• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙓𝙓𝙑𝙄𝙄
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"Los padres de Jackson"
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En algún lugar del bosque de Beacon Hills, una pareja estaba en su remolque. La noche ya había caído y todo era completa oscuridad. Solo por aquellos rayos de luz que salían desde el interior del vehículo. La mujer de cabello corto discutía con aquel hombre, pues al parecer no todo iba bien en su relación o en su estilo de vida.
—Prometiste que sería solo un par de semanas.
—Mira, que vivamos en un remolque, no significa que seamos pobres o algo así. —Contestó el hombre.
—Exacto. Es peor. Ni siquiera tenemos dinero para vivir en un parque de remolques. —Las luces comenzaron a fallar, obligando a dejar el lugar en completa oscuridad.
—Mira, no te pongas mal, ¿Quieres? —Él se levantó para colocarse su chaqueta —. Solo es el generador.
—¿Hablas de la cosa encargada de hacer funcionar la electricidad y el agua? —Él solo la miró —Lo siento... Es que estoy harta de sentir miedo todo el tiempo. No quiero vivir así... —Ella comenzó a llorar.
—Oye, todo va a estar mejor. —El hombre le dio un beso en la frente y luego salió al exterior para arreglar aquella máquina.
Luego de unos minutos en lo que él no volvía, su pareja comenzó a preocuparse. Se sentó frente a la ventana y comenzó a mirar hacia afuera para ver si lo encontraba por algún lado. Pero la oscuridad no ayudaba con su búsqueda. Miró nuevamente hacia el lado del generador y lo encontró conversando con un sujeto que no dejaba ver bien quien era, pues traía una capucha negra. Aunque parecían más bien estar teniendo una especie de discusión.
Cuando el sujeto le señaló hacia arriba, el hombre de nombre Sean, pues su novia lo había llamado así durante su búsqueda, miró en su dirección y una cola del que ya conocíamos como el Kanima, se enroscó en su cuello y lo elevó en el aire. El sujeto volvió a señalarle al Kanima otra dirección, pero está vez, donde ella estaba. Con su miedo a flor de piel, luego de haber presenciado el posible asesinato de su pareja, corrió hacia la puerta y la trabó. Lo mismo hizo con el tragaluz ubicado arriba del remolque.
Todo quedó en completo silencio. Ella no pudo moverse de su lugar. El miedo no se lo permitió. Y como si todo estuviera planeado, el cuerpo de su pareja atravesó el vidrio del remolque dejándolo sobre la mesa y con una gran herida en su cuello. La herida de muerte. Ella gritó. Gritó de miedo. El Kanima volvió a retirar el cuerpo de la mesa y abriéndose paso por ella para llegar hasta la mujer. Quedó a pocos centímetros de su rostro, pues ella no pudo retroceder más. Estaba arrinconada entre la pared y el Kanima. La criatura la inspeccionó, y al llegar a su barriga, se dio cuenta que ella no era la única persona en el lugar, pues ella estaba embarazada. El Kanima se fue. Se fue luego de quedarse mirando la barriga de aquella mujer. A lo mejor fue el miedo o el bebé a punto de venir al mundo, pero ella comenzó a gritar. Las contracciones eran dolorosas. Su situación de vida se había vuelto dolorosa. Y ahora que su pareja había muerto, no sabía que ocurriría o si ella seguiría con vida.
[...]
—Si Jackson no sabe lo que hace, tampoco sabe que hay alguien controlándolo —Dijo Allison a través del celular de Scott.
—O tal vez no lo recuerda... —Contestó él.
—¿Y si es la misma cosa que le pasó a Lydia cuando huyó del hospital? —Preguntó Stiles.
—Un estado de fuga.
—Tendría que olvidarlo todo. El homicidio. Las manchas de sangre. Pero alguien lo ayudó con algo...
—Con el video —Stiles completó las palabras de Lindsay. —Alguien más lo ayudó a olvidar eso.
—A lo mejor es la misma persona que lo está controlando —Ella se cruzó de brazos.
—¿Están seguros de que Jackson no sabe nada?
—Piensa que se convertirá en hombre lobo y que el haber estado con Lydia lo está atrasando.
—¿Intentamos convencerlo de lo contrario? —Ella agregó.
—Si eso nos ayuda a saber quien lo controla —Contestó Scott.
—El tema ahora es el que si nos hablará después de lo que hicimos... —Lindsay pensó.
—Sí, somos nosotros. Nos hablará, ¿Cierto? —Stiles dijo.
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—No se acercarán a menos de quince metros de Jackson Whittemore. No le hablarán, no intentarán abordarlo, no lo atacaran o molestaran física y psicológicamente. —Leyó el alguacil la condena para los tres adolescentes en aquella sala de interrogatorios donde se encontraba la madre de los mellizos y el padre del chico Whittemore. Luego de lo declarado, la sala quedó en completo silencio hasta que Stiles comenzó a hablar.
—Pero, ¿Y la escuela?
—Irán a la escuela manteniendo la distancia a quince metros de él. —Contestó el alguacil.
—Bueno, ¿Y si ambos tenemos que ir al baño al mismo tiempo? Solo hay dos cubículos y uno está al lado del otro... —Su padre lo miró sin decir nada —. Me aguantaré.
Todos abandonaron la sala. Los mellizos fueron detrás de su madre para afrontar las consecuencias. El señor Whittemore solo se hizo a un lado y ambos Stilinski se quedaron hablando sobre las decisiones de Stiles en los últimos días.
—¿Tengo que recordarte la suerte que tenemos de que no nos demande?
—Ay por favor... Era una broma.
—¿Una broma? —Preguntó el adulto.
—Sí, no creímos que se lo tomaría tan en serio. Papá, el humor es tan subjetivo. Estamos hablando de muchos niveles de interpretación.
—Ajá... ¿Cómo se supone que debo interpretar el transporte para prisión robado?
—¡Le pusimos gasolina!
Al pasar por la sala, Lindsay quiso hablar con Stiles, pero su madre la detuvo y la hizo seguir caminando.
—No, muévete. A ver... No solo es esto. Aunque una orden de restricción es muy baja y no creí que ninguno se la ganaría así de pronto... Es todo lo demás —Su madre les habló. Era una de las tantas veces en las que Melissa se ponía firme en su papel de madre —. Su comportamiento extraño. El llegar a casa tarde. Rogarle al señor Harris un examen al cual no te presentaste —Miró a Scott —. El que me ocultarás tu relación con Stiles. —Miró a Lindsay.
—¿No presenté un examen?
—¿Es en serio, Scott?
—Un segundo, ¿Cómo sabes de mí y Stiles? —Ella preguntó —. Estoy muy segura que ambos hemos intentado mantenerlo bien en secreto hasta que se nos diera la oportunidad de poder decirles...
—Luego hablaremos de eso, ahora... Los voy a castigar. Están castigados.
—Pero, ¿Y nuestro trabajo? —Preguntó Lindsay.
—Bien. Solo pueden ir a ahí. Y nada de televisión.
—No sirve... —Continuó su hermano.
—Nada de computadoras.
—La necesitamos para la escuela —Lindsay aclaró.
—Entonces... —Miró detrás de ella donde Stiles ya había terminado su conversación con su padre y estaba apoyado en una pared en la espera de que ambos terminaran su conversación con su madre —Nada de Stiles.
—¿Qué? ¿Nada de Stiles? —Dijo él acercándose a ellos, pero retrocediendo por las palabras de Melissa.
—¡Nada de Stiles! Para ti, especialmente. —Miró a Lindsay. —Además, ninguno usará el auto. Denme sus llaves. ¡Que me la den!
—Ya, mamá... Calma —Los dos le entregaron sus llaveros y Melissa retiró la llave del auto de ambos. —Mamá... Solo... Yo... —Lindsay la tomó de las manos tranquilizándola un poco.
—¿Qué está pasando con ustedes...? Scott, ¿Es por Allison? —Él la miró. Stiles detrás de ella solo negaba con su cabeza.
—¿De verdad quieres saber? —Dijo él mirando a Stiles seguir negando.
—¿Es por su padre...? —Ahora fue turno de Lindsay de mirar a su madre, pero sin decir nada. —Bueno, saben... Hablaremos en casa. Iré por el auto. —Ella se retiró.
—Bueno, somos los peores hijos del mundo —Miró a Scott.
—Sí...
—Yo tampoco me estoy ganando premios por ser el mejor... —Stiles miró a un costado, dentro de la sala de interrogatorios donde el padre de Jackson estaba gritándole al alguacil por las burlas de Stiles a la hora de leer la declaración.
Por otro lado, mientras los adolescentes resolvían sus problemas delictivos, Derek y su manada estaban en aquella estación de trenes sin uso. No habían vuelto a salir a la luz desde el ataque del Kanima en el club.
—¿Por qué necesitamos su ayuda? —Preguntó Isaac a su Alfa.
—Porque es más difícil de matar de lo que creí, y además aun no sé quién es.
—¿Y ellos sí?
—Puede ser. Por eso uno de ustedes se juntará con ellos.
—¿Scott, Stiles o Lindsay? —Érica continuó.
—Cualquiera.
—Se acerca la luna llena, Derek —Dijo algo preocupado el Beta.
—Lo sé. —Abrió un baúl antiguo del cual comenzó a sacar cadenas y todo tipo de cosas que le serviría para controlarlos en luna llena.
—Vaya, esto parece cómodo —Érica agregó agarrando un artefacto para la cabeza.
—Dijiste que nos enseñarías a transformarnos a voluntad.
—No he tenido tiempo. —Él siguió sacando las cosas del baúl.
—Pero si nos encierras en luna llena, significa que estarás solo contra los Argent.
—No nos han encontrado. —Cerró el baúl y caminó unos pasos, dispuesto a salir.
—Aun... —Siguió hablando Isaac. —¿Qué tal si olvidamos al Kanima?
—¡No podemos! —Detuvo su caminar —Había algo sobre la forma en la que Gerard lo vio. No le tiene miedo a nada. No sé qué sabe, o qué planea, pero estoy seguro de algo. Tenemos que hallarlo primero.
[...]
Al otro día, Allison entró en la biblioteca y comenzó a caminar entre los estantes en busca de algunos libros. O eso era lo que ella quería hacerle creer a las personas que la veían. Pues las cámaras en todos lados, habían complicado más las cosas. Y sabía que no podía estar ni un centímetro cerca de los mellizos o su abuelo lo descubriría. Les entregó a los tres amigos que estaban del otro lado de la estantería una tableta con aquellas páginas traducidas del latín antiguo.
—Es todo lo que Lydia tradujo, y créanme, se siente confundida.
—¿Qué le dijiste? —Preguntó Scott ojeando la tableta.
—Que somos parte de una comunidad virtual que pelea con criaturas míticas.
—Yo sí soy parte de una comunidad virtual que pelea con criaturas míticas. —Stiles aclaró.
—Stiles, no es momento de sacar tus secretos nerd a la luz, ¿Sí? —Lindsay le dijo —. Volviendo a lo importante, ¿Dice como encontrar a quién lo controla?
—No, no lo dice. Pero es cierto lo de los asesinos.
—¡Sí! —Él festejó feliz al saber una cualidad de la criatura.
—Llaman al Kanima, "Un arma de venganza". Hay una historia sobre un sacerdote sudamericano que lo usó para ejecutar a los asesinos de su aldea —Allison siguió proporcionando información.
—¿Ven? No puede ser tan malo.
—Hasta que el lazo fue tan fuerte que podía matar a quien quisiera —Ella tomó un libro del estante para salir con algo en sus manos y no levantar sospechas.
—Muy, muy, pero muy malo —Stiles siguió acotando.
—Escuchen esto. Se supone que el Kanima es un hombre lobo, pero no puede...
—"Hasta que resuelva eso de su pasado que hizo manifestarse así." —Lindsay leyó la tableta.
—Bueno, si eso significa que Jackson necesita mil horas de terapia, yo podría decirles eso.
—¿Y si tiene algo que ver con sus padres? ¿Los biológicos? —Allison añadió.
—¿Alguno sabe que les pasó? —Preguntó Scott.
—Tal vez Lydia —Stiles pensó.
—¿Y si no sabe nada?
—No tiene una orden de restricción contra mí, así que hablaré con él.
—¿Y que hago yo? —Volvió a hablar el chico McCall.
—Tienes que presentar un examen, ¿Recuerdas? —Allison tomó la mano de Scott por entre el estante —Promételo...
—Pero si él hace algo, corre lejos de él.
—Sé cuidarme sola.
—Allison, si te lastima mientras estoy presentando el examen alguien tendrá que controlarme. Porque si te hace algo...
—¿Cómo qué?
—Algo raro, bizarro, algo...
—Algo malvado —Stiles añadió atravesando su cabeza por el estante. Allison colocó su mano en su rostro y volvió a empujarlo para que volviera a su lugar.
—Bien, si no quieres que ella se quede sola, puedo acompañarla. —Lindsay ofreció.
—¿En serio?
—¿De verdad? —Contestaron a la vez Scott y Allison.
—Sí, digo, no puedo acercarme a menos de quince metros de Jackson, pero puedo proteger a Allison en esa distancia, y si algo ocurre, estaré más cerca que tú, hermano.
—¿Harías eso?
Ella asintió —Además, me gustaría hablar un par de cosas con ella a solas... —La miró y Allison asintió.
—Bien. Vayamos entonces, no perdamos tiempo.
—Lo que tu digas, Argent. —Ambas salieron de los estantes, manteniendo sus distancias por precaución y fueron en búsqueda del chico Whittemore. —Entonces, ¿Está en las duchas?
—Es donde siempre va.
—Bien.
—Lindsay...
—Allison...
—Hablando en serio, necesito saber por qué ese odio hacia mí. Porque imagino que para hablar de eso es que querías venir conmigo.
—¿Me creerías si te dijera que no? —Allison solo la miró —Bien, deja de mirarme así, me incómoda.
—Entonces, ¿Me dirás?
—¿Sabes? No me molesta que salgas con mi hermano y hagan esas cosas en los autos, cada uno es dueño de su propia vida, pero tienes que entender que siempre fuimos él y yo. —Allison la escuchó. No interrumpió. Solo la escuchó —. Y no me molesta que quieras aprender más sobre nuestro mundo para poder ayudarnos y que tu familia no nos mate trágicamente, de verdad lo aprecio, pero...
—Siempre hay un, pero. —Ella murmuró.
—Pero tienes que entender que me cuesta volver a confiar en las personas cuando nos traicionan. Sé que fue hace tiempo. Sé que eso ya no se repetirá. Sé que no eras tú misma, pero la noche que destruimos a Peter aun vive en mi memoria. No me pidas que te trate como si nada hubiera pasado cuando en verdad nos querías asesinar.
—Lin, yo... No sé qué me pasó esa noche. No quiero decir que todo fue culpa de Kate, porque sé que yo también estuve involucrada en eso, pero tienes que creerme cuando te digo que no quería hacerles daño. —Lindsay se cruzó de brazos —. Soy un Argent, sí, pero jamás volveré a dejar que esa situación se repita. No dejaré a nadie influenciarme como mi tía lo hizo. Tienes que entender que todo era nuevo para mí. Era nuevo saber que lo que pensé que mi familia era, en realidad era una cosa completamente distinta.
—Para mí también todo era nuevo. No sabíamos nada de hombres lobo. De cazadores. De Alfas. Fuimos aprendiendo nosotros mismos. ¿Nos dejamos influenciar por Peter y Derek? No. Porque nosotros teníamos control de lo que éramos. —Las lágrimas en los ojos de Lindsay y Allison amenazaban con salir —. Tú solo... Dejaste que tu tía cometiera atrocidades ante nosotros. Estabas ahí, Allison. No nos ayudaste. No hasta que pudiste ver la realidad de la situación. Y fue cuando uno de tu familia murió. Cuando Kate murió. Por favor, si quieres que las cosas entre nosotras vuelvan a ser como antes, no dejes que eso vuelva a pasar.
—Yo... No sé que decir, Lindsay. Solo que lo lamento. Lamento todo lo que pasó —Allison limpió una lágrima de su mejilla —. Me duele saber que una de mis primeras amigas ya no este conmigo. Que no podamos compartir salidas, estudios, secretos... Te entiendo a la perfección. Si tú me hubieras hecho lo que yo te hice, me hubiera tratado de la misma forma. Así que tienes que creerme cuando te digo que todo será diferente desde ahora en adelante.
—¿Puedo volver a confiar en ti?
—Eso es lo que yo espero...
—Bien. Solo tienes que saber que me tomo mi tiempo para perdonar. Solo no hagas nada estúpido, porque si no, esta pequeña fracción de amistad que hemos intentado arreglar, ya no volverá.
—Sí, entiendo... —Ambas se miraron y Lindsay alzó su mano para estrecharla con Allison. Aun no se abrazarían, eso era un nivel de confianza que Allison todavía no había llegado a alcanzar. —Okey, llegamos. ¿Entras tú? Digo, no es como si yo pudiera acercarme a Jackson.
—Bien, iré. —Allison abrió la puerta de los vestidores masculinos.
—Y recuerda, si necesitas ayuda, solo grita. Y me aseguraré de no tardar mucho —Sonrió.
—Lo recuerdo, y gracias por acompañarme. —Lindsay le regaló una sonrisa y ella entró a los vestidores.
Unos dos minutos luego de que ella entrara, Lindsay sintió como alguien se acercaba. Tomó la perilla de la puerta para asegurarse de que todo estuviera bien y chocó contra el torso de alguien.
—Oh, Matt, disculpa.
—Lindsay, tranquila. ¿Qué haces aquí?
—Solo estaba... Olvídalo, ¿Cómo estás?
—Am, bien. ¿Tú? Hace días no te veo.
—Oh, sí, ya sabes. Estoy hasta el tope de tareas y bueno. Solo vengo a la escuela y luego me marcho a casa. —Se apoyó contra la pared.
—Oye, Lin, ¿Supiste de la fiesta clandestina? Al parecer habrá un DJ muy importante.
—Oh, no. No soy de salir a fiestas, así que no sabía sobre esa.
—Tengo un amigo que puede conseguirnos boletos. ¿Quieres que te consiga uno?
—De hecho, no...
—Vamos, Lindsay. No puedes rechazar la oferta. Hay entradas limitadas. No querrás quedarte sin ellas.
—Bien. Consígueme una, entonces. —Ella sonrió.
—Asombroso. Es el viernes. Nos veremos ahí. —Continuó su camino.
—Nos veremos ahí...
Mientras tanto, dentro de los vestidores, Allison encontró a Jackson en la ducha completamente desnudo. Ella volvió a ocultarse detrás de una pared para no tener que mirarlo o para no ver nada de él.
—¿Pasa algo malo? —Dijo él.
—Pudiste advertirme.
—Tú fuiste la que entró al vestidor de hombres. —Cerró el grifo de agua caliente.
—Creí escucharte... Nada, olvídalo.
—¿Quieres hablar sobre algo? —Comenzó a acercarse más a Allison.
—Podemos hablar más tarde.
—No. —Él colocó su mano en la pared y a un costado de la cara de ella, para que no pudiera moverse. —Hablemos ahora.
—Yo... Tengo que ir a clase.
—No, no... Tú no. Tienes calificaciones perfectas, puedes faltar a clase. ¿Estás bien? Late muy rápido tu corazón.
Stiles corrió detrás de Lydia para ver si ella tenía un poco de información sobre los padres biológicos de Jackson. Ya que, al ser su novia por unos largos años, a lo mejor algo sobre eso le había contado.
—No puedo contárselo a nadie.
—Ay por favor. Siempre que alguien dice: "No puedo contar", alguien se muere de ganas por saber, así que cuéntame.
—¿Por qué quieres saber?
—No puedo decirte...
—Entonces no te contaré.
—Entonces ¿Estás diciendo que me contarías algo si quisieras?
—¿Fue pregunta? —Ella dijo.
—Parece pregunta, o eso creo...
—Dime si esto es una respuesta... —Ella pensó unos segundos —No.
Lydia siguió caminando con Stiles detrás de ella para que pudiera confesarle algo sobre los padres de Jackson. Érica, quien había escuchado su conversación los siguió, pues un plan en su cabeza estaba funcionando.
—¡Lydia! Ay, Lydia, por favor. Espera... —Érica llegó hasta él y lo empujó contra la pared. —Ah, hola, Érica.
—¿Por qué le preguntas a Lydia sobre los padres biológicos de Jackson? —Ella colocó su mano con garras sobre su pecho.
—¿Por qué le muestras tus garras a la cámara? —Ella las ocultó luego de ver la cámara —Oh, claro. ¿Quieres ser Gatúbela? Yo seré tu Batman. —Acomodó su mochila y se alejó de ella.
—Si quieres saber sobre los padres biológicos de Jackson, están a un kilometro de aquí. En el cementerio. —Érica comenzó a caminar para alejarse de Stiles y él no dudó en seguirla.
—Oye, espera... ¿Sabes cómo murieron?
—Talvez... Si me dices por qué te interesa tanto. —Ella unió los puntos en su cabeza —Es él, ¿Cierto?
—¿Qué? ¿Quién? ¿El qué?
—La prueba no funcionó, pero es él. Es Jackson.
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Buenas, ¿Cómo están? Yo bien. Feliz por el progreso de la historia y por todo su apoyo. La verdad que me pone muy feliz saber que les gusta... Aunque no tenga muchas lecturas, me llena el corazoncito de emoción.
Bien, quise escribir esa primera parte en la historia sobre el Kanima atacando a la pareja, porque me resultó interesante para la historia en un futuro. Además de que es una parte importante en la serie, pues desde ahí comienzan las teorías sobre el amo del Kanima.
Ah, además he creado una cuenta de tiktok donde subiré videos relacionados a la historia. Así como para representar escenas y haciendo lindos edits. Pueden encontrarme como: WaryFanGirls.
Ahora sí, nos volvemos a leer en el próximo capítulo. Los quiero y no olviden dejar sus votos y lindos comentarios. <3
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