🍷14;
Jungkook ayudaba a cargar a Jimin, quien venía demasiado ebrio. Se había pasado de copas en la fiesta, a pesar de sus advertencias.
Sabía que este tipo de eventos solían repartir más alcohol, qué comida, pero parece que su amado prometido no le había hecho caso. Perdió una importante junta con la mujer más importante de Italia, la cual estaba de visita en Japón.
Lo bueno fue que quedaron para mañana temprano, mandaría a Jimin a casa mientras él trabaja como se debe, su plan tenía que salir a la perfección.
—Te dije que no tomarás tanto Park.
El rubio solo reía mientras era sujetado por Jeon hasta la habitación. Unos de sus guardias le abrió la puerta para dejarlo entrar, caminó hasta la recámara dejando su cuerpo delgado en la gran cama.
—Iré a traerte un poco de agua, espera aquí.
El rubio, solo gruño sin decir nada, Jungkook fue a la cocina que tenía su gran departamento, fue un por un vaso de agua y se fue de nuevo a la habitación con Jimin, pero cuando abrió la puerta, su boca se abrió y sus ojos casi se le salen de sus cuencas al ver a Jimin solo con su pequeño boxer.
El vaso se le cayó y el rubio se giró a verlo con una sonrisa que el pelinegro no supo descifrar.
—Jung...kook ¿Estás bien? —su voz sonó en tono dulce.
—¿Qué haces Park? —tartamudea al hablar.
Se dirigió hacía él con seducción, pero tambaleando por la borrachera que se cargaba, se sostuvo de su camisa alzado su rostro mirando a su prometido. Este trago saliva porque el calor en su cuerpo estaba aumentando. Jamás se había puesto de esa manera tan nerviosa como lo estaba haciendo ahora, quería estampar el pequeño cuerpo del rubio contra la cama y follarlo ahora mismo, pero no quería aprovecharse de él, en ese estado.
—Jimin, ¿qué crees que haces? —susurro bajo mirando esos rosaditos labios.
El rubio acarició su pecho tratando de quitar los botones de su camisa.
—Solo —suelta un hipido— quiero que me toque, estoy enloqueciendo, ayúdeme.
El mayor mira hacia la ventana, tenía que tener fuerza de voluntad, pero Jimin se lo dejaba muy difícil. Quería tocar esa piel lechosa, morder esos labios carnosos, acariciar lo que se carga atrás. Esos deseos de pecaminosos lo tenía rogando por el pequeño rubio.
—No estás en tus sentidos Park, vamos a la cama a qué te acuestes. —lo alzó tipo princesa hasta la cama, pero el rubio se colgó de su cuello para no dejarlo ir.
—Béseme al menos si no quiere tocarme, yo solo quiero ser suyo... aunque usted no me quiera.
Una de las cosas al tomar alcohol al grado de perder tus sentidos, era que podías decir más que la verdad sin que suene a ello, el alcohol en tu cuerpo podría hacerte reír, estar triste, hablar de cosas que jamás te atreverías a decir estando bueno, y justo ahora Jimin estaba en esos sentidos.
—¿Por qué dices que no te quiero Jimin?
—Sé que no lo hace, solo me secuestró para su beneficio y odio eso... —soltó un par de lágrimas— Porque... usted me gusta mucho, jamás alguien me había gustado como usted, y si no me quiere tocar quiere decir que no me quiere.
Hizo un puchero demasiado tierno, Jeon estando bajo su cuerpo desnudo, acaricio su delgada cintura, le dio toques que hizo erizar la piel al rubio.
—No te toco porque no quiera nene, estás ebrio y no quiero aprovecharme de ti y luego te arrepientas, no será hoy.
El rubio quitó sus manitas de su cuello, Jeon miró su rostro triste.
—Ves que no me quieres.
—Claro que te quiero nene, porque dices que no.
—No lo siento de esa manera, no me quieres. —se aleja del mayor para darse la vuelta y abrigar su cuerpo desnudo con las sábanas blancas— buenas noches.
Le dio la espalda y Jeon se quedó en un pequeño shock, no quería hacer sentir mal a Jimin, pero le era tan difícil volver a confiar en alguien, no después de lo que pasó con tantas personas que solo buscaban dinero y no amor. Jimin no se miraba que fuera alguien de esa manera, al contrario, el rubio era alguien diferente, alguien lindo y tierno.
Le estaba quitando todo eso, ya le habían disparado y lo expone al peligro. No quería que el rubio se enamorara de él, pero Jeon no se daba cuenta de que el que se enamoraba del rubio era él.
Dejo salir un suspiro, echó su cabello negro hacía tras y fue hasta la ducha para quitar está sensación de su cuerpo, en cuanto cerró la puerta el rubio se dio la vuelta mirando la puerta cerrada y escuchar el agua caer. Dejó salir un suspiro mirando el techo de la habitación, tal vez estaba ebrio, pero tenía todos sus sentidos al mil, él quería conquistar a Jeon a como diera lugar, pero ¿cómo? Si apenas el señor Jeon le hacía caso, ni quería tocarlo.
Necesitaba ayuda y claro que la obtendría y esa persona sería Seokjin, con sus consejos el rubio lograría su cometido, estaba seguro de ello. Iba a tratar de dormir, pero un extraño ruido se escuchó en la sala, se levantó despacio para ver qué fue eso, se acercó un poco mirando por la ranura, vió sombras pasar.
Rápido se quita de ahí y corre hacia el baño a decirle al señor Jeon, abre la puerta del baño dejando sorprendido al pelinegro. Jimin iba a hablar, pero su boca se abrió al ver el cuerpo desnudo de su prometido.
¡Dios santo! Dijo el rubio mentalmente.
—Park, ¿qué haces aquí?
El rubio sale de sus pensamientos mirando a Jungkook ponerse una toalla.
¡Maldición!
—Sí...ammm lo siento, pero es que... escuché ruidos en la sala y miré por la ranura y había sombras y pensé en avisarte.
—¿Sombras?
Asintió Jimin.
—Bien, espera aquí Jimin, no salgas hasta que yo te lo diga bien.
—¿Qué está pasando Jungkook?
—Creo que alguien nos siguió, no quiero que salgas por nada en el mundo, yo me encargaré de esto.
—¿Y si te hacen daño? Que voy a hacer Jungkook.
Su temor lo invadió.
—No me pasará nada nene, así que no salgas de aquí hasta que yo lo diga, bien.
Jimin asintió y miró a Jungkook tomar su ropa para salir y enfrentar a los tipos que entraron, tomó un arma de unos de los cajones del baño, había otra más pequeña, pero Jeon solo tomó una.
Abrió la puerta del baño con cuidado mirando por ambos lados, salió de ahí cerrando la puerta del baño. Jimin se quedó quieto esperando y rezando que no le pasara nada a su prometido.
Caminaron hasta la cama y colocaron varias almohadas sobre la cama para pretender que dormían. Se dirigió hasta la cortina del balcón y cuándo la puerta de principal se abrió miro entrar a unos tipos de negro apuntando con sus armas, caminaron hasta la cama quien se veía dormir a dos personas.
Contaron hasta tres con los dedos y empezaron a disparar, ante los disparos solo salían plumas y no sangre. Quitaron la sábana mirando que únicamente eran almohadas.
Jungkook salió de su escondite disparando los tipos, a dos le dio en la cabeza al último en el pecho, Jeon caminó hasta ellos mostrando elegancia apuntándoles aún. Miro que uno estaba vivo aún así que se inclinó adónde estaba mirándolo con sumo enojó.
—¿Quién te mandó? —Le dice, pero el tipo estaba a punto de morir, respiraba extraño, ya que le dio justo cerca del corazón.
—No lo repetiré, ¿quién te mandó? —Lo sujetó aún con más fuerza.
—Mo...mo escupió sangre de su boca dejando de respirar al fin.
Jeon se levanta suspirando mirando hacia la puerta del baño, lamé sus labios demasiado cansados de estas estupideces. Su ex era alguien demasiado celosa, Momo se estaba metiendo con alguien que no debería y la haría pagar las consecuencias de hacerlo.
Estaba completamente seguro Jeon que esos tipos eran para matar a su prometido, ya que solo dispararon hacía lugar de Jimin, por el hecho de que aún lado estaba su traje rojo tirado en piso. Momo se las pagaría por intentar matar a su rubio, se las pagaría muy caro.
Jimin abrió la puerta mirando con horror a los tipos muertos en la alfombra, miro a Jeon cubierto de un poco de sangre y eso lo asustó demasiado. Fue hasta él para abrazarlo.
—¿Estás bien? ¿Quiénes son estos tipos? —su pequeño cuerpo temblaba, los tipos ahí muertos le causaron terror.
—No me hicieron daño descuida. Pero tenemos que salir de aquí, no estamos seguros.
No hizo pregunta alguna Jimin ante sus palabras. Jeon llamó a unos guardias más para que limpien el desastre de la habitación, dos de sus guardias estaban muertos en el piso al salir, Jimin se cubrió sus ojos, esto era horrible. Juntos se fueron a la mansión y Jimin seguía abrazado a Jungkook como un niño pequeño.
Dándose cuenta de la vida que llevaría al estar metido en la vida del gran mafioso Jeon Jungkook. Miro fijo el arma de aquel guardia que conducía hacia la mansión. Pasar de ser un don nadie quien solo las personas los humillaban, a ser el prometido del Mafioso más grande, siempre se lo repetía, pero quería que en su cabeza quedará bien claro.
Estaba por tomar la decisión más grande del mundo, miró su anillo de compromiso y después miro el perfil de Jeon quien miraba por la ventanilla del auto. Suspiro el rubio acercándose más hacía el pelinegro quien lo abrazó más a su cuerpo como si fuera a perderlo.
Ya no soy más un Jimin miedoso, ahora seré un Jimin letal.
♚𝐌𝐀𝐅𝐈𝐀♛
Hanbin estaba en la oficina de su padre; el gran presidente de Corea, esperando los resultados sobre lo que pasó con Jimin.
Se había quedado sorprendido cuando miró a Rose libre yendo de comprar con su madre, eso lo enfureció así que vino inmediatamente a exigir respuestas.
Su padre, el presidente, entra con varios papeles en sus manos, mira a su hijo acercándose hacia él. Le entrega los papeles para después ir por una bebida.
—¿Qué es esto?
—Ahí tienes el paradero de tu amigo. Según lo que mande a investigar es que Park Jimin planeó todo lo que pasó en puente, se fue a Italia gracias a unos amigos, ahí mismo está la carta que le mandó al detective del caso -bebe su whisky- También está su fotografía con el empresario más grande de Italia, Jeon Jungkook.
Miro la fotografía, Hanbin de Jimin con ese empresario.
—¿Jeon Jungkook?
Pregunta aún mirando la fotografía.
—Como dije, Park Jimin planeó todo. Está comprometido con ese hombre, así que el caso está cerrado.
Hanbin estaba sin poder creerlo, Jimin, Su Jimin en Italia comprometido con un empresario famoso. Joder esto no podía ser cierto. Siguió mirando la información leyendo que ahora estaba en Japón, estaba cercas de él así que iría a verlo y que le aclare qué demonios pasaba, él no se tragaba el cuento. Algo malo pasaba y él lo averiguará.
Juraba que lo averiguara.
Por lo tanto, Rose también miraba la fotografía en Naver de su hermano con su futuro esposo millonario, mordía su manzana sentada en el sofá mirándolo con rencor.
-Me las pagarás maldito gordo infeliz, y empezaré con tu patético prometido. Me preguntó qué fue lo que vió si sólo eres una basura -su mente era perversa y sus palabras duras- Te haré sufrir.
♚𝐌𝐀𝐅𝐈𝐀♛
Jungkook llegó al hermoso evento donde todos los japoneses ricos se reunían para ver a la gran bailarina Hirai Momo.
A Jungkook no le gustaba para nada ese tipo de música o baile, le gustaba más la clásica o apreciar una hermosa ópera. Pero justo hoy era la presentación de Momo, la hija del ministro de Japón.
Si pensaba que olvidaría su tontería de mandar matar a su prometido, está muy equivocada.
Tomó asiento en unos de los lugares más cercanos cruzándose de piernas, mandó pedir un whisky en las rocas mientras Momo salía. Quería que ella lo viera y que tuviera miedo al verlo.
Las luces se apagaron y la luz del escenario alumbró a dónde Momo salía. Tenía una gran sombrero negro con camisa blanca que hacía lucir sexy, todos comenzaron aplaudir dando comienzo a su presentación.
La luz se volvió a pagar para cuándo ella salió otra vez, pero con otra diferente ropa. Cosa que sí sorprendió al pelinegro
Sus movimientos eran buenos, totalmente sensuales. Jeon bebía su whisky observando a Momo bailar, mirándola como solía hacerlo cuando tenían algo. Cuando terminó su presentación, todos se pusieron de pie para aplaudirle a la pelinegra.
Jeon se puso de pie, sin intención de aplaudir. Momo hacía sus reverencias ante su público cuando cruzó la mirada con Jeon, quien la observaba detenidamente. Momo tragó saliva nerviosa sonriendo falsamente, tomó el ramo de flores que había recibido y se retiró.
A paso rápido se fue a su camerino cerrando todo con llave, dejó salir un suspiro de alivio, bueno no tanto porque sabía que Jeon venía a cobrarse lo que le pretendió hacer a su prometido. Estaba tan enojada el día de la subasta que no lo pensó dos veces y mandó matones a ir por el rubio.
Tomó su móvil para mandarle un mensaje a su guardia personal para que viniera por ella, se sentía más segura de esa manera.
Este le dijo que ya la esperaba afuera para llevarla a casa y Momo ya vestida y cambiada salió de su camerino acompañada de sus guardias. Miro por todos lados sin ver rastro de Jeon.
Y eso le causó aún más temor.
Al llegar a su camioneta el chófer conducía a su apartamento, pasaban los minutos y creyó la pelinegra que había ganado y que Jeon jamás se atrevería hacerle algo. Pero estaba completamente equivocada cuando un auto golpeó su camioneta negra haciendo que se estrellara contra el asfalto.
Momo se golpeó contra el vidrio del auto, sangrando rápidamente, su vista era borrosa, le dolía la cabeza. Llegó a mirar a Jeon salir del otro auto matando a todos sus guardias, en especial a su guardia personal.
Ella tembló en su lugar con el corazón latiendo a mil por ahora, la puerta se abrió y ella comenzó a patalear para que Jeon la soltara.
—¡Déjame suelta...me Jeon por favor! —rogó.
Jeon la tomó de sus cabellos mirándola con rencor, arrastrando su cuerpo hasta caer en piso, él se inclinó con ella jalando su cabello hacía tras.
—¿Qué pretendías al querer matar a mi prometido maldita zorra? ¿Te daba envidia que él sea más hermoso que tú o él echó de que lo ame? —siguió jalando su cabello mientras miraba con furia a la mujer que un día quiso.
Si quiso porque Momo era alguien divertida, pero demasiado celosa para su gusto.
—Lo.. lo siento yo...no quise, solo que él me humilló, sabes que no lo tolero.
Se excusó. Una patética excusa de mierda para el Mafioso.
—Mi prometido me contó lo que pasó y créeme que si te humilló fue porque tú te lo buscaste, eres y serás la más patética de las mujeres con quién es estado —La suelta con brusquedad y ella intenta huir, pero se sentía demasiado mareada por la conmoción del golpe.
Jeon saca su arma y ella abre sus ojos de par en par.
—¡Jeon por favor...no...no lo hagas.. Yo lo siento, no volverá a pasar lo siento!. No me mates.
Suplico, llorando como magdalena.
—No te mataré. Solo porque tu padre es colega, pero si te daré una lección que con mi prometido jamás debiste meterte.
Momo iba a hablar, pero Jeon le disparó en la pierna y después en la otra, un grito desgarrador soltó la pelinegra ante el dolor de sus piernas. Jeon ya había llamado una ambulancia para que la entendiera.
—La próxima vez será en tu cráneo.
Sacudió su ropa guardando su arma para irse al fin a su reunión de negocios.
Momo quedó gritando y llorando por el dolor en sus piernas, era poco el castigo que Jeon le dio y ella lo sabía.
Jimin estaba con Soobin jugando un poco con él, le enseñaba a dibujar dándose cuenta de que Soobin era realmente bueno en ello, amaba compartir su tiempo con él, le hacía ver las cosas que realmente valen la pena.
Con Hyunjin tenía que acercarse más, ya que normalmente se encerraba mucho en su habitación.
En eso la puerta fue tocada y Jimin salió de sus pensamientos dándole el pase.
—Joven Jeon, el señor Kim Seokjin está esperando en la sala.
Dice una de las mucamas.
—Dile que voy enseguida.
—Muy bien, amo Jimin.
Hace una reverencia cerrando la puerta y Jimin se puso de pie.
—Iré a ver a Seokjin, tú mientras terminarás de dibujar lo que hicimos.
—¿Después haremos Mochis en forma de pandas cómo lo prometió? —puso sus ojitos tan tiernos, como le diría Jimin, no a esos ojitos.
—Claro que sí cariño, solo termina tu tarea y haremos los Mochis.
Soobin asintió poniéndose manos a la obra en hacer su tarea. Jimin sonrió y salió de la habitación de Soobin rápidamente.
Bajo las grandes escaleras mirando a Seokjin esperar por él en la sala, el rubio estaba algo nervioso por lo que le pediría, pero por lo que escucho de él era que él sabía artes marciales y todo tipo de cosas para entrenamientos militares.
Ya se había decidido hacer lo que tenía en mente y por todos los cielos juraba que esté no era él.
—Jimin que gusto verte otra vez —saluda Seokjin de beso en la mejilla al rubio.
—También me da gusto verte.
Los dos tomaron asiento para poder hablar cómodamente.
—¿Dime para qué soy bueno?
—Bueno, pues... —no sabía cómo pedírselo, tenía que, no quería ser más ese Jimin tímido e indefenso —Necesito que me ayudes a ser alguien letal.
Jin arquea una ceja.
—¿O sea más diva peligrosa?— Jimin sintió— Cariño, después de lo que me contó Jeon de lo que le hiciste a Hirai Momo, no creo que necesites mi ayuda.
—Quiero ser más seguro de mí mismo, siento que la voy a cagar y no quiero eso. Además quiero que me entrenes en artes marciales, seré el esposo de Jeon Jungkook, rey de la mafia y no quiero verme débil a su lado.
—¿Quieres protegerlo y protegerte? —inquirió curioso.
—Ambas. Escucha... yo no quiero depender todo el tiempo de mi prometido o que alguien se quiera aprovechar de mí solo por no saber defenderme, quiero saber cosas, hacer cosas y así no estorbarle a mí, prometido cuando nos vuelvan hacer lo que ese día.
Seokjin entendía su punto, él fue como el rubio hace ya varios años, alguien que le tenía miedo a un arma con tan solo verla, hasta que su esposo lo ayudó en ello. Jimin y él se parecían mucho en querer lo mismo y claro que lo ayudaría con su entrenamiento.
—Bien lo haré.
Jimin sé balanza hacía él para abrazarlo.
—Gracias, verás que aprendo rápido.
Se separaron mirándose con una sonrisa.
—Lo haré tranquilo, pero al entrenarte espero que no te arrepientas de esto, soy muy estricto con lo que hago.
—Estoy dispuesto a ello.
Jimin sabía perfectamente en lo que se metía, sabía que esto era necesario para él, no quería ser un estorbo para Jungkook, no quería ser el secuestrado como en las novelas de ficción. Él quería demostrar que podía y que con o sin Jeon cerca de él, podía ser alguien letal.
Así que con ayuda de Seokjin comenzó su entrenamiento, para dejar con la boca abierta a Jeon y a los enemigos que le vengan encima.
Ya no más un niño miedoso.
Jimin cruel se disfruta.
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