• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙓𝙄𝙄
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"Baile de invierno"
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—Es muy lindo... ¿Cómo pudiste pagarlo...? —Melissa abrió el saco del traje de su hijo encontrándose con algunas reparaciones con cinta adhesiva.
—No luce bien, ¿Verdad? —Preguntó el desde el baño mientras se acomodaba la corbata.
—No, no, no. Está bien. Nadie lo notará. No alguien ciego... —Susurró ella.
—Escuché eso.
—Bien, ven aquí, intentaremos algo. Deprisa ven, hagámoslo. —Scott se acercó a ella y le colocó el saco del traje. —¿Qué tal? De hecho, creo que luce bien.
—¿En serio?
—Gira —Él la obedeció —Y no.
—¿Qué? —Melissa señaló a su pantalón el cual se encontraba rasgado en la parte trasera —. Ya no tengo tiempo para esto. Mamá, ¿Qué haré?
—Sin pánico. Bien, quítatelos. Fuera pantalones.
—¡Mamá! ¡Te necesito! —Lindsay la llamaba desde su habitación.
—¡Voy! ¡¿Por qué tuve que tener mellizos?! —Dijo ella riendo mientras salía de la habitación de Scott y adentrándose en la de Lindsay. —¿Qué sucede? —Ella se le quedó viendo boquiabierta.
—¿Qué? ¿Me queda mal el vestido? ¿Tengo mal el maquillaje? ¿El peinado se ve mal? —Ella comenzó a alterarse y a mirarse al espejo.
—No, cariño, nada de eso —Ella se acercó a Lindsay con una sonrisa —. Te ves... Muy linda. Y ese vestido, ¿Cómo lo obtuviste?
—Es divino, ¿No? —Ella sonrió al verlo —Allison lo eligió y Lydia se ofreció a comprarnos unos vestidos a Allison y a mí para el baile. No me dejó negarme, así que aproveché la ocasión.
—Sí, es divino. ¿Para qué querías mi ayuda?
—El cierre. No alcanzo el cierre. —Ella se volteó para que su madre pudiera ayudarla.
—¿Con quién iras al baile? —Preguntó Melissa mientras la ayudaba con el cierre.
—Con nadie.
—¿Con nadie? —Ella dijo volteando a su hija, el cierre ya se encontraba arriba.
—Sí, iré sola. No necesito a ningún chico para ir al baile. Yo sola puedo divertirme. —Dijo con una sonrisa.
—¡Oye tú! ¿Cuándo creciste tanto? —Dijo abrazándola.
—¡Mamá! ¡Mi pantalón! —Scott volvió a llamarla.
—Soy una madre con dos mellizos adolescentes. Ayúdame, Dios. —Melissa volvió al cuarto de Scott mientras Lindsay soltaba una risa.
Terminó de arreglarse luego de unos minutos más. Retocó nuevamente su maquillaje, acomodó su cabello y alisó su vestido. Tomó su bolso con algunas cosas que había preparado previamente, las cuales eran: Un perfume, labial por si acaso, teléfono, llaves, y unos chicles de sabor frutilla. Luego de verse por última vez en el espejo, salió al cuarto de su hermano. Donde su madre se encontraba arreglando los pantalones de Scott con un poco de hilo y aguja.
—¿Vendrá aquí? Porque sabes que necesito el auto esta noche.
—No, iré sin compañía.
—¿Irás solo?
—Sin cita. Hay una diferencia, creo...
—Lo siento, sólo estoy un poco sorprendida de qué, no tengas a nadie más que hablarle además de Allison.
—No hay nadie más además de Allison.
—¿En serio así te sientes?
—¿Puedes seguir cosiendo? —Scott le dijo un poco cansado.
—No, no. Tienes tiempo para una respuesta.
—Mamá, yo tampoco iré con alguien y no me interrogaste como a Scott —Lindsay dijo cruzada de brazos desde la puerta.
—¿No irás con nadie? —Scott se volteó a verla y se acercó a ella.
—Nop. Iré sola, acompañada por mí misma.
—Creí que irías con Stiles...
—¿Stiles? —Melissa dijo levantando la vista de la costura del pantalón. —¿Stiles te invitó al baile?
—No, mamá... No dijo Stiles, dijo... Esta... Estatal. Sí, Estatal —Mintió. —Que tenemos que terminar un trabajo sobre una estatal o algo así... —Volvió a mirar a Scott luego de que su madre la mirara dudosa y volviera al pantalón. —Stiles irá con Lydia.
