XVIII. 𝐀𝐌𝐈𝐆𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐒𝐈𝐄𝐌𝐏𝐑𝐄
La pelirrosa corría por las calles, pensando en todo lo que había pasado en la casa de su mejor amigo. Fue todo tan repentino. Ella sólo quería pasar la tarde con su mejor amigo, pero él terminó tocándola...
Ella pensaba que era por el alcohol, ya que en ese estado puede pasar cualquier cosa, pero... hay algo que no dejaba de atormentarla, y era el hecho de que él le confesó que estaba enamorado de ella desde hace años. ¿Serán efectos del alcohol? ¿O realmente había dicho la verdad?
Kumiko no iba a dejar a Nitta por nada del mundo, sin embargo, sentía la enorme necesidad de hablar con Urabe sobre esto, pero ahora no. Realmente estaba muy asustada por la actitud tan violenta de su amigo. Se miró en la cámara del celular y notó todos los chupones y marcas que él le dejó.
─Dios, esto es horrible. Si alguien me ve, voy a estar en problemas...
Decidió meterse dos mechones grandes de cabello dentro de su buzo, para que no se movieran por el viento, así mantendría oculto su cuello.
En eso recordó el tacto de las manos del oji-verde en sus pechos. Los presionó un poco fuerte, jugó con ellos y hasta metió la cabeza entre ellos. Esas imágenes la atormentaban. Nunca hubiera imaginado que su amigo le haría eso.
─Urabe... ¿por qué...?
Por otra parte, Urabe se acostó en su cama con las sábanas cubriendo hasta su cabeza. No podía perdonarse a sí mismo por lo que le había hecho a su mejor amiga.
─¡Soy un idiota! ¡¿Por qué tomé esa cerveza?! ¡En vez de dejar de estar triste abusé de mi mejor amiga...!─ al decir eso último, rompió en llanto─La pobre Kumi se asustó al verme de esa forma, y ahora seguramente ya no quiera verme jamás... Arruiné nuestra amistad por una estupidez como lo es el amor...─ gruñó furioso─. ¡MALDICIÓN!─ pateó la sábana hacia arriba, dejando semidestapado su cuerpo─Es sólo que... ella es tan linda...─ giró la cabeza para ver su mesa de luz, estiró el brazo y tomó una foto que tenía ahí. Eran los dos juntos cuando tenían doce años, era de sus fotografías favoritas.
─Sí... ella siempre fue muy linda...
─¡Niños!─ los llamó la mamá de Kumiko─¿Por qué no se sacan una foto para recuerdo?
─¡Tomoko, sabes que no me gusta que me anden fotografiando! ¡No soy un objeto!─ se quejó el niño.
─Pero no la voy a subir a ningún lado, es para recordar este día, nada más.
─Si tienes buena memoria, ¿cómo lo vas a olvida...?
Kumiko se le acercó y lo vio con sus ojitos de perro triste.
─... Sólo por ser con Kumi, lo haré─ dijo finalmente, y los dos posaron para la fotografía.
─¡Sonrían!
Clic. Una foto que Urabe no quería tomarse, terminó siendo una de sus favoritas.
Al oji-verde le salieron unas pocas lágrimas al recordar esos días llenos de luz.
─¡¿Hanji?!─ la voz de su madre gritando desde abajo lo sacó de sus pensamientos─¡¿Estás aquí?!
─¡Sí!─ se quitó las lágrimas y corrió a recibir a sus padres─¿Ya volvieron?
─Sí, larga historia... ¿Y Kumiko? ¿Está en el baño acaso?
─Ella...─ se arregló la garganta para que no le saliera la voz gangosa─Estuvimos un rato, pero ella se tuvo que ir porque empezó a sentirse mal, le dolía la cabeza y muchos vómitos...
─Oh, qué pena...─ se dio cuenta de sus ojos rojos─¿Estuviste llorando, acaso?
─Me estaba tentando por unos videos que pasó Takeshi al grupo, eso es todo.
─Aaah, menos mal, entonces. ¿Estás aburrido?
─Un poco, sí.
─¿Sabes una cosa?─ preguntó Satoshi, el padre de Hanji─Hace tiempo que no salimos a cenar. ¿Qué les parece si vamos esta noche a algún local barato a cenar? Yo invito.
─Me parece una gran idea, querido─ respondió Sakana, la madre─, ¿qué opinas, Hanji?
─Está bien─ sonrió levemente─. Así quizás pueda despejarme un poco─ pensó.
Al día siguiente, Kumiko limpió su casa para recibir a Nitta. Van a ver Héroes de Saitama para que el "vampiro" se enamore de la serie de la infancia de su amor platónico.
Y sobre eso, Kumiko se abstuvo de darle su respuesta ahora. Tenía que arreglar las cosas con Urabe antes de declarársele al amor de su vida.
Antes de recibir a Nitta, salió a buscar papitas a la tienda antes de que cierre (los domingos cierra a las dos).
Caminaba por la calle tranquilamente, pensando que se va a ver con el chico que tanto le gusta, hasta que se encontró con alguien inesperado a mitad del camino...
─Tú...
─Tú...
Urabe.
─K-kumi...
─¿Qué haces aquí?
─Sólo estaba caminando por ahí para no estar aburrido, ¿tú no ibas a ver a Nitta?
─Sí, pero necesito comprar papas fritas.
─Ya veo.
Se armó un silencio incómodo entre los dos. Un momento tenso que duró varios segundos, hasta que Kumiko lo rompió:
─Yo... tengo que hablar contigo, sobre lo de ayer...
─Kumi, sé lo que vas a decir. Vas a decir que soy un abusador y que no merezco ser más tu amigo─ su voz sonó un poco rota. En el fondo-fondo le dolía mucho decir eso─. Estás en todos tus derechos de cortar amistad conmigo, pero quiero que sepas que no lo hice queriendo. Y-yo... estaba ebrio, o sea, lo que dije de que me gustas es verdad, pero actué de esa forma por el alcohol...
─Urabe, déjame hablar a mí.
─E-está bien...
El oji-verde ya se esperaba lo peor: el fin de una amistad que duró once años. Ya estaba preparado, a pesar de que le dolía en el fondo de su corazón.
Pero lo que no se esperaba, era la respuesta de la pelirrosa:
─Lo que hiciste estuvo muy mal, y de no haber sido porque yo te pegué hubiera pasado a peores...
─Lo sé. Hiciste bien en pegarme, de hecho me merezco que me rompas la cara de una piña─ le mostró su cara─. Adelante, sólo hazlo.
─Pero... no hay que ponerse agresivos. Aún no he terminado de hablar.
─B-bueno.
─Eso estuvo muy mal, no debiste tomar así.
─Lo sé─ lo único que podía hacer era observar el vacío, cabizbajo, totalmente avergonzado de sus acciones.
─Pero... nunca harías algo así a propósito. Te conozco. Lo único que estuvo mal fue tomar cerveza de esa forma, tus acciones no las controlaste tú. Pero para la próxima no lo hagas, y menos cuando traes invitados a casa, ¿oíste?
─E-entonces... ¿me perdonas?
─Esto va a dejar una marca en los dos, pero no lo hiciste queriendo. Va a costar perdonarte por completo, pero tampoco quiero que estemos peleados así.
─Ku-kumi... ¿enserio eres capaz de perdonar algo como esto?
─Ya sabes que soy un ser que da segundas oportunidades, quizá hasta terceras─ sonrió levemente.
─Ay, Kumi...
─Supongo que tomaste la cerveza por un tema emocional, ¿o me equivoco?
─N-no. No te equivocas. Lo hice sin pensar, porque me sentí muy mal al saber que estás enamorada de otro hombre que no era yo─ suspiró─. Fue una estupidez.
─Eso tiene sentido, dentro de todo─ se acercó a él y lo tomó de los hombros─. Pero dime, si yo te gustaba cuando éramos niños, ¿por qué no me lo dijiste? ¿Temías que te fuera a rechazar?
─Puede ser... ¿Pero tú realmente sentías algo por mí en ese entonces?
─Te voy a ser sincera: no, no estaba enamorada de ti, pero nunca te rechazaría de una manera hiriente. Sabes que no soy así. Quiero que sepas que solamente te veo como a mi mejor amigo de toda la vida.
─Entiendo.
─¿Dolió lo que te dije?
─No. Voy a tratar de estar en paz siendo solamente tu amigo, y viéndote de la mano con Nitta.
─No necesitas ser mi novio para estar siempre juntos. Podemos estar juntos todo el tiempo siendo amigos. En el caso de Nitta, realmente siento deseo de ser su novia, no preguntes por qué.
─Justamente eso era lo que me atormentaba: ¿por qué Nitta, siendo tu amigo hace un mes, y no yo, siendo tu amigo desde los cuatro años?
─Mira, Urabe, no lo sé, pero no te pongas mal. No te voy a hacer a un lado cuando sea novia de Shun.
─Está bien. Trataré de dejar ir todo esto, lo que yo te hice, y enfocarme en otra cosa que no sea mi amor por ti.
─Me parece bien─ sonrió. En eso se dio cuenta de que Urabe empezó a llorar de nuevo─. ¿Y ahora qué te pasa?
─N-nada, Kumi, es que... eres tan buena persona. Eres capaz de perdonar lo que yo te hice.
─No quiero que nuestra amistad se acabe por un malentendido. Eres el amigo más preciado para mí─ le dio un abrazo─. Ya, tranquilo. Ya pasó.
Hanji correspondió el abrazo.
─Kumi, te quiero tanto. Eres lo mejor que pudo haber existido. Tu presencia iluminó mi vida cuando estaba en mis días oscuros.
─U-urabe...
─Estaba aprendiendo a andar en bici en aquella colina con mi mamá, pero me caí y me hice esta cicatriz. Estuve internado un mes, y al salir, nunca quise tocar una bici en mi vida. En la escuela no se querían acercar a mí por tener esta marquita. Empecé a sentirme muy solo y sin esperanza de tener amigos, hasta que llegaste tú... Tú me prometiste que seríamos amigos toda la vida, y aquí estamos, luego de once maravillosos años llenos de risas, momentos tristes que compartimos juntos, y muchas, pero muchas sonrisas. Si no fuera por ti, nunca me hubiera llevado bien con Kishida, Nishio y Nakayama, tampoco hubiera conocido a la insoportable Yoshiko que quiero tanto, y mucho menos, hubiera sido feliz. Te debo la vida por todo lo que has hecho por mí. ¡MUCHAS GRACIAS!
─U-urabe...
─Oye, ¿por qué lloras?─ oyó una voz femenina en frente de él. El niño de la cicatriz se quitó las manos de la cara, y la vio: una hermosa niña de cabello rosado natural, y largo, a pesar de su edad, portaba unos orbes celestes que enamoraban a cualquiera.
─Y-yo... no tengo amigos─ contestó con la voz rota por el llanto. El niño de cuatro años llevaba minutos llorando, sentado debajo de un árbol.
─¿Por qué no?
─Porque todos me hacen bullying por mi horrenda marca en medio de las cejas. Si tan sólo no la tuviera...
La niña se agachó a su altura y lo vio directamente a sus ojos verdes.
─No debes sentirte mal por tener esa marquita. Es algo que no muchos tienen, y eso te hace especial. Es un sello personal, y debes aprender a apreciarlo, sin importar lo que digan los demás.
─Pe-pero... no creo que pueda...
La niña lo abrazó para consolarlo.
─Escucha, a partir de hoy, no estarás más solo.
─¿Eh?
─Estoy decidida a ser tu mejor amiga. Me interesa conocerte, porque pareces un niño muy divertido y amigable─ le sonrió, mostrando unos tiernos hoyuelos.
Al pequeño le brillaron sus orbes color esmeralda. Esa niña fue la única que lo comprendió, y quiso acercarse a él.
─¿Cómo te llamas?
─Ha-hanji Urabe.
─Mucho gusto. Yo soy Kumiko.
Desde ese día, fueron amigos inseparables.
Kumiko siempre iba a estar en la mente de Urabe.
─¡Te quiero, Kumiko!
─¡Yo más!
Los dos lloraron un buen rato, estando abrazados. Finalmente se arreglaron las cosas.
Al final, Kumiko siempre va a perdonar a sus amigos, porque sabe que se rodea de personas que jamás le harían daño intencionalmente. Estaba eternamente agradecida de estar con ellos.
─Oye, ¿quieres ir a casa a ver Héroes de Saitama con Nitta y conmigo?
─¿Puedo?
─¡Claro que sí! ¡No es lo mismo verlo sin escuchar tus gritos por Yumi Shimabara!
Urabe sonrió, totalmente emocionado.
─Sí, quiero ir con ustedes.
─¡Síiii! ¡A ver la serie de nuestra infancia como en los viejos tiempos!
Se tomaron de la mano, como los buenos amigos que son, y partieron rumbo a la tienda, antes de que cerrara.
No hay amistad más poderosa que la de ellos dos, eso nadie lo puede negar.
https://youtu.be/5sbS13j3sCM
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