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𝟬𝟬𝟰 ☽┆ werewolf style lacrosse

٭ chapter four ٭

⋅•⋅⊰∙∘☽ ❝Lacrosse al estilo hombre lobo❞ ☾∘∙⊱⋅•⋅

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El sol de un nuevo amanecer alcanzó a los mellizos cuando se encontraban enterrando otra vez el cadáver para que fuera labor de los policías encontrarlo. Volvieron a esconder el Jeep entre los árboles, y cuando vieron llegar al hombre lobo, las llamadas a la Estación de Policía comenzaron. Stilinski tendría muchas dudas sobre por qué su hijo sabía de la ubicación de un cadáver, pero le restó importancia para enfocarse en lo principal. Así que una vez el sol se ubicó a medio cielo, indicando ser plena mañana, los policías llegaron y dieron comienzo a la investigación.

Los peritos analizaron el pozo del cadáver, restringiendo la zona y rodeándola con una cinta de color amarillo y letras negras. Derek fue sacado de su casa casi a la fuerza y se adentró a un auto policial, con las manos esposadas detrás de la espalda, después de dirigirle una mirada completamente de ira y también una de venganza a los mellizos. Quienes admiraron la escena desde la distancia. Scott apoyado de espaldas contra las puertas del Jeep, y Lindsay sentada en el capó del vehículo.

-¿Tú crees que en verdad lo hizo? -Lindsay preguntó mirando a Scott.

-¿A qué te refieres? -Dijo él sacando la mirada de Derek.

-Digo, quizás él no la mató y solo está protegiendo a quien sí. -Dudó balanceando uno de sus pies que quedó colgando del Jeep.

-Lindsay, él nos mordió y nos transformó en monstruos. -Giró levemente su cuerpo para ver a la chica -. Casi mato a Stiles por su culpa, y además es malo. -Volvió a mirar a Derek, quien ya se encontraba dentro de la patrulla. Este lo miró por la ventana del auto, entrecerrando los ojos.

-Ay no... ¿Qué está haciendo ahora? -Lindsay preguntó, mirando al frente.

Stiles se acercó a la patrulla donde Derek estaba esperando a ser llevado a la Estación de Policía, y miró a ambos lados antes de entrar en la misma. Asegurándose claro, de no ser visto, especialmente por el alguacil Stilinski alías su padre.

-Muy bien -Habló apenas entró -. Solo para que lo sepas, no te tengo miedo -Derek lo miró a través de la reja que separaba a los prisioneros de los policías. Stiles tragó saliva ante la filosa mirada del hombre. -De acuerdo, tal vez un poco... No importa, solo quiero saber algo. ¿La mujer que mataste, era mujer lobo? Era una especie diferente, ¿Verdad? -No respondió -Digo, podía convertirse en lobo completamente, y sé que Lindsay y Scott no pueden hacerlo. ¿Por eso la mataste?

-¿Por qué estás preocupado por mí cuando tus amigos son el problema? -Habló luego de unos segundos en silencio. -Cuando Scott cambie en el campo, ¿Qué crees que hará? ¿Eh? ¿Lo seguirán apoyando? No puedo impedir que juegue, pero tú sí. -Derek se acercó a la reja separadora y volvió a mirar fijamente al adolescente -Y créeme, quieres hacerlo.

La conversación con el hombre lobo fue interrumpida, ya que la puerta del lado del adolescente se abrió sorpresivamente y alguien lo jaló hacia el exterior.

-¡Oye! Au, au, au... -Stilinski sostuvo a su hijo del brazo para evitar que se fuera, y lo alejó de la patrulla.

-Aquí, mírame. ¿Qué crees que haces? -Preguntó, mirándolo de frente.

-Solo ayudaba.

-Ajá. ¿Qué tal si me ayudas a entender cómo encontraste esto aquí?

-Buscábamos el inhalador de Scott. -Comenzó su explicación.

-¿Y cuándo lo perdió? -Preguntó el adulto con el ceño fruncido.

-La otra noche -Le contestó Stiles mirando a su alrededor, pareciendo despreocupado.

-¿La noche cuando buscabas la otra parte del cuerpo?

-Sí.

-¿La noche que me dijiste que estabas solo, y que Scott y Lindsay estaban en casa?

-¡Sí! -Stiles cambió el gesto de su cara cuando supo que había metido la pata -No... Diablos.

-Me mentiste -Su padre dijo más en afirmación, que en pregunta.

-Depende de cómo definas mentir.

-Lo defino como no decir la verdad. ¿Tú cómo lo defines? -Le preguntó él esta vez.

-¿Cómo una forma de distorsionar la verdad? -Agregó con cierto aire a pregunta, y una explicación con sus manos.

-Ya vete de aquí. -El alguacil señaló a otra dirección, ya cansado de las intromisiones de su hijo.

-Por supuesto. -Obedeció sin más, y volvió a acercarse a los mellizos que lo esperaban a un lado del Jeep.

-Gran metedura de pata, tonto -Lindsay le dijo cuando llegó.

-¿Estabas escuchando? -Preguntó mirándola.

-Aún no controlo esta cosa, ¿Sí? -Ella señaló el oído.

-¿Podrías bajarte de ahí? -Indicó, señalando el capó del auto, donde aún seguía sentada. -Rayarás el Jeep.

-Lo rayaré cuando golpee tu cara contra el capó. -Lindsay dio un pequeño brinco bajándose del auto.

-¿Has escuchado algo sobre "terapia para el control de ira"? -La miró, haciendo comillas en la frase.

-Lo siento -Dijo con sinceridad -. Es que... He estado algo...

-¿Irritante? ¿Agresiva? ¿Molesta?

-Confundida. -Aclaró mirando al chico, alzando una ceja. -No lo sé. Me he sentido extraña desde que descubrimos la tumba.

-¿Podemos irnos ya y olvidar todo esto? -Scott preguntó. Dio una vuelta al Jeep y subió al asiento del copiloto.

-Sí, vámonos.

Stiles imitó la acción de Scott y se subió al Jeep, pero del lado del conductor. Solo que Lindsay lo empujó antes de que pudiera subirse, para reclinar el asiento y que ella pudiera pasar a los asientos traseros y sentarse en el medio de ambos. Stiles murmuró algo, esperando que la melliza no lo escuchara, pero era obvio que sí lo había hecho. Así que ella solo sonrió cuando él cerró la puerta del vehículo y comenzó a conducir por la carretera. Mientras que Scott solo revisó su teléfono una y otra vez tratando de buscar algún tipo de información.

-No encuentro nada sobre Wolfsbane usado para entierros... -Comentó.

