Julliet estaba sentada en la mesa sola, su madre estaba en la cocina esperando a que salieran más panqueques.

La chica observó la silla del centro de la mesa, ahí es donde su padre se solía sentar. Luego, los recuerdos la golpearon.

—¡Sunhee! ¿Qué le pusiste a la comida? ¡Está asquerosa!

—¿Qué? Imposible, a mí me sabía bien.

—Tiene mucha sal.

—Haré más entonces, trataré de no ponerle mucha sal—Habló la mujer nerviosa.

Julliet tamborileaba los dedos en la mesa con nerviosismo.

—Está bien, mamá, no tiene mucha sal—Habló en voz baja, su padre se giró hacia ella.

—¿Me estás contradiciendo?—Se levantó de la mesa furioso, golpeando la silla contra esta y sobresaltando a Julliet—Saliste igual que tu madre.

—¡David! ¡Espera! No puedes irte al trabajo sin comer nada—Habló Sunhee, para luego darle una mirada enojada a su hija.

Julliet apretó los puños, haciéndose daño en las manos con sus propias uñas, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Solo quería que eso terminara.

David apareció otra vez por la cocina, poniéndose una chaqueta.

—Ya me voy.

El hombre observó como Julliet se mantenía con la mirada baja.

—Parece que esta niña ni con golpes aprende—A Julliet le dieron escalofríos y apretó los ojos—Tanto que le enseño a pelear y sigue siendo débil.

—David, basta—Dijo Sunhee acercándose a él con los nervios de punta.

—No me digas qué hacer—La apartó con brusquedad.

—No trates así a mamá—Julliet se levantó de golpe—Por favor.

El hombre apretó los dientes y se acercó a ella con rapidez, dándole un golpe en la mejilla.

—¡Julliet!

La chica se tocó la mejilla con dolor, sin ser capaz de encarar a su padre.

—No te atrevas a decirme que hacer, acá el adulto es quien tiene el poder.

Luego salió de la casa, dando un fuerte portazo.

—Julliet, tienes que dejar de responderle así. ¿Cuántas veces te lo he dicho? Para evitar cosas como estas, solo hay que hacerle caso.

Pero Julliet no podía escuchar nada, su mundo daba vueltas mientras ella se derrumbaba lentamente.

—¡Julliet!

La chica se sobresaltó. Observó a quien le hablaba, era su mamá, quien estaba parada frente a la mesa sujetando dos platos con panqueques.
Julliet regresó su vista la silla del centro, se encontraba vacía, sin embargo seguía teniendo recuerdos de quien solía sentarse ahí.

—Hija, no has comido nada, se va a enfriar.

—No tengo hambre—Dijo levantándose de su asiento, su madre la miró incrédula mientras se sentaba.

—Pero cariño, hice esto especialmente por ti.

—Lo sé, pero cuando no tengo apetito y como igual suelen darme náuseas y no quiero eso—Le sonrió tristemente—Mejor voy a clases.

Agarró su bolso que estaba sobre la mesa y salió de la casa.

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—Hola, Ally. ¿Y Barb?—Preguntó Nancy a la chica que se sentaba delante de ella.

—¿No deberías saberlo tú?

—¿La has visto en algún lado? ¿No?—Ally negó.

Nancy se dio vuelta hacia el asiento de atrás de ella, el cual también estaba vacío.

—Ally, disculpa que te moleste otra vez. Pero, ¿tampoco has visto a Julliet?

—A ella sí la vi, estaba en el aparcamiento, seguro se está saltando la clase.

Nancy asintió algo preocupada por ambas. Barb no aparecía, y Julliet solo se saltaba las clases cuando no se sentía bien.

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Julliet se apareció por el almuerzo como si nada, Nancy de inmediato se acercó a ella con rostro de preocupación.

—Julliet, ¿estás bien?

—Lo estoy, pero yo debería preguntarte eso a ti—Respondió la chica—Estás pálida.

—Es solo que Barb no ha aparecido hoy—Dijo Nancy suspirando—Pero tú solo te saltas las clases cuando te sientes mal...

—Eso era antes, estoy bien—Julliet le sonrió asintiendo—Ahora solo no tenía ganas de entrar, además solo me salté la primera, a las demás sí fui. Ahora, ¿cómo que Barb no ha aparecido?

—¿No se fue contigo?

—No, dijo que te esperaría.

Nancy se preocupó mucho más. Ambas se sentaron en la mesa en la que estaban Steve y sus amigos.

—La ciencia no tiene sentido.

—No, en serio, mira esto.

—No lo quiero.

—Está congelado.

—Gracias, amigo. Una piscina con calefacción.

—Si no es hielo, ¿qué es?

—No sé qué sea, pero me da asco. Quítalo de la mesa, estamos comiendo.

—Oye, Tommy—Nancy le habló al chico—Cuando te fuiste, ¿viste a Barb?

—¿Qué?

—Bárbara. No vino el día de hoy.

—Sinceramente, no tengo idea de quién estás hablando—Tommy y Carol rieron.

—No seas imbécil—Habló Steve—La viste irse anoche, ¿cierto?

—No, ya no estaba cuando nos fuimos.

—Mm, supongo que no soportó oír tantos jadeos—Se burló Carol—¡Oh! ¡Oh, Steve!

Carol y Tommy se siguieron burlando, el último también comenzó a golpear la mesa. Julliet frunció el ceño mirándolos mientras jugaba con la comida con su tenedor.

—Oye, seguro que está bien. No te preocupes—Steve trató de animar a Nancy—Seguro se saltó unas clases. ¿Julliet no se fue con ella?

—No, ella dijo que iba a quedarse—Respondió la chica Park—Yo me fui sola. Quizás luego se arrepintió y decidió irse.

—Sí, seguramente—Nancy trató de convencerse a sí misma.

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—...Perdón por molestarla—Escuchó la voz de Nancy mientras colgaba el teléfono. Julliet se acercó a ella.

—¿Y?

—No ha llegado a casa—Respondió ella mucho más preocupada.

Julliet soltó un largo suspiro mordiéndose el labio.—Oye, ¿qué tal si volvemos a casa de Steve? Para ver si su auto sigue donde lo dejamos anoche.

—De acuerdo.

—Entonces nos encontramos a la salida—Asintió Julliet.

Nancy asintió también y ambas caminaron hacia el estacionamiento, encontrándose con Steve y sus amigos con Jonathan Byers.

—¿Qué sucede?—Preguntó Wheeler al llegar.

—Aquí están las estrellas—Dijo Tommy al verlas.

—¿Qué?—Julliet y Nancy preguntaron al unísono.

—Este acosador nos estuvo espiando anoche—Ambas observaron a Jonathan confundidas—Seguro estaba guardándose esto para después.

Carol le entregó una foto a Nancy y varias a Julliet.

Park tomó la foto, encontrándose con cuando estaba dentro de la piscina acomodándose el cabello, y de cuando volvió a buscar su anillo.

—Mira, se nota que sabe que estuvo mal, pero... así son los pervertidos. Que lo llevan en la sangre—Steve le tocó la ropa asqueado—No lo pueden evitar.

El chico rompió una foto que tenía en la mano mientras Tommy reía.

—Así que... nos llevaremos tu juguete.

—Steve...—Nancy habló en voz baja.

—Por favor, la cámara no—Jonathan trató de acercarse, pero Tommy lo detuvo.

—Steve, la cámara no—Julliet trató de intervenir—Lo que hizo estuvo mal, ¿pero en serio le vas a romper la cámara?

—¿Defiendes a este marginado?—Se rió Tommy.

—No, no, espera. Tommy. Julliet tiene razón. Está bien—Dijo Steve con la cámara en la mano, Park lo miró con el ceño fruncido—Toma, amigo.

Pero cuando Steve extendió la cámara y Jonathan trató de tomarla, Harrington la dejó caer al suelo.

—Vamos. El juego va a empezar.

Steve y su grupo se alejaron, Carol rompió unas cuantas fotos más.
Jonathan se tiró al piso de inmediato tomando la cámara, Nancy y Julliet se miraron y ambas se agacharon a recoger las fotos partidas en el suelo.

—Hey, Nancy... Mira—Park le susurró a su amiga al ver a Barb en una de las fotos. Wheeler la observó y la tomó de inmediato.

Julliet decidió no recoger ninguno de los trozos, las fotos que Jonathan le tomó en la piscina no habían sido rotas y ella las tenía, pero no sabía si devolverlas o no.

—¡Hey, Nance! ¡Julliet! ¡Vamos!—Llamó Steve.

Nancy se levantó luego de recoger unos cuantos trozos y observó a Julliet.

—Ve tú—Le dijo, Wheeler la miró algo confundida pero le hizo caso.

Cuando Nancy ya se había alejado junto a Steve, Julliet se giró hacia Jonathan.

—¿En serio, Byers?

—Lo lamento—Se notaba que el chico se arrepentía.

Julliet soltó un largo suspiro, su vista se dirigió hacia la cámara—¿Está completamente rota?

—El lente lo está, se rompió, y no puede funcionar así—Jonathan se estaba aguantando las ganas de llorar.

—¿Qué hacías ahí?—Julliet preguntó confundida—Espera, la casa de Steve y la tuya no están tan lejos.

—Mmh, estaba buscando a mi hermano.

El corazón de la chica se encogió. Se abrazó a sí misma cuando el viento le dio escalofríos.

—Entonces, ¿se podría decir que sacaste esas fotos como distracción?—Jonathan asintió—De acuerdo...—Julliet bajó la mirada pensativa—Bueno, sigue sin estar bien, pero también Steve se pasó.

—Lo sé, lo siento...

—Sé que lo sientes—Julliet le miró con pena—¿Aún nada sobre Will?

Jonathan negó—Solo la bicicleta, pero esa la habían encontrado antes de que me hablaras ayer, así que prácticamente no es nuevo.

Park apretó los labios, asintiendo con la cabeza. Luego, recordó lo que le había dicho a Nancy.

—Bueno, me tengo que ir—Dijo—Espero que aparezca luego.

Jonathan solo se despidió con la cabeza, se notaba que seguía avergonzado. Julliet se dio la vuelta y se alejó de ahí.

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Nancy y Julliet se acercaron a ver de cerca. El auto de Barb seguía ahí y exactamente igual a como lo habían dejado.

—¿Barb? ¡Barb!—Llamó Wheeler desesperada.

Julliet observó a su alrededor con preocupación. No importaba que Barb y ella no fueran cercanas, igual estaba preocupada.

Ambas se adentraron en la casa de Steve por la parte de la piscina. Estaba vacío.

—¿Barb?

Unos ruidos de pisadas se escucharon por el bosque. Nancy y Julliet se miraron.

—Tú ve por ahí, yo por aquí.

Julliet se adentró al bosque.

—¿Barb?—Llamó preocupada—¿Qué haría ella en el bosque?—Se detuvo y otro crujido se escuchó—¿Barb?

Una figura negra pasó corriendo detrás de ella, asustandola por completo. Al momento de querer dar un paso hacia atrás, perdió el equilibrio y cayó al suelo.

—¡Julliet!—Nancy apareció a su lado, ayudándola a levantarse.

—¡Vi algo! ¡Una figura...!—No sabía como explicarlo, estaba aterrorizada.

—También lo vi, ¡tenemos que salir de aquí!—Nancy parecía igual de asustada. Ambas salieron corriendo del lugar.

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Nancy y Julliet estaban en la casa de la primer mencionada hablando con Karen—la madre de Nancy—y los padres de Barb.
De pronto, Mike entró a la casa. Karen se acercó a él preocupada y el niño la abrazó mientras lloraba.

Julliet y Nancy se levantaron de golpe del sofá con preocupación, compartiendo miradas. Seguro era sobre Will.