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LIDIANDO CON UN
DEMONIO Y UN YOKAI.

Yuna rodó sus ojos mientras tenía a Baal en un costado y del otro tenía a Jiji, mientras qué Okarun era apuchurrado por la chica alien de nombre “Vamora” y Ayase.

La rubia despegó a ambos chicos de ella para terminar de comer tranquila, al terminar simplemente se levantó con tranquilidad para recoger sus platos y llevarlos al fregadero, lavó lo que había usado.

︈─ ¿Ya te irás, Yuna-san? ︈─ Preguntó Okarun.

︈─ Si, tengo cosas qué hacer. ︈─ Asintió lentamente para luego caminar hasta la puerta y ponerse sus zapatos.

︈─ Oye, ¿No crees qué deberían quedarse un rato más?, para descubrir más acerca de la chica esta. ︈─ El tono de Ayase era algo irritado y cargado de celos.

Yuna ríe un poco mientras niega, cerrando sus ojos durante unos segundos para luego mirarla con burla y sacarle la lengua

︈─ Bleh. Ya quisieras, Ayase. Pero yo tengo cosas qué hacer, pero cualquier cosa puedes llamarme. ︈─ Dicho esto, la rubia se marcho junto al hombre de cabello negro.

Ambos al estar a solas, se miraron en silencio empezando a caminar hasta la ciudad para conseguir un taxi qué los dejase frente a la casa.

︈─ ¿Estás enojada, Yuna..? ︈─ preguntó, tomando suavemente su camiseta.

Ella miró a Baal durante unos segundos para luego negarle, con una sonrisa.

︈─ No me digas, ¿Querías quedarte? ︈─ La Ayane lo miró con una sonrisa.

︈Pero él negó, simplemente aferrándose a ella cómo un simple niño pequeño haciéndose cada vez más pequeño.

La rubia se sorprende ante aquél cambio repentino del demonio, tomándolo entre sus brazos al ver a un simple niño con ojos llorosos.

︈─ Baal..︈─ Tras decir su nombre, se quedó callada.

Ambos se miraron a los ojos en un total silencio pero ella besó suavemente las mejillas del más pequeño para luego mirarlo con una dulce sonrisa, con ojos brillosos.

︈─ Vámonos a casa, baal. ︈─ Aquello hizo al demonio totalmente feliz, quién la abrazo.

︈─ Vámonos, amorcito...

Quizás el silencio expresaba todo lo qué Yuna se guardaba y él mejor qué nadie lo sabía. Mirando sus ojos tan hermosos al verlo a él.

Él la amaba a ella, solamente a ella. Cuándo dormían juntos, cuándo comían en una misma mesa, cuándo jugaban o hacían cualquier cosa juntos.

Cuándo llegaron a casa, ella lo dejó con cuidado en el suelo para caminar hacia la cocina, guardando la comida qué había puesto a descongelar para la cena.

Baal se dirigió hacia su cuarto, perezoso.

Yuna se daría un baño para poder descansar correctamente. Entró al baño y se quitó su ropa, abrió la regadera para llenar su bañera.

Cuándo el agua tibia había llegado a su punto exacto, ella entró para acostarse con cuidado y relajarse por completo. Cerró sus ojos, soltando un suspiro pesado.

︈─ A veces me preguntó qué diría mi madre si viera mi vida...︈─ Soltó un respiro hondo.

Para lo único qué su madre le hablaba era sobre el dinero qué le enviaría y si había pagado todo. Nunca un “¿Cómo estás?” o “Deseo verte pronto, hija”

Su madre quizás había hecho otra familia en el extranjero y sólo cumplía con el deber de mantenerla porque pues, era menor de edad.

Yuna se negó, a veces sus pensamientos eran demasiado intrusos en su sentir. Cuándo abrió sus ojos, se encontró con aquellos orbes rojizos tan intensos mirándola frente a frente.

︈─ ¡IDIOTA!, ¿¡Qué crees qué haces metiéndote a la bañera?! ︈─ le gritó, molesta y roja cómo un tómate.

︈─ ¿Qué tiene de malo bañarnos juntos?, somos esposo y esposa...︈─ Se quejó con un puchero.

Él la alzó con facilidad, haciendo qué su vergüenza aumentará, continúo gritando qué se saliera de la bañera.

Había vuelto a su forma más grande, cómo un hombre de buena musculatura, alto, demasiado atractivo.

︈─ No tengas miedo, yuunaa...Seamos uno. ︈─ Soltó en un susurro, mientras sus manos pasaban por su cuerpo.

Su diferencia entre cuerpos y estatura era demasiada. Yuna medía 1,58 mientras qué él rozaba los 1,97

El cuerpo de Yuna era delgado, mientras qué el suyo era mucho más musculoso y grande.

Él tenía qué agacharse y ella levantar su cabeza para poder verse. Cuándo la rubia logró soltarse de él, el demonio la terminó acorralando tomando sus manos para hacerla descubrirse.

Ambos se miraron a los ojos nuevamente, ella recordó lo qué había pasado con el Ojo Maligno.

“ Para besarnos debemos tener una relación sentimental ya establecida.”

Sus mejillas enrojecieron al darse cuenta de las intenciones del demonio, quién rozaba sus labios con los suyos. Mientras su mano, qué contaba con sus dedos largos y asperos, se deslizaba por su abdomen hasta quedar por su espalda.

Una mano suya era suficiente para sostener ambos brazos de Yuna.

Cerró sus ojos nerviosamente, sintiendo cómo sus labios temblaban y su rostro se mantenía enrojecido ante la repentina cercanía y comportamiento de Baal.

Su lengua tan fría cómo el hielo paso por su cuello hasta subir a sus labios, cuándo su saliva humedecio los labios de Yuna, la acción había iniciado.

Ambos se unieron en un beso profundo y apasionado, algo torpe por parte de la humana, quién seguía nerviosa y avergonzada.


Yuna miró de forma incrédula al Ojo maligno que estaba frente a ella, esperándola pacientemente para jugar con la pelota.

La rubia se acercó lentamente, dándole un jugo de los que le había pedido anteriormente el Yokai, sin entender bien cómo es qué justamente hoy, no había nada caliente en la cafetería.

︈─ Juguemos, juguemos, juguemos ︈─ repitió de forma hiperactiva mientras terminaba aquél jugo en un santiamén.

Yuna respiró y no tuvo más opción qué jugar junto a él, haciéndolo perder un par de veces al intentar atraparla.

El Yokai se tiró al piso a hacer un gran berrinche al no poder ganarle a la chica, exigiendo otro jugo cómo premio por bueno, haberlo intentado.

︈─ Levántate, ¿sí?, vamos a comprar el jugo que quieras y de paso a almorzar. ︈─ Él se levantó tras esas palabras y la tomó de la mano, haciendo un puchero.

Yuna negó ante lo tierno e inocente qué se veía aquél maldito Yokai, ambos caminaron tomados de la mano hasta la máquina expendedora más cercana.

Él había elegido otro jugo junto al qué había tomado antes, ella sin más opción le cumplió sus deseos.

Él tomaba cómo un total idiota de ambos jugos con ayuda de los sopletes.

︈─ ¡Miren, es Yuna junto a Jiji!, ¡Tomados de la mano! ︈─ gritaron desde lejos.

Ella se alarmó y soltó la mano del chico rápidamente, mirando a los lados para encontrarse con los culpables. Los golpearía hasta borrarles ese recuerdo

Sin embargo, él la tomó desde la cintura para atraerla hacia él con fuerza. Haciendo qué ella pusiera el rostro igual que un tómate.

Una vena resaltó en la cara de Yuna y sin pensarlo, lo apartó rápidamente.

︈─ No hagas esas cosas en público, pensarán qué somos novios. ¿Entiendes? ︈─ lo regaño, mientras él asentía apenado.

Ambos caminaron hasta la cafetería, Yuna miró como el se comía aquellos fideos fríos con torpeza, suspirando y empezó a darle la comida en la boca.

“ Yuna y Jiji están saliendo.”

“ Son novios, los ví en el comedor juntos. ”

“ Yuna le estaba dando de comer en la boca, que tortolos.”

Más y más comentarios hacían enfadar a la más baja, quien amenazó con romperles la cara a quien sea que diga otra palabra más sobre aquello.

Pero es qué tampoco aquel Yokai no ayudaba, con aquellos abrazos repentinos. Deslizándose en el pasillo estando de rodillas para abrazarla por la cintura y decir su nombre cómo un cachorrito.

︈─ Los odio a todos...

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