Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟴.

⌜Podemos hacernos compañía. Tal vez.
Podemos ser la compañía del otro⌟
Company - Justin Bieber.
•••


Había despertado más temprano de lo normal, desayunó algo liviano y dejando una nota sobre la mesa sabiendo que su compañero lo vería después, le avisó que tenía un asunto importante que hacer antes de ir a la empresa por lo que lo vería allá. Tomó el metro ayudándose un poco de Naver Maps —aun no se memorizaba del todo las calles— hasta la dirección que SungHoon le había dado por mensaje la noche anterior. Comentándole sobre la búsqueda de un gimnasio donde poder entrenar, este le proporcionó el dato de uno muy bueno dónde solía acudir en sus raros y sabía le gustaría porque su actividad principal era el boxeo, así que no dudó en apartar una cita e ir a primera hora.

Al llegar al lugar, este estaba un poco escondido de la calle principal, desde la entrada podía verse al interior gracias a que tenía ventanales enormes. Se sorprendió un poco de encontrar a SungHoon dentro en compañía de otro sujeto, lentamente se acercó a ellos mostrando su presencia.

—Este es el chico del cual tanto te hablé, JungKook, él es Tommy, dueño del gimnasio.

—Encantado.

—Un placer.

—Aquí es donde suelo venir a entrenar, le conté a Tom sobre ti —explicó SungHoon— también conoce a Minjoon y sabe lo que has hecho allá en Busan.

—Me encantaría tenerte trabajando como entrenador aquí, pero SungHoon me comentó que trabajas como guardaespaldas  de Bloom Cherry y MOTS7.

—Así es.

—De todas maneras, no te preocupes puedes venir aquí cuando quieras.

JungKook les agradeció, estaba bastante feliz de poder encontrar un lugar donde poder descargar todo el estrés y mantenerse ocupado en otro asunto. Hasta se le había ocurrido cierta loca idea que podría llegar a ser muy buena a la larga. Así que cuando llegó a la empresa y tuvo un pequeño intervalo de descanso le pidió a Kira hablar por un determinado asunto que quería comentarle, o mejor dicho, pedirle su opinión y aprobación.

—¿Entonces? ¿qué opinas?

La incredulidad en el rostro de la mujer era bastante notoria. No estaba del todo convencida de apoyar la idea del pelinegro, pero definitivamente sería lo mejor.

—No lo sé, JungKook, sería algo peligroso, si la empresa se entera peligra tu trabajo y el mío por apañarlos.

—¿Tienes otra idea? Sabes la impotencia que sentí al ver a Youjin desesperada por culpa de ese sasaeng.

—Te estás preocupando demasiado por ella.

Y era verdad, pero no lo veía malo. Simplemente quería ayudar a la chica en un momento crítico de su vida, haría lo mismo por cualquiera. Bueno, no por cualquiera, pero el punto era que, tal vez, había encontrado una pequeña solución al mientras tanto y podría ser de mucha utilidad para Cherry.

—Esta bien, hazlo, llévala, pero mientras esté contigo será tu entera responsabilidad.

—Si, no te preocupes, todo va salir bien. Gracias.

Arribó a su casa más temprano de lo habitual de sus actividades, afuera había oscurecido. Aún sentía el cansancio en su cuerpo de aquel fin de semana fatídico. El único lugar en el mundo en el cual podía escapar y estar en familia se había visto opacado por la locura de un ser de rostro desconocido de comportamiento incierto. Al siguiente día de volver del campo comenzó terapia de nuevo; no había querido decir nada a nadie, pero hablando con el pelinegro al regreso, este le había convencido de pedir ayuda, por lo que la policía tenía su celular secuestrado como prueba y la empresa estaba a disposición de la Idol y su familia. Esperaba que aquel sasaeng apareciera para al fin detenerlo. Aunque eso no aplacaba el miedo latente que tenía, sin embargo, la seguridad de saber que JungKook estaría protegiéndola la dejaba más tranquila.

Decidió comer algunas galletas de chocolate con yogurt, tenía tres tupper llenos de frutillas, cortó algunos para picar mientras esperaba a que JungKook llegara. Kira le había dicho que el chico la llevaría a un sitio especial, no quiso decirle nada más. Ya le pareció extraño que cuchichearan entre ellos por los pasillos y ninguno quisiera decirle nada. Eso la ponía de muy mal humor, que la tratarán como a una niña pequeña que no podía cuidarse sola, de la que debían encargarse bien que decir y que no delante de ella. Por eso no había querido decirle nada a nadie sobre el sasaeng, porque sabía que la vigilarían veinticuatro siete, que por los pasillos de la empresa se correría la voz entre los trabajadores y artistas y estos hablarían a sus espaldas. Lo peor, sería si aquello se filtraba hacia el exterior. Sería un caos, los Bloomys preocupados pidiendo explicaciones, los internautas especulando y creando más falsas y los haters. Ellos harían esto mucho más gigante y le echarían toda la culpa a ella.

Odiaba ciertas partes de ser Idol.

El timbre de su apartamento sonó, Youjin corrió a la entrada mirando a través de la pantalla del intercomunicador, la imagen de un pelinegro con el rostro cubierto por un cubrebocas y su cabello saliendo por debajo de su gorro azul se le hicieron bonito, iba completamente de negro, deportivo, con un hoodie que cubría sus tatuajes. Tenía demasiada curiosidad por saber si tenía más en alguna otra parte. Ella también tenía algunos, pero eran pequeños y no tan vistosos. Rebeldía contra su empresa que le había costado varias regañadas y aún así no le importó y siguió haciéndolo a escondidas.

Abrió la puerta dejándole ingresar.

—¿Lista?

—¿No vas a pasar?

—Es mejor que nos vayamos cuánto antes.

—Tengo mi bolso en la habitación, así que pasa y espérame.

JungKook suspiró ingresando mientras Youjin trotaba perdiéndose. Se quitó las zapatillas dejando su mochila a un lado. La primera y única vez que estuvo en aquel departamento fue cuando entró con la cantante en su espalda, apenas se había fijado en los detalles, pero está vez si observó con más atención a su alrededor. Le gustaba que la mayoría de los detalles o decoraciones sean en colores blanco, negro y gris. Avanzó un poco más entrando hacia lo que sería el comedor, dio un respingo del susto al encontrar una verdosa mirada afilada sobre él. La figura de una bola de pelos negra mirándole fijamente sentado en uno de los extremos de la mesa de madera. Youjin llegando al segundo y encontrando el panorama del guardaespaldas y su gato mirándose mutuamente. Sonrió divertida.

—¿Por qué me mira así?

—Porque te odia —la sorpresa en el rostro del chico hizo que Youjin aclarará— odia a todo el que se me acerque y por su expresión no eres la excepción.

Carraspeó, manteniendo un poco la distancia, le ponía nervioso que el animal no quitara sus ojos de su persona. Casi como queriendo ver el momento exacto para atacarle. Youjin se adelantó, entregándole el bolso a JungKook y yendo a mimar al animal con caricias en su cabecita mientras hacía un aegyo súper empalagoso.

—¿Como se llama?

Eoduun Bam —lo miró, sonriéndole— noche oscura.

—¿Por qué?

—Volviendo de una premiación, baje a comprar en una tienda de conveniencia y al salir lo encontré maullando, tirado en un oscuro callejón, demasiado delgado y lastimado, me gruñó cuando quise ayudarlo, tenía una patita mala y cuando me dejó cargarlo logré traerlo a casa —levantó al gatito en sus brazos, este ronroneando se acomodó en los brazos de su dueña moviendo su cola de lado a lado— imaginé que sus noches solitarias antes de encontrarnos fueron duras y amargas —a JungKook se le hizo dulce el puchero que ella hizo cuando miró con amor a su mascota— ahora es mi compañero de vida  —y añadió con seriedad— y es muy territorial.

A JungKook se le hizo muy bonita la historia y sobre todo el corazón de la chica. Su sonrisa se desvaneció muy lentamente con sus pensamientos a mil en su cabeza por lo que sus labios pronunciaron las siguientes palabras sin permiso.

—Yo jamás tuve una mascota.

—¿Qué? —la había sorprendido, y él también por contarle algo que representaba un tanto íntimo— pero...

—Soy alérgico a los pelos de los animales.

—Oh, que triste ha sido tu vida —bromeó, fue cuando cayó en cuenta de algo— ¿cómo sobreviviste en la granja, entonces?

—No tuve contacto directo con ninguno.

—Oh. Ok —dejo al felino en el suelo, este se escondió detrás de su dueña sin apartar la mirada del nuevo visitante— bueno, ¿me vas a decir de una vez a dónde me llevarás?

—No.

—JungKook —recriminó, y él sonrió.

—¿Confías en mí? —la vio dudar un poco, sin embargo cuando asintió con seguridad prosiguió— entonces vamos y no preguntes.

Salieron del apartamento en silencio. Youjin no entendía porqué tanto misterio con el lugar donde la llevarían. Su cabeza paranoica comenzó a imaginar los cientos de escenarios y en uno de ellos se imaginó de la peor manera. Se autoreprocho por pensar que aquel pelinegro a su lado de imponente presencia podía hacerle daño cuando estuvo para ella en sus peores momentos. JungKook se estaba volviendo indispensable y aunque pareciera dar miedo a ella no le importaba más que siguiera a su lado acompañándola.

—Tal vez debamos pedir un servicio de taxi.

—¿Para que? —el ascensor abrió sus puertas dejándolos en el estacionamiento del edificio, JungKook la siguió viendo la hilera de autos, uno más bonito que el otro— vamos en mi auto.

Quedó fascinado cuando se detuvieron frente a un auto negro deportivo de alta gama, un Mercedes Benz C63 AMG. Youjin activó las cerraduras y abrió la cajuela para guardar los bolsos de ambos, quiso reír por la tonta expresión del pelinegro observando su auto. Casi como un niño dentro de una dulceria. Quería sacarle una foto, recordándole otra vez que no tenía celular. Lo llamó apuntándole, este descargo las cosas en la cajuela y se metió en el asiento del copiloto. Si el afuera era magnífico, el interior del vehículo lo era todavía más, la textura de la fina tela del cuero de los asientos negros con detalles en rojo, el tablero lleno de botones como el volante, la pantalla de mando táctil recibiéndolos cuando la cantante lo encendió, el espacio cómoda dentro y sobre todo el rugido del motor. Más que fascinado estaba enamorado. Y Youjin estaba disfrutando sus reacciones, hasta que una pregunta por parte de su compañero se la borró.

—¿Si sabes manejar esto?

—Voy a la empresa con él, claro que sé.

—Sabes manejar esta máquina, pero no sabes cocinar.

—Agradece que debo mantener las manos en el volante, sino te daría un golpe.

Le hizo reír y Youjin no pudo evitar ver aquella sonrisa dónde su nariz se le arrugaba al igual que los extremos de sus enormes ojos negros. 

—Pon la dirección en la pantalla, sino jamás saldremos de aquí.

JungKook obedeció, a ella se le hizo desconocido el lugar, tampoco podía buscarlo por obvias razones, así que siguió las indicaciones del GPS. Colocó un poco de música en la radio comenzando a tararear por lo bajo. Observando de reojo al chico mirar distraído por la ventana.

—Buen ritmo, es una buena canción, ¿quién la canta?

Youjin se carcajeo pensando que era broma, vio el aleteo de pestañas del pelinegro por no entender su reacción. Entonces ella entendió que no sabía quien cantaba esa canción quedando estupefacta.

—¿En serio no te suena? —él negó. Intentaba mantener los ojos en las calles que se encontraban casi solitarias por suerte— no, en serio, JungKook, no bromees.

—No es broma, Youjin —y por la amarga expresión en el rostro de la chica él entendió de quién era la voz melódica en aquella canción que se le hizo conocida desde un principio— eres tú.

Un incómodo silencio se formó en el interior. Ninguno dijo nada por breves minutos.

—Lo siento, no suelo escuchar Kpop —explicó— disfrutó de todo tipo de música, pero ese estilo no es de mi interés.

—Esta bien —sintió que la había ofendido— no te preocupes, ya que pasaremos tiempo juntos, aprenderás a escucharme y antes de que te des cuenta serás un bloomy más.

JungKook rió nasalmente, aunque quisiera verse toda seria él sabía que no lo lograría, porque sonaba más a un pequeño berrinche que le divertía. Youjin subió el volumen en el estribillo atreviéndose a cantar, JungKook movió la cabeza y los pies al compás de la movida canción disfrutando de la hermosa voz de la chica en vivo.


Las luces se encendieron dejándole ver a Youjin un enorme salón con planchas de goma eva en el piso, había colchonetas un poco más mullidas a un costado y otros aparatos para hacer distintos ejercicios. No entendía nada, ni la sonrisa de satisfacción de JungKook cuando dejó los bolsos a un costado y se quitó el cubrebocas. Este avanzó, observando a su alrededor mientras en su mente analizaba con que empezar primero. Había mucho por hacer y poco tiempo.

—¿Qué hacemos aquí?

—Aquí entreno —respondió, sonriendo.

—Oh, que bueno, pero mi pregunta es: ¿qué hago yo? qué se supone que haré, ¿verte entrenar? —ironizó.

—No, tú lo harás.

Eso fue muy sorpresivo. Demasiado.

—¿Qué yo, qué?

A JungKook se le hizo gracioso la expresión escéptica en el rostro pecoso de Cherry. Se paró frente a ella con ambas manos entrelazadas en su espalda, sin darse cuenta que su porte comenzó a intimidar a la chica atónita aún por lo anterior.

—Te enseñaré algo de defensa personal —dijo, ella parpadeó un par de veces más confundida y él prosiguió— he visto que tienes buena resistencia en el escenario, Kira mencionó que haces pilates y pesas tres veces a la semana, también sé que tienes buenos reflejos, eres ágil y tienes buen cuerpo.

—¿Me estás coqueteando?

Si seguía sonriendo de esa forma tan despreocupada de la cual él no era consciente, ella no podría resistirse.

—Youjin, concéntrate, por favor —la tomó de los hombros acercando sus rostros— solo quiero que te sepas defender en el caso de que ninguno de nosotros estemos cerca de ti.

Eso le sonó demasiado tierno y encantador.

—¿Estas preocupado?

—Si, claro que sí. No es normal tener un acosador y creo esencial incorporar conocimientos de autodefensa —la soltó, cruzándose de brazos, logrando que los músculos y venas de la zona se vean mejor— además, es mi trabajo protegerte.

—Claro, tu trabajo.

¿Era normal sentirse desilusionada por algo que ni ella sabía con claridad?

—Anda, ven, empecemos con el  calentamiento primero.


El calentamiento fue fácil, movimientos que ella solía efectuar, inclusive, antes de subir al escenario. Corrieron en la cinta unos quince minutos, también fácil. Lo difícil fue cuando JungKook le indicó hacer ejercicios de HIIT porque pensó que la cantante los soportaría como él. La realidad fue que Youjin no estaba tan lista y apenas pudo realizar algunos a la perfección. Cuando comenzaron a ver algunas técnicas para la autodefensa, Youjin se dio cuenta que no era nada parecido a Karate Kid y se sintió demasiado tonta por pensar en ello. Estaba admirando la enorme capacidad del pelinegro de hacer los ejercicios de intensidad sin problemas y aún no se veía cansado. Para nada. Ella, sin embargo, quería tirar la toalla.

—Youjin —fingió no escucharlo, volteó encontrándolo de rodillas a su lado, apoyado sobre sus talones, respirando agitado y transpirado— pensaste que habíamos terminado, ¿verdad? No hemos terminado, dije no he terminado.

¿Por qué las últimas cuatro palabras las sintió como una caliente demanda de la cual agradecería sin rechistar? Debía concentrarse.

—Ya no quiero más, JungKook, por favor —rodó sobre la colchoneta colocándose de costado, le apetecía tomar una siesta, al verlo renuente y de brazos cruzados, ella adoptó la misma pose viéndose tierna ante los ojos del pelinegro— te exijo me dejes ir.

Se levantó, queriendo imponerse ante aquel saco de músculos de metro ochenta que la hacía sentir pequeñita, pero que no iba dejar que lo supiera. JungKook suspiró, poniéndose de pie amedrentandola.

—No, jefa —se adelantó— aún nos falta.

Le agarró la mano, viendo como la suya más pequeña se perdía en la enorme de él, la jalaba hacia algún lugar del salón que no atendió, al levantar sus ojos la ancha espalda con la camiseta pegada a su piel a causa de la transpiración fue su mejor panorama, fue un escaso instante en que se preguntó que se sentiría sus manos recorriendo aquella espalda y...

—Párate aquí.

—¿Eh?

JungKook frunció el ceño viendo como las mejillas de Youjin se ponían rojitas, todavía mas de las que tenía. No hizo caso al pensar que era el esfuerzo y el calor.

—Concéntrate —golpeó su frente con dos dedos llamando su atención. Se alejó sosteniendo un par de almohadillas que colocó en sus manos. Se lo estaba tomando muy en serio lo de enseñarle a Cherry.

—Necesito que golpees estos con tus puños —desde el principio le había puesto vendas— cada dos golpes deberás agacharte, luego sumaremos tres y te agacharas, cuatro te agachas y nos detenemos. Pon en posición tus pies como te enseñe.

Youjin se preguntó que se sentiría recibir un puñetazo de su guardaespaldas. Si, eso mismo se preguntó, respondiéndose a si misma que un puño de ese hombre la mandaría de vuelta al útero de su madre. ¿Sonaba demasiado demente lo que acababa de pensar? ¿quién en su sano juicio no querría que Jeon JungKook le diera un puñetazo para saber la magnitud de esas manos? Aunque podría haber otras formas en las que esas manos...

—¡Youjin!

—¿Qué? —y con ese “que” terminó comprobando que ella dando un fuerte puñetazo había hecho trastabillar un par de pasos hacia atrás a su entrenador.

—¿Qué te sucede? ¿ah? ¿por qué estás tan distraída?

Porque estaba fantaseando con...

—Ya no puedo, ¿ok? —se dejó caer sentada en el piso, con sus ojos cristalizándose porque la sensiblería le pudo mas— te ordeno que lo dejemos hasta aquí.

—A su orden, jefa —levantó sus manos antes la mirada asesina— ¿noona? ¿Youjin?

Lo miró con mala cara, formando un puchero con sus labios, rodó los ojos y los desvió de un JungKook incrédulo y divertido. Jamás había conocido una mujer que a sus veintiséis años estuviera tan en contacto con su niña interior. Cherry era la muestra viviente de alguien demasiado vivaz, tal vez por eso le causaba demasiada ternura y querer protegerla. Porque el mundo necesitaba más gente como ella, de alma pura y noble, risueños y soñadores. Algo que él había perdido quien sabe cuándo.

Luego de estirar dieron por terminado la clase. Aunque ella lo negara había aprendido mucho y se había divertido. Ahora lo único que quería era llegar a su casa, comer, bañarse y dormir. Todo lo contrario del pelinegro que parecía mas alegre y con energías. Salieron cada uno por su lado, JungKook despidiéndose del dueño del lugar que tenía noción del tema y por ello le había cedido un salón apartado y vacío para el entrenamiento. Ambos colocaron los bolsos en la cajuela y Youjin lo observó con sus manos entrelazadas.

—¿Qué?

—He visto que no tienes auto.

—De hecho tenía uno, pero quedó en Busan y lo usa mi primo —dijo con pesar, evitando mirarla a los ojos.

—Oh, ¿tienes tu licencia? —extrañado, asintió, Youjin extendió las llaves en su dirección preguntándole— ¿quieres manejarlo? —le gustó ver un brillo particular de ilusión en aquellos ojos de cervatillo y se excusó diciendo— yo estoy demasiado cansada.

Tomó las llaves con sus manos rozándose por segundos. Ocuparon sus puestos colocándose los cinturones de seguridad, JungKook demasiado feliz por conducir un auto de esas proporciones y Youjin con cierta duda carcomiendo en su pecho.

—¿Tú piensas que podré?

—¿Ah?

—Piensas que voy a poder aprender a defenderme en caso de que —se le dificultaba el siquiera imaginar un encuentro cara a cara, se sentía demasiado cobarde si llegara a pasar en ese momento— bueno, quiero decir, ¿qué piensas con lo de hoy?

—Claro que si, has entrenado duro —sonaba optimista— si sigues así, pronto serás una rompe traseros —la hizo reír, luego se tensó cuando él le sujetó la mano repartiendo una suave caricia al dorso y la obligó a mirarle a los ojos— no estarás sola, prometo que estaré a tu lado, guiándote, ayudándote y sobre todo protegiéndote, así que vayamos de la mano. Seamos la compañía del otro.

Y fue cuando Youjin comenzó a darse cuenta que todo se iría a la mierda sino detenía aquello flotando en su interior.

¿Alguien vivo después del live de ayer?🤭

Fotito para el recuerdo y el colapso 😆

En otros temas: el CheKook van avanzando muy bien eh... JungKook conociendo a la mascota de Youjin, les presento a EoduunBam 😻😽

💜💜💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro