❝ الشيطان ❞
—No estoy preparado.
Yoongi detuvo sus pasos y miró a Jimin detrás de él, —¿Ya te arrepentiste?
—¡Es que me da mucho miedo! ¡No quiero que me coma!
—Tragus no come mocosos berrinchudos, así que estás a salvo.
—¡Yoongi!
El mayor de ambos rió y tomó la mano de Jimin para arrastrarlo al lugar más recóndito del infierno. Yoongi tenía una debilidad por Tragus y siempre estaba en sus conversaciones, por lo que la curiosidad atacó de gran manera a Jimin, queriendo conocer al monstruo del que tanto hablaba.
—Namjoon y Hoseok lo conocieron y no les pasó nada.
—¡A Hoseok le da miedo Tragus, él me lo dijo! —exclamó Jimin, intentando echarse para atrás, fracasando rotundamente por no poder contra la fuerza del mayor.
Yoongi chasqueó la lengua, —Hoseok se da miedo a si mismo. Ha sobrevivido aquí gracias a mi que lo ando cuidando siempre.
A Jimin le molestaba cuando Yoongi se refería a él como un niño berrinchudo y mimado, ¡Pero ahora mismo quería armar el drama de su vida! Tenía miedo, y las ganas de conocer a Tragus se podían ir a rezar veinte plegarias.
—¡Bendición, Yoongi! ¡No quiero ir!
Yoongi detuvo sus pasos y miró a Jimin con una ceja alzada, —¿Bendición? Eso es como maldecir en el cielo. A parte de mimado eres un grosero. Ya entiendo porqué Jihyo te mandó hasta acá.
—¿¡Ah!? ¿¡Cómo puedes decirme eso!? ¡Tú te la pasas diciendo groserías siempre! —se quejó el Ángel.
—Te estás tomando mucha confianza conmigo, Jimin. Que no se te olvide quien soy.
Jimin rodó los ojos y sonrió divertido, —Ya no me asustas, Lucifer.
—¿Ah, sí? Bien, entonces Tragus estará muy contento de comer Ángeles de Oro de almuerzo.
El rubio abrió los ojos como platos, pero antes de que siquiera tuviera oportunidad de escapar, ya Yoongi lo había tomado y posado sobre sus hombros, riendo a carcajadas por los gritos y quejas que soltaba Jimin.
Caminó hasta la gran puerta de hierro, —material que era dañino para los monstruos y que evitaban su escape— y bajó a Jimin de encima, riendo nuevamente al ver su pelo alborotado y sus mejillas rojas, además de un adorable puchero y ceño fruncido.
—Ya, no estés tan molesto —dijo y estiró su mano hasta la cabeza de Jimin, comenzando a peinar las doradas hebras—. Tragus es un buen chico y no te hará nada, porque tú no has hecho nada. Además de que estaré contigo y te protegeré de todo.
Las facciones de Jimin se relajaron y suspiró nervioso. Las palabras de Yoongi no debían de causarle ningún tipo de hormigueo en el estómago, pero lo hicieron, estando un poco más tranquilo al saber que lo tenía a su lado.
—Está bien —dijo preparado para todo—. Si me llega a pasar algo te la verás con mi madre.
—Jihyo que vaya a hacer sus apariciones en maderas y telas —habló Yoongi y miró cómo Jimin le dedicaba una mirada llena de indignación—. ¿Muy fuerte ese chiste? Pido perdón, niño berrinches.
—¡Ahg! Cuando te propones ser necio, lo logras. Preséntame a Tragus de una vez por todas.
—Lo que el niño pida.
Yoongi sacó una llave de su bolsillo, algo grande y vieja, y la introdujo en la cerradura, girándola un total de seis veces, haciendo sonar los seguros que iban siendo quitados.
Abrió la puerta y vapor salió del lugar, —Aquí es un poco más caluroso que arriba.
Jimin asintió y se posicionó detrás de Yoongi, comenzando a caminar ambos por el lugar, no sin antes cerrar nuevamente la puerta para evitar posibles desastres.
Se podían escuchar sonidos de animales torturados, pero combinados con gritos desesperados de humanos, logrando que la piel de Jimin se erizara y comenzara a dolerle un poco la cabeza.
—No les hagas caso, intentan atraerte hacia ellos —habló Yoongi con firmeza, ignorando olímpicamente toda la situación, estando acostumbrado—. Algunos monstruos son más humanos que animales, y en otros predominan la parte animal.
—¿C-cuáles son los más peligrosos? —preguntó un asustado Jimin, intentando ignorar la sensación de que alguien lo veía.
—Los que son más humanos —respondió Yoongi en un tono obvio—. Es como en la tierra; los animales están a la defensiva cuando se sienten vulnerables o atacados. Los humanos, por otro lado, causan dolor por placer, porque les nace hacerlo.
Jimin asintió lento, estando de acuerdo con lo explicado. —¿Y Tragus que es?
—El es diferente, es completamente animal.
—¿Y cómo se crean los monstruos? ¿Tú le das vida? Dios es quien ha creado a todos los humanos, así que tú puedes ser el creador de todos estos monstruos —preguntó Jimin sin llegar a ofender. Simplemente sentía curiosidad por todo esto que estaba viendo.
—Los monstruos los crean los humanos, no yo. Cuando los terrenales hacen rituales, conjuros, ofrendas y demás cosas anticristianas, crean estas criaturas. Mientras el propósito sea maligno, la criatura será igual.
—O sea, que si una persona hace un acto muy malo, ¿El monstruo que cree será igual?
—Exactamente —dijo Yoongi, sonriendo por el interés que mostraba Jimin—. Mientras más malo, más humano es la creación. Hay veces en que crean un humano nuevo, y es imposible dejarlos aquí. Es como una nueva persona y no un monstruo.
—¿En serio? ¿Puedo ver uno? —cuestionó Jimin asombrado.
—Los has visto —dijo Yoongi, escuchando el jadeo de sorpresa de Jimin—. Ellos están arriba con nosotros, algunos trabajan y otros simplemente son transeúntes. A pesar de ser una creación maligna, ellos no tienen consciencia de ello. Piensan que en algún momento fueron humanos y que luego fueron enviados hasta acá. No te diré quienes son para que no los trates diferentes.
—Estoy muy sorprendido con toda esta información —murmuró Jimin, siendo escuchado por Yoongi. Aún falta un poco para llegar hasta donde se encontraba Tragus, ya que al ser el monstruo más grande, debía tener más espacio para si mismo—. Tragus es completamente animal, por lo tanto es bueno, ¿Quién creo a Tragus?
Yoongi sonrió de lado y negó, —Eso solo lo sabemos Dios y yo. Es una información confidencial.
Jimin frunció el ceño y se colocó al frente de Yoongi para detener sus pasos, —¿Por qué solo ustedes dos? ¿No puedo saberlo?
—Yo aún no sé porqué estás aquí, así que puedo reservarme este secreto un poco más —comentó Yoongi y apretó la nariz de Jimin, ganándose una queja por parte de este—. Si llegas a decirme el porqué el Ángel favorito de Dios está aquí, puede que te diga cómo fue que se creó Tragus.
Jimin apretó sus labios, recordando el porqué de su estadía en el lugar. Si bien Jimin no había dañado a nadie con sus acciones, sí había actuado en contra de la voluntad de Dios, y aunque fue por el bien de alguien a quien apreciaba mucho, no debía de minimizarse el hecho de que le estaba llevando la contraria a su madre.
El problema fue las mentiras. Aunque quiso explicar el porqué de sus actos, a su madre ya habían llegado un montón de calumnias suyas, cerrándose a escuchar las razones del rubio Ángel y enviándolo al infierno mientras resolvía y aclaraba la situación.
Le avergonzaba. Si Yoongi se enterase que actuó a espaldas de Dios para su conveniencia quedaría como un mal chico, y a Jimin le gustaba saber que el mayor tenía una imagen de él tan intachable.
—No tienes que obligarte a decirme algo que no quieres —habló Yoongi, llamando la atención de Jimin luego de haberse quedado en silencio por un rato—. Estaba bromeando con lo de Tragus. Si no te digo cómo fue su creación es porque Dios me lo ordenó, no para que me dijeses porqué estás aquí.
Yoongi sonrió levemente y tomó una de las manos de Jimin. »El día en que me digas tu secreto, que sea porque quieres hacerlo, no porque te veas en la obligación de hacerlo.
Siguiendo con el recorrido, finalmente llegaron hasta la zona en donde se encontraba Tragus.
—Uh, antes de entrar. No vayas a poner cara de miedo o lo vayas a mirar mal —dijo Yoongi con seriedad—. Tragus es algo sensible y se siente triste cuando lo miran así.
—Eso es muy tierno —comentó Jimin con gracia.
—Espero que sigas pensando lo mismo cuando te quiera aplastar y morder a modo de juego...
—¿A-plastar? ¿¡M-morder!?
Los temblores se intensificaron en el cuerpo de Jimin cuando Yoongi lo adentró en el oscuro lugar. Escuchó como algo se movía, pero era incapaz de ver algo más que negro.
Dio un respingo en su lugar cuando escuchó a Yoongi silbar repentinamente, —¡Tragus, ven aquí, pequeño!
Dos puntos rojos se dejaron ver y Jimin se sintió atraído por el color. Parecían dos rubíes en la nada, de un color brillante y vivaz. Sin esperarlo, una enorme llamarada de fuego atravesó el lugar de la nada y yendo directamente hasta una esquina, prendiendo una especie de fogata gigante e iluminando todo el lugar, dejando ver a Tragus.
La garganta de Jimin se secó y sentía su cuerpo paralizado al ver al animal caminar hasta él. Sin embargo, más allá del miedo, se sentía embelesado por la imagen que se mostraba ante él.
Tragus era similar a un puma, con su pelaje de un color negro tan profundo y brillante. Sus ojos eran de color rojo, contrastando con el negro, pero sin dejar de ser bello. Era enorme, tanto que Jimin se sentía como una hormiga a su lado. Caminaba con elegancia y dominio, demostrando quien era el dueño del lugar.
El gran animal se posó al frente de Jimin y acercó su nariz hasta él para comenzar a olfatearlo. El Ángel no se movía, se dejaba oler con tranquilidad, aprovechando la oportunidad para detallar con más fascinación a Tragus.
Sus ojos, sus orejas, su cuerpo, todo en Tragus se le hacía precioso, pero al mismo tiempo similar, y eso lo tenía intrigado.
La sesión de olfateo había acabado y Tragus se alejó de Jimin, para concentrarse en el pelinegro a su lado, quien sonrió contento al ver al animal al frente de él y no dudó en acariciarlo, ganándose los ruidosos, pero reconfortantes, ronroneos del animal.
—¿Ves que no es tan malo? —dijo Yoongi sin dejar de acariciar al enorme felino.
—Es precioso... —murmuró aún embelesado por el animal. Tragus cuando lo escuchó hablar, se acercó nuevamente a Jimin, quien ya sin miedo, estiró su mano y comenzó a tocarlo con suavidad—. Eres precioso, Tragus, mucho gusto en conocerte.
«El gusto es mío, Jimin»
El Ángel abrió los ojos y miró a Yoongi, quien sonreía feliz, —Tragus se puede comunicar a través del pensamiento.
«Huele muy bien, Jimin. Huele a rosas y a inocencia. Su corazón es muy puro. Me siento halagado de tenerlo aquí»
—Uh, gracias —respondió Jimin con una sonrisa avergonzada—. Yo también estoy halagado de verte. Yoongi me habló mucho de ti y quería conocerte.
—Quiso echarse para atrás, pero lo traje igual.
—¡Yoongi!
«Estoy feliz de tenerlos aquí. Gracias por venir»
Tanto Jimin como Yoongi sonrieron y se dedicaron a pasar el rato con Tragus, este último mostrándole a Jimin todas las habilidades que poseía; entre ellas el escupir fuego, comunicarse telepáticamente y cambiar su brillante pelaje por duras escamas, formando una gran coraza con ellas.
«Toma una. Te la regalo»
—¿Y no te dolerá? —preguntó preocupado Jimin a lo que Tragus negó.
El Ángel tomó entre sus manos una de las grandes escamas y tiró de ella, sacándola con facilidad. La miró fascinado, pues a pesar de ser de color negro, también era brillante y un poco tornasolado.
«Jimin es hermoso» habló Tragus mientras veía al chico concentrado en su regalo.
«Lo es» respondió Yoongi en sus pensamientos.
«Me gusta»
Yoongi rodó los ojos y lo miró con seriedad «No te lo voy a dejar aquí como juguete»
«No me refería a eso. Me gusta, pero para ti»
Lucifer lo miró incrédulo y negó con la cabeza «¿¡Qué cosas dices!? Estar tanto tiempo encerrado te está afectando»
Decidió ignorar a Tragus y se concentró en ver a Jimin. Ese tonto gato tenía ideas locas y no iba a caer en ellas.
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