❝ 악마 ❞
Seokjin se encontraba en la habitación que le sería suya por esa noche. Aún era un poco temprano para visitar todo el lugar, además de que se tomaría un tiempo para hablar con Jimin un rato mientras Yoongi iba a adelantar su trabajo para después pasar el día con los ángeles.
—Es muy bonita —dijo Seokjin mirando la estructura. Ya había revisado el baño y tocado la cama, asegurándose de que todo estuviese a su gusto.
—Lo es —afirmó Jimin, sentado en la cama mientras miraba a Seokjin acercarse al gran ventanal del lugar—. La vista es bonita, y de noche se ve increíble.
—Es muy diferente al cielo... —murmuró el mayor con interés en la vista—. El cielo son muchas nubes, luz y estructuras de marfil. Todo es blanco y puro. Aquí todo es de roca y fuego, con colores oscuros, poca luz y algo caluroso. ¿Cómo te acostumbraste a esto? En el cielo vivías muy bien —dejó de ver por la ventana y miró a Jimin con curiosidad.
El Ángel rubio se encogió de hombros y se recostó en la cama con telas de seda color vinotinto, —Al principio sí se me hizo extraño todo el lugar. Pasé del blanco al negro, y con un sinfín de ideas inculcadas en mi mente de lo que se suponía era el infierno, pero aquí fueron muy amables conmigo y poco a poco fui adaptándome.
»Las mujeres que cocinan me tratan con mucha dulzura y siempre me consienten con dulces a escondidas. Con todos los que me cruzaba me saludaban con una sonrisa y amabilidad. Los amigos de Yoongi también se volvieron mis amigos, y Yoongi estuvo para mi en todo momento, estando a mi lado y asegurándose de que estuviese bien.
Seokjin se sentó a un lado de Jimin y el rubio sonrió, mirándolo desde abajo. »No te voy a negar que hay personas malas, porque vamos, es el infierno, pero ellos están en todos lados; en el cielo, en el infierno y en la tierra, pero así como ellos están aquí y allá, también hay personas buenas, y mientras haya aunque sea una de ellas, tienes la certeza de que puedes apoyarte en alguien.
—Has cambiado mucho, Minie —murmuró Seokjin, mirando a Jimin con orgullo—. Hablas con mucha madurez y eso me gusta. Sentía miedo por ti, porque sabía que eras un chico muy tímido y algo mimado, pero ahora que te veo y escucho puedo asegurar que has crecido y me alegro por eso. Ya no eres el niño consentido de Dios, ahora eres más seguro de ti mismo, lo puedo ver en tu mirada.
Jimin se sentó en la cama y cruzó sus piernas, sintiéndose bien por esas palabras, —Yoongi me ha ayudado mucho. Él me ha estado enseñando lo bueno y lo malo, lo bueno que hay en lo malo y lo malo que hay en lo bueno. En el cielo me sentía algo reprimido, pero aquí he aprendido cosas que si las digo en el cielo probablemente sería castigado. He expandido mi visión de la vida.
—¿Yoongi no te estará enseñando cosas malas o sí? —preguntó con cautela Seokjin, alzando una ceja.
—No, no, nada de eso. Yo sigo siendo un hijo de Dios y le agradezco todos los días por darme la vida. Es solo que ver las cosas desde otro ángulo te hace darte cuenta de cosas nuevas.
—¿Por ejemplo...?
—Hoseok, uno de los mejores amigos de Yoongi —empezó Jimin y Seokjin le prestó atención—. Al igual que yo, es un Ángel desterrado.
—Tú no eres un Ángel desterrado, Jimin —interrumpió Seokjin—. El día que tú quieras volver, las puertas del cielo estarán abiertas para ti.
—Eso lo sé, pero de todos modos fui desterrado en mi momento y ahora este es mi lugar —dijo Jimin y Seokjin apretó los labios sin querer agregar nada más—. Siguiendo con Hoseok, él fue desterrado por ser curioso y querer saber más allá de lo que podía. Sin embargo, no es un mal chico. Hobi es muy dulce y alegre, ayuda a todos y su sonrisa es la más pura y bonita del lugar. Todos piensan que no debería de estar aquí, pero fue una decisión de Dios, así que no podemos hacer nada.
