» 008
—Se fueron.
Los niños seguían estando en el gimnasio del colegio.
—¿Qué?
—Nancy, Julliet y Jonathan. El auto no está.
—Probablemente Julliet se fue a casa porque Nancy y Jonathan fueron a besuquearse.
—Qué asco.
—No. ¡Imposible!
—¿Se fueron con el jefe?
—No lo sé.
—Ah.
—No—Dijo Eleven.
—¿Qué? ¿Los viste? ¿Sabes a dónde fueron?
—Sí.
—¿Adónde? ¿Adónde fueron?
—Con el Demogorgon.
✰
Los tres llegaron a la casa de los Byers y bajaron a sacar las cosas de la cajuela.
Comenzaron poniendo los focos de las luces de navidad.
Julliet clavó la trampa y volteó a ver a Nancy y Jonathan, quienes asintieron.
Nancy cargó la pistola, Jonathan puso clavos en un bate, Julliet llenó de gasolina el piso, Jonathan sacó un encendedor, Nancy puso más balas en la pistola, Jonathan acomodó la trampa mientras que Julliet hacía presión, Jonathan puso más clavos en el bate, Julliet dejó preparada su ballesta y sus flechas, Jonathan terminó de poner los clavos, Nancy dejó un yoyo sobre una silla, Julliet y Jonathan sacaron sus pies con cuidado de la trampa y suspiraron.
Nancy se acercó a ellos.
—¿Listos?
Ambos asintieron.
✰
Jonathan sacó dos cuchillos y se acercó a las dos chicas.
—¿Por qué sólo dos? Somos tres—Julliet preguntó extrañada.
—Siempre te dio repulsión la sangre—Respondió Byers.
—Pero puedo...
—¿De verdad puedes hacerlo?
Julliet se quedó en silencio unos segundos, eso fue un "no" para Jonathan, así que le entregó el otro cuchillo a Nancy.
—Recuerden...
—Directo al cuarto de Will y...
—No pisen la trampa.
—Esperamos a que el yoyo se mueva y...—Jonathan prendió el encendedor.
—Está bien—Miró a Nancy—¿Lista?—Julliet se alejó de ellos para no ver.
—Lista—Ambos pusieron los cuchillos sobre sus palmas.
—A las tres. Uno... dos... No tienes que hacerlo.
—Cállate.
—Solo digo que no tienes...
—¡Tres!—Ambos hicieron el corte.
✰
Julliet estaba sentada en un sillón sola aparte, mientras que Nancy y Jonathan estaban sentados juntos poniéndose las vendas.
—¿Escuchaste eso?
—Solo es el viento—Vio la expresión de Nancy—No te preocupes. Mi madre dice que la luz te avisa cuando viene.
—¿Te avisa?
—Parpadean. Considéralo una alarma.
Nancy continuó poniendo el vendaje de Jonathan.
—¿Está muy apretado?
—No, está bien. Gracias.
Las manos de ambos se tocaron. Julliet los observó de reojo algo desanimada.
—¿Nancy?
—¿Sí?
Unos golpes en la puerta asustaron a los tres.
—¿Jonathan? ¿Estás ahí, amigo? ¡Es Steve!—Julliet frunció el ceño—Escucha, ¡solo quiero hablar!
Nancy fue a abrir y Steve y ella empezaron a hablar, hasta que el chico entró a la casa y vio todo.
—¿Julliet? ¿Qué está pasando aquí?
Jonathan se acercó a él—Tienes que irte.
—¿Qué es eso? ¿Qué es ese olor?
—¡Lárgate de aquí!
—¿Es gasolina?
Nancy lo apuntó con la pistola.—¡Steve, largo!
—¡Nancy!—Julliet la miraba con los ojos abiertos en demasía.
—Espera. Oye, ¡espera! ¿Qué sucede aquí?
—Tienes cinco segundos para irte.
—¿Es broma? Baja el arma.
—Lo hago por ti—Las luces comenzaron a parpadear.
—Nancy—Julliet y Jonathan trataron de llamar su atención.
—Espera. ¿Qué es esto?
—Tres. Dos.
—¡No! ¡No!
—¡Nancy! ¡Nancy! Las luces.
—Está aquí—Dijo Julliet agarrando su ballesta.
—¿Qué está aquí?—Vio la ballesta de Julliet y el bate de Jonathan—¡Wow! ¡Cuidado con eso!
—¿Dónde está?
—No lo sé.
—No lo veo.
—¿Dónde está qué? ¿Hola? ¿Podrían explicame qué sucede?
Un estruendo resonó. El monstruo estaba entrando por el techo.
Nancy de inmediato le disparó.
—¡Vamos! ¡Corran! ¡Corran!—Jonathan la agarró por la cintura para que corriera y después a Steve de la mano, ya que este estaba sorprendido y paralizado.
Nancy, Julliet, Jonathan y Steve pasaron corriendo por el pasillo de la casa.
—¡Salta!
—¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Dios mío!—Gritaba Steve.
Los cuatro entraron a la habitación y cerraron la puerta.
—¡Dios! ¿Qué demonios fue eso? ¿Qué demonios fue eso?
—¡Cállate!—Gritaron los tres y se giraron hacia la puerta.
Nancy apuntó con su pistola, Julliet con su ballesta y Jonathan preparó el encendedor.
—¿Qué hace?—Preguntó Julliet al escuchar los pasos.
—No sé.
Se escuchó un gruñido pero el yoyo no se movía, después las luces volvieron a la normalidad. Los tres se miraron.
—¿Escuchan algo?
Jonathan apagó el encendedor y Julliet bajó la ballesta—No.
Byers salió primero con el bate, le siguió Nancy, luego Juliet y luego Steve. Los cuatro se asomaron.
Llegaron a la sala, todo estaba a la normalidad.
—Esto es una locura. Es una completa locura—Balbuceaba Steve—Es una locura. Es una locura. Es una locura. ¡Es una locura! ¡Una locura!
Harrington corrió al teléfono y lo agarró tratando de marcar, pero Julliet se acercó y se lo arrebató.
—¿Qué haces? ¿Estás loca?
—¡Va a volver? Así que tienes que irte. Ahora mismo.
Steve la miró titubeante y luego salió corriendo.
Las luces habían comenzado a parpadear otra vez.
—¿Dónde está?
—Vamos. Vamos, hijo de puta. ¿Lo ven?
—No—Respondió Julliet—¿Dónde?
—¡Vamos! ¿Dónde estás? ¡Vamos!
Las luces se apagaron por completo.
Nancy y Julliet se giraron hacia Jonathan, el Demogorgon estaba detrás de él.
—¡Jonathan!
Byers se dio la vuelta ante el grito de ambas, pero el monstruo se abalanzó sobre él y lo hizo caer al suelo, soltando el bate.
—¡Jonathan! ¡Jonathan!
Nancy empezó a dispararle con la pistola.
—¡Vete al diablo, hijo de puta!
El Monstruo se levantó y gruñó cuando Julliet le lanzó una de sus flechas, eso lo detuvo un poco, pero después volvió a acercarse.
Nancy siguió disparándole hasta que se quedó sin balas, Julliet le lanzó otra flecha, pero eso no lo detenía.
Se iba a lanzar contra ellas, cuando alguien apareció golpeandol, impidiéndole acercarse.
—¡Steve!
Steve continuó golpeándolo, guiándolo hacia la trampa, hasta que el monstruo cayó en esta.
—¡Está en la trampa! ¡Está atorado!
—¡Jonathan! ¡Ahora!
Jonathan se acercó, prendió el encendedor y lo lanzó hacia el Demogorgon. Se prendió fuego, haciendo que este chillara.
Julliet corrió a buscar el extintor, después volvió.
—¡Atrás!
Lo roció en el fuego, apagándolo. Los cuatro tosieron. Soltó el extintor y recogió su ballesta.
—¿Adónde fue?
—Tiene que estar muerto—Respondió Jonathan—Debe estarlo.
Las luces comenzaron a prenderse una a una, haciendo retroceder a los cuatro.
Las luces continuaron encendiéndose, ellos las siguieron.
—¿Mamá?
Salieron de la casa, viendo como la luz de afuera parpadeaba hasta que se quedó normal.
—¿Adónde va?
—No creo que sea el monstruo.
✰
Julliet estaba sentada en la sala de espera del hospital. Habían encontrado a Will.
De repente, Jonathan apareció por la puerta.
—Ya—Asintió. Will estaba despierto.
Mike despertó a sus amigos diciéndoles que Will había despertado y los tres salieron corriendo.
Nancy y Julliet caminaron detrás de Jonathan para ver al pequeño Byers.
Mientras los niños hablaban, Julliet y Jonathan se dieron cuenta de que Nancy había salido de la habitación.
Ambos intercambiaron miradas, y Park salió detrás de su mejor amiga.
—Nance, ¿estás bien?—Le preguntó en el pasillo cuando la alcanzó, Wheeler tenía la mirada en el suelo.
—Es solo que... Me alegra que Will está bien, pero... Barb ya no está—Murmuró tratando de no llorar.
—Hey, se que no es fácil asimilarlo, y tampoco será fácil superarlo. Pero quiero que sepas que estamos juntas en esto—Julliet tomó su mano—Porque eres mi mejor amiga, y eso nunca cambiará. Estaré a tu lado, pero también entenderé si necesitas estar sola. Solo... si necesitas estar con alguien, me dices e iré contigo, ¿sí?
Nancy la miró con los ojos cristalizados y asintió, abrazándola con fuerza.
—Te quiero mucho, Julli. Gracias por estar a mi lado.
✰
Jonathan pasó por la cocina de los Wheeler junto con Will.
—¿Te divertiste?
—Sí.
—Hola—Los saludó Julliet. La chica estaba junto con Karen Wheeler en la cocina charlando.
—Hola Julli—La saludaron ambos.
—Hola chicos—Saludó también Karen.
—Hola, señora Wheeler.
—Deséenle feliz Navidad a su madre de mi parte.
—Sí.
—Sí. Gracias. Feliz Navidad.
—Feliz Navidad.
—Hey, Jonathan—Julliet detuvo al chico—¿Podrías llevarme a casa, si no es mucha la molestia? Mi madre debe estar esperándome.
—Por supuesto.
Julliet se levantó del asiento y agarró sus cosas.
—Adiós, señora Wheeler.
—Adiós, linda. También deseale feliz Navidad a tu madre de mi parte.
—¡Lo haré!
Los tres salieron de la cocina.
—Y, eh, ¿estás dentro?
—Sí.
—Perfecto.
—Algún día tendrás que explicarme ese juego, Will—Julliet le dijo al niño con diversión.
—Un día Mike trató de explicarte, pero no entendiste nada—Señaló acusadoramente, Jonathan y Julliet rieron.
—Hey, Jonathan, espera.
—¿Mm?
Nancy apareció por las escaleras con un regalo y se lo dio al chico.
—Uh...
—Feliz Navidad.
—Gracias. Uh... Yo no te traje nada. Eh... qué pena.
—No. No, no es... no es un regalo. Es... Bueno, ya verás—Se acercó a darle un beso en la mejilla.
Jonathan le sonrió—Feliz Navidad.
Nancy asintió con una sonrisa y miró a Julliet—¿Ya te vas?
—Sí. La pasé bien decorando con tu mamá, debería aprender repostería—Bromeó la chica, su mejor amiga río—Nos vemos, Nance.
—Nos vemos, Julli.
Julliet se giró y asintió hacia Jonathan.
—¿Listo? Vamos.
—Sí.
Los tres se subieron en el auto. Los Byers adelante y Park en el asiento trasero.
—Bien, abróchate—Will hizo caso.
El menor de los Byers observó el regalo con curiosidad—¿Puedo abrirlo?—Julliet soltó una risita.
—Sí, claro.
Will lo abrió. Era una cámara—¡Wow! Está genial.
—Sí. Sí, está genial.
Julliet la observó, ahora comprendía lo del otro día.
Flashback.
Julliet estaba leyendo algo con Dancing Queen de Abba de fondo, con sus anteojos de descanso puestos.
Un golpe en la ventana se escuchó, asustando a la chica. Steve Harrington estaba golpeando su ventana.
Julliet se levantó de su cama, dejando el libro con un marca páginas. Se acercó a la ventana y la abrió, con el ceño fruncido.
—¿Qué diablos haces aquí?
—¡Julliet, hola! ¿Puedo pasar?
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Sabes que mi puerta no está de adorno?—La chica se apartó mientras Steve entraba a su habitación—¿Qué haces aquí?
—Necesito tu ayuda con algo.
—¿Mi ayuda? ¿En qué?
—¿Sabes de cámaras?
—¿Qué?
—Quiero comprar una, pero no sé nada de cámaras.
—Bueno... sé algo—Se cruzó de brazos—Jonathan me había enseñado.
—¡Jonathan! ¡Sí! ¿Sabes cuál tipo de cámara usa él?
—Uhm, no estoy muy segura...—Respondió pensativa—Solo sé que no saca con polaroid.
—¿Polaroid? ¿Eso es un tipo de...?
—De foto.
—De foto—Asintió Steve.
—Espera, él me había regalado una y mi padre la rompió. Pero creo que sigo teniendo la caja...—Dijo buscando por su habitación. Harrington frunció el ceño.
—¿Tu padre rompió tu cámara?
—Larga historia—Respondió aún buscando, hasta que en un lugar encontró una caja y la agarró—Aquí está. Podrías buscar esta, o quizás en un modelo mejor.
La chica dejó la caja sobre su escritorio, sacó una hoja, un lápiz y se sentó a escribir algo.
—¿Qué haces?
—Te escribo como se llama.
—Oh—Pausa—¿Es Abba?
—¿Qué?
—La música.
—Sí.
—Ah.
Julliet se giró hacia él—¿Escuchas a Abba?
—¿Qué? No, yo no...—Julliet alzó una ceja—Bueno, un poco...
La chica rió y volvió su vista a lo que estaba haciendo. Steve mientras miraba alrededor de la habitación, encontrándose con algo en el closet medio abierto de la chica.
—Nancy tenía razón, sigues teniendo tu uniforme—Julliet paró de escribir y lo observó confundida. Steve estaba viendo su uniforme de animadora.
—¡Es que es...! Me gusta el color.
—¿Y no piensas volver?
—No—Park negó y miró la hoja—Listo—La agarró y se levantó del asiento, entregándosela—Solo pide lo que dice ahí y ya.
—Muchas gracias, Julliet—Steve tomó la hoja, la dobló y la guardó en su bolsillo—Adiós.
Julliet se despidió y rió al verlo salir por la ventana. Cuando ya había salido, se acercó y la cerró.
Fin del flashback.
—Está bonita. Deberías probarla por primera vez en esta cena—Dijo Julliet a Jonathan, quien asintió con una sonrisa.
—Sí, siempre saca fotos en Navidad—Asintió Will igual con una sonrisa. El mayor partió el auto.
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