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Tiempo: Días después del extra IV: "Me agradas, Lindsay". Allison va en busca de Lindsay a su casa para hablar.




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"Quiero que me ayudes a mejorar"

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El timbre de la casa McCall resonó por toda la sala principal. Eran apenas las cuatro de la tarde y Melissa no se encontraba en ella pues tenía su turno en el hospital. Scott había salido con Stiles porque le había prometido continuar con sus prácticas de Lacrosse para llegar a ser en un futuro el capitán del equipo. La única en la residencia era Lindsay.

Ella bajó las escaleras a pasos lentos, pues estaba en su habitación concentrada escribiendo en su diario. Diario que había dejado de lado hace un tiempo cuando todo se había tornado peligroso. Cualquier palabra errónea en él, terminaría en un completo caos. Y por más que Melissa nunca se atrevió a revisar las cosas de sus hijos, ella no se arriesgaría a hacerlo. Pero ahora que todo estaba ya dicho y revelado, era hora de descargarse.

El timbre volvió a sonar y Lindsay soltó un bufido de desesperación. Aún aquellos pequeños ruidos molestaban en sus oídos y la hacían causar sensaciones extrañas en su cuerpo, como los escalofríos en invierno. Miró por la mirilla de la puerta antes de abrir y advertirse a ella misma de que no era algún asesino serial o algo por el estilo. Su sorpresa fue grande cuando vio la cabellera negra de Allison detrás de la puerta. Volteó los ojos antes de abrir y colocó su más falsa sonrisa en su rostro.

—Hola... —Saludó ella, en voz baja.

—Hola. —Lindsay contestó apoyando su hombro en el marco de la puerta —Si buscas a Scott no está en casa. Anda haciendo cosas.

—¿Qué cosas? —Preguntó ella, enarcando una ceja.

—No lo sé, Allison. No sé todo lo que mi hermano hace cada segundo. —Contestó dura.

—De todos modos, no vine por Scott. Lo nuestro terminó.

—Oh sí, muy triste. Adiós —Ella volvió a adentrarse a su casa e intentó cerrar la puerta, pero Allison fue más rápida y colocó su mano sobre la madera. —¿Y ahora qué?

—Vine a hablar contigo —Allison añadió.

—Ya hemos pasado por esto, y no me gustó el resultado final, Allison. No quiero repetir la historia. Así que, adiós. —Intentó cerrar la puerta nuevamente, pero la cazadora puso más fuerza en su agarre.

—Solo... Solo déjame hablar a mí. No tienes que decir nada si no quieres. Incluso puedes levantarte e irte sin contestar cuando termine. —Lindsay no habló. Permaneció en silencio sin ninguna mueca en su rostro —Al menos déjame intentarlo. ¿Sí?

Lindsay lo dudó unos minutos. Volver a hablar con Allison significaba volver a aquellos recuerdos traumáticos con su tía y abuelo. Recuerdos que aún no habían desaparecido por completo y que habían dejado heridas grandes. Volvió a mirar la Argent quien pareció suplicar con su mirada un poco de atención de la loba. Luego de otros minutos que para Allison parecieron horas, Lindsay habló.

—Bien. Te dejaré hablar, pero si hay algo de esta conversación que no me gusta, no dudaré en irme y volver a mi entretenida vida de adolescente lobo. ¿Entendido?

—Sí, claro. Lo que tú digas.

—¿Viniste en auto?

—Sí, ¿Por qué?

—Porque no quiero que mi casa quede destruida si esa conversación se vuelve en... Términos fuertes, sanguinaria.

—¿Y a dónde quieres ir? —Preguntó Allison.

—A un lugar público, o donde podamos estar tranquilas. Tú decide. Iré por mis cosas.

—Bien, te espero aquí.

—Es la idea —Lindsay volvió a rodar los ojos y se adentró a su casa.

Subió las escaleras rumbo a su habitación para ir en busca de su abrigo y su bolso. Se miró en el espejo de su tocador y arregló un poco su cabello. Si iban a ir a un lugar público no era correcto que apareciera con el cabello enmarañado por estar tirada en su cama. Una vez estuvo lista, bajó las escaleras y tomó las llaves de la casa. Allison la esperó dentro del vehículo mientras ella cerraba la puerta. Le mandó un mensaje a Scott para informarle que no estaba en casa. "Si me necesitas, que pena, no estoy en casa y no te diré a dónde iré. Ah y cerré la puerta de casa con llave. Vi la tuya en el llavero, así que supongo no la llevaste. Que pena, otra vez. Tendrás que depender de mí para volver a casa. No quiero un mensaje de quejas. Adiós". Finalizó aquel mensaje para volver a dejar su celular dentro del bolso.

—Bien, ¿Ya pensaste dónde iremos? —Preguntó la McCall una vez estuvo sentada en el asiento del copiloto.

—Tenía pensado ir a algún café o parque... Pero supuse que esos no serían tus lugares favoritos y pensé en ir al bosque. Después de todo, se ha vuelto un lugar personal para todos nosotros. Y es más privado.

—Tiene sentido. Bien, andando.

Allison encendió el auto y comenzaron su trayectoria con dirección al bosque. A lo mejor no era uno de los lugares más perfectos para tener una conversación, pero si necesitaban privacidad y un lugar donde los gritos no fueras escuchados, ese era el indicado. Todo el caminó permaneció en silencio. Allison no habló para no ocasionar una guerra dentro de su auto y Lindsay no dijo nada solo por su orgullo. Sus palabras anteriormente dichas hacia la chica aún permanecían ahí. Al menos hasta escuchar lo que ella tenía para decir. Y a lo mejor, y era lo que Allison esperaba en el fondo, podría perdonarla por todo. Pero está vez había sobrepasado la raya. Más de lo que ella hubiera querido. Sería un completo desafío intentarlo, pero eso era lo único que tenía ahora. Intentar.

Allison estacionó su vehículo en aquel lugar donde una vez habían encerrado a Jackson en la furgoneta policial. Era el lugar más alejado y donde nadie podría intervenir. Ambas bajaron del auto y Allison esperó alguna palabra, señal, murmullo, sonido de Lindsay para comenzar. Ella cruzó sus brazos por sobre su pecho y miró a Allison. Esa era la señal que estaba esperando.

—Bien. La verdad es que no sé por dónde empezar. Y ni siquiera sé si hay algo por dónde empezar.

—Solo di lo mismo que la última vez, Allison. Que lamentas haber sido manipulada por tu abuelo y por tratar de asesinarnos. Ya es historia repetida.

—Y por más historia repetida que sea, es verdad. No tengo justificación para mi actuar antes ni ahora. Mi cerebro solo seguía las instrucciones de Gerard. Así como una vez lo hizo con Kate.

—Tienes que ir a un médico... Pero solo es un consejo. Tómalo o déjalo. Oferta final. —Lindsay bromeó, pero Allison no se inmutó.

—Talvez tengas razón. Podría probar con unos días o años en la casa Eichen.

—Oye, Allison, no... Solo bromeaba. —Lindsay aclaró —Por más loca que estés, no te aconsejaría ese lugar. Dicen que solo los más psicópatas entran ahí.

—Es que tampoco es mala idea. Mira todo lo que he causado —Extendió sus brazos para dar contexto de la situación —. Sería un gran alivio para todos.

—A ver, Allison. Tú eres... O eras una de mis amigas más cercanas. Solo piensa en el dolor que le causarías a tu padre. A tus amigos. A Scott.

—A ver, Lindsay —Repitió ella —. Estoy dañada. Necesito ayuda. Mi mente no aguantó la presión de perder a mi madre y ahora tuve que perderte a ti. A ti y Scott. Siempre creí que nunca llegaría al grado de convertirme en lo que me convertí. Fue un golpe duro. Gerard estuvo ahí y me usó de las peores maneras en la que se puede usar a alguien. Y era su familia. Solo le importó el poder. No le importó mi mamá. No le importó su propio hijo, menos le importó alguien como yo. Anda, dilo. Fui una completa estúpida.

—Lo fuiste... Pero no viene al caso. Cada uno tomó sus decisiones, Ally... —Pronunció aquel apodo que hace tiempo había dejado de utilizar en ella —. Tú no eres la culpable de ninguna de ellas. Tu madre estaba cegada por la protección hacia su familia. Hacia ti. Gerard solo usó a su familia por conveniencia propia. Esa es la diferencia entre ellos. Si tienes que sentir algo por alguien, que sea por tu madre. Por más psicótica que haya estado y por más asesina que sea. Digo, al menos Scott y yo pudimos escapar de su veneno...

—Creo que también te debo una disculpa por eso... ¿No es así? Todos los problemas causados hasta ahora, siempre involucran a un miembro de mi familia. Primero Kate, luego mamá y para rematar, Gerard.

—La familia es complicada. A veces piensas que son todo para ti, y de la nada te dan con un cuchillo en el estómago esperando a que confieses y sueltes todo. O te manipulan de la peor manera usando tus traumas para alimentar la llama. —Caminó unos pasos cortos para dirigir su mirada al borde de la colina —. La vida no es justa con nosotras, Ally. Siempre espera a que cometamos el error más grande de nuestra conciencia para recordárnoslo todo lo que queda de ella. Y por más cosas que hagas para cambiar esos hechos, casi nunca sirven de algo. Y lo digo porque yo soy una de las primeras en pedirle a alguien que cambie cuando ni yo misma puedo hacerlo. Siempre permanecerán con nosotros. Tenemos que aprender a sobrellevarlo. A convivir con ellos no importa que tanto daño hagan en tu mente. La mente es lo más preciado que uno tiene. Algo que nunca se debería perder. Y por más que lo intentemos, siempre habrá esas personas que harán que la pierdas. Pero también tenemos la capacidad de recuperarla. Tenemos a aquellas personas que de verdad le importamos y quienes nos ayudaran a encontrarla...

—Aun así, no creo poder encontrar la mía. La perdí hace tiempo, al igual que a las personas. Porque eso es lo único que hago. Perder cosas. Y después uno sufre. Sufre de la peor manera. Y créeme que intento cambiar, pero todavía no logro hacerlo. Y no sé si podré. —Allison limpió una lágrima que cayó de su mejilla.

—Allison, mírame —Ella la miró —. Sé que no he sido una de las mejores amigas del universo y no sé si algún día llegaré a serlo. Pero quiero que cuentes conmigo para ayudarte. He aprendido con el paso de los días que guardar rencor no es bueno. Aprendí que perdonar a veces es mucho más fácil que desearle el mal a alguien. Es mucho mejor que vivir con ese peso el resto de tu vida. Sin saber qué hubiera pasado si lo hubieras perdonado cuando debías. Y sé que me encargué muchas veces de recordártelo, pero no quiero que perdamos eso que tanto nos esmeramos en construir. Y va a sonar muy cliché, pero creo que ya es una de mis especialidades —Allison río levemente —. Fuiste una mis primeras amigas. Y debo admitir que eres la primera que confió en mí, y no solo porque hayas comenzado a salir con mi hermano. Siempre estuviste ahí.

—Lindsay, yo... Creo que decir "Lo siento" no cambiará nada, pero lo siento. Siento haber sido una completa lunática con todos ustedes. Me dejé llevar por las impresiones y por situaciones del corazón roto. Algo que nunca creí experimentar, pero lo hice. Sé que fui una de las peores personas del universo, pero quiero cambiar. Quiero que me ayudes a mejorar. Te he visto, Lindsay. Eres fuerte. Sin miedo a enfrentarte y salir herida en el proceso. Te admiro. Y quiero algún día ser como tú.

—No soy valiente. Por más veces que alguien me lo diga, no lo soy. Tengo miedo, Allison. Vivo con el miedo constante de no poder protegerlos. De no poder ser quien los ayude. —Lindsay la miró a los ojos por primera vez en toda la conversación —Nunca pedí esto. Apenas puedo controlar mis emociones, ¿Cómo controlaré toda la seguridad de un pueblo?

—Porque eres Lindsay McCall. Eres la chica que fue mordida a mitad de un bosque en una noche de tormenta y luna llena. Y que sobrevivió. Y sabemos que si no te transformas...

—Te mueres... —Completó ella.

—Eso demuestra lo fuerte que eres. Y la mordida no te vuelve más o menos valiente. Porque eso te lo ganas con experiencias. Experiencias que tú misma enfrentaste y las cuales sobrellevaste de la mejor manera. Eres eso y mucho más, Lin.

—Vaya, creí que esta conversación terminaría con ambas agarradas de los mechones y cubiertas de tierra. No que terminaría contigo dándome apoyo emocional.

—Es lo que hacen las amigas, ¿No?

Lindsay sonrió —Es lo que hacen las amigas, Ally.

—Entonces, ¿Ya no tienes ganas de matarme violentamente?

—Creo que hoy no. A lo mejor otro día. —Ambas rieron.

—Me alegra que hayamos arreglado lo nuestro... No soportaría perder a alguien más.

—Y yo no soportaría ver como una de mis mejores amigas se derrumba de apoco emocionalmente. Nunca dejes que nadie más te controle. Eres Allison Argent. La mejor cazadora y líder que alguien puede desear.

—Eres la mejor, Lin.

—Lo sé —Dijo ella.

—¿Amigas? —Extendió su mano.

—Mejores amigas.

Lindsay apartó la mano de la chica para unirse en un cálido abrazo. Algo que ambas necesitaban desde hace tiempo. Necesitaban sentir esa sensación de familiaridad. Esa sensación de amistad que hace mucho ambas habían perdido por decisiones erróneas de la otra. Habían prometido intentar mejorar juntas. Y eso esperaban hacer. Nada se olvidaría de la noche a la mañana. Porque llevaría tiempo sanar. Llevaría tiempo admitir la realidad de la situación. Pero nada se veía imposible. Habían comenzado como las mejores amigas y eso no cambiaría. Ya habría tiempo para arrepentirse luego si algo volvía a fallar. Aunque ninguna de las dos lo quería. Sus ideologías no volverían a ser las mismas si algo malo pasaría. Y tampoco estaban dispuestas a perderse en el odio y la desesperación. Ambas lo habían experimentado de la peor manera, y no querían volver a esos días oscuros. Al menos, no ahora.













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Sé que para algunos, la relación de Lindsay y Allison es dura de sobrellevar, pero quiero que sepan que nunca odié a Allison. Ni en la serie ni en mi historia. Es uno de mis personajes favoritos de Teen Wolf. Y todo lo que escribí de ella en el libro, era para que vieran la evolución de su personaje dentro de mi historia.

Como por simples cosas una persona puede cambiar, pero también como puede mejorar con ayuda de sus amigos más cercanos. No odien a Lindsay por perdonarla tan rápido y tampoco me odien a mí por escribir su perdón jahajah.

Allison y Lindsay sufrieron mucho por decisiones de su familia. Y no quería que ella sintiera rencor. Y como bien Lindsay lo explicó en el extra, nunca es bueno desearle el mal a nadie. Eso puede llevar a la persona a tomar decisiones extremas. No quería eso para ellas. Espero que entiendan mi punto de vista.

Gracias por leer este extra, nos leemos en el último que publicaré este viernes. Los amito <3

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