IX. 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐄𝐑𝐀 𝐒𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀
Y así la semana pasó rápido, hasta llegar al último día, el viernes.
Los chicos estaban en su última clase: Dibujo. Estaban haciendo un dibujo con óleo pastel, la pasión de Kishida y la maldición de Urabe.
─Te cuesta Inglés y también dibujar con óleo. No se puede contigo, Urabe─ le dijo Kishida.
─¡Cállate! ¡Me mancho todo y además me dan ganas de comérmelos! ¡¿Crees que es sencillo pintar con esto?!
─Hasta Nakayama lo hace mejor que tú.
─¡Hey, ¿qué estás diciendo?! ¡¿Que no sirvo para nada?!─ exclamó Nakayama, indignado por las palabras de su amigo.
─A ver, a ver, vamos a calmarnos y a hacer el trabajo en silencio─ les pidió la profesora.
─Gomen'nasai, sensei─ se disculparon los tres.
─Aprendan que cada uno hace lo que puede. A otros les puede ir bien en algo y a otros simplemente les cuesta más─ les hablaba Kumiko mientras hacía su trabajo─. Urabe, no desesperes porque no te salga, ya lo vas a hacer en algún momento─ le guiñó el ojo a su mejor amigo.
─¿Ves, Takeshi? ¡Si la reina lo dice, es cierto!
─No tengo fallas en tu lógica, literalmente.
─Ah, Miura-sensei─ Kumiko levantó la mano.
─¿Sí, Sakagami-san?
─Se me ocurrió una idea creativa y divertida.
─A ver, cuéntame.
─¿Qué le parece si entre todos hacemos un muñeco? Un muñeco que sea la mascota de la clase.
─Dah, es demasiado infantil─ comentó un chico de la clase, pero Urabe no lo dejó burlarse de las ideas de su amor platónico: le dio un golpe en la cabeza con su carpeta.
─¡Ni se te ocurra decirle que no a las ideas creativas de la mánager del equipo, o te quedarás sin cabeza!─ amenazó.
─Me parece una buena idea, Sakagami-san─ le respondió su profesora─. ¡Clase, presten atención!─ todos la miraron─Para la siguiente clase tenía pensada una actividad diferente, pero la idea de Sakagami me gustó mucho. Así que les voy a pedir que para la próxima clase traigan, los que puedan, materiales para hacer una muñeca de lana, ya sean agujas, lana del grosor y color que quieran, adornos para hacerle ropa... Lo que puedan, ¿sí?
─Sí, sensei.
─Buenísimo─ les dio dos pulgares arriba.
Al término de la jornada escolar, los seis esperaron a que Nitta saliera de su clase.
─Kumi, qué gran idea tuviste en pedirle eso a la profesora. Cuando todos estaban saliendo le pregunté qué iba a ser la otra actividad que tenía planeada, y me dijo que era una proyección ortogonal...─ le comentó Urabe.
─¡Ay, ¿pero esta mujer nos ve con cara de que sabemos algo de arquitectura?!─ preguntó Nakayama.
─Kumiko Sakagami, como siempre salvando el día─ dijo Kishida.
─Jeje, no es para tanto, pero cuando nos ponga la actividad de la proyección ortogonal, si quieren los ayudo.
─No, no es "si quieren". Nos VAS a ayudar─ le corrigió Nishio, mirándola de reojo.
─¡Oye, cuida tu lenguaje con la nena!─ Kishida le dio un golpe en la cabeza.
─Kumi, ¿hacemos un trato?─ le preguntó Urabe.
─A ver.
─Si me haces la lámina esa, te prometo hacer lo que quieras. Te compraré lo que quieras, haré las tareas que quieras, lo que sea. ¿Trato?─ le dio su mano.
─¡Trato!─ se dieron un apretón de manos.
─Fiu, ya me quité ese estrés de la cabeza─ Urabe se pasó el antebrazo por la frente.
─¡Pero cumple tu promesa, ¿oíste?!
─Ahí viene Nitta─ anunció Ai.
Nitta caminaba muy feliz hacia sus compañeros.
─Holis─ saludó Kumiko.
─Hola, ternurita─ le acaricia la cabeza como si fuera un señor acariciando a su perro.
─Guau guau.
─Kumi, ¿te puedo adoptar?─ le preguntó Urabe─Fuera de broma.
Los demás se rieron.
─Kumi, no olvides que mañana es nuestra cita─ le recordó el "vampiro".
─¡¿CITAAAAAAAAAAA?!
─Es una salida de amigos, nada más.
─¡Escúchame, estúpido vampiro!─ Urabe se le puso en frente, bien cerca de él, y lo fulminó con su mirada verdosa─¡Ni se te ocurra llevártela lejos para chuparle su jugosa sangre!
─¿Y tú cómo sabes si su sangre es jugosa?─ le preguntó Nakayama─Ya no sé si creer en ti o no, Urabe.
─¡CIERRA LA BOCA!
─Dios, más bulliciosos no pueden ser─ le susurró Nitta a Kumiko.
─Exacto─ rio levemente.
Pero a Ai no le parecía gracioso nada de eso.
Finalmente, el día de la "cita" llegó. Kumiko rebuscó en su armario hasta encontrar un outfit decente para salir y encontrarse su amigo. Desechó mucha ropa hasta que finalmente se decidió por una camiseta de manga larga, blanca y negra, a rayas; era una de sus camisetas favoritas. También optó por una calza negra y unas botas negras. Se peinó y se puso un poco de su perfume favorito, uno que tenía olor a lavanda. Por último guardó en su mochila amarilla, unos quinientos yenes, un paquete de galletitas y una botella de agua con dos pajillas, por si a ella y a Nitta les da sed, así no gastan en otra.
Se vio en el espejo, totalmente conforme.
─Te ves bien, Kumi─ le dice Emiko, parada en la puerta.
─Gracias, Emi.
─Perfecta para el vampiro. Sólo no vayan a estar al rayo del sol, no sea cosa que se pulverice...
─¡EMIKO, NO ME HAGAS ENROJECER!
─¡Kumiko, Shun ya está esperándote afuera!─ le avisa Tomoko.
Kumiko se asoma a la ventana, y lo ve: está radiante con unos jeans azules, una camiseta roja y un chaleco negro. Nunca lo había visto tan... lindo.
─Ni-tta─ sus ojos brillan.
─Uuuuh, alguien se enamoró─ dice su hermana en un gesto pervertido.
─¡No es eso! Sólo que tiene un buen gusto por la moda...
─Sí, claro. Bueno, te dejo, antes de que mamá se enoje porque no vas.
─Oh, sí. Nos vemos más tarde, Emi─ le da un beso en la mejilla y se va a despedir de su familia, para salir y ver a su amigo─. Hola, Nitta-kun.
─Hola, waifu suprema.
─Ya basta─ ríe y le da un codazo suave─. Bueno, ¿nos vamos? Antes de que mi familia empiece a emparejarnos─ se voltea y los ve a los tres: pegados a la ventana.
─Jaja, okey.
Los dos empezaron a caminar hasta el puerto, que en total eran cuarenta minutos caminando. Durante el trayecto hablaban de las cosas que habían hecho en la clase durante esa semana.
─No sabes, Kumi, pero me morí de la risa el día que faltó la de Historia de Japón, que fue el miércoles, y le avisamos al encargado de nuestro grupo, que siempre trabaja con otro señor. Le dijimos que la profesora faltó, y él le gritó al otro señor: "¡Mitsuhashi faltó y no avisó!", y él dijo: "Perfecto", y se puso a hacer los cálculos de cuánta plata le van a descontar.
Kumiko no dio más de la risa.
─¡Se ve que ese señor tiene ganas de hacer las cuentas!
─Sisi, y el encargado de mi grupo es muy "gay", te das cuenta por cómo habla. Y el otro día me decía a mí (porque soy el delegado de la clase) que le dijera a Junichi, un compañero, que no se pusiera la gorra en clase, y lo dijo de una forma que me mató, me señalaba con el dedo mientras movía la cintura. No, no.
─¡JAJAJAJAJAJA! Ay, quiero a ese señor. Nuestra encargada apenas nos viene a visitar...
─Cámbiate a mi clase, Kumi, así estás conmigo e Ichijo.
─No quiero repetir segundo, jaja.
─Mierda─ rio─. ¿Qué me dices tú? ¿Alguna novedad de tu clase?
─Nada, solamente que le recomendé a la profesora de Dibujo que hiciéramos una muñeca como mascota de la clase, y a ella le encantó la idea, tanto que aplazó la otra actividad que tenía planeada, una proyección ortogonal...
─Ay, no, odio esas cosas.
─A mí me cuestan un poco, pero bueno... Oh, oye, ya llegamos al puerto.
─¿Le vas a comprar el pescado a tu familia?
─Síp.
─Entonces vamos.
Compraron el pescado en menos de cinco minutos, a pesar de toda la gente que había. La mayoría sólo iba a recorrer el lugar. Kumiko compró salmón y mejillones, el pescado favorito de Tomoko.
─Me encanta cuando los hace con arroz. Le quedan exquisitos.
─Oye, al menos invítame, que yo fui el que te trajo hasta aquí.
─Por supuesto, vienes a casa, cenamos juntos y te quedas a dormir. No tengo ningún problema.
─¿E-enserio?
─Pues sí.
─De todas formas estaba bromeando con lo otro─ rio.
─Ah, jaja.
─Hoy no puedo hacer pijamadas porque tengo que ir al campo de mi abuela mañana temprano.
─Qué lindooo ir al campo.
─Otro día te llevo, y correteas a las gallinas como hace Kaori.
─Jaja, qué tierna. ¿Y cómo es ella?
─Tiene el cabello rojo puro y los ojos violetas. Es como mi mamá, y yo soy como papá pero con el pelo un poco más largo, y él no tiene el colmillo.
─¿Eres el único vampiro de tu familia?
─Sí, pero no soy un vampiro.
Kumiko se ríe.
─Mira, ya estamos en la playa. ¿No te parece bonita?
─... ¡Esto es el paraíso!
─Tengo que sacarle fotos para mostrarle a mamá─ Nitta sacó su celular y le sacó foto al paisaje.
Kumiko hizo lo mismo y le mandó las fotos a los demás por el grupo.
Kumiko: Esto es hermoso 🤭🤭
Urabe: Y yo soportando a estos otros tres 7-7
Kishida: Podemos leer todo lo que escribes, Urabe, estamos al lado tuyo :v
Urabe: CÁLLATE!!
Kumiko: ¿Dónde están?
Nakayama: No te dijimos?? En la casa de Nishio mirando series de juegos
Nakayama: Y también el anuncio de la segunda temporada de Héroes de Saitama :D
Kumiko: AY SÍIIII :DD
Kumiko: ME MUERO SI NO LA VEO
─Kumi, ¿quieres sentarte en el camino de madera?
─¡Sípi!
Los dos estaban sentados, observando el mar cristalino, y comiendo de las galletitas que trajo Kumiko.
─Oye, Kumi, me divertí mucho contigo.
─Yo igual. Eres un gran amigo, Nitta-kun.
─Tú igual. Al igual que los demás, siento muy bonito estar a tu lado. Tienes una dulzura magnética impresionante. Ojalá yo también tuviera una.
─¿De qué hablas? Todas las chicas te adoran, y los chicos te respetan por ser un gran jugador de fútbol.
─Me aman por ser guapo, y por mi gran habilidad en el fútbol, pero no tengo una gran personalidad como la tuya, a eso voy.
─Aaaah. Pero así estás bien.
─Supongo. Vaya, quién diría que los dos más populares de la escuela estarían juntos, comiendo galletitas y mirando el mar.
─Tampoco soy tan popular.
─¿Bromeas? Todos te aman.
─No sé si todos, pero bueno.
─El punto es que... los dos somos muy parecidos, somos atractivos, somos populares, nos llevamos bien...─ toma la mano de Kumiko. Ella lo miró, levemente ruborizada─Oh, lo siento, no quise...
─No, no. Está bien. Sólo que fue bastante repentino, aunque quizás la exagerada soy yo.
─Tu mano está calentita─ la acaricia─. Cuando sea invierno voy a pedir prestadas tus manos para calentarme, jaja.
─Jaja, sí, por supuesto...
Por más que se sentía muy nerviosa, no quería que Nitta soltara su mano. Quería estar sentada frente a ese hermoso paisaje, tomada de la mano con su nuevo amigo, a quien le tomó mucho cariño.
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