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❝ Ібіліс ❞

Yoongi definitivamente se estaba volviendo loco.

Aceleró sus embestidas de forma agresiva, buscando la liberación de su propio placer. Apretó la pequeña cintura del chico, —cuyo nombre desconocía— y guió sus cuerpos a su antojo, importándole muy poco si lastimaba o no al contrario.

Aunque sus alaridos extasiados era la prueba de que estaba disfrutando de ser tomado de forma tan brusca.

El apetito sexual de Yoongi siempre ha sido muy activo, por lo que encuentros de este tipo se le hacían muy comunes, pero últimamente quería joder con un tipo exacto de personas; jóvenes pequeño, rubios y, de ser posible, con miradas llenas de ternura. Claro, que esto último era muy escaso debido al lugar en el que se encontraban.

—Ah, S-señor, ya casi ¡Ah! —gimió el chico, apretando las sábanas en sus puños por el cúmulo de sensaciones que recorrían su cuerpo entero.

Yoongi gruñó, y le soltó una nalgada al rubio, —Vamos, Ángel, aguanta un poco más.

Las embestidas aumentaron su ritmo, y luego de unas cuantas más, ambos se corrieron con fuerza; el más joven gritando de placer, y Yoongi gruñendo cual animal.

Cayeron en la cama cansados, con las respiraciones aceleradas y sus cuerpos cubiertos de sudor y fluidos ajenos.

—Estuvo increíble, Señor.

Yoongi chasqueó la lengua y se levantó de la cama, tomando las prendas del joven y tirándoselas encima, —Ya puedes largarte.

Ignorando las quejas contrarias, entró al baño y tomó una ducha. Debía quitar todo olor sospechoso para que Jimin no se enterara de sus pequeñas aventuras.

Quiso golpearse a si mismo cuando pensó en aquello. Primero, buscaba amantes con aspecto similar al pequeño Ángel, llamando a estos de esa forma inconscientemente. Y ahora se bañaba para que Jimin no se enterara de lo que hacía, ¿Qué estaba haciendo con su vida?

Era un jodido enfermo, lo aceptaba, pero Jimin era una tentación constante.

Una que, por desgracia, no podía sucumbir ante ella.

『 °*• ♡ •*°』

Jimin estaba en camino a la pequeña oficina de Namjoon, luego de hacer un par de entregas por el lugar, más sin embargo, detuvo sus pasos al escuchar unas voces ocultas.

Buscó el origen del sonido, escondiéndose bien para que no fuese descubierto. Pasar tiempo con Hoseok lo estaba mal acostumbrando, pero ya estaba en el infierno, así que no tenía mucho que perder.

—¡Te envidio tanto! —exclamó una chica—. Hace mucho que no me escoge para una noche.

—Él es tan malditamente bueno en la cama... ¡Aún no puedo caminar bien!

Las mejillas de Jimin calentaron rápidamente al entender el tema de conversación. Él era virgen por completo, pero sabía de esas cosas por lo que había leído o visto de los terrenales.

—¡Yo sé que es bueno! De todos los amantes, él es el mejor de todos —se hizo una pausa y alguien rió—. Con su lengua es capaz de llevarte al cielo, querido. Me lo ha demostrado.

Ambos rieron y Jimin quería dejar de escuchar todo eso. Se levantó con cuidado de su escondite y caminó un par de pasos, pero algo llamó su atención.

—No lo voy a negar, el Señor es un experto en el arte de la lujuria, y parece que su sed carnal nunca se apaga, ¡Me cogió cuatro veces! Ah, incluso ahora sé que está con alguien nuevo y muero de celos.

Sin saber porqué, una mezcla entre decepción y molestia azotó a Jimin, quien se levantó del lugar nuevamente y se fue de ahí, importándole muy poco si lo veían o no.

Le disgustó saber que Yoongi hacía esas cosas, y con muchas personas, para luego ir a la cama y dormir con él como si nada, ¿Acaso no le daba vergüenza? Pero claro, Jimin era el intruso en aquella habitación.

¿Y por qué se molestaba tanto? Yoongi podía hacer de su vida lo que quisiera y él no tendría nada que ver ahí. ¡Ah, eso le molestaba aún más!
Llegó hasta la oficina de Namjoon y abrió la puerta con fuerza, asustando al moreno y haciéndolo soltar un montón de papeles al aire.

—¡Jimin! —exclamó Namjoon, mientras veía al ángel sentarse en el pequeño sofá que tenía en el lugar. Sus brazos estaban cruzados y se veía notablemente molesto—. ¿Te encuentras bien?

—No, me encuentro enfadado y no tengo a mi mejor amigo aquí para poder desahogarme con él.

Namjoon parpadeó sorprendido al escuchar el tono rudo de Jimin al hablar. Recogió los papeles que había lanzado y los dejó sobre su escritorio, para luego sentarse con cautela al lado del Ángel que parecía querer explotar en cualquier momento.

—Soy bueno escuchando y dando consejos, puedo ser de ayuda.

Jimin miró a Namjoon con duda, ¿Podía hablar con él? Pero si no hablaba ahora mismo, probablemente destruiría el infierno, y no tendría donde vivir, puesto que Dios aún no había dado su Bendición para que volviese al cielo.

Que más da, lo haría.

—Acabo de escuchar algo que me ha dejado muy disgustado.

—Por favor, ya tenemos suficiente con Hoseok.

—¡Namjoon! —se quejó Jimin por la interrupción y apretó el puente de su nariz con estrés—. Escuché que Yoongi es un lujurioso que anda de cama en cama con muchos. ¡Incluso escuché algo sobre su lengua y el cielo! Lo cual es una vil mentira, puesto que yo he vivido en el cielo y la única forma de ir es si Dios lo permite, ¡No si te toca la lengua de Yoongi!

—¿Y eso te molesta? —preguntó Namjoon confundido.

—¡Claro que lo hace! ¿¡Cómo puede ir por ahí acostándose con muchas personas!? ¿¡Es que acaso no tiene decencia!? —un gruñido salió de los labios de Jimin y se levantó del sofá para caminar un lado a otro—. ¿Qué opinas de todo esto?

—Que no entiendo tu molestia.

Jimin lo miró con una ceja alzada, —¿Ah?

Namjoon suspiró, —No quiero echarle leña al fuego, pero Jimin, Yoongi siempre ha sido así desde que lo conozco.

—¿Un desvergonzado?

—Tomando en cuenta de que Yoongi es el Diablo, no puedes pedir que sea un Santo y siempre actúe de manera correcta —dijo y rascó su nuca—. ¿En el cielo son todos puros y castos?

Uh, no —contestó Jimin—. Allá tenemos una vida normal, supongo.

—¿Ves? Hasta en el cielo lo hacen, así que no te compliques mucho —dijo Namjoon con tranquilidad—. Incluso yo lo hago. Creo que Hoseok también, pero no le digas a Yoongi, sabes que lo protege mucho.

—De todos modos se me hace un acto aberrante lo que hace Yoongi —habló Jimin y Namjoon rodó los ojos al ver que no había sido escuchado—. Y lo peor aún, escuchar a esas personas comentar lo "increíble" que es. ¡Ahg, debería de darle vergüenza meterse con personas tan vulgares!

—Pensé que estabas molesto por saber que las personas vivían de una sexualidad algo liberal, pero la realidad es que te molesta saber que Yoongi se acuesta con otras personas —comentó Namjoon y ladeó su cabeza, apuntando a Jimin con su dedo índice—. Estás celoso.

Jimin abrió los ojos como platos y rió de manera escandalosa, —¿¡Yo!? ¿¡Celoso!? ¡Pero de qué tendría celos!

—No lo sé, eso deberías saberlo tú quien los siente —dijo Namjoon con tranquilidad.

—Yo no estoy celoso, no seas tonto, Namjoon —dijo Jimin, riendo de la situación—. Yoongi puede ir y acostarse con quien se le venga en gana, y llevar al cielo a cuanta persona se le atraviese. ¡Pff, a mi me da igual!

—Yo nunca dije que sentías celos de Yoongi, aunque ahora queda claro —dijo Namjoon, borrando la sonrisa de Jimin—. Podría ser que sintieras celos de que él sí pudiese vivir como quisiera, pero la verdad es que sientes celos de que Yoongi se acueste con alguien más. Te desagrada la idea de saber que comparte un momento íntimo con alguien más que no seas tú... ¿Quieres ser tú a quien Yoongi lleve al cielo, Jimin?