-Sigue buscando. -Stiles contestó, sin despegar la vista del camino. -Tal vez es como un ritual o algo. Tal vez te entierran como lobo. O es una habilidad especial que tienes que aprender.

-Lo pondré en mi lista de pendientes. Justo debajo de: "¿Saber cómo jugaré esta noche?".

-Tal vez es diferente para mujeres lobo. -Stiles miró a Lindsay por el espejo retrovisor -. Oye, Lin, ¿Estás bien? -Preguntó.

-Am sí... Solo me siento mareada y un poco cansada -Lindsay pasó una mano por su frente quitando el sudor que mágicamente había aparecido, para luego volver a sujetar la mochila de Stiles.

-Ya para con eso -Scott soltó de golpe. Pareció un poco irritado -. Ya deja de decir "Mujeres lobo" y "Hombres lobo". Pareciera como si lo disfrutaras.

-Scott, cálmate. Stiles solo intenta ayudarnos... -La voz de la melliza sonó algo débil.

-Ey, ¿Seguro que están bien? -Stiles preguntó ahora hacia ambos hermanos.

Scott se veía casi en el mismo estado que su hermana. Pero él tenía los ojos cerrados y estaba muy agitado.

-No. Estoy lejos de estar bien -Scott le contestó. Aunque su voz sonó más gruesa de lo normal.

-Tendrás que aceptarlo, Scott. Tarde o temprano lo harás.

-No puedo... -Murmuró. Su situación sin duda no había mejorado.

Algo estaba afectando a los mellizos. Algo que los atacó desde que salieron del terreno de los Hale. Pero, ¿Qué? ¿Qué podría causar aquellos efectos? El enojo, los mareos, la irritación, el sudor... Cada síntoma de hombre lobo solo lo habían experimentado con la luna llena. ¿Acaso había más cosas que provocaban la transformación, además de la ira y la luna llena? O talvez solo estaban perdiendo fuerzas gracias a un aroma que ni ellos sabían que estaban respirando.

-Pues tendrás qué. -Stiles volvió a hablar, para hacer entrar en razón a Scott y que de una buena vez aceptara su nueva naturaleza.

-No. No puedo respirar... -Scott apoyó una mano en el techo del Jeep, para controlar lo que sea que le estuviera pasando.

-Wow, wow, wow... -El humano intentó controlar el vehículo, pues la movilidad del hombre lobo lo había desestabilizado por un segundo.

-Tienes que estacionarte. -Gruñó nuevamente.

-¿Por qué? ¿Qué pasa?

Stiles intercaló miradas entre Scott y Lindsay. Quien ahora pareció experimentar los mismos síntomas que su hermano. Solo que ella no gritó, ni golpeó el tesoro más importante del chico Stilinski. Lindsay permaneció con sus ojos cerrados, y abrió la mochila del chico creyendo que vomitaría. Si lo hacía sobre los asientos del Jeep, Stiles olvidaría por completo que ella era sobrenatural y la mataría hasta con una hoja de papel. Abrió los ojos de par en par, inhalando nuevamente el aroma extraño que la venía molestando desde hace unas horas atrás. Tomó el contenido de la mochila y miró con enojo al conductor del Jeep.

-¡¿Por qué tienes esto aquí?! ¡¿Por qué la guardaste?! -Gritó asustando a Stiles, y provocando que Scott volteara a verla, llevándose él también la sorpresa. La cuerda envuelta en la planta de Wolfsbane había estado en esa mochila todo el tiempo.

-¿Qué se suponía que debía hacer? -Habló con exasperación el humano, sin quitar la vista del camino.

-¡Detén el auto! -El grito de ambos hermanos resonó dentro del vehículo. Cuando Stiles giró bruscamente para mirarlos, los ojos de ambos se iluminaron de aquel amarillo intenso.

-Ay, Dios... -Stiles rápidamente estacionó a un lado del camino y salió del Jeep con la mochila en mano, después de quitársela a Lindsay. Caminó unos pasos adentrándose un poco en el bosque, y luego solo arrojó la mochila, deshaciéndose del Wolfsbane dentro de la misma. -Listo. ¿Se sienten mejor? -Stiles volvió la vista al Jeep y notó la ausencia de los mellizos. La puerta de Scott estaba abierta, y por la ventana trasera, no pudo divisar la silueta de Lindsay. -¿Scott? ¿Lindsay?

-Aquí estoy... -Una voz muy débil se escuchó dentro del Jeep. Lindsay estaba acostada en los asientos traseros. Tenía sus ojos cerrados y estaba boca abajo.

-¿Y Scott? -Preguntó mientras volvió a subir al vehículo.

Ella se reincorporó colocándose en medio de los asientos -¿No tendría que estar ahí? -Señaló el asiento vacío. -Aunque la puerta abierta puede ser un claro indicio de que se fue...

-Tenemos que buscarlo.

Estiró su cuerpo para cerrar la puerta por la que Scott había escapado, y encendió el Jeep para volver a la carretera, mientras marcó el número de alguien que lo atendió a los pocos tonos.

-Stiles, sabes que no puedes llamar a esta línea cuando estoy trabajando. -Le contestaron del otro lado.

-Quiero saber si has tenido llamadas extrañas. -Él explicó mientras Lindsay se cambió de lugar al asiento del acompañante. Ya se había recuperado de la recaída que el Wolfsbane le había causado -No pises los asientos... -Susurró mirándola. Ella solo le sacó la lengua.

-¿Llamadas extrañas? ¿En qué sentido? -Preguntó la mujer, seguramente oficial de policía.

-¿Una persona rara o... un individuo caminando como perro?

-Te colgaré ahora.

-¡No, no espera!

-Adiós -La llamada se dio por terminada.

-¿Y ahora qué? -La chica lo miró de costado.

-Es tu hermano, tú sabes dónde podría estar.

-Claro, porque nuestro rastreador de mellizos que fue instalado apenas nacimos se activa cuando uno sale corriendo en medio de la nada. -Ironizó.

-Ojalá y tuvieran un rastreador. Así sería más fácil encontrar a tu otra mitad.

Stiles soltó un gran suspiro y pisó el acelerador con fuerza para recorrer las calles de Beacon Hills más rápido en busca de algún sujeto perro suelto por ahí.






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Por su propio lado, luego de escapar del Jeep del chico Stilinski, Scott se encontró sobre el tejado de alguna casa en particular. El Wolfsbane dentro de la mochila del adolescente no fue un gran controlador para su transformación a hombre lobo. Así que luego de detener el vehículo, él solo escapó lejos donde no podría herir a nadie, o donde nadie podría encontrarlo hasta que la transformación terminara.

