Namjoon miraba todo con genuino asombro y preocupación.

Sabía que las cosas entre Yoongi y Jimin no estaban bien, puesto que el mayor se lo había contado en un momento de desahogo, y aunque quiso dar su opinión al respecto, Yoongi se cerró a consejos y decidió dejar todo como estaba.

Pero verlo ahora, tirado en el sofá de su oficina con un notable descuido a si mismo, hizo ver a Namjoon que las cosas no estaban cerca de mejorar.

—Yoongi —llamó y lo movió un poco—. Venga, despierta ya.

La facciones del nombrado se arrugaron con fastidio, dándose media vuelta para seguir durmiendo, —Déjame en paz.

El olor a alcohol que desprendía Yoongi llegaba a inundar todo el lugar, así que Namjoon abrió las ventanas para ventilar un poco la oficina. La luz pegó directamente en el rostro de Yoongi, logrando que este se quejase en voz alta.

—Tienes que levantarte de ahí, tomar un baño y luego arreglar las cosas con Jimin —dijo una vez volvió a estar al frente de Yoongi. El mayor lo veía con muchísima molestia, pero a él muy poco le importaba—. No puedes seguir así. Te estás lastimando a ti mismo y también estás lastimando a Jimin.

—¿Y qué importa si lastimo o no a Jimin? —se sentó en el sofá, hablando de forma cortante—. Él me ha lastimado aún peor y no te veo diciendo nada al respecto.

—Ya te dije que debes hablar con él y no creer en el primer rumor que te llegan. Jimin ha demostrado amarte, y tú muy bien lo sabes, ¿Dónde quedó el Yoongi que estaría en las buenas y en las malas con su Ángel?

—Se murió, se fue junto con las ilusiones de que Jimin me amaba... —habló enojado, pero con sutiles tintes de melancolía en su voz—. Él no me ama, Namjoon. A todos nos engañó, no solo a mi, nos hizo creer que le gustaba este lugar, y que ustedes eran sus amigos, me hizo creer que me amaba y que nunca me dejaría.

—Estás equivocado, Yoongi. Lo juro por mi vida, que es lo único que tengo ahora, que Jimin te ama como no ha amado a nadie —el moreno se sentó a un lado de Yoongi y lo miró con firmeza—. Estás tomando decisiones erróneas, y no dejar que Jimin te explique su versión es una de ellas.

»¿Qué si Jimin sí amó a su protegido? Estoy seguro que amaste a otras personas con anterioridad, pero ahora todo tu amor es para ese chico que tienes encerrado en no sé dónde. Te estás dejando llevar por tus inseguridades, por el miedo de pensar que Jimin pueda irse algún día de tu lado, pero no sé si recuerdas que decidió quedarse aquí cuando correspondiste sus sentimientos. Estás siendo egoísta, Yoongi, y lo estás lastimando sin darle la oportunidad de defenderse.

A pesar de que Namjoon solo estuviese dando su punto de opinión, los ojos de Yoongi se llenaron de llamas por escucharlo, sabiendo en lo más profundo de su ser que estaba en lo correcto, sin embargo el moreno no se detuvo. »Los terrenales tenemos un dicho que dice; "si amas algo, déjalo libre". Ve con Jimin y libéralo, déjale explicarte su versión. Si al final resulta ser cierto lo de su enamorado, entonces no seas un estorbo y déjalo ir con él.

—¡Jamás! —exclamó Yoongi levantándose rápidamente, teniendo el fuego vivo en su mirada. Tomó a Namjoon por el cuello de la camisa y tiró de él hasta tenerlo lo más cerca del rostro—. Ese Ángel desvergonzado es mío y solo mío. No me importa si ama a alguien más, si me tiene asco o nunca soportó estar aquí. Su castigo será tener que verme diariamente si lo molesta, y vivir aquí si no le gusta.

—¡Te vas a arrepentir, Yoongi! ¡No estás actuando como una persona que utiliza su razonamiento! —gritó de vuelta Namjoon, sin intimidarse ni un poco por el estado del mayor—. Jimin no te pertenece, grábate eso. Estás siendo injusto con él, y si vas a tratarlo así al menos deja que te explique lo que pasó.

»No sé quién fue el que te habló de Jimin, pero me parece una idiotez de tu parte creer en otras personas antes que en Jimin, quien te aceptó y te ayudó a cambiar para mejor.

Yoongi soltó la camisa de Namjoon y se alejó unos pasos, dándole la espalda.

—Vete, déjame solo.

—Yoon-

—¡Maldita sea, lárgate de una jodida vez, Kim Namjoon!

Miró por última vez a Yoongi, pero este no se giró en ningún momento, así que salió de su oficina en dirección a la suya, con una idea en mente y que estaba dispuesto a hacer.

『 °*• ♡ •*°』

Seokjin se encontraba preocupado. Llevaba muchísimo tiempo sin saber algo sobre Jimin, cuando este le tenía acostumbrado a recibir al menos una carta a la semana, o una pequeña llamada cuando tenían tiempo.

Sin embargo, sus dosis de información sobre su pequeño no había llegado.

Estaba ansioso. Hace más de un mes que su madre había enviado esa carta con toda la explicación hacia Yoongi, así que debería de estar todo bien respecto a ese tema. ¿Entonces qué podría ser? La imagen de Jimin siendo devorado por algún monstruo lo abrumaba por completo, y su tonto complejo de hermano mayor se alteraba.

—¡Ángel Seokjin! ¡Ángel Seokjin!

Detuvo sus pasos en medio del largo pasillo cuando visualizó a Rosé correr hacia él con prisa. La joven era algo... inquieta, y solía llevar esta energía rebosante a toda hora.

—¡Uh, he estado buscándolo por todo el cielo y por fin lo he encontrado! —exclamó la chica visiblemente agotada.

—Tranquila, descansa un poco. ¿Tan importante es lo que debes decirme?

—Es que le ha llegado una carta y esta dice en letras mayúsculas que es urgente.

Seokjin frunció el ceño, —¿Una carta para mí y de urgencia? ¿De quién es?

La rubia se tensó levemente y mordió su labio, —Es del infierno, Ángel Seokjin.

—Dámela, por favor —demandó de forma rápida una vez escuchó el lugar de procedencia.

La joven buscó en su bolso la carta y se la entregó. Hizo una reverencia a modo de despedida y volvió a irse corriendo. Seokjin chasqueó la lengua al verla.

—¿Por qué corre cuando tiene alas para volar? —preguntó viéndola con curiosidad. Sacudió la cabeza y miró la carta que tenía en manos—. ¿Serás tú, Minie?

Sin embargo, toda emoción que pudo sentir por saber algo sobre su mejor amigo se había esfumado al leer la letra de Kim Namjoon, quien le pedía ayuda para resolver el problema que hacía entre Yoongi y Jimin.

Emprendió vuelo hasta donde estaba Dios, y se postró al frente de ella, asustándola en el proceso, más no la dejó hablar cuando de manera firme dijo: —Déjeme ir al infierno, madre.

『 °*• ♡ •*°』

Jimin miraba la bandeja con comida que le habían servido ese día. Sus esperanzas seguían intactas siempre y cuando, en un platillo blanco, que contrastaba con los demás negros, se encontraba cortada de manera elegante una manzana roja.

Sabía que, mientras esa manzana estuviese así, el amor de Yoongi hacía él también lo hacía. Solo debía darle tiempo, debía hacerlo, porque sabía que a Yoongi le habían dicho lo mismo que le habían dicho a su madre.

La pregunta que le carcomía la mente era; ¿Quién pudo haberle dicho? Nadie en el infierno sabía de su pasado.

Picó con su tenedor un pedazo de la dulce fruta y se la llevó a la boca, disfrutando del exquisito sabor que esta tenía.

—Escúchame, Yoongi —murmuró a la nada—. Sí, amé y amo a Jungkook, pero nunca fue un amor romántico. Ese solo lo experimenté contigo. Tú y solo tú eres mi primer y verdadero amor.

Solo debía ser paciente, y todo volvería a ser como antes.