i. la feria de glam gas land
MAKE A WISH
﹙capítulo uno﹚
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[N/A] : La línea de tiempo tiene lugar entre los arcos de elección de presidente y el de expedición al continente oscuro. Todo lo que ocurre es inventado, aunque trataré de ser lo más fiel posible al canon. Disfruta de la lectura <3
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El calor de principios de julio había dado tregua esa mañana en la que Killua y Alluka estaban de paso en Glam Gas Land, también conocida como "La capital del placer".
Se dirigían al norte para encontrarse con Gon y los demás después de varios meses en los que apenas habían cruzado alguna que otra conversación vía telefónica o intercambiado e-mails. Todavía restaba una semana para que el encuentro tuviera lugar, y por tal motivo habían decidido hacer una parada en Glam Gas.
En esa ciudad siempre había cosas que hacer y en las que entretenerse. No había espacio para el aburrimiento. Estaba diseñada para el ocio y la total diversión. Y también hay que decir, para dejarte sin blanca si no tenías todos tus sentidos en máxima alerta las veinticuatro horas del día. Existían personas que se habían hecho millonarias en sus casinos en un golpe de suerte para terminar siendo más pobres que al principio una sola noche después. La ciudad era lugar de circos, espectáculos de música y baile, números de magia, casinos, arcades, clubes de striptease, imitadores de famosos y todo lo que tu imaginación pudiera soñar. La ciudad de la fantasía y el placer, hogar de artistas y estafadores. Y en este justo momento, Killua y Alluka iban directos a la boca del lobo.
Alluka quería visitar una feria de temática de cuentos de hadas que estaba teniendo lugar en la ciudad. Todo parecía sacado de una aventura de héroes y princesas, una de esas que a ella tanto le gustaban; había un montón de puestos de comida y dulces, música, juegos, concursos, y además habría fuegos artificiales al final de la noche ¿qué más se podía pedir? No le costó mucho convencer a su hermano, que en el fondo también deseaba pasar un rato de diversión después del estrés al que había estado sometido en los últimos tiempos.
Tras hacer cola un par de minutos para adquirir las entradas, entraron al recinto donde se celebraba la feria. Estaba muy concurrido y había mucha gente disfrazada para la ocasión. Las calles estaban decoradas con banderitas de colores, flores, luces y un montón de adornos más. Había tantas cosas que Alluka no sabía ni por dónde empezar, todo era una novedad para ella, ya que desde que abandonaron la mansión estaba descubriendo el mundo real poco a poco, así que Killua decidió tomar la iniciativa al percibir la indecisión en su hermana menor.
—¿Te apetece algodón de azúcar? —preguntó, tomando a Alluka de la mano y guiándola hasta llegar al puesto donde se vendía. Compraron uno extra grande y siguieron caminando por el recinto mientras lo compartían.
—Oniichan, quiero montar en los animales acuáticos, jugar a la lotería de peluches, atrapar peces de colores, hacer pompas de jabón, comer dangos de aquella tienda de allí, montar en la noria, en la montaña rusa y en los coches de choque. Comer pasteles, chocorobots y manzanas de caramelo mientras vemos los fuegos artificiales —declaró Alluka llena de ilusión.
—Me temo que tendremos que elegir lo que más nos guste, porque no tenemos tiempo ni dinero para todo—. Killua puso una mueca de frustración. A veces parecía que Alluka no era consciente de la realidad. No la culpaba. Al fin y al cabo había vivido recluida de la sociedad durante mucho tiempo y el compartir cuerpo con Nanika, que podía lograr todo lo imaginable, tampoco ayudaba mucho a que pusiera los pies sobre la tierra.
—¡Aaahh, qué pena! Pero entiendo—. Alluka agachó la cabeza con tristeza, pero enseguida recuperó su ánimo. Cuando alzó la mirada de nuevo una enorme sonrisa se había dibujado en su rostro. —Realmente no me importa lo que hagamos, si estamos los dos juntos todo estará bien.
Killua no se acostumbraba a escuchar las muestras de amor tan abiertas que Alluka le dedicaba. No es que se avergonzara. Su corazón se sentía cálido con ello, pero todavía le costaba responder con naturalidad sin sentirse ridículo o vulnerable. Así que simplemente le devolvió la mirada a su hermanita, dándole una pequeña sonrisa como respuesta.
Caminaron por el recinto y en seguida algo llamó la atención de los dos hermanos, los gritos y vítores se alzaban por encima del volumen de la música que sonaba amenizando el ambiente. Una larga fila de individuos hacía cola frente una máquina de puñetazos. El juego consistía en golpear con toda tu fuerza un cojín que transmitía el impulso y registraba la potencia, haciendo subir una marca a lo largo de un medidor. Si alguien era capaz de elevar el marcador hasta el nivel máximo ganaría el misterioso premio que permanecía oculto en una llamativa caja envuelta en papel y lazos de colores. Además se estaban llevando a cabo apuestas y la suma de dinero era bastante apetecible.
Los hombres allí reunidos eran una panda de patanes a los ojos de Killua. Algunos eran enormes y musculosos que confiaban en su fuerza bruta, otros eran solamente chicos normales que querían probar suerte convencidos de que había algún truco oculto en la máquina. Sin embargo tanto unos como otros eran solamente un montón de gente promedio. El griterío de la multitud allí reunida se intensificó cuando un gigante de más de dos metros de altura y brazos como árboles, cogió carrerilla y como una bestia fuera de control golpeó el cojín, haciéndolo subir por primera vez a la parte alta del medidor, mas todavía sin lograr llegar a la máxima puntuación. Se trataba del famoso luchador de wrestling y dos veces campeón del mundo, Niccolo Punch.
El hombre se giró orgulloso, sonriendo con suficiencia. Nadie había logrado salir del nivel medio de la tabla. Los allí presentes aplaudían y vitoreaban emocionados, algunos se sacaban fotos con él o le pedían autógrafos.
—La gente es muy impresionable. Eso no tiene nada de especial —murmuró Killua.
—Oniichan —llamó Alluka, tirando de la manga de su hermano mayor para captar su atención—. ¿Por qué no participas? Seguro que ganas el premio. ¡Mira qué grande es la caja! Apuesto a que hay un oso panda de peluche gigante, o quizá...
Mientras Alluka divagaba, Killua miró de reojo a la máquina, y luego una vez más a su hermana. La verdad es que no le interesaba el premio misterioso lo más mínimo, y aunque debía admitir que la suma de dinero no estaba nada mal, lo que más le apetecía era poner a todos esos fortachones en su lugar.
—Yo también quiero participar —anunció finalmente tras unos segundos pensando sobre si debía hacerlo o no, ganándose la mirada curiosa de los allí presentes, que por un instante dejaron de prestarle atención a Niccolo Punch para observar al pequeño niño de cabello plateado que caminaba con indiferencia hacia la máquina de puñetazos sin sacar las manos de sus bolsillos.
He decidido mantener el "oniichan" de Alluka en el idioma original porque la traducción al castellano (hermano mayor) se me hacía extraña por tan acostumbrada que estoy a oírlo decir con su vocecita jsksks. No soy muy fan de meter términos así en otros idiomas, pero en este caso haré una excepción.
Gracias por leer.
⸻ℐrisෆ
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