• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙑𝙄
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"Verdades hirientes"
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Lindsay y Stiles se encontraban en el campo de Lacrosse, mientras ambos esperaban a que Scott terminara su reunión con Lydia. Lindsay estaba nerviosa, sería su primera práctica del juego, y ella estaba segura que quería unirse al equipo, por lo que no se dejaría vencer por nadie. Su fuerza sobre humana, y sus instintos recientemente obtenidos, la ayudarían a entrar. Podría ser trampa, pero ¿Quién no hizo eso en algún juego? Ella no sería la excepción, claro.
—¿Cómo te fue? —Lindsay preguntó una vez Scott llegó hasta ellos.
—¿Qué?
—Como qué, ¿Qué? —Ella volvió a preguntar —Lydia. ¿Te dijo algo sobre Stiles?
—Am, sí... Dijo que le agradas —Dijo mirando al chico —. Está muy interesada en ti... —Scott mantenía su vista al frente, pues era obvio que no iba a admitir que había besado a la chica de su mejor amigo. Aunque él ya no estuviera interesado en ella.
El entrenador hizo sonar su silbato, y todos los jugadores se pusieron en fila, uno detrás del otro, para hacer pases y anotar en la portería. Lindsay era la última, y mentiría si les dijera que no estaba nerviosa. Pues era un manojo de nervios. Temía fallar y no ser admitida.
—Oye, lo harás bien —Stiles le dijo al ver como agarraba fuertemente el palo de Lacrosse. —Si te hace sentir mejor, yo estoy más nervioso que tú. Y esto lo hice muchas veces...
—Sí, pero tú eres un chico. El entrenador me ve como si estuviera esperando a que fallara para darme una patada en el trasero y reírse de mí —Dijo mirando a Bobby.
—Nadie se reirá de ti —Avanzaron otro paso —. Bien, luego de Scott sigo yo, y luego tú. Sin presiones, Lindsay. Lo harás bien. Solo quedan siete horas para la luna llena. No te alteres.
—Sí, gracias, Stiles. Eso ayuda mucho. —Ella acomodó su casco de protección. Scott colocó la pelota en el palo, y comenzó a acercarse para anotar, pero fue derribado por dos chicos, quedando en el suelo.
—Supongo que algunos no aprecian tu nuevo puesto, McCall —Se acercó a él —. ¡Siguiente! —Sonó el silbato. Y Scott se levantó dando un salto. —¿Algún problema, Bilinski?
—Sí, no... Ya voy —Stiles iba a tomar la pelota para lanzarla, cuando Scott se le cruzó en medio, dispuesto a anotar ese tiro.
—¡Ese es el espíritu, McCall! ¡Asi se hace! —El entrenador lo alentó.
Scott colocó la bola en el palo, y comenzó a correr hacia los jugadores que le bloqueaban el paso. Empujó a uno, y luego al otro, luego Danny se acercó a él para prohibirle anotar, pues era el portero, pero Scott lo golpeó con el palo haciendo que cayera al suelo y que él pudiera anotar. Los demás jugadores, al ver a Danny aun en el suelo, se acercaron rápidamente a él. Su nariz estaba sangrando y no se veía bien.
Scott se alejó de ellos, y Lindsay y Stiles se acercaron a él, pues necesitaban una explicación coherente de por qué había robado el turno de Stiles y por qué había golpeado a Danny.
—¿Qué diablos haces? —Lindsay le preguntó quitándose el casco.
—Es más grande que yo —Contestó Scott sin preocupación.
—Pero Danny les agrada a todos. Ahora todos te odiaran. —Stiles añadió, un paramédico ya había ido a asistir la herida de Danny.
—No me importa. —Volvió a contestar el lobo sin preocupación alguna.
—Eres un idiota, Scott —Lindsay y Stiles se acercaron al grupo, para ver cómo se encontraba Danny.
—¿Está bien? —Lydia preguntó colocándose a un lado de Jackson.
—Parece que tiene un... —Jackson se detuvo al ver los labios de Lydia.
—¿Qué?
—Tu labial.
Ella tomó su espejo para poder verse y acomodarse el labial corrido —Oh, ¿Qué habrá pasado?
—Sí... Me lo pregunto.
Stiles, quien se encontraba atento a la conversación que Jackson y Lydia mantenían, se había dado cuenta de algo. Su mejor amigo lo había traicionado. Y sí, para él ya no era importante. Pero Lydia le había gustado desde tercer año, y Scott sabía todo lo que él sufrió gracias al rechazo de la pelirroja. Esto era traición. Los mejores amigos tienen códigos, y Scott acababa de romper unos cuantos.
Por otro lado, la práctica de Lacrosse se había dado por finalizada. Pues su portero estaba mal herido y el entrenador no se arriesgaría a perder a alguien más. Lindsay estaba medio furiosa, su oportunidad de humillar a todos los mediocres jugadores no podía ser posible. Aunque esto no significaba que quedaba afuera. De hecho, fue todo lo contrario. Pues al ser cancelada la práctica, tenía tiempo para practicar por cuenta propia y demostrarle a Bobby que ella era mejor que todo su equipo junto.
[...]
Allison estaba en su habitación junto a su tía, Pues ella le enseñaría a defenderse por sí sola. Lo cual implicaba una clase de cómo usar un arma de electrochoque, esas cosas parecidas a los Taser. Estaba frente a un oso de peluche, el cual sería la víctima en esta ocasión.
—No puedes decirle a tu papá sobre esto... —Kate habló con Allison —. Porque me mataría.
—De acuerdo... —Ella tenía el arma en sus manos apuntando al peluche.
—De acuerdo, bien. ¿Cómo se llama nuestra pobre víctima?
—El señor Oso.
—¿Llamaste a tu oso de peluche el señor Oso? —Kate dijo provocando una leve risa en Allison —. Es el peor nombre para un oso de peluche.
—Tenía cinco años.
—Bien, sólo dispara al oso de nombre poco creativo y ponle fin a su sufrimiento. —Allison disparó, dando en el pecho del pobre oso. —Sí, de eso es lo que hablo. ¿Ves? Si lo hubieras sabido hacer la otra noche, hubieras... —Kate se detuvo al ver el rostro de su sobrina —. Oye, ¿Qué pasa? Creí que querías aprender a hacerlo.
—No sé qué fue lo que pasó... —Su voz sonaba débil, estaba a punto de llorar.
—¿Con Scott? —Kate preguntó sentándose con su sobrina sobre la cama. —Escucha, sobrina joven y hermosa. Romperás corazones en todos lados, ¿De acuerdo? Y él fue afortunado en tener un poco de contacto con el mundo de Allison Argent.
—Es que... —Las lágrimas ya habían comenzado a caer —Me sentía muy bien con él. Y luego comenzó a actuar muy raro y ahora no sé qué creer...
—Cariño, es un chico, no puedes creerle todo.
—Pero todo el asunto con Derek Hale la otra noche y... —Su tía comenzaba a tener más interés en esa conversación. —Y Scott dijo que no lo conocía, pero luego los vi juntos, a él con su hermana y Derek...
—Un momento, repítelo —Kate pidió —. ¿Scott y su hermana conocen a Derek? Al supuesto, ¿Asesino Derek? ¿Son amigos?
—No... No en realidad. Al menos fue lo que ambos dijeron.
—¿Qué tal si me dices todo lo que Scott dijo sobre Derek? —Kate preguntó con más curiosidad.
—¿Todo? ¿A qué te refieres?
—Me refiero a todo.
Kate conectaba cada punto en su cabeza. Y si su teoría era cierta, en cualquier momento descubriría el secreto que ambos hermanos tenían, y el cual podría llegar a ser su perdición.
Stiles se encontraba entrando a la casa de los McCall, pues los ayudaría a pasar la noche de luna llena sin ningún peligro. Él abrió la puerta tranquilamente con una llave y la cierra como si fuera su casa.
—¿Lindsay? —Melissa preguntó.
—Soy Stiles...
—Llave.
—Sí, tengo una.
—No me sorprende. Me asusta, pero no me sorprende —Melissa dice. Stiles dejó caer al suelo el bolso que llevaba consigo, el cual hizo un ruido parecido a las cadenas —¿Qué es eso?
—Am... Un proyecto escolar —Respondió nervioso.
—Stiles, él está bien, ¿Verdad? —Preguntó preocupada por su hijo.
—¿Quién? ¿Scott? Sí, claro.
—Ya no me habla tanto... No como antes. Lindsay en cambio, ella es la única que habla conmigo, pero no quiere decirme que le pasa a su hermano...
—Es que... Tuvo una semana pesada.
—Sí, lo entiendo. Cuídense en la noche.
—Usted también.
—Luna llena —Ella soltó.
—¿Qué? —Stiles preguntó sorprendido.
—Hoy hay luna llena. Deberías ver emergencias, con toda clase de locos.
—Claro...
—¿Sabes? De hecho, de ahí viene la palabra "Lunático". —Melissa caminó hacia la puerta —A propósito, Lindsay salió, pero ya debe estar por volver, y Scott se encuentra arriba.
—Un segundo, ¿Ella salió? ¿En luna llena? —Stiles preguntó preocupado.
—Sí, ¿Por qué? ¿Sucede algo?
—Am, no... Nada. Puede irse tranquila. —Melissa se despidió de Stiles y se alejó, él subió rápido hacia la habitación de Scott y a la vez preocupado por la seguridad de su amiga.
—¡Mamá! ¿Ya te vas? —Lindsay logró alcanzarla antes de que se fuera completamente.
—Sí, ¿A dónde fuiste? —Ella dijo mientras se subía al auto.
—Am, ya sabes, por ahí... —Habló colocando sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.
—Bien. Debo irme. Llámenme cualquier cosa.
—Sí, suerte en tu trabajo. Te amo.
—Yo igual. Ah, por cierto, Stiles se encuentra en casa. Asegúrate que no terminen explotándola ¿Sí?
—Tranquila, mamá. Yo me aseguraré de que ninguno de los tres, incluyéndome, no quememos la casa.
—Qué bonito saber que tus hijos son tranquilos. —Ella dijo para luego arrancar el auto y marcharse.
Lindsay se adentró a la casa riendo y subió hasta la planta de arriba, pues al saber que Stiles ya se encontraba ahí, de seguro era hora de encadenarse a algún lado para no salir a matar gente por ahí. Ella se detuvo a un paso de la habitación al escuchar una conversación que ellos mantenían.
—Tu mamá dijo que estarías arriba, pero no pensé que te esconderías en la oscuridad como el Conde Drácula o algo parecido —Stiles apoyó el bolso en el suelo, haciendo sonar las cadenas que usarían esta noche. —Bien. Vamos a prepararnos, mientras esperamos a tu hermana. ¿Qué acaso no sabe que hoy hay luna llena? ¿Por qué salió? Da igual, espera a ver lo que traje.
—Está bien. Solo cerraré la puerta y dormiré temprano. —Scott sonaba raro. Su voz no era la misma. —Y yo no me hago responsable por las acciones de mi hermana. —Sí, definitivamente algo andaba mal con Scott.
—¿Estás seguro? Porque tienes una apariencia de asesino serial en la cara y espero que sea la luna llena haciendo efecto, porque empiezas a asustarme.
—Estoy bien. Vete ahora. —Scott volvió a repetir.
—Mira, ¿Al menos podrías ver qué es lo que traje? —Stiles volvió a insistir —. Talvez lo uses, talvez no. ¿Te parece?
Scott se acercó lentamente, para agacharse y observar lo que el bolso contenía —¿Creías que me dejaría hacer esto? —Tomó las cadenas —¿Encadenarme como un perro?
—En realidad, no. —Stiles tomó la mano de Scott para colocarle una esposa y el otro extremo engancharlo en el radiador a su lado.
—¿¡Qué diablos estás haciendo!? —Él intentaba liberarse.
—Protegiéndote de ti mismo, y un castigo ejemplar. Por besarte con Lydia.
Lindsay cansada de oír todo lo que estaba escuchando, decidió de una vez por todas adentrarse a la habitación de su hermano. No mencionaría nada sobre el beso, y no mencionaría nada sobre la actitud de Scott. Ella haría como que nada hubiera pasado y recién hubiera llegado de caminar.
—¡He vuelto, queridos amigos! —Dijo con una sonrisa fingida, pues era obvio que toda esta situación le afectaba —Oye, Scott ¿Qué te pasó? Te ves como si alguien quisiera darte un castigo ejemplar. —Se agachó para quedar al nivel de Scott y examinar su mano esposada. Stiles por su lado, veía a la chica McCall frunciendo el ceño, pues había utilizado las mismas palabras que él hace unos segundos.
—¡Dile a Stiles que me suelte! —Scott volvió a intentar soltarse.
—¿Por qué? Tenemos que estar asegurados para no matar a alguien —Ella volvió a reincorporarse y colocarse a un lado del chico Stilinski. —¿Qué harás conmigo?
—Puedes usar las cadenas, unas esposas como Scott o hacer lo que quieras.
—Ey, ¿Te encuentras bien? —Ella dijo mirándolo.
—No. ¿Podemos terminar con esto?
—Bien. Como quieras —Su tono de voz se volvió frío, ya que todos estaban en contra de ella, haría lo mismo. Caminó hasta el bolso de Stiles y sacó unas esposas. Para colocársela en una mano y luego engancharse en el otro extremo de donde se encontraba Scott. —¿Ahora qué? ¿Nos quedaremos esposados aquí toda la noche?
—Por mí, sí. —Stiles añadió para luego abandonar la habitación.
—¿En serio, Scott? ¿Besar a Lydia te parecía una buena idea? —Lindsay dijo mirando a su hermano. Él estaba recostado en el piso, mientras encontraba la manera de sacarse las esposas. —Siempre arruinas todo.
—¿Yo arruiné todo?
—Sí, lo vienes haciendo desde el comienzo de tus días en la tierra —Ella lo enfrentó —. Primero, la mordida en el bosque. Luego, tu relación con Allison en la escuela, aunque no lo creas las decisiones de tu vida influyen la mía, Scott.
—Aléjate de mí sí tanto te molesta. Nadie te obliga a estar conmigo.
—¿Qué sucede contigo, Scott? Actúas como si nada en la vida te importara —Lindsay lo miró un poco más calmada —. Allison terminó contigo, pero tampoco te desquites con las personas a tu alrededor.
—Sólo... Déjame en paz.
—Te traje agua —Stiles volvió a entrar a la habitación. Levantó una botella que traía en las manos, y la vació dentro de un plato para perros con el nombre de Scott. Se acercó a él y lo dejó en el suelo.
—Qué bonito, ¿Para mí no hay? —Preguntó Lindsay con una sonrisa que después se transformó en una mueca.
—Lo siento, olvidé comprar uno para ti en la tienda de mascotas.
—Oye, no te la agarres conmigo si tu objetivo es Scott.
—¡Voy a matarte! —Scott añadió de la nada lanzándole el plato a Stiles.
—La besaste, Scott. Besaste a Lydia —Era hora de una linda ronda de verdades, y Stiles era el que comenzaba —. Era la única chica que importaba... Y en las últimas horas he pensado que ha sido la luna llena. "Ni siquiera sabe lo que hace, y mañana volverá a ser normal. Incluso no recuerde ya lo idiota que fue". Un imbécil y un increíblemente mal amigo.
—Ella me besó.
—¿Qué?
—Yo no fui. Ella me besó —Scott confesó, Stiles lo miró y luego salió de la habitación—. Pude haber hecho más.
—Cierra la boca, Scott —Su hermana intentaba detenerlo, pero sería imposible. Estaban dispuestos a dañarse mutuamente con simples palabras.
—Debiste ver la forma en que me tocaba... Habría hecho lo que yo quisiera. ¡Lo que sea!
—¡Detente, Scott! —Lindsay gritó para distraer a su hermano —Te estás lastimando tú mismo —Señaló su muñeca, la cual se encontraba roja y con algo de sangre a causa de la fuerza que ejercía para liberarse. —Deja de comportarte como un completo idiota.
—Seré idiota, pero al menos no temo decirle a alguien que me gusta.
—Scott, ya detente —Lindsay ahora se veía preocupada.
—¿Qué? ¿Acaso tienes miedo de que suelte todo? ¿Tienes miedo que le diga a Stiles lo que sientes por él?
—¡Cierra tu maldita boca, Scott! —Ahora era ella la que intentaba liberarse para darle su merecido a su hermano.
—Sí, Stiles, lo que oyes —Scott sabía que su amigo se encontraba detrás de la pared —. Mi hermana está completamente enamorada de ti. Pero le da miedo decirte, pues tú sigues enamorado de Lydia... Esperen un segundo, la otra noche me confesaste algo, Stiles.
El moreno entró en la habitación para acabar de una vez por todas con esta larga ronda de verdades y culpas —Eres un imbécil, Scott.
—Muy bien. Ahora que estamos reunidos todos aquí, podemos decir la verdad ¿No creen? —Scott parecía poseído por el poder de la luna llena. No estaba siendo él mismo —. Stiles, Lindsay está super enamorada de ti. Lindsay, Stiles está super enamorado de ti. ¿Todos contentos? Ahora pueden ser los novios populares de la preparatoria Beacon Hills. Así como lo éramos Allison y yo.
