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El entrenamiento del rubio con Jin había dado sus frutos, Jimin aprendía rápido y eso dejó sorprendido la peli-rosa por completo.
Jungkook no sabía de los entrenamientos del rubio, ya que Jimin lo hacía a escondidas. También estaba trabajando en cómo conquistar al mayor. Jin le dijo que le ayudaría, Seokjin sabía que Jeon si gustaba del rubio, solo que su frío y tonto corazón no lo aceptaba.
Y lo haría darse cuenta, a las buenas o a las malas.
Había pasado dos días tratando de saber los horarios del mafioso para poder tener esa cita que tanto planeo, y justo hoy tenía esa oportunidad.
Hoy planeaba conquistar a su manera, invitándolo a lugares que jamás ha visitado por su trabajo. Quería hacerle ver su mundo, aunque no esté lleno de lujos, era algo que apreciaba y quería hacer con el chico que conquistará su corazón, y ese era Jeon Jungkook.
Pero, por lo tanto, estaba organizando la fiesta de cumpleaños de Soobin porque cumpliría 5 añitos.
Era el primer cumpleaños que pasaría con él, sus gustos eran demasiado tiernos, así que organizaría una fiesta de su película favorita que es como entrenar a tu dragón.
—Bien, creo que es todo, Soobin no debe de saber esto, Hyunjin tienes que mantenerlo en secreto.
—No te preocupes, además a Soobin casi no le gusta festejar su cumpleaños.
—¿Por qué? Los cinco años es un número importante.
—Pues... Mi hermano casi no está en casa cuando es la fiesta de Soobin.
Jimin lo miró incrédulo.
—Debería, es su hijo. Yo me encargaré de eso, haré que no salga a ningún lado ese día tan especial para él.
—Pienso que tú lo convencerás más rápido —se levanta de la cama de Jimin donde organizaban dicha fiesta sorpresa— Me voy o sospechara algo, Soobin es demasiado listo.
—Yo terminaré lo que falta, y recuerda no decir palabra alguna.
Le advierte.
—Le prometo adiós, y buena suerte con tu cita.
—Gracias.
El pelinegro se marcha dejando a Jimin solo con los últimos detalles, guardó todo para que Soobin no sospechara nada, además que el susodicho no tardará en llegar del jardín de niños, el cuál Jeon dejó a Soobin ir.
El rubio lo había convencido de dejarlo ir, ya que para un niño en crecimiento hacer amigos es muy importante. Solo que aceptó con la condición de mandarle guardias en camuflaje, Jimin aceptó aquello con tal que Soobin tuviese una vida más normal, sin tutores extraños y malos.
Dejó salir un suspiro estirando su cuerpo para bostezar, tenía mucho sueño y cansancio, los entrenamientos con Seokjin eran demasiados pesados, pero estaba resistiendo el rubio con ello, ya que quería ser fuerte.
Pero ser fuerte le estaba costando demasiado, le dolía hasta el alma. Se dejó caer en su gran cama, miro el techo y se quedó completamente dormido.
Por otro lado, Jungkook había hablado con su contacto en Italia sobre el poder que él manejaría de ahora en adelante; claro, gracias a Lady Alcina Dimitrescu. La mejor Consigliere de rango Italiano.
Además, que es la ex Consigliere de su abuelo, eso lo beneficia más.
El viento soplaba su rostro, miraba su viñedo mientras pensaba en su rubio. Si aquel rubio que lo tenía loco desde que lo trajo a su vida. Pensó que Jimin sería diferente a los demás y estuvo tan equivocado todo este tiempo.
No de mala manera, de hecho de buena manera, el rubio era alguien dulce y tierno, pero tenía un lado oscuro dentro de él, lo pudo comprobar esa noche en la subasta cuando humilló a Momo de manera tan sexy y elegante en ese partido de Ajedrez.
Cumplía sus expectativas altas, lo amoldaba a su imagen y semejanza.
Se dio la vuelta listo para ir a casa después del día que tuvo, pronto su vino Sanguis Virginis estaría listo para venderse al medio mundo. Estaba feliz de ello, porque después de desplazar a su abuelo con su vino más fino lo haría lamentar, él hecho de haber arruinado su vida y por haber matado a sus padres y el amor de su vida.
Las tres personas más importantes para él sin contar su hijo y hermano.
Dejar huérfano a Hyunjin; quien quedó solo por la culpa de la ambición de aquel anciano maldito.
Pero lo haría pagar muy caro todo, lo haría sufrir de eso, estaba muy seguro.
♚𝐌𝐀𝐅𝐈𝐀♛
Jimin se preparaba para poder salir con Jungkook, esperaba que aquel dijera que sí porque si no sería una misión imposible.
Todo esos días trató de seducirlo con la ropa demasiado provocativa, incluso entró a su oficina para dejarle café, ya que solo tenía puesto una camiseta negra con su pequeño bóxer.
Miro como Jeon me miraba las piernas mientras sé lamia los labios, había funcionado aquello, él lo deseaba de forma sexual, aparte de aquello quería que él tuviera sentimientos sobre él, que lo abrazara, que lo bese con amor como el justo desea.
Esperaba lograrlo.
Tomó su chaqueta negra de cuero y perfumó su cuerpo, no sería como esas citas en restaurantes caros y cenas maravillosas, sería algo más común.
—Amo Jimin, el señor Jeon llegó. —Comunicó una de las empleadas.
—Voy enseguida.
La empleada asintió cerrando la puerta.
Suspiro con nerviosismo y salió de ahí bajando las escaleras, miro a Jeon entrar hablando con unos de sus guardias cuando sus ojos se topan con los de él.
—¿Adónde vas vestido así?
Pregunta mirando lo hermoso que el rubio lucía.
—Pues tú y yo iremos a una cita.
—¿Una cita?
—Si una cita, solo nosotros. Ya tengo todo listo, solo quiero que vengas conmigo.
Mordió su labio esperando su respuesta, Jeon no sabía que tramaba el rubio, pero al verlo sonreír tan lindo no se resistió y asintió; aunque estaba demasiado ocupado y algo fastidiado.
—¿Adónde iremos?
—Ya verás Jungkook.
Beso, sus labios y sus guardias se giraron para no ver el acto tan íntimo. Jimin tomó su mano para salir de la mansión. Subieron al auto del pelinegro arrancado al primer lugar de la cita perfecta para Jimin.
Jeon no tenía ni idea de dónde lo llevaría Jimin, pero al ver él sitió donde estacionó su chófer miro al rubio como si fuera un chiste.
—¿Qué es eso?
—Esto es un Macdonald, sé que a lo mejor esperabas una cita en un restaurante caro lleno de extravagante comida y suave música, pero yo quería algo más especial para ti, algo más personal, algo más a mi gusto.
Jeon miró las bolsas de comida chatarra ser entregada por la mujer de la ventanilla, para nada era fan de esa comida y mucho menos de este tipo de cosas, pero si era por Jimin lo haría o al menos trataría.
—Está bien y lo que tienes en mente.
—Ya lo verás.
El chófer condujo unos kilómetros más adelante, sus guardias venían atrás por si algo se presentaba, Jimin no quería nada de guardias, pero bueno, no estaba con ninguna persona, estaba con el gran Jeon Jungkook; el mafioso más grande de Italia.
Cada vez que recordaba aquello se le hacía algo aún increíble de creer, un mafioso con un chico normal. Quería conquistarlo a su manera, pero también quería saber más de él, y esperaba tener resultados.
Al llegar, notó Jeon que era a un pequeño parque donde solo los faroles de noche los acompañaban, Jimin salió primero y después Jungkook.
—Un parque solitario —admiro el lugar, había mosquitos y olía raro.
—Estamos solos y nadie podría escucharnos hablar.
—¿Sobre qué? Además, este lugar es húmedo y hay mosquitos por dónde quiera.
Su actitud fría y desinteresada le parecía algo extraña a Jimin, el mayor no se veía muy contento que se diga, al contrario, parecía que todo estaba fuera de su zona de confort.
-Solo quiero tener una cita normal contigo Jungkook, algo que haría con mi novio, siempre quise una cita así. Esto es para conocernos mejor y todas esas cosas, y quiero hablar contigo sobre el cumpleaños de Soobin.
—Es verdad el cumpleaños de mi hijo, ¿Qué tienes en mente?
El rubio sacó la comida chatarra del auto, tomó una manta que escondió en el auto, para disfrutar de este momento con el pelinegro. La extendió en pasto e invitó a Jeon a sentarse.
Esto lo hizo mirando la comida con desagrado, jamás había probado algo así en su vida, él sólo comía sano y con los mejores ingredientes de los más finos restaurantes, no comida de pobres.
—Bien, ya que tenemos una hermosa vista y una comida deliciosa, hablame más de ti.
Abre la bolsa para sacar su hamburguesa con sus papás, la abre dando el primer mordisco, hizo un sonido de degustación que hizo que Jeon también tomará la de él.
Miro la cosa esa grasosa mirándola con repulsión.
—No creo poder comerla, está... tan grasosa.
—Anda comelá, está muy rica —bebe de su Coca-Cola, pero Jeon parecía en un debate mental con ella, el rubio sintió que eso no funcionó y eso le dolió —No la comas si no quieres, ya no importa.
Siguió comiendo la suya y Jeon sintió alivio y la dejó en su lugar. Se sacudió las manos y después un gel antibacterial, se sintió mucho mejor.
—¿Qué quieres hablar conmigo? —dice.
—Ya te dije, quiero saber de ti.
—¿Pero específicamente que?
El rubio puso los ojos en blanco.
—No sé, lo que sea ¿Tu cumpleaños? ¿Qué te gusta o que no?, ¿Cuáles son tus pasatiempos? Ese tipo de cosas que las parejas hacen.
Dice obvio.
Lo piensa unos segundos mirando la hermosa noche, esto estaba siendo incómodo para él, no le gustaba estar en este sitió repleto de mosquitos y menos hablar de cosas tan personales casi enfrente de sus guardias. Se le hacía ridículo y poco ético.
—Por qué mejor nos vamos a un sitio mejor donde no haya mosquitos, este lugar me está fastidiando demasiado, además creo que lloverá y tengo trabajo que hacer.
El guardia que los vigilaba negó con la cabeza ante lo muy tonto que estaba siendo su jefe. Y no era el único, pues Jimin estaba demasiado triste porque pensó que esto sería una buena idea.
Su corazón dolía porque planeó esto hace dos días y pensó que funcionaria, pero ya miro que no. Así que se levantó de la manta, tomó la comida y la tiró al bote de basura demasiado enojado.
—¿Qué haces?, ¿por qué la tiras?
—Tienes razón, los mosquitos son molestos, mejor vámonos.
Camino hasta el coche y Jeon se quedó aún sentado en la manta, no supo ni qué pasó o que hizo, pero no le dio importancia, él quería ir a su mansión y dormir en su suave cama.
Tras el transcurso del parque a la mansión no hubo palabras alguna, cuando llegaron rubio salió disparado para ir a su habitación, pero Jeon lo detuvo en medio del pasillo.
—Espera ¿que pasa?, ¿por qué actúas así?
—Yo... quería tener una cita contigo algo diferente. —sentía sus ojitos picar, quería llorar mucho.
—¿A eso lo llamas diferente? Eso tan siquiera fue una cita —repudio.
El rubio negó con la cabeza sacándose de su agarre.
—Fue mi error.
Sube las enormes escaleras para ir a su habitación y llorar ante el rechazo. Jeon se quedó aún más confundido de lo que ya estaba. Seokjin se acerca a él negando con la cabeza mirando mal al pelinegro.
—Eres un maldito —Le dice directo y sin vaselina.
—¿Disculpa?
—Jimin sé arregló todo bonito para tener una cita contigo, algo fuera de lo común para tí. Pero solo lo trataste como una mierda y destruiste sus buenas intenciones —le dice Seokjin tomando su abrigo y su bolso.
—Sabes que odio esas cosas Jin, además Jimin tiene que entender que esos gustos son pésimos y no van acorde al gran Mafioso Jeon Jungkook, tiene que aprender a comportarse como tal.
Seokjin bufó mirando mal a Jeon.
—¿Comportarse como tal? Por dios Jeon te estás escuchado, joder que demonios te paso. Te desconozco, creo que cada día te pareces más a tu abuelo.
—Jin... —Dice en tono de advertencia.
—Si no vas a querer a Jimin como es, entonces déjalo ir, tal vez alguien más haya fuera si lo valore. Es hermoso, lindo y sexy, quien no querría tenerlo como su novio, amante y esposo. Es un chico dulce, uno que en tu puta vida podrás volver a tener o ver —Estaba demasiado enojado con ese troglodita— Con permiso, maldito idiota —susurro lo último.
Seokjin sale de la mansión totalmente enfadado.
Jungkook empuña sus manos hasta que sus nudillos se hacen blancos, esas palabras de Seokjin le dieron el orgullo. El solo pensar en Jimin con alguien más le molestó tanto que causaron esas ganas de posesión en él, Jimin era de él y nada más.
De nadie más.
Pero lo que no sabía Jeon, era que cierto castaño llegó a Japón, en busca de aquel amor que dejó ir.
Aquí se deja los golpes en las bolas a Jeon por idiota 👊🏻
Ya se arrepentirá.
Por cierto, toda mi familia se fue a México, estoy solita solo con mi perrita. TuT
Tengo miedo.
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