—¿Con Lydia? Pero él...
—Shh, basta, Scott. Stiles irá con Lydia, y yo iré sola. Punto final. —Se alejó para cercarse a su madre.
—Bien, ya que terminaron de contarse los secretos entre mellizos. Scott me contarás tu situación con Allison. Aún hay tiempo, vamos —Palmeó a un lado de la cama para que él se sentara. —¿En serio así te sientes?
—No logro evitarlo... Cada vez que la veo, siento... Un vacío en el pecho, como... Como si alguien hubiera cavado un agujero en mí. Es lo peor que he sentido en mi vida y... No sabía que podía sentirse tan mal.
—Lo sé. Todos lo sienten en algún momento. Pero se va.
—No quiero que se vaya.
—¿Ya le dijiste lo que sientes?
—¿Mamá, en serio viste a Scott hablando con ella alguna vez? —Lindsay se arrodilló para quedar a la altura de ambos —Es difícil intentar decirle a alguien lo que sientes... Por más que los dos se quieran de la misma manera. —Dirigió su vista a Scott —En fin, ¿Ella lo sabe?
—Am, sí. Lo sabe.
Su madre le dio un leve golpe en la frente —¿"Ella lo sabe"? ¿Lo sabe? Escucha, bobo, te voy a decir un secreto que la mayoría de los hombres no sabe ¿De acuerdo? ¿Estás listo? —Scott asintió con la cabeza —Las mujeres aman las palabras.
—¿Qué? —Dijeron ambos hermanos.
—Debes decirle lo que sientes. Sólo dilo. Dilo y ya. Dilo diferente. Aprende a decírselo mejor. Aprende a cantárselo. —Scott rio y Lindsay los miró frunciendo el ceño —No lo sé, escríbele un poema en una carta con flores. Tállalo en un árbol, en el cemento de la acera. Tatúatelo en el brazo.
—¿En serio?
—¿En serio a las demás chicas les gusta todo eso? Yo me conformo con un: "Ey, Lindsay, me caes bien" "Ey, Lindsay, me gustas" "Ey, Lindsay, te digo lo que siento por ti y luego te dejo de hablar para ir al baile con otra" —Su madre la miró frunciendo el ceño, al igual que Scott —Digo... Claro, nunca me pasó algo así. Solo eran invenciones de palabras.
—Tendría una conversación contigo, si no fuera porque se les hará tarde para el baile —Dijo mirándola y luego a Scott —Y por supuesto que no. No te harás un tatuaje. Sólo... Dile la verdad. Lo que sientas y todo lo que quieras.
—¿Todo?
—Y cuando lo hagas... Mantén eso abotonado. —Señaló el saco, para luego devolverle el pantalón que había terminado de coser. El teléfono de Lindsay sonó con un mensaje. Ella lo sacó y lo leyó.
—Bien. Llegaron por mí. Adiós. —Antes de cruzar la puerta, su madre la llamó.
—Creí que dijiste que no irías con nadie.
—Y así será. Sólo que Allison descubrió mi mentira, pues le había dicho que iría con alguien... Y cuando se enteró que no decía la verdad, se ofreció a llevarme al baile.
—Si te llevas tan bien con Allison, ¿Por qué no ayudas a tu hermano con su problema?
—Porque... Fue culpa de Scott. Él la perdió en primer lugar, que la recupere por su cuenta.
—Que gran ayuda, hermana. Si supieras lo que hice por ti...
—¿Qué hiciste por mí, Scott? ¿Eh? Dime. —Él no respondió. En el fondo sabía que no la había ayudado tanto como ella a él. Por lo que decidió no responder —Eso supuse.
—Bien. Nada de peleas. Son hermanos, mellizos. Comparten casi el mismo ADN. Digo casi, porque si hubieran sido gemelos compartirían la misma genética y el ADN... En fin, ¿No pueden dejar de odiarse por un día? —Su madre detuvo su pelea.
—No arruinaré mi noche, por eso mismo, me iré ahora. Adiós, mamá. Te quiero —Le dio un beso en la mejilla y bajó hasta el exterior donde Allison la esperaba en el Porsche de Jackson.
—Lindsay, estás divina. —Ella la saludó con una sonrisa.
—Gracias. Tú igual.
—Ven, sube. Llegaremos tarde.
Allison ayudó a Lindsay a subirse al auto lujoso de Jackson. Lindsay al subir solo lo saludó con la mano, pues después de todo lo que había pasado con él, no quería tener ni el más mínimo acercamiento. Pero tampoco pudo negarse al transporte ofrecido por Allison, pues si no, le tocaría irse caminando al baile. Y ella no quería eso.
Llegaron al estacionamiento de la preparatoria en un tiempo récord. Lindsay no había dicho nada en todo el camino, mientras que Jackson y Allison estuvieron hablando de varias cosas. Al estacionar el auto, Jackson sacó de su saco una botella con alguna bebida alcohólica, a la cual le dio un sorbo sin quejarse. Ambas chicas se le quedaron mirando confundidas y él les ofreció un poco.
—Estoy bien, gracias —Allison negó.
—¿Quieres pasar la noche sobria?
—Me gustaría recordar algo de esto...
—Bueno, no me gustaría olvidarlo todo. —Volvió a darle otro sorbo.
—Estoy contigo, Jackson. Necesitaré esto y mucho más para sobrevivir a la noche —Aceptó el trago quitándole la botella y dándole un gran sorbo. Luego se la devolvió —Gracias.
—Lindsay, ¿Sabes si Scott vendrá? —Allison le preguntó.
—El entrenador le prohibió venir, pero es Scott. Sí vendrá. —Ella sabía perfectamente que Scott sí vendría al baile, pero si algo ocurría, no quería ilusionar a su mejor amiga. Jackson y Lindsay fueron los primeros en bajarse del auto, pues Allison se había quedado a verse por última vez en el espejo. La vista de Lindsay fue a parar a aquel Jeep que venía ingresando al estacionamiento —Sí, necesitaré muchos de estos para sobrevivir a la noche —Volvió a quitarle la botella a Jackson recibiendo un quejido por su parte.
Luego de vaciar casi la botella por completo, se la devolvió. Pidiéndole disculpas y que le compraría una luego. Jackson se terminó la botella y la dejó dentro del auto para sacar otra más de su saco. Pues era obvio que tendría un repuesto. Dio la vuelta al Porsche, para abrirle la puerta a Allison. Y Lindsay, quien no le quitaba la vista de encima al Jeep, podía ver como Stiles hacía la misma acción con Lydia. Quien se bajó y comenzó a alisar su vestido para quitarle las arrugas.
—Jackson, luces muy bien. —Lydia le dijo cuando se acercaron a ellos.
—Obviamente. Es Hugo Boss. —Presumió para luego adentrarse al baile con Allison de su brazo. Y dejando a Lydia con una cara de decepción.
—No le hagas caso, Lydia. Yo te haré un cumplido... —Lindsay dijo. —¡Oh, Lydia! Ni la estrella más brillante se compara con lo bien que te ves. —Ambas amigas rieron —En serio, amiga. Estás hermosa.
—Sí, Lydia. Lindsay tienes razón. Te vez muy bien.
—Gracias, Stiles. Gracias, Lin, tú igual. —Dijo hacia ella —. Brillas como la estrella más brillante de la noche —Volvieron a reír.
—Tranquila, Lyd. No me importa, no quiero halagos. No sucumbiré a los deseos de la sociedad de volver a las chicas neuróticas emocionalmente inseguras, que se quitan el vestido al primer halago. —Dijo ella con mucha rapidez en su voz.
—Yo creo que luces hermosas. —Stiles le dijo sin quitarle la vista de encima. Y con una sonrisa en el rostro.
—¿En serio? —Ella le preguntó.
—Sí... Te ves muy hermosa. —Lindsay le regaló una sonrisa —¿Qué dicen? ¿Entramos a la fiesta? —Dijo mirando a ambas chicas, quienes se colgaron del brazo de Stiles para entrar a la fiesta. Después de todo, tanto Lindsay como Stiles, sí habían conseguido ir al baile con quien de verdad querían.
[...]
Ya dentro del baile, Scott se encontraba escondido para que ninguno de los maestros, en especial Bobby, no pudieran verlo y echarlo a patadas del lugar. Su mirada iba de aquí para allá, buscando a la persona que tenía que proteger esa noche. Vio a Jackson llenando los vasos de alcohol de Danny y otro chico más, al entrenador hablando con una profesora, mientras bebía un vaso de ponche. Ah y a Peter. Sí, Peter Hale. Cuando quiso verlo mejor, él ya no estaba ahí, por lo que pensó que era alguna alucinación de él y lo dejó pasar.
