𝟬𝟬𝟯 ☽┆ let's arrest derek hale
٭ chapter three ٭
⋅•⋅⊰∙∘☽ ❝Arrestemos a Derek Hale❞ ☾∘∙⊱⋅•⋅
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Scott entró a los vestuarios para prepararse ya que tendría la práctica de Lacrosse. Ahora que era titular, no podía perderse ningún entrenamiento. Y mucho menos si quería seguir cautivando al entrenador de la manera que lo había hecho durante las pruebas para titular. Luego de haberse despedido de Allison, había quedado en un completo shock. Su rostro era un claro ejemplo de lo mismo. Apenas y pestañeó en todo el trayecto a los vestidores. Haber visto al padre de la chica que le gusta, y quien curiosamente resultó ser un cazador de hombres lobo, lo enloqueció por completo.
-¿Te disculpaste con Allison? -Stiles le preguntó cuando lo vio entrar.
-Sí.
-¿Te dará otra oportunidad o...? -Volvió a preguntar, alargando la última letra.
-Sí.
-¡Sí, bien! Todo está bien. -Stiles soltó en victoria.
-¡No! -Contestó él rápidamente.
-¿No?
-¿Ya olvidaste... a los cazadores? Su papá es uno de ellos... -Scott le respondió con un hilo de voz.
-¿Su papá? -Preguntó Stiles algo confundido.
-Él nos disparó a Lin y a mí la otra noche...
-¿El padre de Allison?
-Con una ballesta... -Scott continuó.
-El papá de Allison...
-¡Sí, su padre! -Exclamó en desesperación, interrumpiendo al chico. -Oh, por Dios...
-No, no, Scott... -Stiles se acercó a él para calmar su delirio. -Está bien. No te reconoció, ¿O sí?
Scott lo pensó -No, no lo creo.
-Bien. ¿Y ella sabe de él? -Stiles continuó con el interrogatorio.
-No lo sé... ¿Qué tal si sabe? Podría ser algo malo... -Scott empezó a lloriquear. El silbato del entrenador opacó su lamento.
-No puede ser... -Stiles pasó su mano por su corto, casi rapado cabello. -Concéntrate en Lacrosse ahora, ¿Sí? Toma esto y esto... -Le entregó el palo y la protección para el juego -. Concéntrate en Lacrosse por ahora. Debes hacerlo.
-Lacrosse. Sí... Puedo hacerlo.
Stiles le dio unos golpes en el hombro para darle ánimos, y luego se dirigieron al campo, donde la mayoría de jugadores ya se encontraban entrenando bajo el mandato de Bobby Finstock.
-Vamos, enfrentamientos uno a uno -El entrenador ordenó -. ¡Jackson! Hoy toma un palo largo. Ese es mi muchacho. -Le dijo cuando lo obedeció sin rechistar. El nombrado se colocó en la posición asignada, y empezó a derribar todos los oponentes que intentaban anotar en la portería. -Así se hace, Jackson, así. Greenberg, toma un palo. ¡Más rápido, Greenberg! -Gritó al pobre chico -. Vamos, McCall, ¿Qué esperas? Andando.
Scott lo obedeció y se dirigió rápidamente hacia Jackson e intentó esquivarlo. Pero este lo golpeó con el hombro, haciendo que cayera al suelo dándose un fuerte golpe.
-¿Aún quieres ser titular, McCall? -Bromeó Jackson cuando lo vio tendido en el suelo, y tras otra sonrisa de burla, se alejó.
Bobby se acercó a él. -Mi abuela puede moverse más rápido que tú. ¡Y está muerta! ¿Crees que puedes moverte más rápido que el cuerpo sin vida de mi abuela?
-Sí, entrenador -Scott le respondió. Estaba algo enojado.
-No te oigo.
-Sí, entrenador -Los ojos de Scott se habían vuelto amarillos, pero el casco protector impidió que estos fueran vistos.
-Entonces, hazlo de nuevo -Scott corrió hasta posicionarse de vuelta en la fila -. ¡McCall lo hará de nuevo!
Jackson lo miró con desafío, preparado en su posición y listo para darle otra golpiza a McCall. Scott lo miró fijamente. Decretando una guerra entre ambos. Corrió con todas sus fuerzas hacia él, dándole un fuerte empujón y haciendo que cayera al suelo. El brazo del chico Whittemore pareció haber recibido todo el peso al caer, ocasionando que le doliera demasiado. El entrenador se acercó a su jugador estrella con rapidez para ver su estado de salud.
Scott, por su lado, luego de darle la golpiza a Jackson, se arrodilló en el suelo. Su cabeza dolía. Como la noche de luna llena. Los instintos de su lobo interior querían salir, consumido por el enojo que Jackson le causó. Stiles rápido se acercó a él para alejarlo de los demás jugadores.
-No lo controló. Está pasando... -Scott le advirtió.
-¿Qué? ¿Aquí? ¿Ahora? -El chico comenzó a desesperarse. -Vamos, levántate. ¡Vámonos!
Lo ayudó a levantarse del campo, para después salir de ahí antes de que alguien pudiera ver los brillantes ojos amarillos que ya estaban brillando en su máximo esplendor. Aunque tampoco estuvo en la vista de nadie. Todos estaban preocupados por el accidente de Jackson y como afectaría eso en los juegos futuros. Pero, escondido entre las gradas alejadas y casi formando parte del bosque, Derek Hale lo vigiló. Cada movimiento. Cada palabra. Cada ataque de ira. Derek observó absolutamente todo.
Lindsay caminó por los pasillos con dirección al campo de Lacrosse. Hace nada había terminado su última clase y era claro que no se perdería el primer entrenamiento de Scott como titular. Solo que una extraña sensación se instaló en su pecho apenas cruzó las puertas del exterior. No supo definir qué era con exactitud, pero sí quien lo provocó. Vio la clásica chaqueta de cuero que la atormentó la mañana siguiente a la mordida, y la noche de los cazadores. Derek se alejó antes de percatarse que Lindsay ya lo tenía entre ceja y ceja.
Volvió a adentrarse al interior del establecimiento mientras las preguntas rondaron por su mente como últimamente hacían, sumándose a las ya instaladas ahí tiempo atrás. Cada una de ellas sin ninguna respuesta coherente. Sintió un ajetreo de voces proveniente de los vestidores, ya que aún no tenía controlado el super oído. Cuando pudo distinguirlas, se acercó a aquella zona, encontrándose obviamente con Scott y Stiles. El primero colgando del pobre adolescente, con su cabeza gacha y cubierto de sudor.
-¿Qué es lo que está pasando? -Preguntó cuando llegó al pasillo inferior de los vestidores.
-Scott... Lobo... Rápido... -Stiles le respondió entrecortado.
-¿Qué?
-Solo ayúdame a llevarlo a los vestidores. -Lindsay tomó uno de los brazos de Scott y lo cruzó por su hombro para ayudar a Stiles a llevarlo hasta la zona indicada. Una vez llegaron al lugar, Scott se soltó del agarre de ambos y se tiró al suelo. -Scott, ¿Estás bien? ¿Scott?
Scott lo miró. Los ojos se habían tornado amarillos, los colmillos habían crecido por completo y la ira era muy clara en aquella mirada.
-¡Aléjate de mí! -Le gritó, aunque sonó más como un gruñido. Cuando el chico no captó la orden del hombre lobo, este comenzó a acercarse a él.
-¡Scott, detente! Escúchame. Soy yo. -Gritó la melliza, tratando de enfocar la ira en ella y no en el adolescente frente a su hermano. Y tras un minuto entero, lo consiguió. Scott la miró y ahora fue ella el centro de atención. Él se acercó, ella retrocedió. -Ah... Ya entiendo. ¿Quieres jugar a los perritos? Bien, juguemos a los perritos.
Lindsay cerró sus ojos con fuerza. Sintió un cosquilleó en su estómago. Sintió la adrenalina expandirse dentro de ella. ¿O acaso era odio no controlado? No lo sabía. Pero lo que sí sabía era que, al abrir sus ojos, el amarillo intenso amenazó con más furia a Scott. Rugió frente a él, los colmillos blancos aparecieron en segundos. Trató de guardar las garras, después de todo, solo quería calmar a su hermano. Pero aún la habilidad no era controlada a la perfección. Así que las uñas dejaron lo corto de lado para ser filosas garras negras, otra vez, debido al esmalte de uñas en ellas.
Era ilógico. Los hermanos normales tenían peleas de almohadas, se gritaban entre ellos, se ignoraban por días. ¿Scott y Lindsay? Scott y Lindsay tenían un enfrentamiento de lobos en medio del vestidor de hombres derribando casilleros, saltando sobre casilleros, rompiendo casilleros, y haciendo cualquier otra cosa que involucrara dañar a los pobres e inocentes casilleros. ¿Tenían control sobre sus actos? Claramente no. A la hora de la transformación, ambos eran consumidos por el poder del lobo, por el deseo de sangre. No importase que tanta fuerza de voluntad pusieran en recordar su humanidad, simplemente aún no eran dueños de sus acciones.
Por su propio lado, Stiles una vez fue liberado de la asesina mirada de su mejor amigo, corrió hasta la puerta de los vestidores y agarró el extintor colgado en la pared. Le sacó el seguro y llamó a los dos hermanos que se encontraban peleando cerca de él. Ambos lo miraron con los ojos amarillos intensos y en un segundo, fueron cubiertos por la sustancia que este contenía en su interior. El humo creado por el hielo seco dentro del tubo, provocó que los mellizos McCall detuvieran la pelea para concentrarse en su vuelta a la humanidad. Y lo consiguieron. La distracción creada por el humano, trajo devuelta a sus amigos.
Scott se sentó en la banca y se quitó el casco, que no se había quitado en ningún momento, y que ciertamente evitó los rasguños lanzados por su hermana. Parecía estar ya mucho más calmado. Lindsay se encontraba de pie a un lado de él. El humo del extintor relajó sus músculos, sus instintos, y controló su loba interior.
-¿Stiles...? ¿Qué pasó? -Preguntó Scott confundido.
-Intentaste matarme -Le respondió tirando el extintor y quitándose los guantes de su uniforme de Lacrosse -. Y luego a Lindsay. Pero ella logró transformarse o lo que sea que hagan para volverse hombres lobo, y te atacó. -Stiles la miró -¿Cómo lo hiciste, por cierto?
-Primero, me vuelvo mujer loba, no hombre lobo -Le aclaró -. Y segundo, no lo sé. -Limpió una gota de sangre que cayó por su mejilla producto de una herida causada por una garra de Scott, pero que se curaría dentro de poco. Como pasó con el agujero en su pierna cuando la flecha la atacó. -Luego de la noche de luna llena, cuando no pude controlarme... No puede ser que diga esto... -Soltó un suspiro. -Comencé a investigar sobre licantropía. Sobre hombres lobo... Algo que me ayudara a entender el por qué.
-Investigar la licantropía no es tan descabellado después de todo, ¿Verdad? -Burló el humano. Lindsay gruñó leve y Stiles quedó inmóvil. -Perdón.
-En fin... No encontré mucho la verdad. Solo teorías y mitos. Pero leí que el odio puede ser el factor más estresante a la hora de la transformación. Algo así como la aceleración del pulso. -Indicó recordando lo que Stiles leyó aquella vez. -Y cuando enloqueciste, probé la teoría. Y solo ocurrió.
-Pero... ¿Cómo recuerdas ser tú? ¿Y cómo haces para controlarlo? -Scott le preguntó desesperado por una respuesta. Desesperado por su propio control.
-No lo sé. Recordar ser yo no es algo que domino aún. Tú lo viste, Scott. Quería lastimarte. Así que por más que yo quisiera, aún no puedo controlarlo. -Se sentó a su lado y lo miró inclinando un poco la cabeza. -No podemos controlarlo.
-Es eso. -Señaló a la chica. -Es exacto lo que Lindsay dijo. El enojo, el aumento del pulso. Todo es un detonante.
-Pero es Lacrosse. -Recordó el hombre lobo. -Es un juego violento, por si no lo has notado.
-Y será más violento si terminas matando a alguien en el campo. Viste lo que pasó con Jackson. Lo que él solo causó. Así que no puedes jugar el sábado. -Indicó. -Tienes que dejar el equipo.
-Pero soy titular -Scott respondió.
-Stiles tiene razón, hermano -Lindsay apoyó las ideas del joven Stilinski, cosa que no pasaba muy seguido -. Si la causa de la ira es el detonante para tu transformación, especialmente la ira hacia Jackson, no creo que jugar sea la mejor idea.