Pero las decisiones de Scott nunca se consideraron buenas. Mucho menos para Lindsay, quien siempre solía ser la tercera pata en el dúo de amigos. Stiles era el de las ideas terribles que siempre terminaban con algo ilegal en medio, mientras que Scott era esa persona que actuaba sin pensar y se guiaba solo por el buen sentido y la falta de análisis. Y en su mayoría, era Lindsay quien le abría los ojos y decía que estaba en un total error y que hacer cierta cosa era mucho mejor que actuar sin pensar. Aunque ella tuviera prácticamente las mismas reacciones que él, y terminaba pasándose sus propias palabras por el trasero y hacía de todo, menos lo que ella ideó. Algo muy contradictorio de su parte.

Y era precisamente lo que Scott hizo después de escapar del bosque. Subió al techo de la casa de Allison sin pensar en las consecuencias de ser visto por ella, o por el mismísimo cazador de hombres lobo dentro de la residencia. Su transformación a hombre lobo relució por la luz de luna que brilló en el cielo nocturno. Y aunque no fuera llena, cualquier rayo de luz lunar, hacía un perfecto contraste en la piel del hombre lobo. Una digna criatura de la noche. Sus uñas que crecieron en forma de garras debido a la transformación, lo ayudaron a mantenerse sobre las tejas del techo. El equilibrio era perfecto, y el misterio lo rodeó como si fuera parte de él desde el principio de los días. Se acercó a la única ventana con la luz encendida en ese momento, y divisó a la chica Argent dentro de su habitación.

Allison pareció ser mágica ante la mirada lobuna de Scott. Aunque también podría estar viéndola como una presa fácil de atacar. Nadie sabía cómo funcionaba en verdad la mente de un hombre lobo sin controlar, a excepción del mismísimo hombre lobo no controlado. La chica estaba rodeada de cajas, seguramente de la mudanza que aún no había desempacado, y sacó un par de fotos que estaban dentro de una. Una sonrisa nostálgica invadió su rostro, pues algún recuerdo de su antigua vida había llegado a su mente. Dejó las fotos de lado y se levantó del pequeño escritorio donde estaba revisando sus pertenencias, y se acercó a la ventana. El momento perfecto para que Scott pudiera atacarla, o matarla del susto al verlo en aquel estado lobuno.

El destino no estuvo de su lado, ya que Allison solo se acercó a la ventana para cerrar las cortinas que estaban medianamente abiertas y por las cuales Scott analizó cada uno de sus movimientos. Cuando los pedazos de tela chocaron entre sí, dando por asegurado que ya habían sido cerradas, el reflejo del hombre lobo se instaló en el vidrio. La criatura con vello facial, orejas puntiagudas, y colmillos afilados. No supo si fue su instinto alejándolo de ahí, o la impresión de verse en el vidrio, pero Scott simplemente se alejó para evitar una catástrofe. Saltó por una esquina, bajando por completo del tejado de los Argent, y cuando estaba por salir de aquel terreno, un auto impactó contra él, dejándolo tirado a un lado del camino de piedra que conducía al garage de la casa.

-Ay por Dios... -Argent exclamó cuando vio al chico impactar, no tan fuerte, contra el capó de la camioneta.

Bajó del vehículo y lo ayudó a recomponerse. Para suerte del lobo adolescente, todos sus rasgos de lobo habían desaparecido por completo. Como si el dolor del golpe tan solo lo hubiera vuelto humano.

-¿Papá? -La voz de Allison se escuchó desde la puerta de entrada. A lo mejor había escuchado todo el alboroto causado con el adolescente. -¿Qué estás haciendo?

-Salió de la nada, Allison... -Trató de explicar a su hija cuando se acercó para ver el estado del chico en el suelo.

-¿Intentas matarlo? -Se agachó a su nivel, ayudando a Scott. Aunque la expresión en los ojos de Scott se agrandó tras aquellas palabras.

-No, claro que no. Pero corrió hacia el camino y...

-Lo siento, fue mi culpa. Lo siento... -Scott se disculpó con los Argent.

-¿Estás bien? -Allison preguntó.

-Sí, estoy bien. En serio. -Allison continuó revisando el rostro del adolescente en busca de algún rasguño, mientras que él desvió la mirada al adulto -Lo siento por su auto. Solo venía a saludar.

-¿Seguro que estás bien? -Él le preguntó ayudándolo a levantarse.

-Sí, por supuesto. -Aclaró una vez más. -Mejor me voy, tengo juego de Lacrosse... Vendrás, ¿O no?

-Claro que iré -Contestó con una sonrisa que no pasó desapercibida por el Argent mayor.

-Ambos iremos. -Finalizó el adulto para distraer el aura romántica que se había formado entre su hija y aquel adolescente.

Luego de una despedida algo incómoda por parte del Argent mayor, Scott se dirigió por fin a la preparatoria Beacon donde se llevaría a cabo el partido de Lacrosse. Su mente divagó dentro del vestidor de hombres. Rodeado de otros jugadores alistándose para el partido que comenzaría en tan solo unos minutos. Pensó en Allison. Pensó en el cazador que estuvo frente a él. Y pensó en la posibilidad de una destrucción masiva cuando el árbitro tocara el silbato, dando por comenzado el juego.

Habían arrestado a Derek para que pudiera jugar en total tranquilidad. Pero, ¿Y si no era así? ¿Y si la tranquilidad en realidad era si él no jugaba? Actuó como un lunático, valga la redundancia, cuando el Wolfsbane lo invadió dentro del Jeep. ¿Qué haría cuando Jackson causara su enojo en medio del campo?

La respuesta a aquella pregunta nunca llegó a ser respondida, pues una silueta femenina se plantó frente a él. Tuvo que bajar un poco la mirada para ver a los verdosos ojos de Lindsay que lo miraron de una forma que no supo interpretar con exactitud. Sus brazos estaban cruzados por sobre su pecho, y su pie golpeteó varias veces el suelo, con clara desesperación.

-¿Lindsay? -Soltó cuando los engranajes de su mente volvieron a funcionar -¿Qué haces aquí? Es el vestuario de chicos. -La agarró de los hombros y la escondió detrás de un casillero.

-Oh, bueno, no es como si hubieras escapado en medio del bosque y no dieras señales de vida hasta ahora. -Dijo ella con todo el sarcasmo destilando. Lo único que salía de su boca últimamente. -¿A dónde fuiste?

-Por ahí... -Respondió sin lujo de detalle. -¿Por qué a ti no te afectó?

-Sí lo hizo. Pero no salí corriendo como un perro. -Ella lo miró -¿Jugarás de todos modos? ¿Después de todo lo que pasó hoy con una simple flor?

