𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋: 𝐄𝐋 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑 𝐄𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐑𝐎
En este especial, Urabe y Kumiko tienen cuatro años.
Hoy es el primer día en la guardería para Hanji Urabe, un niño muy solitario y tímido. Él cuenta con cuatro años, y es su segundo año en la guardería. Ingresó a la guardería a los tres, sin embargo, por un pequeño inconveniente, no pudo ir a clase a mitad de año, estuvo un mes sin ir a clase, pero logró terminar el año, no hubo problema alguno.
Y en realidad ese inconveniente no era tan pequeño, porque por ese inconveniente estuvo meses internado, sin poder ir a la guardería.
¿Qué fue lo que pasó exactamente? Esto: él contaba con tres años de edad, y había ido con su mamá a aprender a andar en bicicleta a una colina que había en la ciudad.
─Hanji, ¿estás listo para aprender a andar en bicicleta?─ le preguntó su mamá, muy entusiasmada.
─No lo sé...─ respondió el pequeño, un poco inseguro.
─¿Te da miedo? Es muy normal, a todos nos ha pasado cuando lo hicimos por primera vez. Nos hemos caído, nos hemos chocado, nos ha pasado de todo...
─Yo no me quiero lastimar.
─Nadie quiere, Hanji, pero de una te voy a avisar que vas a cometer errores al aprender a andar en bicicleta.
─Mami...
─Tranquilo, yo no voy a permitir que nada malo te pase. Te voy a proteger, porque para eso soy tu mamá, ¿no?
─Supongo─ el joven estaba cabizbajo y un poco desanimado. Su mamá lo notó y se acercó a su rostro.
─Oye, todos los niños aprenden a andar en bicicleta, no hay nadie que no pueda. Si logras dominarlo, podrás andar en ella por todo el barrio, podrás ir a la escuela en ella para que no tengas que caminar, y podrías ir a salir con tus amigos, ¿no te suena divertido?
─Ni siquiera tengo amigos, mamá.
─Aun eres muy pequeño, generalmente los niños suelen tener sus primeros amigos alrededor de los cuatro años. Quizás cuando entres a la guardería en unas semanas tendrás un amigo. La guardería Nishigaoka es bastante grande, la verdad, y muchos niños van ahí. Confío en que tendrás muchos amigos.
─¿Tú crees, mami?
─Por supuesto, mi niño. Siempre debes hacerle caso a mamá, es tu mejor consejera.
El pequeño estuvo unos segundos en silencio, pero lo rompió con una sonrisa y diciendo:
─Está bien.
─Ese es mi hijo─ lo tomó de las mejillas y le dio un beso en la frente─. Muy bien, lo primero que debes hacer cuando vas a andar en bicicleta es asegurarte de que tengas bien puesto el casco. Esto es para cuando empiezas a andar las primeras veces, pero mucha gente no lo usa cuando es mayor porque ya tiene más control sobre la bicicleta, aunque es recomendable que lo sigas usando, ya que no sabes cuando podrías tener un accidente en la calle y el casco te puede salvar la vida.
─B-bueno...
─Lo más importante a la hora de andar en bicicleta es poner las manos en el manubrio, agarrándolo, con eso controlas la dirección de la bici, y los pedales, que es lo que tienes abajo. Con ellos la bicicleta empieza a moverse, tienes uno arriba y otro abajo, tienes empujar los pedales hacia adelante, no hacia atrás, porque sino no avanzas, ¿entendiste?
─S-sí.
─Bien, yo te voy a agarrar por atrás, y tú vas a hacer lo que te dije, cuando sientas que lo puedes hacer solo, me avisas y te suelto, ¿te parece?
─Sí, mamá.
─Muy bien. Prepárate.
Hanji agarró el manubrio con las manos y apoya los pies en los pedales; el derecho en el de más arriba y el izquierdo en el de más abajo. Su mamá lo tomó de la cintura.
─¿Listo?
─S-sí.
El pequeño empezó a pedalear, agarrándose fuerte del manubrio, mientras su mamá lo empujaba. Poco a poco Hanji comenzó a tomar confianza en la bicicleta, tanto que luego de unas diez veces de que su mamá lo empujara, le pidió que lo dejara hacerlo solo.
─¡Lo quiero hacer solo! ¡Lo quiero hacer solo!
─Ah, ¿viste que es divertido y que te ibas a animar? Muy bien, te suelto en tres... dos... ¡uno!─ soltó a Hanji.
El pequeño, por una vez en su vida, empezó a sentir adrenalina. El viento pegándole en la cara y la velocidad con la que iba lo estaban volviendo loco. Realmente lo estaba disfrutando como nunca antes.
Lástima que después ocurrió lo que ocurrió...
Estaba tan inmerso en pedalear que no vio la piedrita que había en el camino. La bicicleta la agarró y Hanji perdió el equilibrio. Cayó al suelo y al estar al borde de la colina, empezó a rodar hasta la base de ella, donde había una roca grande...
El oji-verde se estrelló contra ella.
─¡HANJI! ¡HANJI! ¡NO PUEDE SER! ¡HANJI!
A sus tres años de vida, había quedado inconsciente.
Milagrosamente, no fue nada grave. Perdió bastante sangre, pero nada del otro mundo. Estuvo días con dolor de cabeza y decaído, además de que le quedó una pequeña cicatriz en medio de las cejas, que fue donde más impacto hubo. La cicatriz tenía forma de cruz.
─Debo decir que fue un milagro, señora Urabe. Por ese choque se le pudo haber formado una cicatriz aun más grande, y con eso pudo afectar a sus ojos, nariz, o inclusive el cráneo. Pudo haber causado pérdida de memoria o hasta un derrame cerebral...
Sakana no podía creer lo que había ocasionado. De todos los lugares que había en la ciudad para andar en bicicleta, el parque, la calle de su casa, tuvo que haber escogido una colina. Era más que obvio que pudo haber pasado algo como esto, y aun así pasó por alto eso y llevó a su hijo a andar en bicicleta ahí, y ahora tiene una cicatriz en la cara y pudo haber sido peor, pudo haber muerto a su muy corta edad por su culpa. Se sentía tan culpable...
Mientras Sakana había quedado traumada por eso, Hanji estaba aterrado por lo que había ocurrido. Nunca volvería a subirse a una bicicleta en su vida, ni en un millón de años.
Ahora tiene una cicatriz en medio de las cejas, ya no tiene un rostro de niño, parecía un "monstruo", según él.
Durante los cinco meses restantes de clase la pasó muy mal. Sus compañeros de clase pasaban de él debido a su nueva apariencia. Cuando había ingresado, él era el típico "fantasma", nadie le prestaba atención, siempre estaba solo, pero ahora las cosas eran peores, todos lo hostigaban por su cicatriz. No lo incluían en los grupos, lo insultaban, diciendo "monstruo", "feo", entre otras cosas hirientes, y obviamente, no tuvo ningún amigo.
Y gracias a eso, surgieron inseguridades, problemas de autoestima, miedos, y cero ganas de ver a las personas.
El pobre Hanji Urabe tuvo unos meses muy difíciles, y Sakana no podía sentirse peor.
Juró con su vida que buscaría hasta el cansancio a alguien que llene su vacío en el corazón.
Y así llegamos al día de hoy, trece de septiembre de 2010. Sakana, Satoshi, el padre de Hanji, y el pequeño, caminan juntos a la guardería. Hanji no se ve nada feliz. Volver a ese lugar tan hostil significa soportar una vez más todas las humillaciones.
─Vamos a hablar con la maestra para que les ponga un alto a esos niños, ¿sí? No te preocupes, Hanji, este año vas a hacer un amigo que te haga sentir bonito al venir aquí─ le dice Sakana para tratar de animarlo, pero su hijo camina cabizbajo y muy serio.
─No creo que nadie quiera estar conmigo, mami─ responde, sin siquiera mirarla. Lo único que mira es sus pies, atento por si hay rocas en el camino... No vaya a ser cosa que se vuelva a tropezar y le genere una nueva cicatriz.
Sin duda ese accidente lo dejó traumado.
─Hanji...─ Sakana se siente terrible por el estado de su hijo. A los cuatro años y no sonríe jamás─Por favor, universo, te lo suplico, haz que mi hijo sonría. No quiero que crezca sintiéndose una mierda. Por favor te lo pido─ reza. Siempre fue creyente del universo, se vale soñar, dicen algunos.
Al llegar a la guardería, Satoshi y Sakana fueron a hablar con la maestra de Hanji, mientras él se quedó solo en el patio, sentado debajo de un árbol.
En eso, se acercan los niños que lo molestaban el año pasado.
─Hey, pero miren quién llegó, el monstruo.
─¿Por qué vienes a esta escuela si nadie te quiere? Deberías volver al puente de donde saliste─ dice uno de los niños, y el resto se ríe.
Hanji se encoge más y más en su lugar.
─Eres muy feo, nadie te quiere.
─¡Ni siquiera se te ocurra sentarte a mi lado en el salón!─ otro niño le tira una bola de papel en la cabeza.
─¡Feo!─ le escupe otro, y todos se van, dejándolo solo con su miseria.
Hanji abraza sus rodillas y apoya la cara en ellas, para romper en llanto. Esa fue una prueba de que este año iba a estar más solo que el uno, como dicen algunos. Para él, la guardería es el peor lugar del mundo. Los verdaderos monstruos son los otros niños, no él.
Sus padres vieron todo desde la puerta del aula, y quisieron ir a consolarlo.
Pero... alguien más fue.
─Disculpa.
Hanji, al escuchar esa voz, levanta la mirada, y la ve: una niña de cabello largo, lacio y... rosado. Un color muy poco común entre los japoneses. Sólo un diez por ciento de la población posee el cabello de un color distinto al negro o el marrón oscuro, que son los predominantes, y esta niña es muy joven como para teñirse el cabello, lo que significa que es su color natural. También tiene unos ojos grandes de color celeste, la piel clara, y una mirada superinocente que enamora a cualquiera.
La niña se agacha frente a él, viéndolo fijamente a los ojos.
─¿Por qué lloras?
─P-porque nadie quiere estar conmigo.
─¿Por qué?
─Por mi estúpida cicatriz en medio de las cejas. Sólo me trajo problemas, todos me tratan mal y piensan que soy un monstruo...─ vuelve a romper en llanto, cubriendo su rostro con sus manos, y su cuerpo salta por el llanto.
La niña quita sus manos de la cara.
─No llores más, por favor─ le quita las lágrimas al oji-verde con sus dedos largos y finos. Hanji sintió una especie de escalofrío por su tacto─. Tu apariencia no debería ser motivo de burla, además, no tiene nada de malo tener una equis en la cara─ la toca suavemente con la yema de su dedo índice─. ¿Te duele?
Hanji niega con la cabeza.
─Sinceramente me gusta como se te ve. Es algo fuera de lo normal, y eso me gusta─ sonríe, mostrando los dientes, y unos hoyuelos hermosos─. No le hagas caso a lo que te digan los demás, ellos no saben valorar lo hermoso y diferente que eres.
El pequeño no puede creer que finalmente alguien se animó a hablarle, y no de manera agresiva y ofensiva. Esa niña es muy amable con él.
La pelirrosa le da un abrazo para consolarlo.
─No llores, ¿sí? Un abracito para hacerte sentir mejor, jiji.
─D-dime, ¿cómo es tu nombre?
─Kumiko Sakagami, ¿y el tuyo?
─Ha-hanji Urabe...
─¿Quieres ser mi amigo?
─¿Tu... amigo?
─Síp. Estoy muy solita debido a que me acabo de cambiar a esta escuela, jiji─ se rasca la nuca─, y tú no pareces tener muchos amigos, entonces... ¿qué dices?
Por fin está sucediendo. Al final su mamá tenía razón cuando le dijo que a los cuatro años es cuando se empieza a tener amigos. Hanji tiene en frente suyo a su futura primera amiga, una niña muy linda y que a simple vista parece una persona muy hermosa.
─Y-yo...─ deja a un lado sus inseguridades y sonríe─Sí, quiero que seamos amigos los dos.
─¡Qué bien!─ lo vuelve a abrazar con fuerza. A Kumiko le encanta dar abrazos a la gente, es una niña muy amorosa.
Sus padres y la maestra observan maravillados esa escena.
─Hanji, al fin hiciste una amiga─ dice Sakana con mucha alegría─. Espero que esa pequeña tan encantadora pueda ayudarlo a olvidar su trauma y hacer que sea feliz...
Pero lo que ellos no sabían, era que esa niña es aun más maravillosa de lo que parece. Kumiko va a ser fundamental en la vida de Hanji, no sólo por ser su primera amiga, sino también porque lo ayudará en lo que reste de su vida.
Esa hermosa sonrisa no se va a borrar de la mente de Hanji nunca más.
https://youtu.be/o5SSGhmTvr0
Y con este especial se cierra la historia Mi novio es un vampiro.
Espero que la hayan disfrutado. Fue un placer reescribirla porque quedó mejor de lo que hubiera imaginado hace tres años, cuando la escribí.
Y a partir de mañana saldrá la precuela, donde veremos las aventuras de estos dos cuando eran niños. Habrá franquicia para rato ;)
Nos vemos ♥
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