-Entonces ayúdame a controlarlo -Scott la miró -. Pudiste transformarte por voluntad propia.
-¿Acaso alguna vez escuchas lo que digo? -Señaló su oído. -Pude transformarme, sí. Pero no sé cómo lo hice. No sé si fue el odio, no sé si fue la aceleración de mi pulso, no sé si fuiste tú... No tienes que esperar a que todo tenga una rápida solución, Scott.
-Es un hecho. No serás titular y no jugarás Lacrosse. -Stiles finalizó la conversación.
Rendido ante las ideas de un control propio, Scott salió del vestidor. Stiles lo siguió para evitar que cometiera una locura o quisiera morder a alguien en el camino, y de preferencia, Jackson Whittemore. Lindsay solo soltó un gran suspiro y se dejó caer por completo recostada en la banca donde se encontraba sentada. Poco le importó si alguien entraba. Su mente no estaba con ella, o al menos, no en lo que ocurría a su alrededor. Cerró los ojos y pensó. ¿Cómo provocar la transformación? Hasta decirlo sonaba extraño. Como si fuera alguna especie de Transformers animal. Recordó el odio, la ira crecer por cada partícula de su ser. ¿Eso era? ¿Cada vez que quisiera convertirse, solo tendría que odiar a alguien? Era una completa locura. Aunque no tanto como ser una mujer lobo.
Cuando el horario escolar terminó y las horas laborales se cumplieron, los mellizos McCall llegaron a casa cuando la noche ya había caído. Scott se veía terrible. Tenía ojeras, como si no hubiera dormido bien en días. Lindsay estaba igual. Aunque ella lo cubrió con algo de maquillaje. No era de usarlo, pero la situación lo ameritó. No andaría por toda la escuela con ojeras y signos de una pelea entre hermanos. La herida en su mejilla ya no estaba, se curó con tanta rapidez que apenas y sintió la curación. Caminó a su habitación, tiró la mochila sobre la cama y corrió otra vez a la de Scott.
Al llegar hasta la puerta lo vio tirado boca abajo sobre la cama. La mochila y palo de Lacrosse tirados en el suelo. Iba a decirle algo, pero su mamá entró a la habitación interrumpiendo la futura conversación sobre el control de los hombres lobo. Ya que sabía que el no jugar Lacrosse era una decisión algo difícil de aceptar para su hermano. Había puesto tanto de sí, que ahora apenas podía atajar una pelota sin sentir odio interno y convertirse en el proceso.
-Mis dos hijos favoritos -Melissa habló parada en el umbral de la puerta.
-Tus únicos hijos, mamá. ¿Turno nocturno? -Le preguntó Lin al notar su uniforme.
-Si, pero me tomaré el sábado para ver tu partido. -Miró a Scott.
-No, mamá. No puedes -Scott le respondió aún boca abajo.
-Puedo y lo haré. Por favor, un turno no nos hará pobres. Bueno, no del todo. -Rio con un poco de gracia. Notó algo extraño cuando Scott levantó la mirada para verla. -¿Qué tienen tus ojos? Parece que no has dormido en días.
-No es nada, solo estoy... -Scott miró a su hermana buscando ayuda. Ella no le contestó. -Estresado.
-¿Solo estresado? ¿En serio?
-Por tarea -Lindsay le respondió -. Sí... Ambos estamos estresados por la tarea.
-¿Tú? ¿Estresada por tarea? Eso es nuevo... -Dijo sorprendida. Ya que no era secreto que Lindsay fuera una de las primeras de la clase. Después de Lydia Martin claro. -Espera un minuto. -Se acercó a Lindsay y la examinó con detalle. -¿Ocultar ojeras con maquillaje? Es un viejo truco que hasta yo usé en mi adolescencia, hija.
-¿Había maquillaje en ese tiempo? -Bromeó. -Lo siento, mamá. Pero no te preocupes. Estamos bien.
-Sí, bueno... Espero que lo estén. No es como si usaran drogas o algo así, ¿Verdad? -Volvió a mirar a Scott.
-¿Ahora? -Preguntó Lindsay otra vez.
-¿Ahora? -Se volteó a ver a su hija con rapidez -Lo siento, ¿A qué te refieres con "Ahora"? ¿Han usado drogas? -Inquirió casi paranoica.
-¿Tú lo has hecho? -Scott le preguntó intentando salvar el lío que habían creado.
-Van a volverme loca. Mejor duérmanse. -Su madre abandonó la habitación para evitar alguna crisis nerviosa.
-Gran lío en el que nos metiste, tonto -Lin le dijo sentándose en la silla del escritorio.
-¿Yo? Tú fuiste la que le contestó "¿Ahora?" -Imitó su voz -, a mamá cuando habló sobre drogas. -Scott se reincorporó sentándose en la cama. La laptop sobre el escritorio empezó a sonar con la notificación de una videollamada.
-Es el tonto de tu amigo -Ella dio clic al botón de aceptar.
-Por si lo olvidas, es tu amigo también -Scott se acercó a ella.
Al aceptar la videollamada, Stiles apareció apuntando a los hermanos con una pistola de juguete que hacía ruiditos y tenía lucecitas.
-Qué maduro, Stilinski -Lindsay le dijo riendo.
-Esta cosa es genial. Lo mejor que compré. -Le respondió él, contento.
-¿Qué averiguaste? -Scott le preguntó interrumpiendo la charla de ellos. Luego de salir de los vestuarios, Stiles se dirigió al campo a investigar como seguía Jackson luego del golpe.
-Está mal. Tiene el hombro dislocado.
-Por mi culpa...
-Porque es un idiota.
-¿Jugará? -Le preguntó Lindsay esta vez.
-No lo saben aún. Cuentan con Scott para el sábado -Le respondió.
La imagen de Stiles empezó a distorsionarse. Pequeños cuadrados de colores aparecieron en el rostro electrónico del chico. ¿Un fallo del internet talvez? Cuando la imagen volvió a la normalidad, el adolescente tenía una mueca diferente en su rostro. La felicidad desapareció y ahora se instaló la... ¿Preocupación?
-¿Qué? -Le preguntó Scott. Stiles rápidamente le escribió un mensaje al chat, pero se trabó dejando solo un "Creo que".
-¿Crees qué? -Volvió a preguntar Lindsay. La imagen de Stiles volvió a congelarse, haciendo que el mensaje no llegara. -Maldita sea...
La pantalla se descongeló tras un minuto entero de espera, y el mensaje completo llegó; "Creo que hay alguien detrás de ustedes".
-¿Qué...? -Murmuró el hombre lobo.
Scott agrandó su propia imagen y una silueta oscura detrás de ellos se vio. Con una rapidez anormal voltearon para ver detrás, y Derek Hale se dejó ver. Este agarró de la chaqueta a Scott y lo estrelló contra la pared.
-Te vi en el campo. -Informó. Scott tenía las manos detrás de la espalda, sin posibilidad de poder hacer algo.
-¿A qué te refieres? -La voz de Scott sonó débil.
-¡Ey tú, sujeto raro! ¡Déjalo! -Lindsay gritó e intentó separarlos. Pero la fuerza del mayor era sin duda mucho más fuerte que la de los aprendices de lobo.
-Cambiaste en frente de ellos. Si descubren lo que eres sabrán de mí, de tu hermana, de todos nosotros. Y no solo los cazadores nos perseguirán, serán todos. -Advirtió.
-Por cierto, espiarnos desde las sombras no es muy agradable. Te vi a ti también. -Confesó la melliza. -Te fundiste en el bosque como si fueras parte de él. Pero ciertamente, Derek, nosotros no somos parte de él, ni mucho menos parte de ti. Puedes espiarnos todo lo que quieras, pero déjame decirte que ellos no vieron nada.
-Y no lo verán. -Respondió ignorando todo lo anterior dicho por ella. No se dejaría intimidar por una adolescente de dieciséis años, que además era una aprendiz de mujer lobo. -Porque si tan siquiera piensas en jugar en el partido del sábado, yo mismo te mataré.
-Linda forma de amenazar a un adolescente. -Volvió a hablar ella. Derek soltó a Scott después de dejar su advertencia. -¿Quieres saber mi forma de amenazar a un extraño sujeto hombre lobo? -Volteó a mirarla y enarcó una ceja. -Bueno, comienza por decirle que le informaré a la policía que un extraño sujeto nos estuvo espiando en medio del bosque, en horario escolar... Que entró ilegalmente a nuestra casa, y que además, golpeó a un adolescente de dieciséis años.
-Yo no golpee a ningún adolescente de dieciséis años. -Aclaró. Lindsay sonrió ladinamente y sin esperarlo, plantó un golpe en el rostro de Scott. -¿Pero qué...?
-¿Por qué hiciste eso? -Scott la miró totalmente confundido. Colocó una mano sobre su nariz para hacer presión y evitar que siguiera sangrando debido al golpe.
-Ay, no llores -Dijo despreocupada. -Sabes que igual sanará. Pero si tengo que mantenerla así hasta que la policía llegue... -Y antes de que la melliza pudiera hacer algo más, Derek desapareció de aquella habitación tan rápido y misterioso como había aparecido. -¡Scott! Lo lamento, de verdad... ¿Estás bien? -Se acercó a él para levantar su rostro y comprobar el estado de su nariz.
-Está rota, ¿No es así?
-Eh... -Soltó el rostro de su hermano y este la miró de frente. -¿Cuánto crees que tarde en sanar? ¿Una hora? ¿Talvez menos...?
-¡Por Dios, Lindsay! -Scott tocó la zona herida y acomodó su tabique desviado.
-Bueno, ahora sí sanará más rápido...
-No vuelvas a hacer eso. Ya no tienes la misma fuerza que antes.
-Lo sé. Por eso lo hice. -Aclaró. -Para deshacernos de Derek y evitar que te dejara mucho peor que con un tabique desviado... Pero al menos algo es seguro.
-¿Qué cosa? -Preguntó revisando otra vez su nariz en el espejo del baño.
-Que no jugarás en el partido del sábado. No si quieres conservar tu vida.
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Cuando tocó la hora del próximo día, Scott se acercó hasta la oficina de Bobby para informarle sobre que no jugaría el sábado. Lindsay tenía razón. Si quería mantener su vida tan viva como hasta ahora, tendría que alejarse del campo y evitar una muerte asegurada a manos del hombre lobo llamado Derek Hale. Y ante la exposición de todos en caso de que el control no funcionara y el amarillo de la transformación hiciera su aparición.
-¿Qué quieres decir con que no jugarás mañana en la noche? -El entrenador preguntó algo desconcertado.
-Digo que no puedo jugar mañana en la noche. -Repitió.
-¿No puedes esperar a jugar mañana en la noche? -Se cruzó de brazos apoyándose en su escritorio, esperando otra respuesta del chico.
-No, entrenador. No puedo jugar mañana en la noche. -Scott le aclaró.
-No te entiendo.
-Es que tengo problemas personales.
-¿Es una chica? -Preguntó pícaro.
-No.
-¿Es un chico? -Cambió el género en su pregunta, otra vez con la misma sonrisa. -Sabes, nuestro portero Danny, es gay.
-Sí, lo sé, entrenador. Pero yo no...
-¿Crees que Danny es un chico apuesto?
-Sí, creo que es apuesto, pero me gustan las mujeres... -Agitó su cabeza para concentrarse mejor. -Y tampoco es eso. Yo...
-¿Qué? ¿Son drogas? ¿Tomas pastillas? -Scott solo lo miró confundido por el camino en que la conversación estaba yendo -. Porque tengo un hermano que era adicto. Deberías ver lo que le hizo a sus dientes. Ahora están podridos y rotos... Es algo desagradable.
-Por Dios... ¿Qué le pasó?
-Usa coronillas. -Contestó, despreocupado. -Ah, es eso. ¿Tienes miedo de lastimarte, McCall?
-No. Tengo problemas para controlar mi... Agresión.
-Estas son las buenas noticias. Por eso juegas Lacrosse. Problema solucionado.
-Entrenador, no puedo jugar mañana.
-Escucha, McCall -Finstock se acercó a él -. Parte de jugar como titular, es asumir la responsabilidad de ser titular. Ahora, si no puedes manejar esa responsabilidad, vuelve a la banca hasta que estés listo.
-¿Si no juego el sábado, dejaré de ser titular? -Preguntó preocupado.
-McCall, juega el partido -Finalizó la conversación.