Otra vez, aquella pregunta se instaló en la mente de Scott. Como si Lindsay hubiera estado escuchando sus pensamientos y hubiera formulado la misma pregunta que él se había hecho hace tan solo unos minutos. Aunque, tenía sentido después de todo. Eran Mellizos. Y aunque sus mentes no estuvieran conectadas como en las historias sobre los gemelos que habían escuchado en su infancia, de algún modo, ellos ahora se sentían más conectados que nunca.

-Soy titular. -Contestó a su pregunta cuando, otra vez, volvió a la realidad. -Además, Allison estará ahí.

-Esa siempre es la razón, ¿No? Allison. -Deshizo el cruce entre sus brazos que aún seguían sobre su pecho. -¿Qué es lo que en verdad sucede con Allison, Scott?

El nombrado no respondió la pregunta, pues Stiles interrumpió la conversación de ambos, apareciendo a un lado del hombre lobo.

-Scott, estás aquí. Hola, Lindsay... Un segundo. ¿Lindsay? -Desvió la mirada a la chica con rapidez. Ella lo saludó con una sonrisa -¿Qué haces aquí? Es el-

-Vestuario de chicos -Interrumpió antes de que repitiera lo mismo que su hermano. -, ya lo sé. ¿Alguien más quiere aclarármelo? ¿No? Muy bien. -Enfocó su vista otra vez en el humano. -Estoy aquí solo para darle ánimos a mi mellizo. ¿Eso está mal?

-Mentira. Estás aquí para evitar que juegue Lacrosse -Aclaró -. Y sabes que no funcionará.

-De acuerdo, pero solo espero que sepas lo que haces -Stiles advirtió.

-Si no juego, no seré titular y perderé a Allison. -Scott tomó asiento en la banca para terminar de atar sus zapatos.

-Allison no irá a ningún lado. Y es un partido que no necesitas jugar.

-Quiero jugar. Quiero estar en el equipo. Quiero salir con Allison. -Intercaló miradas entre ambos adolescentes que lo miraron expectantes. -Solo quiero tener una vida normal. ¿Entienden?

-Entiendo. -Aceptó el humano.

-¿Estás seguro de que podremos tener una vida normal? -Pensó, pero Scott no respondió. Ella soltó un gran suspiro. -Solo intenta no preocuparte allá fuera, ¿Sí?

-O enojarte mucho. -Continuó Stiles.

-Entiendo. -Respondió él.

-O estresarte.

-Sí, entiendo.

-No pienses en Allison viéndote. -Siguió hablando su mejor amigo.

-O que su padre intenta matarnos... -Lindsay continuó. Generando más confusión y terror en Scott.

-O que Derek intenta matarlos -Sin duda, Stiles no ayudó al control del adolescente. -. O en la mujer muerta, o que puedes matar a alguien... Si un cazador no te mata primero. Lo siento, no te diré más. -Stiles detuvo su hablar cuando Scott le lanzó una mirada de intranquilidad.

-Bien, mi trabajo aquí ha terminado -Miró a ambos lados y observó que ningún otro adolescente hormonal estuviera cerca de ella -. Los dejo, suerte en el juego -Le dio una palmada en la espalda a su hermano y salió del oloroso vestidor.

Cruzó toda la escuela hasta llegar al campo de Lacrosse que podía distinguirse a kilómetros debido a las luces que lo rodeaban. Las personas comenzaron a sentarse poco a poco en las gradas, después de comprar palomitas y alguna bebida para disfrutar del juego. Ella rodó los ojos cuando divisó al resto de jugadores calentando para entrar al campo, y entre ellos a Jackson que solo murmuró estrategias a las cuales Lindsay no le vio sentido. Aquello era un juego absurdo. ¿Quién en su sano juicio practicaría un juego como ese? Era la definición exacta de machismo. O bueno, así lo catalogó la melliza.

Una mano agitándose se elevó entre las personas sentadas frente a ella. Desvió la mirada del grupo de jugadores y siguió a la persona dueña de esa mano, encontrándose con Allison en las gradas del medio, con una bolsa de palomitas en su mano restante, y una persona a su lado que ella reconoció a la perfección.

-¡Hey, Lin, por aquí! -Gritó no muy alto para no perturbar a las personas a su alrededor. La melliza se abrió paso entre la multitud y llegó hasta ella.

-Allison, hola.

-Creí que no vendrías. Digo, el juego ya está por comenzar.

-Lo siento. Solo estaba... Dándole apoyo moral al nuevo jugador titular. -Sonrió. -Ya sabes, Scott se pone nervioso en estas cosas.

-¡Oye, sí! -Exclamó con una sonrisa. La melliza frunció las cejas ante su raro comportamiento -Creí que me habías dicho que Scott no jugaría. Luego apareció en casa y me sorprendió cuando dijo que tenía que alistarse para el juego.

-Ya conoces a Scott... -Soltó una risa nerviosa. -Cambia de idea, así como cambia de calcetines. Y nuestros problemas ya se solucionaron, así que...

-Me alegra oír eso. -Sonrió y Lindsay notó la sinceridad en sus palabras previas. -Ouh, Lin... No te molesta que te diga así, ¿Verdad? -Ella negó y Allison le regaló otra sonrisa -Él es mi padre.

La chica hizo su cuerpo un poco para atrás, revelando la figura compañera a su lado. El adulto vestía un saco negro largo, jeans oscuros y el típico semblante de papá protector. Cuando la mirada de Lindsay chocó con la mirada de aquel hombre, todo en ella se tensó y los recuerdos de esa noche resurgieron.

La luna brillando en la oscuridad. La primera transformación a mujer lobo. Su escape al bosque para no dañar a Stiles. Derek advirtiéndoles algo. La flecha en su pierna. Los cazadores. Aquel adulto siendo su líder. ¿Y ahora? Estaba frente a ella. Actuando como si no tuviera otra vida. Actuando como si ninguno jamás se hubiera visto. Y aunque era cierto, ella jamás olvidaría el rostro del hombre que intentó matarla.

-Ho-hola. -Habló con los nervios a flor de piel. Después de todo, era la primera conversación después de intentar cazarla. Una palabra errónea, y estaba segura que el hombre sacaría la ballesta que tenía escondida dentro de ese gran saco. -Lindsay McCall, un gusto -Extendió su mano en una forma respetuosa.

-El gusto es mío -Chris Argent aceptó el saludo -. ¿Eres algo de Scott McCall? -Preguntó curioso, después de relacionar apellidos.

-Es mi mellizo. -Respondió.

-Ouh, así que son hermanos... Qué bonito. -Chris halagó sin despegar la mirada de ella.

