» 016
—Julliet, sigues estando manchada por la baba del demodog.
La mencionada gruñó ante lo dicho y se dirigió corriendo al baño. Lo que ella no sabía era que eso era parte de un plan de los niños para que la mayor no se interpusiera cuando ellos estuvieran espiando a Steve y a Billy, quienes estaban hablando afuera de la casa de los Byers.
Julliet llegó al baño, cerrando la puerta y luego se quedó mirándose al espejo. Se veía bastante demacrada, pero había pasado mucho en tan solo un día, así que era normal.
Luego de reaccionar, observó su camiseta, lista para poder lavarla, pero frunció el ceño al percatarse de que ésta se encontraba limpia.
—Me están jodiendo...—maldijo ella por lo bajo y justo se escuchó un fuerte estruendo y unos gritos adentro.
Julliet salió corriendo del baño, encontrándose con una escena que no le gustó para nada.
Billy estaba amenazando a Lucas, sujetándolo de manera brusca contra un mueble.
—¡Detente!—le gritó la chica y Billy se dio la vuelta con sorpresa, sin esperarse para nada su presencia en ese lugar.
—Así que mi hermana no solo estaba con el rey Steve, sino que también con la reina Julliet—se burló el contrario, sin soltar a Lucas—¿Debería alegrarme o preocuparme más?
—Suéltalo, Billy.
El mencionado alzó una ceja ante el tono de voz amenazante de Julliet.
—¿Y si no, qué?—rió el chico—Eres bastante linda e interesante, Julliet, pero sigues siendo una chica, eso te hace débil contra mí.
—¡No le hables así!—gritó Lucas dándole una patada en la entrepierna a Billy, haciendo que éste lo soltara y después lo mirara con odio.
—¡Estás muerto, Sinclair! Estás muerto.
Julliet iba a acercarse, pero justo Steve apareció, quien le hizo una gesto de que se quedara quieta, por lo que le hizo caso.
—No, tú lo estás—le dijo Steve a Billy y luego lo golpeó en el rostro.
Sin tener tiempo para reaccionar ante la pelea, Julliet se acercó de inmediato a Lucas y lo llevó junto con el resto de los chicos, quienes lo abrazaron con fuerza.
Ante el golpe proporcionado, Billy rió a carcajadas, con la nariz sangrando.
—Por fin, parece que sí tenías fuego adentro, ¿eh?—carcajeó—He estado esperando conocer al rey Steve del que todos me han estado hablando.
—Lárgate.
Billy se quedó quieto luego de esas palabras, pero no duró mucho, ya que le lanzó un golpe a Steve de forma inesperada, pero él logró esquivarlo y le encestó un golpe.
Julliet apretó los labios, viendo la escena frente a sus ojos.
Debía detenerlos, uno de ellos podría salir realmente lastimado.
En un parpadeo, Billy le había roto un plato en la cabeza a Steve, cosa que le hizo abrir los ojos en demasía por la sorpresa y la preocupación.
—Billy, estás yendo demasiado lejos—dijo Julliet acercándose hacia ambos chicos, pero el mencionado estaba demasiado concentrado en golpear a Steve—¡Oye, escúchame! ¡Suéltalo!
Pero Billy no se detuvo, por lo que Julliet arrugó el ceño con rabia y sin que él se lo esperara, le lanzó una fuerte patada, cosa que lo hizo caer al suelo, al lado de Steve. Los chicos se quedaron mudos ante eso, pero Max aprovechó la oportunidad para agarrar el sedante que de Will que tenían en un mueble y se le acercó, inclinándose sobre él y enterrándoselo en el cuello.
Billy, bastante aturdido por la patada y por el sedante, comenzó a ver todo borroso mientras que permanecía en el suelo.
Max agarró el bate con clavos y lo elevó de forma amenazante hacia su hermano.
—De ahora en adelante, nos dejarás a mí y a mis amigos en paz. ¿Entendiste?
—Vete a la mierda.
Enfadada, Max golpeó con el bate entre las piernas de Billy y luego lo volvió a levantar.
—¡Di que entendiste!—ante el silencio de su hermano, volvió a gritar—¡Dilo! ¡Dilo!
—Entendido.
—¿Qué?
—Entendido.
Luego de eso, Billy cayó inconsciente, por lo que Max aprovechó de sacarle las llaves del auto del bolsillo y se las mostró al resto.
—Salgamos de acá—dijo ella, haciendo que Julliet alzara una ceja.
—Espera, ¿con el permiso de quién, jovencita?—refutó la mayor, ubicando sus manos en su cintura como una señora.
—Tenemos que hacer algo y lo sabes, Julli—le dijo Mike, dejando algo pensativa a la chica.
—Está bien, déjenme encargarme de Steve y de Billy y lo pensaré.
Julliet tomó a Steve en sus brazos en sus brazos y lo dejó sobre el sofá, después hizo lo mismo con Billy y luego fue a la habitación de Jonathan a buscar unas frazadas y al volver, ninguno de los niños estaba ahí. Ni siquiera estaba Steve donde lo había dejado.
—Tienes que estar jodiéndome—maldijo por lo bajo y lanzó las frazadas al suelo para salir corriendo de la casa, encontrándose con los chicos montados en el auto, por lo que se ubicó frente a él—¡Bájense ahora mismo! ¡Dije que iba a pensarlo!
—¡No hay tiempo para pensar!—le gritaron ellos de vuelta.
—¡No pueden llevar a Steve en ese estado! Además, ¡¿cómo diablos Max va a manejar?!
—Julliet, si no sales de ahí te pasaré el auto por encima—amenazó la pelirroja, dejando boquiabierta a la mencionada.
—¡¿Disculpa?!
—¡Sube rápido o nos iremos sin ti!
Incrédula, Julliet les terminó haciendo caso y se subió en la parte trasera del auto, soltando un bufido.
Había sido manipulada y amenazada por unos niños.
Unos minutos después, Steve comenzó a despertar y Dustin trató de calmarlo, pero al estar más consciente, el mayor se alteró al ver la situación en la que estaban.
Julliet no podía culparlo, se llevaba mordiendo las uñas todo el camino por los nervios.
—¡Detengan el auto! ¡Desacelera!—gritó Steve entrando en pánico.
—Les dije que se espantaría.
—¡Pues claro que sí!—exclamó Julliet con el ceño fruncido y sintió como Steve se aferraba a ella con fuerza, haciéndola callar al instante.
—¡Cállense todos ya! ¡Intento concentrarme!—Max alzó la voz con rabia.
—Oye, esta es Mount Sinai—Lucas llamó la atención de la pelirroja.
—¿Qué?
—¡Gira a la izquierda!
Max hizo lo que Lucas le dijo y chocaron contra un cartel, haciendo gritar a todos en el auto. Steve estaba lanzando gritos al aire como loco, aún aferrándose con su vida a Julliet.
Luego de eso, el auto se detuvo en el lugar de los túneles.
—Increíble.
—Te lo dije, zoomer.
Los niños se bajaron del auto y comenzaron a prepararse, Julliet se preguntó como rayos habían organizado todo eso en tan poco tiempo, se sintió muy tonta en ese momento.
La chica se bajó del auto y ayudó a Steve a bajar, los dos mirando a los niños con el ceño fruncido.
—¿A dónde creen que van?—preguntaron al unísono con desaprobación.
—¡No vamos a ir allá abajo! ¿Me escuchan? ¡Esto termina ahora mismo!
—¡Julliet, Steve! Están molestos, lo entiendo, y perdónanos por chantajearte, Julli—habló Dustin—Pero la realidad es que un miembro del grupo necesita ayuda y es nuestro deber proporcionarle esa ayuda. Sé que le prometiste a Nancy que nos mantendrías a salvo, Steve, así que hazlo.
Dustin le extendió una mochila con el bate a Steve y Julliet soltó un suspiro.
—Te disculpas por chantajearme pero luego haces lo mismo con Steve—murmuró ella por lo bajo, dándose la vuelta.
Mirándola con algo de pena, Dustin parpadeó varias veces. Su intención no era que Julliet se molestara con él.
Luego de que Steve y Julliet se prepararan, todos bajaron a los túneles, observando con impresión a su alrededor.
—Estoy seguro de que es por aquí—Mike señaló el mapa con la linterna.
—¿Te parece o estás seguro?
—Estoy 100% seguro, síganme y lo verán.
—Hey, no lo creo—Julliet lo interrumpió con la voz pesada, todos se dieron cuenta de que ella estaba enojada—Si alguno de ustedes muere aquí, nos culparán a Steve y a mí, pero sobre todo a mí porque dejé que esto pasara estando consciente. ¿Entienden? Los quiero mucho, pero en este momento estoy molesta.
Steve asintió con la cabeza, acercándose a ella.
—Julliet tiene todo el derecho a estar molesta—dijo él—Entiendo que estén tratando de ayudar a su amigo, mocosos, pero lo que hicieron no está bien.
La chica lo miró, agradeciéndole el apoyo, y luego le quitó el mapa a Mike.
—A partir de ahora, Steve y yo los guiaremos. Muévanse.
El grupo caminó por los túneles, siendo guiado por los dos mayores, hasta que los gritos de Dustin llamaron la atención de todos.
—¡Mierda!
Los demás corrieron a ver al niño, quien estaba en el suelo gritando.
—¡¿Qué pasó?!
—¡Sé me metió en la boca! ¡Mierda!—gritaba Dustin, tosiendo. Luego de unos segundos, se calmó—Estoy bien.
El grupo lo miró incrédulo y siguieron con su camino, hasta que llegaron a un lugar en especial.
—Bueno, Mike—comenzó diciendo Julliet, mientras miraba el mapa—Creo que encontramos tu cueva.
Todos iluminaron con sus linternas el sitio, el cual era algo abierto y tenía varios túneles abriéndose paso a su alrededor.
—Mojémosla.
Estuvieron mojando la cueva con gasolina un buen rato y luego todos se amontonaron en el túnel para escapar.
—¿Están listos, chicos?—preguntaron Steve y Julliet al unísono.
—Listos—respondieron los niños.
—Que arda.
Julliet sacó el encendedor y lo prendió, quejándose por lo bajo, ya que luego estaría en problemas por eso.
Lanzó el encendedor y rápidamente se prendió fuego, las criaturas chillaron y se retorcieron con dolor.
—¡Vámonos!—gritó Steve y todos salieron corriendo.
Al escuchar los gritos de Mike pidiendo ayuda, todos se devolvieron. El chico se encontraba en el suelo, su pierna siendo rodeada por una de las criaturas.
—¡Steve, ayúdalo!
El mencionado agarró el bate con clavos y golpeó varias veces con fuerza a la criatura, hasta que ésta por fin soltó a Mike.
—Tenemos que salir de aquí ahora.
Todos retrocedieron asustados cuando un demodog apareció frente a ellos y les gruñó, pero Dustin se quedó sorprendido en su lugar.
—¿Dart?—preguntó él y Julliet lo miró confundida.
—¿El que se comió a tu gato?—preguntó ella.
Cuando Dustin se comenzó a acercar lentamente a Dart, todo el grupo entró en pánico y le pidieron que retrocediera, pero el chico se negó, pidiendo que confiaran en él.
Se puso de cuclillas frente al demodog y sacó un chocolate de su mochila, dándosela. Dart se distrajo en eso, ya que comenzó a comerse el dulce.
El grupo aprovechó de seguir con su camino rápidamente, no podían seguir perdiendo el tiempo cuando el portal podría cerrarse en cualquier momento.
El túnel comenzó a temblar, haciéndolos caer al suelo y pronto unos gruñidos se comenzaron a escuchar.
Los demodogs venían.
—¡Ahí está! ¡Vamos, vamos!—gritó Steve cuando encontraron la cuerda para salir.
Ayudaron a Max a salir primero, luego fue Lucas, Mike le siguió y por último fue Dustin.
Cuando Julliet iba a subir la cuerda, las sombras de los demodogs cruzando la sorprendieron.
—Ya no hay tiempo...
—¡Julliet, Steve! ¡Vamos!—gritaron los niños desde arriba.
Y cuando los demodogs se acercaron a ellos a toda prisa y Julliet se aferró con fuerza a Steve, cerrando los ojos, ella pensó que todo había acabado.
Pero no fue así.
Las criaturas pasaron de ellos, actuando como si fueran invisibles y siguieron corriendo. Steve abrazó a Julliet con fuerza, con cuidado de que no se fuera a caer.
—Es Eleven—murmuró Julliet ante la confusión de Steve.
—De acuerdo, salgamos.
Steve ayudó a Julliet a salir del túnel y por último fue él. Al estar fuera, los niños rápidamente se lanzaron a la chica, casi llorando.
Sobre todo los chicos, quienes eran cercanos a ella desde que eran pequeños.
—Ya, está bien, tranquilos—les dijo ella con una sonrisa en su rostro.
Habían salido vivos de eso.
Un toque en su hombro llamó su atención y volteó a ver, encontrándose con Steve. Él alzó su pulgar en su dirección, haciendo reír a la chica.
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Los días pasaron y el funeral de Barb llegó, ya la habían dado por muerta al no encontrar nada que los guiara hacia ella.
Julliet y Nancy se sentían muy mal al no poder decirles la verdad a sus padres, pero era por el bien de ellos.
El día del baile de invierno había llegado y Julliet se preparó como pudo.
Llevaba un vestido confeccionado en una suave tela color crema, con un escote halter que se ata en la espalda. Los cuerpos están estructurados y ajustados, mientras que la falda se expande en forma de A y termina justo por encima de la rodilla.
Su cabello castaño largo fluía en suaves ondas justo debajo de sus hombros. La sección superior de su cabello estaba retorcida en pequeñas e intricadas trenzas, tirando de los lados hacia atrás con un lazo rojo y pequeñas pinzas para el cabello de flores a cada lado de su cabeza, dejando que el resto de su cabello cayera como una cascada.
Ya de noche y en la escuela, la chica se encontraba tomando ponche en un costado, viendo al resto bailar.
Una figura apareció a su lado, haciéndola sorprenderse y luego sonreír.
—Dominic... Hace tiempo que no te veía—comentó ella con un tono de voz suave.
—Sí, faltaste bastante a clases—respondió él—No me viste en mi regreso al equipo y bueno... Ya no me podrás ver más, era nuestro último año.
Julliet apretó los labios, sintiéndose un poco mal.
—Lo siento, es que pasaron cosas...
—Oye, no te estoy reprochando ni nada—interrumpió Dominic de inmediato—No te sientas mal por eso.
Sonriéndole, Julliet asintió con la cabeza y señaló su vaso con ponche.
—¿Quieres ponche?
—Claro.
La chica se quedó desconcertada cuando Dominic agarró el vaso y bebió lo que le quedaba del ponche.
—¡Oye, eso era mío!—exclamó Julliet escandalizada.
—¡Pero me preguntaste si quería!—se excusó de inmediato Dominic.
—¡Para que fuéramos a buscar uno para ti, idiota!
Dominic soltó una carcajada y negó con la cabeza. Los dos se dirigieron a buscar más de la bebida y Julliet sonrió al ver que Nancy era quien estaba sirviendo.
—Te ves muy linda, Nance—le dio un cumplido a su mejor amiga, quien le dedicó una gran sonrisa de vuelta.
—Muchas gracias, tú igual te ves muy linda, Julli.
Nancy les sirvió ponche a ambos. Julliet observó a su alrededor, encontrándose con Jonathan tomándole fotos a los niños que iban llegando. Le hizo una seña, levantando la mano y el chico se dio cuenta de su presencia, devolviéndole el saludo.
—¿Volviste a tener una amistad con Jonathan?—preguntó Dominic al ver aquella interacción.
—Bueno, en realidad nunca dejamos de ser amigos, solo nos alejamos un poco...
Dominic asintió con la cabeza, comprendiendo.
—Es como con Eddie Munson—comentó él y Julliet alzó una ceja al escuchar ese nombre.
—¿Qué tiene que ver Eddie en esto?
—Que ambos siempre fueron apartados por el resto, pero por alguna razón, tú siempre fuiste buena con ellos.
—Porque no son unos chicos malos, Dom.
—Eso lo sé, nunca los he juzgado—aclaró de inmediato—De hecho, ambos me agradan.
Julliet sonrió, terminando de beber su ponche.
Los minutos pasaron y Dominic se tuvo que ir, ya que no quería quedarse tanto tiempo en ese lugar, solo había ido para ver a Julliet.
Luego de que Dominic se fuera, Julliet se quedó afuera, hasta que algo llamó la atención de la chica. Un auto.
Se acercó rápidamente y tocó la ventana al darse cuenta de que se trataba de Steve. El chico se sorprendió al verla, pero bajó el vidrio casi al instante.
—¿Julliet? ¿Así que viniste?—preguntó mirándola de arriba a abajo—¿No estás muy desabrigada? Hace frío.
—¿Serás un caballero y me prestarás tu chaqueta?—se burló ella.
—No—negó Steve—Ven, sube.
Julliet rodeó el auto y se subió en el lado del copiloto, sonriendo.
—Quién lo diría, así que de verdad eres todo un caballero, no queriendo que la dama se muera de frío.
Steve rodó los ojos con diversión y luego llevó sus manos hacia el manubrio.
—Entonces... ¿Noche de películas?
—Noche de películas—afirmó ella y Steve comenzó a conducir para salir del lugar.
El chico se detuvo cuando vio a Hopper y a Joyce abrazados en el estacionamiento. Julliet se inclinó levemente para tocarles la bocina y ellos voltearon a verlos.
Los dos adultos sonrieron cuando los más jóvenes los saludaron haciendo una seña y les devolvieron el saludo.
—Él está feliz—comentó Julliet al ver a Hopper sonriendo—Y eso me pone feliz a mí.
Steve sonrió por las lindas palabras de la chica y siguió manejando.
¡Y así concluye la segunda temporada!
Por cierto, ¿vieron que ya tenemos portada? ¡Está preciosa!
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