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❝ şeytan ❞

El mundo se paralizó en ese mismo momento para Jimin, quien no podía creer lo que Yoongi le había dicho hace algunos minutos.

¿Tragus... Su creación? ¿Cómo era eso posible?

Cuando vinieron por primera vez, Yoongi le había explicado muy bien de dónde provenían todas las criaturas que se encontraban en aquella oscura zona, y le había aclarado que ninguna era suya, ¿Ahora le decía que Tragus sí lo era?

Lo que más confundía a Jimin, era el hecho de que Tragus es un animal por completo, dando a entender que, lo que sea que haya hecho Yoongi, no era malo.

—¿Estás molesto? —preguntó el mayor con suavidad, temiendo por la respuesta.

Jimin respiró hondo y negó con la cabeza, desviando la mirada y fijándola en Tragus. Sintió algo de ternura al mirar al animal algo tímido y nervioso, como si le avergonzara que ahora su secreto estuviese expuesto.

«No temas, Tragus. No estoy molesto contigo ni con Yoongi» le dijo al enorme felino, sonriendo cuando lo miró más aliviado, «Igual siento algo de curiosidad por saber cómo naciste».

«No se moleste con mi padre, tampoco con mi madre. Ellos no hicieron nada malo».

La frente de Jimin se arrugó, mirando con curiosidad a Tragus, «¿Tienes madre?».

Tragus asintió, «Deje que mi padre le explique todo, y por favor... no lo vaya a abandonar».

Con la cabeza aún más confundida, se giró a mirar a Yoongi, esperando por la explicación a todo este tema.

—¿Qué dijo Tragus?

—Que su padre me explicará todo... —hizo una pausa, asimilando lo siguiente que diría—. Y que no lo odiara a él, ni a su madre.

Yoongi abrió los ojos y apretó sus labios, visiblemente nervioso por todo lo que debía hablar con el menor.

—Me siento muy confundido —habló Jimin—. Quiero saber todo, pero tengo miedo de lo que escucharé.

—No deberías temer, Jiminie. Lo que sucedió, fue hace mucho tiempo, y ya casi está olvidado. Si te lo quiero contar, es porque no quiero que entre nosotros haya ningún secreto —explicó Yoongi—. Además de que no me sentía bien conmigo mismo el verte tan encariñado con Tragus, y que no supieras de dónde viene.

Jimin asintió despacio y miró a Yoongi con firmeza, —Explícame todo entonces.

El pulso de Yoongi estaba disparado, tenía los nervios a flor de piel y el miedo recorriéndolo entero. ¿Así se sentirá Jimin? ¿Queriendo decir todo pero por miedo no decir nada?

Pero él debía ser diferente. Sabía que Jimin era menor que él, y pasó la mayor parte de su vida recibiendo todo lo que quería, así que debía dar el ejemplo, y enseñarle que podía confiar en el otro.

—Antes yo vivía en el cielo. Nací allá y pasé gran parte de mi vida siendo un ángel más —comenzó a explicar, teniendo toda la atención de Jimin en él—. Sin embargo, siempre fui diferente a los demás. Pensaba y actuaba diferente; tenía una forma de ver las cosas fuera de lo común.

»Y era extraño, porque nadie se acercaba a mi por eso, pero todos envidiaban mi rostro por ser uno de los ángeles más hermosos del cielo. Así que pasé la mayor parte de mi vida solo, sin amigos ni compañía.

—Si yo te hubiese conocido en ese entonces, me habría acercado a ti —interrumpió Jimin, sintiéndose mal por Yoongi al imaginarlo solo.

El mayor sonrió enternecido y besó rápidamente la frente del Ángel, —Sé que sí. Tienes el corazón más puro y bondadoso que he visto... pero conocí a alguien que también lo tenía, así que no siempre estuve solo.

La expresión de Jimin decayó un poco, pero intentó que Yoongi no se diese cuenta. »No sabía quién era en ese entonces, pero fue la única que se acercó a mi para ofrecerme su amistad.

Una sonrisa desolada surcó en los labios de Yoongi al recordar aquel momento, cuando aquella joven de cabello corto y sonrisa hermosa se acercó a él, sin temer ni denigrarlo.

Fue la primera vez en que se sintió interesante, sintió que era más que una mala reputación y una cara bonita. Fue la primera vez que sintió que encajaba en el cielo.

—Nuestra amistad fue una de las más bonitas, y la aprecio bastante. Unimos nuestros caminos sin saber a lo que estábamos destinados a ser, sin saber lo que éramos realmente.

—¿Te gustaba? —preguntó Jimin vacilante, sintiendo la inseguridad en su cuerpo. Podía ver las expresiones de Yoongi, y le asustaba la forma en que sonreía casi imperceptiblemente al recordarla.

Para desgracia de sus inseguridades, Yoongi asintió luego de un rato en silencio.

—Lo hacía —dijo—. Era la primera persona que me dedicaba algo de atención, así que fue imposible no sentir algo más allá de la amistad por ella... no le era indiferente, Jimin. Ambos nos gustábamos. Ese fue nuestro primer error.

Jimin se confundía aún más mediante avanzaba el relato, —¿Mi madre fue quien los castigó?

—Tu madre en ese entonces no era Dios. Era alguien más, fue él quien nos castigó.

—¿Por qué dices que su primer error fue tener sentimientos por el otro?

Su mente le recriminaba el hecho de preguntar, aún sabiendo que las respuestas lastimaban su frágil corazón, pero le era imposible no querer saber la historia completa.

Yoongi mordió su labio inferior y miró a Jimin, con una expresión en el rostro ilegible. El ángel no podía asegurar si estaba molesto, triste, arrepentido o avergonzado.

—Luego de confesarnos lo que sentíamos, tuvimos la necesidad de estar más tiempo juntos —siguió su relato, pero sin la misma seguridad que antes—. Nunca la toqué, más que para tomar su mano o acariciar su pelo. Sin embargo, ambos éramos jóvenes, y sin pensarlo, nos entregamos el uno al otro en el más puro acto de amor.

Jimin tragó saliva y desvió la mirada a otro lugar, evitando mirar el rostro de Yoongi. Sabía que todo había pasado, y que su novio lo amaba a él, pero no podía hacer nada con todas aquellas sensaciones desagradables que albergaban en su pecho.

Sintió la fría mano de Yoongi tomar su barbilla, girando su rostro para conectar sus miradas. Lo tenía todo, y aún así se sentía inseguro por alguien que no existía en la vida del mayor.

—Jiminie, mi Ángel de Oro... tú eres mi presente y futuro, así que ella no representa nada más que un recuerdo de mi antigua vida —susurró Yoongi, acariciando la mejilla de Jimin con suavidad—. Te amo a ti, y siempre te elegiré a ti. ¿Comprendes eso?

—Lamento ser tan tonto, Yoon... —habló con pesar Jimin, sabiendo que sus inseguridades no tenían cabida—. Sé que me amas, y aún así me siento vulnerable al escucharte hablar de ella.

—Ella fue mi primer amor, pero estoy seguro de que tú eres el amor de mi vida, con quien quiero pasar el resto de mis años.

Jimin se acercó al rostro de Yoongi, y tomó los labios contrarios en un demandante beso. Quería sentir eso, sentir los labios de Yoongi sobre los suyos, asegurarse de que era a él a quien besaban, a quien amaban, a quien tenían en el presente.

Porque sus pensamientos estaban dispersos, y se sentía afixiado por toda la información que estaba recibiendo.

—Aún no termino, amor —dijo Yoongi una vez separaron sus labios, pero manteniendo juntas sus frentes.

Tragus se mantenía a lo lejos, mirando toda la situación con miedo, y deseando en lo más profundo de que nada saliese mal.

—Puedes seguir después.

—No, Jimin —se negó el mayor—. Debo terminar la historia.

—Déjala. La sigues después —rogó Jimin con los ojos cerrados—. Vayamos a nuestra recamara, quiero que me hagas el amor.

—Jimin, por favor.

El menor se alejó de Yoongi, mirándolo suplicante, —Vamos, Yoonie. Hazme el amor, quiero sentirte. Quiero que me beses y me digas cuánto me amas.

Yoongi volvió a negarse, ignorando la mirada lastimada de Jimin. Estaba sufriendo en ese momento; ver a su precioso Ángel suplicar por su amor, gracias a la inseguridad que había provocado por lo que estuvo contándole, hacía que su corazón doliese de la peor forma.

—Jimin, ella y yo éramos de mundos diferentes, y entregarnos de esa manera fue el peor error que cometimos.

—No quiero saber más, no quiero —negó con la cabeza Jimin.

—Tragus fue el fruto de nuestros actos. El nació gracias a nuestra imprudencia. A pesar de ser completamente animal, nació de un acto que nunca debió suceder.

—No sigas, por favor...

—Nosotros nunca debimos estar juntos. Porque yo estaba destinado a ser Lucifer y ella a ser Dios.

La respiración se le cortó y sus manos temblaban al igual que todo su cuerpo, negó un par de veces, incrédulo por lo que escuchó, queriendo que todo fuese mentira, que no era realmente lo que pensaba que era.

Que estaba confundido y que era alguien más.

—Mi destino siempre fue este, Jimin, por eso era diferente, pero nunca lo supe realmente hasta ese día —habló en voz baja Yoongi, aún siendo audible para Jimin—. Cuando Daniel se enteró de nosotros, casi hace caer el cielo, porque ya había decidido el destino de ambos, y lo que habíamos hecho no estaba en sus planes.

—Y-yoongi... dime que es mentira —suplicó con lágrimas en los ojos—. Dime que estoy equivocado.

El mayor bajó la cabeza, derrotado al ver el rostro entristecido de su amor.

—Ojalá pudiese negarlo, para hacerte sentir mejor. Para evitar tus lágrimas y la tristeza que hay en tu corazón... pero quiero serte sincero. Quiero que nuestra relación sea lo más transparente posible. Quiero que sepas que confío en ti, aún cuando prometí que esto no se lo diría a nadie.

»Por eso no puedo negarte nada, mi Ángel. Aunque quieras lo contrario, debo decirte siempre la verdad.

—N-no-

—Lo somos —interrumpió Yoongi—. Jihyo y yo somos los creadores de Tragus. Nuestros actos fueron los que le dieron vida a él.

Y Jimin no pudo más con las lágrimas, dejándolas ir por montones sobre sus mejillas. Soltando lastimeros sonidos mientras lloraba y deseaba que todo fuese una pesadilla.

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