❝ Angelo ❞
Gruesas lágrimas rodaban por las mejillas de Seokjin, quien miraba el cuerpo inerte de Namjoon. Su corazón dolía profundamente y todo su ser temblaba por la conmoción.
Estiró su mano tambaleante hasta el rostro de Namjoon, apretando los labios para evitar dejar salir sus desgarradores sollozos. Tocó su mejilla y dejó ahí su mano, sintiéndola un poco tibia.
—N-Nam... —llamó entrecortadamente y llevó su dedo índice hasta la nariz del chico, sintiendo como el alma le volvía al cuerpo al sentir la dificultosa respiración del moreno—. ¡Está vivo, gracias a Dios!
Y sintiendo como el peso se iba de su cuerpo, comenzó a llorar sin más, habiendo pasado el mayor susto de su vida. Juntó su frente con la de Namjoon y lloró ahí junto a él, acariciando las mejillas del contrario a modo de recordarse así mismo que ahí estaba, que no lo había perdido.
Yoongi miraba la escena pasmado, volviendo poco a poco a la normalidad y cayendo en cuenta de lo que había ocasionado. El infierno entero volvió a su temperatura normal, y las paredes se enfurecieron, volviendo a ser rocas y no lava.
El cuerpo de Yoongi solo estaba cubierto por el pantalón roto, dejando sus pies y pecho desnudos a todos. Miró a Namjoon con culpabilidad y se agachó hasta él, ganándose la mirada rencorosa de Seokjin.
—No lo toques —demandó el Ángel con recelo—. No te atrevas a tocarlo luego de casi matarlo.
—D-debo salvarlo —respondió débil—. Tú no tienes poderes aquí, déjame salvarlo.
—¿Cómo puedo confiar en tí? Mira lo que ocasionaste, Lucifer, eres una bestia.
—Namjoon es mi amigo, debo salvarlo. Tú no lo entenderías, pero el dolor que estoy sintiendo ahora mismo de verlo así es tan agobiante que quiero morir.
Seokjin miró a Yoongi con desconfianza, apretando aún más a Namjoon contra él. Al ver que no conseguiría nada, Yoongi se levantó de forma rápida hasta su escritorio, buscando una llave y volviendo hasta donde se encontraba Seokjin.
—Ten —se la dió—. Jimin se encuentra en la habitación en la que te quedaste. Ve y búscalo, si quieres convéncelo y llévatelo contigo al cielo. Este es mi modo de demostrarte mi confianza, pero por favor, déjame llevarme a Namjoon antes de que sea muy tarde.
El Ángel apretó sus ojos, sollozando nuevamente, indeciso de lo que debía hacer. Por un lado quería tomar esa llave y buscar a Jimin para llevárselo lo más lejos posible de ahí, alejarlo de ese monstruo que acababa de conocer. Pero no quería abandonar a Namjoon, no luego de que arriesgara su vida entera por él.
—Seokjin, por favor, déjame llevarme a Namjoon —rogó Yoongi de manera desesperada.
Tomando una decisión, Seokjin dejó un suave beso en la mejilla de Namjoon, y luego se acercó a su oído para susurrarle: —Dios te cubra con su santo manto, y que sean sus manos las que te curen por completo. No soy un Ángel de la Guarda, pero también te doy mi protección aún cuando no tengo poder alguno en este lugar. Te quiero sano y salvo, Kim Namjoon.
Se separó del moreno y miró a Yoongi con la mirada más fría que poseía. Tomó la llave y lo agarró del cuello con fuerza, acercando sus rostros. »Iré a buscar a Jimin, y me lo llevaré lejos de aquí. No permitiré que siga viviendo en el mismo lugar que una bestia como tú. Antes de irme, quiero ver a Namjoon vivo, así que has todo lo posible para salvarlo o yo mismo te mataré con mis manos. ¿Entendido?
Yoongi asintió, —Hazlo, no voy a impedirle a Jimin que se vaya contigo, y no te preocupes por Namjoon, lo voy a salvar y lo verás antes de partir.
Seokjin soltó su cuello y miró una última vez a Namjoon antes de salir corriendo de ahí en dirección al lugar en donde se encontraba encerrado Jimin.
『 °*• ♡ •*°』
La puerta del cuarto fue abierta con rapidez y miró con sorpresa a la persona que se adentraba al lugar.
—¿Seokjin? ¿Qué haces aquí? —preguntó Jimin con incredulidad, corriendo rápidamente hasta el mayor y uniéndose en un cálido abrazo—. ¿Qué sucedió allá afuera? El infierno se volvió insoportable y por un momento pensé de que todo se iba a derretir.
Pero contra todo pronóstico, Seokjin comenzó a llorar, alertándolo de manera inmediata por no esperar algo así.
—¿¡Te encuentras bien!? ¿¡Sucedió algo malo!?
Seokjin se separó de Jimin y limpió su rostro de todo rastro de lágrimas, —D-debemos irnos de aquí, Jimin. Es peligroso.
La frente del Ángel se arrugó por no entender nada, —¿De qué estás hablando?
—Yoongi casi mata a Namjoon —respondió con pesar, sintiendo sus ojos llenarse nuevamente de lágrimas—. Fue horrible, sentí que moriría ahí mismo.
Jimin negaba fervientemente, y trajo a Seokjin consigo hasta la cama, sentándose ambos uno al lado del otro.
—¿Cómo es eso de que Yoongi casi mata a Namjoon? Se claro, Seokjin.
—Namjoon me envió una carta explicándome la situación entre ustedes dos, así que vine para aclarar todo el malentendido, pero Yoongi fue tan descortés y cerrado que nubló mi mente, así que le dije cosas duras, pero se enfadó muchísimo que... Dios mío, se volvió una bestia por completo. Era espeluznante, Jimin, y quiso atacarme, pero Namjoon me protegió y se ganó grandes heridas en su pecho.
La mente de Jimin maquinaba para poder canalizar toda la información que estaba recibiendo por parte de un alterado Seokjin.
Sabía que algo andaba mal cuando el infierno entero parecía estar a punto de destruirse, ahora tenía la certeza que de que la furia de Yoongi había llegado a su límite y su peor lado había salido.
—Debemos irnos de aquí, Jimin —dijo Seokjin y lo miró con intensidad—. No pienso dejarte bajo el mismo techo que esa bestia. No sé en qué momento pueda salir nuevamente y seas tú quien pague su arranque de locura.
El Ángel de cabellos rubios apretó sus labios con fuerza y bajó la cabeza avergonzado, —No puedo irme de aquí.
—¿¡Qué!? ¿¡Cómo que no puedes!? Yoongi me dió el permiso, dijo que podía sacarte de aquí y llevarte de vuelta al cielo, que no iba a impedirlo.
Jimin se levantó de la cama y se alejó de Seokjin.
—No me iré, Seokjin. No lo haré.
—Jim-
—No te preocupes —cortó toda palabra por parte del mayor, y sonrió de manera tranquilizadora—. Yoongi nunca me haría daño a mi, y puedes presenciarlo ahora mismo. No estoy viviendo mal, y siempre me traen suficiente comida, además de que Yoongi nunca me ha maltratado. Él es incapaz de hacerme daño, yo confío en él.
—Jimin, por favor...
—Debo quedarme aquí, Seokjin. Debo estar aquí para cuando Yoongi quiera escucharme, y así explicarle por fin todo lo que realmente ocurrió.
Seokjin lo miró bien y estuvo de acuerdo de que Jimin no se veía mal, incluso seguía igual de saludable. Sin embargo, luego de haber visto lo que vio, el miedo tenía lugar en su ser.
—¿En serio confías en él? —cuestionó nuevamente—. Tú no viste lo que yo ví.
—Y tampoco lo veré, porque Yoongi me ama y nunca atentará contra mi —sonrió de lado y tomó las manos de Seokjin contra las suyas—. Vete con la certeza de que estaré sano y salvo. No te preocupes por mi.
『 °*• ♡ •*°』
Namjoon abría y cerraba los ojos con cansancio, despertando por fin luego de un largo rato de inconsciencia. Su pecho ardía y sentía todo el cuerpo entumecido, sin saber realmente en dónde estaba.
Escuchó cosas moverse, pero aún sus sentidos no estaban del todo activos. Respiró hondo y giró su cabeza hacia un costado, fijándose en la figura que se encontraba ahí sentada con la cabeza entre sus manos.
Su habitación, estaban en su habitación.
—Hey... —murmuró a duras penas, llamando la atención de Yoongi, quien lo miró con sorpresa y alivio de verlo.
Sin esperar mucho, el mayor se levantó del asiento y se acercó hasta él para estrecharlo en un abrazo, teniendo cuidado con las heridas que había en su pecho.
—Lo siento tanto, Namjoon. Nunca quise hacerte esto, no estaba entre mis planes hacerte esto. Eres mi amigo y apoyo en este lugar, sentí que moriría al verte de esa manera. Por favor, perdóname por dañarte de tal forma... l-lo siento —sus últimas palabras se quebraron en el llanto que estuvo reprimiendo desde hace rato.
Namjoon posó su mano en la espalda de Yoongi y la movió a modo de consuelo, porque sabía que su amigo estaba arrepentido y que esa bestia que vio no era él en realidad.
—Estoy bien, estoy bien —dijo débilmente, pero con seguridad—. Estoy vivo que es lo importante.
Yoongi se separó de él y volvió a sentarse a su lado, —Yo realmente no sé qué fue eso, nunca me había sucedido, pero esa criatura no era yo, porque yo estaba adentro, gritando por salir y parar todo, pero ella actuaba por sí sola. Cuando te atacó y te ví así, me sentí tan impotente que logré detenerla y volver a mi.
—No te martirices, te creo, sé que no eras tú en ese momento —hizo una leve pausa para descansar—. ¿Y Seokjin?
Yoongi bajó la cabeza, —Debe de estar con Jimin, arreglando sus cosas para irse.
—¿Irse? ¿Dejarás que Jimin se vaya?
El rostro de Namjoon demostraba toda su confusión, y Yoongi solo pudo suspirar mientras asentía.
—Seokjin... él no quería que yo me acercara a ti, tenía miedo de que te hiciese más daño del que ya te había ocasionado, así que le di la llave del cuarto en donde se encuentra Jimin y le dije que podía llevárselo, devolverlo al cielo, a cambio de que me dejase salvarte —llevó una de sus manos a su cabeza, masajeando un poco la zona—. Debía hacerlo, tu estado era crítico y tus heridas debían ser tratadas con rapidez. No podía perderte, no lo iba a hacer.
»Jimin estará mejor en el cielo; volverá a su hogar y con las personas que ama. Por eso no me preocupo tanto, quizás lo extrañe con toda mi alma, pero sé con certeza que estará bien. Además, ya comenzaba a odiarme a mi mismo por retenerlo aquí en contra de su consentimiento.
—Jimin estaba aquí porque quería, Yoongi, lo sabes muy bien. Él aprendió a amar este lugar —el moreno se sentía culpable por lo que estaba pasando. Sentía que, si no hubiese sido por él, Yoongi no habría tenido que entregar a Jimin para salvarlo—. Deberías hablar con Seokjin para resolver todo el asunto entre Jimin y tú...
Yoongi negó, —Seokjin me debe de estar maldiciendo a su manera. Me odia, y lo tengo muy bien merecido. Y ya no hablemos del tema, necesitas descansar y recuperarte de esas heridas. Las garras de esa cosa llegaron profundo en ti, y tuve que usar mucha de mi fuerza para salvarte. Ahora mismo están como una quemaduras, así que de seguro y te deben de arder, pero ya tengo tu pomada lista que iré aplicando con regularidad.
Namjoon quería insistir, rogarle de que escuchase a Jimin, pero sabía que todo sería en vano. Yoongi ya estaba resignado y estaba dispuesto a dejarlo volver al cielo.
—En ese estante hay ropa, ponte algo encima. Si quieres puedes tomar un baño antes.
—Gracias.
Yoongi se levantó y acató las órdenes de Namjoon. Necesitaba un baño para quitar ese horrible olor a azufre que le dejó esa horrible criatura y que lo cubría por completo.
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