• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙇𝙄
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"¡Feliz cumpleaños, Lydia!"
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Aquella chica pelirroja que últimamente no pasaba los mejores días de su vida, estaba metida en su bañera mientras tomaba un relajado baño nocturno. El agua caía por su blanca piel calmándola de todo el estrés que su cuerpo sentía. Y como si fuera una cosa absolutamente rara, comenzó a escuchar un susurro con su nombre. Apagó la llave del agua y lentamente abrió la cortina de la ducha revelando aquel campo de Lacrosse.
Todo parecía un sueño. De estar duchándose se transportó a aquella traumática noche donde un hombre lobo Alfa decidió morderla. Las gradas estaban llenas de personas que gritaban en victoria con ella en medio de todo el campo y con los reflectores apuntándola. Miró a su costado muy asustada y lentamente Peter Hale se acercaba a ella. Lydia retrocedió ya con lágrimas en sus ojos, pero aquel hombre logró alcanzarla y tirarla al suelo para volver a cumplir su crimen.
Lydia se despertó en su cama muy agitada y asustada, además de tener tierra por todas sus sabanas. Como si hubiera caminado dormida por algún bosque. Aquello había sido solo un sueño. Uno que pareció muy real. Peter tenía razón. Aquel recuerdo viviría con ella por varios días, meses o incluso años. Era algo que no se olvidaría de la noche a la mañana.
—Déjame en paz... —Dijo ella para aquel recuerdo.
—Por desgracia no puedo. Bueno, aún no. —Dijo él a su lado.
—¿Eres real?
—Lo interesante es que, también puedo responder eso con: Aún no. Te prometo que todo volverá a la normalidad. Sólo tienes que hacer... —Acarició su rostro con sus garras características de lobo —Todo lo que yo te diga. —Clavó levemente las garras en su rostro. Luego la tomó de la mano y juntos comenzaron a bajar las escaleras —. El tiempo es clave, Lydia. Todo debe pasar antes de la luna llena. ¿Sabes cómo llaman a la luna llena en marzo? La luna del gusano. —Ella miró a sus pies y miles de gusanos caminaban por ahí —La llaman así porque es la última luna llena de invierno. Y los gusanos literalmente salen de la tierra mientras se descongela. Se escucha como un renacimiento. ¿No crees?
—Pero la luna llena es el miércoles —Dijo ella distrayendo su vista de aquellos viscosos bichos en sus pies, para volver a caminar a la sala junto al hombre. —El día de mi cumpleaños.
—Exacto. —Ella miró por la puerta que da al patio y estaba repleto de personas bailando y sonriendo —Y las fiestas de Lydia siempre son las fiestas del año, ¿No? Todos quieren ir a las fiestas de Lydia. Así que será una fiesta muy especial.
—¿Y si no lo hago? —Aquella divertida fiesta, pasó a ser una masacre total. Sangre por todos lados y cuerpos por todo el patio. Lydia comenzó a agitarse y sus ojos se pusieron llorosos.
—Lo mejor es hacer un plan y seguirlo. Y nadie sale lastimado.
—¿Por qué yo? —Preguntó ella viendo que todos sus amigos la miraban amenazantes en la espera de sus palabras.
—Porque Lydia Martin no solo es hermosa y muy inteligente. También es inmune.
—¿Inmune a qué? —Volvió a preguntar sin comprender.
—Oh cierto, aun no te lo han dicho, ¿Verdad? Seguro te sientes como la última en saberlo todo siempre. No se siente bien, ¿O sí? Te mereces saberlo todo. Puede que lo mejor sea que te enseñe.
Peter desapareció de su lado. Lydia aun con el miedo a flor de piel, miró a su costado. Más precisamente a la ventana de la cocina donde una criatura como un lobo gigante la miraba. Aquella criatura colocó sus ojos característicos del color rojo para después saltar por a ventana volviéndola astillas y haciendo que Lydia soltara un grito que, sin imaginarlo, se volvería parte de ella.
Por otro lado, una vez Victoria llegó a su casa acompañada de su esposo, no dudó en comenzar a curar aquella herida que el hombre lobo Alfa le había realizado. Chris limpió la sangre que salió de aquella mordida para luego tomar una especie de inyección y colocársela a su esposa.
—No es tan profunda... —Dijo él. Gerard bajó por las escaleras y miró a su hijo.
—Está bien. Me limpiaré sola. —Contestó su esposa para luego tomar el algodón y limpiar su herida mientras Chris se dirigió a hablar con su padre.
—No está mal. No sabemos. No podemos saber, no con certeza.
—Es una mordida de Alfa —Dijo el mayor.
—Es mi esposa... La madre de Allison.
—Y yo soy el patriarca sin corazón obligándolos a cumplir sus palabras. Todos tenemos una función. No esperes que sea el rey envenenando y tú mi hijo Hamlet. No con la luna llena tan cerca.
—¿Qué hay de Allison? —Habló él —. ¿Cómo se supone que supere esto? Acabamos de enterrar a Kate.
—¿Cuánto tiempo crees que necesites? ¿Cuándo crees que Allison esté emocionalmente preparada para lidiar con la muerte de su madre?
—No puedo perderla también —Miró un corto segundo a su esposa quien seguía limpiando su herida.
—Es tiempo verbal. Tu esposa ya está muerta. Esa cosa es como un capullo esperando a abrir.
[...]
—Lo que digo es que, necesitamos un nuevo plan, porque a la siguiente talvez no lleguemos a sanar a tiempo. —Derek habló con Scott en su guarida secreta.
—Entiendo. No podemos salvar a Jackson.
—Tampoco podemos matarlo. He visto muchas cosas, Scott, pero nunca he visto nada así. Y cada luna nueva será más fuerte.
—¿Y cómo lo detenemos? —Volvió a preguntar el hombre lobo.
—No lo sé. Ni siquiera sé si podamos.
—Quizá debemos dejar que los Argent lo hagan.
—Yo fui quien lo mordió. Es mi culpa.
—Sí, pero tú no lo convertiste en eso —Scott intentó animarlo —. Esto pasó por algo de su pasado, ¿Cierto?
—Es una leyenda en un libro. No es así de simple.
—¿De qué hablas? ¿Qué nos estás ocultando? —Interrogó Scott.
—¿Por qué siempre creen que les ocultó algo? Tú y Lindsay siempre andan conspirando contra mí. Yo tendría que estar haciéndome esa pregunta.
—Es porque siempre ocultas algo —Contestó Scott.
—Pues tal vez es para protegerlos.
—Eso no te da derecho a que guardes secretos.
—Ve a casa, Scott. Duerme, sana. Ve que tus amigos estén a salvo. La luna llena ya viene. Y así como está todo, presiento que esta vez va a ser difícil. —Finalizó el Alfa.
Y mientras aquella conversación entre lobos se realizaba, Matt y Lindsay se estacionaron en la casa de aquel chico. Luego de que Derek los llevara con Deaton para curarlos, ella volvió a la fiesta pues no dejaría a Matt plantado. Y aunque él hubiera desaparecido casi toda la fiesta, era su responsabilidad volver con él.
—Bien, tengo que dejar unas cosas antes y si quieres ya salimos para tu casa. —Dijo él.
—Sí, ve tranquilo. No hay problema.
—Oye... Lamento haberme desaparecido así de la fiesta. Es que fui al baño y había una fila ridículamente larga y cuando pude entrar resulta que se generó una pelea por una bebida derramada y estaba en fuego cruzado y yo...
—Matt, oye. No tienes porqué dar explicaciones. Está todo bien. Y casi no sentí tanto tu ausencia —Matt la miró enarcando una ceja —No, no, no me mal entiendas. Es que sentí como si estuvieras ahí conmigo. Como si no hubieras desaparecido —Ella rió levemente.
—Viéndolo de ese modo, entonces no me siento tan culpable.
—Y no tienes porqué. Yo también desaparecí un buen tiempo, así que... ¿Estamos a mano? —Ella extendió su mano.
—Estamos a mano, McCall —Él la aceptó y ambos sonrieron. Matt comenzó a acercarse lentamente a Lindsay hasta que tomó su rostro entre sus manos y depositó un beso en sus labios. Beso que duró poco pues Lindsay se apartó rápido de él.
—Matt, yo... No sé si sabías, pero tengo novio así que... —Dijo ella apenada.