Lindsay sintió el nudo formarse en su garganta. ¿Era capaz de relacionar también su metamorfosis? Tres lobo en el bosque esa noche. Dos de ellos con menor estatura. ¿Talvez hermanos? ¿Talvez... mellizos? Lindsay no dejó de pensar en todas las teorías que podrían estar formulándose en la mente del cazador en ese momento. Estaba sintiendo el verdadero terror. ¿Y Argent? Solo estaba concentrado comiendo palomitas.

-¡Lindsay! -La nombrada giró un poco su cabeza al escuchar su nombre, para ver a su madre unas gradas más abajo.

-¡Mamá! -Respondió de la misma manera -Es mi mamá... Si no te molesta... Me gustaría ir con ella.

-Por supuesto que no -Allison aclaró. -Te veré luego del partido. Y recuerda que saldremos después y que tú también estás invitada.

-Sí, gracias, Ally. No te molesta que te diga así, ¿Verdad? -Repitió las mismas palabras que ella utilizó. La chica sonrió en negación, aceptando su nuevo apodo. Lindsay desvió la mirada al adulto -Señor Argent. Fue corta nuestra charla, pero ha sido un placer. -Intentó sonar lo más tranquila posible.

-Al contrario. Me alegra que Allison haga nuevas amigas.

No dijo nada más. Solo se alejó de ambos Argent agitando su mano, y bajó las gradas tratando de no tropezar y caer de cara al suelo y ser el hazme reír de todo el campo de Lacrosse. Llegó hasta la grada donde su madre estaba sin tropezarse, y le sonrió cuando estuvo a su lado. La mujer le entregó una bolsa de palomitas que había comprado antes de entrar, y juntas esperaron el silbato del árbitro que daría por comenzado el juego.

Por otro lado, algunos jugadores se encontraban calentando y otros acomodándose el uniforme. Algo similar a lo que Lindsay observó cuando entró al campo. Solo que ahora Jackson estaba sentado en la banca, observando al frente sin pensar mucho en nada. Algo que normalmente su cabeza hacía.

-¿Cómo está tu hombro? -Finstock preguntó sentándose a su lado.

-Está bien -Le respondió él.

-¿Sientes dolor?

-Ah, no. -Dijo despreocupado.

-¿Qué tal si te doy un fuerte golpe? -El entrenador simuló golpear el hombro de Jackson. Él lo miró como si se tratase de un loco. -¿Sentirías un poco de dolor?

-Tal vez.

-Escucha, solo sal, da lo mejor, y si sientes dolor solo... Solo...

-Solo... -Jackson repitió -¿Sigo jugando?

-Ese es mi muchacho.

Todos los jugadores corrieron al campo, pues ya era hora de dar comienzo a la entretención que el público estaba esperando. La pelota fue depositada en el medio del campo, con ambos capitanes en sus lugares correspondientes, y frente a la misma.

-¿Listos? -Preguntó el árbitro, y tanto Jackson, como el capitán del equipo contrario, asintieron. -¡En posición! -Terminaron de colocar sus palos de Lacrosse en la posición correcta, y tras el silbido, el juego comenzó.

Era obvio que Jackson sería el capitán en llevarse la pelota. No por nada estaba en esa posición. Así que una vez tuvo la pelota ubicada en la red del palo, corrió entre los jugadores contrarios, buscando la forma de anotar el primer punto a favor para Beacon Hills High School.

Scott dejó de pedir plegarías internas para que todo saliera bien, y comenzó a correr en dirección a Jackson, para que él pudiera hacerle un pase y así ser él quien anotara un punto para el equipo de Beacon. Pero el orgullo del capitán era mayor que la competencia e ignoró los pedidos de McCall, y solo le hizo un pase a otro jugador. Lindsay no quitó en ningún momento la mirada de Scott. Esperó el momento del colapso en donde todo se iría al mismísimo demonio, pero hasta el momento, no había llegado. Bueno, recién había comenzado el juego. Scott no era capaz de explotar en los primeros cinco minutos... ¿Verdad?

Quiso enterrar su rostro en la tierra como si fuera un avestruz. Había sacado conclusiones con anticipación. Scott sí podría ser capaz de explotar en los primeros cinco minutos. La pelota había caído sobre el césped, sin nadie que fuera por ella. Scott fue el único en aquel momento en verla y corrió detrás de la misma, pero el capitán del equipo captó su intención y empujó con fuerza al nuevo titular, dejándolo por completo en el suelo. Sonrió con triunfo y corrió en dirección a la portería, anotando el primer punto para el equipo local.

-¡Eso es, Jackson! ¡Ánimo! ¡Emocióname! -El entrenador festejó al igual que todos en el público.

Pero Lindsay supo que las cosas darían un rumbo mucho peor cuando, entre los festejos al capitán, Lydia quien se había sentado al lado de Allison cuando Lindsay dejó el lugar libre, alzó un cartel con la inscripción de: "Te amamos, Jackson". No solo por el hecho de estar apoyando al chico, sino porque Allison era quien estaba sosteniendo también el cartel. Volvió la vista a los jugadores, achinó la mirada y notó el subir y bajar de los hombros de Scott. La ira estaba creciendo. Era solo cuestión de minutos... O segundos para que todo explotara.

-Oh, genial... -Soltó con claro sarcasmo. - Mamá, ya regreso. -Avisó a la mujer para luego bajar las gradas restantes y correr hasta la banca donde Stiles estaba. -Tenemos un problema... A decir verdad, uno muy grande. -Señaló a Allison entre el público.

-Esto no será bueno... -Stiles añadió mirando otra vez a Scott.

La chica notó a un par de jugadores reunirse en medio del campo con el uniforme distintivo de Beacon Hills High School. Solo que estos lo habían hecho sin incluir al mellizo que estaba volviéndose una bomba en contra del tiempo. Agudizó el oído y la voz de Jackson resaltó entre todas las demás.

-No quieren pasarle la pelota a Scott -Informó a Stiles.

-¿Qué? -Preguntó él confundido.

-Jackson está hablando con los demás, y está planeando no dejar jugar a Scott. -Explicó sin olvidar ninguna palabra que el adolescente le dijo a Danny. -No quiere darle pases...

-¿Cómo lo sabes? Oh, olvídalo. Ya lo recordé -Stiles dijo mirándola y notando que tenía la cabeza levemente inclinada en dirección a los jugadores. -Si tú los escuchaste, entonces Scott...

-También. Y estoy segura que hará cualquier cosa para conseguir esos pases. -Concluyó.

El tiempo en el juego pasó tan rápido que ahora el contador marcaba tres puntos para la preparatoria Beacon, y cinco para el equipo contrario. Iban perdiendo. Y el séquito de Jackson había cumplido su orden a la perfección. Ningún pase fue lanzado a Scott en todo el juego. mientras los festejos de un nuevo gol del equipo contrario terminaban, dio paso al árbitro para volver a acomodar a los jugadores en las posiciones asignadas. Cuando pasó frente al adolescente inestable, lo vio medio encorvado y en un extraño mal estado.

-¿Estás bien, hijo? -Preguntó el sujeto. Scott solo asintió sin más explicación.

Jackson notó la extrañeza en el actuar de Scott y obvio que no se quedaría tranquilo con el simple asentimiento. Descubriría la verdad sobre su extraño comportamiento. Lindsay, quien se había sentado en la banca a un lado de Stiles, no dejó de mover la pierna golpeteando el pie contra el césped para demostrar su clara desesperación. El chico la miró con algo de preocupación y solo volvió a morder con nerviosismo los dedos del guante del uniforme.

-¿Quién es Scott? -Argent preguntó a su hija.

-El número once. -Lydia se adelantó. -Y también es el que no ha atrapado una sola pelota en todo el juego.

-Espero que esté bien... -Allison murmuró en preocupación.

-Espero que así sea. -Lydia apoyó, pero con claro resentimiento.

La idea de Scott por jugar sí o sí el partido de Lacrosse no había sido instalada solo por ser el titular, sino que Lydia lo había amenazado, de cierta forma, en mitad de la clase con Allison. No solo le quitaría el poder de titular con alguna excusa al entrenador, sino que también le presentaría algún jugador guapo y fornido a Allison que provocara enamoramiento en ella y se olvidara de una buena vez de él. ¿Y todo eso por qué? Porque había herido el hombro de Jackson y no podría dar todo de sí en el juego. Y si perdían, ella no sería nada más que la novia del capitán perdedor. Y Lydia Martin, la chica popular, novia del capitán, y la más bonita de la secundaria Beacon, no quería eso.

-Debemos ganar... -Murmuró entre dientes la pelirroja. -Allison, ¿Me ayudas?

La chica aceptó ayudarla a duras penas. El cartel ahora que se elevó entre el gentío decía: "Jackson es el número 1". Scott había notado aquel trozo de papel elevarse en el aire, y Lindsay había notado el brillo amarillo salir del interior del casco de su hermano. Las palpitaciones de su corazón se aceleraron por algún motivo, y cerró los ojos para concentrarse y no ser ella quien causara un desastre en medio del campo.

-Bien, ¿Listos? -Los capitanes se colocaron en la posición, y el árbitro volvió a soplar el silbato.

El partido volvió a comenzar y la pelota fue lanzada por los aires gracias al capitán contrario. Scott, ni lento ni perezoso, saltó por encima de un jugador y atrapó la pelota en el aire. Aterrizó de pie con la pelota en su propio palo de Lacrosse, y con una rapidez que ninguno se imaginó, corrió por todo el campo. Jackson apenas pudo formular una jugada en su mente, cuando el punto ya había sido anotado por el adolescente, después de haber esquivado sin problema alguno a cada jugador contrario que le obstruyó el paso.

Tanto Lindsay como Stiles saltaron eufóricos en la banca para festejar el logro de su amigo y hermano. El público tampoco se quedó atrás y gritó en celebración, donde también participó Allison con una sonrisa. Lydia, por su lado, se quedó sentada en la grada con una falsa sonrisa. La atención era a Jackson. No al debilucho titular que apenas había anotado en gol.

-¡Pásenla a McCall! ¡Pases a McCall! ¡A McCall! -Gritó el entrenador cuando vio que la atención tendría que ser desviada al nuevo titular.

El silbato otra vez sonó y un nuevo tiempo comenzó. La pelota se la quedó el equipo contrario y el capitán se la pasó a uno de sus jugadores. Pero para mala suerte de este, se detuvo frente al lobo adolescente. Scott lo miró de una forma casi intimidante con los colmillos afuera y los ojos brillando en amarillo. En ese momento el jugador creyó que su imaginación estaba jugándole en contra, y con el miedo que sintió, solo terminó pasándole la pelota al mellizo.

-¿El jugador contrario acaba de darle la pelota a McCall? -Le preguntó el entrenador a Stilinski.

-Sí. Eso creo, entrenador -Stiles le respondió mientras continuó mordiendo su guante, nervioso.

-Interesante.

Scott volvió a correr por el campo esquivando a todos. Llegó hasta la portería y lanzó la pelota, provocando que esta atravesara la red en el palo del portero, y anotando así un punto. El cual fue festejado por todos en el lugar, como el resto de puntos anotados por el adolescente. El marcador ahora estaba cinco a cinco.

Lindsay volvió a saltar de alegría y giró levemente la cabeza, para ver a Allison también saltar emocionada. Si seguía así, Scott podría mantenerse en calma. Mientras la atención de Allison solo fuera a él. A nadie más que a él. Luego desvió la mirada a su madre y esta le sonrió señalando con orgullo a su hijo. Lindsay le respondió de la misma manera, mostrando sus brillantes dientes blancos.

-Bien hecho, McCall -La voz de Bobby la distrajo de la atención a las gradas -. ¿Qué? La pelota está en la red, es la meta del juego.

-¿Y este qué? -Preguntó a Stiles.

-El entrenador del equipo contrario. No cree que haya sido un punto. -Explicó el chico.

-La pelota entró -Señaló el arco contrario -. Sí, rompió la red en el palo del portero, pero aun así fue punto.

-¡No, no lo fue, niña! -Exclamó el entrenador del otro equipo.

-¿Disculpe? -Miró detrás de Stiles y alzó una ceja.

-Ay no... -Murmuró el chico dándose la vuelta y presintiendo una próxima batalla entre Lindsay y ese sujeto.

-Mire, señor... Entrenador -Comenzó ella. -¿Ve acaso la pelota en la red de su portero? ¡No! Así que mejor cierre el pico y concéntrese en entrenar bien a esos monos.

-¡Así se habla! -Apoyó el entrenador Finstock. -Ya la oíste. Ve a entrenar a tus monos.

-El objetivo era meter la pelota en la red, y él lo hizo. -Exclamó Lindsay otra vez cuando las quejas del otro entrenador volvieron a escucharse. El árbitro llegó a interferir la pequeña disputa entre la melliza y los dos entrenadores. -¡Oiga, hágalo entrar en razón!

-Vete de aquí. Ni siquiera estás en el juego. -Volvió a interferir el entrenador contrario.

-Pero conozco las reglas. Y por lo que me concierne, esa pelota entró. ¡Qué el juego continue! -Agarró el silbato que colgó del cuello de Bobby y lo sopló.

El público festejó y el árbitro solo alzó los hombros ante los reclamos del otro entrenador. Después de todo, ella tenía razón. La pelota había entrado a la portería. El punto sin duda era para la preparatoria Beacon.