Volvió a moverse del lugar en busca de Allison, y lo único que logró ver de ese ángulo era a Lindsay sentada en una mesa, con Stiles al frente mientras un chico invitaba a bailar a Lydia, quien no se negó. Aunque su cara no era de felicidad, pues todos sabían que ella en verdad quería venir al baile con Jackson. Pero, por otro lado, se sentía bien al haber venido con alguien más. Agradecía mucho la compañía del chico Stilinski. Volvió a mirar a Jackson, quien ahora se encontraba con Allison mientras ella estaba colgada de su brazo y se dirigían a la pista de baile.
—¿Quieres bailar? —Stiles se animó a decirle a la chica McCall.
—Paso. —Dijo ella.
—Lo intentaré de nuevo —Stiles estaba decidido a terminar con esta especie de evitamiento que ambos tenían con el otro. Quería arreglar las cosas con ella, y eso haría. Aunque tuviera que obligarla a bailar con él. Así que se levantó de su asiento y la miró —. Lindsay, levanta tu lindo trasero y baila conmigo ahora.
—Táctica interesante... —Lindsay lo miró entre riendo y seria a la vez. —Pero sigo diciendo no.
—¿Qué? Lindsay, levántate. ¿De acuerdo? Bailarás conmigo. —Ella evitó su mirada —No me importa que me estés evitando desde que todo pasó. Qué, por alguna razón cósmica, nunca tuvimos oportunidad de hablar sobre eso. —Lindsay volvió a mirarlo, más interesada en sus palabras. Pero aun con seriedad. —Lindsay, me he enamorado de ti hace solo algunas semanas, pero sé que esto nunca lo había sentido antes. Y aunque me duela decirlo, nunca lo sentí con Lydia. Y sé que en algún lugar de ese frío exterior... Está el alma de un humano. Y también sé que estoy seguro que no soy el único que sabe que eres muy inteligente. No lo demuestras porque tienes miedo de que te vean como eres. Y cuando dejes de fingir que eres una niña que solo sabe insultar a los profesores y a los alumnos... Decidirás escribir un demente teorema matemático excelente que te hará ganar el premio Nobel.
—Una medalla Field... —Corrigió ella con una sonrisa.
—¿Qué?
Se levantó de la silla para caminar hasta quedar a centímetros del chico Stilinski —El Nobel no es un premio para matemáticos. La medalla Field es la que ganaré.
Lindsay aceptó la mano de Stiles y juntos caminaron al centro de la pista para bailar juntos. Scott los observaba con una sonrisa en el rostro, pues ambos habían acabado con sus diferencias y estaba seguro que en cualquier momento, alguno de los dos daría el siguiente paso. Y cuando se encontraran nuevamente, se presentarían como la pareja del año.
—¡McCall! ¡Ya te vi! —Los pensamientos de Scott sobre la felicidad de su hermana y amigo, fue interrumpida por el grito de Finstock. —Ven aquí, amigo. McCall... —Scott comenzó a alejarse de él. Pero Bobby lo persiguió por todo el lugar. —¡McCall! Es un lugar pequeño, amigo. Te encontraré.
Scott llegó hasta Danny, quien se encontraba sentado bebiendo el alcohol que Jackson le sirvió en su vaso. —Danny, baila conmigo. Baila conmigo, Danny.
—No.
—Vamos, por favor... Vamos, ahora... —Scott lo tomó por los hombros y lo llevó hasta la pista.
—¡McCall, no deberías estar...! —Finstock llegó hasta ambos, con la mirada de todos sobre él. —¿Qué rayos haces...? ¿Qué rayos hacen? —Todos habían detenido su baile, la música, pues estaban prestándole atención a Danny y Scott.
—¿Sí, entrenador? —Scott se abrazó más a Danny.
Bobby comenzó a soltar una gran carcajada nervioso —No estaba diciendo que... No dije que no deberían... No crean que dije que... Tú, tú... Yo sólo... Bailen todos. Sólo bailen. ¡Es un baile! ¡Es una fiesta! —Bobby se alejó y todos volvieron a lo suyo.
—Gracias, amigo. Te la debo.
—¡Greenberg, ya deja de mirarme! —Se escuchó al entrenador.
Scott por fin encontró a Allison, y ella solo lo miraba riendo. —Allison...