—Juro que cuando me libere de estas esposas, te mataré, Scott —Lindsay decía con algunas lágrimas en los ojos y su muñeca roja por los intentos de escape.
Todos permanecieron en silencio por unos largos cinco minutos. Nadie dijo más nada, ni nadie quería decir nada. La situación estaba super tensa desde la confesión de Scott. Lindsay seguía intentando liberarse, Stiles había abandonado la habitación para sentarse fuera de esta, y Scott, parecía estar diferente.
—Stiles... —Lo llamó él —Libérame, por favor, está comenzando a doler... Sabes que no haría esto a propósito. Lo siento, no quise decir nada de lo que dije... No es como la primera vez, es la luna llena. Es porque Allison terminó conmigo. Sé que no es solo un tiempo... Ella terminó conmigo, y me mata. Estoy desesperado, por favor, déjame salir.
—No puedo. —Contestó el chico.
La luz de luna se hacía visible poco a poco. Y tanto Lindsay como Scott se veían preocupados. Esta sería una noche complicada para ambas partes. Scott porque no podía controlarse, y Lindsay porque estaba segura que si la luna llena la alcanzaba, terminaría por matar a Scott.
La luz de luna los alcanzó. Y con eso llegaron los gritos de dolor y el cambio. Colmillos, uñas puntiagudas, más vello facial, orejas con una forma peculiar y el deseo de matar. El enojo era y siempre será el causante de todo. Stiles que se encontraba apartado de ellos, se tapaba los oídos, pues el sufrimiento de sus dos mejores amigos le hacía mal. Pero de repente, sólo fue total silencio.
—¿Están bien? ¿Scott? ¿Lindsay? —El humano preguntó adentrándose en la habitación, pero allí no había nadie. A excepción de dos esposas completamente rotas y con sangre. Los hermanos habían escapado. Dos lobos sueltos en la ciudad. Y los dos estaban completamente dispuestos a matar.
Scott corría por el bosque, guiado por su olfato en busca de Allison. Lindsay lo seguía detrás, lo estaba persiguiendo. Ella no sabía si era para protegerlo de él mismo, o para buscar venganza por su cuenta. Ambos llegaron hasta el estacionamiento de un centro comercial y subieron encima del techo de un auto. A lo lejos podía verse como uno tenía sus luces encendidas junto a dos personas charlando en él.
En dicho auto se encontraban Jackson y Allison. Scott sin pensarlo se subió sobre el techo del auto del chico, ocasionando un tambaleo y un pequeño abultamiento en el mismo. Cuando estaba a punto de atravesarlo con su mano, Lindsay lo empujó haciendo que caiga al suelo con dirección al bosque. Ella se bajó del vehículo y fue tras su hermano, no sin antes echar una rápida mirada hacia el auto para asegurarse que sus amigos estuvieran bien. Quizás fue una mala idea hacerlo, pues desde el punto de vista de Jackson, él logró ver algo. No fue mucho, pero si llegó ver a una criatura en cuatro patas que lo miraba y tenía un aspecto muy similar a alguien que él conocía. Sí, Jackson había visto a Lindsay en su forma de lobo.
Una vez Lindsay llegó hasta su hermano, lo enfrentó. Y así, una pelea entre hermanos comenzó. Los golpes iban y venían, gruñidos y más gruñidos se escuchaban. En un momento, algo golpeó a ambos. Dirigieron sus miradas hacia dicho objeto golpeador, y se trataba de otro hombre lobo. Este los atacó para que ambos hermanos pudieran controlarse, y como vio que todo seguía sin funcionar, porque ellos volvían a pelear entre sí, soltó un fuerte gruñido. Y con eso, logró que ambos se detuvieran y lo miraran.
—¿Qué está pasándonos? —Lindsay preguntó cuando vio al hombre lobo.
—Justo lo que él quería que pase. —Derek contestó.
[...]
Stiles manejaba su Jeep por toda la ciudad en busca de sus dos amigos, aunque unas sirenas policiales lo distrajeron de su búsqueda inicial. Estacionó su Jeep y bajó rápidamente de él.