-Abajo -Otra vez la pelota fue depositada en medio del campo, con ambos capitanes frente a ella.

-¿Qué le pasa a tu amigo, viejo? ¿Qué tiene? -Preguntó el capitán del otro equipo a Jackson. Pues ellos también habían notado el raro actuar del chico.

-No lo sé. -Respondió él. -Aún...

-¿Listos? -Preguntó el árbitro y asintieron. El agudo sonido del aparato resonó en los tímpanos de Lindsay como las veces anteriores.

La pelota volvió a caer en el palo de Lacrosse. Nadie desobedecería las ordenes de Bobby. La orden de Jackson sobre no pases a McCall, podrían esperar al próximo partido. ¿Qué más daba si Scott anotaba? La cuestión era ganar el partido.

¿Era hacer trampa si el adolescente usaba su poder sobrenatural para anotar los puntos? Claramente no. O bueno, no en la mente de Scott. Después de todo, lo hizo durante todo el juego. Solo que esta vez, la visión nocturna que se activó durante el juego, confundió al adolescente. Intercaló miradas entre los jugadores que comenzaron a rodearlo, y el portero frente a él. El reloj comenzó a marcar los últimos segundos del juego. Tan solo veinte eran los segundos que Scott disponía para anotar el punto ganador.

-Ahora no, Scott -Lindsay susurró al notar su confusión -. Contrólalo. Vamos, tú puedes.

-No, Scott. Ahora no. -Stiles se repitió una y otra vez.

-Scott... Tú puedes. Lo lograrás. -Allison murmuró a la distancia.

Las tres voces se mezclaron dentro de la pobre mente perturbada del adolescente. Por momentos la voz de Lindsay era más intensa, pero después cambiaba y era la voz de Allison la que repercutía dentro de su cabeza. Quiso cerrar sus ojos para la concentración, pero el poder se apagaría y así no conseguiría anotar el punto. Levantó la mirada con delicadeza y mientras el marcador continuó bajando los segundos, las voces de ambas chicas se unieron en su cabeza. Ambas pronunciando exactamente lo mismo. Dándole exactamente los mismos ánimos. Sintió el mismo cariño y compasión por ambas, como nunca antes lo había hecho. Y tras un largo suspiro de no más de un segundo, que acaparó uno de los últimos tres segundos del contador, Scott lanzó la pelota.

Seis a cinco. Con tan solo un segundo de tiempo restante, Beacon Hills High School era el ganador de los cuartos de final del campeonato de Lacrosse. El público festejó en victoria. Lindsay y Stiles gritaron eufóricos como lo habían hecho en cada anotación, y tras una mirada de felicidad, ambos se abrazaron. Todo salió bien. Nadie había salido herido. La ira había sido controlada. Ningún cuerpo apareció en medio del campo de Lacrosse. Y aquello sin duda era motivo de celebración.






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La felicidad no era punto importante para Scott. Al menos, no en ese momento de gloria y competencia. Pudo controlarse en medio de todos en el campo, pero ahora que las miradas no estaban sobre él, podría correr lejos y dejar al lobo salir. Pues el descontrol en cualquier momento atacaría cada fibra de su ADN, y provocaría la transformación que daría paso a la destrucción masiva. Corrió del campo siendo solo observado por Allison con un claro ceño fruncido en confusión. Aunque también alcanzó a ser visto por el Argent mayor. Por el cazador de hombres lobo. Él solo se había limitado a verlo correr, mientras que Allison fue tras él a dónde sea que hubiera ido.

-¿Papá? ¿Qué pasa? -Stiles le preguntó a su padre.

El alguacil mantuvo conversación con alguien por unos largos minutos, que provocaron la desesperación tanto de Lindsay como de Stiles. Quien conoció a la perfección cada una de las muecas que el hombre hizo ante las palabras del otro lado de la línea. Sin duda no era una conversación de viejos amigos.

Scott llegó hasta la zona de vestuarios tan rápido como su autocontrol se lo permitió. La agitación, el mareo, y la confusión se instaló en todo su cuerpo como si fuera la primera vez. Se deshizo del casco que aún permanecía en su cabeza, tirándolo por ahí. Apoyó ambas manos en el lavamanos del vestidor y cuando alzó la mirada, el reflejo de su forma lobuna volvió a impactarlo de la misma forma que lo hizo cuando se vio en la ventana de Allison. Solo que esta vez, no había ningún auto que lo atropellara para volverlo humano. El vidrio se volvió añicos cuando su puño impactó en todo el cristal.

-¿Scott? -Mal momento para que Allison entrara a la zona. Si tan solo no hubiera visto el casco de Scott aterrizar en el pasillo, ella hubiera seguido su camino y no estaría enfrentando una de las peores facetas del adolescente. -¿Estás aquí?

Todo estaba envuelto en oscuridad, volviéndolo una típica película de terror narrada por Stephen King, y dirigida por Sam Raimi. Los pedazos de vidrio relucieron en el suelo, y Allison frunció su entrecejo mucho más de lo que ya lo tenía. "¿Qué había pasado?" Fue la pregunta que rondó por su cabeza en tanto buscó por cada rincón a Scott. Si tan solo hubiera optado por mirar arriba, se hubiera encontrado con la presencia del hombre lobo en todo su esplendor. ¿Scott estaba siendo él? No en sus cinco sentidos. Pero muy en el fondo, el autocontrol estaba jugando un factor importante para no saltar encima de la chica en ese momento.

-¿Scott? -Volvió a llamarlo tras sentir una vibra extraña recorrer todo su cuerpo.

Fue en aquel momento que decidió mirar hacia arriba, pero el adolescente ya no estaba sobre las vigas del techo. Se había esfumado. La horrible sensación volvió a recorrer el cuerpo de Allison, como si fuera un escalofrío. Intentó refugiarse entre los casilleros y repitió el nombre del chico, pero este no se hizo presente.

Una respiración agitada se hizo mucho más sonora dentro de la zona de duchas. Allison dejó sus miedos de lado y comenzó a acercarse ahí con sumo cuidado. La poca luz de la luna y los faroles del exterior, se infiltraron por las ventanas. Dio media vuelta a una pared para adentrarse por completo a la zona indicada, y ahí lo vio. Con las manos apoyadas en la pared, y completamente de espaldas a ella.

-Oye... ¿Estás bien? -Allison tocó su hombro con delicadeza, y él volteó a mirarla. Había vuelto a ser él. Había vuelto a ser Scott McCall, un adolescente semi normal. -Me asustaste. ¿Te encuentras bien?

-Sí, lo siento. Me sentí un poco mareado. -Aclaró con una débil sonrisa.

-Tal vez es la adrenalina. Estuviste asombroso en el campo. -Halagó con una sonrisa, y siendo levemente iluminada por las ventanas que dejaban entrar la luz del exterior.

-Lamento haber actuado raro el otro día.

-Tranquilo. Puedo con la rareza.

-Para ser honesto, tú... Me pones nervioso -Scott confesó.

-¿Es en serio? -Allison preguntó con sorpresa. No era muy buena captando las señales de los demás.

-Sí, en serio... Muy nervioso -Allison soltó una risa que cautivó al hombre lobo -. Quiero estar seguro de tener mi segunda oportunidad.

-Ya la tienes -Aclaró -. Espero que la tomes. -Caminó unos pasos hacia atrás alejándose de él, con una sonrisa en su rostro.

Scott volvió a acercarse a ella -Bien, tal vez deba a aprender a tomar oportunidades.

-Puede ser...

La cercanía entre ambos poco a poco se fue acortando. La mirada de Scott se intercaló entre los ojos oscuros de la chica, y sus delicados labios levemente pintados por el labial. Allison sonrió cuando la cercanía se acortó, y los labios de Scott fueron depositados sobre los suyos, aclamando por ese esperado beso. No fue brusco, no fue pasional, sino todo lo contrario. Fue tan delicado, que ninguno quiso dar el siguiente paso y moverlos al compás. Como si hubieran sido creados el uno para el otro. Allison tomó la delantera y movió con lentitud sus labios, fusionándose más con Scott. Algo raro e incómodo de explicar si no lo estuvieran viendo en persona.

Lindsay y Stiles tuvieron que detener su avance cuando vieron a los enamorados fusionados bajo la luz de la luna que entró por la ventana. La melliza abrió sus ojos en sorpresa y alejó la mirada de ambos. Lo sintió casi como una violación a la privacidad. No por completo, sino casi. Mientras que Stiles solo alejó la mirada de ambos, pero la volvió rápido a ellos para corroborar si aquello en verdad era real.

-Debo regresar con papá... -Dijo al finalizar el beso.

-Sí... -Murmuró aún en la nube de ensoñación. Se despidió de él con un beso en la mejilla.

-Hola, Stiles. Hola, Lin. -Allison los saludó, para después continuar su camino a la salida.

-Te dije que no hicieras ruido -Lindsay le dio un leve golpe detrás de la cabeza a Stiles. Salieron de su improvisado escondite detrás de los casilleros, y se acercaron al mellizo.

-¡Au! Tú fuiste la que hizo ruido -Stiles se defendió.

-La besé. -Scott informó como si fuera la última novedad y la noticia más importante.

-Lo vimos. -Respondió su hermana.

-Ella me besó. -Repitió.

-También vimos eso -Stiles dijo ahora -. Es bueno, ¿No?

-Yo... No sé cómo, pero me controlé. Pude lograrlo. -Miró a su hermana -Talvez podemos hacerlo. Talvez no es tan malo.

-Sí, hablamos después -Stiles le dio una palmada en el hombro e intentó irse, pero Lindsay lo detuvo.

-No. Tenemos que decirle.

-¿Qué pasa? -Preguntó confundido.

Stiles soltó un suspiro antes de comenzar -El Forense examinó la otra mitad del cuerpo.

-¿Y?

-Bien, mejor déjamelo a mí. Iré directo al punto -Lin siguió la explicación -. Básicamente, el asesino de la mujer partida a la mitad... -Hizo una rara seña de separación con sus manos -Es un animal. No un humano.

-Derek es humano, no animal -Stiles continuó -. Así que, Derek no es asesino. Derek salió de prisión.

-¿Bromean? -La sorpresa invadió el rostro del chico.

-No. Y aquí viene lo más extraño -Stiles volvió a hablar -. Mi papá identificó a la mujer. Ambas mitades.

-Agárrate de la pared, porque te caerás de trasero... -Lindsay advirtió con algo de gracia. -Era Laura Hale.

-¿Hale?

-La hermana de Derek. -Stiles concluyó la información.

En el campo de Lacrosse, cuando la emoción terminó, y el vacío lo invadió, Jackson observó cierto objeto en medio del mismo. El vapor salió de su boca con cada exhalación debido al clima frío. Se acercó al objeto sobre el césped y lo tomó entre sus manos. Desde el segundo uno que se cruzó con Scott McCall por primera vez, supo que algo no andaba bien con él. Desde que lo vio maniobrar en medio del campo durante las pruebas para titular supo que nada andaba bien. Y ahora lo comprobó en el partido ganador. Scott escondía algo. No solo por su forma de jugar tan repentina, sino también por sus extrañas actitudes y complicadas respuestas.

Observó con delicadeza el guante del jugador número once del equipo de Lacrosse. Cierto detalle se había escapado de las garras de Scott, dejándolo en evidencia frente al chico Whittemore. No hacía falta investigar, o tal vez sí... Pero la torpeza de Scott era tanta, que Jackson solo esperaría el momento adecuado para hacerlo meter la pata. ¿Por qué? Porque los agujeros en el guante, justo en la punta de los dedos, no era por solo sostener el palo entre sus manos.

¿Y por qué la sospecha creció mucho más dentro de su cabeza, rodeándolo de total incertidumbre? Pues porque Derek Hale, ahora siendo libre y casi exonerado de cualquier cargo de homicidio, lo observó desde la oscuridad. Analizó cada gesto, cada mueca, cada movimiento que Jackson tuvo ante el hallazgo del guante. Y así tan misterioso como apareció, se esfumó. Siendo consumido en su totalidad por las tinieblas del bosque. Dejando a Jackson con muchas más dudas instaladas que antes. Y haría lo que sea para descubrir el secreto de Scott McCall. Aunque eso lo llevará a su futura perdición.






















𝗪𝗔𝗥𝗜𝗜'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🌙

Tengo que admitir que cada vez más enamoro de la personalidad de Lindsay. Es todo lo que está bien. Super independiente y fuerte de sí misma. Ay, la amo mucho, chicos disculpas jashja.

Ahora díganme ustedes, ¿Les cae bien la personalidad de Lindsay? ¿Hay algo que les molesta? ¿Algo que amen de ella? ¿Todo como yo?

En fin, poco a poco vamos viendo las habilidades que ella misma posee sobre el control de lo sobrenatural. ¿Qué creen que será? Solo tengo que decirles que no me dejaré llevar por los estereotipos de que es "algo más", pues vamos. Ya es mucho cliché incluso para mí que amo lo cliché. Todo tiene un por qué, y poco a poco se irá resolviendo y/o revelando.

Nada, eso es todo. No olviden dejar su estrellita de voto, y aquí abajo tienen mis redes por si gustan seguirme. Es gratis.


palabras; 8258

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