Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙇


————∵🌙∵————

"Ketamina de la muerte"

————∵🌙∵————




Stiles salió de su casa al mismo tiempo que su padre estacionó su auto en el garaje. Su expresión no era para nada buena. Se lo notaba decaído y viendo la hora, a su hijo le pareció extraño que estuviera en casa temprano.

—Hola, no puedo hablar. Tengo prisa. Oye, espera... ¿Qué pasa?

—Nada. —Contestó su padre.

—¿Y tu arma? —Stiles notó que ya no tenía parte de su equipo con él.

—En la estación, junto a mi placa... —Soltó un gran suspiro. Stiles rápido colocó una mueca de confusión en su rostro.

—¿Qué?

—¿Sabes qué? Hablaremos de esto después.

—Papá...

—No te preocupes.

—¡Papá! —Insistió por última vez.

Él volteó a verlo, pues ya se encontraba dándole la espalda y comenzó —Dijeron que, el que el hijo del jefe de policía robe propiedad de la policía y tenga una orden de restricción en su contra presentada por uno de los abogados más respetados del pueblo, no es bueno para el condado.

—¿Te despidieron? —Dijo él con la voz en susurró y sus ojos con algunas lágrimas.

—No. Es solo una suspensión. Es temporal —Dijo él sin preocupación, pero su voz demostraba lo contrario.

—¿Dijeron que es temporal o...?

—De hecho, no... —Stiles agachó su mirada —Oye, está bien, no te preocupes. Vamos a estar bien.

—Oye, papá... No entiendo... ¿Por qué no estás enojado conmigo?

—No lo sé. Talvez porque no quiero sentirme peor aun por tener que gritarte. —Volvió a dar media vuelta para por fin adentrarse a su hogar dejando a su hijo muy pensativo y culpable por las decisiones que había tomado.

Stiles y su padre siempre fueron muy unidos el uno con el otro. Luego de que él perdiera a su madre a causa de una enfermedad, fue su padre el encargado de siempre cuidarlo y darle lo mejor para que nunca se sintiera insuficiente. Stiles no podía agradecerle lo tanto que lo cuidaba, y ver que ahora por causa de sus acciones su padre estaba tan... Deprimido, le dolía demasiado dentro de él. Nunca quiso hacerle daño. Nunca quiso que lo despidieran de su trabajo. Él sabía que ese había sido el sueño de su vida, y verlo perder aquello por lo que tanto había luchado, era sinceramente la cosa más horrible que pudo pasarle.

Subió a su Jeep luego de quedarse unos minutos mirando por donde su padre había ingresado. Limpió algunas de sus lágrimas que había dejado derramar y condujo hasta la casa de los McCall donde Scott subió. Pues su hermana se había ido con Matt. Todo el camino permaneció en silencio. Scott sabía que pasaba algo, pero tampoco quiso hablarlo porque su mejor amigo estaba mal. Podía sentirlo. Stiles estacionó en Jeep en el estacionamiento y ambos bajaron del vehículo para luego buscar algo en el maletero del mismo.

—¿Estás bien? —Scott preguntó.

—Sí, ¿Por qué? —Contestó el chico.

Scott alzó los hombros sin importancia —Es que no dijiste nada en todo el camino.

—No, estoy bien. ¿Puedes tomar esa bolsa?

—No, recuerda. Tienes que hacerlo solo.

—Bueno, este plan apesta.

Scott comenzó a sentir algo y habló —No, no aquí. No ahora.

—¿Qué? ¡Scott! ¿Qué se supone que...? —Scott ya se había alejado de él —. Este plan oficialmente apesta.

Dentro de la fiesta, Érica y Isaac entraron creyéndose los reyes del universo. Su autoestima estaba por los cielos. Y eso siempre fue así desde que Derek decidió convertirlos en lo que eran. Ambos se miraron y asintieron para luego abrir las cortinas y revelar aquella fiesta con la música al tope, luces de neón por todas partes y mucha gente. Se tomaron de las manos y fueron al centro de la pista para disfrutar de la música hasta dar con su objetivo principal.

Por otro lado, Matt tomó de la mano a Lindsay y juntos también se acercaron al centro de la pista. Aquel chico tenía una sonrisa de felicidad en su rostro, mientras que Lindsay solo disimulaba una pequeña mueca de felicidad. Sabía que esta noche era importante para Matt y no quería arruinarla, pero en su mente solo se encontraba su plan de detener a Jackson cueste lo que cueste. Y no quería que él se decepcionará de ella por no estar tan alegremente bien. Y supo que todo no andaba bien cuando vio a su hermano en un rincón hablando con Allison.

—Matt, ¿Me darías un minuto? Necesito ver algo. —Le dijo ella soltando su mano.

—Sí... Esperaré aquí —Lindsay le dedicó una sonrisa y caminó hasta donde ambos estaban con la mirada del chico aún sobre ella.

—¿Qué haces aquí? —Dijo ella mirando a Allison.

—Scott me pidió que saliera con otras personas para no levantar sospechas entre mi madre. Y un chico me invitó a la fiesta.

—Sí, pero no era para que vinieras aquí. —Scott le reprochó.

—Tenemos un plan. No queremos que salgas herida si todo sale mal, Allison —Lindsay dijo con sinceridad.

—¿Tienen un plan? Bueno, mi padre y Gerard vienen en camino. —Ella informó.

—¿Qué les comentaste? —Scott preguntó desesperado y Lindsay solo colocó sus manos en su cabeza en señal de frustración.

—Yo les dije...

—¡Allison! —Le gritó su amiga.

—Yo... Tenía que decirles la verdad.

—Ellos saben que es Jackson —Lindsay añadió.

—Las personas están muriendo, Lindsay. ¿Qué querías que hiciera?

—Solo tenías que confiar en nosotros —Scott agregó.

—Y confío en ustedes. Más que en ninguna persona.

—Teníamos un plan.

—Ellos igual.

—No. No va a funcionar —Lindsay dijo —. Con los Argent metidos en esto, tendremos que cambiar todo.

—¿Qué puedo hacer? Puedo arreglarlo. Por favor, Lindsay. Dime.

—No, Allison. Ya has hecho suficiente —Dijo ella finalizando su conversación para volver con su pareja de la noche.

—¿Scott? —Volvió a decir ella en la espera de que su novio le dijera algo.

—Ya la escuchaste, Allison. Ella dice que hacer ahora. Y será mejor que no te interpongas en nuestro camino —Finalizó él dedicándole una mirada de decepción para luego marcharse.

—¿Todo bien? —Matt habló con Lindsay cuando ella volvió a su lado.

—Sí, solo... Me pareció ver a alguien que conocía, pero no. Eso es todo.

—De acuerdo... ¿Quieres bailar? —Extendió su mano hacia ella.

—Nunca se me dio bien el baile. Si te piso, no quiero recibir quejas ¿Entendido? —Sonrió y aceptó su mano.

—Lo anotaré.

Los minutos pasaban. Cada vez más gente iba llegando a la fiesta. El DJ reproducía la música a todo volumen mientras hacía algunas mezclas improvisadas en el momento con el aparato electrónico. Las luces iban al compás de su ritmo. Los gritos y silbidos de las personas emocionadas podían escucharse en cada rincón del lugar. Lindsay aprovechó ese pequeño momento en el que Matt se alejó de ella para ir a quien sabe donde y se reunió junto a Isaac para informarle sobre el nuevo plan que había creado en su cabeza.

—¿Por qué yo? —Dijo él cuando le entregó la jeringa.

—Porque debo asegurarme de que ningún Argent arruine el plan. Mira, debe ser intravenoso. Debe llegar a la vena. Cuando lo encuentres jala el émbolo de aquí —Explicó ella —. Y le inyectarás la Ketamina de la muerte. Bueno, no lo matará, pero si lo dormirá. Creo que en el cuello será lo más sencillo. Encuentra una vena, métela ahí y jala el gatillo. Ten cuidado.

—Dudo que yo pueda lastimarlo.

—Me refiero a ti —Ella le dijo —. Puedes salir herido.

—Vaya, ¿Ahora te preocupas por mí? —Él la miró y ella volteó los ojos.

—Solo... Quiero que todo salga bien. Ahora debo irme.

—Tranquila. Me aseguraré que todo salga bien —Isaac parecía sonar muy sincero. Lindsay le regaló una sonrisa de boca cerrada y se retiró de su vista en búsqueda de su acompañante.

En el exterior, Argent llegó acompañado de unos hombres y enfrentó al hombre lobo Alfa que lo esperaba en aquel lugar acompañado por uno de sus Betas.

—Derek. Vete de aquí —Le dijo él.

—¿"Vete de aquí"? ¿Es todo lo que vas a decir? Debo ser honesto, Chris, esperaba mucho más del cazador veterano de hombres lobo.

—Bueno, ¿Qué tal esto? "¿Qué acaso nunca te dijeron que no lleves garras a una pelea con armas?" —Los hombres detrás de él equiparon sus armas apuntándolo.

—Eso sonó muy bien —Boyd añadió dando un paso para atrás.

Todo comenzó. Mientras Argent y sus hombres disparaban al Alfa y su Beta, dentro de la fiesta Jackson ubicó a su víctima entre la multitud. Aquella mujer que le había vendido las entradas estaba en un rincón admirando el esplendor de la fiesta. Jackson avanzó cada vez más hasta ella, hasta que Érica lo encontró y comenzó a bailar junto a él. También aprovechó para distraerlo con un par de besos en sus labios. Isaac llegó hasta ambos para aumentar la distracción y volver todo en un ambiente más provocativo. Isaac tomó la jeringa entre sus manos aprovechando la distracción y cuando iba a lograrlo, Jackson desplegó sus garras y las incrustó en las espaldas de ambos lobos.

—Él me pertenece —Fue lo que Jackson dijo. Aunque no sonaba como él. Como si alguien estuviera hablando en su lugar. Dejó a ambos tirados en el suelo y retomó su camino con dirección a aquella muchacha.

Antes de que él pudiera dar un par de pasos más, Isaac volvió a levantarse poniendo toda su fuerza de voluntad y rápidamente se acercó a Jackson para cumplir con su misión encomendada por aquella chica que últimamente le causaba todos sus problemas. Tomó a Jackson entre sus brazos y lo alejó de la multitud para que nadie sospechara nada.

Por otro lado, Stiles hizo un pequeño agujero en una de las bolsas y comenzó con su misión encargada por el veterinario experto en cosas sobrenaturales. Caminó alrededor de todo el edificio rodeándolo de aquellas cenizas que mantendrían adentro a cualquier criatura que quisiera asesinarlos. Faltaba tan solo unos pocos pasos cuando de la bolsa solo cayó un puñado pequeño de cenizas.

—Ay no... —Tomó su celular y comenzó a marcar el número de su amigo, pero no contestó —Scott, responde ya. Mira, me faltan quince centímetros de ceniza y ya no tengo. Así que trae tu trasero de lobo aquí y ayúdame, porque yo ya no sé que hacer. Estoy aquí parado y... Estoy solo y escucho disparos y hombres lobo y estoy aquí como un completo idiota con un puñado de polvos de hada que no alcanza. —Finalizó su llamada dejando aquel mensaje en el buzón de su amigo. —Piensa... Bien, dijo que tengo que creer. Vamos, cree. Por favor, Stiles, sólo imagínalo. Sólo imagina que funciona, ¿Sí? —Miró a un costado y pudo distinguir un auto con una pegatina. "La imaginación es más importante que el conocimiento - Einstein". Leyó él en su mente. Cerró sus ojos concentrándose en la situación y al abrirlos comenzó a caminar soltando aquellos últimos restos de las cenizas. Cuando sintió que ya no quedaba más y un poco decepcionado, miró al suelo. Las líneas estaban unidas. Había conseguido terminar aquella barrera —¡Sí! ¡Wow!

Lindsay abandonó el edificio pues no encontró a Matt por ningún lado y a lo mejor podría encontrarlo afuera tomando aire o haciendo cualquier otra cosa, pero lo único que vio fue a Scott intentando comunicarse con alguien. Se acercó a él para hablarle.

—Oye, ¿Qué haces?

—Am, nada. ¿Pudiste inyectar a Jackson?

—Tus palabras, hermano mío, a veces suenan con doble sentido. Y no. Le dejé esa tarea a Isaac. Y estoy con Matt, no puedo irme desapareciendo, así como así.

—¿Y qué haces aquí?

—No lo vi por ningún lado, pensé que estaría afuera tomando aire o algo. Pero volveré adentro ahora.

—Sí, yo me quedaré aquí para vigilar a los Argent.

—Hablando de Argent's. ¿Todo bien con Allison? Digo, yo después de todo, tengo derecho a estar enfadada con ella por decirle a su familia sobre Jackson, pero...

—Pero nada, Lin. Luego hablaré con ella. No sé si llego al grado de estar enfadado con ella, después de todo, solo quiso ayudarnos a controlar la situación. Y aunque su madre este tras de mí por sospechar que seguimos saliendo y que yo le dijera que podría salir con otros chicos... No lo sé.

—Estás decepcionado de ella —Lindsay volvió a acercarse a su hermano —. Sé como se siente eso. Me he sentido así desde hace varias semanas. Lo siento desde que, de alguna forma nos traicionó y se unió a Kate para atacarnos. Por más que ella no supiera de lo nuestro aún. Me dolió verla así. Fue la primera amiga que tuve y no lo sé. En verdad duele, ¿No? Duele ver como personas cambian sus ideales por simples palabras de ayuda.

—¿Te has sentido así todo este tiempo?

—Y creo que por mucho más... De igual forma, ya quedó en el pasado. Lo oculté en lo más profundo de mi memoria para no tener que volver a revivir aquellos recuerdos traumáticos, pero bueno. En algún momento de la vida todo se solucionará. ¿Continuamos con lo nuestro? —Lindsay le extendió su mano para que juntos volvieran adentro.

—Continuemos con lo nuestro.

Antes de que ambos pudieran dar un paso más, una luz los alumbró en todo su rostro para luego ser sorprendidos por un fuerte golpe que los derribó y dejó inconscientes en el suelo. Y de aquella camioneta color negra bajó Victoria Argent. Estaba cansada de todos los problemas que los McCall les causaban. Ya no dejaría que ninguno volviera a la vida de su hija.







[...]







Lindsay fue la primera en despertar luego de aquel golpe proporcionado por la señora Argent. Ella miró a su alrededor y estaba en una especie de galpón. Una pequeña luz alumbraba la habitación. Scott estaba a su lado aun inconsciente. Ella se sentó y tocó a un lado de su abdomen donde le dolía. Aquel golpe había sido muy brusco y aunque ya estaba acostumbrada a dichos golpes, aun los sentía muy dolorosos.

—Bien. Al menos uno de ustedes no sentirá nada. —Victoria dijo acercándose a ellos. —Talvez reconozcas este aparato. La marihuana se fumaba envuelta en papel. Pero ahora parece que reciben un vaporizador gratis con sus tarjetas de marihuana medicinal. —A un lado de ellos, un aparato que largaba vapor podía verse. Ella olfateó un pequeño frasco con alguna planta dentro —Este tipo de Wolfsbane es mi favorito. Huele delicioso. Puede que tú no lo creas. —Ella lo insertó en aquella máquina.

—¿Qué...? ¿Qué haces? —Lindsay preguntó. No podía moverse, pues aún se encontraba adolorida y un poco adormilada.

—¿No es evidente? Los estoy matando. Parecerá un accidente. Tuvieron un ataque de asma y no encontraron su inhalador a tiempo. Sus expedientes escolares muestran que sufren de un asma severo.

—¡Basta! —Lindsay intentó gritar, pero era imposible. Sus ojos estaban del característico amarillo y sus garras no querían ocultarse. Scott por su lado, se despertó lentamente al sentir aquel vapor por su alrededor.

—Demasiado tarde. Ya está funcionando.

Ambos hermanos intentaron levantarse de aquel carrito de madera donde los tenía, pero Victoria fue más rápida y con una patada a cada uno, los derribó quedando en el suelo. El Wolfsbane ya estaba haciendo su trabajo y les impedía que pudieran ponerse de pie.

—Alfa. Beta. Pero, ¿Qué son ustedes? Omega. ¿No saben que los lobos esteparios no sobreviven sin su manada? He escuchado el llanto de un Omega. Un sonido muy miserable.

—No... Estamos... —Scott intentó hablar.

—¿Qué? —Victoria preguntó.

—No... Estamos solos —Completó el hombre lobo. Y como ya era costumbre en ellos, él la miró y asintió con su cabeza dando la señal a su hermana para que soltara un aullido como ella sola sabía hacerlo. Aquel llamado retumbó por cada rincón del lugar en la espera de que la persona que ella esperaba, lo escuchara.

Dentro de la fiesta, Stiles llegó hasta Érica y Isaac donde habían encerrado a un Jackson adormecido. Cruzó por la puerta, cuando ambos lobos ahí dentro se espantaron un poco.

—No, no. Soy yo. Soy yo... Fenómeno —Dijo mirando a Isaac quien estaba dispuesto a atacarlo. —¿Está bien?

—Pues... Averigüémoslo. —Isaac se acercó a Jackson desplegando sus garras. Cuando iba a atacarlo, él se defendió tomando la mano del hombre lobo y retorciéndola. Isaac lo miró soltando quejidos de dolor pues era imposible que él se defendiera estando dormido.

—Bueno. Nadie vuelva a hacer algo así, nunca.

—Creí que la Ketamina de la muerte iba a dejarlo inconsciente. —Isaac dijo sosteniendo su mano.

—¿Ketamina de la muerte? —Stiles preguntó.

—Así es como Lindsay la llama. —Contestó él.

—Bueno, al parecer eso es lo único que va a pasar. Esperemos que, quien lo este controlando haya decidido venir aquí esta noche.

—Estoy aquí —Jackson habló. Pero como la última vez, no era él quien hablaba —. Estoy con ustedes.

—Jackson, ¿Eres tú? —Stiles preguntó agachándose para mirar al Kanima.

—Nosotros estamos aquí.

—¿Eres el que está matando personas?

—Somos los que matamos asesinos.

—Y a todas las personas que has matado...

—Se lo merecían. —Interrumpió la criatura.

—Tenemos un libro que dice que solo persigues homicidas —Stiles le habló tranquilo para que no saltara sobre ellos y los devorara trágicamente.

—Todo se rompe con suficiente presión aplicada.

—De acuerdo, ¿Las personas que matas son homicidas?

—Todos y cada uno de ellos...

—¿A quién mataron? —Volvió a preguntar el humano.

—A mí. —Contestó el controlador de Jackson.

—Espera, ¿Qué? ¿De qué hablas?

—Me mataron a mí. —El Kanima colocó sus característicos ojos anaranjados de lagarto y miró a las personas en la habitación —Me mataron a mí. —Comenzó a levantar su mano con sus garras a la vista.

—De acuerdo, necesitamos más Ketamina de la muerte, necesita más de eso...

—Ya no tenemos más —Isaac le contestó mostrándole el frasco vacío.

—¿Usaste toda la botella? —Lo miró arrebatándole el pequeño frasco. Érica tocó el hombro de Stiles y le señaló el frente donde el Kanima se levantó y soltó un fuerte rugido hacia ellos —De acuerdo, todos salgan. ¡Salgamos ahora!

Los tres abandonaron aquella habitación donde encerraron a Jackson y taparon la puerta con sus cuerpos para evitar que la criatura saliera del lugar. Antes de que pudieran buscar algo para bloquear la puerta, Jackson rompió la pared y huyó de la vista de los tres. Rápidamente luego de salir de ahí, encontró a su víctima principal. Y antes de que alguien más pudiera interrumpirlo, enterró sus garras en el cuello de la pobre muchacha quien murió a los pocos segundos. Nadie la vio ni nadie escuchó nada. La fiesta estaba en su punto máximo y a nadie le preocupaba una pobre chica desaparecida en aquel momento.

Aquella pelea entre hombres lobo y cazadores había dado final. Argent junto a sus hombres se habían alejado del lugar pues tenían cosas más importantes de las cuales encargarse ahora que dispararles a dos hombres lobos cualquiera. Boyd y Derek estaban recostados contra la pared en la espera de que se curaran para seguir con el plan.

—No me estoy curando...

—Balas cubiertas de acónito. —Informó su Alfa —. Debes irte. Llévate el auto.

—¿Qué pasará contigo? —Preguntó su Beta.

—Tengo que encontrar a Scott y Lindsay. Vete, corre. —Boyd obedeció a su Alfa y desapareció de su vista.

Derek pudo recuperarse y corrió en busca de sus Betas dentro de la fiesta y de los dos mellizos que seguramente necesitaban su ayuda. Al llegar a la entrada, Stiles salió del edificio y se acercó a él.

—Am, perdimos a Jackson dentro, pero es muy... —Érica y Isaac llegaron afuera, pero no pudieron acercarse a su Alfa gracias a aquella barrera de Cerval que el humano había creado —¡Oh por Dios! Sí funciona, esto es... Yo hice eso. —Dijo él festejando mientras Derek solo tenía una mueca de preocupación.

—Lindsay... Scott... —Dijo Derek. Un aullido de ayuda había llegado hasta sus oídos.

—¿Qué?

—Rómpela.

—No. No lo haré.

—¡Se están muriendo!

—¿Qué? ¿Cómo sabes eso? —Cuestionó el chico.

—¡Dios, Stiles, yo lo sé! ¡Rómpela! —Volvió a gritar.

—Bien —Se agachó para luego correr un poco las cenizas rompiendo la barrera. Derek corrió en búsqueda de ambos hermanos.

—Allison... Por favor, dile que lo siento —Scott murmuró.

La puerta de aquel galpón se abrió de golpe revelando la figura del Alfa. Cuando él estaba por acercarse a ambos hermanos quienes habían vuelto a quedar inconscientes en el suelo, Victoria le clavó un cuchillo en su espalda. Él se lo quitó y comenzó a atacar a la Argent madre de aquella familia de cazadores. Tras un par de golpes y un rugido, Victoria se retiró del lugar luego de una herida causada en su hombro.

Derek como pudo, ayudó a los mellizos McCall a salir de aquel lugar cubierto de Wolfsbane. Llegó hasta la veterinaria donde Deaton aplicó sus conocimientos y los ayudó tanto a los hermanos como a él que lo estaba matando, aunque haya estado ahí unos cortos minutos.

—Gracias. —Agradeció el Alfa.

—Aun no sé si admiro tu sentimentalismo o lo desprecio —Habló la señorita Morrell cuando Deaton llegó a la sala de espera del lugar.

—Si quisiera tu opinión, haría una cita con la consejera de la escuela.

—Por como veo las cosas, creo que necesitas consejos. ¿De verdad vas a dejar todo esto en las manos de un par de niños?

—Son más capaces de lo que crees.

—¿Y les dirás todo lo que viene?

—Ya tienen de que preocuparse.

Aquella mujer que les había causado muchos problemas a los mellizos McCall, llegó hasta donde su esposo y comenzó a llamarlo a gritos.

—¡Chris! —Él la escuchó y antes de que cayera al suelo, la tomó entre sus brazos. Corrió un poco la camisa que cubría su hombro y una mordida de lobo pudo notarse en ese lugar.

—Amor... —Susurró él y le dio un preocupado beso en su frente.

Todo iba de mal en peor, y los Argent estaban a punto de experimentarlo de la peor forma posible. 











Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro