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13.

CAPÍTULO TRECE 

PROPUESTA MATRIMONIAL 


MARI 

Las Vegas 

El viento matutino me acaricia la cara, llevando consigo el olor a humo y café recién hecho. Me siento cansada, con el peso del sueño en mis ojos después de una noche larga y agotadora. En eso recuerdo vagamente el temblor que me despertó. Aún siento el eco que sacudió la ciudad hace unas horas atrás 

Fue como una sacudida interna, una sensación rara que me dejó desconcertada. Nunca había experimentado algo así antes. Recuerdo haber oído hablar de los temblores, de cómo la tierra se movía bajo tus pies y cómo el mundo parecía tambalearse. Pero jamás pensé que sería así. La realidad superó con creces mi imaginación.

Levante con cuidado las mangas de mi suerte examinando las diminutas redes de venas que se extendían por mi brazo. 

Nada 

Estaban estables no había rastro de aquel líquido fosforescente que delataba quien era, mis poderes estaban despertando y no sabía cuanto tiempo mas podría controlarlos era una bomba de tiempo esperando a estallar. 

—Ahg—suelto en un suspiro

Miro hacia abajo y veo la ciudad en movimiento. Los faros de los coches iluminan las calles oscuras, y las luces de los edificios comienzan a encenderse. Es como si la ciudad misma estuviera despertando de un sueño. Me apoyo en la barandilla, con las manos hundidas en los bolsillos de mi chaqueta. La noche fue intensa, pero en este momento, mientras contemplo la ciudad, me siento conectada a su ritmo y su energía. Me siento parte de esta ciudad, de su caos y belleza.

De repente, Max sube sus patas delanteras al barandal ladrándole a un gato que se pasea por los basureros. Le sonrío y acaricio su cabeza pero de inmediato me pongo tensa al sentir como los vellos de mi cuerpo se erizaron ante los sonidos de los pasos resonando en el concreto 

—Shh, Max—susurro con mi mano sobre el hocico del perro—Guarda silencio

Max detiene su ladrido en la garganta. Me mira con curiosidad con su oreja izquierda levantada. Me inclino hacia adelante, con la mirada fija en algo más allá de la ciudad.

—¿Qué es?—me pregunto en medio de murmullos 

La sombra se mueve sigilosamente por los barandales, su forma es difusa y amorfa. Me estremezco y mi corazón late con anticipación. Max gruñe suavemente despertando su instinto protector

—No, Max—susurro, con mi mano sobre la cabeza del perro—No hagas nada

La sombra se acerca y su forma es definida cada vez más. Contengo la respiración, ante la figura emergente. Max se pone rígido, listo para defenderme pela los colmillos gruñendo levemente. La sombra se convierte en una figura humana, con el rostro aún en la oscuridad

De repente, la figura se mueve, y su rostro es iluminado por la luz del amanecer. Me sorprendo al ver a Grant, mi mirada fija en él es una mezcla de sorpresa y curiosidad. Max gruñe suavemente, su desconfianza hacia el recién llegado es evidente

—Grant—musitó—¿Qué está haciendo aquí?

Apoyo mis manos en el barandal intentando tener un mejor campo de visión a lo que está haciendo el rubio a esas horas  

De la nada, la puerta de la azotea se abre de golpe, haciendo que me sobresalte. Max, también se asusta y ladra con nerviosismo. Me vuelvo hacia la puerta, expectante y un poco asustada.Mi corazón aún late con fuerza después del temblor, y la sorpresa no ayuda a calmar mis nervios, es Zoe quien entra, con una sonrisa radiante en su rostro.

Zoe no parece notar mi turbación. Se acerca a mí, tomándome de las manos y mirándome con una sonrisa.

 —¡Mari!— exclama llena de entusiasmo.

Antes de que pueda reaccionar, Zoe me toma de las muñecas y comienza a girar conmigo.

—¿Qué pasa, Zoe? —pregunto, aún girando con ella. — ¿Por qué estás tan emocionada?

—Se van a casar, se van a casar—canta Zoe

—¿Quién se va a casar? —pregunto, confundida.

Zoe me suelta y toma a Max de sus patas delanteras saltando con el 

—Ava y Luke —responde Zoe, sonriendo—Luke va a proponerle matrimonio en Metrópolis

Metrópolis

Metrópolis 

Metrópolis 

El nombre de la ciudad hace eco en mi cabeza como una habitacion vacía que repite una y otra vez la misma palabra.  

—¿Qué? —exclamó, sorprendida. —¿Cómo?

—Lucas quiere hacerlo especial —explica Zoe—Planeó todo él solo. Dice que ya es hora. Nos vamos esta misma mañana. En 4 horas estaremos en Metrópolis 

Zoe suelta a Max dejándose caer sobre la vieja silla plegable mirando hacia la ciudad 

—¡Wow!— reacciono—¡Eso es increíble!. Seguramente Lucas ha organizado todo para que sea perfecto.

—¡Sí! Esto es emocionante—agita sus manos con emoción—Primero, los reyes de la mafia anuncian que van a renovar sus votos en la fiesta de ayer, y hoy... esto. ¡Es como una película!.  

Intento decir algo pero Zoe se para de golpe 

—Vamos, Mari!—alienta Zoe— ¡Alístate! ¡Vamos a vivir como reinas!. El sueño completo. Viajaremos en jet y....

Zoe me jala sacándome de la azotea Max nos sigue detrás ladrando a medida que nos acercamos a mi departamento lo abro dejando que Zoe pase junto con la maleta que dejó escondida en una planta aledaña  

— ¿Ava sabe algo?

Cierro la puerta hablando en voz baja 

—¡No sospecha nada!—admite—La vamos a llevar con engaños. ¡Va a ser una sorpresa total!. Piensa que acompañaremos a Lucas a ver a unos socios 

—¡Ja! Me encanta—busco mi mochila—¿Qué ha planeado Luke?

Comienzo a empacar con Zoe siguiéndome por todo el lugar contándome todo lo que aconteció en las escasas dos horas en las que no estuve con ella 

—No me lo ha especificado bien todavia—me ayuda—Pero se que va necesitar de la ayuda de Max 

—Cuenta con ello—cierro la mochila—Estamos todos juntos en esto 

Max ladra dando a entender que le gusta la idea. Cargo la mochila en mi nombró y junto con Zoe desconecto todos los electrodomésticos 

—¡Metrópolis es impresionante! ¿Has estado allí antes?—le pregunto desde la cocina mientras preparo una bebida caliente 

Me doy la vuelta captando el Génesis sobre la mesa lo tomó de inmediato metiendolo dentro de la mochila. 

—No—niega—Solo lo he visto en fotos y en libros. Sabías que Metrópolis tiene una de las bibliotecas más grandes del mundo

—Si algo asi escuche

—Tengo muchos libros—nos sentamos en la sala—Me encantaría dejar algunos en la biblioteca de Metrópolis. Dicen que si dejas libros, te pueden regalar otros. Como un intercambio 

—¡Eso es genial!—le sirvo una taza de té— ¿Qué tipo de libros te gustaría dejar?

Zoe saca de su mochila algunos libros 

—Mira—deja los seis libros sobre la mesa—Me gustaría dejar estos libros y que a cambio me dieran el nuevo volumen de Ratas a medianoche 

Miro la mesa frente a mí, cubierta de libros de todos tamaños y colores. Algunos tienen portadas elegantes y minimalistas, mientras que otros están adornados con ilustraciones llamativas. Mi mirada se pasea por la variedad de títulos y autores, hasta que uno en particular llama mi atención. 

Es un libro con portada negra y letras rojas que resaltan en la oscuridad. El título, "Apocalypse", resalta con una tipografía gótica que parece salida de una película de terror. 

—¿Y este libro de que genero es?—lo tomó repasando las páginas amarillas—Parece muy antiguo 

—Es fantasía—señala—A ese lo encontre unos meses atrás mientras recolectaba ya debe tener unos 30 años por lo menos seguramente lo tiraron por su mal estado  

—¿Y de qué trata?

—Del fin del mundo—comienza—Trata de un ser supremo conocido como El Anticristo. Su sangre es valiosa más allá de toda medida.

—¿Qué hace que su sangre sea tan valiosa?—preguntó.

—Según el libro, su sangre tiene el poder de abrir la tierra y desatar el infierno—responde—Se enfrentará al propio diablo y los cielos escupirán fuego. Será el fin del mundo tal y como lo conocemos. Nadie podrá detenerlo. Su poder es ilimitado y su sangre es el objetivo de todos. Por eso tienen que matarlo.

—Es aterrador—dije finalmente—Pero también fascinante

—Sí, lo es—dejo el  libro en su lugar y retrocedo—Este libro es una visión apocalíptica del fin del mundo. Pero también es una reflexión sobre el poder y la ambición.

Tocan la puerta cortando el hilo de tensión que se había formado, era Luke

—Chicas—llama desde el otro lado—Las esperamos abajo no tarden. 

—Salimos en un momento—gritó ayudando a Zoe a guardar sus libros 

Me apresure a revisar mi mochila por última vez, asegurándome de que todo estuviera en orden. Cargué mi mochila en mis hombros y me volví hacia Zoe.

—Listo—dije

Zoe sonrió y nos dirigimos hacia la puerta junto con Max. Cerré la puerta detrás de mí, asegurándome de que estuviera bien cerrada. Bajamos las escaleras corriendo hasta salir del edificio 

Al llegar abajo, vi la lujosa camioneta esperándonos. Era impresionante. Subimos a la parte trasera y nos acomodamos para el viaje a Metrópolis. La camioneta arrancó y nos alejamos de la casa, dejando atrás el barrio.

Mientras la camioneta avanzaba por la ciudad, miré por la ventanilla, observando cómo los edificios y las calles se deslizaban ante mis ojos. Zoe y yo charlamos durante el viaje, hablando sobre nuestros planes para el futuro y recordando momentos divertidos del pasado. Max, sentado entre nosotras, ocasionalmente interrumpía nuestra conversación con un ladrido juguetón.

Después de un rato, la camioneta se detuvo en el aeropuerto. Nos bajamos y seguimos a Lucas a través de una puerta exclusiva, reservada para viajeros de lujo. Al caminar por el pasillo, noté la opulencia que me rodeaba. 

Los detalles dorados y las alfombras suaves bajo mis pies me recordaron una época de mi vida que pensé que había dejado atrás, me recordó a la vieja Mari aquella que fue soldado de la FAES, la que solía patinar en los lagos congelados en medio de los Alpes Suizos, ahora ella ya no existia mas. Finalmente, llegamos a una zona de espera privada, y allí, a lo lejos, vi el jet privado de Luke. 

—Impresionante—Zos se pegó al cristal

Por un momento, sentí que revivía una parte de mi vieja vida, la vida que había dejado atrás. Hace un año, en estas mismas fechas, mi vida era completamente diferente. Mi padre aún estaba conmigo. 

La partida de mi padre fue como un terremoto que sacudió mi mundo. Todo lo que conocía y amaba se derrumbó. Me sentí perdida, sola y asustada. Me sentí como si estuviera naufragando en un mar de incertidumbre. Recuerdo los días que pasé sin dormir, sin comer, sin saber qué hacer. La angustia y el dolor me consumían. Me sentí como si estuviera caminando por un desierto sin fin, sin un destino claro.

—¿Listas para volar?— preguntó Ava, interrumpiendo mi nostalgia.

Asentí, y juntas nos dirigimos hacia el jet, listas para embarcar en nuestra aventura a Metrópolis. Me acomodé en el asiento del jet, ajustando mi mochila contra mi pecho. Dentro de ella, el Génesis estaba a salvo. No podía dejarlo en Las Vegas, no con Grant merodeando por ahí. 

Sentí un escalofrío al pensar en volver a Metrópolis. Estaría tan cerca de mi familia, tan cerca de mi pasado. La ansiedad comenzó a apoderarse de mí, pero traté de calmarme. No tenía opción. No podía quedarme sola en Las Vegas, con todos los peligros que existían ahí. Ahora, tenía a Ava y a Luke para protegerme.

Miré a Zoe, quien estaba eligiendo una película en la pantalla frente a nosotras. La mesa estaba llena de comida y bebidas, pero no tenía hambre. Mi estómago estaba revuelto por la ansiedad. De repente, escuché una conversación lejana. Eran Ava y Luke, hablando en voz baja en la cabina de piloto. Por más que el volumen estuviera alto aún podía escuchar sus voces entre mezclándose, Max y Zoe miraban la tele pero yo estaba atenta a la pareja 

—Luke, te advierto que no quiero negocios sucios cerca de las niñas ni cerca de mí—Ava estaba preocupada—Una cosa es el tráfico de drogas y armas, pero no quiero verte envuelto en otro tipos de negocios

—Entiendo, Ava. No te preocupes, no hay nada de qué preocuparse. Los socios de mi jefe van a venir a Metrópolis, pero ellas estarán a salvo en las favelas, en una casa que rente. 

—¿Y qué hay de los socios?

—Ellos se reunirán conmigo en otro lugar. No tendrán contacto con las chicas. Les daré el dinero que necesitan y ustedes podrán salir a pasear sin problemas. No hay nada que te deba preocupar.

—Está bien—suaviza su tono de voz—Solo quiero asegurarme de que no estés metido en algo que pueda ponernos en peligro

—Te prometo que no, Ava. Esto es completamente seguro. No te preocupes por nada

El sonido del clic de la puerta abriéndose hace que voltee a la pantalla, Ava y Luke se nos unen acomodándose en el sofá aledaño. Me recosté en el asiento del jet, tratando de calmarme. Saber que íbamos a las favelas de Metrópolis me producía una mezcla de emociones. Era el lugar donde había tenido el enfrentamiento con las mafias meses atrás, y solo pensar en ello me daba angustia.

Mi mente no podía evitar preocuparse por mi identidad en Metrópolis. Era una ciudad peligrosa, llena de secretos y mafias. Y yo iba a regresar allí, después de haber escapado una vez. Y ahora, aquí estaba, volando hacia una ciudad que me había traído tanto dolor. Respire profundamente y cerré los ojos. 

La voz de Zoe me sacó de mis pensamientos. 

—¿Estás bien, Mari?—preguntó

Asentí, tratando de sonreír. 

—Sí, estoy bien

El jet aterrizó suavemente en la pista de aterrizaje después de cuatro horas y media de vuelo. Me sentí un poco nerviosa al sentir el impacto, pero Luke sonrió y me tranquilizó.

—Ya estamos aquí—dijo el rubio mirando por la ventanilla 

—Por fin—Zoe se estiró y bostezó—Ya era hora

Salimos del jet y nos recibió el calor húmedo de la ciudad. El sol brillaba intensamente en el cielo sin rastro de impurezas todo era a vivo color.  Luke nos guió a fuera hacia un vehículo el cual nos esperaba en la acera

Mientras nos dirigíamos hacia las favelas, miré por la ventanilla. La arquitectura de Metrópolis me parecía familiar, pero también diferente. Había cambiado desde mi última visita. Llegamos a las favelas y Lucas nos guió por las calles estrechas y empedradas. El olor a basura y desechos me golpeó la nariz. Las casas se amontonaban unas sobre otras, con techos de lámina oxidada y paredes de ladrillo crudo.

 Mientras bajaba las escaleras, mi mente comenzó a revolver los recuerdos de aquel dia de meses atrás. El enfrentamiento con la Liga de Asesinos. El helicóptero que había tirado desde el cielo. La adrenalina que había corrido por mis venas.

Miré alrededor y vi los lugares donde había luchado por mi vida. La esquina donde había esquivado una bala. El muro donde había saltado para evitar una explosión. Cada rincón, cada piedra, cada grieta en el pavimento era un recuerdo vivo de aquella noche. Cada paso que daba me teletransporta a la misma escena una y otra vez. El pasado y el presente se estrellaban contra mí como olas en una tormenta.

Poco a poco, nos adentramos en el corazón de las favelas. Lucas caminaba delante de nosotras, guiándonos a través de las calles estrechas. Finalmente, llegamos a una casa que parecía ser el centro de atención. Estaba medianamente bien mantenida, mejor que las demás casas que habíamos visto. 

Afuera, había mucha gente reunida, música y comida. Era como una fiesta. Subimos las escaleras y llegamos a una zona alta desde donde se podía ver toda la algarabía de la gente que bailaba abajo. La música era intensa, los colores vibrantes. Era como si la vida misma estuviera explotando en ese lugar. Miré a Lucas y Zoé, que sonreían mientras observaban la escena. Bajé la mirada hacia la multitud disfrutando del ambiente 

—¿Que están celebrando?

—El nuevo compromiso de los Reyes de la mafia—responde Luke—Al parecer la noticia se extendió rápido

—Como no si se encargaron de hacerlo saber a los cuatro vientos—añade Ava—Estuvimos allí cuando lo anunciaron fue una sorpresa total para todos 

La mafia es como un cáncer que se extiende sin control. Sus cimientos son fuertes, profundamente arraigados en la sociedad. Aunque la fortaleza Russo fue derribada hace tiempo, la mafia ha logrado recuperarse, reorganizarse y fortalecerse en secreto. Sé que están trabajando en las sombras, tejiendo una red de intrigas y amenazas que me rodean por todas partes.

La mafia no es solo una organización, es una entidad que se alimenta del miedo y la violencia. Y yo soy su próxima víctima. Siento que estoy caminando sobre una delgada línea entre la vida y la muerte. No sé qué pasará mañana, ni siquiera si llegaré a ver el amanecer. Pero una cosa es segura: la mafia no descansará hasta que me encuentren. Y cuando lo hagan, será el fin.

La mafia es una bomba de tiempo, y yo soy el objetivo principal. Su poder es formidable, su influencia alcanza todos los rincones de la ciudad. Tienen ojos y oídos en todas partes, esperando el momento perfecto para atacar.  

Entramos en el lugar y me sorprendió su belleza. Era acogedor y limpio, con colores cálidos y muebles sencillos pero elegantes. Olía a lavanda y jabón. Dejé mis cosas en el sofá y miré alrededor, admirando la decoración. Había flores frescas en un jarrón sobre la mesa, y una lámpara de pie que proyectaba una luz suave y cálida. Zoé se dejó caer en el sofá, exhausta junto con Max

—¿Te gusta?—le preguntó Luke a Ava

—Si—vacilo en su respuesta—¿Como pagaste todo esto?

—Un... nuevo negocio—desvía la mirada—Por que no vas a la terraza a tomar aire 

—Si... creo que es lo mejor—se lleva las manos a la cabeza—El viaje me sentó un poco mal 

Ava salió de la sala y después de unos minutos el sonido de sus tacones impactando la madera dejó de oírse 

—Yo iré a tomar un baño—se levanta Zoe—Necesito refrescarme. ¿Dónde está?

—Al fondo a la derecha—indica Luke aun de pie—Justo frente a tu habitacion 

Finalmente, Zoe y Ava salieron de la sala, dejándonos solos a Luke y a mí. De repente, la sala quedó en silencio. Solo escuchaba el sonido de Max comiendo en la cocina. Me quedé sentada observando a Luke quien había tomado asiento en el sofá que queda justo frente a mi, estaba allí con el teléfono en las manos, mirando la pantalla con una expresión pensativa.

Luke era un hombre alto y delgado, con una tez blanca y cabello rubio claro que le caía sobre la frente. Sus ojos azules eran intensos y parecían mirar más allá de lo que estaba frente a él. Me miró, sonrió ligeramente y volvió a concentrarse en su teléfono. 

Sabía que Luke estaba enamorado de Ava, y eso me recordaba a un amor puro y sincero. Pero, por otro lado, sabía que Lucas le había mentido a Ava. 

Recuerdo el día que nos llevaron a la comisaría. Lo escuché nombrar a Aleska, y en ese momento supe que estaba conectado con la mafia rusa. Me gusta creer que no me vio o que prefiero ignorar mi presencia porque sabía que no iba a decir nada.

Pero lo que no entendía era el porqué  le había mentido a Ava sobre su puesto en la organización. Decía que era bajo en la pirámide, pero yo sabía que tenía la influencia suficiente como para sacarnos de la cárcel gracias a Aleska. Eso significaba que era poderoso en la Valky 

—Toma una foto—eleva la mirada—Durará más 

Deja de lado el celular 

—Lo siento—me disculpo cambiando de posición

—No pasa nada Mari—se cruza de brazos—¿Esta todo bien? ¿Te preocupa algo?

—No—niego—Solo estaba pensando 

—Esta ciudad te debe traer muchos recuerdos—mira a Max que se sienta a mi lado—Ava me contó un poco de tu vida. Antes vivias aqui. ¿Verdad?

—Si—acaricio a Max—Solía vivir a la entrada de la ciudad en una casa humilde pero acogedora 

—¿Y tus padres?—indaga—Ava no mencionó nada relacionado a eso 

—Mi madre murió hace alrededor de un año...

Bajo la mirada jugando con mis dedos 

—Lo siento mucho—suspira—Yo tambien perdi a mi madre muy joven tenía alrededor de seis años unos tíos se iniciaron cargo de mi y por cosas de la vida termine en este negocio 

—Yo....—maquino la siguiente mentira—No tengo más familia solo a mi padre

—¿Y dónde está el? 

—No lo sé—me encojo de hombros—Me gusta pensar que podría estar buscando a esa niña que todos buscan

—¿Qué niña?—indaga

—La que todos buscan—lo observó fijamente—¿Por qué no la buscas tú? ¿Acaso no te interesa la recompensa? 

—¿Debería?

—He escuchado que ofrece un muy buen dinero por ella—me remuevo en el sofá—Quizás  si la encuentras puedas dejar esta vida

—Me gusta mi vida—sonríe—Es una muy buena vida, complicada y peligrosa pero buena a fin de cuentas 

Nos quedamos en silencio unos momentos solo escuchaba el crujir de las papas siendo aventadas al tazón por el. 

—Mari...—me meto una de las papas a la boca—Así se llama la niña, Mari Grayson 

No sentí el sabor salado de la comida todo eso fue sustituido por el amargo sabor de boca que me dejó el escuchar mi nombre 

—Irónico—me rio

—Ambas llevan el mismo nombre y...

—Pero no la misma vida—me defiendo—Ella está acostumbrada a la buena vida yo en cambio lucho por sobrevivir todos los días 

—¿Tu padre pertenecía a alguna organización?

—No—pienso rápidamente—No que yo sepa, nunca me dijo nada 

—Mmm—musita—Entonces es más difícil encontrarlo. Seguramente debe estar en Boston

—¿Boston?—dudo—¿Por qué Boston?

—Un pista hueca 

Asiento

—¿Por qué es tan importante?—frenó de golpe—¿Que buscan de Mari? 

—Mari Grayson, la diosa de ojos verdes como esmeraldas y cabello negro como la noche—hace una pausa—Es como el infierno personificado, un abismo sin fondo de destrucción y caos. Su presencia es como una llama que consume todo a su paso, dejando solo cenizas y ruinas.  Es una criatura de leyenda, una diosa del destino. La destructora de mundos su fuerza es como un terremoto que sacude la tierra, capaz de derrumbar montañas y reducir ciudades a escombros.  Puede reducir galaxias a polvo, hacer que estrellas exploten y planetas se desintegren. Su mirada puede congelar el tiempo y hacer que el corazón de cualquier hombre se detenga. Ella es el infierno...

No podía creer lo que estaba escuchando. ¿Yo? ¿La Destructora de Mundos? No tenía idea de que podía ser capaz de tanto. ¿Era verdad? ¿Era yo realmente capaz de destruir mundos?. La idea me parecía absurda, imposible. Luke continuó hablando, pintando un cuadro de mí que me parecía irreconocible. Me describía como una diosa, una criatura de poder y fuerza.

—Ya estoy lista—Zoe aparece en el umbral de la sala

—Me iré a dar un baño—me levanto—Haber si salimos a algun lado 

—Si porque tengo muchos planes para hacer hoy—dice Zoe—Podemos ir a la biblioteca y después al parque o ir cine y después ir a patinar o hacer todas. Luke sabías que Mari patina super bien

—¿Patinaje? ¿Prácticas patinaje Mari?

—Solo se hacer algunos trucos—esquivó la pregunta 

—¿Trucos?—cuestiona mi amiga—Ella es la mejor pareciera que patina en el aire nunca había visto a alguien patinar así. Es una diosa

Diosa 

—Enserio—ladea la cabeza—¿Y donde aprendiste? Mari... 

—Cerca de donde vivía antes había unas pistas comunitarias—explicó—Alli aprendi algunas cosas 

—Interesante Mari no sabia eso de ti—se lleva las manos a los bolsillos—En fin nunca se termina de conocer a la personas 

Deje a Zoe y Luke conversando en la sala  y me marché hacia el baño. Me metí bajo el agua caliente y cerré los ojos, dejando que el estrés se escurriera de mi cuerpo.

Después de bañarme, fui a mi habitación, que estaba justo al lado de la de Zoe. Abrí mi maleta y comencé a buscar algo cómodo para ponerme. Al probarme un par de pantalones, me di cuenta de que ya no me quedaban bien. Estaban demasiado cortos y ajustados. Me miré en el espejo y vi que mi camiseta también estaba demasiado ajustada.

¿Cómo había crecido tanto sin darme cuenta? ¿Por qué todo me quedaba pequeño de repente?

Mientras doblaba mi ropa, no pude evitar sonreír. Me parecía gracioso cómo había crecido tanto en tan poco tiempo. Tenía solo 7 años, pero parecía tener 10. Pronto iba a pasar a Zoe en estatura. Mi ropa ya empezaba a quedarme pequeña, y no sabía cómo mantenerme al día con mi crecimiento. En unos meses, todo lo que tenía ya no me iba a quedar.

 Suspiré y seguí buscando hasta que por fin encontré algo 

—¿Y Luke?—preguntó al solo ver a las chicas sentadas en la sala 

—Tuvo que salir—me avisa Ava—Volverá hasta la noche 

—¿Qué les parece si vamos a la biblioteca?—pregunta Zoe 

—¿A pie?—enarco una ceja—No está muy lejos 

—Luke me dejó su camioneta—Ava saca las llaves—Vamos las llevo quiero ir por un helado 

—Si es así vamos 

Miro a Ava mientras conduce, su mirada está fija en la carretera, pero yo sé que su mente está en otro lugar.  Al salir de la calle principal, la ciudad se despliega ante mí como un tapiz de colores y texturas. El sol comienza a declinar, pintando los edificios de tonos cálidos y dorados. Mi cabello castaño se mece por el viento, como si estuviera bailando al ritmo de la ciudad.

Llegamos a la biblioteca, un edificio imponente de piedra gris, la fachada es majestuosa, con columnas altas y ventanas que parecen mirar hacia el infinito. Zoe y yo cruzamos el umbral, dejando atrás el bullicio de la ciudad. El silencio nos envuelve como un abrazo cálido y acogedor. 

Los pasillos se extienden ante nosotros como un laberinto, llenos de estantes. Me detengo en una sección particularmente bonita, donde los libros de poesía y literatura clásica se alinean en estantes de madera oscura. La luz del sol se filtra a través de las ventanas, iluminando las páginas como si fueran reliquias sagradas. 

Comienzo a caminar por el pasillo central, sintiendo la suavidad del suelo bajo mis pies. Zoe se detiene en una sección de libros de historia y comienza a hojearlos. Yo sigo adelante, dejándola disfrutar de su pasión. De repente, escucho pasos en el otro pasillo. Son ligeros y rápidos, se detienen y luego comienzan de nuevo.

El dije en mi cuello parece cobrar vida, un calor suave se extiende por mi piel. Me toco el dije, sintiendo las corrientes eléctricas que emite, como un pulso que late en sincronía con mi corazón. Miró alrededor del pasillo, buscando alguna señal de él. Los libros en los estantes parecen estar en silencio, pero yo siento una vibración en el aire, como si la conexión entre nosotros estuviera cargando la atmósfera.

El dije es nuestro lazo invisible, el símbolo de nuestra conexión. Cuando estoy cerca de Damián, siento una descarga de energía que me hace sentir viva. Los risas de Ava y Zoe me distraen regresando mi mirada hacia ellas 

—Mari—me llama Zoe—Puede dejar este libro en la sección de fantasía la bibliotecaria aceptó el intercambio 

—Si ahora regreso 

Tomé el libro de las manos de Zoe y me dirigí hacia la sección, ubicada en el extremo opuesto de la biblioteca. Mientras caminaba, sentí esa conexión familiar, esa pulsación en mi dije que siempre anunciaba la presencia de Damián.

 Me detuve en seco, mirando alrededor con curiosidad. ¿Dónde estaba? No vi nada fuera de lo común, solo estudiantes y bibliotecarios trabajando en silencio. Los libros en los estantes parecían estar en orden, las luces de la biblioteca brillaban con suavidad y el aire estaba lleno del olor a papel y tinta.Pero la sensación persistía.

 Regresé sobre mis pasos, buscando algo que hubiera pasado por alto. Miré hacia los pasillos laterales, hacia las secciones de ficción y no ficción, hacia las mesas de estudio. Pero no había nada. Solo la misma escena tranquila de siempre.

Llegué a la sección y dejé el libro en su lugar. Mi mirada recorrió el entorno, buscando cualquier señal de Damián. Miré hacia las ventanas, hacia las puertas, hacia los rincones más oscuros de la biblioteca. Pero no había nada. Sin embargo, la sensación en mi dije no cesaba.  ¿Por qué sentía que Damián estaba cerca si no había ninguna señal de él?. La respuesta nunca llegó. Tenía que conformarme con ver a Damian solo en mis sueños 

Regrese con Ava y Zoe las cuales seguían en la misma sección que había dejado atrás

—Listo—dije mostrándoles mis manos—Trabajo hecho 

—Estoy aburrida—Ava se recarga sobre un estante—No es nada contra ustedes chicas es solo que no soy muy fan de la lectura 

Abre un libro hojeándolo 

—En la secundaria leíamos todos los días tres horas seguidas—deja el libro en su lugar—Conozco la trama de la mayoría de estos libros

Zoe abre un libro que parece llamarle la atención 

—Al final el policía muere—Zoe la mira mal cerrando el libro 

—Vamos al parque—sugiero—Podemos tomar fotos 

—Esa idea me gusta Mari—Ava se levanta emocionada caminado a la salida 

Después de pasar horas en la biblioteca, decidimos salir a disfrutar del día. Ava nos llevó al parque, donde el sol brillaba y el aire estaba lleno de vida. Zoe estaba feliz con su libro nuevo, y Ava sonreía con su helado en la mano. 

Nos sentamos sobre el mármol fresco. Atrás de nosotras, el agua caía suavemente, creando un sonido relajante. A lo lejos, veía a unos chicos paseando en bicicleta y recordé  que hace mucho no me subo a una. A pesar de la tranquilidad que había encontrado en el parque, todavía sentía esas corrientes eléctricas.

—¡Sonríe, Mari! —me me dice Zoe, mientras me apunta con la camara 

Hice una pose rápida antes de que el flash me cegara 

—¡Y ahora, una de las tres! —añade Ava, abrazándonos.

—¡Me encanta tomar fotos!—apunta la cámara en otra dirección—Me dan ideas para pintar cuadros.

—Tenemos que guardar memoria porque hay muchos lugares más que ver—Zoe me mira con complicidad—No podemos gastarla toda el primer dia 

—Si—le sigo la corriente—Aún quedan muchos lugares que ver 

—¿Ya habías estado aquí antes Mari?—Ava me voltea a ver bajando la cámara 

—Un par de veces—contestó—Cuando mi mamá aún vivía 

— ¿De dónde eres originalmente, Mari?

—De Gotham City...—freno de golpe al darme cuenta de mi error

—¿Gotham City?—cuestiona Zoe—Pensé que eras originaria de Pensilvania 

—Nací en Gotham y después me mude—me excuso—Gotham solo solía visitarla de paso  

—¡Eso es increíble!—Zoe se pega mas a mi—Mi mamá solía vivir allí cuando era muy joven.He oído que es una ciudad hermosa. Siempre he querido visitarla 

—Sí...—hago una pausa—Pero no he vivido allí mucho tiempo. Me mudé con mi familia cuando era pequeña y después estuve moviéndome por diferentes lugares.

—¿Ah, sí? ¿Dónde más has vivido?

—Bueno, he vivido en varios lugares. Mi familia siempre estaba viajando por trabajo, así que nunca estuvimos en un lugar fijo durante mucho tiempo.

—¿Cual ha sido tu lugar favorito?—Zoe comienza a levantar la cámara para tomar otra foto 

—Gotham City—posó—Por lo poco que he visto se que me gusta 

—Deberíamos irnos—Ava mira el cielo—Ya esta algo tarde 

Los tonos azules y blancos ahora daban paso a una paleta de colores cálidos: anaranjados, rosados y purpúreos. El atardecer se acercaba. 

—Vamos —dije, recogiendo la cámara y colgándomela del hombro.

Zoe y Ava se unieron a mí, y juntas comenzamos a caminar hacia la salida del parque. El sol se escondía detrás de los edificios, lanzando sombras largas y oscuras por las calles. El aire se llenó del aroma de las flores y la hierba recién cortada. Las luces de la ciudad comenzaban a encenderse, creando un efecto mágico.

Mientras caminábamos, observé cómo el sol iba cayendo lentamente en el horizonte. Su luz se desvanecía, dejando paso a la oscuridad. El cielo se tiñó de tonos más intensos: rojos, naranjas y purpúreos. Las nubes se iluminaban desde dentro, como si estuvieran en llamas dando paso a la noche mientras íbamos en carretera. 

Bajo las escaleras empinadas, que parecen no tener fin. Mi cabello castaño cae sobre mi espalda como una cascada oscura mientras desciendo, paso a paso, guiada por el barandal de hierro que se curva como una serpiente a lo largo de la pared.

Las escaleras se pierden en la oscuridad, y yo con ellas, hasta que llego a la parte baja, donde la luz de las farolas ilumina las sombras. El frío me envuelve, pero mi mente está en otro lugar. Mis manos están hundidas en los bolsillos de mi chaqueta, buscando refugio de la noche y de mis propios pensamientos. Miro hacia arriba y veo la altura que he bajado, luego miró hacia abajo, hacia las calles de la favela, y veo la vida que late en ellas. Los contenedores de basura escupen llamas, como si estuvieran vivos, y la gente se apretuja en los portales, susurrando y murmurando creando un rumor constante.

—Estoy muy nerviosa—susurra Zoe 

—Respira—le sugiero—Todo saldrá bien 

—¿De que tanto hablan?—Ava frena

—Metrópolis—balbuceo—Hay tanto por ver...

—Es linda si—admite—Pero prefiero Nueva Orleans, no hay nada mas lindo que mi ciudad, la música, la comida...

—El carnaval—interrumpe Zoe—Tenemos que ir, Mari te va encantar hay de todo... 

De repente, un estruendo resuena en mis oídos y la luz se apaga. Algo ha atravesado los cables, dejando solo sombras, la oscuridad es total. Las farolas que nos alumbraban se apagan, sumiéndonos en la noche. Los pedazos de los focos revientan y caen a nuestro alrededor. 

El ruido es ensordecedor y el polvo y escombros llenan el aire. Me cubro la cabeza con los brazos y esperó a que pase la tormenta. Cuando cesan los ruidos, me atrevo a bajar los brazos.

—Chicas—Ava y Zoe están cerca, pero no puedo verlas bien 

Intento caminar pero me detengo cuando pisó algo metálico me agacho para recogerlo tomándolo entre mis dedos. Es un dispositivo pequeño, no mayor que una caja de cerillas. Tiene una pantalla diminuta y botones laterales. En la parte superior, hay una inscripción: 'G-W'

Levantó la mirada del dispositivo y miro a mi alrededor. La oscuridad es total, pero mi atención se dirige al ruido de los contenedores de basura que se mueven en la distancia. El sonido es siniestro y me pone la piel de gallina. De repente, siento una mano que me sujeta del brazo. Es Ava, que me jala para que corra.

Siento una descarga de adrenalina en mi cuerpo cuando Ava me agarra del brazo y me jala hacia adelante. Mis piernas se mueven sin que yo lo decida, como si tuvieran vida propia corriendo a la par de las hermanas 

—¡No miren atrás! ¡Sigan corriendo! 

A medida que corremos, los pasos detrás de nosotras se escuchan cada vez más lejos, el sonido es como un tamborileo lejano, pero pronto, el murmullo comienza a crecer. Es un susurro bajo y constante. El murmullo se vuelve más intenso, más fuerte, hasta que se convierte en un rugido ensordecedor. Es como si la oscuridad misma estuviera gritando detrás de nosotros.

—¡Están cerca! ¡Corran!

Corremos desesperadamente por el estrecho pasillo. Ava nos jala hacia adelante pero chocamos contra una esquina que no tiene salida,  Ava no se detiene, nos jala hacia otra dirección sujetando con fuerza nuestras muñecas. La luz de la luna se filtra a través de la niebla, iluminando el camino como un faro en la noche. Todo parece detenerse cuando el pequeño reflejo de una luz se proyecta por un pequeño agujero. 

—¡Allí!— gritó, señalando la luz.

La luz se vuelve más intensa, revelando una puerta antigua con un picaporte oxidado. Ava se lanza hacia ella con fuerza, la patea con determinación, una, dos, tres veces. La puerta cruje, resistiendo, pero Ava no se rinde. Con un último empujón, la puerta se abre de golpe, revelando otra zona de las favelas 

—¡Corran!—Ava nos empuja hacia delante— ¡Corran!

La luz artificial de la calle ilumina mi rostro, bañándome en un resplandor cálido. Llegamos a la puerta de la casa rentada, jadeantes. Ava introduce la llave en la cerradura, pero sus manos tiemblan. La llave se resbala, cae, y Ava la recoge con dedos trémulos.

Vuelve a intentarlo, y esta vez la llave se inserta con un clic. Ava gira la manija y empuja la puerta con fuerza. Se abre de golpe, revelando un interior cálido y acogedor. Nos precipitamos hacia adelante, cerrando la puerta detrás de nosotras. Ava la bloquea con el cerrojo, asegurándonos que estamos a salvo.

—¿Qué fue eso?—jadeo

—No lo sé, pero estamos a salvo ahora

Ava me abraza fuerte, besando mi frente con suavidad. Zoe también está allí con su pequeño cuerpo temblando de alivio entre nosotras.

—¿Qué hacían esos ruidos?

—No lo sé, cariño. Pero ya pasó—el abrazo se intensificó—Estamos a salvo ahora.

Pánico

El pánico del secuestro me llevan aferrarme más al suéter de Ava. Aspiró profundamente, buscando el olor a lavanda y vainilla que siempre me tranquiliza.

Pero en lugar de eso, siento el olor a pólvora y metal. Veo las balas rebotando en las paredes, el frío de los Alpes suizos penetrando en mis huesos. Mi corazón late con fuerza, mi respiración se vuelve agitada. Ava me sostiene con fuerza, y con su voz susurra palabras de consuelo en mi oído. 

Pero los recuerdos siguen ahí, acechando en mi mente. El secuestro, la pérdida, el dolor. Aspiró profundamente de nuevo, buscando el olor a lavanda y vainilla. Esta vez, lo encuentro. El calor y la seguridad de Ava y Zoe me envuelven, y poco a poco, el pánico se disipa. Estoy en casa. Estoy a salvo

Nadie sabe quién soy. He escondido bien mis huellas, nadie conoce mi identidad. Soy un soldado de la FAES, me entrenaron para sobrevivir, para protegerme a mí misma y a los demás. Mi mente repite estas palabras como un mantra, tratando de calmar el miedo que me consume. Pero no puedo negar la verdad: estoy aterrorizada.

¿Y si me encontraron? 

Mi corazón late con fuerza, mis manos tiemblan ligeramente mientras aflojo el agarre del suéter. No puedo permitir que el miedo me paralice. Me entrenaron para esto, para enfrentar situaciones como esta. Respiro profundamente, tratando de calmar mi nerviosismo. 

Poco a poco, comienzo a aflojar el agarre del suéter. Mis dedos se relajan, liberando la tensión que los mantenía rígidos. Respiro profundamente, sintiendo cómo el aire llena mis pulmones. El miedo y la ansiedad comienzan a disiparse, reemplazados por una sensación de calma y seguridad.

Esa noche no pude dormir. Los recuerdos del secuestro y la huida astillaban en mi mente, no me dejaban descansar.  Esa noche, Ava, Zoe y yo dormimos juntas en la misma habitación. Max se acostó a nuestros pies, y Luke hizo guardia toda la noche, asegurándose de que no hubiera ninguna amenaza. Luke se convirtió en un hombre obsesionado con la seguridad. Mandó a custodiar todas las zonas que frecuentábamos, asegurándose de que no hubiera ninguna brecha. Autos blindados nos seguían a donde quiera que íbamos, con guardaespaldas entrenados para protegernos.

Cada rincón de la ciudad parecía tener un agente de seguridad. Luke se había fijado en cada cosa, en cada detalle. Desde la ruta que tomábamos hasta el restaurante donde comíamos, todo estaba planeado y vigilado.

La casa estaba rodeada de cámaras y sensores, y había hombres de seguridad en cada esquina. Pero lo que más me impresionaba era la atención al detalle de Luke. Sabía exactamente qué necesitábamos en cada momento, y siempre estaba un paso adelante. Era como si hubiera anticipado cada posible amenaza, cada posible peligro. Y había tomado medidas para prevenirlos.

 Así transcurrió la primera semana hasta que llegó nuestro último día en Metrópolis y con ello la tan esperada propuesta.

La ciudad estaba llena de misterio y emoción mientras recorríamos sus calles, siguiendo pistas y descifrando acertijos. Cada lugar era una sorpresa, un regalo de Luke para Ava. Primero, encontramos un concierto privado en un jardín secreto, donde un violinista interpretó la canción favorita de Ava. Luego, nos llevó a un restaurante con vistas impresionantes, donde disfrutamos de un banquete de ensueño. 

Pero nada nos preparó para la sorpresa final. A medianoche, llegamos a un edificio impresionante, decorado con velas y flores. El techo estaba abierto, y la vista de la ciudad era impresionante. Fue entonces cuando Luke se arrodilló frente a Ava, con Max a su lado, llevando un collar con el anillo de compromiso. 

Los fuegos artificiales explotaron en el cielo, iluminando el momento. La noche fue mágica, llena de amor y sorpresas. Hubo juegos de luces, música suave y champagne. La ciudad brillaba bajo nosotros, mientras celebrábamos el amor de Luke y Ava. 

Me uní a la pareja  en la pista de baile. Max, también se unió, moviendo su cola con entusiasmo y Zoe bailaba con nosotros. De repente, el cielo nocturno se transformó en un mar de luz. Los globos de Cantoya emergieron de la oscuridad, alumbrando todo el cielo con su suave resplandor.

Miles de ellos, como lunas diminutas, flotaban en el aire, llenando el espacio con una luz etérea. Dejamos de bailar corriendo al barandal para admirar más de cerca el espectáculo

—Hermoso—susurro cuando un globo se eleva frente a mi rostro 

Por un momento, olvidé todo lo malo. Pero no pude evitar pensar en mi padre, donde quiera que esté. Quería que supiera que estoy bien, que estoy con personas que me cuidan y me aman. Quería que supiera que estoy luchando por superar esto, quería que supiera lo amo y lo extraño.

—Sonrían—grita Zoe tomando una selfie—Digan Metrópolis

—¡Metrópolis!









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