Mientras Scott trató de solucionar sus problemas sobre jugar el sábado por la noche, buscando alguna idea que fuera beneficioso para él y en cierto modo, también para alejar a Derek, Lindsay se detuvo frente a su casillero para guardar algunos libros de clases que ya había terminado. Su teléfono sonó por unos segundos con el anuncio de una notificación de un mensaje. Lo abrió y era un texto de Melissa. Quien le informó que ya había pedido la noche del sábado para ver a su hermano jugar. Y que por favor le avisara a él ya que, por alguna razón, Scott no respondía los mensajes.
-¡Lindsay! -Allison la llamó desde la otra punta del pasillo.
-Hey, ¿Qué tal? -Le preguntó ella cuando llegó a su lado, después de guardar el teléfono en el bolsillo y cerrar el casillero.
-Todo bien. ¿Y tú? ¿Algún cambio en tu vida? -Sonrió en su dirección, tratando de formar una conversación con la melliza. Pues su única interacción fue en la veterinaria la noche del accidente con el perro.
-¿Qué? ¿Por qué lo preguntas? -Ella le respondió con rapidez y preocupación. Scott ya la había puesto al tanto sobre el padre de Allison siendo un cazador de hombres lobo. Más precisamente, aquel cazador que le lanzó una flecha en medio de la pierna. -No, ningún cambio. No es como si pudiera transformarme en un animal o algo parecido -Soltó una risa nerviosa.
-Ahm, ¿Okey? -Contestó confundida, frunciendo leve las cejas -. No hablamos desde esa noche en la veterinaria, y quería saber cómo estabas... -Aclaró volviendo a su gesto tranquilo.
-Ah, eso. Sí, estoy bien. Gracias por preguntar -Dijo un poco más calmada.
-Tengo clase de Francés, solo quería saludarte. Ah, y dile a Scott que iré a ver el partido del sábado.
-Ahm sí... No creo que él juegue este sábado -Le respondió Lindsay cruzándose de brazos y apoyando medio de su cuerpo en la pared cercana.
-¿Por qué? ¿No es titular?
-Sí, lo es... Pero tenemos algunos problemas personales, y no creo que juegue. -Siguió con la misma excusa que Scott le pondría al entrenador en caso de querer confirmar teorías.
-Ouh, bueno. ¿Tú irás a ver el partido?
-Am, sí supongo. -Se reincorporó de la pared, pero mantuvo el cruce de brazos.
-Bueno, si no quieres sentarte sola en las gradas, te guardaré un lugar a mi lado y al lado de Lydia -Allison propuso con una sonrisa en el rostro -. Ah, y saldremos después del partido, por si quieres unirte.
-Gracias, Allison, eres muy amable. Y pensaré lo de la salida. Te veré luego. -Se despidió de ella y vio a la chica dar vuelta por un pasillo. Volvió a su casillero y sacó el libro de matemáticas que no había llegado a sacar cuando Allison la llamó. Stiles llegó hasta ella con rapidez, cerrando el casillero y llevándola detrás de una pared. -Stiles, ¿Qué haces?
-Dime lo qué están diciendo -Señaló el pasillo frente a ellos. El alguacil Stilinski junto a dos oficiales mantenían una conversación con el director.
-Stiles, el tener un super oído no significa que deba escuchar conversaciones privadas que el alguacil tiene con el director -Él la miró con suplica -. Bien, pero es la primera y última vez que hago esto. No te dejaré abusar de los privilegios.
-Sí, sí. Solo hazlo. -Insistió. Lindsay se acercó mucho más a la pared que trató de ocultarlos y agudizó el oído en dirección a los oficiales. -¿Qué escuchas?
-Shh, intento descifrarlo. Pero si sigues cacareando no podré hacerlo. -Stiles mantuvo silencio y ella logró captar algunas de las ondas sonoras de la conversación. -Hablan sobre un toque de queda por el cadáver.
-Increíble. -Exclamó con sarcasmo. -Mi papá está buscando un animal rabioso, mientras el idiota que mató a esa chica está afuera haciendo lo que quiere.
-No puedes contarle a nadie la verdad sobre Derek. -Lindsay advirtió. -Ya sabes, si alguien se entera, seremos carnada de cazadores.
-En realidad los cazadores necesitarían una carnada para poder atraparlos, porque ellos cazan a los lobos y... -Detuvo su explicación tras la mirada de la castaña. -Yo seré la carnada de cazadores si no dejo de hablar, ¿Verdad?
-Me encanta cuando entiendes todo con tanta rapidez -Sonrió en respuesta. -En fin, no puedes contarle nada a nadie.
-No, pero puedo hacer algo.
-¿Cómo qué? -Preguntó Lindsay intrigada.
-Encontrar la otra mitad del cuerpo.
-¿Es una broma? -Enarcó una ceja -La última vez que buscamos la otra mitad del cuerpo, a Scott y a mí nos mordió un hombre lobo, porque tú nos abandonaste. -Lo señaló. -Y ahora sufrimos las consecuencias de la luna llena. Ilógico, ¿Verdad?
-Ya dije que lo siento. -Se disculpó por décima vez. -Quería volver, pero papá no me dejó. Retuvo las llaves de mi Jeep. ¿Y sabes lo cansador que es caminar hasta allá? Los hubieran mordido igual. -Otra vez, Lindsay le lanzó esa mirada. -En fin, encontraré ese cuerpo.
Stiles se alejó antes de que Lindsay pudiera asesinarlo, y un Scott muy furioso pasó frente a ella. Ignorando por completo cualquier cosa de su alrededor. Y dedujo que la conversación con el entrenador no había ido de maravilla como esperaban. ¿Acaso lo había sacado del equipo? O reformulando la pregunta, ¿Lo sacaría del equipo si no jugaba mañana por la noche?
-¡Ey, Scott! ¿Qué sucede? -Lindsay detuvo el avance furioso de su hermano.
-Voy a casa de Derek. -Respondió sin más.
-¿Qué? ¿Por qué? -Volvió a preguntar y a detenerlo ya que había vuelto a caminar furioso a la salida.
-¿Recuerdas la chaqueta de Allison de aquella noche en el bosque? -Lindsay asintió -Bueno, Allison la recuperó. Ella dice que Lydia la dejó en su casillero luego de olvidarla supuestamente en la fiesta. Pero yo sé que Lydia no fue.
-Fue Derek. -Lindsay unió los puntos restantes.
-Sí. Me dijo que no habían hablado cuando la dejó en su casa. Pero no confío en Derek, y sé que algo está tramando.
-Vayamos entonces -Lindsay caminó rumbo a la salida -. Vamos. ¿O esperarás otra luna llena para enfrentarlo?
Y así, los dos hermanos abandonaron la escuela para dirigirse hacia la casa de Derek. Eran la clara definición de «Si tú te lanzas, yo me lanzo». Aunque Lindsay preferiría el «Si tú mueres, yo me quedaré con tus cosas». Pese de quererlo con la vida, ella no era esa clase de persona que se sacrificaría por otros. Al menos no aún.
Poco les importó a los mellizos que aún tuvieran clases a las cuales asistir. Si Derek estaba tramando algo, lo iban a descubrir. Aunque fuera una cosa tan perturbadora para sus mentes, y tuviera que dejarlos sin dormir durante semanas. Luego de unos largos, y largos minutos pedaleando a toda velocidad, llegaron al bosque donde la casa del hombre lobo se ubicaba. La información sobre la casa incendiada hace unos años fue noticia en todo Beacon Hills. Por lo que aquella casa destruida no era secreto para nadie. Ni siquiera para los mellizos que algunas veces pisaron esa construcción en busca de algo fantasmal. Claro, mucho antes de saber que era habitada por hombres lobo.
-¡Derek! ¡Derek! -Scott lo llamó, pero no se vieron señales de él. Mientras tanto, un olor algo peculiar llegó hasta la nariz de Lindsay. Algo que la hizo arrugar la nariz por unos segundos. Desvió la mirada de la puerta, y vio un montículo de tierra recientemente removido a un costado de la casa. -¡Aléjate de ella! ¡No sabe nada! -Volvió a enfocarse en la conversación cuando oyó a Scott gritar. Derek había salido por fin de la casa.
-¿No? ¿Qué tal si sabe? Yo mismo la escuché cuando le preguntó a Lindsay si algo en su vida había cambiado recientemente -Derek la miró.
-¿Estabas ahí? Espera, ¿Estabas vigilándome? -La melliza enarcó una ceja. -En serio te voy a denunciar.
-¿Cómo crees que llegó la chaqueta de Allison a su casillero? -Respondió a la primer pregunta hecha por ella. Scott iba a responder, pero Derek siguió -¿Creen que su amigo Stiles, puede buscar "Lobos" en internet y darles respuestas? -Ninguno respondió -No lo entienden, pero estoy cuidándolos. Piensa que pasaría -Miró a Scott -, estás en el campo, la agresividad te invade y cambias enfrente de todos. -Tomó el palo de Lacrosse que se encontraba amarrado en la mochila de Scott -Tu madre, tus amigos... Y cuando te ven... -Sacó las garras y rompió la red del palo -Todo se acaba.
Cuando los hermanos regresaron a su casa, pues ya habían perdido por completo el horario escolar, Lindsay se adentró a su habitación y envió un mensaje al chico que salió en busca de ideas para dar con la otra mitad del cuerpo. Y era seguro que apenas Lindsay apretara el botón enviar, Stiles estaría en su cuarto dos segundos después.
Tal y como Lindsay predijo, Stiles entró a la casa de los McCall sin golpear y como si fuera su casa. Subió las escaleras rápidamente hasta llegar a la habitación de Lindsay y no fue necesario golpear la puerta de la habitación, pues la misma ya estaba abierta.
-¿Qué descubriste? ¿Cómo lo descubriste? ¿Qué encontraste? -Preguntó rápido -. Y sí, tomé muchas anfetaminas.
-Primero, respira... -Indicó ella girando la mirada para enfocarla en Stiles, pues la tenía viendo al exterior por la ventana. El chico acató su orden. -Muy bien. Segundo, hallé algo en la casa de Derek.
-¿Bromeas? ¿Qué?
-Vi una montaña de arena. Como si alguien hubiera enterrado algo reciente. -Cerró su diario y lo dejó a un lado. Colocó ambas piernas arriba del sofá y se sentó en posición de indio. -Ah, sí. Además pude oler algo muy parecido a la sangre.
-Eso es asombroso. Digo, es terrible... -Controló su emoción y apoyó la espalda baja en el escritorio que Lindsay tenía cerca de la puerta. -¿La sangre de quién?
-No lo sabemos. -Scott apareció por la puerta de la habitación, apoyando su hombro en el umbral de la misma. -Pero cuando lo sepa, tu papá arrestará a Derek por asesinato. Y luego me ayudaran a jugar Lacrosse sin cambiar. Porque no hay manera de que no juegue este partido.
-¿Estabas escuchando nuestra conversación? -Lindsay le preguntó algo enojada.
-De hecho, vi una extraña sombra pasar a toda velocidad por la puerta de mi habitación y después escuché la voz de Stiles. Así que supuse que le habías avisado sobre la sangre.
-Entonces tú también pudiste olerla. -Lo señaló.
-Un aroma como ese nunca se olvida.
Ella asintió dándole la razón. -¿Cómo piensas hacerlo?
-¿El qué?
-Identificar el aroma de la sangre, Scott. -Dijo obvia.
-Bueno, iremos hasta el hospital y entraremos tú y yo a la morgue -Señaló a su hermana -. Y así, como tú dijiste, podremos identificar el olor de la sangre que olimos en la casa de Derek.
-Estupendo. Siempre quise oler a un muerto -Soltó ella con sarcasmo.
-¿Y yo qué? -Stiles preguntó. Quien se había mantenido en silencio.
-Tú vigilarás -Scott ideó. Más bien ordenó.
-¿Por qué siempre me toca vigilar? -Refunfuñó el chico cuando los mellizos comenzaron a salir de la habitación para dirigirse al hospital.
-Puedo cederte mi lugar de oler el muerto. -Ofreció.
-Ah... Prefiero vigilar -Rechazó la amable oferta de Lindsay.
Los tres salieron de la casa de los McCall dando por iniciado el plan para arrestar al hombre lobo. ¿Aquello traería consecuencias? Oh, claro que sí. Y demasiadas. Pero poco les importó cuando la posición de titular de Scott estaba pendiendo de un hilo. Cruzaron las puertas del blanquecino hospital y observaron a ambos lados tratando de ver que Melissa no anduviera por los alrededores.
-Miren -Stiles señaló un letrero con "Morgue" escrito en él -. Buena suerte.
