𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟵
Se sintió mareada, asqueada. Su cabeza rememorando una y otra vez aquel turbio episodio. Sintió miedo, mucho, no quería voltear y encontrarse con aquellos ojos negros. Incluso recordó cuando se había infiltrado tiempo después a uno de sus conciertos y casi la atacó en su camerino. Un mes después, JungKook había llegado a su vida para cambiarla. Debía mantenerse fuerte por él, para sacarlo de ahí; no podía mostrarle debilidad, o tal vez debía fingir.
—¿Te gusta? He decorado todo para ti.
—¿Cuál es el juego?
—No hay juegos, Cherry —tragó en seco al sentir la presencia a sus espaldas, a la pesada respiración cerca de su oído— solo quiero demostrarte cuánto te amo, que si hago todo esto es por nosotros —colocó sus manos sobre los hombros femeninos apretándolos un poco, para luego girarla.
—¿Qué estas intentando hacer? ¿no dejaras ir a tu hermano?
—Decidí que nos iremos los tres a la vez. Recuerdas qué te he dicho juntos hasta la eternidad, eso haré, amor —Youjin no entendía nada— no lo ves, prepare la casa para nuestro paraíso eterno —sonrió, acariciando con sus dedos la mejilla de la chica— mientras nosotros nos marcharemos juntos, hyung lo hará solo. El aire comenzara a escasear entonces el fuego y las cenizas nos harán polvo.
¿Qué?
No podía ser cierto.
Youjin observó su alrededor con rapidez, las ventanas, puertas o cualquier rendija se encontraban totalmente cerradas evitando que cualquier rayo de luz o aire entrara o saliera. Podría ser mortal, en tan solo segundos ellos podían dejar de existir y comenzó a sentir pavor, a removerse en los brazos de JungHee que no hacía mas que mirarla con fascinación. Una loca fascinación mezclada con la excitación del momento. Solo la quería a ella.
Intentó soltarse, a empujarlo colocando resistencia también para no sentir sus asquerosas manos encima. Comenzó a desesperarse, a hiperventilar y llorar. JungHee vio aquella oportunidad óptima para llevarla con él a la cama, pero Youjin con un ágil golpe de su brazo lo apartó dándole la oportunidad de correr e intentar abrir la puerta no lográndolo. Él era más rápido y fuerte, y entre el forcejeo se vio tumbada en el piso con él encima de su cuerpo. Otra vez la sombra de aquella nefasta noche resucitó para debilitarla, para hacerla sentir débil y sucia. Ya no tenía puesta la chaqueta, se la había quitado para abrigar a JungKook, por lo que a JungHee le fue más fácil desgarrarle la camisa que ella llevaba puesta.
Youjin gritó, removiéndose al sentir los húmedos besos sobre su cuello, las estúpidas palabras de amor de un psicópata que aborrecía. Podía escuchar incluso los gritos ahogados de JungKook intentando desamarrarse en la otra habitación, desesperado por querer ayudarla, sintiéndose un completo inútil. Sin embargo, Youjin ya no tenía miedo, aquellos recuerdos no hicieron más que reunir los más amargos y horribles sentimientos de odio y desdicha, la desesperación de querer soltarse pasaron a ser calculados movimientos cuando golpeó el costado del rostro de su acosador con su codo, más en específico a su oído, lo más fuerte que pudo logrando aturdirlo. El segundo fue a su plexo solar consiguiendo que este se doblará perdiendo fuerza, dando paso al tercero en el cual usó su rodilla para darle un gran golpe en la ingle.
Rápidamente se levantó, calculando cuánto más debía golpearlo o correr para abrir la puerta. La ayuda no tardaría en llegar. En cambio, JungHee, entre sorprendido y encabronado, anhelando matarla a golpes, se arrodilló tratando de ponerse de pie, se abalanzó sobre la cantante cuando está llegó abrir el cerrojo, la rodeó por la espalda queriendo agarrarla del cabello, pero otra vez la fugaz acción que ella le hizo en la muñeca doblándosela y tocando su nervio cubital entre el bíceps y tríceps le dio la grandiosa oportunidad de empujarlo lejos haciendo que la cabeza de JungHee diera contra el cabecero de la cama.
