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🍷04;

Jimin se separó rápidamente del pelinegro. Estaba demasiado confundido y con demasiado pánico en él. Saber que te raptaron para casarte con quién sabe quién era el sumo terror para cualquier persona. Si Dios lo castigaba por algo en especial, pues la agarró con él.

Jeon soltó un suspiro cansado, esto sería más difícil de lo que pensaba, fue a su escritorio tomando un papel el cual era un contrato para que el rubio lo leyera. Se lo entregó y Jimin lo tomó dudoso.

—Este es el contrato para que lo leas bien, piénsalo un poco, ve a tu habitación pero no tardes. Quiero presentarte a alguien, más bien a dos personas que son demasiado importantes para mí.

—¿Habla en serio sobre el matrimonio? Yo no lo conozco y tengo miedo señor, no quiero —Se negó y tenía el derecho.

—Soy alguien peligroso, soy el Rey de la Mafia, puedo desaparecer personas si yo quiero —Miró fijamente al rubio, el cual trago grueso— Piénsalo bien, medítalo, en la cena te mandaré llamar para que bajes y cenes conmigo. Hay dos personas de las cuales quiere que también te hagas cargo cuando estén aquí.

—¿También seré como un sirviente?

—Claro que no Park. Vas a ser mi esposo, el dueño de esta gran mansión. Tu cómo mi esposo tendrás el respeto y el mando que yo tengo aquí. No serás un sirviente ni nada parecido, solo te harás cargo sobre dos personas y la mía como lo que serás. Te lo dejo de esa manera Park, lee el contrato y baja a cenar. Hablaremos de esto cuanto entiendas los términos de todo esto. Ya puedes retirarte. Me haces perder el tiempo.

Frío y directo con sus palabras, pero Jimin aún estaba más que confundido con todo esto, ¿prácticamente lo raptaron para hacerlo esposo? Bueno a decir verdad el pelinegro no era feo, era demasiado guapo, que le estuviera proponiendo "casarse" le sonaba tonto y más el problema era que es un mafioso. Probablemente, lo mandé matar si no acepta la propuesta que le pide.

Suspira haciendo una reverencia.

—Lo... lo leeré con cuidado... ¿La habitación de arriba es mía o...?

—Es tu habitación Park. Ahí dormirás y por la ropa no te preocupes, ya mandé a alguien que te compre lo necesario para que vivas aquí. Puedes darte un baño, pedir de comer, lo que tú quieras.

—Muy bien... gracias.

Joder parecía una puta broma o mal sueño todo esto, «En serio dios, que te hice yo» estaba asustado, estaba quien sabe dónde, juraba por dios que la vida no era justa con él. Primero su madre y su hermana lo tratan como la mierda, después sus compañeros de clase y luego le pasa esto. ¿Acaso no había más personas que les pueda fregar la vida?

El rubio estaba más que asustado, se dio la vuelta saliendo del estudio del señor Jeon. Pasó por el mismo pasillo por donde vino con aquella mujer, subió las grandes escaleras, pero un lloriqueo lo hizo detenerse. Se giró para ver de dónde salió aquel sonido, pero no miró nada.

Quería volver a subir, pero otra vez aquel sollozo se escuchó, rápido bajo los pocos escalones siguiendo el ruido que mientras más se acercaba, más se oía el llanto de un niño ¿Un niño? Rápido corrió hasta el patio de afuera, miró por el enorme jardín con todas esas flores hermosas, camino un poco más buscando aquel llanto, cuando lo encontró sus ojos se abrieron de la sorpresa.

Era un hermoso niño de cabellos negros y ojos grandes. Notó que se tocaba la rodilla con sus lágrimas saliendo de él, Jimin sintió una tristeza por el pequeño que no dudó en acercarse y ayudarlo.

—Hola pequeño, me llamo Jimin, déjame ayudarte ¿Si? —se inclinó para ayudarlo, pero el niño negó haciendo un hermoso puchero— No te haré daño pequeño tranquilo, pero si no curamos pronto eso se podría infectar y sería peligroso, ¿no queremos eso verdad? —musita con voz tierna tratando de que no tuviera miedo.

El pequeño mira su herida con sus ojos llorosos, termina aceptando que el desconocido lo ayude. Rápido Jimin lo toma para alzarlo y llevarlo dentro de la casa. Parecía que no había nadie, ni siquiera estaban los guardias que hace un rato miró, ni siquiera se había dado cuenta de que no estaban.

Como pudo lo llevó a su habitación, abrió la puerta dejando al pequeño en su cama. Fue al baño para ver si había algún botiquín y efectivamente ahí había uno. Lo tomó y volvió al pequeño niño.

—Ahora vamos a curar la herida ok, sé que piensas que dolerá, pero no, será rápido y después podrás volver a jugar.

El niño no decía palabra alguna, solo asintió para que el extraño lo curara. Jimin abrió el botiquín sacando lo que ocuparía, desinfectó con una gasa con algo de isodine, ya que no ardía en la herida, al terminar de hacerlo, colocó una bandita de dinosaurios que había ahí, miró como el pequeño sonrió.

—¿Te gustan los dinosaurios? -acaricio su cabello.

—Si, me gustan mucho... gracias señor.

Le responde con una voz muy adorable.

—¿Cómo te llamas Pequeño? Yo me llamo Park Jimin.

—Me...me llamo Soobin -musita tímido con esas mejillas sonrojadas.

—Es un gusto conocerte Soobin, tienes un nombre demasiado hermoso. —el pequeño se sonrojó más— ¿Dónde está tu mamá o tu padre? Deben estar preocupados por ti.

Soobin bajo la cabeza jugando con sus manitas, a Jimin le pareció demasiado extraño, le recordaba a él.

—Mamá... está en el cielo —el rubio sintió una punzada en el corazón al oír aquello.

¡Mierda la cago! Pero él no sabía eso, así que no fue su culpa de hacerlo recordar.

—Lo siento pequeño Soobin, no sabía, ¿Y tu papá?

—Papá en su oficina, siempre trabajando —inflo sus mejillas algo molesto.

¿Oficina? No digas que...

La puerta de la habitación de Jimin se abrió rápidamente, esto asustó a ambos. Jimin miró entrar preocupado aún pelinegro de cabello algo largo, rápido tomó a Soobin entre sus brazos besando su frente.

—Hey ¿Qué pasó por qué estás aquí, So, ¿qué tienes?

El niño señala su rodilla con la bendita de dinosaurios.

—Joder Soobin, te dije que no corrieras sabes que es un poco peligroso, ya que aún no puedes correr por lo de tu pie.

—Lo siento Tío —pucherio tierno, con esos ojitos saltones que dan ganas de besarlos.

Soltó un suspiro el pelinegro

—Lo bueno es que estás bien —Entonces miró al rubio quien se mantenía al margen de todo esto. Su hermano le había dicho que traería a su prometido, no sabía que ya había llegado.

Le dio una mirada bastante curiosa, de los pretendientes que su hermano tenía, no se imaginó que se fijaría en alguien como él, aunque no fuese feo, su forma de vestir y esos lentes lo hacían ver cómo un Nerd.
Jimin se sintió observado por aquel pelinegro, no sabía que hacer o decir, hasta que el chico habló.

—¿Tú debes ser el prometido de mi hermano verdad? —el pequeño lo miró mal rápidamente en cuanto esas palabras salieron de la boca de su tío.

—Yo... Aún no he aceptado.

Dice tímido. El pelinegro de cabello largo le sonríe sarcásticamente, Soobin se escondía en su cuello aferrado al mayor.

—Da igual, de todos modos terminarás como su prometido, lee bien eso y es, pero que no te pase lo mismo como al otro.

—¿Al otro?. -dice confundido.

—Luego lo sabrás, me tengo que ir. Nos vemos en la cena cuñado —lo último que dijo lentamente.

Abraza al pequeño caminando por el lado del rubio dejándolo más confundido de lo que ya estaba, ahora el miedo recorrió todo su cuerpo, no quería terminar como el otro que no aceptó, no sabía con exactitud qué le pasó, pero se pudo imaginar.

La gran puerta se cerró, Jimin suspiro pesado limpiando el sudor de su frente. Tomó asiento en la gran cama, leyendo aquel documento.

No podía creer que le pagaría un millón de Euros por su matrimonio falso, también tenía derecho a poseer lo que él tiene solamente cuando no estén divorciados, podría beneficiarse con cada pertenencia de susodicho. También tenía que seguir sus reglas como principal esposo, entonces ahí leyó que aquel guapo pelinegro tiene un hermano menor llamado Jeon Hyunjin y un hijo de cuatro años llamado Jeon Soobin.

¡¿Él tenía un hijo?! Ósea que el niño que ayudó era el hijo del Señor Jeon.

Se quedó totalmente impresionado por aquello, aunque ya lo sospechaba. Según el contrato tenía que ser padre del niño, cuidarlo y todas esas cosas. Ahora Jimin sabía por qué le dijo lo anterior cuando estaban en su oficina. Siguió leyendo el contrato dudoso de aceptar, pero estando aquí, qué más opción tenía.

O acepta o lo matan

Se dejó caer en la gran cama pensando en que hacer, se volvería loco con todo esto.



Amo a los Mafiosos.

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