• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙓𝙑𝙄𝙄
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"Otro hombre lobo"
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—Am, hasta ahora nueve en Francés y ocho en Economía —Isaac le informó a su padre durante la cena.
—¿Y en Química? —Preguntó él comiendo un trozo de carne.
—No estoy muy seguro, pero tenemos exámenes en unos días. Podría subir.
—¿Qué tienes ahora? —Dijo mirando a su hijo.
—¿De calificación? —Habló temeroso.
—Oh sí.
—No me acuerdo... —Agachó su cabeza.
—Tú dijiste que podrías subir.
—Lo decía como algo en general.
—No me mentirías, ¿O sí, Isaac?
—No.
—Dime la calificación —Volvió a insistir su padre.
—Te lo acabo de decir. No lo sé.
—¿Quieres que tengamos esta conversación abajo? —Isaac negó con su cabeza —¿No? Entonces dime la verdad.
—Papá solo llevamos medio semestre, hay mucho tiempo para que...
—Isaac —Lo interrumpió.
—Es... Seis —Dijo él con la voz temblorosa y sin mirar a su padre.
—Bien —Dejó los cubiertos en su plato —. Es seis... No creas que estoy molesto, pero tendré que castigarte por esto, porque es mi responsabilidad como padre. Así que, comencemos por algo como... —Miró a su alrededor y luego la mesa donde cenaron —Lava los trastos y la cocina bien, ¿Sí?
—Sí... —Aceptó él sin quejas.
—Bien... —Tomó un sorbo de su taza para luego tirarla al piso rompiéndola en pedacitos —Porque quiero ver este lugar impecable, ¿Entiendes? Hablo de toda la cocina —Repitió su acción con los platos sobre la mesa obligando a Isaac a hacerse para atrás hasta quedar arrinconado en una esquina —Absolutamente impecable —Tiró un jarrón estrellándolo contra la pared donde él estaba y haciendo que uno de los vidrios se incrustara en su mejilla. Isaac la sacó con un hilo de sangre saliendo de ahí —Uhm, eso fue tu culpa.
—¡Pudiste dejarme ciego! —Dijo enfrentándolo.
—¡Cierra la boca! Es un rasguño, ni siquiera... —Al verlo, pudo ver como aquella herida en la mejilla de su hijo poco a poco iba sanando. Isaac al notarlo, corrió fuera de su casa sin escuchar los gritos de su padre. —¡Isaac! ¡Isaac!
Tomó su bicicleta y se alejó de él lo más rápido posible. Nadie sabía lo que Isaac vivía en su casa, pero todos sabían que tampoco eran las mejores de las relaciones paternales. El señor Lahey subió a su vehículo y comenzó a buscarlos por las oscuras calles de Beacon Hills y tras hacer unos kilómetros, la lluvia comenzó a golpear fuerte en la ventana. Miró hacia un callejón y ahí pudo divisar la bicicleta del chico tirada.
—¡Isaac! —Bajó del vehículo para acercarse a donde la bici se encontraba —¡Isaac! ¡Isaac! —Se quitó sus lentes para limpiarlos pues las gotas de lluvia no dejaban ver nada. Y a unos metros de él, una figura de pie se encontraba mirándolo —¿Isaac? —Volvió a colocarse sus lentes —Está bien, ya basta. Vamos, Isaac. ¡Isaac, toma tu bicicleta y vámonos! ¿Isaac? —Aquella figura volvió a aparecer y tras echarle unas miradas más, se dio cuenta que no se trataba de su hijo, si no de una criatura parecida a un lagarto. —¡Oh Dios! ¡Ayúdenme! ¡Ayuda! —Corrió dentro de su auto, pero aquella criatura fue más astuta que él y logró llegar antes adentrándose a su auto y terminando con su vida de la forma más sangrienta posible.
Allison salió de su casa con una de sus mejores sonrisas. Subió a su auto y en la ventana tras soplarlo un poco, logró ver una palabra escrita. "Medianoche" aquella palabra venía de Scott, pues luego de que Chris les prohibiera estar juntos, buscaban cualquier momento para romper esas reglas.
Ella encendió su auto y se dirigió al bosque de Beacon, donde su encuentro con su amor se llevaría a cabo. Bajó de su auto y con la luz de su celular comenzó a buscar aquellas huellas que lo llevarían hasta él. El crujir de una ramita se escuchó haciendo que Allison volteara y encontrándose con Scott.
—Hola.
—¿Qué haces?
—Intentaba encontrarte... —Ella habló confundida.
—¿Alguien te vio salir?
—Nadie. Tuve cuidado al salir —Allison notó a Scott un poco distraído —¿Qué pasa? ¿Es por la luna llena de mañana?
—No, no es eso. Solo quería preguntarte... —Volvió a mirarla a los ojos —Sobre tu familia. De hecho, sobre tu abuelo.
—Am, bien, pero no lo conozco mucho. Es que es alguien que solo me envía un cheque por mi cumpleaños. —Allison respondió sin entender demasiado a donde quería llegar.
—¿Y sobre mí? ¿Sobre nosotros? —Scott preguntó nuevamente sobre su nuevo estilo de vida junto a su hermana.
—No, mi papá no le ha dicho nadie. —Scott volvió a su estado pensativo obligando a Allison a soltar preguntas —¿Qué sucede? ¿Ocurrió algo más?
—Debemos tener más cuidado.
—No van a separarnos.
—No a nosotros. —Scott dijo para luego Allison tirársele en sus brazos y comenzar a besarlo —¿No te siguieron?
—Sí claro, por supuesto, cien por ciento más que segura que no —Sonrió —. Además, mis padres salieron.
—¿Salieron?
—Sí, es su noche de cita.
Y la chica Argent tenía razón. Chris y Victoria no estaban en casa, pero no precisamente en una cita. Chris estaba parado frente al auto del director de la preparatoria esperando a que saliera de su trabajo, pues tenían unos cuantos asuntos que tratar.
—¿Puedo ayudarlo? —Preguntó el hombre.
—Eso espero, director Thomas —Argent comenzó —. Como padre me preguntaba, ¿Hace cuánto realizaron una inspección de desempeño?
—¿Qué? —Volvió a preguntar él sin entender. Dos hombres llegaron hasta Chris funcionando como dos guardaespaldas, asustando al pobre director.
—Nos... Preguntábamos. —Corrigió él.
Y así, aquel director fue adentrado al auto de los Argent con Victoria frente a él mientras, revisaba los papeles que le había entregado para hacer esa inspección de desempeño que Chris le había recomendado.
—¿Está consciente de que ha habido una disminución en logros académicos y calificaciones en los últimos semestres? —Victoria preguntó.
—¿Disculpe?
—Lo cual nos llevó a los padres de Beacon Hills a la desafortunada conclusión de que ya no es apropiado que siga siendo el director de la escuela.
—No pueden despedirme...
—Cierto, pero podemos torturarlo —Ella desplegó aquella vara de electricidad para comenzar a torturar a aquel pobre director.
Y, por otro lado, en esa misma noche, aquel chico Lahey se encontraba bajando a toda velocidad hasta la guarida de Derek Hale. Ahora vivía en una especie de subterráneo abandonado, donde Derek podía hacer todo lo que quisiera sin ser visto ni juzgado.
—¡Derek! ¡Derek! —Isaac bajó las escaleras lo más deprisa que sus pies le permitieron.
—¿Qué pasa?
—Mi... Mi papá... Creo que está muerto.
—¿Qué hiciste? —Preguntó él saliendo de la oscuridad del subte.
—Es que... Yo no fui.
[...]
A la mañana siguiente, y en los vestidores de chicos como ya era costumbre, los tres amigos se encontraban hablando sobre como enfrentarían la luna llena de esta noche. El entrenador intentó de varias maneras prohibirle la entrada a Lindsay, pues ser del equipo no le correspondía entrar al vestidor de hombres, pero ella siempre encontraba la manera de infiltrarse. Por lo que los intentos del entrenador se acabaron luego de unos ocho. Dando por perdida la batalla y dejando que la chica McCall se traumara con lo que allí dentro podría encontrar.
—En serio, no es como la vez pasada. No me siento igual —Scott informó a su amigo.
—Oh, ¿Eso incluye la necesidad de matar y mutilar personas? ¿Cómo yo?
—Juro que no tenemos la necesidad de mutilar —Lindsay dijo.
—Saben, dicen eso ahora, pero cuando la luna llena salga y con ella los colmillos y las garras y haya muchos gritos y aullidos y todos corramos será muy estresante para mí. Así que, sí. voy a encerrarlos —Stiles informó llegando a su casillero del vestidor.
—Está bien, pero ahora me siento más controlado porque todo va bien con Allison.
—Sí, ya todos sabemos que vas muy bien con Allison.
—Sí, muy bien...
—Sí, bien.
—Muy, muuuuy bien.
—¡De acuerdo! —Exclamó Stiles entendiendo a que se refería —. Ya entiendo, por favor ya cállate antes de que quiera mutilarme y matarme a mí mismo.
—En ninguna luna llena tocó encerrarme, ¿Por qué ahora sí? —Lindsay habló distrayendo a los dos.
—No lo haremos, pero con todo lo que ha pasado será mejor intentar controlarte. No encerrándote como Stiles quiere hacer conmigo, pero quizá con unas esposas o algo.
—De hecho, tengo algo mejor para los dos. —Stiles abrió su casillero y una gruesa y larga cadena comenzó a caer de ahí haciendo bastante ruido y que todos miraran en su dirección. El entrenador llegó hasta ellos sin expresión alguna.
—Una parte de mí tiene duda. La otra parte dice que saber será más perturbante que lo que nunca imaginé. Así que solo me alejaré y dejaré a la parejita continuar con sus juegos pervertidos —Oh, sí, luego de que Harris castigara a Lindsay y Stiles y luego de haber descubierto su relación se encargó de que aquello fuera chismerío para toda la preparatoria.
—¿Qué? No, no, no, entrenador. No es lo que usted piensa —Lindsay comenzó a negar rápidamente mientras él se alejaba.
—Es totalmente opuesto a todo lo que usted piensa, entrenador. —Finstock ya se había alejado de ambos.
—Stiles, no hables más. Solo... No lo hagas —Dijo ella agachándose para recoger la cadena del suelo —¿Me ayudarás?
—Sí, claro, lo haré. —Se agachó a su nivel para comenzar a guardar la cadena en su lugar. Lindsay pudo sentir una vibra extraña a su alrededor. Levantó su mirada y comenzó a buscar a su alrededor —¿Estás bien?
—Hay otro... Aquí, ahora. —Ella contestó.
—¿Otro qué?
—Otro hombre lobo. —Lindsay golpeó a su hermano que se encontraba cerca de ella para preguntarle —¿Lo sientes? ¿Ese aroma?
Scott la miró para luego entender a lo que se refería —¿No seré yo?
—No, Scott, tú no eres porque es un aroma distinto. El de ahora es algo desconocido.
—Ya es hora de ir al campo. Allí descubriremos quién es.
Luego de que los tres terminaran de arreglar su uniforme, caminaron hasta el campo de Lacrosse donde se sentaron en la banca para poder conversar sobre aquello que los hermanos habían olfateado en los vestidores.
—Es como un aroma, pero no podría decir quién es. —Lindsay informó ajustándose sus protecciones.
—¿Y si estuvieran a solas con él? ¿Ayudaría? —Stiles propuso.
—Claro.
—Bien, creo que tengo una idea —El moreno se levantó para correr hacia alguna dirección.
—Ahí está Jackson. Me acercaré a él solamente para comprobar si Derek cumplió o no su cometido. —Lindsay caminó hasta Jackson para luego sentarse a su lado. —¡Jackson!
—¿Qué quieres? —Respondió seco.
—Vamos, Jack, ponle ánimo al asunto.
—No me vuelvas a decir Jack. —Dijo él mirándola desafiante.
—¿Qué me harás? ¿eh, Jack? —Se acercó más a él —Sabes lo que puedo hacer si me amenazas —Colocó un milisegundo sus ojos de color amarillo.
—Solo cállate, McCall —Jackson volvió su vista a los guantes que se encontraba ajustando a sus manos.
—Naah, solo fingía. No sería capaz de dañar a nadie. —Lin miró al frente —. ¿Te encuentras bien? El aroma a desesperación se siente en el aire.
—¿Puedes sentir emociones? —Lindsay asintió —. No me pasa nada. Espero a alguien.
—¿A quién? —Lindsay preguntó para luego dar cuenta de sus palabras —Oh por Dios, nunca en mi vida me hubiera imaginado estar conversando contigo, es tan raro.
—Ni que lo digas. ¿Qué quieres en verdad, McCall?
—De hecho, nada. Ya vine a hacer lo que tenía que hacer —Dijo ella. Durante la conversación con él, había intentado captar algún aroma que le diera un indicio de que Jackson era un hombre lobo, pero nada logró conseguir. O al menos nada que ella pudiera sentir.
—Jackson, ¿Me buscabas? —Un chico llegó sentándose a un lado de Jackson. Lindsay solo se limitó a mirarlo.
—Sí, necesito una cámara digital. Y sé que tienes varias.
—¿Necesitas una cámara digital? —Preguntó el chico.
—Sí, algo que grabe con poca luz y que dure toda la noche.
—¿Qué vas a grabar? —Lindsay se unió.
—Algo con poca luz que dure toda la noche. Ya no te metas. —Lindsay le sacó la lengua y Jackson volvió a mirar al chico —¿Tienes una cámara?
—¿Tienes cien dólares?
—Conduzco un Porsche. ¿Tú que crees?
—Que tus padres tienen cien dólares —Lindsay volvió a hablar.
—¿No tienes que ir a ser la sombra de tu hermano? —Jackson le dijo.
—Para tu conocimiento, Jack, no. Ya no soy la sombra de mi hermano. No desde que le pateo el trasero en Lacrosse.
—No importa, ¿Me conseguirás la cámara o no?
—Veré lo que puedo hacer. —Respondió el chico.
—Bien. —Jackson se levantó para acercarse a su amigo Danny, dejando a aquel chico y Lindsay solos.
—Nunca vi una chica jugar Lacrosse.
—Es lo que todos dicen. Es un tonto juego de fuerza, por lo tanto, personas como yo no aguantarían ni un golpe.
—Yo creo que cualquiera puede jugar Lacrosse. Incluso aquellos con cero actividades físicas en su sistema —Ambos rieron.
—Sí, de eso estoy segura.
—Soy Matt, por cierto —Extendió su mano.
—Lindsay. Lindsay McCall —Aceptó su mano.
—McCall. Así que aquel hermano que Jackson se refería era Scott.
—¡Diez puntos para Matt! —Ella exclamó riendo.
—¿Gemelos? ¿Mellizos? ¿O simplemente hermanos nacidos en diferentes días? —Indagó él.
—Mellizos. Nacidos el mismo día, pero con quince minutos de diferencia. Misma madre y padre. Y casi mismo ADN.
—¿Casi?
—Sí. Los gemelos comparten literalmente todo su ADN. Los mellizos solo compartimos un poco de su ADN, casi nada, pero por alguna razón nosotros compartimos un cuarto de eso. Somos mellizos especiales.
—Genial.
—Sí, es genial, hasta cierto punto. Siempre te comparan con tu hermano, te preguntan qué hubiera pasado si hubieras sido hija única, son obligados a hacer cosas juntos —Soltó un suspiro —. En fin, nunca tengas un mellizo o un gemelo. ¿Sabes? Mejor nunca tengas hermanos.
—Lo anotaré, gracias.
—¡Lindsay! —Stiles le gritó desde lejos.
—Creo que me llaman. Nos vemos luego, Matt. Un placer conocerte.
—El placer es mío, Lindsay.
—Dime Lin. Ya entramos en confianza —Rió una última vez para luego volver a un lado de Stiles —¿Qué quieres?
—Le dije al entrenador que Scott tomará el lugar de Danny.
—Pero odia ser portero —Ella aclaró.
—¿Recuerdas que tuve una idea? Esta es la idea.
—Oh sí —Scott dijo —. ¿Cuál idea?
—No entiendo como es que sobrevives sin mí a veces.
—Agradezco ser la melliza que sí tiene cerebro. ¡Vamos! —Lindsay dijo para que luego dos de ellos se dirigieran a la fila y otro de ellos a la portería.
—¡Vamos! ¡Enorgullezcan a papi! —Gritó el entrenador. Sopló su silbato dando por iniciada la práctica.
El chico primero en la fila, corrió hasta la portería para intentar hacer un punto. Otro de ellos que funcionaba como defensor no tuvo ni la posibilidad de hacerlo, pues Scott se le adelantó derribando al chico y olfateándolo de una manera nada discreta.
—¡McCall! —Lo llamó Bobby —A menudo el portero se queda cerca de la portería, donde se da el gol...
—Entendido. —Volvió a su lugar.
Bobby volvió a tocar el silbato. Esta vez era turno de Matt de lanzar hacia la portería. Aquel chico corrió hasta allí y Scott volvió a adelantarse para hacer que Matt cayera al suelo con Scott olfateándolo como el anterior. Lindsay solo pudo soltar un pequeño gemido de horror, Stiles volteó a mirarla pues se encontraba frente a ella y levantó una ceja, ella no le respondió.
—¿Qué te sucede, amigo? —Matt dijo.
—Perdón, amigo.
—¡McCall! La posición es de guardameta, no de abandona meta.
—Lo siento, entrenador.
Aquella secuencia volvió a repetirse, pero con un chico diferente. Bobby se acercó a Lindsay y la tomó del casco.
—McCall, ¿Qué le sucede a tu hermano?
—Am, está reprobando dos materias, es malo socializando y si lo mira de cerca tiene la quijada dispareja. —Ella informó.
—Interesante. —Silbó otra vez entregándole la pelota a Danny, el siguiente en lanzar —Continúen.
El defensor ya ni se molestaba en intentarlo. Simplemente se hacia a un costado para poder dejar pasar a Scott y que pudiera derribar a Danny como lo había hecho con los demás jugadores. Aquel plan que había tenido Stiles, no había sido muy efectivo, o Scott no lo hacía ver muy efectivo.
—Es Armani. —Danny dijo luego de que Scott terminara de olfatearlo.
—¿Eh?
—Mi colonia. Es Armani.
—Am, me gusta. —Sonrió.
—¡McCall! Vuelve a la fila. No serás portero.
—¿Qué? Entrenador, puedo hacerlo una última vez. Solo déjeme...
—No —Bobby negó —. ¡Tú! ¡Otra McCall, ven aquí! —Lindsay se acercó a ellos un poco confundida. —Quiero que tomes el lugar de tu hermano. Y si abandonas la portería, los haré entrenar hasta que ambos se suiciden. Será el primer entrenamiento que termine en suicidio, ¿Entienden?
—Sí, entrenador. Lo que usted diga. —Scott le pasó el palo a su hermana para que ella fuera a la portería y que él volviera a la fila.
—Entrenador, me duele el hombro. Me quedaré en la banca esta vez —Lindsay pudo escuchar a Jackson.
Ella lo siguió con la mirada hasta que lo vio sentarse. Bobby volvió a sonar el silbato pasándole la pelota al siguiente jugador, Isaac Lahey. Ambos comenzaron a correr, Lindsay sin escuchar los gritos de Finstock que le decían que se quedara en su lugar y Isaac porque estaba sin control alguno de él mismo. Una vez estuvieron frente a frente, Lindsay lo tacleó con una fuerza inigualable sorprendiendo a todos los jugadores.
Ambos quedaron arrodillados y enfrentados. Isaac levantó su cabeza dejando a la exposición sus ojos amarillos a aquella chica que los tenía igual que él. El silbido volvió a escucharse y con eso, la comunicación de una radio de policía. Lindsay miró detrás de ella, dándose cuanta de que el sheriff Stilinski llegaba junto a dos oficiales más. Isaac volvió a mirarla.
—No vayas a hablar. Por favor, no lo hagas...
La práctica se detuvo mientras los oficiales hablaban con Isaac. Algo relacionado a su padre o eso es lo que los hermanos pudieron escuchar. Lindsay les contó lo sucedido hace unos momentos, dando por hecho de que Isaac era aquel aroma que Lindsay había sentido en los vestidores, y que también ella pudo reconocerlo sin la necesidad de ir olfateando a personas por ahí como Scott hacía.
—Su padre murió. Creen que lo asesinaron. —Scott añadió.
—¿Pero él es sospechoso? —Stiles preguntó, pues era el único en no tener un super oído.
—No sé, ¿Por qué? —Lin contestó.
—Porque podrían encerrarlo en una celda por veinticuatro horas.
—¿Esta noche?
—Durante la luna llena.
—¿Qué tan buenas son para retener personas? —Scott volvió a preguntar.
—¿Personas? Muy buenas. ¿Hombres lobo? No tan buenas.
—¿Recuerdas que dije que no tenemos la necesidad de mutilar? —Lindsay tenía su mirada en aquel chico que ya se encontraba yéndose junto a los oficiales no sin antes mirarla una última vez esperando a que no dijera nada —Él sí.
[...]
—¿Por qué Derek eligió a Isaac? —Scott se cuestionó.
Los tres se encontraban en la clase de Harris. Scott y Stiles sentados uno al lado del otro y Lindsay en el otro extremo del salón. Pues Harris los obligaba a sentarse separados para hacer de ellos su proyecto personal como tantas veces se había encargado de recordárselos. Pero como ella podía escuchar, susurrando daba su opinión sobre el asunto y que Scott le informaba a Stiles.
—Peter dijo que, si la mordida no te transforma, te asesinará. Y talvez los adolescentes tienen más posibilidades de sobrevivir.
—Pero, ser adolescente no evita que lo encierren. —Lindsay dijo murmurando, con Scott escuchándola y repitiéndole sus palabras a Stiles.
—No, solo lo evitas si hay evidencias —La miró para contestarle —. O un testigo... Espera —Volteó hacia Danny luego de que su cerebro hiciera clic —Danny, ¿Dónde está Jackson?
