#𝟴 𝗧𝗘 𝗔𝗠𝗢
15 de julio
Recuerdo el julio que cumplía 2 años con San, solo faltaban unos días para eso, pero como los dos trabajábamos ese mismo día y como esteremos ocupados en demasía, decidimos hacerlo ya. Solo sé que íbamos a ir a cenar a algún sitio un tanto especial y luego iríamos a nuestro apartamento a hacer cualquier cosa. San me hizo estar vendado todo el trayecto en coche, pero cuando llegamos a al sitio al que supuestamente teníamos que cenar tampoco me dejó quitarla.
—Cosita, súbete a mi espalda—. Rápidamente, con la ayuda de San, me subí a su espalda y puse mi cabeza entre el hueco de su cuello y su hombro mientras aspiraba su aroma, tan dulce.
—Sannie, ¿a dónde me llevas?—. Desde siempre he sido alguien demasiado curioso y es una de las cosas que San primero conoció de mí, debo admitir que todo este secretismo me estaba matando por dentro hasta que escuché algo, un sonido demasiado sutil pero reconocible, las olas del mar.
—Ya te dije que era una sorpresa, no seas impaciente que ya casi estamos.— Giró un poco su cabeza, para darme un beso en la mejilla.
Me dijo que me bajara y automáticamente noté como mis pies se hundían y el sonido de las olas se intensificaba más, mi pensamiento había sido acertado. San me había traído a la playa, y conociéndolo no iba a ser una playa cualquiera, esta playa esta llena de tantos recuerdos. El día que nos hicimos pareja, cuando vinimos con todos a refrescarnos del calor sofocante, cuando el abuelo de San murió y vinimos a ver el cielo, o simplemente las veces que veníamos a admirar el mar y recordar cosas juntos. Me quitó la venda y vi una pequeña mesa improvisada con un mantel negro y una decoración demasiado bonita, antorchas clavadas en el suelo dando un aspecto cálido.
—¿Te gusta?
— Me encanta, Sannie, es perfecto, obviamente no tanto como tú—. Reí, me acerque a San para darle un pequeño beso para luego sentarme en la mesa.
Tuvimos una cena muy tranquila y relajante. Una vez más nos pusimos a recordar muchísimas cosas que vivimos juntos, tanto las que vivimos como pareja como cuando nos estuvimos conociendo, todos los recuerdos que tengo con él son demasiado bonitos. San es una persona muy dulce y atenta, siempre me intenta consentir en gran medida y hace todo lo posible para que yo sea feliz ante todas las cosas.
—Woonie, ve a cambiarte allí—. Vi que San sacaba una bolsa de detrás de su silla y me tendía mi bañador.
Fui a cambiarme y me puse mi bañador, doble la ropa que llevaba puesta y cuando volví con San él la guardo. Me dio la mano y caminamos un rato por la orilla del mar, estuvimos unos minutos así, San se giró a mirarme, se quedó un rato ahí, mirándome, hasta que pareció reaccionar un poco.
— Jung Wooyoung, hemos pasado muchas cosas juntos estos dos años, cosas bonitas, cosas dolorosas, peleas, reconciliaciones, perdidas... Y tú siempre has estado ahí para mí, para apoyarme en mis malos momentos como en los buenos, sé que siempre me voy a poder apoyar en ti para cualquier cosa, eres una persona fiel y leal. Siempre haces muchas cosas por los demás y muchas veces los pones delante de ti, por eso me encanta mimarte y hacerte feliz, pero que tú también lo mereces, más que otra persona en el mundo, mi amor. Por eso y muchísimas cosas más tengo más que claro que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti—. San se arrodilló delante de mí. — Woonie, ¿me harías el hombre más feliz de toda Corea casándote conmigo?—. Mis ojos nublados por las lágrimas no me dejaban ver demasiado, pero me tiré encima de San haciendo que nos mojáramos por el agua bajo nosotros.
—Sí, sí, sí, San, sí me quiero casar contigo—. San me sonrió y me puso el anillo en el dedo para después besarlo.
Nos metimos en el agua y nadamos un rato, yo no me podía despegar demasiado de San, la alegría no me cabía dentro y necesitaba demostrarle demasiado el amor que siento por él. Me acerqué a donde estaba y me aferré a él subiendo mis piernas a su cadera, quedando así, como un koala aferrado a su cuerpo. San me sostenía de los muslos, mientras que me miraba con esa mirada tan llena de amor que me podía quedar mirando por horas, y sin darme cuenta, empecé a llorar.
— Hey, cosita, ¿qué te pasa?
— Nada, San, solo me sudan los ojos—. Reímos un poco.
— Estoy bien, de verdad, solo estoy demasiado feliz en este momento, estoy tan agradecido contigo por demasiadas cosas, y tú vienes y me propones matrimonio de esta forma. Joder, San, te amo—. Le di un beso profundo.
—Vamos a salir del agua, aún tengo que darte otra cosa.
Salimos y volvimos hacia donde estaban nuestras cosas, vi que una chica se acercaba a San con un gran ramo de rosas, él agradeció y se giró hacia mí.
— Cosita, ya sabes que significan, pero nunca me cansaré de regalarte rosas todos los viernes, y en ocasiones especiales un ramo enorme de ellas. Te amo con todo mi corazón—. Me dio un pico y me entrego el ramo.
Echo de menos esa rosa.
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Hola, espero que les haya gustado el capítulo ocho de "Miss that rose". Cuídense, duerman bien, coman adecuadamente y beban mucha agua.
Buenos días/tardes/noches <3
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