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|CAPÍTULO 03|

03| Primer contacto
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SUNI

─ Comenzaremos a caminar por los alrededores de las montañas. No subiremos, estaremos entre el bosque, necesito que tengan todo lo necesario en sus mochilas ─ todos se preparaban para la exploración en grupo.

Jiyu se encontraba a mi lado comiendo una bolsa de papitas, veo a mis compañeros avanzar y empezamos a seguirlos quedando nosotras detrás de ellos.

─ Es muy temprano para que comas comida chatarra ¿No crees? ─ ella negó divertida y me ofreció señalando su bolsa a lo cual negué.

─ No puedo dejar de comerlas, me encantan ─ habló con la boca llena y sonrió lo cual se me hizo divertido.

Después de unos 30 minutos entramos a un oscuro bosque, el profesor nos dijo que sacaramos nuestras lámparas de mano por posibles animales peligrosos.

Observamos los animales a lo lejos parece ser que un lobo va atacar a un pobre venado que se encuentraba tranquilo comiendo hierva.

El profesor empezó explicar el ciclo de la vida animal, cuando de repente el lobo se lanzó contra el venado para morderlo y destriparlo, todos gritaron con terror, y el lobo salió corriendo asustado por nuestros gritos.

El profesor nos regaño como es de costumbre, Jiyu y yo solo vimos todo sin hacer absolutamente nada de ruido, ni siquiera gritamos ante lo que vimos, tal vez porque ya vivimos algo mucho peor, como lo de anoche.

Y no le he contado lo que me pasó a mi desde un principio. Tenía la certeza de que si le contaba lo que me sucedió cuando llegué, creería que la que atrae todo eso sería yo y se alejara de mí.

Suena estúpido ya que mi antigua yo le valdría una mierda. Pero ahora que me hizo su amiga y tenía siempre su compañía no resultaba tan malo, comenzaba a gustarme y no quería que eso se terminara.

─ Mira una casa ─ Me golpeó suavemente con su codo y apuntó con su dedo índice una casa abandonada a lo lejos, se veía muy aterradora. ─ ¿Que tal si vamos?

─ ¿Estás loca?, acabamos de presenciar anoche cosas paranormales y además me has dicho lo cobarde que eres ¿No crees que sería algo obvio que algo pase ahí adentro? ─ ella se encogió de hombros.

─ Solo parece abandonada. No habrá nadie ahí y creo que solamente el campamento esté embrujado. Ya sabes, a veces he escuchado que algunas chicas han hecho invocaciones cuando vienen. Y pensé todo este tiempo de que algunas de las de aquí invocó algo y por eso sucedió lo de anoche. ─ no dije nada ─ no me mires así, solo me hago suposiciones. Vamos, será aburrido todo esta excursión, será como una aventura ¿Qué dices? ─ negué con la cabeza y tome mi mochila del suelo.

─ No puedo creer que siga tu estupidez ─ camine en dirección a esa casa fea y ella me siguió. La escuche soltar una risita

─ Me gusta tenerte de amiga, tal vez terminando de esta excursión podamos ir de compras al centro comercial ─ cada vez más nos acercamos a la casa.

─ No me gusta mucho salir de compras, lo regular cuando yo salgo es a la biblioteca más grande por libros que son mis favoritos ─ siento que alguien me observa y giro mi cabeza buscando con la mirada.

─ Pues iremos por tus libros y después al centro comercial, compartiremos pasatiempos juntas ─ decidí ignorarla pues vi a un hombre observándome detrás de un árbol. ¿Será uno de mis compañeros? No estaba segura. Tal vez nos acuse por salirnos del grupo o seguro que no se atreve entrar con nosotras a esta casa.

─ Que cobarde... ─ pronuncié aún caminando y vi como sus manos se hicieron puño, pero aparte mi vista cuando Apirl me llamó.

Cuando entramos a la casa revisamos cada rincón de esta, vacía, no había nada. Todo estaba lleno de telarañas, las ventanas estaban rotas y habían ramas creciendo entre el suelo y la pared.
 
─ ¡Ahh! ─ un grito de Jiyu logra sobresaltarme.

─ Cielos, Jiyu. Un día de estos juro que te golpeo ─ toqué mi pecho ante el susto. Mire el rostro de ella quien se mantenía fija al frente y entonces la seguí. Estaba viendo a un hombre. Era el mismo hombre que vi en el bosque estando dentro del autobús ─ ¿Quién eres? ─ le pregunté.

Me miró fijo, mantenía sus manos tras su espalda, tenía calzado esta vez, unas botas negras militares. Su piel era más pálida de lo que recordaba, su cabello era un negro intenso y sus ojos. Esos ojos azulados que me escaneaban con descaro cada parte de mi cuerpo me estremecieron. Fue algo raro y por un instante vi una leve sonrisa de lado en su rostro.

Mi pregunta quedó al aire pues no respondió, sólo nos miró a ambas por última vez y caminó dándonos la espalda para meterse en las siguientes habitaciones.

─ Que grosero ─ dijo mi ahora amiga cruzada de brazos.

─ Vámonos, se darán cuenta de que no estamos y habrá problemas, no quiero que me castiguen ─ nos encaminamos para salir de aquella casa.

Una puerta que antes no estaba se cerró casi sobre nuestra cara. Fue tan ruidoso que hizo eco por toda la casa y por impulso soltamos un grito asustadas.
Cuando giramos el rostro casi nuestros ojos se caían de la impresión al ver que esa casa llena se ramas y rota estaba totalmente en buen estado, elegante y con muebles. Como si nunca hubiera estado abandonada cuando llegamos. Parecía habitada.

La mano de Jiyu encontró la mía y me dio un apretón.

─ Te dije que algo como esto iba a pasar si entrábamos aquí ─ solté muy asustada aún sin poder creer lo que veía.

─ Ya no quiero estar aquí, fue una mala idea venir ─ nos giramos y empezamos a forzar la puerta para abrirla.

Pero una risa hizo detenernos. Inmediatamente nuestros cuerpos se giraron por instinto y a nuestro lado había un hombre con una marca atravesada el ojo con unas enormes alas negras.

¡¿Que diablos era eso?!

Era el mismo hombre que vi por primera vez en el bosque, el mismo que estaba hace unos momentos aquí.

─ ¡Aahh! ─ Gritamos y salimos corriendo como alma que lleva el diablo al otro lado de la habitación lo más lejos de él.

Subimos por instinto las escaleras o eso creí porque Jiyu seguía cada movimiento que hacía. Giré un momento mi cabeza y me di cuenta que el nos seguía a paso lento. Estaba aterrandome.

Jiyu entró a una habitación seguida por mi pero ella voló en el aire hasta salir de la habitación y golpearse contra la pared del pasillo.

─ ¡No, Jiyu! ─ corrí asustada hacia ella pero la puerta se cerró en mi cara con tanta fuerza soltando un sonoro ruido. Tomé la manija y comencé a intentar abrirla pero no podía. Quería llorar, gritar. No sabía si ella estaba bien, si íbamos a morir.

─ ¡Suni, por Dios abre la puerta! ─ golpeó para que le abriera. Una parte de mi se alivió al escucharla.

─ ¡No puedo, no quiere abrirse! ─ intentaba girar la manija con fuerza y desesperación. No abría.

Siento una presencia tras de mí y detengo lo que hacía. Mi cuerpo se giró con lentitud mientras aún escuchaba la voz de mi amiga. Era el quien estaba de tras de mí y no pude contenerme, grité asustada.

─ ¡Suni!, por favor dime que estás bien ─ golpeaba la puerta con fuerza.

Estaba aterrada, el desapareció y apareció más cerca de mí, quise volver a gritar pero mi voz ya no salía. No sé si era el miedo pero mi cuerpo ya no me respondía. Retrocedí hasta tocar la pierda con mi espalda, quería estar lo más alejada de él. Los gritos de Jiyu ya no se escuchan.

Una sonrisa surco en sus labios mirándome, esa era la sonrisa. La siniestra que ya había visto antes. Tenía mucho miedo y fue inevitable que de mis ojos saliera una esperada lagrima. Yo me conocía, ni siquiera podía aguantar una película de terror solo soportaba leerlas. El extendió su mano para tocar mi rostro y por inercia cerré mis ojos.

─ Lo siento ─ dije al fin cuando pude pronunciar sonido de mis labios.

Me disculpe para minorar el hecho de que interrumpimos su casa, me lamentaba tanto ese hecho. Instruimos en su hogar y tal vez eso le hubo molestado.

─ Sshh... ─ abrí un poco mis ojos y vi que mantenía la sonrisa ─ Ya no soy tan cobarde, ¿no cres?.

Era él. El estaba en el busque viéndonos. Él me escuchó.

Su sonrisa creció aún más cuando se dio cuenta que comprendí todo. parecía que verme asustada le encanta. Su aspecto era tan psicópata y a la vez no podía dejar de mirar sus enormes alas tra su espalda. Era un demonio. Las mismas descripciones de los libros había leído hacían referencia a su aspecto.

Eso era él, y eran peligrosos.

Eran hermosos, de cuerpos tonificados. Diferentes tipos de sonrisa para atraerte. La que te hacía caer a sus pies ante su bellaza o la que te decía que eras su próxima presa y que de esa jamás podrás escapar de sus tormentos.

El tenía todas esas cualidades que leía, su cuerpo era robusto, su altura era muy alta. Casi dos metros y tenía que alzar la vista por la gran diferencia, yo no era bajita, era todo lo contrario mi metro sesenta y nueve.

Él bajó su mano a mi rostro y solo me mirababa, no quería bajar la guardia, eran engañosos, manipuladores. Su sonrisa había desaparecido y de sus facciones mantenía sus cejas fruncidas. Una completa seriedad llenaba su rostro. Parecía que no tenía intención de hacerme daño, ya no hacía nada más que mirarme, y más mi cabello rubio.

Me dediqué a mirar su rostro, aquella sicatriz en especial. Mi cuerpo ya no estaba temblando al contrario, me sentía más tranquila. El estaba frente a mí mirándome detalladamente solo unos sentimientos teníamos de espacio. Tenía la intención de tocar esa sicatriz, pero y ¿Si se molestaba?. Que estúpida estaba siendo, queria tocarlo.

¿Que te ocurre Suni? estás con una presencia paranormal encerrada en una habitación y ¿solo piensas en tocarlo?

Pero yo siempre he sido curiosa cuando hay algo que me asombra y ahora que estaba tranquila y el no hacía nada presenti que no se molestaría. Entonces con valor extendí mí mano y pude sentir su pecho, quería darme cuenta de que si su temperatura era fría o de calor. Cuando lo toque lo sentí tenso. No supe si lo que hice le sorprendió o se contenía para no atacarme.

Era la primera vez que había tocado a un demonio. Si mamá supiera de esto ya me habría dicho que iría al infierno.

¿A caso eso era posible?.

El miró mi mano extendida en su pecho duro. Se miraban sus músculos marcados a través de su camiseta oscura. Mi mirada viajo a sus alas que estaban más de cerca. Eran hermosas, tenía la intención de tocarlas pero eso ya sería un reto cuando había leído una vez que eso era una muerte segura. Ellos podían matar para comer, o por diversión. Bajó la mirada aún más para dar con mis ojos verdes. Su rostro serio aún se mantenía fijo en mi.

Tenía el presentimiento de que me atacaria en cualquier instante pero no lo hacía. Solo me miraba, mis ojos y mis labios.

─ ¿Quién eres? ─ pregunté y quise tocar esta vez su rostro, su piel expuesta. No me importó las consecuencias después de eso, solo que mi curiosidad era más fuerte. Su sicatriz quería tocarla pero no pude llegar ahí cuando escuché su grave voz.

Tu pesadilla mi bella, Suni...

Y todo se volvió negro para mí.

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