#𝟯 ¿𝗤𝗨É 𝗛𝗔𝗖𝗘𝗦 𝗔𝗤𝗨Í?
Hoy era martes, decidí pasar por delante de la floristería para saludarlo a través del cristal. Tenía ganas de verlo, así que di unos golpecitos en el cristal llamando la atención de San, él estaba atando un ramo para una señora un tanto mayor. Me miró y automáticamente sonrió mostrando sus hoyuelos. Me saludó con la mano y siguió con su trabajo.
Realmente quería que me prestara un poco más de atención, han pasado dos semanas desde que empecé a ir los viernes, lo pasé muy bien las dos veces anteriores, el segundo viernes le pregunté qué carrera estudiaba, me dijo que estudiaba botánica, a cambio me dio una rosa naranja, significan: Entusiasmo y Alegría. Antes de irme le pregunté a San el porqué del entusiasmo, me dijo que le entusiasmaba ver que su idea me gustaba, el juego que él ideó y el simple hecho de verme lo hacía feliz. Después de eso nos quedamos un rato hablando antes de que tuviera que asistir a mis clases, hablando sobre nuestras carreras, el porqué de estudiarlas, y algunas cosas que nos gustaban.
El tercer día, volví a ver a San sin nadie en la floristería. Me dijo que los viernes no suele ir mucha gente por la mañana, pero que por la tarde se solían recoger encargos o cosas así, también descubrí que Hye-Kyo era la que se ocupaba de la floristería mientras San estaba en la universidad, ya que la floristería era de los dos. Esa vez le pregunté a San qué era lo que más le apasionaba, me dijo que una de sus pasiones era el baile, me contó qué estuvo pensando en entrar a la Korea National University of Arts por el baile. Pero lo pensó más profundamente y cayó en que el baile solo era un pasatiempo y que no querría pasar la vida así. Ese día San no me dio una flor con tallo como tal, simplemente se acercó a la orquídea azul que tenía encima del mostrador, arrancó una de las flores con sumo cuidado y me la puso en la oreja.
Debo admitir que me puse un tanto nervioso por la cercanía, me la acomodó bien con el pelo y me dejó irme. Las orquídeas azules significan: Singularidad.
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Hoy las clases fueron realmente aburridas, como absolutamente todos los días, pero estas últimas semanas lo han estado siendo más. Lo único que me motiva es que los viernes veré a San, ¡Estas últimas semanas lo he ido conociendo mucho! Sé que ama las plantas, flores y todo lo que tiene que ver con eso, el baile es su pasión, que la floristería es suya y de su hermana, ya que fue un regalo de su abuelito. Los padres de San... es un tema aparte. Le gustan mucho los juegos, por ejemplo este que tenemos entre los dos. Es una persona realmente dulce y atenta, no tiene ningún miedo de mostrar sus sentimientos y tiene un estilo muy relajado.
Vi como a lo lejos se acercaba un Yeosang muy sonriente, agarrado de la mano de Seonghwa y detrás de ellos iba un Hongjoong muy despistado.
—¡Woo! Irás esta noche a la fiesta de Yeonjun, ¿verdad?
—Realmente no lo sé Yeo, mañana es miércoles y tenemos clase a primera hora, pero a la vez sé que tengo que ir. Ya que Yeonjun es uno de mis amigos más íntimos y me invito personalmente, no como otros que se autoinvitan—. Es una decisión un tanto difícil, quería ir de fiesta y pasármelo bien con mis amigos, beber, bailar o quien sabe que más. Pero pensar en la resaca que tendría al día siguiente y tener que ir a clase tan temprano se me hacía muy pesado.
—Vamos Wooyoung, no seas aburrido, sal a divertirte un poco—. Maldito el día en el que le haría caso a Yeosang.
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Llegué a la fiesta de Yeonjun y él me recibió en la puerta con un abrazo, hacía bastante que no lo veía y cuando me invitó fue por mensaje. Me adentré de lleno en la casa, obviamente había de todo. Gente besándose, emborrachándose, bailando como si se les fuese la vida en ello.
—¡Woo!—. Me giré al escuchar mi nombre, y me encontré a un Yeosang muy pegadito a Seonghwa, este chico es una maldita lapa.
—Yeo, a juzgar por el cubata medio vacío que llevas en la mano, llego a la conclusión de que te lo estás pasando bien—. Reí un poco al ver que mi amigo no estaba del todo centrado y apenas hacía una hora y media que la fiesta había empezado. Yo no quería ir nada más empezará, de ahí que he venido ahora.
—Sí, sí, me lo estoy pasando súper, vamos a bailar un rato, pero antes toma.— Se sacó otro cubata del bolsillo mágico de Doraemon al parecer, me lo puso en las manos y me arrastró a la masa de gente bailando.
Estuvimos un rato así, bailando y bebiendo un poco. No sé cuándo pasó, pero Seonghwa agarró a Yeo de la mano y se lo llevó. Dejándome un tanto solo, me sentía un poco mareado por el alcohol que había ingerido, y hacía bastante calor, así que empecé a hacerme paso entre la gente para salir del cúmulo de cuerpos humanos. Pero cómo no, un gilipollas ya la tenía que liar, así que fui empujado fuertemente hacia adelante. Por suerte me choqué con alguien y no me comí el suelo de boca.
—¿Wooyoung?—. Oh cristo, dime que no eres él. El chico del cual estaba agarrando por los hombros me movió un poco, ¿qué coño hace San aquí? Miré hacia arriba, encontrándome con esos ojos negros que tanto me gustan. Estábamos tan cerca que si me movía un solo milímetro nuestros labios se tocarían.
—S-san...— Joder que vergüenza, me aparté suavemente de San, lo suficiente para que nuestros rostros quedaran aún un tanto cerca, me gustaba esta cercanía.
—¿Estás bien Woo?, ¿quién fue el imbécil que te empujó?—. Si os soy sincero, no estaba prestando ni la mínima atención a lo que decía San. Simplemente, algo en mi cabeza me decía que le dejara de mirar esos labios rosas y los besara de una vez por todas, así que entrecerré los ojos y me volví a acercar al rostro de San.
—¿San hyung?—. Me separé como si el propio San fuera fuego, él parecía estar estático en su sitio mirando hacia el frente.
—¿S-sí, Jongho?— Se pasó una mano por la nuca un tanto nervioso. Necesito salir de aquí.
El pánico me ganó y simplemente me fui corriendo. Intenté buscar a Yeonjun para despedirme de él o encontrar a Yeo para decirle que le esperaría en su casa, ya que hoy planeaba quedarme a dormir allí.
—Mierda, puto Yeosang, ¿puedes dejar follar como un conejo con Seonghwa por un momento y responderme?—. Llamé a Yeosang un par de veces, pero no me lo cogía, mi misión de encontrar a Yeonjun tampoco dio sus frutos, así que salí por la puerta lo más rápido que pude.
No me puedo creer lo que iba a intentar, ¿por qué haría yo eso? San no me gusta... Debe ser el alcohol, definitivamente. Pero ahora mismo siento demasiada vergüenza como para estar en el mismo sitio que él, teniendo en cuenta de que tengo altas probabilidades de volver a toparme con él. Cuando justo estaba atravesando la puerta, alguien me agarró de la muñeca y fue andando hacia adelante tirando de mí. Cuando estuvimos un tanto alejados de la casa, se giró.
—Wooyoung, ¿quieres ir a la floristería?—. Por qué estás tan jodidamente tranquilo después de que haya intentado besarte, Choi San Y también me pides que vaya contigo a la floristería...
—¿Ahora? Es un tanto tarde para regalarme una flor, ¿no crees San?.
—No es para regalarte una flor, Woo, pero ya veo que lo único que me quieres son mis flores—. Empezó a lloriquear dramáticamente y yo me empece a reír.
—Anda, calla—. Le di un golpecito suave en el hombro y agarré su mano, empezando a caminar en dirección a la floristería.
—Me tomaré tus andares como que aceptas mi propuesta.
Mientras íbamos de camino le mandé un mensaje a Yeosang diciéndole que estaba con San y que no se preocupara por mí, guarde mi móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón y miré nuestras manos, ahora entrelazadas. Se sentía un tacto tan cálido y correcto que en ningún momento tuve la intención de soltarlo, no me di cuenta de cuando llegamos, solo de que San levanto un poco la persiana metálica, lo suficiente como para que pudiéramos pasar, abrió la puerta y por fin pudimos entrar a la tienda.
—Pondré un poco de música si no te molesta.— Dijo San acercándose al mostrador para conectar su móvil a los altavoces, como el primer viernes que vine.
—Que el dueño haga lo que quiera con su establecimiento, ¿No?— Él empezó a reír dulcemente mientras se empezaba a reproducir Die for you, de The weeknd. Se sentó delante del mostrador y dio unos suaves golpes en el suelo a su lado, indicando que fuera a sentarme junto a él.
Estuvimos un rato sentados en el suelo, sin decir nada, solo disfrutando de las canciones que iban sonando. Apoyé mi cabeza en el hombro de San. Uh, aquí se está cómodo...
—San, ¿por qué me trajiste aquí?—. Miré de reojo para arriba para ver que San cerraba los ojos y tiraba la cabeza para atrás.
—No lo sé, Wooyoung, solo... quería estar un rato solo contigo.
—Mmh...— Solté un murmuro de afirmación, ni yo sé a qué venía eso, pero el sueño me estaba empezando a ganar.
—¿Sabes Wooyoung? Estas semanas han sido muy especiales para mí, he descubierto que eres un chico realmente dulce y atento, y cuando me has intentado besar en la fiesta... No he logrado procesar bien todo, pero realmente comienzo a tenerte un cariño muy especial y no tengo ni la más mínima idea de en qué sentimientos va a desembocar...— En este punto, yo ya estaba completamente dormido, lo que significa que no escuché nada.
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Hola, espero que les haya gustado el capítulo tres de "Miss that rose". Cuídense, duerman bien, coman adecuadamente y beban mucha agua.
Buenos días/tardes/noches.
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