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𝗘𝗡𝗗

⌜Si me dejas, estaré ahí ahora.
Cerca de ti⌟
Close to You - Rihanna.
•••

Habría querido desistir de aquello, pero como artista de MOTS7 debía acudir a las reuniones y todavía más cuando su carrera estaba quedando en pausa, retrasando varios proyectos con fechas estipuladas y contratos firmados. A ninguno le convenía perder y ella sabía que debía poner en orden absolutamente todo. Bebió de su ice americano escuchando la palabra de su equipo. Del CEO murmurando con su manager al principio de la enorme y alargada mesa en la sala mientras escuchaba a otro ejecutivo decir.

—La prensa por ahora no sacara nada sobre este delicado tema, tenemos todo bajo control. Pero debes iniciar tus actividades de inmediato, Youjin, no puedes aplazarlo más. Al menos te encuentras bien y en óptimas condiciones.

—Lo sé, jamás he dicho lo contrario —comentó de brazos cruzados— cumpliré con las marcas y los programas a los que me han invitado, pero no pasaré tiempo en el estudio —expuso— quiero estar en casa, desde ahí podré trabajar, HoSeok oppa podría mantenerme al tanto de todo, incluso Kira unnie puede hacerlo.

—No es lo que hablamos.

—Pero tampoco cambia demasiado —ante la incredulidad y mala cara de algunos, agregó— no me estoy saliendo de mis horarios, solo les pido entiendan mi situación, necesito mi hogar —no quería molestarse— he trabajado por años, jamás les he fallado, he cumplido con cada punto de mi agenda y más. Soy la artista que más recauda dinero y ha ganado premios, reconocimiento, ¿no les parece que me merezco algunos privilegios?

—Los has tenido al nadie decirte nada por tener una relación amorosa con tu guardaespaldas —opinó HoSeok con lo que a ella se le hizo, desdén.

—Mi vida privada no es tema público.

—Lo es, al ser una artista famosa y pública —respondió con cierto retintín en la última palabra, golpeando y remarcando en la madera de la mesa con su índice— todo el mundo sabe sobre tu relación con ese tipo.

Youjin entendía que HoSeok intentara cuidar la imagen del artista. Que a veces fuera demasiado exigente o criticón, pero se estaba pasando de juzgar y eso no lo iba a permitir aún cuando le debía respeto por ser su superior. 

—Podemos considerar el que trabajes desde tu hogar, pero recuerda también que tienes horarios en el extranjero, pronto tendrás que viajar y no podrás negarte.

—Bien, estoy consciente y esperando por ello.

—Ahora podrías hacer un live para calmar las aguas con tus fans. Ellos querrán saber sobre tantos rumores.

—Lo haré —contestó una vez más, con sequedad— dentro de unos días comenzara el juicio, les recuerdo.

—El equipo de abogados de la agencia ya está en eso.

Minutos más de reunión en los cuales hablaron de cuestiones que Youjin no escuchó por estar pendiente de su celular y los mensajes que se enviaba con JungKook. Al menos lo había dejado más tranquilo en la mañana. Cuando fue momento de marcharse tomó el vaso de plástico vacío de café, se despidió de los demás y se dirigió hacia la oficina para iniciar el live. Se había maquillado y peinado un poco. Estudiando lo que diría; encendió el vlive obteniendo en pocos minutos millones de vistas.

Contó sobre su día, sobre las anécdotas de su pasado tour, respondió preguntas respecto a su nuevo trabajo que mencionó estaba en proceso. Había todo tipo de comentarios, la mayoría eran corazones rojos o preguntando por su novio. Respondió algunos interactuando. Ella sonriendo siguió sin desviarse de lo planeado. Se suponía que debía dar a entender que nada pasaba. Se sentía raro no leer maliciosos comentarios de un equis usuario, a veces olvidaba que su sasaeng ya no estaba libre. Recordó a JungKook, su malestar por su hermano y su pasado familiar. No quería que eso lo arrastrará a un pozo oscuro que le impidiera seguir con sus sueños. Ella estaría ahí para él en todo caso ayudándolo.

—¿No te has puesto a pensar que tal vez él lo sabía?

Se detuvo, curiosa al escuchar lo siguiente.

—¿Crees que se atrevería a eso? Por Dios Santo, HoSeok, estamos hablando de JungKook.

—Y eso qué, quien nos asegura que él no metió a su hermano para luego enamorarla y usarla. Ya ves que se hizo reconocido por ser el guardaespaldas de Cherry y luego su novio, hasta siguen llegándole propuestas.

Youjin no lo dudó, ni por un segundo. Llevada por la rabia y la indignación tomó el vaso de café, lo destapó y echó el líquido caliente sobre la cabeza de su manager acaparando la atención de Kira y algunos más del staff.

Atónitos.

Alarmados.

HoSeok a punto de pegar el grito en el cielo cuando volteó a increpar.

—¡Te prohíbo que hables de algo que no sabes! —vociferó ella— ¡Tu maldito trabajo es representar a Bloom Cherry, no opinar sobre con quién follo o no! —las lágrimas en sus ojos nublaron por un momento su vista, ni siquiera atendió al reproche de Kira— así que la próxima que pienses en intrigas estúpidas piensa bien antes de hablar.

Se marchó, furibunda, sin importarle que luego tendría problemas con los superiores.

Bloqueó el teléfono una vez terminó el live de su cerecita. Como ella le había dicho anteriormente, el en vivo trató de todo un poco menos de los rumores del atentado que sufrieron y que la prensa se había encargado de lanzar sin saber realmente la situación. Al menos su vida se mantendría privada no teniendo que ser asediado por molestos periodistas preguntando. Sintió alivio también de saber que el proceso legal contra su hermano se llevaría a cabo en poco tiempo. Solo esperaba terminar pronto con todo.

Su atención se vio desviada cuando la puerta de su habitación de hospital sonó con suaves golpecitos. Sonrió acomodándose mejor en la camilla al ver entrar a Kim TaeHyung por la puerta. Cómo siempre se veía presentable, risueño con ese aura elegante y altivo aún vistiendo casual. Se acercó a JungKook saludándolo y dejando a su lado una bolsa con un presente junto a un pequeño ramo de flores.

—Mi esposa me sugirió traerte las flores, desea que te recuperes.

—Muchas gracias, hyung —las recibió amablemente oliendo una en particular— no sabía que estaba casado.

Taehyung elevó su mano izquierda mostrándole la argolla de oro alrededor de su dedo.

—Nos conocemos desde adolescentes, mi madre era su manager cuando empezó en esto del modelaje. Yo siendo un aprendiz en la agencia me acerque a ella, hubo química, novios unos cuantos años, hace tres nos casamos y ahora estamos en espera de nuestro primer hijo —relató todo con orgullo y alegría.

—Wuao, padre —asintió— eso suena bien, felicidades.

—¿No te gustaría ser padre algún día? —preguntó por mera curiosidad mientras acercaba una silla y tomaba asiento.

JungKook lo caviló por unos momentos, no porque tuviera dudas, sino porque a su cabeza vinieron los acontecimientos de los últimos días.

—La verdad es que no —se sinceró. Tenía los ojos puestos en la cinta del ramo— no es que los niños no me agraden, solo que... no me veo siendo padre, no los quiero, es mejor así —fingió una sonrisa que al mayor hizo suspirar.

—Esta bien, no todos tenemos ese instinto supongo. Algunos ya sabemos que queremos ser padres, otros simplemente deciden que no y viven muy bien sin ellos —jugó con el anillo en su índice— ¿y tú novia lo sabe?

Jamás había entablado una conversación a fondo con Youjin sobre eso, no había salido el tema. En realidad ninguno que tuviera que ver con formar una familia. Lo de ellos era diferente, era disfrutar el día a día, conocerse y quererse apoyándose mutuamente en sus sueños y metas. No dudaba en querer vivir un futuro a lado de su cerecita, pero las cosas podían cambiar con el tiempo la mayoría de la veces.

—Ella sabe que tuve una infancia y adolescencia difíciles. Sabe lo que quiero para mi vida, así como yo sé lo que ella quiere —comentó cabizbajo— hemos estado más pendiente de nosotros que de pensar en el adelante.

Taehyung lo observó, notaba a JungKook decaído, taciturno y abatido. Minjoon se había encargado de contarle en otro momento la historia completa porque estaba seguro que en él podía confiar.

—No sabía la gravedad del asunto —dijo con sutileza y cautela— pensé que solo era uno de esos sujetos fanáticos de más. Lo siento JungKook.

—No se preocupe, hyung —suspiró— al menos estoy bien de salud y pronto me darán el alta. Debo pedirle disculpas por esto y por tener que aplazar todo lo del entrenamiento, supongo que no me dejarán pelear pronto.

El mayor hizo un gesto con la mano queriendo minimizar la situación.

—No te preocupes por nada, primero recupérate, hablé con los organizadores y entienden tu situación —le sonrió como un modo de alivio— les expliqué lo necesario y nos darán un tiempo, podrás entrenar aquí en Seúl o en Busan si quieres. Irás a Japón en cualquier otro momento.

—Sobre eso —hizo una pausa, titubeando unos segundos— necesito un favor.

—Dime, si puedo ayudarte, haré lo que sea.

Al terminar de lavar sus manos y secarlas, abrió la puerta encontrando a Youjin de espaldas a él. Parecía concentrada alrededor de algún artefacto en forma de cabeza de conejo rosa. Estaba muy seguro que era el humidificador que había visto cientos de veces en casa de su novia y ella usaba para mantener la humedad del ambiente de su habitación en condiciones. Miró hacia la puerta de la habitación encontrándola cerrada. Tenían la suerte que la enfermera encargada de su cuidado era fanática de Bloom Cherry y que por esa noche les permitiría a la pareja quedarse juntos sin tener molestias. 

—¿Qué haces, cerecita?

—Oh —ella volteó, acercándose a su novio para besar cortamente sus labios— te traje el humidificador, afuera comenzó hacer mucho frío y quiero que el aire aparte de estable este limpio.

JungKook sonrió, acunando las sonrojadas mejillas de su cerecita. Con los pulgares le acarició sus pecas y se inclinó para besar una vez más sus labios. Youjin se alejó acomodando un par de cosas en el bolso reposando sobre el sillón de dos cuerpos, esa sería la última noche para él en el hospital. Se acercó despacio hasta la camilla tomando asiento en la orilla y sobó sus brazos haciendo que Youjin lo notara.

—¿Tienes frío? —él asintió y ella rápidamente le acercó uno de los hoodies ayudándole a ponérselo recibiendo un escueto gracias.

Ella volvió a alejarse para cerrar las cortinas vislumbr a través de la ventana el cielo nocturno.

—Oh, mira, cariño, está nevando.

JungKook no pudo evitar sonreír al escucharla tan emocionada; con su ayuda se acercó, ambos quedando uno al lado del otro contemplando los copos de nieve caer.

—¿Sabes lo qué esto significa? —preguntó él, sin apartar la vista de la ciudad.

—No, qué significa.

—Nuestra primera nevada juntos —respondió, acariciando con los nudillos la mandíbula de Youjin, originando que ella cerrará los ojos por unos instantes. De puntitas de pie avanzó para besar los labios de su novio, él correspondiendo se aferró de las mejillas de ella disfrutando del lento y dulce roce de sus labios que contenía demasiado en medio. Tan solo se separaron para sonreírse, picoteando los labios del otro riendo.

—Te amo, cariño.

JungKook la contempló en silencio peinando los cabellos de su flequillo a un costado. Detallando cada parte de aquel bonito rostro, la ternura con que lo miraba y le sonreía.

—Yo más, Youjin, mucho más —susurró sobre sus labios, luego besando su mejilla y  su frente para terminar rodeándole los hombros y abrazarla.

Cuando lo ayudó acomodarse en la cama, ella se encargó de apagar las luces dejando encendida solo la de la lámpara encima de la mesa a un costado. Arropó a ambos permitiendo que JungKook le rodeara la cintura quedando frente a frente.

—Deberías estar en tu casa descansando cerecita.

Ella resopló rodando los ojos, gesto que a él se le hizo gracioso.

—No entiendes que de aquí no me moveré.

—Si, ya me di cuenta.

—Cuando lleguemos a casa, trabajaré desde ahí para poder cuidarte.

JungKook no estaba de acuerdo con eso.

—No es necesario, no es como si estuviera inválido. Puedo moverme por si solo.

—Aun así quiero estar pendiente de ti.

—Eres una testaruda de primera, Kim Youjin.

Sonrió divertido, admirando la tonta sonrisa en el rostro de su cerecita y ante el beso que le robó de sus labios. Suspiró, una de las manos de Youjin se encontraba sobre su pecho cerca de su corazón, la otra repartía suaves caricias a su mejilla. Cerró los ojos ante el cálido tacto arrimándose todavía más a ella, hasta que sus narices rozaban y podían sentir la respiración del otro.

—¿Te sientes bien, cariño?

—No, pero me basta con estar contigo.

—Kook...

—No hablemos por favor —se apretó a ella, escondiendo su rostro entre medio de su cuello y hombro, mientras su mano y brazo se situaban en su espalda— quedemos así en silencio.

Lo abrazó por los hombros regando caricias a su cabello y tarareando alguna canción de cuna que les causaba sonrisas. Él se aferró a la cintura de su cerecita y dejándose hacer logró dormir en minutos.

Aún falta el Epílogo y en él les tengo una sorpresita.

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