• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙇𝙑𝙄𝙄𝙄
————∵🌙∵————
"Nunca te metas con un McCall"
————∵🌙∵————
Scott, Isaac y Chris llegaron hasta aquel deposito abandonado donde Peter y Derek los esperaban. Isaac abrió la puerta trasera para que pudieran sacar a Jackson de aquel vehículo. El hombre lobo lo vio e informó a sus compañeros sobre su estado.
—Creo que dejó de moverse.
—¿Dónde está Derek? —Preguntó el cazador. A lo lejos, Derek apareció corriendo en cuatro patas como a veces solía hacer. Dio una voltereta en el aire y quedó en frente de ellos.
—A alguien le gusta llamar la atención... —Peter dijo desde un rincón.
—Ya lo creo. Siempre me gustó hacer mis entradas más silenciosas —Lindsay dijo a un lado de él. —Como ahora. ¡Boo! —Sorprendió al hombre lobo a su lado.
—¿Quieres dejar de aparecerte así? Podrías causarle un infarto a alguien —Él se quejó.
—Bueno, no es como si me molestara causarte uno a ti —Lo señaló —. Da igual, me parece que te gusta quedarte en las sombras, pero a mí no —Comenzó a caminar lejos de él acercándose a los demás —. Nos vemos luego, carboncito. —Peter le gruñó por lo bajo —Sí, sí, lo siento. Ya guarda tus colmillos. —Sonrió y continuó su camino.
—Vine por Jackson. No por ti.
—Debo decirte que eso no me consuela. Llévenlo adentro. —Ordenó el Alfa.
—Vaya, al parecer Jackson sí se convirtió en crisálida. ¿Cuándo evolucionará a mariposa? —Lindsay se colocó a un lado de Derek observando a Jackson dentro de la bolsa.
—Llegaste... —Él la miró.
—Sí, disculpa la tardanza. Tus mensajes no son tan claros —Lindsay le contestó. Derek le había mandado un mensaje diciendo que ya tenían a Jackson y que la necesitaban en ese lugar para ver que harían con él.
—Sí que fue claro.
—A ver... —Ella sacó su celular del bolsillo. Su pecho se oprimió al ver varias llamadas de Stiles y mensajes. Alejó eso de su mente y buscó el contacto del hombre lobo para leerles el mensaje a todos los presentes —"Jackson. Crisálida en movimiento. Posible muerte. Deposito. Ven ahora". Y luego mandaste la ubicación del lugar. Yo no lo veo como un mensaje claro.
—Eso no importa ahora. ¿Nos vas a ayudar o no? —Volvió a hablar el hombre lobo.
—Ya, ya... Santos cielos, si sigues así de enfurecido, te volverás más viejo. Algo así como Peter. —Lindsay ayudó a su hermano y Isaac a dejar la bolsa dentro del lugar. Mientras escuchaba un "Te escuché" De Peter en la lejanía.
—¿Stiles está bien? —Preguntó Scott a su hermana luego de dejar a Jackson.
—Sí, creo... No lo sé, lo dejé en su casa cuando fui con Lydia al hospital para que viera a Jackson. Luego recibí el mensaje de Derek y vine aquí. No quería preocuparla y la dejé allí, pero ahora estoy pensando en que debí traerla. Mierda. —Ella habló.
—¿Dónde está Peter? Creí que él iría por ella. —Volvió a hablar el hombre lobo.
—Peter estaba aquí hace unos minutos. Tuvimos una linda conversación sobre entradas triunfales. —Ella se cruzó de brazos —De todas formas, Derek, dijiste que lo salvarías.
—Ya superamos eso. —Contestó él abriendo la bolsa donde Jackson estaba.
—¿Qué pasa con...? —Derek interrumpió a Scott.
—Solo piénsenlo. Gerard lo controla ahora. Hizo de Jackson su propio perro guardián. Y él puso todo esto en movimiento para que Jackson sea más grande y más poderoso.