—Con el director, hablando con tu papá.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Talvez porque vive frente a la casa de Isaac.
—Testigo. —Aclaró Scott. —Tenemos que ir con el director.
En ese momento, Harris se encontraba de espaldas escribiendo en el pizarrón y no tenía conocimiento de lo que pasaba atrás suyo. Por lo que Lindsay aprovechó y se escabulló para llegar a la mesa de los dos amigos e idear un plan para llegar a la oficina del director.
—Bien, ¿Qué haremos? —Ella dijo llegando y agachándose detrás de la mesa.
—Si Harris te ve...
—Stiles, esto es mucho más importante que pensar en que me hará Harris, aunque... Tengo una idea. —Ella dijo para luego comenzar a hacer dos bollos de papel.
—Todos pasen a la página setenta y tres... —Los dos bollos fueron a golpear detrás de su cabeza, con risas de los alumnos y haciendo que se volteará rápidamente —¿Quién diablos hizo eso?
Lindsay se levantó quedando en medio de ambos amigos y señalándolos con sus manos cruzadas, mientras Stiles y Scott señalaban a Lindsay. Y así, lo habían logrado. Harris los había mandado a dirección con mirada asesina en sus dos proyectos personales.
—¿Dices que sabías que el padre de Isaac lo golpeaba? —Ambos escuchaban al Sheriff hablar.
—¿Golpearlo? Lo dejaba medio muerto —Jackson seguía embarrando el asunto.
—¿Se lo contaste a alguien? Am, ¿Maestros, padres, quien fuera?
—No, no es mi problema.
—No, claro que no. —Noah guardó su libreta al ver que no sacaría nada útil de Jackson. —Sabes, los chicos golpeados son los que menos se lo merecen.
—Sí... —Re pensó sus palabras —No, ¿Qué?
—Creo que eso es todo... —Noah salió al pasillo obligando a Stiles a tapar su cara con una revista pareciendo invisible ante la vista de su padre —. Hola, Scott. Hola, Lindsay.
—Hola... —Saludaron ambos.
—Chicos... —El director los llamó. Los tres voltearon sus rostros, topándose con Gerard Argent —Adelante. —A paso lento, y con una preocupación a nivel mil, los tres entraron a su oficina —Scott McCall. Académicamente no eres el mejor, pero veo que eres una estrella de los deportes. —Leyó los expedientes.
—Sí... —Murmuró Scott.
—Lindsay McCall. Pariente sanguíneo de Scott, más precisamente su melliza. Logros académicos muy buenos y veo que este año entró al equipo de Lacrosse y le va muy bien...
—Sí, señor. Una de las mejores jugadoras. —Dijo ella con una sonrisa intentando desaparecer su preocupación.
—Señor Stilinski. Calificaciones perfectas, pero ningún extracurricular. Talvez debería probar con Lacrosse.
—De hecho, ya estoy... —Gerard lo interrumpió.
—Un momento. McCall... Tú eres el Scott que salía con mi nieta.
—Salíamos, pero ya no. Ya no. Ni nos vemos. No hacemos nada juntos. Nada de nada, se lo juro —Respondió rápidamente.
—Tranquilo, Scott. Parece que estás al punto de tragarte una pastilla de cianuro.
—Am, es que aún me duele...
—Qué mal... Parece que eres un buen chico. —Volvió a mirar a los tres —Escuchen, chicos. Sí, soy el director, pero no quiero que piensen que soy su enemigo.
—¿En serio? —Stiles soltó sarcástico. Habitual en él.
—Sin embargo, como es mi primer día, debo apoyar a mis maestros. Para no hacerlos sufrir tanto, uno tendrá que aceptar la culpa de los tres y quedarse castigado...
Los dos hermanos se miraron para luego recaer sus miradas en la anatomía del chico Stilinski. Quien en ese momento se encontraba distraído y jugando con sus manos. Algo lo incomodo y lo obligó a levantar su mirada encontrándose con ellos dos mirándolo suplicante. Y luego de soltar un bufido, se dio por rendido y aceptó el pedido de los hermanos de quedarse él castigado mientras ambos investigaban o intentarían ayudar a Isaac. Después de todo, eran los únicos en condiciones de hacerlo. Derek, quien suponía era su Alfa, no daba señales de vida. Solo deseaban llegar a la estación antes de la luna llena. Nadie sabía de lo que él era capaz, y si no lo controlaban, ahí sí tendría causas para ser arrestado.
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