V. 𝐋𝐀 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀 𝐂𝐀𝐍𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒
Shun colocó a Megumi en su cama junto a su conejito de peluche, Rin, para que pudiera dormir un poco. Ha tenido un día muy agotador.
─¿Cómo te fue en el dojo de Wakashimazu, vampirito?─ le preguntó Kumiko.
─Bien, por suerte. Pude darle un golpe en la cara, jaja.
─Wow, sí que te has vuelto más fuerte, pero trata de no lastimarlo─ ríe levemente.
─Nah, Wakashimazu es un hueso difícil de roer. Por cierto, ¿cuándo va a estar la cena?
─Ya se está haciendo en la olla el arroz, y el pollo está en el horno. Está casi listo.
─Bien. Mañana cocino yo, así descansas un poco de la universidad.
─Estoy bien, Shun. No es tan pesada como en otras carreras. La que está demasiado estresada es Chie, que estudia Medicina, una de las carreras más largas del mundo.
─Pero está en tercer semestre, tampoco hace demasiada cosa. No ha comenzado con las disecciones de cuerpos aun.
─Aun así es agotador, según ella.
─Quizás se deba a que ella estuvo tres años sin estudiar por estar con los Kurushinda, luego entró a preparatoria y pasó de una a la universidad. Debió haber olvidado lo pesado que era estudiar, y más una carrera como lo es Medicina.
─Puede ser. Pero tú no te preocupes por mí. Estoy bien. Tengo que tener muchas energías para ser la mamá de Megumi─ sonrió de oreja a oreja.
─Tienes razón, nena. Es que a mí me encanta cocinar.
─Lo sé, pero podemos cocinar los dos juntos, como la primera vez que me enseñaste a hacer las galletas glaseadas de cerditos, ¿lo recuerdas?
─Ah, sí. Fue en verano antes de entrar a segundo de preparatoria. Recuerdo que fue un día muy divertido.
─Y luego papi nos vino a buscar a mí y a Emiko a tu casa para ir de paseo con él y mamá a la costa de noche. Fue muy lindo. Además les encantaron las galletas─ dio un suspiro que tenía un deje de nostalgia─. Cuando era pequeña...
─No eras tan pequeña, tenías casi diecisiete años.
─Bueno, sí, pero a lo que me refiero es que me sentía pequeña a diferencia de ahora. Ya soy madre y todo.
─¿Y te sientes cómoda con eso?
─¡Claro que sí! ¡Soy tan feliz siendo la mamá de Megumi! No tengo ninguna queja, pero... esas eran otras épocas.
─Entiendo lo que dices. Yo me siento igual. Tenemos veintidós y veintitrés años, Kumi, y deberíamos sentirnos como adultos jóvenes, sin embargo, somos padres, y nos sentimos aun más mayores de lo que somos.
─Sí...
─Aunque de todas formas tenemos nuestro lado infantil de vez en cuando.
─Lo que me pone aun más nostálgica es el hecho de que antes de los dieciséis años la vida era un sueño, sin preocupaciones, sin miedo, sin pensar que estábamos en peligro de morir...─ su cara se volvió más seria.
─¿Hablas de Ai y esos sujetos?
La pelirrosa asintió, mirando al piso.
─Ya pasó, Kumi. Son cosas que pasan. Ellos no se merecían ese destino cruel, porque eran personas que sufrieron y nadie estuvo para ellos, pero entiende, o eran ellos o nosotros. Pudieron habernos matado.
─Ya sé, pero no deja de sentirse horrible ver cómo morían...
─Ay, Kumi─ le dio un abrazo─. Quedaste traumada después de tanto.
─No me gusta ver que las personas mueran injustamente. ¿Cuándo será justa la vida?─ su tono de voz sonó como roto. Kumiko está tratando de aguantar el llanto.
─Nunca. Lamento informarte que la vida no es justa y que nunca lo será, pero a pesar de eso te la tienes que jugar.
Kumiko se sorbió la nariz.
─El único lugar en el que la vida es justa con todos es en la imaginación de uno mismo, pero en el mundo real, las cosas son diferentes. Siempre va a pasar algo malo en nuestras vidas, pero después de lo malo siempre viene algo bueno, y después de lo bueno viene algo malo. Es un ciclo sin fin. Lo malo nunca dura para siempre, y lo bueno tampoco.
─Y... ¿estos momentos de paz que tenemos ahora se van a terminar?─ miró a su novio a los ojos. Sus ojos llorosos le rogaban a Shun que le dijeran: "No, no van a terminar".
─Me gustaría decir que no terminarán, porque no pareciera que vaya a ocurrir algo malo, pero un día nos va a tocar pelear contra ese sujeto que Chie y Karuta dijeron que sigue con vida.
La pelirrosa tragó saliva.
─Un día de estos podría venir por nosotros para intentar matarnos, al igual que los otros tipos, pero al igual que con ellos, lo vamos a matar para que ya no cause más problemas. Cueste lo que cueste, y va a costar, porque casi perdimos contra los otros dos la última vez, y si este tipo es el líder de esa pandilla, entonces debe ser mucho más fuerte de lo que eran ellos...
─Tengo miedo, Shun─ lo abrazó más fuerte.
─Pero no temas, Kumi. Vamos a acabar con este sujeto, aunque mi cuerpo se quiebre y sangre. Verás que cuando lo venzamos viviremos más tranquilos. Date cuenta de que es el último de ese grupo que quería matarnos. Después de él ya nadie querrá vernos muertos, y podremos vivir en paz. Hay que tener paciencia, que las cosas buenas llegan a su tiempo.
Kumiko recordó que siempre escuchaba esa frase salir de la boca de su mamá, hasta la anotaba en su diario. Tenía una página en su diario donde anotaba frases inspiradoras, y una de ellas era esa, "las cosas buenas llegan a su tiempo".
─Tú tranquila, yo nervioso. Bueno, no debería estar nervioso, porque Megumi quiere vernos felices. Vamos a estar felices para que ella esté feliz, y cuando sea la hora de pelear, todos vamos a dar todo de nosotros para que ese sujeto no vuelva a ver la luz del día.
─Pues... cómo me gustaría que eso pasara. Llevamos tantos años lidiando con personas que nos quieren matar sin necesidad alguna, que llegué a perder la esperanza de volver a vivir como cuando éramos niños.
─Pero vas a ver que ocurrirá. Tú ten fe. Te prometo que ese tipo ya no va a existir─ la tomó de las mejillas─. Yo quiero que mi nena sonría.
Kumiko sonrió levemente.
─¿Así?
─Me gustaría que esa sonrisa fuera más grande, pero está bien.
En eso Megumi bajó las escaleras, sosteniendo a Rin con una de sus manos, y con la otra se tallaba el ojo. Tenía sueño todavía. Recién se había despertado de una siesta.
─¿Ya está listo el desayuno, mami?
Ambos padres ríen.
─Pero si son las nueve y veinte de la noche, Megumi. No es hora de desayunar, es hora de cenar─ le respondió Shun.
─Ah, bueno.
─Ya está casi listo el arroz. El pollo ya lo voy a sacar del horno─ Kumiko se puso los guantes para abrir la puerta del horno, sacar la asadera con el pollo y dejarla arriba de la mesa.
─Tengo hambre─ dijo la pequeña, con una cara que denotaba mucho sueño─. Además soñé que Rin era enorme y que le crecieron alas, y me llevó a volar por un mundo lleno de arco iris y muchos conejitos.
─Vaya, qué lindo sueño, tesoro─ su madre la cargó en sus brazos. Su hija la abrazó con mucha ternura.
─Y luego ustedes aparecieron y me dieron de comer un enorme pastel de chocolate.
─Ahora que lo pienso, mañana es sábado y tengo más tiempo en la tarde para hacer cosas. Voy a preparar un pastel de chocolate para ti, Megumi. Si quieres puedes invitar a Dai y Eshima para que vengan a jugar.
─¡Síiiii! ¡Quiero que vengan a casa!
Kumiko quedó dubitativa al ver a su hija tan alegre. Recordó aquellos días en los que era una pequeña niña traviesa, y sintió mucha nostalgia.
─Sí, tal y como dijo Shun: tengo que estar bien para que ella también esté bien, y pueda tener una infancia muy feliz como la que tuve yo, y también para que tenga una vida plena. Sé que vamos a acabar con esto, yo confío en Shun y los demás. Después de acabar con ese sujeto, podremos ser felices de nuevo. No voy a dejar que Megumi sufra siendo una niña pequeña─ pensó.
Finalmente es sábado. Todos descansan luego de trabajar o de estudiar en la universidad. Los amigos de la pelirrosa, la mayoría, están paseando por la ciudad. Kumiko está preparando el pastel de chocolate con la ayuda de su madre para cuando lleguen Dai y Eshima, las amigas de Megumi.
─Tengo nutella para ponerle al pastel, Kumi─ dice Tomoko─. ¿Sabes si a las niñas les gusta?
─La otra vez cuando llevé a Megumi a la casa de Dai, las tres se comieron un pote entero de nutella, así que...
─Entiendo, jaja. Entonces le ponemos para que quede más suculento.
Megumi está en el patio de la casa de su madre, jugando con su padre al fútbol. Bueno, en realidad están jugando a la pasadita, porque Megumi es muy pequeña para jugar fútbol.
─¡Papi, quiero tirar como tú!─ exclama.
─¿Quieres hacer mi tiro del halcón?
─¡Síiii!
─Para eso se necesita mucha práctica, cariño─ se sienta a su lado y le despeina el cabello─. No es algo que puedas aprender de la noche a la mañana teniendo tan sólo tres años, casi cuatro. Yo logré dominarlo cuando tenía doce o trece años. Te hace falta un par de años para que puedas ser igual de buena que yo.
─Oh...
─Pero no te preocupes. Muy pronto todos van a ver por qué eres la hija de Shun Nitta.
─¡Shun, Megumi, ayúdenme a limpiar por favor!─ les grita Kumiko desde la ventana.
─¡Ya voy, nena! ¿Vamos a ayudar a mami con la limpieza para cuando lleguen tus amigas?
─¡Síiii!
─Jaja, ay, es tan entusiasta para todo─ piensa con mucha ternura─. Cómo se nota que es hija de Kumi, es idéntica a ella.
Shun está limpiando los pisos y Tomoko los muebles de la casa. Kumiko está terminando de decorar el pastel, Daichi limpia las ventanas y Megumi ordena su habitación, que en realidad es la de su mamá, pero le encanta recoger sus juguetes del piso y guardarlos en una bolsa con forma de cerdito.
─A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar─ cantaba mientras juntaba todo.
Una vez la casa estaba limpia para recibir a las niñas, todos se pusieron a esperarlas.
En eso, en la radio empiezan a anunciar algo genial:
─A continuación, un nuevo tema de una de las bandas más recientes, Memories.
─Uuuuh, Karuta logró componer una nueva canción─ dice Kumiko, emocionada.
─¡Mis tíos van a cantar!
─Shh, escuchen─ les pide Tomoko.
Se quedan en silencio para escuchar la nueva canción de sus amigos.
https://youtu.be/U0MBohFT6rg
La canción se escuchó en las radios de casi toda la ciudad. Todos y cada uno de sus amigos la escucharon, y quedaron boquiabiertos al ver que las canciones de Karuta y los demás son cada vez mejores.
─¡ES INCREÍBLE!─ exclama Kumiko.
─Oficialmente tengo nuevo tono de llamada─ dice Shun.
─¡Mis tíos son los mejores!
─Sinceramente la voz de Karuta es cada vez más bonita─ opina Tomoko.
─Qué suerte que tenemos al tener conocidos tan talentosos en el mundo de la música─ habla Daichi.
─La verdad que sí. Si hacen un conciertos, nos van a dar los asientos en primera fila, jaja.
─Oigan, alrededor de diez mil personas han escuchado nuestra canción─ les dice Karuta a sus amigos.
─¡¿Enserio?!─ exclama Rei de felicidad.
─¡Eso es todo!
─¡Somos los mejores!
─Sí, somos los mejores─ dice Karuta─. Y como somos los mejores, vamos a hacer esto: escribiremos todas las canciones que podamos y vamos a hacer un concierto.
─¿Un... concierto?
─Kazuki, tú eres el adinerado del grupo. ¿Podrás conseguir un escenario y todo eso?
─Claro que sí, pero ¿crees que estamos al nivel necesario para hacer un concierto con... anda a saber cuántas personas?
─Si no lo intentamos, no lo sabremos. Si hacemos un concierto, mucha más gente nos conocerá, seremos más famosos y nos pagarán fortunas. Sólo piensen en eso.
Sawada se acerca a ella y toma sus manos entre las suyas.
─Yo haré lo que sea por verte contenta, Karuta. Si este es tu sueño, haré que lo cumplas.
Esas palabras tocaron el corazón de la pelirrosa.
─Gracias, Takeshi─ le da un beso en la frente─. Eres tan lindo.
El menor se enrojece levemente.
─Bueno, está decidido: tomen sus instrumentos, tomen sus hojas y bolígrafos, ¡y a componer canciones para el concierto!─ Karuta levanta el brazo en el aire.
─¡Sí!─ Rei, Sawada y Sorimachi hacen lo mismo.
─Pero primero, unas cuantas cervecitas─ dice Karuta, sacando de su frigobar una lata de cerveza.
─Ay no, ahora se va a poner modo loca.
─¡¿QUÉ DIJISTE, SORIMACHI?!
─Nada, jeje.
Puede que Karuta sea una chica muy fácil de hacer enojar, muy ruda y muy "candente", pero en el fondo es una chica amorosa que busca cumplir su único sueño en la vida.
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