Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐕𝐢𝐠𝐢𝐧𝐭𝐢 𝐧𝐨𝐯𝐞𝐦


¿Cuándo fue que nos volvimos extraños?

—¿Qué le dijiste? —con el entrecejo fruncido y la cara roja como un tomate, Colin Bridgerton, de quince años, cerró su puño antes de arrojar el vestido violeta de su amiga frente a su hermano mayor. Él lo miró sin mayor cuidado, estaba rasgado.

—¿Fue a contarte? —preguntó el mayor—. ¡Por supuesto que fue a contarte!, a acusarme con...

—Si ella me hubiera contado algo, no habría venido a cuestionártelo directamente—alegó, cruzado de brazos—. No lo volveré a repetir, Anthony, ¡¿qué le dijiste?!

—¡Que nadie la querría como esposa! —confesó, la mirada casi de odio que le proporcionó su hermano no le gustó en absoluto—, ¡¿y qué?! Ella está de acuerdo, lo dice todo el tiempo. Se la pasa hablando de que es suficientemente capaz de hacer las cosas sola, que no necesita de un esposo, ¿y ahora ves mal que se lo diga?

Colin señaló el vestido con la mirada.

—Le dije que debería cuidar su apariencia más, le hablé de su cabello, ella llegó a decirme que mis reportes estaban mal, discutimos por eso, porque le gusta meter la nariz en donde no le importa.

—Unos reportes—atónito, Colin levantó las manos y luego las dejó caer—, y por eso le dijiste lo del vestido, ¡por unos reportes!

—Ese vestido es feo, la ropa que usa en general, no le hablé mentiras—dijo encogiéndose de hombros—, tú le dices ese tipo de cosas. Está mal influenciando a Eloise y al resto de nuestras hermanas.

—No sé qué excusa le des a mamá, pero mañana por la mañana te habrás ido—casi escupiendo las palabras, Colin señaló el vestido—. Era de su madre, se ha pasado todo el día llorando en su habitación. Da gracias a Dios que ninguno de los dos abrió la boca con el duque de York, o esto podría haber escalado.

Anthony sintió una punzada de culpa, se rascó la nuca con nerviosismo y se levantó.

—¿A dónde vas?

—Iré a disculparme con ella, yo no sabía que...

—No necesitabas saberlo tampoco, no necesitabas decirle todas esas cosas hirientes—Colin se levantó de su lugar, dispuesto a irse de la habitación—, ¿sabes, Anthony? Te tragarás tus palabras. Quizá tome tiempo, pero créeme que lo harás.

Y sin más por añadir, salió azotando la puerta de aquella habitación.

━━━━━━✧♛✧━━━━━━

Alex Spinster se frotó el puente de la nariz, su pierna derecha se movía en señal de nerviosismo sin que ella se hubiese percatado. No fue sino hasta que el hombre frente a ella posó una mano encima de esta, que se detuvo momentáneamente.

Entonces levantó la cara para mirarlo directamente a los ojos.

—¿Cuánto? —preguntó él, y apenas esa palabra bastó para que su pierna volviera a moverse.

—Dos semanas, tres días y dieciocho horas—Alex miró su reloj, luego soltó un suspiro—, dentro de unos pocos minutos habrán sido diecinueve horas .

Anthony Bridgerton sintió un escalofrío en todo el cuerpo.

—La gente ha empezado a especular—habló el vizconde a la par que desabotonaba su saco, de pronto, se sentía sumamente sofocado en aquel gran salón. Ella ya se lo temía, así que su cara no demostró signo alguno de sorpresa. En realidad, solo había cansancio en su mirada.

—Por eso me he encargado de las cosas—recitó, casi arrastrando las palabras. Su semblante se veía cansado, tenía el cabello completamente desaliñado y usaba un vestido sin corset. Lo que menos le preocupaba era el maquillaje, y Anthony pudo deducir que tampoco se había alimentado correctamente las últimas semanas, puesto que lucía una delgadez facial casi enfermiza—. Hablé con Wistledown, por eso el número después de la propuesta del lago anunció aquello.

Por supuesto que Anthony lo había leído, y todo Londres de igual forma. Alex Spinster había rechazado al duque de una forma tan cruel que se sumió en una profunda tristeza tan grande orillándolo a quedarse encerrado en su alcoba la cual no abandonaba ni siquiera para comer ni beber.

Alex Spinster era, para los ojos de la alta clase de Londres, la mujer más malagradecida que existía.

—¿Cómo es que lo has hecho? —inquirió Anthony. Fuera de la residencia Alex escuchó una gota caer y resbalar en un jarrón en repetidas ocasiones, aquel sonido le estaba taladrando la cabeza.

—No he salido de casa—dijo enumerando con los dedos las acciones de los últimos días—, envié a la mayoría de mis empleados de regreso a York y me quedé solo con los indispensables, entonces le di la orden a uno de mis instructores de los establos con similar estructura corporal a que entrara a la residencia de Hastings en la madrugada, acompañado de Colin, simulando ser Simon para inmiscuirse en su habitación y que el plan funcionara— Alex hizo una mueca, la garganta le picaba y tuvo que tomar de su copa de agua apenas un sorbo—, y uno a uno he estado dando instrucciones precisas sobre enviar a su gente a Hastings, todos los días por lo menos tres empleados abandonan su residencia y tres nuevos entran que responden a mi nombre. Los he vaciado, me he encargado de las tareas del ducado de Hastings también, y las de York, todo absolutamente todo sin abandonarlo.

—¿No hay un protocolo para esto? —preguntó, Alex negó con la cabeza.

Un leve tintineo se escuchó y por el umbral de la puerta Colin Bridgerton hizo acto de presencia. Llevaba los zapatos manchados con lodo y una bandeja con la mitad de un bocadillo finamente cortado.

—No has terminado tu copa de agua—con tranquilidad más que un regaño, Colin levantó la copa y la cambio por una de jugo que llevaba en la bandeja—, apenas si parece que le has dado un sorbo.

Él no llevaba mejor aspecto, lucía de igual forma desaliñado y parecía que la camisa que usaba le quedaba grande una talla, sin embargo, ahí estaba, al pie del cañón con su hermana. Se sentó a un lado de ella, no miró a Anthony en ningún momento, sino que levantó el bocadillo y lo acercó a la boca de Alex.

—Puedo comer sola—dijo ella, intentando quitárselo.

—Lo mismo dijiste anoche y encontré los restos del panecillo afuera de la ventana. Si no comes no eres productiva, y si no eres productiva no puedes ayudar, así que necesito que me ayudes comiendo esto, ¿está bien?

Alex asintió, Colin dejó el bocadillo en el plato y se levantó, se colocó frente a Alex y la tomó de los hombros.

—Iré por los papeles que me pediste arriba, cualquier cosa que necesites, recuerda la campana, ¿está bien? —y cuando ella asintió, besó su frente para marcharse por donde había llegado.

Anthony llegó a pensar que sobraba cuando Alex lo miró marcharse y se encontró perdida en la puerta por unos segundos, después ella volvió a mirarlo mientras con su mano tomaba el bocadillo y lo llevaba a su boca.

—Aceptaré mis deberes reales en una semana—informó. Anthony se llevó la mano a boca, impresionado por aquella confesión—. Mañana por la mañana tendré una audiencia con el rey George a puerta cerrada, le suplicaré todo lo que pueda pero necesito tener mis deberes reales. No puedo estar atada de manos con ambos parlamentos encima, necesito moverme, dejar de pensar en que el mayor de mis problemas antes era casarme y ahora...

No pudo continuar, la voz se le cortó. Una lágrima recorrió su mejilla y antes de que Anthony pudiera reaccionar, Alex se limpió con un pañuelo la mejilla izquierda.

Entonces lo vio, aquello que ignoró durante mucho tiempo. El anillo estaba descansando en su mano.

Estaba comprometida con el duque de Hastings.

—¿Cuánto tiempo piensas que pasará hasta que se den cuenta?, ¿cuánto tiempo es que dura tu plan?

—He buscado en la literatura todos los escenarios posibles—Anthony se percató de que ella no había vuelto a tocar el bocadillo, pero no quiso insistir—. Hay de todo, desde que despierte en dos minutos íntegro y lucido, hasta que lo haga amnésico, o que jamás lo haga. Soy optimista, en verdad trato de serlo, Colin me lo dice todos los días, el doctor igual "se está recuperando", "hoy se ve mejor que ayer". Todo eso es mentiras, yo lo sé.

Anthony se levantó de su asiento y con premura se acercó hasta rodear a Alex con sus brazos en un reconfortante abrazo que ella aceptó y agradeció.

—Me estoy desmoronando y necesito tu ayuda—dijo.

—Cualquier cosa que necesites—respondió él.

Unos pasos se escucharon en el pasillo y Alex tomó el resto de bocadillos y los arrojó debajo del sillón en donde estaba sentada. Colin se asomó detrás de una pila de papeles que dejó cuidadosamente en la mesa y después tomó la bandeja con ambas manos.

—Iré por más—informó.

—Me los he comido todos ya—atacó Alex, pero Colin negó con la cabeza.

—No comes con esta velocidad, y podría jurar a que los has arrojado a la chimenea, por la ventana, o incluso detrás de alguna pintura—Alex desvió la mirada y él tomó aquello como un gesto afirmativo—, iré por más y te los daré yo mismo.

Alex se estiró para tomar uno de los papeles a penas Colin salió por la puerta y se lo extendió a Anthony quien lo leyó detenidamente.

—¿Por qué me lo estás pidiendo a mí?

—Por varias razones—dijo Alex—, porque, muchísimo mejor que yo, eres quien más lo conoce en el mundo, porque conoces Hastings de igual forma, porque sé que cuando mi padre te dio todo el conocimiento que tienes sobre ser vizconde, también lo hizo para que si llegara el día fueras mi mentor en el ducado. Sabes las tareas de ser un duque y sabes, en esencia lo que implica ser el duque de Hastings.

—Alex...

—No te estoy dando un nombramiento, yo no puedo hacerlo, no me corresponde. Yo me encargaré de dar todos los estatutos como si Simon aún los estuviera haciendo, llevo dos semanas y podré con más, solo necesito una cabeza a la cual recurrir que pueda señalarme mis errores. Colin lo ha intentado, estoy muy agradecida con él, pero no tiene la más mínima idea de las tareas que implican ser un duque y...

—¿El peor escenario? —preguntó él, con un hilo de voz.

—Seis meses—informó ella, incapaz de levantar la mirada—. En seis meses, que es el proceso usual de un duelo, es el tiempo que se le connotará por no hacer apariciones públicas y si es que aún no ha despertado, entonces hablaré con el rey George y será destituido. No hay sucesión porque no existe un heredero, entonces se procederá a un nombramiento—Alex soltó un suspiro, aquello le cayó como un balde de agua fría a Anthony—. No te estoy pidiendo que lo hagas ahora, solo que seas mi mano derecha mientras funjo como ambos duques, y que lo pienses si es que llegamos a esos extremos, eso es todo.

Anthony tomó la mano de Alex, la derecha, aquella que no llevaba el anillo y lo llevó hasta su pecho.

—No necesitaremos llegar a esos extremos, lo prometo.

Alex sonrió tristemente y se levantó, Anthony hizo lo mismo. Ella no separó sus manos, sino que comenzó a caminar hasta llegar a la planta baja, al ala norte, y se paró detrás de una puerta casi gigantesca de color caoba.

—Está aquí—murmuró—, solo hay dos personas autorizadas para entrar sin incluir a sus médicos, y somos Colin y yo. Justo ahora, te doy autorización para que seas la tercera.

Alex abrió la puerta, pero en esa primera parte no había más que un montón de cajas acomodadas en grandes hileras, todas membretadas. Se paseo por ahí, mirando de reojo cada una de ellas hasta que llegó a un gran baño y se lavó las manos, Anthony hizo lo mismo.

A Alex le temblaron las piernas al llegar al marco de la otra puerta, entonces Anthony supo que detrás de ella se encontraba Simon. Quiso colocar una mano sobre el hombro de la joven, pero antes de hacerlo, ella abrió sin avisarle.

Los ojos se le llenaron de lágrimas inmediatamente al vizconde, no se percató de que Alex le pidió a los médicos que salieran, ni de que sus pies se habían adelantado a él mismo al colocarse de rodillas del otro lado de la cama. Se sentía miserable, se sentía completamente destruido.

—Hoy he traído a tu mejor amigo Anthony Bridgerton, Simon—informó Alex cerrando las cortinas de la habitación—. Sé que está tan deseoso de que despiertes como todos aquí lo estamos. Si me estás escuchando, por favor, despierta.

Y aquello bastó para que Anthony se quebrara, y de igual forma, Alex lo hiciera. Se sentó en uno de los sillones, cubriendo levemente su boca incapaz de seguir mirando la escena de los dos amigos que se reencontraban.

—La camisa, la camisa—repetía una y otra vez Anthony—, la camisa le queda chica, es...esa no es su talla, ese no es el color, la camisa no es suya.

—Es de Colin—dijo Alex—, no he podido sacar absolutamente nada de su casa, y no pude permitirme traer un sastre. No tengo confianza en nadie, en absolutamente nadie que no sean las personas que tienen acceso a esta habitación, yo...yo lo siento pero...

Anthony rio, muy fuera de lugar, pero aquella risa era de nervios, del colapso de emociones que estaba teniendo lugar en su cabeza. Alex lo entendió, ella también había pasado por ahí y aún no se recuperaba del todo.

—¿Quién lo ha afeitado? —preguntó—, lo detestará, lo detesta en verdad, no le gusta. Jamás le ha gustado, no de esta forma.

—Lo hizo Colin.

—Por supuesto—asintió Anthony—, ¿tienes una navaja? Puedo hacerlo yo mismo, por supuesto, si es que me lo permites.

Alex asintió, se levantó del sillón y se quedó parada un segundo debido a un mareo repentino. Caminó algunos pasos hasta salir de la habitación y fue en ese momento en que Anthony se desmoronó completamente.

—No así—se quejó, tomando la mano serena de Simon—. Así no, no es justo Hastings, ¡no es justo! No es lo que pedí, no así. Necesitas despertar, ¿me escuchas? Necesitas hacerlo, entonces podremos pelear, podemos discutir, lo que tú quieras, pero no así.

Y se levantó, molesto, molesto con la vida por hacerle eso, molesto con el universo y con Dios mismo, dispuesto a destruir la habitación en un arranque de molestia consigo mismo al intentar encontrar un culpable, Alex intentó detenerlo y lo logró, sumiéndose en un abrazo que los llevó hasta el suelo, donde ambos lloraron levemente.

Quizá, si hubiesen levantado la mirada un poco, habrían visto el leve movimiento del dedo índice del duque.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro