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» 005

Julliet se estaba arreglando para el funeral de Will.

—Te ves muy linda, cariño—Sunhee le habló desde la puerta, la adolescente la miró por el reflejo del espejo.

—Sí, bueno... las circunstancias no son las mejores.

La mujer suspiró.—Lo sé. Es difícil de creer. Él era un niño tan bueno, prácticamente ambas lo conocemos desde que nació.

Julliet asintió desanimada soltando un suspiro.

—Estamos seguros de que estuvo aquí, ¿cierto?

—Esa es...

—La casa de Steve.

Jonathan, Nancy y Julliet estaban detrás de unas rejas en el cementerio discutiendo sobre lo que Nancy y Jonathan habían hablado ayer.

—Ese es el bosque donde encontraron la bicicleta de Will. Esa es mi casa.

—Todo está tan cerca—Se dio cuenta Julliet.

—Sí. Exacto—Asintió Jonathan—Todo está a menos de dos kilómetros o menos. No sé qué sea esta cosa, pero no sé está moviendo mucho.

—¿Quieres ir ahí?

—Podemos no encontrar nada.

—Nosotras encontramos algo—Apuntó Julliet.

—Y si vemos algo... entonces, ¿qué?—Preguntó Nancy.

—Lo asesinamos.

Jonathan se subió al auto de Lonnie.

—¿Qué haces?—Preguntó Julliet.

—Dame un segundo.

Jonathan sacó un arma de ahí.

—¿Es en serio?—Preguntó Nancy incrédula.

—¿Qué? ¿Quieres encontrar esa cosa y tomarle una fotografía? ¿Gritarle?

—Esta es una pésima idea.

—Sí, bueno, es la mejor que tenemos. Puedes contarles a los demás, pero no te van a creer. Lo sabes.

—Tú mamá sí—Dijo Julliet.

—Ya sufrió suficiente.

—Merece saber.

—Sí, se lo diré cuando la cosa se haya ido.

Julliet llegó a donde Jonathan estaba tratando de derribar una lata con los disparos.

—La idea es tirar las latas, ¿no?

—No, de hecho, ¿ves el espacio entre las latas? Apunto ahí.

—Ah.

Jonathan miró sorprendido lo que traía Julliet.—¿Traes una ballesta?

—Sí, solía usarlo para desquitarme. No es como si a mi padre le importara mucho.

—¿Y has disparado antes una pistola?

—No realmente.

—Yo no disparo desde los diez años. Mi papá me llevó a cazar en mi cumpleaños.

—Me dijiste que te había llevado de paseo—Julliet le miró sorprendida.

—Sí, bueno, no quería que supieras que mi papá era un imbécil.

—De hecho, ya lo sabía. Me daba cuenta. ¿Qué pasó ese día?

—Me hizo matar un conejo.

—¿Un conejo?

—Sí. Supongo que creyó que eso me haría un hombre o algo por el estilo. Lloré por una semana.

—Me dijiste que eran alergias—Julliet se encontraba incrédula.

—Y tú me creíste—Rió Jonathan—No puedo creer que lo sigas recordando.

—Bueno, los buenos recuerdos son difíciles de olvidar.

—Sí—Él asintió—Creo que mi papá y mi madre se amaron en algún momento, pero... yo jamás me enteré—Julliet extendió su mano para tomar el arma—Ah, sí—Se la entregó—Solo... apunta y dispara.

—Yo también creo que mis padres se amaron en algún momento, pero yo jamás me enteré—Dijo Julliet—Bueno, sí me enteré, mi madre me contó—Jonathan la escuchaba atento—Mi madre estaba tan enamorada, pero después él comenzó a tener un mal comportamiento. Comenzó a tratarla mal, ella aún era joven, ambos, mi padre le saca solo un par de años. Fueron un par de años donde mi papá la trató mal, y justo cuando mi mamá estaba decidida en divorciarse de él, incluso ya tenía los papeles listos, se enteró que estaba embarazada de mí. Ella no se separó de él por eso.

—¿Y crees que es tu culpa?

—Algo así—Julliet asintió mientras se preparaba para disparar—Básicamente yo le impedí que ella se separara de él. Pero igual, si tan solo ella aún así se hubiera separado de él en ese momento, no habríamos vivido lo que vivimos después—Apuntó—Así que... todos tenemos algo de culpa.

—Tú no, ¿cómo podrías saber eso si aún no existían?—Cuestionó Jonathan—Que se jodan.

—Sí, que se jodan—Julliet disparó derribando la lata. El chico miró impresionado.

—Wow—Una tercera voz habló. Ambos vieron de quien se trataba, era Nancy, quien venía con un bolso y un bate de béisbol—Increíble, Julliet.

La mencionada soltó una risa bajando el arma y se la pasó a su mejor amiga.

—¿De qué hablaban?

—Sobre los problemas de nuestros padres—Respondió Jonathan, Nancy rió incrédula.

—¿Es en serio?—Ambos asintieron.—Bueno... Yo no creo que mis padres se amaron alguna vez.

—Debieron tener una razón para casarse.

—Mi mamá era joven. Mi papá era mayor, pero tenía un buen trabajo, dinero y venía de una buena familia. Así que compraron una linda casa al final de una calle. Y formaron su nueva familia.

—Que se jodan ellos también—Dijo Julliet.

—Sí, que se jodan—Nancy asintió—¿Deberíamos ir ahora?

—Nunca dijiste lo que decía.

—¿Qué?

—Ayer. Dijiste que estaba diciendo algo y por eso me tomaste una fotografía.

—No lo sé—Hizo una pausa—Supongo... que vi a una chica que trataba de ser otra. Pero, en ese momento, estabas sola o creías que lo estabas. Y, entonces, pudiste ser tú misma.

—Eso es tan estúpido.

—¿Qué?—Jonathan se detuvo y Nancy también. Julliet, quien venía más adelante que ellos, siguió caminando pero a paso lento.

—No trato de ser otra. Solo porque estoy saliendo con Steve y no te agrada.

—Olvídalo. Solo pensé que era una buena foto—Jonathan siguió caminando y Nancy lo siguió.

—De hecho, es un buen tipo.

—Okey.

—Ayer, con lo de la cámara... Él no es así, para nada—Ambos se detuvieron otra vez—Solo me estaba protegiendo. También a Julliet.

—A mí no me metan en su discusión.

—Sí, si lo quieres ver así—Julliet respló cuando los dos continuaban en la discusión. Jonathan otra vez continuó caminando.

—Y supongo que lo que tu hiciste estuvo bien.

—No, no dije eso.

—Tenía derecho a estar enojado.

—¿Significa que me tiene que agradar?—Volvieron a detenerse. Esta vez Julliet si se detuvo, algo cabreada.

—No.

—Escucha, no te lo tomes personal, ¿sí? Casi nadie me simpatiza. Y él solo es uno más.

—¿Sabes? Empezaba a creer que no estabas tan mal.

—¿Sí?

—Sí. Sí, pensé: "Jonathan Byers tal vez no es el repugnante pretencioso, que todos creen que es".

—Yo creía que tú no estabas mal—Jonathan se acercó a ella—Pensé: "Nancy Wheeler, no es otra chica de los suburbios que se cree rebelde al hacer lo que haría cualquier otra chica suburbana, hasta que esa etapa pase y se case con un ex atleta que trabajará en ventas y vivan su vida aburrida al final de la calle. Igual que sus padres, quienes le parecían tan deprimentes, pero que ahora entiende".

Una flecha pasó justo entre el espacio que los dos tenían, sobresaltandolos. Se giraron a ver a Julliet sorprendidos.

—¿Qué mierda?

—Sí siguen así esa cosa que se supone que veníamos a a matar nos terminará matando a nosotros—Dijo Park molesta—Hay momentos para discutir, Dios—Volvió a guardar su ballesta en su bolso y continuó caminando.

Jonathan le siguió de inmediato, mientras que Nancy se quedó unos segundos parada, incrédula de lo que el chico había dicho y su mejor amiga había hecho.

Ya había oscurecido. Ninguno de los tres hablaba.

Julliet se detuvo al escuchar un sonido. Nancy y Jonathan se giraron a verla.

—¿Qué pasa, Julliet?

—¿Estás cansada?

—Cállense.

—¿Qué?

—Escuché algo—Se escuchó un quejido. Los tres lo siguieron.

Llegaron hasta donde había un venado tirado en el suelo ensangrentado.

—Oh Dios mío—Exclamó Julliet al verlo, los tres se agacharon al lado de él.

—Lo atropelló un auto—Dijo Nancy apenada—No podemos dejarlo así.

Jonathan y Julliet intercambiaron miradas y luego miraron a Nancy, quien observó la pistola que tenía en la mano, levantandola.

—Yo lo haré—Dijo Jonathan al verla indecisa.

—Pensé que dijiste...—El chico interrumpió a Julliet.

—Ya no tengo nueve años.

—¿Qué?—Nancy preguntó al no comprender. Jonathan simplemente le arrebató la pistola.

Los tres se levantaron y Byers lo apuntó, Wheeler y Park apretaron los ojos con miedo. Pero antes de que pudiera disparar, algo se llevó al venado, asustandolos a los tres y haciéndolos retroceder.

—¿Qué fue eso?—Julliet preguntó aterrorizada.

Los tres se pusieron a seguir el rastro de sangre que dejó, pero terminaba de la nada.

—¿Adónde fue?

—No lo sé. ¿Ven más sangre?

—No.

Los tres se dispersaron para seguir buscando.

Julliet encontró un extraño agujero en un árbol, en el cual entró por curiosidad.
Todo estaba raro en el lugar, era como el bosque, pero al mismo tiempo no.
Su linterna comenzó a fallar así que la golpeó, pero volteó al escuchar un sonido y se encontró con algo comiendo el venado.
Trató de retroceder en silencio, pero pasó a pisar en algo que hizo ruido.

—¡Nancy! ¡Jonathan!—Se escuchó el grito de Julliet.

—¡Julliet!—Los dos gritaron también, dándose cuenta que ella no estaba con ellos.

—¿Dónde diablos está?

—¡No lo sé!—Corrieron buscándola, pero solo encontraron sus cosas tiradas en el suelo.

—¿¡Julliet?!

—¿Julliet? Julli, dónde estás?

—¡Julliet!—Los dos caminaron buscándola.

Sin darse cuenta como el agujero en el que ella había entrado se estaba encogiendo.

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