—Sí, me encantaría bailar contigo. —Caminaron hasta la pista y comenzaron a bailar, hasta que Allison notó que él no le quitaba la mirada de encima —¿Qué?
—Es difícil no mirarte.
—Me gusta cuando me miras.
—Recuerdo una vez cuando, te tenía abrazada y te dormiste en mis brazos... —Recordó con una sonrisa —Te vi y pensé que podría estar así por horas... Y después empezaste a babear y fue un poco desagradable —Allison rio —. Y después mi brazo se durmió con tu cabeza encima y después empezó a doler.
—Cállate, basta.
—Lo siento... Me gusta escucharte reír. Y, tu sonrisa me encanta. —Allison levantó la mirada para verlo —Allison, necesito decirte algo. ¿Recuerdas cuando íbamos a hablar en mi habitación?
—No tienes que disculparte, Stiles me habló del accidente.
—No es eso. Es sobre Derek y todo lo que intentabas decirme.
—Eso fue... Olvida eso, yo... Yo no sabía de qué hablaba.
—Yo sí. —Scott estaba a punto de decir todo, confesarse con ella. Aunque corriera el riesgo. —Y creo en ti.
—No tienes por qué. Ahora sé cosas... Las cosas son diferentes, sólo... Confía en mí.
—No estabas equivocada...
—Sí, lo estaba. Las cosas que dije, son locuras...
—Allison, por favor, déjame hablar. —Scott la detuvo, la miró y luego la besó.
—¿Por qué hiciste eso? —Dijo ella al terminar el beso.
—Porque te amo. —Volvieron a besarse. Pero esta vez, sin interrupciones.
Lindsay y Stiles bailaban uno pegado al otro. Estaban disfrutando el momento. Ambos se sentían bien. Los rencores habían terminado. El odio que ella sentía por él había desaparecido. Y el temor que sentía él porque pensaba que ella no quería verlo nunca más, se esfumó. Lydia pasó frente a ellos, distrayéndolos del baile.
—Lydia, ¿Estás bien? —Lindsay la detuvo antes de que se alejara más.
—Sólo necesito un poco de aire...
—¿Irás a buscar a Jackson? —Stiles le preguntó. Lydia asintió algo apenada. Pues se sentía mal por su cita del baile. No quería dejarlo solo, y aunque no lo haya demostrado estos últimos minutos, Lydia apreciaba mucho la compañía de ambos.
—Bien. Iremos contigo... —Lindsay dijo y juntos siguieron a Lydia para esperarla en la entrada, mientras ella buscaba a Jackson.
[...]
Jackson con su ebriedad a flor de piel, salió de la fiesta. Su vista fue a parar algo detrás de los árboles del bosque, donde pudo ver unos ojos rojos muy iluminados. Por lo que tuvo que refregarse los suyos para hacer que las alucinaciones que creía que estaba teniendo, desaparecieran. Pero como todos ya sabían, aquellos ojos no eran parte de una alucinación. Por lo que desaparecieron cuando se adentró al bosque.
—Vamos, ¿Qué esperas? Hazlo —Jackson dijo siguiendo a la criatura —. Sé que estás aquí. ¡Vamos! —Cayó arrodillado al suelo —. Quiero ser como tú... Quiero ser uno de ustedes. Por favor... —Levantó la vista, y la luz roja de dos armas lo apuntaban.
—Por desgracia, Jackson... —Chris Argent se dejó ver de detrás de una de las armas —No te daré lo que buscas. Pero creo que tú podrás ayudarme. —Ambos volvieron al estacionamiento de la preparatoria. Jackson lo había ayudado como quería. Jackson había contado el secreto.
—¿Lo prometes? ¿No le hará daño? ¿A ninguno?
—Claro que no. Son solo niños.
—¿Qué es lo que les harán?
—Me haré cargo de ellos. Ahora regresa al baile, Jackson. Ve con tus amigos. Sé un adolescente normal. —Jackson obedeció al señor Argent, y se adentró nuevamente a la fiesta. Sin darse cuenta, que, al otro extremo de la preparatoria, Lydia gritaba su nombre.
—¿Dónde diablos has estado? —Lindsay le dijo una vez llegó a la entrada del baile.
—¿Lydia te encontró? —Siguió Stiles.
Lindsay vio como él no contestaba. Estaba muy asustado. Nervioso. —¿Qué te pasa? ¿Te encuentras bien?
—Estaba fuera de la escuela y yo... Estaba afuera...
—¿Qué pasó? —Lindsay seguía diciéndole. Cansada de sus estúpidos juegos de palabras. —¡Jackson!
—¿Qué hiciste? —Preguntó por última vez Stiles.
En el campo de Lacrosse, Lydia seguía buscando a Jackson. A quien no había visto en todo el baile a excepción de la entrada. Pero con quien tenía que hablar y necesitaba encontrar.
—¡Jackson! ¡Jackson! —Las luces del campo comenzaron a encenderse de a una. —¡Jackson! Jackson, ¿Eres tú? —Habló con alguien que se acercaba a ella. —Jackson... ¿Eres tú?
Stiles llegó corriendo hasta ella. Pues esa persona no era Jackson, si no Peter Hale. Y luego de que el chico Whittemore les haya dicho su confesión, Lindsay corrió en busca de su hermano para alejarlo de cualquier contacto con los Argent. Y Stiles había ido en busca de Lydia para su protección. Pero fue tarde, Peter había sacado sus colmillos y los había incrustado en el abdomen de la chica Martin. Haciendo que ella cayera inconsciente sobre el césped.
—No la mate, por favor... —Stiles le rogó al hombre lobo.
—Claro que no. ¿Dónde está Derek?
—¿Qué?
—Dime como encontrar a Derek Hale... —Comenzó a acariciar lentamente con una de sus garras el rostro de Lydia.
—No lo sé. ¿¡Cómo voy a saberlo!?
—Porque eres inteligente, ¿No es así? Porque la mentira tiene un aroma singular, Stiles... Dime la verdad, o ella no saldrá viva de aquí.
—No lo sé, ¿Entiende? Lo juro por Dios, no tengo idea.
—¡Dímelo! —Gritó el Alfa soltando un gran rugido de lobo.
—Bien, bien, bien... Escuche, creo que él sabía.
—¿Sabía qué?
—Derek. Creo que él sabía que lo atraparían.
—¿Los Argent?
—Sí.
—¿Y?
—Cuando le dispararon a él, Scott y Lindsay, creo que se llevó el celular de Scott. —Stiles intentaba darle toda la información posible al Alfa, pues no quería que Lydia saliera más herida de lo que ya se encontraba.
—¿Por qué?
—Todos tienen GPS ahora. Si aún lo tiene, y está encendido... Puede encontrarlo.
Allison y Scott corrían felices y enamorados hacia uno de los autobuses escolares. Pues luego de las confesiones que ambos habían dicho ahí dentro... Estaban dispuestos a seguir reconciliándose.
—¿A dónde vamos? —Scott preguntó riendo, aunque sabía las verdaderas intenciones del lugar.
—A un lugar para estar solos... —Caminaron hasta quedar en medio de dos autobuses —Aquí... ¿Estás bien?
—Sí, sólo tuve un dejá vú. —Volvieron a besarse. —¿Es una buena idea?
—Muy pronto pensaras que es una excelente idea... —Allison le dio un último beso, para luego subir al vehículo.
—Odio cuando dices cosas así.
—Vamos...
—Deberíamos volver al baile. —Allison le tiró un beso desde arriba y antes de que Scott pudiera subir, Lindsay llegó hasta él.
—¡Scott!
—Lindsay, ¿Qué?
—¡Cállate y escúchame por una vez en tu vida! —Ella le gritó —Los Argent lo saben. Saben todo.
—¿Qué saben? ¿Qué cosas?
Lindsay no pudo responderle, pues dos camionetas los interceptaron. Uno en cada extremo de cada salida. Lo cual ya era seguro. Los cazadores los habían encontrado, y tuvieron la mala suerte de estar juntos. Ambos miraron a ambos autos, en uno se encontraba un cazador desconocido, pero en el otro estaba Chris Argent. Ambos autos aceleraron y estaban dispuestos a atropellar a los hermanos. Sólo que ellos saltaron sobre los autos, revelando su verdadera forma a la chica que se encontraba dentro del autobús. Allison solo podía mirarlos con una cara de completo asombro y a la vez asustada. Pues su novio y mejor amiga, eran aquellas criaturas que su tía buscaba. Y si no hacia algo, ambos terminarían cazados.
(En multimedia se encuentra unas fotos de cómo es el vestido que Lindsay usó para el baile)
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