Sentía sus manos temblar, y su corazón latir con fuerza. Las palabras no salían de su boca y el miedo se asentó en su pecho, porque lo que le había dicho Namjoon, por más extraño que pareciera, lo hacía sentir desnudo; como si fuese exactamente lo que sentía.

Caminó hasta la puerta, decidido a escapar, más esta se abrió antes, dejando ver a Yoongi en el umbral, haciendo que su boca se le secara y la molestia volviera a él. ¿Después de acostarse con medio infierno, venía a sonreír de esa manera? Idiota, eso era Yoongi.

Jiminie, ho- —sus palabras quedaron en el aire cuando el Ángel salió del lugar, sin dirigirle saludo alguno. Frunció su ceño por la confusión y miró al chico irse sin más. Se giró a ver a Namjoon y señaló por donde se había ido Jimin—. ¿Le sucede algo?

—¿Sabías que la gente anda comentando tus talentos? —preguntó Namjoon, volviendo a su escritorio y siguiendo con el trabajo que tenía antes de ser interrumpido.

—¿Mis... talentos? —dijo Yoongi sin entender, cerrando la puerta y acercándose al moreno.

—Sí, tus talento como buen amante. Das viajes al cielo de gratis.

—Mierda... —murmuró y peinó sus cabellos hacia atrás, despejando su frente—. ¿De quién lo escuchaste?

—Oh, yo no los escuché —aclaró Namjoon sin verlo, concentrado en los papeles.

—¿Entonces quién escuchó eso?

Namjoon detuvo sus movimientos, y miró a Yoongi, —Jimin lo escuchó.

La pálida piel de Yoongi se volvió aún más blanca luego de saber esa información. Sentía los nervios atacarle por completo y la necesidad de salir corriendo en busca del Ángel.

—Debo ir a explicarle todo esto.

Giró en dirección a la puerta, pero una frase lo detuvo.

—¿Por qué tienes que explicarle a Jimin? —miró a Namjoon, quien lo veía con una extraña serenidad—. ¿Ustedes son pareja?

—Claro que no —respondió a la defensiva.

—Entonces porqué tienes que explicarle a Jimin lo que haces. Digo, es tu vida privada.

Yoongi boqueó cual pez en el agua, sin tener respuesta alguna, —Y-yo no lo sé...

Namjoon asintió y se encogió de hombros, —Yo sí sé porqué quieres explicarle. Lo haces para no quedar mal ante él, te asusta la idea de saber que Jimin pueda repudiarte y quiera alejarse de ti.

Yoongi lo miraba como si sus palabras hubieran dado en el clavo, al igual que Jimin lo miró hace unos momentos. Suspiró y se levantó de su asiento, tomó a Yoongi de los hombros y lo miró directamente.

—No sé exactamente qué te detiene de acercarte a Jimin de otra manera que no sea la de un hombre, pero sí sé que si sigues así, el daño será más grande, y no sólo lograrás que Jimin te repudie, sino que se decepcione de ti, y créeme, eso es peor.

—Es que no puedo, Nam... Jimin es el jodido Ángel favorito de Dios, no es cualquier persona —dijo Yoongi con voz desanimada, sin intentar negar lo que ya era visible—. Además, ¿Cómo él estaría con alguien como yo? Se merece un Ángel como él, no al señor del infierno.

—Tú eres un Ángel, Yoongi. Uno de los más hermosos, por si no lo recuerdas, así que no te denigresregañó Namjoon—. ¿Crees que Jimin es así? Se nota que no lo conoces bien. A él no le importa quien eres, sino lo que está en tu interior, y tú le has demostrado ser una buena persona.

»Con respecto a Dios, ella fue quien envío a Jimin al infierno, así que se atenga a las consecuencia de sus actos.

Yoongi rió por eso último y Namjoon se sintió más calmado. »Y sobre Jimin... deberías hablar con él. Quizás y las cosas no son como piensas.

Un destello de ilusión recorrió el cuerpo de Yoongi, quien abrazó cortamente a Namjoon y salió corriendo del lugar, en busca de ese pequeño Ángel que tenía su cabeza llena de él y su preciosa sonrisa.

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