-¿En serio tenemos que entrar ahí? -Preguntó Lindsay algo asqueada.
-Bien, iré yo solo. -Scott habló casi con un poco de ira. -Tú vigila con Stiles. -Dejó a Lindsay ahí parada, mientras él se adentró a la morgue.
-Oh, bueno... Si tú quieres ir, pues ve. -Respondió cuando la puerta se cerró. Obvio que Scott no la había escuchado. -Ahora me haces quedar como la hermana miedosa. Estupendo. -Miró a un costado buscando a Stiles, pero él también se había alejado para sentarse en unas sillas cercanas. -Y... Ahora estoy hablando sola.
-Hola, Lydia -Lo escuchó hablar apenas dio vuelta al pasillo. Lydia estaba frente a él, sentada también en la sala de espera. El nerviosismo del chico era muy notorio en su voz -. Tal vez no me recuerdas, me siento junto a ti en Biología -Lydia pareció confundida y Lindsay solo se rio de él a escondidas. -Como sea, siempre he pensado que tenemos cierta conexión. Ya sabes, no hablada, claro. -Lydia lo miró y le regaló una sonrisa. -¿Tal vez sería genial que nos conociéramos un poco...?
-Un momento -Lydia dijo. Echó su cabello para atrás y un auricular en su oreja se dejó ver. Al parecer no había escuchado nada de lo que el joven Stilinski dijo. -Sí, no oí nada de lo que dijiste. ¿Vale la pena repetirlo?
-No, lo siento... -Su semblante cambió. Ahora era triste. Decepcionado de que Lydia no lo hubiera escuchado. -Solo me sentaré por aquí. -Agarró una revista y se sentó un poco alejado de Lydia Martin.
-Ya te prestará atención. Ten paciencia. -Lindsay lo animó y se sentó a su lado. -¿Esta entretenida la revista? -Preguntó graciosa viendo que la revista que había agarrado era sobre el ciclo menstrual.
-Me ha ignorado por años. ¿Tú crees que ahora me verá? Por Dios, Lin. Solo tiene ojos para Jackson. -Él respondió ignorando la pregunta de la revista.
-O quizás... Sea momento de olvidarla y ver a otras chicas... -Ella le dijo sin quitar la mirada de sus ojos color avellana.
-Pero es Lydia Martin. ¿Quién se podría olvidar de ella así de fácil? -Stiles miró a Lydia a la distancia y disimuladamente para no sufrir una vergüenza por segunda vez.
-Capta la indirecta, Stiles... -Ella susurró.
-¿Qué? -Preguntó confundido sin quitar la mirada de la chica pelirroja. Aunque más bien era un rubio fresa.
-Nada. Olvídalo. -Evitó su mirada y miró el pasillo a un lado de ellos -¿Esa es mi mamá? No puede verme aquí. Dame eso. -Le quitó la revista a Stiles y se cubrió con ella. Melissa pasó frente a ellos, pero no vio a ninguno de los chicos. Pues iba leyendo unos papeles.
-¿Estás bien?
Stiles y Lindsay escucharon hablar a Lydia. Ella conversaba con Jackson, quien se encontraba también en el hospital. Stiles volvió a robarle la revista a Lindsay para ocultarse tras ella y espiarlos. Lindsay se le unió a los segundos. Cada uno tapando su rostro con una página de la revista.
-Dijeron que no lo hiciera un hábito. Pero un poco de cortisona no me matará. -Explicó él.
-Deberías aplicarlo en el partido. Los profesionales lo hacen -Lydia se cruzó de brazos -. ¿Quieres ser un principiante o...? -Se acercó más a Jackson -¿Quieres ser un profesional? -Comenzó a besarlo apasionadamente. Como si no hubiera nadie más a su alrededor. Solo ellos dos.
-Por Dios... Están en público, contrólense o búsquense un baño. -Susurró Lin para que no la escucharan. Jackson y Lydia terminaron su apasionado beso para luego desaparecer del hospital.
-Ay, Dios... -Stiles se asustó cuando Scott le arrebató la revista.
-El olor era el mismo.
-¿Cómo lo hiciste? -Scott frunció el ceño -Es decir, ¿Destapaste al muerto y solo lo olfateaste?
-Sí, Lindsay. Solo lo olfateé. -Aclaró Scott devuelta con voz dura.
-Ay, ya. Relaja ese temperamento. -Le arrebató la revista que previamente le había arrebatado a Stiles y comenzó a analizarla para solo hacerse la ofendida.
-Así que entonces enterró la otra mitad del cuerpo en su propiedad. -Stiles habló para cortar la tensión creada por los mellizos.
-Tenemos pruebas de que la asesinó -Scott respondió.
-Yo digo que las usemos.
-¿Cómo?
-Primero, dime algo. -Stiles se levantó del asiento para quedar a la altura del chico -¿Haces esto porque quieres detener a Derek o porque quieres jugar y él dijo que no podías?
-Había marcas en las piernas, Stiles. Mordidas. -Explicó para no responder.
-Bien. Necesitamos una pala.
-¿Para qué? -Lindsay preguntó bajando la revista y dejándola por ahí.
-¿Acaso quieres escarbar como un perro en la posible tumba?
Se levantó del asiento -Vayamos por esa pala.
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Otra vez, los tres adolescentes pusieron en marcha la segunda parte del plan. Escondido entre la arboleda del bosque, se encontraba el Jeep del hijo del alguacil. Los tres dentro del mismo en la espera de que Derek abandonara su casa y que pudieran investigarla con tranquilidad. Lindsay nunca había hecho tantas cosas ilegales como las que estaba cometiendo los últimos días. Primero comenzó con una búsqueda de un cuerpo en medio del bosque, y como resultado obtuvo una mordida de lobo. O mejor dicho, de un hombre lobo. Después adentrarse ilegalmente a la morgue para olfatear un cadáver que seguramente desprendió un olor a putrefacción que no olvidaría nunca. Por fortuna, solo Scott se adentró a aquella boca de león. ¿Y ahora? Ahora estaban a punto de escarbar en el terreno de una casa destruida por conspiraciones de un asesinato y un torpe título de titular en un juego de Lacrosse.
Los tres observaron al misterioso sujeto salir de la casa con rapidez y subirse a un lujoso auto de color negro. Lindsay intentó ver más allá de la puerta, tratando de observar el interior de la misma, solo por pura curiosidad, pero no fue posible. Aunque si se dejaba llevar por la fachada del exterior, no podía asegurar que el interior fuera lujoso y con olor a rosas. Sino que seguramente olía a madera quemada y humedad. Arrugó la nariz de solo pensar en el olor. Derek se alejó por el camino marcado en la tierra, y esa fue la señal para que Stiles encendiera otra vez el Jeep, con las luces apagadas solo por seguridad y estacionarlo a cortos metros de la entrada para hacer más rápida la huida en caso de que el hombre lobo volviera.
-Esperen. Hay algo diferente... -Lindsay advirtió cuando comenzaron a acercarse a aquel montículo de tierra removido.
-¿Cómo que diferente? -Stiles le preguntó volteando a verla.
-Sí, yo también lo presiento -Scott apoyó a su hermana -. Solo hagámoslo.
Scott y Stiles empezaron a cavar la extraña tumba. La tierra voló por los alrededores, obligando a Lindsay a alejarse un poco de ambos. No ensuciaría su ropa con asquerosa tierra donde posiblemente habría un cadáver. El pozo cada vez se hizo más grande y profundo, pero no aparecieron señales de ningún cuerpo.
-Sigan así, chicos. Lo hacen genial -Lin los alentó.
-Esto sería más fácil si tú nos ayudaras -Stiles recriminó.
-Yo vigilo. Ustedes cavan.
-Ni siquiera estás vigilando -Stiles la miró. Ella se encontraba examinando un lindo arbusto de flores que se encontró a un lado de la casa de Derek.
-Shh, tú sigue cavando.
-Esto está tomando demasiado tiempo. -Scott añadió, limpiando un poco de sudor de su frente.
-Solo sigue cavando -Lindsay volvió a ordenarle.
-¿Qué pasa si regresa? -Scott preguntó.
-Nos vamos corriendo -Respondió su amigo.
-¿Y si nos atrapa? -Continuó la melliza.
-Tengo un plan para eso.
-¿Qué plan? -Lin dejó de observar el arbusto y se acercó a los chicos.
-Corremos en diferentes direcciones y a quien atrape... Qué lástima.
-Tus planes apestan, Stiles.
-¿Acaso tienes uno mejor? -Lindsay lo ignoró y Stiles volvió a cavar, solo que unos centímetros de tierra después, la pala logró tocar algo. -Oigan, creo que hay algo...
Dejó la pala a un lado y comenzó a escarbar con las manos. Scott imitó su acción y otra vez, tras unos pocos centímetros de tierra después, lograron encontrar una extraña bolsa de tela. Lindsay volvió a arrugar la nariz al sentir otro aroma y no a la sangre que había sentido con anterioridad. Aunque este parecía mezclarse con algo. Algo que confundió sus sentidos y que comenzó a desesperarla.
-Deprisa -Lo apuró el mellizo.
-Lo intento, pero... ¿Era necesario que hiciera mil nudos? -Scott lo ayudó a desatar los nudos de la bolsa.
Cuando por fin se deshicieron de los mil y un nudos que la bolsa tenía, Stiles la abrió con sumo cuidado y trató de que nada aterrador saltara del interior y terminara en su cara. Pero la sorpresa se la llevaron cuando lo que pensaron que en realidad allí había, era completamente diferente. La mitad de lo que parecía un lobo los obligó a salir de ese pozo con rapidez y un total pánico. El humano tomó su pecho en horror para controlar las palpitaciones tras el susto. Scott por su lado quedó tendido en la tierra y Lindsay lo ayudó a levantarse después de alejar con asco la mirada del animal partido a la mitad.
-¿Qué diablos es eso? -Exclamó el hijo del alguacil aún perturbado.
-Es un lobo -Lin le respondió viendo al animal con obviedad.
-Sí, puedo verlo -Stiles la miró -. Pensé que habías dicho que habías olido sangre. Sangre humana.
-Te dije que había algo diferente -Ella contestó -. Eres igual que Scott. ¿Alguna vez escuchan lo que les digo? -Refunfuñó.
-Pero esto no tiene sentido. -Remarcó señalando el cadáver. -Si ambos olieron la sangre de un humano, ¿Por qué ahora hay un animal?
-Debemos irnos de aquí -Scott propuso casi paranoico. Raro en él.
-Sí. Ayúdenme a cubrir esto.
Ambos hermanos empezaron a echar de nuevo la tierra en el pozo. Lindsay maldijo por lo bajo por tener que ensuciarse las manos con tierra mezclada con sangre de un lobo. ¿Acaso había hecho algo tan asqueroso en toda su vida? Seguramente no. Y al llegar a casa, lo anotaría en su diario para jamás olvidarlo y restregárselo en la cara a Scott cuando pidiera su ayuda de nuevo. Mientras tanto, la vista de Stiles se enfocó en una especie de flor color violeta a un lado del pozo.
-¿Qué pasa? -Lindsay notó su mirada.
-¿Ves esa flor? -Él le preguntó.
-¿Qué tiene?
-Creo que es Wolfsbane.
-¿Y qué es eso? -Scott preguntó confundido.
-¿Nunca viste "El Hombre Lobo"?
-No.
-¿Lon Chaney Jr.? ¿Claude Rains?
-Por favor, Scott. La película original de "El Hombre Lobo". -Lindsay le aclaró. Ella podía burlarse de lo fantasioso y sobrenatural, pero era algo así como una cinéfila. Y esa clase de películas, junto con las de terror y fantasía, eran sus favoritas. Por lo que no le sorprendió a Stiles que conociera aquello.
-No estás listo para esto. En cambio, tú sí -Señaló a Lindsay. Él se acercó a la flor y la arrancó. Pero la misma estaba sujeta a una cuerda que rodeó la tumba del lobo. En forma de espiral.
-Stiles...
Lo llamaron ambos hermanos al unísono. Algo particular que solían hacer de vez en cuando. Y que mayormente irritaba al pobre humano. Stiles terminó de sacar la cuerda y se acercó a ellos llevándose un pequeño gran susto. En esa tumba ya no se encontraba la mitad de un animal. Si no que ese espiral, ahora arrebatado, había dejado al descubierto la verdad. Había dejado al descubierto la otra mitad del cadáver. De seguro Derek sería arrestado luego de informarle al alguacil.
palabras; 7654
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