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Para Jimin esa mañana pretendía ser común y corriente, el ir a su universidad ser el patético chico al que le lanzaban bolas de papel para burlarse de él. Esa mañana fue justo lo contrario a lo que espero, no tan usual, pero si algo fuera de lo normal de su rutina.

Se alistó para la universidad. Su madre y hermana almorzaban compartiendo sonrisas, hablando de cosas que solo ellas se contaban. Jimin pasó por su lado sin prestarle atención alguna, la razón de esto era que su madre nunca le preguntaba cómo estaba o si le fue bien, nada por ese estilo, únicamente le importaba su hermana Rose.

Era como un fantasma en la casa, tal vez debería cambiarse el nombre de Jimin a Casper el fantasma.

—Se dice buenos días, niño grosero —Le dice su madre.

Jimin pasa de ello abriendo el refrigerador para comer algo de paso, nunca almorzaba en casa por su madre y su hermana. Era como comer con los enemigos.

Tomó un envase de yogur de fresa con un pan tostado, los comió rápidamente bebiendo su yogur, cuando terminó pasó otra vez al lado de ellas mientras escuchaba a su madre adular a su hermana como siempre.

—Espero que tengas una buena cita con Habin, hija. Hacen una hermosa pareja.

—Lo sé, mami. Además hoy habrá una fiesta en la casa del bosque de Habin, es un buen terreno sin adultos molestos.

—Diviértete mucho hija, llega a la hora que quieras mi amor, tienes todo mi permiso —Posa sus ojos en Jimin quien se abrigaba por el frío que hacía a fuera, ya que últimamente el clima estaba algo raro hacía frío y luego calor —¿Y tú no saldrás esta noche con tu hermana a la fiesta? Mínimo deberías hacer algo productivo que estar encerrado en tu habitación.

Rose empezó a reír fuertemente, Jimin solo bufo cansado, esto era todos los días.

—Por dios mamá, que buena broma —Se limpió una lágrima fingida -A mi hermano no lo invita nadie, crees que alguien lo lleve a una fiesta tan exclusiva como la que tenemos los populares.

—Hija no seas cruel, tal vez alguien lo invite.

El rubio no sabía si su madre lo decía en buen plan o se burlaban de él. Sea como sea no le interesaba oír más de aquella conversación.

—Tienes razón mamá, tal vez alguien lo invite y lo mire en la fiesta ¿verdad hermanito?

—No me interesa tu fiesta de "populares" Rose —Coloca su bufanda ajustando sus lentes redondos: porque si, Jimin usa lentes, otro de los motivos por lo cual se burlaban de él.

Rose iba a decir algo más, pero la bocina de un auto se escuchó afuera de la casa, indicando que el novio de Rose llegó por ella, como todas las mañanas.

—Adiós mamá, llegó por mí. Nos vemos por la tarde, te quiero mami.

—Adiós mi amor pórtate bien —miró a su hija partir y después miró a Jimin —¿Y tú qué? ya vete llegarás tarde —Le resto importancia como siempre.

El rubio no esperó más para salir de esa casa, miró a su hermana subir al auto de su novio quien le comía la boca o ella a él. Jimin hizo gesto de asco tomando rumbo a la parada de autobuses, en eso el auto del novio de su hermana paró a lado de la parada haciendo que Jimin los mirara.

Bajo el cristal del auto mirando a Jimin.

—¿Quieres un aventón Park? Es lo mínimo que puedo hacer por el hermanito de mi novia.

Rose pone los ojos en blanco y Jimin niega lentamente. Puede que su hermana y su madre y todos los de la universidad se comporten como todos unos idiotas con él, pero Kim Han Bin siempre fue amable con él, lo cual se le hacía extraño.

—Gracias, pero prefiero el autobús.

—Andando amor, ya lo escuchaste no quiere ir vámonos —Le dice Rose a modo berrinche.

—Vamos Jimin o llegarás tarde por la nieve que empieza a caer, los autobuses se retrasan. Vamos, no me molesta —Ignoró el comentario de Rose.

Jimin iba a decir que sí, pero la mirada que le daba su hermana fue de una suma molestia. Así que si no quería una futura discusión con su madre y ella, prefiero esperar.

—Tranquilo esperaré no debe tardar mucho.

—Ya lo oíste, no quiere, vámonos —Le tronó los dedos.

Habin no quería dejar solo a Jimin, pero terminó aceptando, sabía lo terca que era Rose cuando se ponía en ese plan.

—Con cuidado, Jimin.

El rubio solamente asintió. Miro arrancar el auto de Habin, lejos, él esperó el autobús hasta que llegó. Subió pagando el pasaje, tomó asiento aún lado de las ventas mirando la nieve caer, casi como si fuera navidad, amaba la navidad. Pero para eso tenía que acabar noviembre y faltaba eso.

Tras mirar por la ventana pudo notar un auto muy elegante estacionado a lado del autobús que lo dejó bastante curioso. No había visto un auto tan caro como esos en Busan, solo en Habin por ser familia rica. Siguió mirando cruzando su mirada con la de un hombre, quien lo miró directamente a los ojos, Jimin se ruboriza ante penetrante mirada.

El autobús dio marcha saliendo de sus pensamientos dejando atrás aquel guapo y elegante hombre. Mordió su labio con un extraño presentimiento, ¿Qué fue eso? Se preguntó el rubio. Sea lo que sea lo hizo sentir extraño, como un escalofrío recorriendo el cuerpo.

Mientras tanto aquel hombre sonrió levemente, subió su ventanilla y arrancó lejos de ahí.

Al llegar a la universidad muchos de ellos ya entraban a sus clases, Jimin fue a la suya que era de gastronomía, él quería ser un gran chef de cocina, cocinar los mejores postres de todo el mundo y no solo eso sino también ser el mejor en todo lo que conlleva ser un gran Chef.

Saludo a sus compañeros quienes muy pocos le dirigían la palabra, se colocó en su lugar para comenzar la clase con el mejor de los maestros de la cocina coreana. Lee Jong suk.

Tenía demasiados títulos y halagos en la industria de la gastronomía, el mejor y reconocido Chef de todo corea del sur, compitiendo reconocimiento con Chefs de alto rango de Estados Unidos. Jimin lo admiraba, tenía sus libros de cocina y jamás desobedeció ninguna de sus recetas, eran muy buenas.

—Muy buenos días estudiantes, espero que estén listos para cocinar -dejó sus cosas en su escritorio mirado a toda la clase colocarse sus mandiles —Está vez van a cocinar postres.

—¿Qué tipo de postres? —preguntó una de las alumnas.

—Sorprendanme. Les dejaré esto a su imaginación, de esto depende de su calificación de finales de semestre así que pongan mucho empeño en lo que prepararon. No quiero cometan errores, no son novatos en mi cocina. —Exigió como siempre solía hacerlo.

Todos se sintieron emocionados por la idea de los postres, ya que pueden guardar algunos para sus amigos. Jimin se puso manos a la obra a preparar los ingredientes.

La mayoría de sus compañeros estaban cocinando dulces típicos de Corea, Jimin quería hacer algo más que esos dulces típicos, él amaba los dulces y postres de otros países así que se puso a hacer Leum Kleun: unos dulces deliciosos Tailandeses que son muy populares y ricos.

El Chef maestro miró como sus estudiantes preparaban lo que tenían en mente, miró que todos hacían postres típicos del país «Que poca imaginación» pensó el profesor Lee. Entonces su mirada cayó en Jimin quien hacía algo totalmente diferente, pudo notar su concentración y lo hermoso que le estaba quedando esas bolitas de masa en forma de flor. Le pareció curioso, pero tratándose de Park Jimin: su mejor alumno, no dudaba que sabría delicioso.

Las horas pasaron y todos ya tenían preparados sus postres. El profesor empezó a probarlos dando su calificación, a la mayoría les regañó por como los dulces les quedaban demasiado dulces al grado de desagradar, a otros los felicitaba. Jimin moría de los nervios por su postre, pero definitivamente confiaba en sí mismo.

El Chef Lee llegó a su lugar mirando los postres de Jimin en una perfecta presentación.

—Vaya se miran delicioso joven Park —el rubio se sonroja por su comentario -Un postre Tailandés, me sorprendes.

—Quería hacer algo diferente y delicioso, así que prepare Leum Kleun, un postre muy típico de Tailandia.

—Sé lo que es. Espero que sepa delicioso, no es algo fácil de preparar —Le menciona el Chef Lee. Jimin trago saliva pidiéndole a todos los dioses que le hayan quedado bien, aunque él probó uno así que confiaba en él —Bien a comer.

Tomo el tenedor probando el dulce, Jimin trataba de no lucir nervioso, pero sí que lo estaba. El sonido que hizo el Chef lo hizo respirar de alivio.

—Mmg... están deliciosos Park, frescos, en su punto. El dulce está perfecto —halaga— Park, mis felicitaciones el mejor postre que probé el día de hoy.

Dejó el tenedor colocando un 10 en su tablilla donde calificaba, todos miraban con molestia al Chef por halagar al rubio, ya era típico de ellos mirar mal a Jimin, ya que siempre era a él a quien más felicitaba.

Al terminar la clase, Jimin se puso a limpiar su lugar, cuando terminó tomó sus cosas llevando con él sus dulces Tailandeses. En el corredor pudo ver a su hermana con su novio quien le saludó sonriente como siempre.

—Hola, Jimin ¿Qué preparaste esta vez?

Rose bufó sacando sus cosas de su casillero sin prestarles atención.

—Son dulces Tailandeses, saque la mejor calificación de todas, ¿Quieres probar? traje algunos —Le extendió una cajita con los dulces en ellos, Habin tomó algunos probándolo con un exquisito sonido de aprobación.

—¡Están deliciosos Jimin! Es lo mejor que he probado en mi vida -comió rápidamente haciendo sonrojar a Jimin.

—Gracias puedes comerlos todos.

Rose quien miraba la escena pone los ojos en blanco, su novio halagaba de manera exagerada a su hermano. Frunció el ceño totalmente molesta porque cuando ella le cocinaba no le decía las mismas palabras.

Era ridículo que se pusiera celosa de alguien tan insignificante como Jimin, pero no era tonta con esas miradas que le echaba a su novio.

—Traje más —abrió la bolsa mirando que no había más, debió olvidarlas en el salón —Creo que las olvidé en salón, iré por ellas.

—Claro aquí te espero.

Jimin fue casi corriendo por ellos, Rose le quitó el dulce de la mano a su novio mirándole celosa.

—No son tan buenos ¿Por qué siempre le dices cosas buenas? ¿Es por lástima?, ¿O por ser mi hermano? —Le reclama. Lo que Habin bufa.

—Relájate si, Jimin cocina delicioso deja de exagerar Rose, a veces me fastidia tu forma de ser, ¿Por qué siempre tienes que ser mala con él?

Soltó una risita sarcástica mirando mal a su novio.

—Es un tonto bastardo, además eres mi novio no tienes por qué ser amable con él todo el tiempo —Refuta molesta.

—Lo trato bien porque no me ha hecho nada malo. Y con respecto a ti, ya me estoy cansando de todo esto -musita marchándose de ahí.

—¡¿A DÓNDE CREES QUE VAS?! ¡VUELVE! -grito con enojo mirando como su novio se marchaba adónde su hermano llegaba con los dulces. Tiro el que tenía en la mano al piso aplastándolo con el zapato —Me las pagarás maldito bastardo —Miró pasar a Vernon quien le guiñó el ojo coqueto, lo que ella no desaprovecho— Y ya sé cómo me las pagarás.

Cambie cosillas jeje
Subo los demás al rato.

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