—Stiles. Sí, lo sé. Yo... Lo siento. —Miró al frente agitando su cabeza como borrando aquellas ideas de su mente. —Es que eres muy linda, Lindsay. Y yo... Lo lamento, de verdad.
—No, oye. Está bien. A lo mejor fui yo quien te dio mal las señales. No quise crearte falsas esperanzas. Pero de verdad quiero a Stiles. Lo lamento... —Sonrió triste.
—Y sobre esa increíblemente mala idea que tuve...
—No, está bien. No te preocupes.
—¿En serio? —Ella asintió. —Creí que lo odiabas.
—¿Qué? —Ella lo miró.
—A Stiles. Recuerdo que hubo un tiempo en donde eran como perros y gatos. No creí que llegaría a pasar algo entre ustedes.
—Sí... Yo tampoco. De hecho, mi mal comportamiento hacia él siempre fue para intentar ocultar lo que en verdad sentía así que... Fue todo muy espontaneo.
—A veces lo espontaneo es bueno. O no puede ser muy duradero. Depende de cada persona.
—Creo que esta es la primera charla emotiva que ambos tenemos, ¿No crees? —Ambos rieron.
—Entonces, ¿Todo bien?
—Sí, tranquilo. Ya no te hagas más líos en esa cabecita tuya —Lindsay le sacudió el cabello —. Todo bien entre nosotros.
—Me alegra saber eso. —Ambos se sonrieron nuevamente.
—terminaré con las mejillas adoloridas de tanto sonreír.
Matt rió —Bien, ya vuelvo. Espérame, no te vayas.
—No tengo como irme, así que...
Matt abrió la puerta del auto y salió rumbo a su casa a dejar algunas cosas para luego llevarla a ella hasta su hogar. Lindsay esperó pacientemente sentada en el asiento del copiloto cuando su pie sin querer chocó con un estuche de una cámara. Ella la agarró y la encendió para ver aquel maravilloso trabajo que su amigo realizaba. Al comenzar a examinar aquellas fotografías pudo notar algunas un tanto extrañas. En la mayoría estaba ella y con sus ojos con aquel destello característico. Ella con Scott, ella con Stiles, ella sola caminando por los pasillos, en el campo de Lacrosse, en la cafetería, incluso en su casa junto a la ventana de su habitación. Y tras pasar un par de fotos más, la misma cantidad de fotos se dejó ver, pero esta vez de Allison. En las mismas situaciones que ella. Alguien golpeó el vidrio y la distrajo.
—Hay buenas fotos ahí, ¿No lo crees? —Dijo él desde la ventanilla de su asiento.
—Sí... Las de Lacrosse son asombrosas. De verdad haces un buen trabajo —Contestó ella un poco con la voz entre cortada.
—Hay una foto muy linda de ti ahí. Sólo que sale con un horrible destello en los ojos...
—¿En serio? A lo mejor un fallo de la cámara.
—Si quieres, puedes ayudarme a editarlas. Tengo una muy buena aplicación que ayudaría a quitar la luz. Está en mi computadora, en mi habitación.
—¿Sabes, Matt? —Lindsay tomó su bolso y bajó del vehículo obligando al chico a retroceder —No quiero molestarte más. Ya estás en tu casa, así que le diré a Stiles que venga por mí. ¿Te importa si lo dejamos para otra noche?
—Serán solo unos minutos.
—Ya es algo tarde. Mi casa no queda tan lejos, a lo mejor en quince minutos llego. Además, tengo que terminar unas tareas y...
—Es fin de semana. Estamos en descanso y no tienes que hacer nada mañana ¿O sí? —Volvió a insistir aquel chico que ya tenía una mirada muy pervertida en su rostro. Y la cual a Lindsay le estaba generando mucha desconfianza.
—Matt, lo siento, pero de verdad tengo que irme.
—¿Segura?
—Sí. Mucho. —Lindsay sacó el teléfono de su bolso y rápido marcó aquel número —Será mejor que ya comience a caminar. Nos vemos luego, Matt. —Y tan rápido como pudo, abandonó la casa del chico que parecía tener una rara obsesión con ella. Matt sólo la miró hasta que Lindsay logró doblar por una esquina, desapareciendo de su vista. —Lo siento, ¿Te desperté?
—Claro que no. Con todo lo sucedido esta noche, ¿Crees que podré dormir en paz?
—Tienes razón. Oye, ¿Quieres venir por mí? —Lindsay detuvo su caminar apoyando su espalda en un árbol cercano.
—Creí que el despreciable humano o como tú lo llamas Matt, te llevaría a casa.
—Sí, eso iba a pasar, pero todo se volvió muy raro. Por favor quiero que vengas por mí... Te prometo que te contaré todo. —Las palabras apenas salían de la boca de Lindsay. Aquella situación de verdad le había afectado.
—Sí, no tardo en llegar. Estaré ahí en menos de dos minutos. Por cierto, ¿Dónde queda la casa de Matt?
Eso logró que Lindsay soltará una pequeña risa —Ya te mando la ubicación. De todas formas, estoy a unas calles de su casa. No podía quedarme ahí esperándote.
—Bien, sólo... Quédate tranquila, ¿Sí? Estaré ahí tan rápido como puedo.
—Bien... —Lindsay cortó la llamada.
Las fotografías que había encontrado en la cámara de Matt, de verdad la habían perturbado. No solo por el hecho de las fotos, si no por todo. La había seguido. Matt había contado todos los pasos de Lindsay desde la primera vez que se conocieron. Estuvo persiguiéndola todo este tiempo y ella no pudo sentirlo. El hablar de Matt fue muy raro. Cómo si no fuera él mismo. O talvez sí lo era, pero no mostró aquella faceta cuando estuvo con ella. Estaba asustada. Y aunque parecía conocerlo de toda la vida, aunque fueron solo unas semanas, Lindsay lo sintió muy cercano a ella. Como si de verdad quisiera formar una amistad con él. Pero luego de todo esto, estaba segura que no se volvería a acercar a ese chico. Y tenía que advertirle a Allison. Si Matt tenía fotos de ella en su cámara, quien sabe lo que haría con una Allison en persona y a su disposición.
—Un Stiles ha llegado en su búsqueda —El chico estacionó el Jeep frente a ella. Lindsay le sonrió y subió al vehículo. —¿Te llevo a tu casa?
—No sé si quiero quedarme sola en casa. Scott aún está con Derek hablando sobre lo de esta noche. Mamá tiene turno nocturno en el hospital, así que... —Lindsay sacó su mirada de la ventana y lo miró —¿Puedo quedarme contigo?
—¿Co-conmigo? ¿To-toda la no-noche? —Comenzó a hablar nervioso.
Lindsay rió levemente ante el actuar del chico —Si no quieres, puedo volver a mi casa.
—¡No! —Exclamó casi gritando —. Digo, me encantaría que te quedarás.
—Entonces, conduce. —Le señaló el camino y el chico arrancó su Jeep para conducir hasta su casa.
Todo el camino permaneció en un silencio total. Lindsay aún seguía procesando las palabras de Matt. Y aquellas fotografías también rondaban por su cabeza. A lo mejor su novio tenía razón y Matt no era alguien en quien podían confiar. No después de todo lo que ella descubrió. Stiles de vez en cuando, miraba de reojo a ella, quien solo tenía su vista enfocada en el camino. No quiso hablar, pero la curiosidad de saber qué era lo que le había pasado, sin duda lo estaba matando.
Una vez llegaron a la residencia Stilinski, ambos bajaron del vehículo y se adentraron al hogar. Era casi medianoche, y Lindsay pensó que el señor Stilinski ya estaría descansando, de no ser por una luz proveniente de la cocina. A lo que ella supuso, Noah debería estar trabajando en las investigaciones como siempre. Un hombre muy metido en su trabajo. Subieron las escaleras hasta llegar a la habitación de Stiles, quien cerró la puerta luego de que su novia pasara. Y tras unos minutos en silencio, decidió hablar.
—Oye, Lin, no quise molestarte en el camino, pero... ¿Te encuentras bien?
—Prometí que te contaría, ¿No? —Stiles asintió —Bien, sólo... No quiero que te enojes.
—Lindsay, el que lo digas en ese tono, no me genera mucha tranquilidad.
—Bien, sí. Mala elección de voz. En fin, creo que tenías razón en desconfiar de Matt. —Dijo ella sentándose al borde de la cama.
—¿Y ahora? ¿A qué viene eso? Por lo que tenía entendido, eran los mejores amigos de la vida —Dijo él con sarcasmo sentándose a su lado.
—Oye, niño. No uses tu sarcasmo conmigo —Lo señaló y ambos sonrieron —. Es que, creí que sería diferente. Digo, estacionamos en su casa, pues tenía que dejar algunas cosas que eran importantes y después me llevaría a casa... Encontré su cámara de fotos. Y oye, yo no soy chismosa, pero quería ver algunas de ellas y sin duda me sorprendieron. Es buen fotógrafo, ¿Sabías?
—Lin, al punto —Stiles le dijo. Ya tenía conocimiento de que ella siempre solía dispersarse cuando explicaba algo.
—Sí, bien. Tenía fotos mías en su cámara. Y no mal pienses. Eran fotos contigo o con Scott o con Allison... Incluso fotos mías sola por los pasillos, en la cafetería, práctica de Lacrosse, y algunas en mi habitación tomadas desde la ventana. —El rostro de Stiles cambió a una de confusión total —. Y te juro, Stiles, que eso me incomodó demasiado. Es como una obsesión.
—¿Te hizo algo? —Su tono de voz sonó furioso.
Lindsay le colocó una mano sobre su hombro —No. Me fui antes de que pudiera o intentara hacerme algo. Por eso te llamé. Lamento mucho si te asusté.
—Ey no, todo bien. Siempre estaré ahí para cuando me necesites. —Lindsay unió su rostro con el de él para poder besarlo.
—Oye, ¿Tú cómo estás? No hemos podido hablar de cómo superaste la noche.
—Ah, sabes. Las peleas con hombres lobo ya son parte de mi vida —Lindsay rió y luego Stiles colocó una mueca triste en su rostro —. Es posible que despidan a papá del trabajo.
—¿Qué? ¿Por qué? —Preguntó ella preocupada.
—Ya sabes, a la policía no le gusta que el hijo del alguacil se interponga en los asuntos oficiales. Y el que tengamos una orden de restricción contra el hijo del abogado más respetado del pueblo, no ayuda.
—¿No hay nada que se pueda hacer?
—Papá dijo que no hiciera nada. Que dejemos que las cosas sigan su curso.
—Oye, no te pongas triste. Tu padre es el mejor Sheriff que Beacon Hills pueda tener. Y si la policía no ve eso, entonces que se pudran. Están perdiendo al mejor policía.
—Pues dile eso a ellos.
—Bien. Vamos a decirles. —Lindsay se levantó de la cama y caminó hasta la puerta.
—¿Qué haces? —Stiles le habló y ella se detuvo.
—Ir a darle un buen golpe detrás de la cabeza a cada uno de esos policías mediocres. —Stiles la miró —Bien. Me quedaré. —Volvió a sentarse.
—Oye... Quieres, no sé, ¿Qué te preste algo de ropa para que estés más cómoda? —Preguntó él nervioso mirándola. Lindsay asintió y Stiles buscó entre sus cosas —¿Qué dices? —Dijo él alzando su playera del equipo de Lacrosse.
—Es perfecta —Lindsay la tomó, le dio un corto beso en los labios a su novio y se retiró rumbo al baño para poder cambiarse. —¿Y? ¿Cómo me queda? —Preguntó al regresar.
—Perfecta.
Stiles apagó la luz de su habitación y juntos se recostaron en su cama con la tenue luz de la ciudad atravesando la ventana. Ambos estaban nerviosos. Todo el lugar estaba en silencio y ellos solo miraban el techo de la habitación. Los minutos pasaron y Lindsay giró su rostro para verlo. Era perfecto. Los lunares en su rostro que lo hacían lucir tierno. El cabello corto que poco a poco parecía ir creciendo. Sus ojos color avellana que, con la luz, poco se veían. Que suerte tenía de tenerlo.
—Por favor, quiero que me pellizques. —Lindsay habló y Stiles la miró.
—¿Por qué?
—Porque esto se siente como un sueño. Somos nosotros dos en un millón. Tenemos algo especial. De otro nivel. Como si solo fuéramos tú y yo en la habitación.
—Es que solo somos tú y yo en la habitación.
—Arruinas el momento —Lindsay dijo seria y volvió a mirar el techo.
—Oye no... Lo siento. Es que, soy malo para los momentos serios.
—Yo igual, pero no lo sé. Tú haces sacar lo mejor de mí. Y aunque todo suene muy cursi, eres la luz en la oscuridad. Sosteniéndome en tus brazos.
—Sabes, ni siquiera puedo empezar a buscar donde te encontré. ¿Cuáles eran las posibilidades de que algo así pasara entre nosotros? Tienes razón. Tenemos algo especial. Algo de otro nivel. Como si solo fuéramos tú y yo en la habitación. Porque algo tan extraordinario, está destinado solo a dos en un millón.
—Es la primera conversación seria que tenemos entre los dos. Me gusta. —Ella se colocó de costado para mirarlo completamente. Stiles imitó su acción, pero colocando su brazo por sobre sus hombros para que ella pudiera recostarse en su pecho —. Me retracto. Esto me gusta más.
Stiles acarició lentamente el brazo de ella, provocando que cayera dormida. Lindsay no había dormido para nada bien desde que todo había comenzado. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió en paz. Tranquila consigo misma. Dejando de lado las preocupaciones, lo sobrenatural, el mundo. Eran solo ellos dos en un millón.
[...]
Al día siguiente, Derek abrió aquel baúl donde tenía las cosas que utilizaría esa misma noche de luna llena para controlar a sus Betas. Isaac se acercó a la caja y miró atentamente aquel símbolo. El mismo que el Alfa tenía tatuado en su espalda.
—¿Qué es esto? —Preguntó él.
—Es un Trisquel —Respondió Boyd. Todos lo miraron. —Un espiral que significa diversas cosas. Pasado, presente, futuro. Madre, padre, hijo.
—¿Sabes que significa para mí? —Preguntó el Alfa.
—¿Alfa, Beta, Omega? —Preguntó dudoso.
—Así es. —Dijo orgulloso —. Es un espiral. Todos podemos elevarnos a una, o caer a la otra. Los Betas pueden ser Alfas, pero los Alfas pueden ser Betas u Omegas.
—¿Cómo los McCall? —Cuestionó Lahey.
—Scott y Lindsay son de los nuestros.
—¿En serio? ¿Y dónde están ahora?
—Buscando a Jackson —Contestó firme —. Tranquilo, no será fácil para ellos esta noche. Para ninguno. Se paga un precio por este poder —Sacó unas cadenas del baúl. —Puedes sanar si quieres, pero esta noche querrás matar a todo lo que se mueve.
—Suerte que mi periodo fue la semana pasada —Érica habló desde la distancia.
—Este es para ti —Derek la miró alzando una especie de corona con tornillos y una cadena. Érica sonrió.
De vuelta en la casa de los Stilinski, ambos enamorados ya estaban de pie mientras investigaban nuevamente las fotografías y cualquier tipo de pista que los llevara a la conexión de los asesinatos. Stiles revisó nuevamente el anuario, mientras Lindsay intentaba encontrar algo que uniera al señor Lahey con los demás. Noah pasó por delante de la puerta de su hijo que se encontraba abierta. Dio unos suaves golpes para avisar de su presencia y ambos adolescentes lo miraron.
—Hola, señor Stilinski. —Saludó ella animadamente.
—Lindsay, hola. No sabía que estabas aquí.
—Oh, sí. Vine anoche, pero lo vi ocupado y no quería molestarlo.
—¿Anoche? ¿Durmieron juntos? —Miró a su hijo.
—Am... No hicimos nada si a eso te refieres. —Stiles intentó detener el rumbo de aquella conversación.
—¿Qué hacen?
—Estudiamos —Contestaron juntos. Stilinski asintió y dio media vuelta dispuesto a irse, luego volvió a verlos.
—Son vacaciones. ¿Qué creen que hacen? —Se acercó a ver aquellos libros.
—Solo... Satisfago mi curiosidad —Se defendió él.
Noah le cerró el anuario que estaba viendo —Trajimos a Harris para interrogarlo. Ellos... Lo llevaron —Corrigió.
—¿Y?
—Quieren una orden de arresto contra él por los homicidios.
—¿Por todos? —Lindsay se unió a la conversación. Stiles la había puesto al tanto de lo que habían hablado aquella noche con su padre en la estación.
—Los suficientes.
—¿Con qué pruebas? —Volvió a hablar el Stilinski menor.
—¿Recuerdas la pareja del remolque? Perdón, ¿Recuerdan? —Se corrigió al saber que Lindsay ya estaba al tanto de la situación. —Las huellas de ahí, concuerdan con sus neumáticos.
—Eso no es suficiente —Stiles volvió a abrir el anuario. Lindsay sabía que, si encontraban algo en contra de Harris por culpa de Stilinski, sufrirían las consecuencias en sus clases.
—El mismo auto fue visto fuera del hospital el día que la esposa fue asesinada. Tiene una calcomanía en la defensa. Algo con una cita de Einstein.
—Espera, ¿Qué cita? —Preguntó Stiles ahora más interesado.
—Algo sobre la imaginación y el conocimiento.
—"La imaginación es más importante que el conocimiento". Vi ese auto estacionado fuera de la fiesta.
—Significa que eres testigo. Tendrás que hacer una declaración.
—Yo también tendría que hacer una si le digo que lo vi dentro la fiesta? —Lindsay preguntó.
—¿Lo viste?
—Am, sí. Estábamos bailando con Matt, lo cual no viene al caso, y sin querer choqué mi espalda con él. Pero no estaba solo, estaba con una chica. "Es mayor de edad." Me dijo cuando lo vi, luego desapareció quejándose y diciendo que ahí no podía haber estudiantes. —Ella contó los sucesos.
—Entonces, sí. Eso es fundamental. —Stilinski le dijo.
—Pero ¿Y la promotora del concierto, Kara? No estaba en la clase de Harris —Lindsay recordó —. ¿Y qué tiene que ver Lahey con Harris?
—Ya no importa. Las huellas ubican a Harris donde ocurrieron los homicidios y tú misma lo viste esa noche. Es evidencia concluyente.
—No, no es suficiente —Stiles volvió a abrir el anuario en busca de pistas.
—Espera, ¿No odiaban a ese sujeto? —Miró a ambos.
—No, no lo odiamos. Él nos odia a nosotros —Lindsay habló ayudando a su novio a buscar algo en el anuario. —Y si mató a alguien, bueno, encierren al psicópata.
—Pero algo falta... No sé qué es, pero algo falta...
—Oye, no tienes que resolver esto por mí —Miró a su hijo.
—Tengo que hacer algo... —Stiles notó que su padre se quedó observando algo —. ¿Qué?
—El equipo de natación. —Aquella fotografía grupal mostraba a las personas que habían sido asesinadas recientemente.
—Papá, el entrenador —Stiles señaló al señor Lahey en una foto aparte —. Es el padre de Isaac.
Al caer la noche, ambos fueron rumbo a la casa McCall para que Lindsay pudiera cambiarse de atuendo a uno adecuado para la fiesta de cumpleaños de Lydia. Volvieron a dirigirse esta vez hacia la fiesta. Tocaron el timbre y una Lydia sonriente y con varios vasos de bebida en una fuente los recibió.
—¡Feliz cumpleaños, Lydia! —Stiles y Lindsay la saludaron.
—Perdón, le dije que trajera algo más grande, pero no obedeció —Lindsay dijo riendo y con sarcasmo. Pues el regalo que Stiles había elegido, a penas entraba por la puerta. —Y tú, te ves divina —Dijo halagándola y dándole un abrazo.
—Muchas gracias, Lin. Tú también te ves divina. Oh, toma algo de ponche. Lo preparé yo misma. —Le ofreció un vaso que Lindsay aceptó. —Iré a ofrecer ponche a los invitados. Espero disfruten la fiesta.
Una vez Lydia se retiró, Lindsay ayudó a que el regalo pudiera pasar por la entrada. Luego de unos dos minutos, lo consiguieron y lo dejaron junto a los demás. Lindsay divisó a su hermano entre algunas personas, pues él había llegado antes. Scott se acercó a ella.
—¿Dónde estuviste todo el día y la noche? —Interrogó su hermano.
—No te incumbe.
—Eres mi hermana. Sí me incumbe.
—Bien. Estuve con mi novio. ¿Algún problema? —Ella dijo y Scott solo la miró. —No mal entiendas las situaciones, hermano. ¿Por qué todos piensas eso hoy? ¡No pasó nada! —Exclamó ella.
—Oh hola, Scott. —Saludó Stiles cuando llegó hasta ellos —. ¿Has visto a Jackson?
—No. ¿Has visto a Allison?
—Recién llegamos, así que no. —Contestó él. —Si la vemos, tenemos que decirle lo que hallamos.
—Cuando me contaste lo que descubriste, ¿No fuiste capaz de decirme que mi hermana estuvo contigo toda la noche?
—Eh...
—Oye, Scott. Ya basta. Son nuestras cosas. —Lindsay lo detuvo —. Volviendo al punto principal, sabemos que tiene que ver con el agua. El hecho de que las víctimas estuvieran en el equipo de natación. Y a las reacciones del Kanima al tocar el agua.
—Así que, quien controla al Kanima odia al equipo —Scott aclaró.
—Odiaba al equipo —Corrigió su amigo —. En especial al del 2006. Así que puede ser otro maestro, o un estudiante de ese entonces. ¿En quién no hemos pensado? ¿Quién nos falta?
—Am, Jackson no está aquí —Allison apareció frente a ellos.
—Sí... No hay nadie aquí —Lindsay aclaró. El lugar estaba en completa soledad a excepción de algunas pocas personas. Lo cual era raro, porque siempre solían venir demasiadas personas a la fiesta de cumpleaños de Lydia.
—Talvez es muy temprano —Scott añadió.
—O talvez nadie vendrá porque Lydia se convirtió en una desquiciada. —Stiles continuó.
—Tenemos que hacer algo, porque la hemos ignorado por completo estas dos semanas —Allison dijo.
—Ella ha ignorado a Stiles por diez años —Scott habló.
—¿En serio? ¿Tenías que decir eso? —Lindsay lo miró. —Eres increíble, Scott.
—Oye, Lin, yo no... —Scott intentó hablar, pero Lindsay no lo miró. —No es conmigo con quien tienes que enojarte. Si no con él. —Señaló a su amigo.
—¿Yo? ¿Por qué?
—Nuestro asunto con Lydia está aclarado, pero el hecho de que tú lo mencionarás me enfurece. ¿En serio tenías que repetirlo? ¡Dios! —Ella dijo enfadada.
—Y eso... Son los efectos de la luna llena. —Scott habló —. Da igual, no le debemos nada. —Miró a Allison volviendo al tema de Lydia.
—¿Y qué tal volver a la normalidad?
—¿Normalidad?
—Ella no sería la loca del pueblo si no fuera por nosotros —Lindsay dijo entendiendo las palabras de la chica Argent.
—Puedo usar mi status de co-capitán para atraer al equipo de Lacrosse. —Scott ideó.
—Yo puedo llamar a algunas personas que se me acercaron por la popularidad del Lacrosse. —Lindsay continuó haciendo un ademán con su mano.
—Sí, yo conozco a algunas personas que pueden hacer que funcione. Que de verdad funcione. —Stiles finalizó.
—¿Quiénes? —Preguntó Allison.
—Los conocí la otra noche. Créeme, ellos saben cómo festejar.
A los pocos minutos de la llamada de Stiles, el timbre volvió a sonar. Lydia se dirigió a abrir la puerta y al hacerlo, se encontró con aquellas personas que habían interceptado a Stiles en el club gay cuando intentaron salvar a Danny.
—¿Y tú eres? —Lydia preguntó.
—Vinimos a la fiesta —Contestó una de ellas con su voz gruesa.
Lydia lo dudó unos segundos, cuando después abrió más la puerta —Pues pasen.
Y así, todos comenzaron a entrar a la fiesta. Las Drags Queens, los del equipo de Lacrosse y aquellos que se habían acercado a Lindsay para conseguir popularidad. La sonrisa de Lydia volvió a iluminar. La casa comenzó a llenarse poco a poco. Lydia había vuelto a tener su popularidad. Y eso era lo más normal que le había pasado en mucho tiempo.
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