la tarea de acomodar algunos suministros, pero aun así, mantuvo su oído atento.
-Sí. Y encontramos pelo de lobo en el cuerpo de Laura Hale -El alguacil informó.
-¿De lobo? -Scott preguntó y los adultos lo miraron -Ah... Creo que leí que... No hay lobos en California desde hace sesenta años... -Lindsay desvió la mirada de Scott y volvió a enfocarla en el veterinario que examinó más a detalle las fotografías.
-Eso es cierto, pero los lobos son migratorios -Explicó. -Talvez llegaron de otro Estado guiados por un impulso o un fuerte recuerdo.
-¿Los lobos tienen recuerdos? -Preguntó Lindsay, mirándolo.
-Memoria a largo plazo, sí. -Contestó. -Se asocia con un instinto primitivo. ¿Ven esto de aquí? -Señaló unas marcas en el cuerpo de la víctima. -Son marcas de garras. Un lobo hubiera cortado la garganta... La medula espinal con los dientes.
-Entonces, ¿Qué piensas? ¿Es un león de montaña? -Stilinski preguntó.
-No lo sé. Un lobo hubiera acechado a su presa. Persiguiéndola y tomándola por los tobillos. -Scott se vio perturbado. Los recuerdos de aquel sueño llegaron a su mente como un balde de agua fría. -Y después atacaría la garganta...
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Luego del turno en la veterinaria, Lindsay y Scott se adentraron al hospital de Beacon Hills para llevarle la cena a su madre. Una pequeña tarea que solían hacer de vez en cuando y evitar que la mujer que los trajo al mundo terminara comiendo la horrible comida desabrida del hospital.
Scott permaneció perdido en sus pensamientos como lo hizo el día entero. Su mente no dejó de maquinar ese cruel escenario donde mataba a Allison sin piedad, solo por no poder controlarse. Y de verdad sintió miedo de que hubiera herido al pobre conductor del autobús. Lindsay no pensó en nada. Trató de mantener su mente en blanco y evitar ser el asesino principal en algún crudo homicidio de ella transformada en mujer lobo.
¿Podría ser posible? ¿Podría pasarle lo mismo que Scott y no recordar nada? Mal momento para dejar su mente en blanco, pues ahora aquella pregunta se instaló en ella. Maldijo por lo bajo y fingió una sonrisa cuando se acercó a la recepción donde Melissa les sonrió apenas los vio.
-¿Mis hermosos, talentosos y asombrosos hijos me traen la cena?
-Pensamos que sería lindo no ir a la cafetería hoy -Lindsay ideó rodeando la mesa para abrazarla.
-Son el artista persuasivo, más amoroso y atento de la historia, por supuesto... Pero no usarán el auto esta noche. -Aclaró la adulta.
-Yo no lo quiero. Scott sí -Lin dejó de abrazar a su madre y rodeó la mesa nuevamente para colocarse a un lado de Scott.
-Gracias por tu ayuda, hermana -La miró y Lin le sonrió -. Mamá, por favor.
-¿Qué? Saben que hay toque de queda. Pero tomaré esto -Le arrebató la bolsa con su cena de las manos. -Los amo. -Se adentró a una habitación, desapareciendo de la vista de ambos.
-Nosotros también -Respondieron juntos.
Los mellizos caminaron a la salida del hospital, pero Scott detuvo su avance abruptamente. Pareció sentir una extraña sensación y miró detrás suyo.
-¿Qué? ¿Qué pasa? -Preguntó su melliza. Scott no le respondió y retomó su camino, pero en sentido contrario. Luego de asegurarse que no había nadie cerca, entró a una habitación. -Scott, ¿Qué haces? ¿A dónde vas? -Lindsay le susurró, pero no recibió respuesta. Él ya había entrado a la habitación. -Voy a colocarte una correa, Scott. Una de esas que tienen un botón para atraerte hacia mí cuando te escapas. -Entró a la misma habitación.
Scott estaba de pie frente a una camilla. Lindsay lo reconoció como el sujeto moribundo que salió del bosque y revivió en la camilla. Sin duda su estado no era el mejor. Estaba cubierto de vendas, el respirador estaba colocado en su nariz, y el monitor tintineó a su lado, avisando que el pulso aún era normal.
-Señor Meyers... -Scott lo llamó. El hombre movió su cabeza lentamente hacia un costado para poder mirarlo. -¿Está bien?
-Está vendado, con heridas de gravedad. De seguro está de maravilla, Scott. -Lin le susurró.
-Shh, necesito preguntarle algo. -Volvió a ver al hombre. Éste cambió su rostro a uno de horror... De miedo, desesperación. Tomó a Scott de la chaqueta y empezó a zarandearlo. -¡No, déjame! ¡Lin, ayúdame!
Lindsay intentó ayudarlo, tratando de despegar al hombre de su hermano, y estaba a punto de darle un golpe al sujeto para que por fin lo soltara, pero su madre irrumpió en la sala.
-¿Qué hacen aquí? ¡Salgan! ¡Salgan ahora mismo!
Después de un tiempo, cuando la exaltación por el sujeto moribundo desapareció, ambos mellizos se acercaron a la casa destruida del hombre lobo. En realidad y para ser más exactos, Lindsay fue obligada a ir por Scott. Ya que no enfrentaría a Derek solo. Era momentáneo la valentía de Scott, porque cuando algo atormentaba su burbuja de tranquilidad, era el primero en ir por Lindsay para acompañarlo a la boca del león. Y la melliza, pese a irritarse en cada momento, siempre lo acompañó.
-Sé que puedes oírme -Comenzó el mellizo cuando estuvo frente a la casa. Derek no salió, pero supo que estaba ahí de todos modos. -Necesito tu ayuda.
Una lluvia leve comenzó a golpear los brazos desnudos de Lindsay, pues solo traía una camiseta de mangas cortas. Últimamente no era muy afectada por el clima frío, aunque pudo relacionarlo con la temperatura elevada de su cuerpo debido a ser mujer lobo. Ellos se acercaron hasta el porche de la casa para estar refugiados, y Derek abrió la puerta de la casa apareciendo frente a ellos.
-Bien... -Comenzó el mellizo al notar la intensa mirada del lobo sobre él -Sé que yo y mi hermana ayudamos en tu arresto, y sé que básicamente le avisamos a los cazadores que estabas aquí. -Derek observó de reojo a Lindsay, y esta solo le dedicó una sonrisa de boca cerrada. Volvió a mirar a Scott. -Pero... No sé qué pasó con tu hermana. Y creo que hice algo anoche. Yo... Tuve un sueño con alguien, pero otro salió herido. Y resulta que parte del sueño es real.
-¿Crees que atacaste al conductor? -Soltó él con ese tono grueso que causó un escalofrío en Lindsay.
-¿Viste lo que hice anoche?
-No.
-¿Podrías decirme la verdad? ¿Lastimaré a alguien?
-Sí.
-¿Podría matar?
-Sí.
-¿Mataré a alguien?
-Es probable. -Contestó sin cambiar su inexpresivo semblante.
-Ja... Contesta igual que yo. Me agrada. Aunque haya querido asesinarme... -Murmuró ella.
-Escucha, puedo enseñarte a recordar -Derek continuó ignorando a la melliza -. Puedo enseñarles a controlarse, incluso en luna llena. A ti, a tu hermana. Pero no es tan simple.
-¡Oye! La hermana está aquí. ¿Puedes incluirme también en tu charla de hombre lobo rudo y no solo mirar a Scott? -Le habló provocando la mirada del lobo en ella. Lindsay rodó los ojos y se cruzó de brazos.
-¿Qué quieres? -Scott miró fijo a Derek.
-Lo descubrirás. Pero por ahora te daré lo que quieres. -Se mantuvo en silencio unos segundos, soltó aire y volvió a dirigirse a Scott. -Regresa al autobús. Ve adentro, velo, siéntelo. Deja que tus sentidos, vista, olfato, tacto, recuerden por ti.
-¿Eso es todo? ¿Solo regresar?
-¿Quieres saber qué pasó?
-Quiero saber si lo lastimé -Aclaró.
-No es cierto. Quieres saber si la lastimarás.
Al caer la noche, Scott, Lindsay y Stiles se encontraron en el estacionamiento de la preparatoria. Los mellizos fueron transportados ahí por su fiel compañero en su lujoso Jeep. Scott aceptó el mandato de Derek y observaría cada detalle, tocaría cada asiento y analizaría cada cosa que le hiciera recordar esa noche.
-Así que Derek te dijo que vinieras y... ¿Tocarás? El autobús para... ¿Recordar? -Lindsay preguntó cuando terminó de bajar del Jeep y se acercó al alambrado.
-Estuviste ahí, Lin. Tú lo escuchaste.
-Sí, lo sé... Pero es extraño. ¿En serio esto te ayudará? -Se cruzó de brazos cuando se detuvo frente a la reja.
-No lo sé, pero intentarlo no dañará a nadie.
-Tú dañaste a alguien la otra noche... Pero bueno. -Deshizo el cruce de brazos. -¿Por dónde empezamos?
-No, iré yo. Alguien tiene que quedarse a vigilar. -Detuvo antes de que Lindsay decidiera saltar el alambrado.
-¿Por qué siempre soy yo la que vigila?
-Porque somos tres. Dos hacen el trabajo pesado y uno vigila -Stiles estaba por trepar la reja y Scott también lo impidió.
-No. Iré yo solo. Yo soy el que tiene que recordar.
-¿Sabes? Empiezo a creer que tú eres Batman y yo Robin. No quiero ser Robin todo el tiempo.
-¿Y yo quién soy? ¿Un murciélago que revolotea por la Baticueva? -Stiles pensó en responderle que sí, pues siempre andaba alrededor de ambos, pero prefirió mantenerse callado. -Sí es así, odio ser el murciélago.
-Nadie es Batman, Robin o un murciélago aquí. -Aclaró el mellizo.
-¿En ningún momento? -Repitió el chico.
-Solo quédate aquí con Lindsay.
-¡Oh por Dios! -Soltó en quejido para después caminar devuelta al Jeep.
-No me quedaré con él. -Murmuró la melliza.
-Y yo no quiero quedarme contigo -Stiles agregó ya adentrándose al vehículo.
-Shh, esta es una conversación familiar. -Lo calló.
-Lin, ve con Stiles. -Pidió otra vez. -Vigilarán mejor si están los dos. Y un tiempo a solas podría ser ventajoso para ti. -Sonrió ladinamente.
-¿Qué insinúas? -Enarcó una ceja.
-Que puedes estar con él a solas y aprovechar el momento. -Volvió a sonreír con picardía.
-¿Decirle qué? Un segundo... -Encajó las piezas en su cabeza -¿Lo sabes?
-Lindsay, es muy obvio. -Aclaró el chico. -Diría que es por nuestra conexión de mellizos, pero quiero dejar de llevarme por eso, ¿Sabes? Y es raro que él no se haya dado cuenta.
-¿Dado cuenta de qué? -Se cruzó de brazos otra vez.
-De que te gusta.
-Shh puede oírte -Tapó la boca de Scott con rapidez y miró hacia el Jeep para comprobar de que el chico dentro del mismo no lo hubiera escuchado. Por suerte, Stiles tenía su cabeza apoyada en el volante del vehículo -¿Desde cuándo lo sabes?
-Siempre lo supe. Te conozco como la palma de mi mano.
Lindsay entrecerró los ojos -Odio que me conozcas como la palma de tu mano. Mejor vete. O seré yo la que tendrá que recordar un próximo homicidio.
Scott tragó grueso y trepó el alambrado cayendo de pie del otro lado. Lindsay lo vio alejarse hacia los autobuses y dio media vuelta para caminar y subir al Jeep del adolescente.
-¿Qué tanto hablaban tú y Scott allá? -Preguntó cuando sintió la puerta del copiloto abrirse.
-¿Y a ti qué te importa? -Lo miró de lado. -Cosas de lobos.
-¿Cosas de lobos?
-Sí. Ahora vigila.
-Por si lo olvidaste, tú también vigilas. -Lindsay lo ignoró y se recostó contra el asiento, cruzando sus brazos.
Nunca lo admitió a los cuatro vientos, pero muy en el fondo, en aquella parte de su cerebro que nunca nadie se había detenido a investigar, ella misma sabía que su enamoramiento secreto por Stiles no era tan secreto. Era la clara definición de cliché. La chica que se enamora del mejor amigo de su hermano. ¿Acaso algo podría ser más cliché que eso? Sin duda no. Pero era claro que el amor que Stiles sentía por Lydia era mucho más fuerte como para hacer que él se fijara en ella.
Sintió su corazón apretarse de tan solo pensar en aquello. Sintió su corazón palpitar mucho más fuerte que nunca. ¿Qué rayos estaba pasando? Comenzó también a sentir una fuerte punzada en la cabeza. Se odió a sí misma por no poder controlar sus emociones. Se odió a sí misma por no ser lo suficientemente valiente para confesarse ante el chico que tenía a su lado. Solo... Odió todo de ella.
Los minutos pasaron y Scott permaneció dentro del autobús. Lindsay comenzó a estar intranquila. Solo que esa intranquilidad quedó de lado cuando vio la luz de una linterna cerca del autobús destruido. Actuó por inercia y se abalanzó sobre Stiles para comenzar a tocar la bocina con desesperación.
-¿Qué haces? -Preguntó con sorpresa.
-Avisando a Scott -Siguió presionando la bocina. -¿Acaso no ves al sujeto cerca del autobús?
Stiles desvió la mirada de ella y observó al frente. El guardia estaba muy cerca del vehículo y descubriría a Scott en cualquier momento. El pitido de la bocina llegó a oídos del mellizo y vio la luz de la linterna a través de los vidrios de las ventanas. Así que salió con rapidez de ese lugar y saltó el alambrado dando una voltereta casi olímpica, y cayendo de pie. Como si fuera lo más normal de la vida. Subió al Jeep, ubicándose en los asientos traseros. Stiles arrancó y salió del estacionamiento, dejando con una interrogante enorme en el guardia. ¿Qué carajos había pasado? Fue la pregunta que apareció en su mente apenas vio el Jeep alejarse. Sin duda ese guardia no olvidaría esa noche jamás.
-¿Y qué pasó? ¿Recordaste? -Lindsay miró a su hermano cuando estuvieron a una distancia prudente de la escuela.
-Sí, estuve aquí anoche. Y la sangre, la mayoría era mía -Informó.
-¿Así que no lo atacaste? -Ahora preguntó Stiles.
-No. Vi ojos brillosos en el autobús, pero no eran míos. Eran de Derek.
-¿Cómo sabes que eran de él? -Inquirió la melliza.
-Estoy muy seguro que eran de él.
-¿Qué hay del conductor? -Stiles continuó.
-Creo que en realidad quería protegerlo.
-Espera, ¿Qué? ¿Por qué Derek te ayudaría a recordar que él atacó al conductor?
-Eso es lo que no entiendo.
-Debe ser algo de la manada.
-¿A qué te refieres? -Lin preguntó mirándolo.
-Una iniciación. Matan juntos.
-¿Y por qué yo no estuve?
-No lo sé. ¿No dijiste que tenías el sueño pesado? Quizá no pudo hacer que despertaras.
-Ja, muy gracioso.
-¿Cortarle la garganta a alguien es una experiencia de unión? -Scott preguntó ignorando lo demás y siguiendo con lo suyo.
-Sí, pero no lo hiciste. Significa que no eres asesino. También significa que...
-Puedo salir con Allison -Terminó la frase con una sonrisa.
-Iba a decir que no me asesinarías... -Miró a Lindsay de reojo. -Que no me asesinarían. -Corrigió.
-Oh, sí. Eso también -Scott respondió. Stiles meneó la cabeza riendo.
-Habla por ti. Últimamente no está ayudando a mantener mi serenidad muy calmada... -Lindsay murmuró volviendo la vista al frente. -Lo cual provoca que quiera matarlo -Lo miró, y sus ojos brillaron en ese dorado característico.
Stiles la miró y la sorpresa invadió su rostro -Ay, Dios... No hagas eso. ¿Quieres?
-¿Hacer qué? -Preguntó ella totalmente confundida.
-Eso que hace con los ojos. Eso de ponerlos amarillos. Me asusta. -Sintió un escalofrío y volvió la vista al camino.
-Ni siquiera sabía que lo estaba haciendo... -Murmuró para sí misma.
Lindsay parpadeó un par de veces para hacer que el dorado desapareciera de su mirada, y que el verde volviera a ella. Mantuvo la vista enfocada en un solo lugar, observando el camino al frente. Pensó en esa reacción. ¿Por qué había aparecido? ¿Tendría que ver con la conversación con Scott? Porque si así era, no quería ser la próxima en ser convocada para la unión de manada. No quería soñar que mataba a Stiles. No quería asesinar a absolutamente nadie. No quería... Ser un monstruo.
palabras; 7852
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