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• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙓𝙓𝙄𝙓


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"Tres es un patrón"

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Jackson recibió un mensaje de texto en su teléfono. Algo que solamente él podía leer. Fue como un botón o una palabra de activación para él. Subió a su vehículo y al caer la noche se dirigió hasta aquel club donde venderían las entradas para la fiesta que darían el viernes. Subió las escaleras y una gran fila de personas podía verse, donde al principio de esta, una muchacha de tez morena junto a dos hombres vendía las entradas. Matt saludó a Jackson pues estaba ahí para adquirir las entradas para él y la chica McCall que le había prometido asistir a la fiesta junto a él.

—Jackson, hola. No vienes a golpearme de nuevo, ¿O sí? —Dijo él recordando los sucesos anteriores y sus lesiones. Jackson se adelantó hasta él sin pronunciar ninguna palabra y Matt pareció aterrado ante él —¿Quieres...? ¿Quieres pasar delante de mí en la fila? —Y él se hizo a un lado dejando a Jackson el camino libre para que pudiera adquirir sus entradas. O al menos era lo que Matt pensaba que él iba a hacer.

Scott lo espió detrás de una pared, pues había seguido los pasos del Kanima en espera de su siguiente movimiento, o viendo cual era el plan de aquella criatura. Salió de su escondite para acercarse al chico que había dejado adelantarse a Jackson.

—Oye, Matt —Lo llamó.

—¿Qué? —Volteó a verlo.

—¿Cuánto cuestan los boletos?

—Setenta y cinco dólares.

—¿Me prestas dinero?

—Sí, ¿Cuánto? —Le contestó Matt.

—Setenta y cinco —Respondió el hombre lobo. Matt solo negó con su cabeza y volvió su vista al frente en espera de su turno —Bueno, gracias. —Scott respondió sarcástico para luego dirigirse al final de la fila.

—Siguiente. —Dijo la muchacha y Jackson avanzó pues era su turno. —¿Cuántos? —Jackson alzó uno de sus dedos para indicar que solo quería una entrada. No quitó la vista de ella y eso perturbó demasiado a la muchacha. Ella extendió su mano en la espera de que él le entregara el dinero. Jackson sacó una gran cantidad de dinero y se la entregó. Ella repitió su acción con el boleto y cuando él lo tomó, sostuvo su mano por unos segundos para luego liberarla —Vámonos de aquí. Ahora. Salgamos de aquí. —Dijo ella con algo de miedo en su voz por lo ocurrido con el adolescente.

Padre e hijo estaban en la oficina del sheriff, mientras devoraban unas deliciosas hamburguesas. El escritorio y el pizarrón estaban repletos de papeles y fotografías sobre las personas desaparecidas o asesinadas los últimos días a consecuencia del Kanima. Claro, este dato era desconocido para el Stilinski mayor. Para él era algún asesino serial que había escapado de la Casa Eichen o algo similar.

—¿Qué diablos es esto? —Preguntó él a su hijo. Al parecer las hamburguesas no eran tan deliciosas como él esperaba.

—Vegetariana.

—Stiles, pedí una hamburguesa.

—Esto es más saludable. Seremos más saludables. —Dijo él alzando un recipiente con ensalada.

—¿Quieres arruinar mi vida?

—Quiero alargar tu vida. Puedes comer, ¿Por favor? Y dime lo que encontraste. —Le ordenó su hijo mientras tomó un sorbo de su bebida.

—No voy a compartir información confidencial de la policía con un adolescente.

—¿Lo que está en el pizarrón detrás de ti?

—No mires eso. —Le dijo cuando su hijo estaba a punto de levantarse de su asiento y husmear en dicha información.

—Bueno.

—Aparta la vista —Volvió a repetirle pues su cabeza intentaba buscar un hueco para poder mirar detrás de él.

—Sólo quiero...

—Oye. No veas...

—Es que hay flechas y señalan personas y...

—Bueno, ya basta. Encontré algo —Confesó a su hijo ante tanta insistencia en su mirada —. El mecánico y la pareja tenían algo en común. —Aquella mujer que se había salvado del ataque a su remolque, había sido asesinada en el hospital esa misma noche luego de dar a luz.

—¿Los tres?

—Sí. Ya sabes lo que digo siempre. Uno es incidente. Dos es coincidencia...

Tres es un patrón. —Completó su hijo.

—El mecánico, la esposa, el esposo —Enumeró con sus dedos —, de la misma edad. Veinticuatro años.

—Espera, ¿Qué hay del señor Lahey? El padre de Isaac no tenía veinticuatro años.

—Lo cual me hace pensar que, A: Su homicidio no se relaciona. O, B: Las edades son coincidencia, pero luego hallé esto —Le entregó un informe viejo —, que es el C. ¿Sabías que Isaac Lahey tenía un hermano mayor llamado Camden?

"Muerto en combate." —Leyó él.

—Pero si estuviese vivo, adivina que edad tendría...

—Veinticuatro. —Acertó. Ambos dejaron su cena de lado y se levantaron de sus asientos para dirigirse a aquel pizarrón que les brindaba toda la información. —De acuerdo, ¿Y si son de la misma edad y generación? ¿Se te ocurrió eso?

—Bueno... Talvez... Mira, recibí el reporte de Lahey hace solo dos horas.

—¿¡Dos horas!? —Exclamó su hijo. —Papá, podría haber gente muriendo.

—Sí, soy consciente de eso. Gracias.

—Misma generación... —Ambos Stilinski se miraron como si hubieran conectado mentes y pensado lo mismo. Tomaron todos los papeles donde confirmarían sus teorías y entre ellos, un anuario del año de su generación. —Bien, aquí está. Clase del 2006. Todos fueron a Beacon Hills.

—Incluyendo al hermano de Isaac.

—Bueno, ¿Y si todos se conocían? Mira, dos de ellos se casaron. Talvez eran amigos.

—Podrían haber ido a las mismas clases o tener...

—¿Qué? —Le preguntó su hijo, pues se había detenido en una página.

—El mismo profesor. —Le mostró aquel informe con la fotografía del profesor en ese tiempo.

—Harris. ¿Todos estaban en su clase?

—Los cuatro. No sé cómo encaja el señor Lahey aquí, pero esto, hijo es un patrón claro. De acuerdo, dame el anuario del 2006. Ellos, hay que ver sus caras. —Le dijo mientras tomaba el teléfono del escritorio y marcó algunos números.

—¿Las de quienes? —Preguntó él mientras buscaba el anuario.

—Todos los de la clase de Química. Si el asesino aún no ha terminado con su lista...

—Sigue uno de ellos.

—Sí... Hola, soy Stilinski.

Stiles comenzó a buscar entre aquellas personas para ver si uno se le hacía conocido. Entre tantas fotografías diminutas de personas, había una de una chica de tez morena, labios gruesos y de lindas facciones. Era aquella misma chica que en ese momento, estaba vendiendo las entradas para la fiesta del viernes por la noche. Y a la cual, Jackson había echado el ojo. Pero no por atractivo, si no para otra cosa. Cosa de la que se había vuelto experto este último tiempo. Asesinar.







[...]







Argent entró acompañado de Allison y por ayuda de un oficial medico a la morgue del hospital de Beacon. Pues necesitaba enseñarle algunas cosas más a su hija. O continuar con su entrenamiento como él solía llamarlo. En dos de esas metálicas mesas, había dos cuerpos distintos. Estaban cubiertos por una sábana blanca y con aquella etiqueta en el pie que los identificaba.

—Este. Sean. Sean fue asesinado por la cosa, que según Gerard cambia de forma. No se había visto en siglos.

—La cosa a la que le disparaste la otra noche —Aclaró su hija.

—La leyenda sudamericana que conocemos lo llama "Un Kanima". —Allison asintió sin decir nada. Chris la miró dudoso —Ella, Jessica —Señaló la mesa contigua —. Fue asfixiada luego de dar a luz. La policía cree que lo hizo alguien más. Creemos que es la persona que controla al que cambia de forma. Significa que son dos asesinos, Allison. Uno es humano, el otro no. ¿Sabes que fue lo que le pregunté a Gerard cuando me contó sobre nuestra familia? "¿Por qué nosotros?". Él citó a Winston Churchill. "El precio de la grandeza, es la responsabilidad." En lo personal, creo que se trata del conocimiento. —Caminó unos pasos más cerca de ella —Lo que sabemos... Lo que sabemos del mundo, nos hace responsables. De una pareja joven. De una hija recién nacida y de quien no tenga la fuerza para defenderse él mismo. ¿Estás entendiendo?

—Entiendo que esto no es una lección. Si no, un interrogatorio.

—Depende de lo que sepas. Gerard me mostró la biblioteca. Las cámaras no lo captan todo, pero ¿Crees que una pelea de alumnos puede crear todos esos daños? —Allison no respondió. Solo soltó un suspiro ante la firme mirada de su padre —Sabemos que quieres proteger a tus amigos, pero hay personas muriendo y una bebé huérfana. Lo que sabes, te hace responsable. —Tomó aquella sábana entre sus manos y descubrió el cuerpo inerte de la chica. Allison apartó la mirada rápidamente. —Te hace responsable de esto.

—¿Qué quieres que te diga? —Ella dudó de sus palabras luego de hablar.

—Todo lo que sepas. Todo lo que sea para que nos lleve a responder la pregunta que podría solucionar todo. ¿Quién controla al Kanima?

Scott y Lindsay estaban en la veterinaria pues ahí se encontraba la persona que los ayudaría en esta misión de: "Salvar al chico odioso aka Jackson el Kanima" O ese era el nombre que Lindsay había pensado cuando enfrentó al hombre lobo en su guarida para que la ayudara. Scott caminó hasta la puerta para poder sacarle el seguro y dejar ingresar al Alfa y su Beta que lo acompañaba como su pequeña mascota.

—¿Qué hace él aquí? —Lindsay cuestionó al Alfa al ver ingresar a Isaac.

—Lo necesito.

—¿Para qué? ¿Enterrar tu hueso o algo? —Lindsay enarcó una ceja —Olvídenlo, eso sonó con doble sentido. De todos modos, no confió en él.

—Sí, bueno, él tampoco confía en ti —Contestó Isaac en tercera persona.

—¿Saben qué? A Derek no le importa —Él Alfa habló. —¿Y el veterinario va ayudarnos o no?

—Eso depende. A tu amigo Jackson, ¿Planean matarlo o salvarlo? —Pregunto Deaton apoyado en el umbral de la puerta.

—Matarlo.

—Salvarlo. —Contestaron el Alfa y Scott a la vez.

—Salvarlo. —Le aclaró Lindsay rodando los ojos.

Los cuatro lobos entraron al consultorio del veterinario. Deaton apoyó un recipiente que contenía varios frascos pequeños con diferentes sustancias. Isaac intentó tocar una, pero Derek le apartó su mano rápidamente.

—Cuidado con lo que tocas.

—Yo que tú, le coloco una correa —Lindsay dijo mirándolo.

—Que graciosa —Contestó Isaac y Lindsay sonrió falsamente. —Y... ¿Tú eres como una bruja? —Aquel chico preguntó al hombre.

—No. Soy veterinario. Desafortunadamente no veo nada aquí que pueda servir como defensa de una toxina paralizante.

—Aceptamos sugerencias —Dijo el Alfa.

—¿Una ofensiva efectiva?

—Ya lo intentamos —Contestó la pregunta de su Beta —. Casi le arranco la cabeza. Argent le disparó un cargador completo y se volvió a levantar.

—¿Ha demostrado debilidades? —Preguntó el mayor.

—Una. No puede nadar.

—¿Jackson tampoco puede?

—No. Él es capitán del equipo de Natación —Lindsay aclaró.

—Lo que intentan es capturar a dos personas. —Dio media vuelta para buscar algo en los cajones y luego volteó para mirarlos nuevamente. En sus manos trajo una especie de moneda con un dibujo extraño. —Un títere y su titiritero. Uno mató al esposo, pero el otro tuvo que encargarse de la esposa. ¿Saben por qué?

—Creo que Jackson no pudo. Su madre murió embarazada y puede que la hayan matado. No podía hacerle lo mismo a alguien más —Contestó Scott.

—¿Cómo sabes que no es parte de las reglas? —Volvió a hablar Isaac. —El Kanima mata asesinos. Si Jackson mata a la esposa, el bebé muere también.

—¿Tu padre era un asesino?

—No me sorprendería que lo fuera.

—Escuchen —Deaton volvió a llamarlos —. El libro dice que hay un lazo, ¿Verdad? —Miró a la única chica en el lugar y ella asintió —¿Y si el miedo al agua no viene de Jackson, si no de la persona que lo controla? ¿Y si algo que afecta al Kanima también afecta al amo? —Dijo él haciendo un círculo con el líquido de un frasco que había tomado, alrededor de aquella moneda.

—¿Y eso qué significa? —Preguntó Lahey.

—Que podemos atraparlos. —Contestó la chica McCall mirándolo. —A ambos.

A la mañana siguiente ambos hermanos bajaron del Jeep de su mejor amigo que lo había estacionado frente a la preparatoria Beacon Hills. Pues, aunque tuvieran misterios que resolver sobre aquella criatura llamada Kanima, sus estudios eran importantes. Y más después de que su madre los hubiera castigado y viera las bajas calificaciones de su hijo. Además, necesitaban con urgencia conseguir boletos para la fiesta del viernes si querían vigilar a Jackson más de cerca.

—Tiene que haber otra forma de conseguir boletos, ¿No?

—Es secreto. Solo hay una manera y es secreto. —Stiles añadió.

—Oigan. —Matt los llamó —. ¿Saben por qué no suspendieron a nadie después de lo que pasó el otro día en la escuela?

—Olvídalo. Nadie salió herido. —Stiles contestó.

—Yo tuve una contusión.

—Herido de gravedad.

—Estuve en el hospital seis horas.

—Oye, ¿Quieres saber la verdad, Matt? Tu golpe en la cabeza está a esta altura —Colocó su mano a unos cortos centímetros del suelo —, de nuestra lista de problemas.

—Stiles... Sólo... Cállate —Lindsay le habló y miró a Matt —. ¿Estás bien? No me dejaron quedarme en el hospital ese día. Por eso me fui.

—Sí, no te preocupes. Agradezco tu ayuda. —Él miró a Scott —Vi que tampoco conseguiste entradas anoche.

—No, ¿Aún las venden?

—No, pero pude conseguir dos por internet. Sigue intentando, parece que todo el mundo irá. —Él dio media vuelta dispuesto a irse, cuando volvió a girar en sí y llamar a Lindsay —Oye, Lin. ¿Paso por ti a las ocho?

—¿Por mí? ¿A las ocho? —Ella dijo sin comprender.

—Sí. Iremos a la fiesta. Para eso los dos boletos.

—Oh, sí... Discúlpame, Matt, lo había olvidado. Con todo lo que pasó en la biblioteca lo olvidé.

—Entonces, ¿Irás?

—Eh, sí-- —Stiles la interrumpió.

—No. No puede. Tiene que... Eh... Hacer cosas. Sí. Hacer cosas.

—¿Lindsay? —Matt habló.

—Tranquilo, Matt. No tengo nada que hacer —Dijo ella mirando al chico Stilinski para luego dirigir su mirada a aquel otro muchacho —. Te veré esta noche, entonces.

—Genial. Nos vemos luego —Se retiró de la vista de los tres.

—¿En serio saldrás con Matt? —Stiles le dijo mirándola —Soy tu novio. Aún lo soy... ¿No?

—¿Esto responde tu pregunta? —Ella se acercó a él para depositar un sonoro beso en sus labios con un Scott volteándose para no presenciar la escena.

—Sí. Has dejado mis dudas inexistentes. Aun así, no quiero que salgas con él. No me agrada.

—A ver, Stiles. ¿Ustedes tienen boletos para la fiesta? No. ¿Yo tengo boletos para la fiesta? Sí. ¿Quién vigilará y atrapará a Jackson esta noche? Yo. Así que por eso iré con Matt.

—Pero, ¿Por qué con él? —Volvió a decir el chico.

—Porque me invitó la tarde del desastre de la biblioteca. No pude decirle que no. Y después de que Scott viera a Jackson ayer comprando un boleto, aproveché la oportunidad. ¿Qué pasó la última vez? —Ninguno de los dos supo que contestar —Y después porque repruebas materias... La última vez el que estuvo controlando a Jackson tuvo que matar a alguien porque él no pudo. ¿Qué creen que hará esta vez? Exacto. Ir para asegurarse de que se cumpla.

—Bien. Aunque sigo diciendo que ese sujeto no me agrada.

Luego de aquella charla, los tres amigos se reunieron en los vestidores donde el entrenador los había reunido para una charla y porque la práctica que tenían casi todos los días a primera hora de la mañana ya había concluido. Finstock entró al lugar abriendo la puerta de par en par y gritando.

—¿Alguien puede decirme dónde está Jackson y por qué no vino a la práctica?

—¿No te dije que lo vigilaras? —Stiles le susurró a Scott.

—¡Stilinski! —Bobby le gritó —¿Jackson?

—Lo siento, entrenador. No lo he visto desde la última vez.

—Oh, ¿Y cuándo fue eso?

—¿La última vez? Fue la vez que lo vi por última vez...

Bobby volteó los ojos y miró a Lindsay —¿Qué le viste? Porque inteligencia no es. —Lindsay rió por lo bajo y el entrenador miró al mejor amigo del chico —Danny, dile a Jackson que no falte a las practicas antes del campeonato, ¿Sí? Si no, me veré en la obligación de colocar otro co-capitán.

—¿Otro co-capitán? —Scott preguntó.

—Sí, y me dicen que los mellizos hacen todo juntos. Bueno, no se les hará difícil compartir ese título.

—Un minuto. ¿Yo co-capitán? Bueno, co-capitana...

—Sí, pero solo si Jackson vuelve a faltar a otra práctica. No te ilusiones, McCall.

Mientras Bobby se retiraba quejándose de que hubiera preferido ser entrenador profesional, Scott y Stiles le preguntaron a Danny si tenía entradas extras para la fiesta. Pues no se quedarían sin la posibilidad de ir a esa ostentosa fiesta.

—Lo siento, pero solo tengo dos para mí.

—¿Y ya conseguiste una cita?

—Estoy en eso...

—Sí, sí, muy bien escucha —Stiles volvió a hablar —. Si nos das los boletos, y dedicas tu vida a la abstinencia, yo... —Isaac llegó hasta ellos y los tomó por el borde de sus camisetas. Danny solo se retiró del ahí antes de que pudieran decirle alguna locura más.

—¿Cómo logran sobrevivir, perdedores?

—De hecho, sobreviven porque me tienen a mí —Lindsay añadió. —Así que te agradecería que soltaras a mi hermano y novio —Isaac obedeció —. Así me gusta, gracias.

—¿Qué podemos hacer? Nadie quiere venderlos —Scott habló.

Dos sujetos pasaron frente a ellos agitando dos entradas y Isaac continuó —Espérenme aquí, niños.

—¿Y este qué hará? —Lindsay se cruzó de brazos siguiendo los movimientos del hombre lobo —Oh, bueno... Sí, no. Creo que eso fue excesivo. Uy, eso dejará una marca. —Ella dijo mientras veía como él les arrebató los boletos a su manera. —Linda manera de hacer las cosas, eh.

—Cariño, esa siempre fue mi manera —Dijo entregándole los boletos a los dos adolescentes para luego retirarse —Que lo disfruten.

—Vuelve a llamarte así y te juro que-

—Stiles, ¿Qué hablamos? —Lindsay lo controló.

—Que tú te encargaras de él.

Ella asintió —Y eso haré. Ahora solo encárguense de llegar a la fiesta. Ya tienen los boletos, no hagan que los golpee a ambos.

—¿Te has puesto a pensar que tus planes son muy violentos? —Scott le dijo.

—Es a mi manera o no es nada. Ah, y lo violento viene con el pack. Así que sí. Mis planes son muy violentos. —Ella finalizó antes de salir de los vestidores.






[...]







—¿Ketamina? —Lindsay preguntó al veterinario.

—Lo mismo que usamos en los perros, aunque una dosis más alta. Si te puedes acercar a Jackson, eso lo detendrá lo suficiente como para darte tiempo —Aquel hombre le entregó una jeringa y el frasco con la sustancia. —Esto es algo que usarás para crear la barrera —Miró a Stiles alzando un frasco con algo que parecían cenizas —. Esta es la parte para ti, Stiles. Solo tú.

—Ya me siento presionado... —Agarró el frasco para examinarlo —¿Podemos encontrar otra tarea que me presione un poco menos?

—Son las cenizas de un Cerval. En muchas culturas se cree que protege de lo sobrenatural. Esta oficina está rodeada de Cervales. Lo que es difícil que alguien como estos dos —Señaló a ambos hermanos con una sonrisa —, me causen problemas.

—Muy bien, entonces ¿Qué va a pasar? ¿Rocío esto alrededor del edificio y ni Jackson ni quien lo controle podrá cruzarlo?

—Quedarán atrapados.

—No suena difícil. Sí podrás hacerlo —Lo alentó su novia.

—Y no es todo. Piensa en la pólvora. Solo es polvo hasta que una chispa lo enciende. Tú serás esa chispa, Stiles.

—Si pretendes que me prenda fuego no pienso hacerlo...

—Probaré con otra analogía... Solía jugar Golf. Aprendí que los mejores golfistas no actúan antes de imaginar a donde quieren que vaya la pelota. Lo ven en sus mentes y ella se encarga. Lo que la fuerza de voluntad puede lograr es verdaderamente impresionante.

—Fuerza de voluntad —Repitió el chico.

—Oye, para que esto funcione, Stiles, debes creerlo.

—Y lo hará. Sé que podrás hacerlo. —Lindsay dijo mirándolo con una sonrisa.

En aquel sótano de la casa Argent, toda la familia y algunos hombres más revolvían su inventario de armas en busca de las mejores para poner su plan en marcha y conseguir a quien los viene amenazando hace ya un tiempo. Chris terminó de darle una última arma a un hombre para luego comenzar con su discurso.

—De acuerdo. La fiesta es en una bodega dentro del sector industrial. Allison dice que Jackson Whittemore irá buscando su siguiente blanco en la multitud. —Allison le había informado a su padre acerca de los siguientes movimientos de Jackson y que Scott había confiado plenamente en ella. —Dado que aún no sabemos qué tan fuerte es, debemos ser muy precavidos. Cuando Allison determine la ubicación de Jackson y determine que este en un punto óptimo para que lo atrapemos, me llamará. Óptimo quiere decir que lo más lejos de las personas —Dijo él mirando a su hija y ella asintió —. No habrá daños colaterales esta noche. Adelante. —Allison subió las escaleras para terminar de arreglarse y asistir a aquella fiesta que milagrosamente había conseguido un boleto para entrar.

—Aunque parece que lo hace con gusto, tu protegida también parece tener la impresión de que planeamos una trampa. —Gerard habló luego de tomarse aquel coctel de pastillas.

—Y no tiene que saber más que eso.

—Quiero que les quede claro a los demás... No atrapas a una criatura peligrosa, la aniquilas —Finalizó el Argent mayor desplegando una navaja que llevaba con él.

Allison estaba en duda. No sabía si había hecho bien en decirle o no a su familia sobre donde atacaría Jackson. Pero a la vez, no quería que ninguno más saliera herido. Ella iría a la fiesta y obedecería las reglas de su padre. Solo esperaba que, en el fondo, aquello no fuera una traición a la confianza. A la confianza de su padre hacia ella, y a la confianza de ella hacia sus amigos.








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