—¿Papá? —Comenzó a llamarlo preocupado —¿Papá? ¿Alguien ha visto a mi padre? —Ningún oficial le contestaba. Él se acercó hasta una camilla donde un cuerpo podía verse, bueno, estaba tapado con una tela, pero su brazo estaba al aire libre. Un brazo totalmente quemado y posiblemente su cuerpo se encontraba en el mismo estado.
—Stiles —El nombrado volteó rápidamente —. ¿Qué haces aquí? —Stiles abrazó a su padre.
A unos centímetros del lugar, Chris y Kate Argent se encontraban dentro de su auto. Buscaban o estaban investigando algo.
—¿Ese es Stiles? —Chris preguntó a su hermana.
—Otro amigo de Allison.
—¿Me dirás lo que platicaste con mi hija?
—Dime algo primero. La noche que encontraste a los tres Betas, dos de ellos eran más pequeños ¿Cierto? —Kate dijo mirando al frente.
—Sí.
—Sólo eran más pequeños, ¿O eran más jóvenes? —Volvió a mirar a su hermano y este la miró con una sonrisa victoriosa.
Derek Hale actuaba como un padre con sus dos hijos. Porque de cada brazo iba un adolescente. Lindsay y Scott ya habían vuelto a su estado normal, pero podría decirse que la ira seguía ahí. Derek los adentró en la habitación de Scott y los dejó sentados sobre la cama para luego caminar hacia la puerta.
—Espera —Scott lo llamó —. No puedo hacer esto. No puedo ser esto y estar con Allison. Necesito que me digas la verdad. ¿Hay alguna cura?
—¿Para alguien que fue mordido? He oído de una, talvez sea cierta.
—¿Cuál es? —Lindsay preguntó.
—Mata al que te mordió.
—¿Matar al Alfa? —Volvió a decir la chica McCall.
—Si me ayudan a encontrar Alfa, yo los ayudaré a matarlo.
—Pero somos dos, y hay un solo Alfa. ¿Cómo conseguiremos la cura para ambos? —Scott preguntó.
—Ese es su problema. Pero como acabas de decir, Scott. Hay un solo Alfa, ustedes son dos. Decidan quien obtendrá la cura. —Derek abandonó la habitación.
Luego de unos minutos de silencio, en los que ninguno de los dos hermanos decía nada, Scott tomó la delantera y comenzó.
—Lindsay yo... Lo siento. No debí haber dicho todo eso que dije.
—Culparía a la luna llena, pero sí. Tú tuviste toda la culpa. Esas palabras salieron de tú boca. —Ella se levantó de la cama y se cruzó de brazos mirándolo —. Lo entiendo, querías destilar toda tu ira, pero no era esa la forma de hacerlo, Scott. No me heriste solo a mí, también a Stiles. Te besaste con la chica que amó toda su vida, eso no es muy de mejores amigos.
—Créeme, me siento la peor persona del mundo. Contigo y con Stiles, en especial contigo. Eres mi hermana. Mi sangre. Mi melliza. No debí haber confesado eso —Él decía con toda sinceridad —. ¿Cómo seguirás con esto?
—¿Con qué? ¿Cómo seguiré al saber que Stiles sabe que me gusta y que yo sé que le gusto? No lo sé, Scott. Sólo seguiremos nuestra vida normal y aquel que mencione el tema primero, felicidades.
—Yo creo que deberían hablarlo.
—Buenas noches, Scott —Lindsay abandonó la habitación de su hermano para caminar a la suya. Las cosas se habían complicado. Todas las verdades habían salido a la luz, y Lindsay no sabía cómo actuar ante todo lo dicho.
Luego de lo sucedido en el estacionamiento, Jackson llegó a su casa y bajó del vehículo. Pero algo llamó su atención, una garra estaba incrustada en una pequeña abertura que las criaturas habían dejado en su auto. Jackson sorprendido por todo lo que estaba descubriendo, tomó entre sus manos dicha garra y la llevó hasta una mesa. Esta mesa tenía un cajón, y de ahí sacó el guante que había robado del primer partido de Lacrosse y el cual pertenecía a Scott. Y sí, esos pequeños agujeros encajaban perfecto con la garra que había obtenido.
Luego de ver a aquella chica, la cual distinguía como Lindsay McCall y luego de encajar las piezas obtenidas y pertenecientes a Scott, él se había dado cuenta de algo. Jackson había descubierto el secreto de los hermanos. Y estaba seguro que lo usaría para favorecerse él mismo.
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