—No. —Chris Argent habló detrás de él —. Él no haría eso. Si Jackson es un perro, ya está rabioso. Y mi padre no dejaría a un perro rabioso vivo.
—Oh, es como esa historia que le contó a Scott apenas lo conoció e invitó a su casa —Lindsay lo señaló —. Sí, le dijo algo como: "Ese indefenso animal, se convirtió en un perfecto asesino. Y, todo comenzó con una mordida." —Ella hizo una mala imitación de la voz del cazador. —Y luego dijo que el anciano terminó con su vida.
—Y ella tiene razón. —Escucharon una voz. Todos voltearon en su dirección encontrándose con Gerard —. Algo así de peligroso y fuera de control, debe morir.
Derek estuvo a punto de clavar sus garras en Jackson, cuando él reaccionó antes e incrustó sus garras en el pecho del Alfa. Todos en el lugar pusieron sus instintos alerta. Chris apuntó al Kanima con su arma, mientras que los lobos solo presenciaron la escena. Todo había pasado tan rápido que ni siquiera tuvieron la oportunidad de hacer algo. Jackson se levantó con Derek aun entre sus garras y lo lanzó lejos del lugar.
—Bien hecho al fin, Lindsay. —Aquel anciano parecía tener una obsesión con destruirla física y emocionalmente. Y hasta que no lo hiciera, no se iba a detener. —Como la buena amiga que eres, dejaste que tu hermano trajera a Jackson con Derek para salvarlo... Lo único que no sabías, es que estarías trayendo a Derek a mí. —Una fecha fue lanzada desde la lejanía incrustándose en el hombro de Isaac.
—¡Isaac! —Ella fue en su rescate.
—Allison... —Murmuró Scott al verla esconderse detrás de un pilar.
Lindsay ayudó a Isaac a pararse pasando uno de sus brazos por sus hombros para alejarlo del lugar. Scott la ayudó, pero ella solo le hizo un ademan con su mano de que podía sola. Chris apuntó a Jackson para comenzar a dispararle, pero él corrió lejos de su lugar para ocultarse detrás de un auto y cambiar su forma al Kanima. Saltó sobre el vehículo y enroscó su cola en el arma del cazador para lanzarla lejos de él. Chris corrió para alejarse, y sacó unos cuchillos de sus bolsillos, pero el Kanima fue más rápido y lo lanzó en el aire. Mientras, claro, Peter observó todo en la lejanía.
Derek saltó quedando frente al Kanima. Isaac y Lindsay aparecieron en el otro extremo. Ella le había quitado la flecha, para que pudiera sanar. Scott también llegó con ellos. Cuatro lobos convertidos en su totalidad dispuestos a empezar la pelea. La chica pasó su mirada por cada uno de los lobos y tras un asentimiento de cabeza, la batalla dio comienzo.
Derek comenzó atacando al Kanima con sus garras, pero él rápidamente se defendió y empujó a Derek. Esa distracción le sirvió para que Scott pudiera clavar sus garras en el pecho de la criatura, pero al igual que el anterior, fue lanzado. Isaac también intentó clavarle sus garras, pero en su cuello. Lo cual no resultó y recibió el mismo destino que los anteriores. Estrellado contra unas maderas a un lado. Lindsay se subió a una plataforma alta y saltó sobre el Kanima golpeando su espalda logrando desestabilizarlo. Luego, le dio un golpe en la cara, pero el Kanima detuvo su puño a unos cortos centímetros torciendo su brazo, ella soltó un gruñido intentando defenderse haciendo brillar un poco sus ojos amarillos. Que, por una fracción de segundo, o quizá fue un reflejo de la luz, pudieron notarse rojos.
