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𝐐𝐮𝐢𝐧𝐪𝐮𝐞

V

Lady Danbury ofreciendo el primer baile de la temporada de 1813 es algo que todos nos esperábamos, ¿recibieron la invitación?, ¿acudieron? Porque yo sí, y les tengo todos los detalles.

Cressida Cowper está tan decidida a desposar a alguien con un título que incluso es capaz de meterse entre las conversaciones de cortejo que se estaban llevando a cabo, como pudo percatarse de primera mano la señorita Jessica Pusset, a quien le fue arrebatado el Barón Ajax mientras ella buscaba algo de beber, ¡agarren bien a sus hombres, chicas!

Y si de tomar hombres al por mayor se trata, estoy segura de que nadie le gana a Alex Spinster, así como lo escucharon. ¿Dormir en la misma casa que un grupo de hombres que no han sido desposados no les causa conflicto a sus pretendientes? A mí me tiene escandalizada, y más aún, al verla bailar con el joven Vizconde Bridgerton, ¡quien además estaba fungiendo como su chaperón!, ¿qué tipo de mujerzuela se esconde detrás de esos libros y vestidos elaborados?

No siendo suficiente lo anterior, pareciera que sus encantos de buscona han alcanzado al más alto estatus de los hombres disponibles, pues el duque de Hastings le otorgó un baile a la joven, y según comentan diversas fuentes, este no fue su primer encuentro. Conociendo la fama del duque y de la señorita Spinster, dudaría siquiera que el título "señorita" siga siendo adecuado.

¡¿A cuántos más hombres buscará Alex Spinster?! ¿Cuántos serán suficientes? ¿Es que acaso desea llenar el dolor de la partida del honorable duque de York? Esa no es la forma definitivamente.

Y por el otro lado, tenemos a Daphne Bridgerton, todo lo contrario pero con el mismo visto malo. Anthony Bridgerton estaba tan ocupado intentando mirar por debajo de la falda de la señorita Spinster que fue todo un desastre siendo el chaperón de su hermana, quien no ha tenido un solo pretendiente en puerta y solo pudo conversar con un hombre. Yo las declaro inelegibles a ambas.

Revista de Sociedad de Lady Wistledown

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Los primeros días desde la publicación de Wistledown se resumieron en dos grandes hechos para las involucradas;

Daphne lloró amargamente su suerte, y Alex quería ver correr sangre.

—¡Suéltame! —le gritó a Benedict, quien la sujetaba por la cintura al esta intentar salir apresuradamente de la casa.

—¿Qué está pasando? —preguntó Eloise, mirando que la fuerza de la joven Spinster estaba por hacer ceder a los brazos de su hermano.

—¡Solo hay una editorial que se prestaría a estas artimañas!, ¡voy a descubrir quién escribe esto! —gritó nuevamente, halando con más fuerza.

—Está enojada por lo que Wistledown escribió de ella—explicó Benedict, por detrás, Colin la sujetó y le dio la vuelta.

—¡Y ustedes también deberían estar molestos! —exclamó señalando a los hombres de la habitación—, ha escrito barbaries tanto de mi persona como de su hermana, que si les recuerdo, no ha salido de su habitación en todo el día.

—Daphne sabrá manejarlo—la intentó tranquilizar Anthony, quien había escuchado todo desde lo alto de las escaleras.

—¡Tú! —lo señaló acusatoriamente con el dedo, presa de la furia que la emanaba—, ¡tú eres una de las razones por las que Wistledown se ha podrido en insultos contra mí!

—¿Yo? —todas las miradas se giraron hacia el desconcierto de Anthony—, te recuerdo que la que me impulsó a bailar fuiste tú.

—¡Yo no sabía que me iba a tachar de mujer fácil! —exclamó y la voz se le quebró. Colin supo que no estaba triste, sino todo lo contrario. Alex estaba tan molesta que la furia contenida la hacía querer llorar.

—¿Y yo tengo la culpa de eso?

—¡Agghh!

Joanne entró en la habitación con un ramo de rosas acompañada por detrás de otro de los empleados que tenía una pequeña caja de pastelería fina.

—Los ha enviado el conde Berrycloth—informa mientras los coloca en una de las mesas del recibidor—, al parecer se ha confundido y pensó que las visitas de cortejo debían de ser en la residencia Spinster.

—¿El apestoso? —pregunta Colin, recordando su encuentro con el conde.

Un sollozo escapa de la boca de Alex y después de indicar (por medio de un grito) que quemaran las flores, sube apresuradamente las escaleras tan rápido como sus pies se lo permiten.

—Debe estar sangrando—intenta explicar Colin, solo para que un segundo después reciba un golpe en la cabeza producido por Eloise—, ¡Oye!

—¡Son unos tontos! —grita Eloise emprendiendo camino hasta la habitación de la joven Spinster, pero no la encuentra ahí, en su lugar, la halla en el cuarto de Daphne, donde ambas jóvenes lloran mientras conversan de sus desgracias.

Tenía que hacer algo para ayudarlas, y tenía que ser rápido.

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—Mamá dice que dejen de lamentar su existencia y deben arreglarse lo antes posible porque el duque cenará con nosotros—Hyacinth entra en la habitación, su rostro está completamente cubierto por una crema que le regaló Alex a su llegada traída desde York—. En realidad lo primero lo digo yo, pero sí deben arreglarse.

Francesca se asoma por el marco de la puerta, también tiene la crema en la cara y unos pequeños rulos en la cabeza, y cuestiona a las chicas sobre si necesitan ayuda.

—Estamos bien—murmura Alex, la voz la tiene lastimada por tanto llorar. Daphne tiene la nariz roja como una cereza y también niega, a la vez que le tiende la mano a Alex para que puedan pararse del suelo—, iré a arreglarme.

La tina ya está preparada, pues Lady Bridgerton ordenó con antelación para las damas de compañía que tuvieran todo listo para cuando las jóvenes se presentaran. Joanne se encargó de dejar a Alex reluciente, colocando todos los remedios que conocía para que los ojos no se le vieran hinchados, logrando disminuirlo lo mejor que pudo y dejando un leve tono carmesí en las mejillas de la joven. El color elegido para el vestido fue un verde oliva.

De cualquier forma, Alex sabe que la que debe destacar es Daphne y no ella, por lo que no se coloca ninguna joyería ni adorno en el cabello, el cual lleva suelto, tampoco se ha colocado zapatos altos.

Baja las escaleras algo desganada, divisa al duque de Hastings recargado en la pared a la espera de que los empleados terminen de acomodar la mesa. Parece que es la primera en bajar (a excepción de Gregory, el cual ya está sentado en su lugar, el cual ha reservado con antelación por miedo a que se lo quiten).

—Buenas noches—saluda Alex sin hacer la reverencia de cortesía, porque en ese ambiente no es necesario—, has llegado temprano.

—Oh, es que estaba terriblemente ansioso por venir—susurra rodando los ojos de forma sarcástica, Alex se ríe en su lugar pero tiene la garganta tan seca y lastimada que acaba en una tos—, ¿te encuentras bien?

Gregory se levanta de la mesa corriendo y exige un vaso de agua a uno de los empleados que lo trae inmediatamente, haciendo a Alex tomarlo al instante e insistiendo en que preparará un té que le alivie el malestar.

—No sabía que estabas enferma.

—No es contagioso, espero—se permite reír.

—Más bien parece que estuvieras llorando—su comentario es cauto, buscando micro expresiones que expongan a la duquesa, y las nota inmediatamente—, ¿qué ha pasado?

—Todas las cosas aquí me superan, Simon—Alex inhala y exhala tomándose su tiempo—. No estoy hecha para lidiar con los cotilleos, o con los bailes y presentaciones, este no es mi mundo.

—Entonces es por Wistledown...—intuye, Alex enmarca una ceja, preguntando cómo es que él se había enterado—. Todo el mundo habla de eso, y hasta cierto punto ha sido mi culpa también lo que ha escrito sobre mí.

—Es una basura— a pesar de cómo se siente, Alex le resta importancia con una mano—, pero no es tu culpa.

—Has lidiado con cosas peores, con el consejo de York, con el parlamento, con los letrados de Oxford—enumera Simon con los dedos—, un chisme de esa bajeza no es nada para ti.

—¿Y que hay de ti? —señala—, ¿ya te acostumbraste a las madres que intentan meterte a sus hijas hasta por los ojos?

Simon ríe y lleva un dedo a sus labios, incitando a Alex a que se calle, después señala a la punta de las escaleras, donde Lady Bridgerton acompañada de Daphne están por bajar. Afortunadamente para ambos, no los han escuchado.

La cena transcurre tranquilamente, entre anécdotas de todo tipo y adulaciones al duque, además de insinuaciones por parte de Lady Bridgerton hacia el duque en favor de su hija favor. Alex come en silencio, a su lado está Eloise y por el otro Colin, se encuentra frente al Duque, a quien han colocado al lado de Daphne.

De pronto la conversación toma, claramente, el rumbo del que todo Londres está hablando; la identidad de Lady Wistledown.

—Alex quiere asesinarla—afirma Benedict, Alex lo mira con unos ojos penetrantes y sin ninguna expresión en el rostro—, ¡Es la verdad!, Tú misma lo dijiste.

—No sabemos nada—interviene Anthony—, Lady Wistledown podría ser una persona que vive en Bloomsbury quizá, y que escribe de nosotros con la esperanza de sacar algo para comer.

—¿Qué hay de malo con vivir en Bloomsbury? —contracta a su idea Benedict, desinteresadamente toma de su copa un sorbo de vino y se dirige nuevamente a los oyentes—, ¿es por que la gente de ahí trabaja?

—La gente que trabaja es necesaria en sociedad, sin la mujer que cosecha las fresas que están en tu plato del desayuno, no tendríamos qué comer, porque dudo mucho que tú podrías hacerlo—atina a decir Alex, el duque de Hastings pone ambos codos sobre la mesa y la mira atentamente, a pesar de que esto está mal visto, Lady Bridgerton tiene que esconder una sonrisa usando su servilleta, por la manera en la que han retado al mayor de sus hijos y que parecía que estaba viendo a su amiga en persona—. Wistledown es alguien que acude a los bailes, que está invitada y que observa todo de pies a cabeza. Puede ser una misma debutante, o una madre que quiere arruinar la reputación de las otras.

—¿Por qué estás tan segura de que es una mujer? —cuestiona Colin—, yo creo que es un hombre.

—Buen punto—afirma Anthony.

—¿Por qué es demasiado buena para ser una mujer? —contraataca Eloise, Alex asiente con una sonrisa en el rostro en su dirección, en favor de lo que había mencionado—, yo investigaré al respecto y llegaremos al fondo de eso.

—Es Lady Danbury—se atreve a mencionar Francesca, cuando las miradas se dirigen en su dirección, su cara se pone rojo cereza—, eso es lo que creo.

—Lady Danbury no escribiría sus insultos, te los diría directamente—señalo, recordando las primeras veces que la conocí. Simon hace un sonido de asentimiento en mi dirección y después de cortar un pedazo de carne y llevarlo a su boca, sigue el comentario.

—En eso tienes razón, Lady Danbury no es Wistledown.

—Es alguien que las odia a ustedes—dice Hyancith—, solo ha escrito cosas feas y en su contra. ¡Oh, y de las Featherington!

—Le presta demasiada atención a una familia que no ha destacado, como si quisiera que fueran señaladas, que los ojos se posaran sobre ellas—dice Alex tomando de una copa un té infusionado con hierbas para dormir, pues el efecto tardaba más de los justo en hacerle.

—Debe ser Cressida Cowper o su madre—afirma Daphne, levantando la cabeza por primera vez—, odia a todas las personas a las que ha nombrado.

—¿Incluida ella misma? —pregunta Eloise.

—Cressida Cowper es tan frívola que no escribiría más que adulaciones para ella—dice Francesca, pero es rápidamente reprendida por Lady Bridgerton al usar un adjetivo negativo.

El regaño ha servido para dar por finalizada la conversación, pero ha abierto el paso a conversaciones más pequeñas. Benedict le recuerda a Alex que debe visitar la residencia Spinster, y cuestiona si será necesario que el cortejo se viva allá, para no tener confusiones posteriormente.

—Como lo que ha pasado hoy—dice Colin—, yo creo que es una buena idea, ¿qué tal si las pretende el mismo hombre? Residencias separadas es la respuesta.

Pero la idea es rápidamente desechada por Anthony, que no se siente tan agusto con esa situación.

—Tu papel como chaperón deja mucho que desear—le recuerda, y Alex observa que el duque levanta las cejas en su dirección y señala a Daphne, después se gira y le contesta a la joven, y vuelve a girar esperando que lo saque de quizá una conversación forzada e impropia, pero ella no le haría eso a la hermana de su mejor amigo, así que se encoge de hombros con una sonrisa incómoda y se gira nuevamente—, lo mejor será que Alex permanezca aquí, así mamá se puede encargar del cortejo.

—¿Mamá o tú? —pregunta Benedict con una ceja alzada—, ¿quieres saber algo Alex?

—Cállate—le reta Anthony.

—En el próximo evento social Anthony será tu chaperón—dice Colin, siguiéndole el juego a su hermano.

—Que el cielo me ayude entonces—dice en medio de una risa, y podría ser producto del té para dormir, pero la cabeza comienza a darle vueltas y el estómago se siente extraño.

—¿Y quieres saber algo más? —pregunta nuevamente Benedict, Anthony levanta ambas cejas y niega en su dirección, pero eso no le impide seguir hablando—, que él mismo ha solicitado el cambio, a pesar de que yo me ofrecí.

—Será lo mejor para Daphne—murmura Alex, mira a su plato donde aún queda bastante comida, pero ya no tiene hambre—, así sus pretendientes podrán tener un mejor acceso.

—¿Te estás condenando? —insiste Colin, y después se agacha un poco, pues Alex le ha dado un leve puntapié por debajo de la mesa—¡Oye!

—Anthony no va a ser igual con su hermana que con la amiga de su hermano, tonto— afirma Alex—, y sí eres un muy mal chaperón.

Al término de esa frase, la conversación del duque y Daphne es tan fuerte que no le permite a nadie continuar las pequeñas. Lady Bridgerton, quien había estado más pendiente de lo que sus tres hijos mayores y la señorita Spinster tenían en mente, se encuentra sorprendida ante las palabras de Simon, pero decide no intervenir.

—Hastings, me alegra que decidieras acompañarnos hoy— dice Anthony, Alex hace una mueca por la primera palabra, porque sabe que Simon debe odiar que le digan así—, ¡Qué espontánea visita!

—No fue para nada espontánea—el duque no es grosero, pero su voz expresa un dejo de fastidio—. Lady Danbury aceptó en mi nombre la gentil invitación de Lady Bridgerton y, bueno, ¿cómo es que podría rechazarla?

—El postre es pastel de grosella—dice Lady Bridgerton, y varios de los empleados caminan en par para dejar los respectivos postres a lo largo de la mesa—.Debe quedarse para el postre, Su Excelencia.

—Justamente es mi favorito—afirma el duque, Lady Bridgerton sonríe, y el duque mira en dirección a Alex pero esta última está mirando su porción de pastel. Ni siquiera quiere picarlo, pero sabe que debe probarlo porque de cualquier manera, se irá a la basura si no lo hace.

—¿Te sientes bien? —pregunta el duque y Alex asiente.

—Un poco cansada, eso es todo.

—Hay una gripe algo fuerte azotando la zona este de Londres—afirma Simon, pero esa es la zona de la gente con menos recursos—, ten cuidado, podrías enfermarte.

Anthony y su madre miran que la conversación entre ambos fluye de una manera diferente a la que Daphne tomó. A ninguno de los dos le gusta, pero Lady Bridgerton no podría hacer nada, Anthony sin embargo ha estado tan atento a las señas que se han lanzado toda la cena, que necesita intervenir.

—¿Estás insinuando algo, Hastings?

—Claro que no— contestan los dos al unísono.

—No es la primera vez que hacen eso—dice Daphne—, me refiero a contestar al mismo tiempo, es tan extraño.

—Solamente decía que tenga cuidado, pues la gripe se propaga rápidamente—aclara el duque.

—Gracias Simon—dice Alex con una sonrisa de lado.

—Ella no frecuenta esas zonas—dice Anthony.

—No dije que lo hiciera.

—Pero lo insinuaste.

—Claro que no—y el duque se hace un poco para atrás en su silla—, ¿por qué te sientes atacado?

—¿No debería estarlo?, ¿no es acaso ese mi deber como representación de su chaperón?

—No eres su padre—termina su punto, Alex siente por debajo de la mesa que su mano es tomada, se trata de Colin—. ¿Alguna vez conociste al duque de York?, ¿crees que se comportaría así?

—No hables del duque de York— dice Anthony, Alex sabe que debe intervenir por la amistad que tienen esos hombres, pero han tocado una fibra demasiado sensible, así que agacha un poco la cabeza para que no vean las lágrimas que se le han acumulado en los ojos—, no tienes ni idea.

—¿Y tú sí?

—Fue como un padre para mí después de...—pero se queda callado, y no termina de decir su idea principal. Sus hermanos y hermanas lo miran expectante, y es por la presencia de las menores que se detiene.

—Entonces estamos en el mismo barco—afirma el duque—, jamás le faltaría el respeto a Alex, porque el duque de York fue al único padre al que conocí.

—Yo...en verdad necesito irme—las miradas recaen en la afligida voz de la señorita Spinster—. Ha sido una cena maravillosa, pero me encuentro indispuesta. Disfruten el postre, por favor.

—Alex, no...

—Sube cariño—le dice Lady Bridgerton con una mirada de compasión—, enseguida te alcanzo.

—Muchas gracias, y buenas noches.

—Debe estar cansada por el siguiente baile, el de mañana—escucha a Violet decir mientras sube las escaleras. La había excusado a pesar de que todos los presentes sabían de antemano la verdadera razón.

No se detuvo a escuchar más, y se perdió en sus propios pensamientos, por lo menos mañana sería un nuevo día, uno en el que podría actuar de forma diferente.

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You booked the night train for a reason
So you could sit there in this hurt

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