El silencio total se hizo y Youjin cayó al piso de rodillas teniendo náuseas. La adrenalina en su cuerpo recorría aún haciéndola temblar. El llanto quería atacarla al igual que la ansiedad, tuvo que obligarse a si misma y a sus piernas a moverse, a salir de aquel tétrico lugar en busca de JungKook. Estaba tirado en el piso, de costado, en una posición algo incomoda. Su corazón dio un vuelco cuando vio su cerecita sana y salva, excepto porque tenía la ropa desgarrada y algunos hematomas a causa del forcejeo experimentando una mezcla de irá y venganza. Youjin lo desamarro lo más rápido posible, y lo primero que JungKook hizo fue sujetarla del rostro para preguntarle impaciente.
—¿Estás bien? ¡Dime! ¿Te hizo daño? —ella negó— ¡Youjin! ¡Dime!
—¡No! No me hizo nada, logré reducirlo —murmuró con orgullo— apliqué lo que me enseñaste —sonrió, siendo correspondida. Ambos mirándose con ternura y alivio.
—Estoy orgulloso de ti, cariño.
JungKook se inclinó para besar los labios de su cerecita. La había extrañado tanto, su preocupación se multiplicó al verla allí, sola y desamparada sin saber que era mucho más fuerte.
—Debemos salir —la observó— pero antes tendrás que quitarme esto —miraron el cuchillo aún incrustado— lo harás rápido y cuando yo te lo diga, ¿bien?
Youjin asintió, JungKook le indicó de que manera tomar el mango del cuchillo y sacarlo, este mordió parte de la tela de su suéter y haciéndole una señal a su novia, gruñó con fuerza al sentir la hoja saliendo de su cuerpo. Dolía como los mil demonios, pero al menos su pierna había dejado de estar adormecida. Youjin le hizo un rápido pero efectivo torniquete con un pedazo de tela impidiendo que perdiera más sangre y lo ayudó a levantarse luego de colocarse la aviadora que él le cedió. Caminaron despacio, debían apurarse, escuchaba como el pecho de JungKook zumbaba cada que respiraba. Estaba pálido y con temperatura. Necesitaba sacarlo de allí hasta que Yoongi llegará con la policía.
Tan solo un poco, tenían la puerta a unos metros. Ambos se vieron en el suelo cuando alguien más se abalanzó, separándoles. Youjin se sintió desorientada unos minutos escuchando la pelea entre los gemelos. JungHee tenía ventaja estando sentado sobre JungKook con las manos apretando fuertemente su cuello. Ella se arrastró buscando algo con que defenderlo. El pelinegro con las pocas fuerzas de su cansado y adolorido cuerpo respondió con varios golpes de puño en el rostro y costilla. Su menor parecía poseído, gritándole lo mucho que lo odiaba, que él fue el culpable de sus desgracias y que jamás se saldría con la suya.
El golpe que recibió en su rostro lo tumbó en el suelo, Youjin lo había derribado con un palo partiendole el labio. Y se quedó ahí, observando el panorama de ella arrastrando el cuerpo de su hermano gemelo contra el suyo, conteniéndolo, revisando que estuviera bien. Los ojos de JungHee se llenaron de lágrimas, de rabia y odio, los odiaba. Los quería muertos, ya no le apetecía más que verlos sufrir despacio, torturarlos y es lo que haría en tanto logrará levantarse y tomar la Glock nueve milímetros, de todos modos el aire estaba lo suficientemente viciado de gas que se había encargado de soltar al abrir las llaves; pronto morirían por asfixia.
Youjin intentó darle respiración boca a boca a JungKook, pero era demasiado difícil cuando a ella le costaba respirar también. Observó a JungHee un poco más alejado, de pie, golpeado y lastimado. Ya no tenía esa aura de superioridad, estaba arruinado, aspirando por un poco de vida. Jadeó, aferrando el cuerpo de JungKook contra el de ella, él se había desmayado sin poder soportar mas. Sentía que ya no habría escapatoria, que morirían los tres juntos y solo se soltó a llorar esperando el final.
—Solo quería que me amarás, quería mostrarte que conmigo podrías ser feliz —siseó. Ya no le importaba mostrarse débil al llorar— ¡Aléjate de hyung! Por tu culpa morirá, me quieres quitar todo, Youjin. Me quitaste el corazón y ahora me quieres quitar a mi hermano —el arma en su mano tembló, pero avanzó lo suficiente como para zamarrearla del brazo y alejarla de su gemelo. Dejándola en el piso a sus pies, perfecto para matarla de un solo tiro.
—Si de verdad me amas no me hagas daño, por favor —gimoteó— prometo que haré lo que me pidas, pero por favor, demuéstrame tu amor sacando a tu hermano de aquí, JungHee te lo ruego, necesita ayuda.
Adoraba la manera tan dulce de su rostro, sus pecas. Años en que ella había sido su único refugio. Aún podía lograrlo.
—Levántate —guardó el revolver en la cintura de su pantalón. Avanzó hasta la puerta y rompiendo la cerradura junto al plástico que envolvía las rendijas la abrió dejando entrar el aire puro del exterior. Volvió sujetando a JungKook por debajo de las axilas y arrastrándolo por el piso lo sacó con Youjin detrás de ellos. Ambos tosieron, cansados y débiles. La noche ya casi dejaba en completa oscuridad el día y a ellos en medio de la nada— vámonos, Youjin, debemos irnos, cumple con tu parte sino mataré a hyung.
No se movió de su puesto al lado de su novio, mirando su rostro, acariciando sus mejillas e imaginando que pronto despertarían de aquella pesadilla juntos acostados en la cama. No quería abandonarlo, pero haría lo necesario para que JungKook viviera si eso significaba que ella debía sacrificarse. JungHee la sujetó del brazo con la intención de llevársela, pero la llegada inminente de varios autos policiales tan solo causó que la acorralara por el cuello con el arma apuntándole a la cabeza.
—¡Suelte el arma! —gritó el agente a cargo— ¡No hay manera de escapar!
Se vio acorralado. Incluso vislumbro a los lejos la presencia del hermano de la cantante acompañado con el productor y otros hombres mas. Él conocía a cada persona alrededor de Cherry, e incluso de su gemelo. Ninguno se detendría a escucharlo, a entenderlo o ayudarlo. Todos los juzgaban, lo acusarían por algo que no tenía culpa, debía terminar con ello, con todo.
El cuerpo de Cherry junto al suyo temblaba, hipaba por el llanto mientras sus hinchados ojos se encontraban en el cuerpo inmóvil de su gemelo en el suelo. Ella no lo amaba y jamás lo haría, nunca fue suya ni lo sería. Aquel puesto por el que tanto había luchado era de JungKook y por más que se deshiciera de él las cosas no se acomodarían a su gusto. Estuvo condenado desde el principio, desde que el malnacido de su padre los separó y abandonó.
—Nunca olvides que te amo, Youjin —susurró contra el oído de esta disminuyendo la fuerza de su agarre— no me olvides por favor, de todos modos no lo harás, será cuestión de tiempo hasta que volvamos a vernos.
Y la soltó, observando en cámara lenta como ella se alejaba sin mirar atrás para asistir a su gemelo. Levantó lentamente las manos para que los agentes pudieran colocarle las esposas y llevárselo.
En cambio, Youjin no quería apartarse de JungKook, estaba histérica, llorando, peleando con su hermano al este querer hacerle entrar en razón de que debía dejarse revisar por los paramédicos. No, no entendía ni una sola palabra, estaba demasiado preocupada del porqué su novio apenas respiraba y tenía los labios de color azul. Se fue en la misma ambulancia a la cual lo subieron, no se alejaría de él ni por un segundo y cuando ambos llegaron al hospital, su cuerpo tan solo colapsó
Apenas despertó tuvo que hacer un gran esfuerzo por abrir los ojos, pesaban y sentía las extremidades de su cuerpo lánguidos a los costados. Apenas realizó un ruidito de queja tuvo a sus padres sobre ella. Aún se sentía aturdida, algo confundida por no recordar que había ocurrido en las últimas horas. Hasta que el rostro desmejorado de JungKook vino a su mente y dio un salto en la camilla con intenciones de pararse.
—¿Dónde esta? Necesito ir a verlo —su voz salió rota, dolía tragar y respirar.
—Hija, cálmate, debes descansar —expresó preocupado, su padre.
—No puedo quedarme aquí —su voz tembló, las lágrimas le nublaron parcialmente la visión y apenas puso un pie en el piso su cuerpo cedió siendo atrapada por los brazos de Jin que ingresaba a la habitación en compañía de NamJoon— necesito ver a JungKook, quiero verlo, ¿dónde está? ¡Suéltame!
Sollozó, haciendo fuerza, asustando a su propia madre por verse desesperada.
—¡Basta Youjin! ¡Entiende que no saldrás de esta habitación! ¡CASI TE MATAN, CASI TE PIERDO! —el silencio reinó, ambas, madre e hija lloraban.
—JungKook, está bien, está estable, Youjin —comentó Nam queriendo tranquilizarla.
—Omma.
—¡No! Escúchame bien, Kim Youjin, entiendo que ames a ese chico, que hayan ocurrido muchas cosas entre los dos, pero eres mi hija, lo más importante que tengo y no voy a permitir que sigas haciéndote más daño —espetó— te quedarás aquí a descansar y cuando sea conveniente irás a verlo, ¿entendido?
Youjin se encogió en si misma, rodeando las piernas entre sus brazos. Estaba molesta, se sentía ansiosa por querer estar junto a su novio. No iba a tranquilizarse hasta no verlo con sus propios ojos. Así que al estar bastante alterada una enfermera tan solo le inyectó unos calmantes que hicieron que su cuerpo cediera a un nuevo descanso por horas. Ella no lo sintió al principio, pero su cuerpo se encontraba golpeado, lleno de moretones y algunas contusiones, dolería sino le suministraban medicamentos o calmantes. Tan solo debía tener paciencia, porque su recuperación sería larga.
—¿Yunnie? —no hizo ni el más mínimo movimiento— Younjin-ah, es oppa —lo escuchó suspirar. Se sentía bien el modo en que le acariciaba el cabello, lento y dulce.
Giró despacio abriendo sus ojos, Jin le sonreía sin dejar de mimarla, quería llorar otra vez— shhhh~ debes hacerme caso en lo que te diga y todo saldrá bien.
Apartó las sábanas del cuerpo de su hermana y la ayudó a levantarse acomodando las pantuflas en sus pies y colocando un saco de lana sobre sus hombros. En silencio salieron de la habitación, Youjin no vio a sus padres por ahí y su hermano le aseguró que estarían un rato entretenidos en la cafetería mientras ellos se movían por los pasillos del hospital.
—Sino te llevó, JungKook vendrá saltando en una pata y es el que menos puede.
Youjin sonrió divertida, confiando en los brazos de su hermano que la sostenían del brazo y la cintura. Su cuerpo aún se encontraba resentido, por lo que necesitaba de ayuda para caminar.
Se detuvieron unos metros más adelante. Para su suerte solo estaban separados por cinco habitaciones de distancia. Jin tocó suavemente avisando, la puerta se abrió dejando ver los hoyuelos en el rostro de NamJoon quien también les pidió guardar silencio. Youjin tan solo lo buscó con la mirada, necesitaba saber que se encontraba bien, y cuando ambos conectaron ella trotó lo que restaba para rodear los hombros de su novio y sentirse reconfortada por sus brazos. Ambos estaban bien, sanos y salvos, fuera de peligro y juntos.
—¿Estás bien, mi cerecita? —ella asintió, llorando, dejándose peinar por su lindo novio que no hacía mas que observarla atentamente. Lo besó en los labios y volvió a abrazarlo escuchando un siseó de su parte que la obligó a separarse.
—Su pierna —advirtió Namjoon, un poco más alejado.
—Lo siento, cariño.
—Estoy bien, tranquila —Youjin miró hacia la extremidad, estaba cubierta por las sábanas y seguro tenía algún pantalón o bermuda puesta.
—Tienen al menos diez minutos —dijo SeokJin antes de salir con Namjoon, dejándoles solos.
Se acomodaron uno al lado del otro, JungKook la atrajo a su cuerpo rodeando su cintura y cubriendo a ambos con las sábanas. No era una situación en que les hubiera gustado acurrucarse, pero ante las circunstancias, estar juntos era lo único que podía ser perfecto. JungKook tosió y Youjin se preocupó al ver que una mascarilla con oxígeno se encontraba a su lado, le ayudó a colocárselo y tan solo se quedaron ahí, mirándose mutuamente y acompañándose en silencio.
Creo que estuvo bastante bien.
💜💜💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro