• 𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊 𝙓𝙄𝙑
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"Lindsay, la patea traseros"
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Los chicos aún se encontraban encerrados en la escuela. Bueno, no precisamente encerrados, más bien atrapados. No podían escapar, pues un lobo gigante los tenía prisioneros en la preparatoria Beacon Hills. El pánico y la desesperación se sentía a flor de piel, pues nadie quería hacer nada. Nadie quería salir. Nadie quería mover un pie fuera de la cafetería. Incluso nadie quería llamar a la policía.
—Llama a la policía —Jackson pidió.
—No. —Stiles respondió.
—¿A qué te refieres con "No"?
—Qué no. ¿Quieres oírlo en español? Noh. —Stiles dijo en forma de burla. —Derek mató a esa gente. No sabemos con qué está armado.
—Tu papá está armado con todo un departamento de policías —Jackson seguía insistiendo —. Llámalo.
—Yo llamaré —Lydia dijo para luego marcar el numero en su teléfono.
—No, Lydia, ¿Puedes esperar? —Stiles intentó evitar su llamado, pero Jackson se le adelantó poniéndose frente a él.
—Oye. —Lindsay separó a Jackson de Stiles.
—¿Sí? Estamos atrapados en la preparatoria Beacon Hills... Pero... —Ella alejó el teléfono de su oído. —Me colgó el teléfono.
—¿La policía te colgó? —Allison preguntó.
—Los advirtieron sobre que habría llamadas falsas sobre alguien atrapado en la preparatoria —Lydia explicó —. Dijo que, sí llamo de nuevo, rastrearán mi celular y me arrestarán.
—Pues llama de nuevo —Allison insistió.
—No rastrearán un celular —Stiles aclaró. —Enviarán un auto a tu casa antes de que manden a alguien aquí.
—¿Qué...? ¿De qué se trata...? ¿Por qué Derek quiere matarnos? ¿Por qué está matando gente? —Allison volvió a acribillar de pregunta a los jóvenes.
—¿Por qué todos me ven a mí? —Scott preguntó pues todas las miradas estaban puestas en él.
—¿Él fue quien mandó el mensaje? —Lydia cuestionó.
—No. Digo, no lo sé.
—¿Él fue quien llamó a la policía?
—¡No lo sé!
—¿Por qué no intentamos calmarnos un poco? —Lindsay intentó tranquilizar la situación. Se alejó junto a Stiles y Scott de los demás —. Oye, ¿Echarle la culpa a Derek? Bien hecho.
—No sabía que decir. Tuve que decir algo, y no importa sí está muerto, excepto... Sí no está. Dios, le grité a Allison.
—Sí, ya lo superó por completo —Stiles dijo e intentando concentrar a Scott en lo importante —. Hay problemas más serios, como salir vivos de aquí.
—Estamos vivos. Pudo habernos matado, pero nos está acorralando.
—¿Quiere comernos a todos al mismo tiempo? —Stiles preguntó.
—No, Dios, Stiles. Derek dijo que quiere venganza —Lindsay agregó.
—¿Contra quién? —Volvió a preguntar el humano.
—¿La familia de Allison? —Contestó dudosa la joven McCall.
—Talvez tiene que ver con el mensaje —Stiles agregó —. Alguien tuvo que mandarlo.
—Escuchen, tontos —Jackson habló, distrayendo de su conversación a los tres amigos —. Nuevo plan. Que Stiles le hable a su inútil padre y que envíe a alguien con un arma. ¿Quedó claro?
—Oye, Jackson, no tienes que andar insultando a la gente solo porque el mundo te odia —Lindsay dijo para defenderse de los insultos que el chico Whittemore le decía y para defender al padre de su amigo —. Puedes no sé, asistir a tu próxima clase de Química y estudiar las probabilidades de ser amable. Oí que no asististe a tu última clase. ¡Sólo deja de ser tan niño mimado por una vez en tu vida!
Nadie decía nada. Todos habían quedado perplejos por las palabras que la joven McCall había soltado hacia Jackson Whittemore. Alguien tenía que ponerlo en su lugar, y Lindsay estaba cansada de que siempre insultara sin razón aparente a las personas. Él podía ser el chico más rico de todo Beacon Hills, él más guapo, pero no tenía derecho de andar insultando a todo el mundo.
—Escúchame tú, niña anormal —Jackson la enfrentó.
—Bravo, Jackson. Que insulto tan creativo —Ella aplaudió —. Vuelve a insultarme así y...
—¿Y qué? ¿Irás a esconderte detrás de tu hermano?
—De hecho, no. Sé defenderme sola, ¿Quieres ver? —Ella se acercó hasta quedar a unos metros de él.
—Okey, okey, deténganse —Stiles separó a Lindsay de Jackson para alejarla de él —. ¿Qué planeabas hacer? —Susurró para que ella sola pudiera oírlo.
—Planeaba darle una buena patada en su trasero de humano —Ella dijo mirándolo fijamente y cruzada de brazos.
—Sí, tienes fuerza sobre humana, pero no la malgastes en personas tan despreciables como Jackson.
—Bien. Pero al primer insulto, te juro que lo pateo.
—Bien, tienes mi permiso. Ahora volvamos con el resto —Stiles la tomó de la mano y volvieron a reunirse con el grupo.
—Sigamos el plan de Jackson. —Scott dijo.
—Ahora quiero patearlo a él —Lindsay dijo para Stiles. Él solo la miró con una sonrisa.
—Dile la verdad sí es necesario. Sólo llámalo —Volvió a insistir Scott.
—No voy a ver como se comen a mi padre.
—Bien, dame tu teléfono —Jackson intentó quitarle el teléfono a Stiles, pero este le dio un buen puñetazo en toda la cara.
—¡Jackson! —Allison y Lydia exclamaron.
—¿Estás bien? Oye, ¿Estás bien? —Allison se acercó para confirmar si no fue muy grave su golpe. Lydia por su parte, solo los miraba sorprendida. Ella era la que tendría que estar ayudando a su novio.
—No sabes cuánto quería hacer eso —Lin se colocó a un lado de Stiles. El chico Stilinski sacó el teléfono de su bolsillo y marcó un numero —Espera, ¿Lo llamarás? Genial, ahora quiero patear a todo el mundo.
—Lindsay, detente, ¿Quieres? —Scott la miraba un tanto irritado.
—Scott, sí Stilinski viene, y esa cosa sigue ahí afuera, quien sabe que puede pasar —Ella le dijo —. No te enfades conmigo por querer defender lo que realmente me importa. —Echó una leve mirada a Stiles, para que Scott lograra entender.
—Hola, papá, soy yo —Stiles hablaba con su padre —. Y es tu buzón de voz. Mira, necesito que me llames ahora. Pero ahora mismo. —Un golpe se escuchó desde las puertas. Como de alguien queriendo entrar. —Estamos en la escuela, papá. Estamos en la escuela.
Los golpes en la puerta cada vez eran más bruscos. Los tornillos saltaban, y las sillas temblaban y caían. Aquello que quería entrar, de verdad lo iba a conseguir. Y sí ellos no se movían de allí, terminarían en tragedia.
—Ay, Dios... —Lydia decía con mucho temor. Ella estaba aferrada a Jackson. Al igual que Allison estaba aferrada a Scott.
—La cocina. La puerta de la cocina. Lleva a la escalera —Stiles informó.
—Solamente sube —Aclaró Lindsay.
—Arriba es mejor que aquí.
Lo más rápido que sus pies les permitían, salieron por la puerta de la cocina y se dirigieron a la escalera. Cinco segundos después de que abandonaron la cafetería, el Alfa había derribado la máquina y las sillas que bloqueaban la puerta. Ellos subieron hasta la siguiente planta y se adentraron en el salón de Química bloqueado su puerta con un banquito.
Los seis permanecieron en total silencio, cubriendo su boca con sus manos. El Alfa los había seguido hasta la planta de arriba, y para tratar de no ser descubiertos, tenían que fingir no estar ahí. Una sombra pasó frente a la puerta, pero se fue rápidamente. Lo cual hizo que por fin pudieran respirar.
—Jackson, ¿Cuántos entran en tu auto? —Scott le preguntó susurrando.
—Cinco si alguien se sienta encima de otro.
—¿Cinco? Apenas entro atrás —Allison agregó.
—No importa. No hay forma de salir sin llamar la atención. Además, faltaría un lugar, somos seis.
—Yo sé a quién podríamos dejar —Jackson añadió mirando a la chica McCall. Lindsay solo lo miró frunciendo el ceño.
—¿Qué tal esto? —Scott caminó hasta una puerta —Lleva hasta el techo y podemos salir al estacionamiento en segundos.
—No esta la llave —Stiles añadió.
—El conserje tiene una —Lindsay informó.
—Su cuerpo tiene una —Stiles le aclaró.
—Puedo encontrarlo, por el olor de la sangre —Esto último, Scott lo susurró hacia sus amigos.
—Bien, eso suena como una gran idea. ¿Qué más tienes? —Stiles preguntó.
—Iré por la llave.
—No. Iremos por la llave —Lindsay le aclaró —. No creas que te dejaré hacerlo solo. Juntos podremos rastrearlo mejor.
—Sí, bien. Ven conmigo —Scott dijo para luego ir con Allison.
—Sabes que yo no te dejaré ir con él ¿No? —Stiles le dijo.
—¿Qué eres? ¿El mejor amigo sobreprotector? Ese es el trabajo de Scott.
—No, Lindsay, escúchame. No quiero que nada te pase. Sí, eres una mujer lobo, sé que puedes defenderte sola. Pero él es un Alfa. Es mucho más peligroso que pelear con alguien como Derek.
—Stiles, entiéndeme. Debo hacer esto. Juntos podremos encontrarlo más rápido y salir de aquí en un tiempo récord.
—No evitaré que lo hagas ¿Cierto? —Ella negó mirando a sus hermosos ojos —Okey, sólo... Cuídate ¿Sí? No quiero perderte.
—Sí, tranquilo. Prometo volver para seguir atormentando tu vida —Ella soltó una pequeña risa.
—Y yo prometo seguir aquí para dejar que atormentes mi vida.
Y con esas palabras dichas, ambos volvieron a unirse a la conversación principal que los demás chicos mantenían con respecto a su plan de ir en busca de la llave.
—¿Hablas en serio? —Allison dijo, Scott ya le había comentado el plan.
—Es el mejor plan. Alguien tiene que ir por la llave si queremos salir.
—No puedes salir desarmado.
Scott tomó un palo que había cerca —Es mejor que nada.
—Propongo que usemos de carnada a la chica ruda —Jackson añadió.
—Una palabra más y terminas con ese palo por el... —Lindsay no pudo terminar su frase, pues Stiles la detuvo.
—Bien, luego de salir de aquí, tendremos una reunión con el grupo de control de ira —Le dijo —. Debe haber algo más.
—Lo hay —Lydia agregó mirando el estante de químicos.
—¿Qué haremos? ¿Lanzarle ácido? —Stiles dijo.
—No. Como una bomba. Adentro están los ingredientes necesarios para hacer una bomba Molotov.
—Flamable...
—Bomba Molotov. —Todos la miraron —¿Qué? Lo leí en algún lado.
—Sí, Lydia, solo finge ser tonta —Lindsay susurró.
—Tampoco tenemos llave para eso —Stiles señaló.
Jackson golpeó el estante quebrando el vidrio protector de esta. Lydia tomó los elementos necesarios para armar la bomba, y los colocó todos sobre la mesa para empezar a crear. Ella echó algunas cosas en el frasco y revolvió.
—Jackson, pásame el ácido sulfúrico. —Le pidió. Él dudó entre dos frascos, hasta que al final se decidió por uno y se lo alcanzó. Ella lo vertió en el frasco con los otros elementos y comenzó a mezclarlo. Luego le puso un corcho para taparlo y le entregó un frasco a cada hermano. Sí, había creado dos bombas.
—No, no. Esto es una locura. No pueden salir ahí —Allison se negaba a aceptar que su amiga y novio salieran al peligro.
—No podemos esperar hasta que el papá de Stiles revise sus mensajes.
—Podrían morir, ¿No lo entienden?
—Ha matado a tres personas.
—Seguimos nosotros. Alguien debe hacer algo —Lindsay dijo para luego junto a su hermano, caminar hacia la puerta.
—Scott, basta. ¿Recuerdas...? ¿Recuerdas cuando me dijiste que sabes cuándo miento por qué se me nota? —Scott asintió —. A ti igual. No sabes mentir, y has mentido toda la noche. Sólo... Por favor, no te vayas —Las lágrimas habían comenzado a caer por su rostro —. Por favor.
Scott no respondió, sólo la miró por unos segundos —Cierren la puerta —Allison volvió a tomarlo del brazo para atraerlo a ella y besarlo.
—No quiero arruinar su lindo beso de despedida, pero tenemos que ir —Lindsay informó. Allison y Scott se separaron para luego los dos hermanos abandonar el salón. —Bien. ¿Por dónde hay que ir?
—Sólo... Sigue tu olfato.
Los mellizos McCall se adentraron a los oscuros pasillos de la preparatoria. Siguiendo el olor a sangre que sus narices olfateaban. Bajaron un piso siguiendo sus pasos pasados. Pues por esa misma escalera habían salido corriendo del Alfa. Llegaron hasta los vestidores, donde ellos habían dejado el cuerpo, o bueno, donde el Alfa lo había asesinado, pero fueron desviados, pues el olor a sangre venía de otro sector.
Habían llegado hasta la cancha de básquetbol. La cual se encontraba completamente solitaria, a excepción de ellos dos, claro. El olor los guio por debajo de las gradas, las cuales eran retractiles para mejor movimiento. Ambos se adentraron por las pequeñas aberturas que las gradas les proporcionaban. Caminaron con mucho cuidado siguiendo a su olfato, pero se detuvieron de golpe, cuando una gota de sangre cayó en una de las mejillas de Lindsay. Ella miró hacia arriba, y ahí se encontraba el cuerpo del conserje.
Por otro lado, en el salón de Química estaban todos tensos y preocupados. Pues ninguno quería perder a nadie. Lydia tenía su vista fija en los dos frascos. Dudando si Jackson le había dado el frasco correcto. Pues ambos eran muy similares.
—No entiendo. No entiendo porque salió y nos dejó —Allison se lamentaba —. No puedo hacer que mis manos dejen de temblar.
—Está bien... —Jackson tomó sus manos —. Todo estará bien.
—Jackson, me diste ácido sulfúrico ¿Verdad? —Lydia le preguntó distrayéndolo de su conversación con la chica Argent. —Tiene que ser ácido sulfúrico si no, no estallará.
—Te di justo lo que me pediste, ¿Sí?
—Sí... —Contestó ella temerosa por el tono que Jackson había usado —. Sí, claro que lo hiciste.
Los ojos de Stiles podían verse como estaban medio acuosos. Como si tuviera lágrimas que estuvo reteniendo. Podía notarse la preocupación y temor en ellos. Temor al poder perder a sus dos mejores amigos y muy posiblemente, temor por perder al que se estaba convirtiendo en su nuevo amor.
[...]
—¿Las tomo yo o tú? —Lindsay dijo mirando a su hermano.
—Lo haré yo. Ten esto —Le entregó su bomba Molotov. Scott trepó por uno de los fierros que sostenían las gradas e intentó agarrar las llaves ubicadas en el cinturón del conserje. De pronto, las gradas comenzaron a cerrarse.
—¡Rápido, Scott!
—Eso intento. —Scott se estiró un poco más y logró tomar las llaves. Lindsay le devolvió su frasco y comenzaron a correr por entre las gradas para poder salir de ellas y no terminar aplastados. Dieron una especie de voltereta por el suelo, logrando salir. Su vista luego de reincorporarse fue dirigida frente a ellos donde el Alfa los esperaba.
—¿Qué esperas...? Ven por nosotros —Lindsay lo llamó. La criatura comenzó a correr hacia ellos y aprovechó para lanzarle su bomba, la cual no funcionó —. Pero... No, no funcionó. Scott, rápido, usa la tuya. —Él lanzó la de él y no funcionó. Algo en la mezcla de ingredientes había salido mal. —Maldición.
Ellos intentaron correr, pero el Alfa los tomó por los tobillos arrastrándolos hasta él. Una vez, ambos hermanos estuvieron boca arriba, juntos uno al lado del otro, el Alfa se acercó a ellos. Colocó sus manos sobre sus rostros y luego soltó un rugido muy potente que fue escuchado en cada rincón de la preparatoria. Los ojos de los lobos adolescentes comenzaron a ponerse de ese amarrillo característico, y no muy lejos de ahí, en el salón de Química, Jackson se retorcía del dolor.
—Estoy bien. Estoy bien —Jackson decía mientras las chicas lo ayudaban a levantarse.
—Eso no parecía estar bien —Allison añadió.
—¿Qué tienes en el cuello? —Stiles lo señaló y Jackson apartó bruscamente su mano.
—Nada.
—Lo ha tenido por días. No quiso decirme —Lydia agregó.
—Como si te importara.
Los mellizos se encontraban en la misma situación. Luego del rugido, el Alfa había desaparecido, pero había dejado un pequeño obsequio para sus dos Betas. Ellos se retorcían del dolor, el Alfa les había hecho algo, y esto no terminaría en nada bueno. Después de unos minutos más de sufrimiento, donde los mellizos soltaban gritos de dolor, estos pararon. Y tanto Lindsay como Scott, se encontraban transformados completamente en hombre y mujer lobo.
Los hermanos totalmente poseídos por el poder de lobo, se encontraban caminando por los pasillos mientras rasguñaban las paredes. Ninguno tenía sentido común de lo que hacían. Solo seguían sus instintos de cazar. Subieron las escaleras hasta el piso donde sus amigos se encontraban, fueron guiados a ellos, gracias a que podían oír muy claramente una conversación que mantenían. Ellos se miraron y sonrieron macabramente, lo que el Alfa les había hecho, no era nada bueno. Siguieron las voces hasta un salón, donde Scott sacó una de las llaves que había obtenido del cuerpo del conserje, y la introdujo en la cerradura.
—¿Pueden dejar de discutir un momento? —Stiles decía dentro del salón.
La voz de aquel chico, descolocó por completo el mundo de Lindsay. Se aferró a la pared intentado controlarse. Recuerdos de ellos dos juntos se le venían a la cabeza. Su voz. Su risa. Ella cerró sus ojos y apoyó su frente contra la fría pared, intentando concentrarse en Stiles y nada más que en él. Pues él era su ancla. Y si alguien podía hacer que su forma de lobo desapareciera, ese alguien era Stiles.
—¿Dónde está Scott? Ya debió haber regresado. —Allison sonaba preocupada. Lo mismo pasó en Scott. La voz de Allison lo ayudó a concertarse. A pensar en ella y solamente en ella. Se escuchó como se quebraba la llave que Scott había introducido en la cerradura —¿Scott? ¡Scott! —Allison empezó a golpear e intentar abrir la puerta.
—¿Qué está haciendo? —Lydia preguntó.
—¡Scott! ¡Scott! —Allison se había vuelto completamente loca. Desesperada por intentar abrir la puerta e ir con Scott.
—¡Ya basta! —Lydia la detuvo —. ¿Escucharon? —Un leve sonido se escuchaba desde muy lejos —Escuchen... —Los cuatro se acercaron rápidamente a la ventana del salón y pudieron ver como las sirenas de las patrullas policiales se acercaban hasta la preparatoria.
Lindsay y Scott por su lado se encontraban tirados en el suelo. Intentando controlar su transformación. Luego de unos minutos más de autocontrol, ambos levantaron sus miradas para verse y sonreírse. Habían logrado controlarlo. Y nadie había salido herido.
—¿Están seguros que era Derek Hale? —Noah Stilinski preguntó mientras los mellizos junto a Stiles salían de la escuela. Allison, Lydia y Jackson, ya lo habían hecho mucho más antes que ellos.
—Sí —Scott dijo.
—Sí, también lo vi —Stiles siguió.
—Todos lo vimos —Terminó Lindsay.
—¿Qué pasó con el conserje? —Preguntó Scott.
—Aún estamos buscando.
—¿Buscó en las gradas? ¿Debajo de ellas? —Lindsay específico muy bien el lugar.
—Lindsay, buscamos. Las extendimos como nos dijiste. No hay nada —El Sheriff explicó.
—No lo estoy inventando —Intentó defenderse ella.
—Te creo. En serio.
—No es cierto. Usted nos mira así, como si quisiera creernos, pero no nos cree.
—Escúchame. —Lindsay lo miró —Buscaremos en toda la escuela. Lo encontraremos ¿Sí? Lo prometo.
—¡Jefe! —Alguien lo llamó.
—Espérenme. Los tres. —Se alejó a atender el pedido de su oficial.
—Sobrevivimos, amigos. —Stiles dijo.
—Sí, te dije que volvería para seguir atormentando tu vida —Ella ríe mirándolo.
—Sobrevivimos al Alfa. Eso es bueno, ¿No? —Stiles cuestionó —. Estamos vivos.
—En el laboratorio de Química, caminó cerca de nosotros. ¿No crees que nos escuchó? ¿No crees que sabía dónde estábamos? —Scott añadió.
—¿Y por qué seguimos vivos? —Volvió a preguntar el chico Stilinski.
—Nos quiere en su manada —Aclaró la chica —. Pero creo qué... Debemos deshacernos de nuestra antigua manada.
—¿A qué te refieres? ¿Qué manada? —Stiles preguntó mirándola sin entender.
—Allison, Jackson, Lydia... Tú. —Le respondió ella.
—El Alfa no quiere matarnos.
—Quiere que nosotros lo hagamos —Scott aclaró —. Y esa no es la peor parte.
—¿Cómo que esa no es la peor parte, Scott?
—Cuando su aullido nos hizo cambiar —Scott comenzó a explicar —, nosotros queríamos hacerlo.
—Sí, estábamos cegados por el instinto de matarlos —Lindsay continuó —. Queríamos aniquilarlos. A todos. —Ella agachó la mirada apenada. Luego de levantar su mirada, para afrontar sus actos, ella la dirigió hacia una ambulancia, donde alguien se encontraba siendo curado por un enfermero. Ella junto a Scott y Stiles, se acercaron.
—Ahí están.
—¿Cómo...? ¿Cómo es que estás...? —Preguntó ella a Deaton.
—Logré salir. No fue fácil. Por lo que me dijeron, estoy vivo gracias a ustedes. Creo que les debo una, chicos.
—Chicos, dejemos que los paramédicos hagan su trabajo. Podrán hablar con él después —Noah los alejó de Deaton.
—¡Allison! —Scott intentó llamarla, pero ella no se detuvo. Corrió hasta llegar a su lado. —¿Estás bien?
—Mi padre está en camino.
—¿Necesitas algo de mí? ¿Quieres que te acompañe?
—No. No quiero.
—Bien.
—Y tampoco sé que te pasó allá dentro. No estabas pensando. Talvez no eras... Pero ahora no confío en ti.
—Allison, yo puedo explicarlo. Sólo no digas nada más. No digas nada más.
—Scott, yo...
—Por favor, Allison, basta. El papá de Stiles me llevará a casa. Quiero ver que mamá no esté asustada y me compraré un teléfono mañana y te llamaré —Él decía con toda su sinceridad.
—Scott, no.
—¿Qué?
—No lo hagas. Sólo... Ya no me hables.
Y ahí, en la fría penumbra de aquella tormentosa noche, Scott se había dado cuenta que había perdido para siempre a Allison.
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