El Kanima intentó lanzarla como sus otros oponentes, pero ella fue más lista y aprovechó unos pedazos de madera en el suelo que estaban en forma de rampa contra un pilar, para correr sobre ellos y dar una vuelta para volver a enfrentar a la criatura. Quien, también giró sobre sí mismo rápido para tomarla del cuello. Lindsay colocó sus manos sobre las de la criatura intentando liberarse. Isaac llegó hasta ella golpeando el estómago del Kanima y haciendo que la soltase. Para luego, volver a reincorporarse y empujar a ambos lejos del lugar. Scott llegó por detrás del Kanima y golpeó su espalda usando la misma técnica que su hermana hace unos minutos atrás, pero esto no le funcionó y terminó volando por los aires y siendo estrellado contra una pared.
Derek volvió a enfrentar a la criatura, pero ella lo hirió causando una herida en su estómago. Isaac quiso correr detrás de su Alfa para ayudarlo, pero fue interceptado por Allison quien le clavó dos cuchillos, cada uno a un lado de sus costillas, para luego cambiar de posición hacia su espalda y volverlos a clavar en ese lugar. Isaac cayó de rodillas al suelo, y Lindsay se arrastró hacia él lo más rápido que pudo. Un suave murmulló salió de los labios del Beta indicando que se encontraba bien y que no se preocupara. Lindsay asintió y se reincorporó para mirar a la cazadora. Allison giró los cuchillos sobre sus dedos y estuvo a punto de atacarla cuando Lindsay barrió el piso con su pie, derribándola. Se colocó sobre ella y sostuvo sus manos sobre su cabeza quitándole aquellas armas y lanzándolas a un lado. Lindsay le mostró sus colmillos y estaba a punto de hacer algo, cuando su hermano la llamó distrayéndola de su objetivo.
—¡Lindsay, no! ¡Alto!
Ella miró a Scott. Allison aprovechó aquel momento de distracción para empujar a Lindsay quedando libre de su agarre para ir en busca de los cuchillos y caminar con toda su ira hacia el hombre lobo Alfa que se encontraba tirado en el suelo, pero antes de que pudiera acercarse a él, el Kanima sostuvo sus manos para luego colocarlas sobre su cuello. Allison solo soltó un suspiro de miedo. Con una leve sonrisa saliendo de Lindsay que solo Isaac pudo notar por su cercanía con la chica lobo. Sin olvidar que Peter aun seguía observando todo a la distancia y oculto en las sombras, pero con sus colmillos y garras a la vista para interferir en cualquier problema que arruinara su plan.
—Aun no, cariño —Gerard volvió a aparecer en el campo de batalla.
—¿Qué estás haciendo? —Dijo ella con nerviosismo en su hablar.
—Justo lo que planeaba hacer —Lindsay dijo reincorporándose del suelo con Isaac a su lado.
—¿Lo sabes? —Cuestionó el anciano mirándola.
—¿Qué dices? —Ahora fue turno de Allison de mirarla.
—Fue la noche del hospital, ¿Cierto? Cuando amenacé a tu madre. —Scott rápidamente miró a su hermana, pero ella evitó su mirada. —Sabía que había notado algo en tus ojos. Pudiste olerlo, ¿O no?
—Está muriendo... —Isaac comentó. Lindsay lo miró y asintió.
—Desde hace un tiempo. Lo malo es que la ciencia no tiene cura para el cáncer. Pero lo sobrenatural sí... —El anciano miró a Derek que estaba a sus pies, débil. Allison volvió a suspirar y el Kanima apretó más su agarre en el cuello.
—Qué monstruo. —Chris añadió.
—No aún.
—¿Qué estás haciendo? —Allison le gritó y el Kanima liderado por Gerard volvió a apretar su agarre quitando poco a poco el aire en Allison.
—¿La matarías a ella? —Chris miró con furia a su padre.
—Si es por sobrevivir, mataría hasta mi propio hijo.
—Eres una mierda de persona —Lindsay le habló.
—Lindsay. —El anciano la miró y ella entendió sus señales.
Ella comenzó a respirar un poco agitada. Pasó su mirada por cada persona en el lugar, incluso en Peter, que se escondía en las sombras. Luego miró el suelo y al levantar la mirada, su forma lobuna había desaparecido. Intentó caminar hasta Derek, pero Isaac la tomó de la mano.
—¿Qué haces? —Él le habló.
—Debo hacer esto... Guarda tus colmillos para después, ¿Sí? —Sonrió levemente en dirección al hombre lobo —Todo estará bien. —Apretó un poco su agarre de mano con él, para luego soltarse y caminar ahora sí, con dirección al Alfa.
Al estar a tan solo un paso, miró a su hermano quien estaba totalmente confundido. Sacudió su cabeza para distraer sus pensamientos y tomó a Derek del cuello obligando al Alfa a soltar un par de quejidos de dolor.
—Lindsay, no... No lo hagas. Sabes que me matará después. Será el Alfa.
—Es cierto —Afirmó el anciano —. Pero creo que ella sabe eso, ¿No, Lindsay? Sabe que el premio mayor será mantener su vida y la de su novio. Y Scott no se entromete, porque él sabe que su relación con Allison está en juego. Y si ella hace esto por mí, podrán estar juntos. Tú, Derek, eres el único que no encaja. Por si no lo sabías, no se puede competir con el amor de los jóvenes. —Gerard se quitó su chaqueta y remangó su camisa dejando su brazo a la exposición.
—Lindsay, no. No lo hagas —Volvió a insistir el Alfa.
—Lo lamento, pero tengo qué —Ella murmuró para luego encorvar a Derek y mantener su boca abierta.
Gerard lentamente acercó su brazo hasta los colmillos del Alfa y al hacer contacto con su piel, un gritó de victoria salió de su boca. Luego de unos segundos, retiró su mano y Lindsay dejó caer a Derek. Gerard alzó su mano dejando ver aquella marca de colmillos por todo su antebrazo. Rió victorioso y a los pocos segundos, un líquido negro comenzó a salir de aquella herida. Todos lo miraron sin entender la situación. Lindsay miró al anciano entrecerrando los ojos y con una sonrisa ladina.
—¿Qué es esto? —Preguntó el anciano mirando su brazo y luego a la chica —¿Qué es lo que has hecho?
Lindsay miró a Derek —Gerard siempre tiene un plan, pero por primera vez en mi vida, dejé de improvisar y también hice uno —Cambió su mirada al chico Lahey quien la vio con una sonrisa.
Gerard rápidamente tomó entre sus manos aquella caja de pastillas que siempre solía tomar por su enfermedad. Tiró algunas sobre la palma de su mano y su cabeza unió todos los cabos sueltos. Aquel día en la estación de policía cuando había dejado caer la caja, Lindsay le entregó otra con pastillas cambiadas. Pastillas que había creado con ayuda de Deaton en la veterinaria. Llenando aquellas capsulas con el veneno más mortal para cualquier lobo.
—¡Wolfsbane! —Exclamó él al aplastarlas y revelar su contenido hecho cenizas.
Aquel líquido negro comenzó a salir en forma de lágrimas de sus ojos. También de su nariz. Gerard se arrodilló en el suelo e intercaló miradas con Lindsay y Scott. Y por si eso no fuera poco, comenzó a vomitar el líquido negro por todas partes. Una vez se detuvo, Lindsay se acercó a él, ella se arrodilló para quedar a su nivel y aquel anciano la miró.
—Nunca te metas con un McCall —Golpeó el rostro con su puño dejando a aquel anciano inconsciente en el suelo.
—¿Por qué no me dijiste? —Derek habló mirándola confundido.
—Porque puede que seas un Alfa, pero no eres el mío.
Gerard volvió a moverse hasta que pudo levantar su cabeza y ordenarle a su criatura que matara a todos en el lugar. Aquel hombre volvió a caer inconsciente en el suelo. El Kanima rugió y soltó a Allison, pero aquella criatura no logró hacer ningún movimiento cuando el Jeep de Stiles atravesó la pared y lo atropelló.
—¿Sí pude darle? —Dijo él abriendo uno de sus ojos, pues los había cerrado por el impacto. Lindsay lo miró sonriendo al igual que su hermano.
El Kanima subió al capó del vehículo espantando a Stiles y Lydia que había llegado con él. Lindsay antes de la pelea con el Kanima, le mandó un mensaje a su amiga y que ella le mandara un mensaje a Stiles para que fuera a buscarla y que vinieran aquí. Pues también era parte importante en su plan. Ambos bajaron del vehículo. Stiles se ocultó detrás de los hermanos.
—¡Hazlo, Lydia! ¡Ahora! —Lindsay le gritó. Lydia se acercó hasta quedar cerca del Kanima.
—¡Jackson! —Ella gritó su nombre. Cerró sus ojos por instinto del miedo y alzó la mano con aquella llave que tanto le había pedido.
Al verla, las imágenes de aquella noche llegaron como un balde de agua fría a la mente del Kanima. La noche donde él mismo le entregó la llave a Lydia de la puerta del frente para que pudiera usar su casa, como suya propia. Ambos se querían, y él nunca había dejado de amarla. A pesar de aquellos altibajos que su relación con lobos había causado. Eran el uno para el otro. Su amor verdadero.
Jackson tomó la llave entre sus manos. Su forma de Kanima había desparecido, aunque no por completo, pues la mitad de su cuerpo, aún conservaba aquella piel de reptil. Él retrocedió luego de mirarla a los ojos por última vez. Extendió sus brazos esperando su destino. Y tan rápido como lo hizo, Derek y Peter salieron de cada extremo incrustando sus garras en el torso y espalda del muchacho. A los pocos segundos de hacerlo, quitaron sus garras y Lydia fue en ayuda de él. Todos en el lugar solo veían la escena con una mueca entre confusión y tristeza.
—Tú... ¿Tú aún...? —Jackson habló entre quejidos de dolor. Su forma de Kanima había desaparecido por completo. Volviéndolo el Jackson que todos conocían.
—Sí... —Asintió la chica Martin con varias lágrimas en sus ojos que había dejado derramar hace ya bastante tiempo —Sí, Jackson, aún lo hago... Te amo. Te amo. —Abrazó a Jackson con todas sus fuerzas.
El tintinear de la llave cayendo al suelo dio aviso de que él ya se había ido. Scott se acercó a Allison y entrelazó su mano con la de ella. Lindsay se colocó a un lado de Stiles, tomó su mano y con ojos llorosos apoyó su cabeza en su hombro, con la atenta mirada del chico Lahey sobre ella. Pues al parecer, algunos celos habían comenzado a crecer en él. Lo cual significaba, que algo le pasaba al verla, algo que no estaba dispuesto a admitir.
—¿Y Gerard? —Allison habló viendo que su abuelo había desaparecido.
—No puede estar muy lejos. —Chris informó.
Lydia se alejó de Jackson dándole la espalda. No podía seguir viéndolo en ese estado. Lindsay iba a acercarse a ella, cuando notó algo obligándola a detenerse. Lydia volteó al sentirlo. Jackson volvió a reincorporarse. Arqueó su espalda hacia atrás, y con todas sus fuerzas soltó un aullido de lobo. Al volver en sí mismo, ocultó sus garras, al igual que sus colmillos y aquellos ojos azules eléctricos que le recordarían toda su vida los asesinatos que había causado, pero qué, con el pasar del tiempo, lograría superar. Lydia volvió a correr hacia él para rodearlo con sus brazos.
—Y así, es como uno evoluciona a mariposa... —Lindsay murmuró haciendo que todos la miraran y soltaran una pequeña risa. Incluyendo al recién convertido hombre lobo.
[...]
—Lo siento —Allison se disculpó con Scott. Él la había acompañado hasta su casa para intentar conversar.
—No tienes que disculparte.
—Sí. Tengo qué. Por lo que hice y lo que te dije. Por todo. En especial por lo que tengo que decir ahora.
—Está bien.
—No, no lo está —Ella no lo miró. Evitó su mirada para no hacerlo más doloroso para ambos.
—Qué sí.
—Scott, quiero terminar contigo.
—Lo sé, y está bien.
—¿Cómo qué está bien? —Preguntó ella mirándolo con lágrimas en sus ojos.
—Puedo esperar.
—No puedo pedirte que me esperes, no voy a hacer eso.
—No tienes que hacerlo, sé que vamos a estar juntos.
—No existe el destino...
—No existen los hombres lobo...
Scott limpió una lágrima que cayó por la mejilla de la cazadora como aquella vez que hablaron por primera vez en la veterinaria. Scott se acercó a ella para unirse en un beso. Un beso que ambos necesitaban para despedirse. Para asegurarse que estarían bien sin el otro, aunque llevara tiempo superarlo. Scott salió de su habitación encontrándose con Argent en el camino, quien solo le dedicó una sonrisa triste y un asentimiento de cabeza de que ya podía ir a consolar a su hija.
Por otro lado, en el bosque oscuro de esa misma noche donde todo parecía haber sido un gran caos, Boyd y Érica corrieron con todas sus fuerzas y con todo lo que su estado físico les permitió. Se detuvieron para que pudieran respirar un poco antes de seguir, pero unas figuras aparecieron frente a ellos. Aquellas personas extendieron sus manos dejando ver sus garras a la vista, algo grande se avecinaba, y ambos estaban a punto de descubrirlo.
Lindsay se sentó lentamente en la cama con la atenta mirada de su novio sobre ella. Todo en esa noche pareció una locura. Locura que ninguno de los dos creyó vivir en su vida, pero así era todo de ahora en adelante. Y ella sabía que los problemas no habían acabado. Muy en el fondo lo sentía.
—Lo siento. No debí hablarte de esa manera. —Stiles comenzó —. No medí mis palabras. Quise protegerte de arriesgar tu vida, sin pensar en lo que te causaría... Yo solo...
—Oye, yo... —Lindsay lo interrumpió —. También debo disculparme. Tampoco había sido una noche fácil para ti, no después de los golpes de Gerard. Debí entenderte. Debí escucharte, pero no lo hice. Dejé que mi ira consumiera mi interior sin escuchar nada más.
—Ambos somos culpables, entonces. —Él se acercó a ella para sentarse a su lado.
—Sí, ambos somos culpables. Unos idiotas que arriesgan su vida sin importar nada. Unos idiotas que... —Ella no continuó. Aún era difícil para ella decir aquellas palabras, por lo que se detuvo antes de decir algo.
—Unos idiotas que no importa que pase, permanecerán juntos. ¿O no? —Él tomó el rostro de Lindsay entre sus manos y ella asintió levemente.
Volvieron a mirarse a los ojos y unieron sus rostros en un tierno y delicado beso. Beso que demostraba todo lo que sentían por el otro. Aquel beso logró sanar las partes heridas de los corazones de ambos, pero muy en el fondo del corazón de Lindsay, una pequeña chispa por alguien más había comenzado a flamear, solo que ella aún no se había dado cuenta de aquello.
A la mañana siguiente, Derek acompañado de su tío y de, al parecer su único Beta, llegaron hasta aquella casa destruida. Pues algo nuevo había comenzado a pasar en Beacon Hills, algo que se avecinaba de gran magnitud.
—No le has contado todo, ¿Verdad? —Peter habló con su sobrino apoyado en un árbol y viendo la puerta de la casa.
—¿De qué hablas? —Preguntó Isaac.
—¿Por qué crees que Derek tenía prisa por crear una manada? ¿Por qué quería más poder y más lobos? Cuando hay un Alfa nuevo, la gente lo nota.
—¿Qué tipo de gente? —Isaac caminó hasta la puerta señalándola —¿Qué es esto? —Preguntó viendo aquel símbolo. Una especie de triangulo con tres líneas saliendo de cada uno de sus extremos. —¿Qué significa?
—Es su símbolo. —Habló su Alfa. —Significa que ya vienen.
—¿Quiénes?
—Alfas.
—¿Más de uno?
—Una manada.
—Una manada de Alfas. Y no están llegando, ya están aquí. —Corrigió Peter.
El Jeep del chico Stilinski se estacionó en medio de aquel campo de Lacrosse. De su interior bajaron ambos mellizos seguidos de su fiel amigo de toda la vida.
—¿De verdad crees que ella volverá a ti? —Le preguntó su amigo al hombre lobo.
—Sí, sé que sí —Ambos caminaron hasta la parte trasera del vehículo para tomar sus palos de Lacrosse, su equipamiento y algunas pelotas para entrenar. —¿Cómo van las cosas entre ustedes?
—Bien, eso creo... —Dijo dudoso.
—Sabes, aunque sea mi hermana, sé que la haces feliz. Tienes mi aprobación para subir de nivel.
—Aunque lo apreció mucho, aun no ha pasado nada. Hemos arreglado las cosas hace poco, no quiero presionarla y hacer que termine conmigo —Ambos miraron a Lindsay quien ya había comenzado a preparar la zona de lanzamiento —. Después de todo, me di cuenta de que en verdad la quiero. No quiero arruinarlo todo.
—Y no lo harás. Porque, aunque seamos mejores amigos, ella sigue siendo mi hermana. Y si le rompes el corazón... —Scott colocó sus ojos en amarillo y rugió levemente.
—¿Por qué mejor no vas a la portería y me ayudas a ser capitán como lo prometiste? —Él habló nervioso y señaló la portería.
—Al fin, Dios. ¿Tanto les cuesta traer tres bolsas de equipamiento de Lacrosse? —Lindsay los regañó tomando su propio equipo.
—Oigan, ¿Saben de qué me di cuenta? —Scott habló caminando a la portería. —Qué volví a donde empecé. Sí, digo, mírenme. Sin Lacrosse, sin popularidad, sin novia. Nada.
—Oye, nos tienes a nosotros —Stiles se señaló y a Lindsay luego.
—A ustedes ya los tenía.
—Sí, y aun nos tienes, ¿Sí? —Lindsay le sonrió —Estás completo.
—De acuerdo... —Contestó su hermano con la misma simpatía.
—Bien, recuerda... Nada de poderes de lobo. —Stiles le advirtió.
—Entendido.
—No, de verdad. Sin reflejos super rápidos, ni super vista, ni oído, ni nada de esa basura. —Volvió a advertirle el humano. Lindsay los miró con una sonrisa en espera de que sea su turno de atajar las pelotas.
—Sí, bien. Lo entendí. ¿Qué esperas? —Scott lo apuró.
Colocó una pelota en la red y volvió a mirarlo —¿Lo prometes?
—Vamos, Stiles, ¿Puedes tirar de una vez? —Lindsay le pidió.
Stiles se preparó para lanzar. Scott se colocó en su posición y levantó lentamente la mirada dejando sus ojos amarillos a la vista. Ojos que solo su hermana pudo ver y los cuales le hicieron soltar una leve risa. Stiles lanzó la pelota y obvio aquel chico la atrapó.
—¡Dije que sin poderes de lobo!
🌙🌙🌙
Y con esto, damos por finalizada la segunda temporada. Pero no se me desesperen, que al igual que hice en la primera parte, quiero escribir algunos extras para tocar otros temas o indagar más en la vida de ciertos personajes.
Los extras los voy a empezar a subir el lunes, serán tres en total como la última vez. Uno el lunes, otro el miércoles y el último el viernes. Por eso les recomiendo aún no borrar la historia de sus bibliotecas.
Eso es todo por hoy. Muchas gracias por acompañarme en esta travesía de Teen Wolf que tanto amé escribir. Los quiero mucho y nos leemos en los extras.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro