XVIII. 𝐄𝐋 𝐀́𝐍𝐆𝐄𝐋
Megumi llora abrazada a su padre. Está muy asustada de perder a su mamá. La ama con gran parte del corazón. No va a soportar perderla.
─Tranquila, hijita, todo va a estar bien. Mami se va a recuperar.
Es lo que Shun le dice todo el tiempo, pero en el fondo-fondo, está muy inseguro de sus propias palabras. Los doctores dicen que su estado es "frágil", y ella jamás fue atacada de esa forma. Su cuerpo es débil a comparación del de sus amigos. Sin duda, el haber sufrido golpes al estómago y que le apuñalaran de esa forma, fue brutal para ella. Otra cosa que dijeron los doctores, fue que milagrosamente no llegó a dañar el estómago o un órgano vital, lo que es muy buena noticia, pero todo depende de si el cuerpo de Kumiko logra resistir, porque es realmente débil, no por tener defensas bajas ni nada de eso, pero no está preparada para aguantar ese tipo de herida.
Todos están reunidos en el hospital, específicamente en el consultorio donde está la pelirrosa, con la mascarilla de oxígeno.
─Pobre Kumi...
─Cuando Megumi la vio así por primera vez, se horrorizó. Esa imagen mental la dejó traumada─ dice Shun con seriedad.
─Entonces menos mal que no la vio cuando Zenkou la apuñaló... Hubiera sido diez veces peor─ dice Kokoro.
─Es verdad. Fue algo horrible de ver─ comenta Tomi.
─No puedo creer que la hayan dañado de esa forma el día en que todo debía salir perfecto... Me siento tan culpable─ dice Karuta, agarrándose la cabeza con sus manos.
─Deja de culparte, Karuta. No lo sabías. Nadie lo sabía. Si lo hubieras sabido, no lo hubieras hecho. Tú sólo querías ser feliz y hacer felices a los demás con tu música. Eso no tiene nada de malo. Este tipo enfermo apareció en el momento menos oportuno, pero no tiene nada que ver contigo. Tú nos salvaste, Karu─ Sawada toma ambas manos de la pelirrosa entre las suyas.
─Cierto. Tú fuiste la única que tuvo la fuerza y la voluntad necesarias para acabar con él.
─Bien hecho, Karuta. Estamos orgullosos de ti─ le dice Kishida.
─Gracias─ sonríe con los ojos cristalizados─. Luché pensando en todos ustedes, que son lo único que tengo en esta vida...
─Ejem─ carraspea Sorimachi, llamando la atención de los demás─. No olviden que fui yo quien distrajo a ese monstruo para que Karu-chin lo matara.
─Pero lo importante es matar al enemigo, no bailar Levan Polkka frente a él─ le responde Hyuga.
Todos los demás se ríen.
─Qué malos que son─ dice, cruzado de brazos, un poco ofendido.
─¿Saben? Es tan raro estar riéndonos así sin Kumi...─ habla Nakayama, apenado.
─Sí...
El resto baja la mirada, con pena y preocupación.
De repente se escucha el sonido del monitor de eventos cardíacos, el "beeeeeeeep", cuando una persona fallece...
─N-no...
─Ku-kumi...
─No puede ser...
Todos están aterrados e impactados por lo que eso significaba.
─Upps, perdón, es mi teléfono─ Sorimachi lo saca de su bolsillo y atiende la llamada─. Kei, estoy en el hospital viendo a Kumiko.
─...
─¡Te dije que voy a llegar tarde! ¡No puedo hacer todo por ti...!
─¡SORIMACHI, LA PUTA QUE TE PARIÓ!─ grita Wakashimazu detrás de él. Está muy furioso.
─M-me tengo que ir, Kei─ cuelga la llamada─. K-k-ken... n-no hace falta estar tan enojado...
─¡¿CÓMO QUE NO?! ¡LE PONES ESE SONIDO HORRIBLE AL RINGTONE DE TU CELULAR EN MOMENTOS COMO ESTE!
─¡No es mi culpa que Kei me llamara ahora para pedirme que lo cubra!
─¡SORIMACHI, ¿QUIÉN CARAJO PONE ESE SONIDO COMO TONO DE LLAMADA?! ¡¿EH?! ¡¿QUIÉN?!─ grita Nitta, totalmente enojado.
─¿No creen que es muy original?
─¡No, para nada! ¡Kumi está en estado frágil y pones ese sonido!
─¡Pensamos que Kumiko había muerto!
─Disculpen─ un doctor entra al consultorio─, ¿serían tan amables de no gritar así, por favor? La paciente necesita silencio.
─Lo sentimos doctor.
─¿Ven? Tienen que aprender a controlar sus gritos─ les dice Sorimachi, con los brazos cruzados.
─¡Cállate!─ Ken le da un golpe en la cabeza, tirándolo al piso.
─¡Auchiii! ¡Mi cabecita!
─¡¿Qué estás diciendo?! ¡Es imposible no enojarse con tus estupideces! ¡Bailando Levan Polkka frente a un asesino y ahora esto!
─¡Pero lo de Levan Polkka funcionó a la perfección!
─¡No me importa!─ lo persigue por todo el consultorio.
─¡No, Ken! ¡Por favor!
─¡VETE YA!─ le da una patada en el trasero que saca a Sorimachi de la habitación.
─¡Ayyyy! ¡Mi traseritooo!
─¡Y NO VUELVAS!
─Shh─ le dice el doctor.
─Lo siento, pero ahora que se fue, estoy más tranquilo.
Yoshiko se está aguantando la risa.
─S-sorimachi, cuida que no te den por la retaguardia.
Kokoro y Naoko no pueden evitar reírse por su comentario.
─Kumi, por favor, resiste...─ dice Shun con preocupación.
Kumiko está en un espacio enorme, por no decir infinito, y oscuro. Es un sueño. O bueno... llamémoslo sueño, pero digamos que su subconsciente finalmente reaccionó y está tratando de entender qué está pasando.
─¿Q-qué es este lugar...? A quién engaño, debe ser un sueño. Ya he estado en este lugar antes.
La pelirrosa decide caminar un poco a ver a dónde la lleva. Caminó un buen rato hasta que se encontró con unos portales, por así decirlo, con recuerdos en los que ella era feliz.
─Son... mis recuerdos del pasado...
Vio el día en que fue a un festival de verano con Urabe y Yoshiko, ella llevaba un kimono rosado, estampado de flores, y se había comprado un algodón de azúcar luego de varios meses sin haber probado uno.
Luego vio un recuerdo en el que ella estaba jugando un videojuego de Héroes de Saitama con Urabe. Ella obtuvo una victoria contra Zekata, una villana creada por un fan de la serie para el juego, y ella y Urabe chocaron los cinco.
Otro recuerdo que vio fue cuando empezaron la secundaria, y Kishida y Urabe se quejaban de que el uniforme era muy caluroso, pero a fin de cuentas los hacía ver más elegantes, según Kumiko.
─Jaja, no se quejen, se ven hermosos─ les dijo.
─Jeje, gracias, Kumi-sempai.
─Nos sentimos más galanes.
Un recuerdo que le causó mucha felicidad fue el de la primera vez que conocieron a Nitta, y los del cuarteto Otomo lo adoraban.
─Amigos...─ se le cristalizaron los ojos.
Y el último recuerdo que vio... fue el de su nacimiento...
No entraría como recuerdo porque ella no se acuerda de ese día, obviamente, pero simplemente apareció ese recuerdo ahí.
─¡Oh, Daichi, es Kumiko! ¡Es muy hermosa!─ exclamaba Tomoko de la felicidad.
─Así es, es una cosita hermosa, y heredó la belleza de su mamá─ le dio un beso en la frente a su esposa─. Kumiko, bienvenida al mundo. Nosotros somos tus papás, y estamos muy felices de que hayas nacido.
Ese recuerdo hizo que a Kumiko se le cayeran las lágrimas. Ojalá pudiera volver en el tiempo, repetir toda esa historia hermosa que fue su vida, y evitar las cosas malas, la muerte de Ai, la aparición de los Kurushinda, su posible muerte...
Empieza a pensar en todos sus amigos, Urabe, Yoshiko, Kishida, Nakayama, Nishio, Kokoro, Tomi, Naoko, Natsuki, Hyuga, Wakashimazu, Sawada, Sorimachi, Rei, Chie, Karuta, su hermana Emiko, sus padres, hasta en Nitta y Megumi. Todos ellos estuvieron con ella en cada momento de su vida. No podría estar más feliz de haber tenido una familia tan amorosa como esa y amigos tan fieles como ellos.
─¡N-no me quiero separar de todos ustedes!
─Kumiko.
Esa voz hizo que le dieran escalofríos. Frente a ella se está manifestando una forma, envuelta en una luz blanca.
¿Qué les parece? Es Ai.
─A-ai...
─Así es, soy yo. He querido hablar contigo desde hace tanto tiempo... pero como estoy muerta, no es posible hablar contigo en el mundo físico.
─Pero... he escuchado tu voz varias veces.
─Sí, pero no podía hablar contigo directamente, como lo estamos haciendo ahora. Soy un fantasma, no me puedes ver, obviamente, pero encontré la forma de hablarte, y es en tu mente.
─¿Tú... no fuiste al cielo luego de morir?
─No, Kumiko, no puedo ir a menos que esté en paz.
─No has estado en paz desde entonces...
─No, porque esos tipos seguían con vida y no descansaban hasta haberte matado.
─Entiendo... pero todo se acabó, Ai-chan, ellos ya están muertos─ sonríe con lágrimas en los ojos─. Por fin puedo vivir en paz, si es que vivo...
─Claro que vas a vivir, Kumiko, eres fuerte. Tienes que levantarte, no puedes dejar a tus amigos, a tus padres, a Shun y a tu hija.
─Con que has estado viendo todo, ¿eh?
─Sí, muchas felicidades por tu hija, es preciosa, como ustedes dos─ toma las manos de Kumiko─. Felicidades a todos, a Kokoro por volver a ser feliz, a Kishida, Nishio y Nakayama por tener pareja, a todos y a cada uno de tus amigos por ser quienes son. Ojalá yo hubiera tenido la misma suerte con mi familia...
─Ai...─ la abraza y rompe en llanto en su hombro─¡Si tan sólo pudiera traerte de vuelta! ¡Quiero que volvamos a ser amigas como en el pasado!
─Yo también quiero estar contigo. No puedo creer que intenté asesinarte, y no puedo creer que por mi culpa estos sujetos hayan querido matarte.
─No, no fue tu culpa. Estabas totalmente sola, y tenías la mente dañada de tantos abusos y traumas. Zenkou te ayudó, pero fue una maldición, porque terminaste muriendo por tus impulsos asesinos, al igual que los demás...
─También me siento horrible por haber asesinado a Sekai y a los compañeros de Nitta.
─No fue tu culpa, Ai-chan. No fue tu culpa─ le acaricia la espalda.
─Ay, Kumi, eres tan buena... A pesar de todo lo que hice, me perdonas y me sigues queriendo cuando no deberías hacerlo.
─Ai... me es imposible odiarte a pesar de lo que hiciste. Tanto tú como esos sujetos sufrían de soledad y violencia extrema, y necesitaban de alguien que los salvara... Sólo que se toparon con la persona incorrecta. Zenkou los volvió asesinos, los hizo vengarse, pero esa venganza los terminó matando...
─Ti-tienes razón... Si tan sólo no lo hubiera conocido... Si tan sólo no hubiera conocido a Airi, mejor dicho, que fue la que me llevó con él.
─Airi...
─¿Pero sabes qué? Estoy bien estando muerta. Claro que los extraño a ustedes, que es por lo único por lo que quiero volver a la vida, pero estoy con mi hermanito, que su muerte fue lo que empezó todo esto. Los dos estamos juntos todo el tiempo, volando a través de las nubes, mirando todos los amaneceres y atardeceres, y cuidándonos entre los dos. Estar con él ya es más que suficiente para mí.
─Ai...
─Kumiko, como esos sujetos están muertos, ya estoy tranquila de que ustedes no están en peligro, por ende, Raito y yo podemos ir al cielo verdadero, como hemos querido...
─¿Ya te vas a ir?
─Sí, pero no te preocupes. Vamos a estar bien si ustedes lo están. Quién sabe, quizás algún día podamos reencarnar y volver a encontrarnos.
─¿Reencarnar?
La peliblanca asiente.
─Por favor, disfruta tu vida, disfruta de ser mamá, disfruta de estar con tus amigos, y piensa que yo ya estoy bien.
La pelirrosa la abraza más y más fuerte.
─¡S-sí, Ai-chan! ¡Te quiero!
A Ai se le caen lágrimas también.
─Y-yo también, Kumi. Siempre te quise. Esos días con ustedes fueron increíbles, y los quiero volver a repetir.
─Por favor, reencarna y vuelve con nosotros.
─Lo haré. Trata de recordar esta apariencia, jaja.
─Sí.
─Bueno, Kumi, supongo que este es el último adiós─ se separa de ella─. Me hubiera gustado estar contigo todos estos años, para ver la mujer en la que te has convertido.
Kumiko no puede contener las lágrimas.
Ai muestra una última sonrisa, bañada en lágrimas.
─Adiós, Kumiko.
Ai Yamabuki desaparece de este mundo.
─Ai...
Kumiko se da cuenta de que Ai la ha estado protegiendo todo este tiempo. Como estaba en la Tierra y era un fantasma, podía manipular cosas, por ejemplo. En el incidente de Hideki, por ejemplo, fue ella la que activó la ubicación de la pelirrosa para que la pudieran encontrar, más fácil. El simple hecho de que Ai hizo todo eso por ella, la pone realmente feliz. Significa que Ai realmente la quería. No había rencores entre las dos, como cuando eran amigas.
─Ai me ha estado protegiendo para que yo pudiera vivir con todos mis amigos y mi familia... No puedo decepcionarla. ¡Tengo que vivir! ¡Tengo que estar con ellos! Soy su ángel, como dicen ellos, no puedo morir─ mira hacia arriba─. ¡YO VOY A SEGUIR VIVIENDO!
Su voz hace eco en todas partes.
En eso, una luz aparece arriba...
─Mami...─ Megumi realmente está muy preocupada por su mamá.
─Tranquila, Megumi. Va a despertar en un rato. ¿Por qué no vamos a jugar con los juguetes de Héroes de Saitama?
─Yo...
─¿Alguien dijo Héroes de Saitama?
Kokoro, Urabe y Megumi se dan la vuelta al oír esa voz.
La pelirrosa por fin despertó.
─Ku-ku-ku-ku-ku-kumi...
─¿Kumiko? ¿Es lo que querías decir? Jeje...
Kokoro le da un abrazo fuerte.
─¡KUMI-CHAN! ¡Nos tenías muy preocupados!
─¡Mami!─ Megumi salta arriba de ella y se acurruca en su pecho─¡Pensé que te ibas a morir!─ empieza a llorar.
─Ay, mi amor, perdón por haberte asustado. Estuvo muy cerca...
Su hija sigue llorando.
─Ya, Megumi, mamá está bien. No me voy a morir, ni ahora ni nun...
─¡WAAAAA! ¡MI ANGELITO SIGUE VIVO!─ Urabe salta arriba de las tres y llora en el cuello de la pelirrosa.
─¡AY, BRUTO!
─¡No seas bestia!─ Kokoro le da una patada en el trasero.
─¡AY! ¡Tú no seas bruta, rubia salvaje!
─¡¿No ves que está recién recuperada?! ¡No saltes de esa forma!
─¡Eso me dolió!─ se queja Megumi.
─Uy, perdón, ternurita, me emocioné de más, jiji.
─Awww, qué lindo que es el amor de madre e hija─ Sorimachi aparece en la puerta, sonriendo con ternura.
Megumi está recostada en el vientre de su madre, y ella la acaricia cuan dueño acaricia a su gatito.
─Voy a ir por los demás─ el oji-azul sale del consultorio.
En eso Kumiko mira por la ventana y logra ver a Ai, sonriéndole desde el cielo.
─Ai-chan...
─¿Huh? ¿Dijiste algo, Kumi?─ le pregunta Kokoro.
─No, nada, jeje.
Ai desaparece del cielo.
Kumiko da un suspiro de alivio.
─Estoy bien. Todo está bien.
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