»El Jimin de antes hubiese dicho que la curiosidad es mala, y que si Dios decidió eso para él, entonces lo merecía. El Jimin de ahora, que ha compartido y conocido a Hoseok, piensa que debería de ser perdonado, porque el alma de Hobi es muy linda y el merece estar en las nubes. Yoongi lo protege mucho, al principio me molestaba, pero ahora lo entiendo; Yoongi intenta mantener al Hoseok original y no mancharlo con cosas feas.
Seokjin analizaba las palabras de Jimin, encontrando lógica en ellas. Él hubiese dicho que ese tal Hoseok no merecía una segunda oportunidad, pero se sentía hipócrita de su parte cuando le rogó día y noche a Dios para explicarle las verdaderas razones de Jimin y así poder traerlo de vuelta.
—El otro amigo de Yoongi se llama Namjoon, y con él sí tuve un poco más de problemas para llevarme bien, pero luego me di cuenta de que es una increíble persona.
Seokjin ladeó su cabeza con curiosidad, —¿Qué hizo él?
—Namjoon era un humano que no creía en Dios, pero sí en Lucifer.
—¿¡Qué!? ¿¡Qué le pasa a ese sujeto!? —exclamó el mayor con horror.
—Seokjin, no te pongas así —dijo Jimin al ver al mayor tan alterado—. Namjoon es alguien increíble y te aseguro que te caerá muy bien.
—¿¡Cómo puede caerme bien alguien así!? ¡Mi madre nos creó a todos con amor y paciencia para que ese tipo decida no creer en ella! ¿¡Y cree en Yoongi!? Por el espíritu santo, qué clase de chiste es ese.
Jimin hizo una mueca con los labios. ¿Así de tonto se vio él? Que paciencia le tuvo Yoongi, porque él tenía ganas de golpear a Seokjin por ser tan dramático por ese tema. Era el infierno, habían cosas peores que no creer en Dios.
—¡No es para tanto, Seokjin! —exclamó irritado del ver al mayor caminar de un lado a otro con las manos en la cabeza—. Imagina que soy yo en su lugar.
Seokjin detuvo sus pasos y lo miró, —¿Ah?
—Eso, imagina que soy yo. Me conoces, ¿No? Sabes que me gusta ayudar y odio las injusticias. Qué harías si te dijese que ya no creo en Dios, ¿Me dejarías de querer? ¿Pensarías que soy una mala persona?
El Ángel analizó la situación y su mente se complicaba. Su madre había creado todo para todos, y le debían la vida. Si Jimin no creyese en su madre sería el peor acto, pero lo conocía, sabía que Jimin no sería capaz de hacerle daño a nadie.
—Es raro... —dijo luego de un rato en silencio y volvió a sentarse a un lado de Jimin—. Por una parte estaría molesto contigo por no estar agradecido con Dios, pero por otro lado no me preocuparía tanto porque te conozco, y sé lo bueno que eres de corazón.
—Namjoon es así —habló Jimin—. Es un chico muy bueno y agradable, aparte de que da consejos acertados y es demasiado inteligente. Puedo hablar con él por horas, y nunca me aburriría. Yo trabajo con él, y los primeros días me explicó con mucha paciencia y dedicación todo lo que debía hacer. Yo también le tuve desconfianza, pero lo conocí mejor y somos buenos amigos ahora.
—Entiendo tu punto, pero no me pidas que intente lograr una amistad con él —dijo Seokjin de manera digna—. Confórmate con saber que no haré comentarios al respecto. Es más, hasta lo ignoraré.
Jimin rodó los ojos y asintió, —No te forzaré a nada. Yoongi lo entenderá también.
—Perfecto —el Ángel hizo una pausa y miró a Jimin con interés—. ¿Y Yoongi? ¿Cómo es su relación? Me acabo de enterar que tienes novio y necesito que me informes sobre eso.
Las mejillas de Jimin se calentaron y una sonrisa tonta surcó en sus labios.
—Yoongi es muy lindo conmigo. Me cuida y me respeta siempre. Está atento a mi y se mantiene al pendiente para que no me suceda algo malo.
—¿Ya tuviste relaciones con él? —cuestionó Seokjin y las mejillas de Jimin se volvieron aún más rojas—. ¡No me digas nada! ¡Tu cara me lo dijo todo! Yo pensando en ti como el niño puro de siempre y resulta que te han quitado toda pureza.
—¡Seokjin! ¡Me avergüenza!
—¿¡Y por qué yo!? ¡Fuiste tú quien dejó que profanaran su cuerpo!
—¡Yah, como si tú no lo hubieses hecho!
—Pues no, aún no lo he hecho —dijo Seokjin sin importancia, haciendo que Jimin abriera sus ojos de par en par—. ¿Por qué te sorprende tanto? No todos somos como tú.
—Uh, es que tú eres muy codiciado, pensé que y había estado con alguien —murmuró Jimin.
—Todos quieren estar conmigo, pero sólo para presumir —dijo Seokjin y suspiró—. Quieren ir por ahí diciendo que estuvieron conmigo y sentirse inalcanzables. No les intereso en verdad.
—Seokjinie... —el rubio se sentía mal por el mayor, y es que él era tan hermoso que las personas solo lo admiraban y deseaban estar con él para luego presumirlo cual trofeo, pero no se tomaban el tiempo de conocerlo en verdad, haciendo de Seokjin alguien receloso en cuanto a nuevas amistades se refería. Jimin era la única persona en la que podía confiar ciegamente—. Ya llegará alguien que vea a través de toda tu belleza exterior y vea la interior. Porque tú eres alguien muy precioso, tanto en cuerpo como en alma.
—¿Quieres hacerme llorar? Porque es lo que vas a lograr si sigues hablando —comentó Seokjin y ambos rieron como en los viejos tiempos en los que sólo se tenían a ellos—. Oye, Jimin, ¿Yoongi sabe por qué estás aquí?
—Aún no se lo he dicho —dijo luego de un largo rato—. Tengo miedo de como pueda reaccionar.
—Tú no hiciste nada malo. Es mejor que se entere por ti y no por alguien más que le cuente las cosas a su manera.
—Lo sé, pero no es fácil. ¿Y si me deja de querer por algo así? Parece algo pequeño lo que hice, pero mira todo lo que ocasionó; yo siendo desterrado del cielo —su voz sonaba desesperada, y es que había querido muchas veces decirle a Yoongi lo que había sucedido, pero el miedo lo paralizaba y terminaba por no decir nada—. Sé que Yoongi me ama y que debo decirle todo, pero nunca lo hago.
—La confianza es fundamental en una relación, Jimin. Si sabes que Yoongi te ama, ¿Por qué no hablar con él? Quizá se moleste o puede que no, pero juntos afrontarán todo y estoy seguro de que su relación se volverá más fuerte.
Miedo, eso era lo que sentía Jimin. Ya decepcionó a Dios, y no se sentía lo suficientemente seguro como para soportar la mirada decepcionada de Yoongi sobre él.
—¿Cómo está él?
Seokjin sonrió de lado cuando escuchó el suave murmullo de Jimin, —Sabía que me preguntarías eso, así que antes de venir acá lo miré un poco. Está bien, y muy estable... tiene una pareja y es muy feliz a su lado. Se aman mutuamente.
Jimin escuchó con atención la información que Seokjin le estaba dando y suspiró con alivio. Solo desde el cielo sabía cómo mirar a los terrenales, desde el infierno aún no tenía ese conocimiento y no pudo saber más nada de él.
—Me alegra saber que está bien. Me hace feliz.
Seokjin pasó uno de sus brazos por los hombros de Jimin, atrayéndolo en un abrazo, —Y todo gracias a ti, Jiminie. Ese chico por fin está teniendo una vida digna por ti.
Los ojos de Jimin se llenaran de lágrimas de felicidad, comenzando a llorar por ese lindo Ángel que tenía su propio infierno.
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