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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟰.

Tal vez iba ser una pésima idea hacerlo, pero en vista de que se había portado tan bien con ella y la había ayudado en una de sus inesperadas crisis fue su única buena opción a la hora de buscar una forma de agradecimiento. Solo esperaba que todo saliera como lo había planeado. Colocó el paquete envuelto en una linda tela dorada con un listón del mismo color, sobre la peinadora dónde los artistas solían sentarse y prepararse antes de alguna presentación. Ella solía compartir la sala con otro grupo femenino a veces. Está vez el lugar estaba vacío ya que todos se encontraban en sus actividades mientras ella terminaba de preparar algunas de sus pertenencias en su bolso de mano. En realidad, Kira y las chicas de vestuario le prepararon las valijas que llevaría a su viaje a las Islas Marianas, más en especifico a Saipán.

—¿Youjin?

Jadeó, dando un respingo del susto ante el llamado de Kira que había aparecido de repente. La mujer miró hacia aquella caja bien presentable frunciendo el ceño, observó a la cantante en cuestión que parecía hacerse la desentendida.

—¿Qué es eso?

—¿A qué hora salimos?

Kira entrecerró los ojos ante la pregunta devuelta de Cherry. Algo estaba escondiendo. Se cruzó de brazos, esperando una respuesta de la menor, señaló hacia el bulto un par de veces mientras Youjin intentaba cubrirla con su cuerpo negando levemente con la cabeza y una sonrisa sosa adornaba sus acolchonados labios color rosa. No tenia escapatoria de todas maneras y ella terminaría enterándose más tarde. Suspiró, resoplando y rodando los ojos para hacerse a un lado, deshizo el lazo y la tela abriendo la caja con unos cupcakes dentro.

—¿De dónde compraste?

Sonriente iba a tomar uno, pero Youjin palmeó su mano impidiéndoselo, llenando a la mayor de sorpresa. Volvió a resoplar haciendo un pequeño berrinche, avergonzada cubrió su frente y ojos con una de sus manos mirando hacia el piso.

—Yo los hice.

Silencio, un silencio que hizo que la cantante se destapara para observar a su asistente con el rostro neutro. Frunció su ceño haciendo un tierno puchero.

—¿Qué?

—¿Los llevaras para comer durante el vuelo? —no realmente— Youjin, dime qué no se los darás a alguien.

—Es que ha sido muy lindo conmigo y pensé que haciéndole algo rico como...

—No sabes cocinar, hasta el agua se te evapora —decir que se sintió ofendida fue poco, pero en el fondo le daba la razón— Youjin, por Dios.

—Solo le daré uno, uno solo, pero no digas nada.

Kira lo pensó muy seriamente. Estaban a poco tiempo de tomar un vuelo, temía que si aquel pastelillo llegaba a manos del pelinegro y este probaba un bocado, el vuelo sería un problema para el organismo del guardaespaldas que terminaría intoxicado y en camino a un hospital. Quería entender por qué se le había ocurrido a la chica hacer eso si sus conocimientos culinarios eran pocos, por no decir ninguno. Es que a Youjin le había parecido un gesto muy bonito el día en que despertó y supo que JungKook estuvo cuidándola incluso cansado luego de su crisis de asma. Asi que se vio, en su momento libre en casa, en comprar lo necesario e intentar preparar algo rico.

•••
La puerta de entrada se abrió dejando pasar a Kim SeokJin junto a su madre. El castaño se descalzo escuchando a la mayor seguir hablando, sin embargo, su atención se vio desviada al momento de percibir un extraño aroma que supuso era comida. Su hermana no cocinaba, ni un poco. Ella se alimentaba gracias a que su propia madre le preparaba unas bandejas  especiales de comida para cada día de la semana guardadas en el congelador de la heladera según la dieta que tuviera provista por la nutrióloga. Por eso la sorpresa en ambos fue demasiado grande cuando encontraron a Youjin atareada en la cocina junto a un caos de utensilios sucios, paquetes de comestibles abiertos por la mitad y otros. ¿Acaso estaba cocinando?

—¿Hija?

—¡Omma!

Hasta ella era un desastre con restos de harina en su rostro, ropa y cabello. A SeokJin quería darle algo, la cocina parecía un campo de batalla minado y él como alguien estrictamente pulcro se sentía demasiado ansioso en ese lugar.

—¿Se puede saber que estás haciendo?

—Cocinando, oppa —contestó, obvia.

Jin y su madre se miraron por unos segundos, entrando de a poco sin tocar absolutamente nada.

—No, en serio, ¿qué haces?

Youjin gruñó, molestándose un poco.

—Quise hacer muffins, busque una receta por internet, encontré una de sabor vainilla que me gustó y era súper fácil —se la oía entusiasmada— incluso busqué como decorarlas.

—Cielo, no debías molestarte —su madre siempre era dulce y amorosa con sus hijos— debiste pedirme que te los hiciera.

Alejó a la chica del horno en funcionamiento, su hermano se acercó admirando el molde de seis agujeros con la mezcla dentro. Solo rogaba que eso no les explotará.

—Quise hacerlos yo.

—¿Al menos son comestibles?

—Lo serán —enfurruñada— no seas negativo.

—Debería hablar con Kira y decirle que nadie los coma mientras viajen.

Youjin golpeó el brazo de su hermano, molesta  y su madre le reprochó con la mirada el comentario. Aunque en su interior le daba la razón a su hijo mayor. Youjin no era una experta en la cocina, tal vez ella había tenido parte de la culpa por haber consentido tanto a la chica en medio de sus casting y tiempo de trainee —cosas de madres— aunque entendió más tarde que simplemente era una acción que jamás se le daría, ya que su hijo mayor sin necesidad de enseñarle podía cocinar perfectamente bien y hasta acercarse a las comidas de un chef profesional.

Así que con ayuda de Jin —luego de tanto rogarle— limpiaron la cocina, esperaron a que los disque muffins se cocinarán y posterior a eso, ayudaron a la chica a decorarlos y empacarlos en una bonita caja de cartón.
•••

Estaba ansiosa, emocionada por entregar ese detalle a la persona en cuestión. Había escuchado a HoSeok decir que el pelinegro se encontraba en una de las salas de descanso junto a su otro compañero. Sintió algo de nervios, no sabía cómo encarar del todo la situación sin quedar como tonta y agradecerle por su trabajo. En realidad, Youjin quería agradecerle a JungKook que haya estado a su lado en una de sus crisis y que no la haya delatado ante nadie de la empresa. También significarían como unas disculpas ante su errante comportamiento los primeros días en que este entró a trabajar. Ella no era así, una famosilla insoportable con aires de grandeza y tampoco quería dar esa imagen ante el chico o ante nadie.

—¿JungKook?

Agradeció en su interior que no hubiera nadie más con él. Al fondo pudo vislumbrar unas valijas suponiendo que eran del chico. JungKook volteó ante el llamado amable y hasta tímido de Cherry, no parecía la fiera malhumorada del otro día y menos la ebria dormida que tuvo que cargar la otra noche anterior hasta la cama.

—Si, a sus órdenes.

Youjin extendió con ambas manos la caja. Esperaba que el relleno de ganache y buttercream escondieran un poco el hecho de que la mezcla se le había quemado abajo. Pensando en ese segundo eterno en espera por ser recibida su presente, tal vez era mala idea haberle traído esa ofrenda de paz al chico. Quería disculparse, no envenenarlo.

—Toma, ahm, me vi en la tarea de hacer algo bonito por ti —ante la incredulidad en él, ella dijo— me he portado como una idiota, he estado tensa últimamente con todo lo de mi agenda, no suelo ser así en verdad, estuviste a mi lado en una de mis crisis y siento que te debo una disculpa por cómo te he tratado al principio y un gran agradecimiento por lo haberme dejado sola.

JungKook la comprendía, pero aún así, se había comportado de manera irracional. Dudó en aceptar aquella “ofrenda” se veía bonito a la vista, tierno, así como pensó de Cherry la primera vez que la vio. Le sonrió en respuesta agarrando la caja con sus dedos rozándose por unos segundos.

A Youjin le gustó la sensación cálida y la leve electricidad que le causó su tacto.

A JungKook que las manos femeninas tan delicadas sean suaves y bonitas, le gustaba que las uñas de ella estuvieran pintadas de verde.

Hizo una reverencia agradeciéndole. El otro guardaespaldas, YuGyeom, entró a la sala distraído y fue el indicio perfecto para que Cherry se marchara rápidamente del lugar dejando a esos dos solos.

—¿Qué es eso? —preguntó con un gesto de su barbilla, señalando la caja entre las manos del pelinegro. Este se acercó a dónde su compañero estaba tomando asiento a su lado para desenvolver el lazo curioso del contenido.

—Una ofrenda de paz.

YuGyeom extrañado, esperó que JungKook abriera la caja mostrando los cupcake de colores. Tomó uno agradeciéndole y dándole un mordisco al mismo tiempo que el otro lo hacía.

—Esto está duro —hizo una mueca de desagrado— y quemado.

—Para mí están ricos.

El azabache no entendía cómo a su compañero le podía gustar aquello. Sabía feo al paladar, lo único salvable era que el buttercream de colores pasteles salvaba a la primer mordida, lo demás, el biscocho estaba duro y seco notándose en la base algo pasado de cocción.


El vuelo comercial estaba listo y a punto de partir. Cada miembro del staff en torno a la idol estaban ocupando sus asientos correspondientes. No eran más de quince personas —estilistas, fotógrafos, asistentes, manager, seguridad— Kira asegurándose que Youjin ingiriera unas determinadas pastillas que la hacían dormir. Simple precaución, ya que la chica tenía cierto temor a los vuelos así fueran pocas horas.

Ni bien descendieron del avión, se dirigieron a los vehículos especiales que el mismo hotel había dispuesto para todo el equipo. Youjin estaba adormilada, casi siendo arrastrada por Kira. Le gustaba mucho viajar a la playa, un lugar apartado donde no solía haber tanta gente. Adoraba sentir el fresco del mar, la salinidad en el aire, el sol caliente pegar a su piel por más que debía cubrirse la mayoría del tiempo y no broncearse para mantener lo niveo de su piel. Encontraba en aquel sitio tranquilidad. Una que hacia rato no sentía como cuando dejó caer su lánguido cuerpo en la enorme cada de su suite. Escuchó la risita de Kira de fondo, está abrió las ventanas dejando entrar la luz y la brisa.

Vista directo al mar.

La misma que JungKook veía desde la ventana de su habitación un piso abajo del de Cherry. Compartiría habitación con YuGyeom en esos tres días de estadía en la isla. Era la primera vez que salía de Corea, que conocía otro lugar diferente, un hermoso paraíso para sus recuerdos y sus pulmones. Se podía respirar el aire puro, la brisa con sabor a sal, el sol del cual debía cuidarse. Sujetó su celular al nivel de su rostro, volteó colocándose en el medio del hermoso panorama de fondo. El mar turquesa y el cielo azul soleado en contraste con la blanca arena, varios clips obteniendo las fotos deseadas que envió al grupo que tenía con sus primos y tío.

Sonrió divertido leyendo los mensajes en respuesta. Entró al interior de la habitación encontrando al azabache sentado en la cama con su celular en mano muy concentrado. A pesar de que apenas se conocían, JungKook podía afirmar que YuGyeom era alguien amable y muy risueño, era fácil entablar conversación con él siendo muy profesional a la hora de la seguridad de la cantante. Agradecía tener a alguien más en quien apoyarse ahora que ya no veía a SungHoon todo el tiempo y la mayoría del trabajo recaía en él.

—HoSeok hyung dijo que debemos bajar.

Ambos revisaron el mensaje entrante que les había llegado. Uno donde pedía la presencia de todos, habría una reunión luego del almuerzo para ponerse al día con la agenda. Algo a lo que a JungKook le costaba aun acostumbrarse, era la agenda tan apretada de la Idol. A los cambios, a tener que acompañarla a todos lados porque había gente persiguiéndola hambrientos por una foto o autógrafo, era demencial y ella aún así lograba sacar un poco de tiempo para interactuar con todos sus fans. A veces extrañaba la vida tranquila en el gimnasio y en Busan, allí también tenía sus horarios, pero no los enloquecedores de la artista.

Volver a su vida anterior sería no dejarla a ella atrás. Y fue la razón del porque se había ido. Empezar de nuevo, era eso y no lo debía olvidar.

—¿JungKook? —volteó encontrando una tenue sonrisa en el rostro de Dahyun. Se había quedado perdido en pensamientos con su plato vacío y la cuchara para ensalada en su mano— ¿te servirás algo?

—Si, claro. Perdón —carraspeó, viendo de reojo a YuGyeom frente a él riéndose a escondidas mientras se servía su parte de la comida.

Lo siguió minutos después, ambos sentándose en una de las mesas cuadradas del enorme comedor.

—¿Qué te parece tan gracioso? —el azabache negó haciéndose el desentendido— YuGyeom —reprochó.

—No te has dado cuenta de que eres quien todas admiran.

—¿De qué hablas?

Volvió a negar divertido, sorbiendo un poco de los fideos de su plato. Había notado que el pelinegro era un tanto distraído, no se daba cuenta de las miradas que se llevaba de su alrededor. No sabía si era por su atractivo o por el simple hecho de mostrarse siempre tan serio y taciturno, pero la cuestión era que hasta la misma Idol solía mirar a su guardaespaldas de reojo como en esos momentos en que almorzaba una ensalada junto a Kira y las dos estilistas del staff que las habían acompañado en la terraza.

—¿Los comió?

—¿Eh?

—¿Qué si comió los intentos de cupcakes?

Youjin miró de mala manera a su asistente, susurraban para que las otras inmersas en una conversación diferente no las escucharán.

—Si, supongo —dijo con simpleza, encogiéndose de hombros, pinchando pedazos de lechuga, espinaca y pepino para llevarlos a la boca.

Ambas voltearon a mirar al interior, a dónde los guardaespaldas comían en compañía de otros hombres del staff, incluso HoSeok estaba compartiendo con ellos. Youjin observó en detalle a JungKook, por el clima templado y soleado casi todos llevaban ropa fresca y mangas cortas, las de él llegaban un poco más abajo del codo dejando expuesto sus antebrazos y el derecho siendo el más interesante. Mucho tatuajes y podía apostar que debajo de la tela traía más y Youjin se preguntó qué otra parte de su cuerpo tenía mas tinta.

Las risitas de las demás la sacaron de su pequeña ensoñación, prestándole atención a su comida y al terminar debieron reunirse en una de las salas privadas del hotel para la dichosa reunión donde HoSeok junto a Hyunjeong la productora ejecutiva a cargo del próximo comeback de la Idol, hablarían de los horarios y actividades remarcando para cada uno su trabajo. Youjin sabía el suyo como siempre, posar, sonreír, ser la perfecta hermosa cantante que la empresa mostraba al mundo aún cuando estuviera cansada y con ganas de solamente tirarse en una hamaca a beber un mojito y broncearse bajo el sol.

Lo primero en la agenda era viajar hacia una pequeña parte de la isla que se accedía a través del mar, por lo que debían tomar unas lanchas para trasladarse a las locaciones dónde se llevaría a cabo la sesión de fotos del winter package de Bloom Cherry. La peor parte, el trabajo pesado mejor dicho era llevar los bolsos pesados con los cambios de ropa, maquillaje y demás cosas que debían usar. Ninguno estaba exento de esa pequeña travesía que parecía ser algo arduo bajo el calor del sol, aunque dos personas lo veían más como un paseo.

Desde la lejanía, bajo una casilla con techo de paja resguardados del sol cuidando las pertenencias de todos JungKook y YuGyeom observaban el despliegue dónde la cantante se tomaba fotos frente a la playa con diferentes atuendos o accesorios. Incluso habían dos personas grabando para los blogs dónde más adelante mostrarían momentos en la vida de la cantante. Cherry debía sonreír todo el tiempo, al menos la piña colada de bienvenida que se había bebido al principio le había sentado tan bien haciendo que su humor sea bueno y bromeara con cualquiera, por eso el día se le hizo tan leve. Incluso enviaba a su madre algunas fotos desde su propio celular, prometiéndole que en el momento en que su hermano y ella se desocuparan de sus trabajos, los cuatro harían un viaje familiar en algún lugar paradisíaco.

Su sonrisa se desvaneció al momento de recibir el mensaje de un número desconocido que ella conocía bien. Era otro, diferente, pero provenía de la misma persona, estaba más que segura:

“Tienes que hacer algo, Cherry, no es justo que te fueras sin avisarme”

Procuró mantener la calma mientras una de las chicas retocaba su maquillaje y otra sostenía el pequeño ventilador cerca de su cuello. Tragó, sus ojos yendo hacia todos lados sin mover la cabeza en acción de analizar la zona, a su alrededor. Él no podía hacerle nada, él no estaba ahí, no podría saber dónde se encontraban ellos ¿o si?. Su mirada automáticamente se dirigió hacia el pelinegro de brazos cruzados que conversaba con otro de los chicos del staff, cerró los ojos sintiendo su corazón bombear muy fuerte dentro de su pecho. El sonido de un nuevo mensaje, está vez tomó asiento abriendo el chat, una foto de ella saliendo de la empresa y detrás a JungKook saliendo en la toma.

“Por más que hayan contratado a uno nuevo no podrán separarnos” estaba desquiciado “Prometo que estaremos juntos, Cherry, por la eternidad”

Cerró aquel chat y como los anteriores, bloqueo el número borrando todo el contenido. No podría deshacerse tan fácilmente de aquel sasaeng, siempre encontraba la manera de hallarla, acosarla y asustarla hasta sublevarla. Bebió un poco de agua mineral sintiéndose mareada, las voces de fondo comenzaban a escucharse a lo lejos un poco distorsionadas. Tendría un ataque de pánico sino hacia algo de inmediato. Se abanico con la mano, aquel ventilador no saciaba el calor repentino que la hizo transpirar. Al abrir sus ojos, se encontró con la mirada de su guardaespaldas a lo lejos, se concentró en sus palabras de aquella vez, en su respiración y los latidos tranquilos de aquel corazón que la calmó.

Estaba a salvo. Nadie le haría daño. JungKook estaría para ella, confiaba en que así sería.

Kira acudió a ella al ver a la cantante muy pálida. Le preguntó si se sentía mal o si hubo algo que la alteró, Youjin con su mejor sonrisa negó adjudicando que el calor estaba algo pesado y eso era toda su molestia. La realidad, era que acababa de calmarse con tan solo recordar la ayuda del pelinegro. Se levantó como si nada hubiera pasado para terminar de una vez con su trabajo.


El primer día había finalizado con una sesión de fotos exitosa y buenas grabaciones de la Idol paseando por las arenas blancas o metiéndose al mar cristalino. Estaba exhausta, con hambre, deshidratada y de mal humor para variar. Estaba preocupada, sobrepensando sobre los mensajes de la tarde, quería darse una larga ducha, ese lugar se había convertido en su lugar seguro donde podía llorar desahogándose sin ser escuchada. Estaba mal esconder aquellos mensajes, se suponía que debía avisar para que la policía se encargará, pero Youjin lo creía estúpido, ya que las anteriores veces hicieron lo mismo obteniendo siempre lo mismo. Nada.

Se detuvo llegando al pequeño jardín interno del hotel, tomó asiento en una de las mesas alejándose un poco del grupo. Suspiró profundamente lento, cerró los ojos pidiendo un poco de silencio aunque su mente era un caos y su alrededor estuviera cargado del murmullo de la gente que disfrutaba el atardecer bebiendo algo o comiendo algún snack. Sintió la presencia de alguien cerca, abrió los ojos, irguiéndose en su asiento al tener enfrente a un hombre mayor. Youjin se levantó haciendo una reverencia, el sujeto en cuestión era un CEO chaebol muy importante en Corea, conocido por sus escándalos amorosos y sus ambiciones por conseguir más poder escalando incluso en la política.

—Señor Lee.

—Señorita Kim —esa sonrisa lasciva no le gustaba, y menos que menos el que estuviera casi invadiendo su espacio personal imponiéndose con su metro noventa— no esperaba verla por aquí, me decepcione saber que no asistió a la fiesta que organizo mi hijo la vez pasada.

Otro personaje cuestionable en el ambiente. El hijo del CEO Hwang Lee, fue un intento de Idol y ahora productor muy criticado por su manera tan grosera de comportarse y referirse para con los demás. Hasta tenía rumores de haber sido encarcelado por el uso de sustancias ilícitas entre otras cosas. Lamentablemente, Youjin tenía que regodearse con esa clase de gente porque algunos invertían en las empresas de entretenimiento y a cambio los artistas debían dar lo mejor de si mismos. Por suerte, ella jamás había tenido contacto directo con ninguno, excepto por ese momento en que la invitó a cenar a su suite.

—Lo siento, señor Lee, hemos trabajado todo el día en una sesión de fotos y material para proyectos futuros, yo...

—Solo serán unos minutos —Youjin se tensó cuando el hombre la sujetó de la muñeca casi jalándola más cerca— nos divertiremos hablando, SiHyuk debe estar contento con la artista que ha creado.

Le molestaba esa clase de comentarios minimizando su esfuerzo y trabajo.

—Lo siento, pero le dije que no —logró soltarse, causando que el hombre cambiará su semblante— si me disculpa.

Youjin jadeó al sentir los dedos del hombre aferrarse a su brazo cuando la acercó tanto que podía oler su aliento al brandy y a puros cubanos. El hombre sonrió advirtiéndole que no fuera una mala agradecida y que aceptará la propuesta sin rechistar. Estaba algo desesperada intentando buscar la ayuda de alguien más, pero como si tuviera la mala suerte de su lado, en ese momento el jardín se encontraba vacío y Youjin no tenía la suficiente fuerza ni física ni mental como para salirse sola. Su pecho subía y bajaba a causa de su respiración agitada, el nudo en su garganta era tan pesado que le dificultaba tragar o hablar. Sus ojos ardían culpa de las lágrimas que se iban acumulando. Estaba aterrada y nublada.

—Señorita Kim.

La voz de aquel ángel le dio ciertas fuerzas para moverse, para jalar su brazo de aquella arrugada y fuerte mano que la sostuvo con posesividad. JungKook había visto aquella escena donde el hombre casi que obliga a la chica a besarlo. Sintió más que asco y repulsión, ira de tan solo presenciar cómo alguien con más fuerza se imponía sobre alguien menor. Sobre todo de Cherry. Así que acudió de inmediato, interrumpiendo cualquier cosa, casi interponiéndose para que la soltase.

—La están esperando dentro, señorita Kim.

—¿Usted es?

—Jeon JungKook, guardaespaldas de la señorita Cherry.

Lee lo escudriñó de arriba abajo con altanería, memorizando el rostro del chico. JungKook demostrando que ese tipo de gesto le daba igual. El mayor se despidió escuetamente volviendo a su mesa, JungKook con el propósito de preguntarle a Youjin si se encontraba bien solo atinó a callarse cuando ella se le lanzó a los brazos. Estaba temblando, hipando y llorando, seguramente teniendo otra de sus crisis. Se estremeció un poco cuando la mano de la chica se apoyó en su pecho, justo donde los latidos rápidos de su corazón. Aferrándose como si allí encontrará la solución a sus males.

—¿Señorita Kim? —no podía calmarse, no estaba funcionando, tendría un ataque de pánico— señorita Kim, tiene que escucharme.

—¿Youjin?

Kira apareció viendo el extraño panorama de la Idol aferrada fuertemente al guardaespaldas. JungKook le explicó la situación lo más rápido posible y antes de que pudieran mover a Youjin está cayó desmayada.

Demasiadas emociones hicieron que colapsara.

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