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𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟰

Lo primero que sus ojos captaron al abrirse fue aquel techo de madera. Con cierta dificultad por sentir su cuerpo golpeado se levantó del duro suelo. Se tambaleó sintiéndose pesada y adormilada, como si estuviera drogada. Lo único que podía oír era su propio jadeo cansado buscando respirar correctamente. Se sostuvo la cabeza con la mano parpadeando un par de veces al entrar a una habitación mejor iluminada, la presencia de dos personas la paralizó sin saber que hacer en ese instante.

—¿Cariño? —su voz salió débil, con un eco que se perdía a lo lejos.

Los ojos cansados y vacíos del pelinegro la miraron desde su posición. Sentado de forma torpe en una silla de madera en tanto detrás la enorme figura de negro de otra persona tenía apoyada una mano sobre su hombro. Youjin abrió a tope sus ojos al divisar que aquel desconocido sacó de algún escondite un filoso cuchillo que blandió sin titubeos sobre el cuello del ex guardaespaldas.

—¡JungKook! —gritó, pero el susodicho no hizo nada más que seguir mirándola sin emoción alguna en su rostro. Youjin sintió temor y corrió queriendo evitar una tragedia, pero terminó derribada por una extraña barrera invisible que no le permitió avanzar a esos dos.

Golpeó, gritó y lloró. Aunque nada sirvió al ver cómo aquel desconocido sonreía de lado detrás de JungKook. Su desesperación subió de nivel al ver a su novio con lágrimas recorriendo su rostro sin cambiar el neutro gesto. Era como si estuviera petrificado o catatónico, pero Youjin sentía que se estaba muriendo pidiendo a gritos ayuda. Sintió su mundo caerse a pedazos cuando el filo del cuchillo cortó la piel del cuello produciendo no solo que quedará tendido inmóvil en el suelo, sino que aquellos ojos de cervatillo ya no tuvieran ese brillo especial. Ya no tuvieran vida.

Todo se detuvo por un breve instante en que sus oídos no captaron ruido alguno, ni siquiera los frenéticos latidos de su corazón. Y lo último que alcanzó a ver antes de quedar desplomada en el suelo fue la figura de negro desplazarse a gran velocidad hacia ella hasta que la misma oscuridad la tomó.

—¡Youjin, despierta! —la zarandeó una vez más— cariño, tienes que despertar.

Sus ojos se abrieron de a poco encontrando el preocupado rostro de su novio. Pues JungKook había despertado al ver a su novia removiéndose y llorando entre sueños. Las pecosas mejillas de la chica estaban empapadas de lágrimas y el calor del cuerpo a su lado la ayudó a hacerla sentir reconfortada. Todo fue un mal sueño, una pesadilla, ya no podía esconderlo, callarse solo la atormentaría todavía más y sabiendo que JungKook estaría a su lado le contó sobre las recurrentes pesadillas donde el sasaeng aparecía lastimándola jamás pudiendo ver su rostro y con el último siendo él el herido.

JungKook suspiró, teniendo a Youjin acostada sobre su torso y rodeada entre sus brazos. Parte de su camiseta se encontraba mojada por las lágrimas que ella había derramado, aunque para él fuera algo insignificante.

—Debiste contarme todo esto el primer día en que empezaste a soñar con ese tipo —musitó con voz ronca. Estaba molesto, pero no con ella, sino con las circunstancias y el no poder hacer mucho.

—No hubieras podido hacer nada, Kook —levantó su rostro, divisando a su novio ceñudo y pensativo.

—Tal vez deberíamos retomar las clases de defensa.

Ella negó un tanto preocupada.

—No, tienes tus propios asuntos, no puedes dejarlas de lado por mí y unas simples pesadillas —se levantó, dispuesta a ir al baño— estás pasando más tiempo en mi casa, viajas tres horas de ida y vuelta y no estás descansando lo suficiente, no...

Fue interrumpida cuando los labios de su novio la besaron.

—No digas que son simples pesadillas cuando te tienen todo el tiempo perdida, Youjin, no me gusta verte así ni me escondas nada —murmuró acariciando su cabello— por mis horarios no te preocupes, da igual, puedo entrenar aquí, aún tengo tiempo hasta que empiece con el entrenamiento real —picoteó sus labios queriendo distraerla— mientras tanto, podemos hacerlo juntos, en algún pequeño lapso en que tengas tiempo o por las noches —ante la incredulidad en el rostro de la Idol, añadió— quiero estar contigo, no me gusta dejarte sola, menos ahora que sé esto, no podría irme tranquilo sabiendo que hay un idiota acosándote.

—No quiero ser una distracción, yo...

—¿Qué? Youjin, creo que soy lo suficientemente adulto como para tomar mis propias decisiones y saber que es distracción y que no —a ella siempre le gustaba la manera tan seria en que él se comportaba, aún cuando fuera un poquito intimidante— y tú no lo eres, eres mi novia, una de las personas más importantes para mí, mi prioridad.

Su corazón quiso salirse de su pecho.

«Su prioridad»

—Pero...

No le permitió agregar ni una palabra mas, tan solo la atrajo a sus labios en un beso lento y profundo de esos que la derretían. La arrastró de nuevo a la cama con él tomando distancia cuando necesitaron respirar. La contuvo en sus brazos cubriendo de nuevo sus cuerpos con las mantas y se quedó allí acariciando la mejillas de su cerecita mirándola fijamente.

—Duerme, cariño —besó su frente, y ella escondió su rostro entre el cuello y hombro de su novio volviendo a conciliar rápidamente el sueño, está vez sin tener pesadillas.

Despertó con el delicioso aroma a comida casera y ciertas voces. Una de ellas reconoció como la de su hermano. Luego de hacer su rutina y percatarse que era casi medio día ingresó a la cocina encontrando a su novio y efectivamente a su hermano, cocinando. Hablaban muy animadamente mientras de fondo podía escucharse música a un bajo volumen. Youjin se sentó en una de las sillas altas de la isla y cuando ambos hombre se dieron cuenta de su presencia, se dejó abrazar cariñosamente por su hermano. Ellos no solían tener tantas muestras de cariño, su estilo era demostrarse afecto a través de tontas peleas o comprarse comida porque Jin le cocinaría a su hermana lo que ella le pidiera y Youjin estaría dispuesta a invitarlo a cualquier lugar sabiendo que disfrutaría pasar el rato junto a él.

—Oh, hace mucho no me dabas estos abrazos, oppa.

Jin con ojos cerrados inhaló profundamente el aroma frutal del cabello de su hermana apretando sus brazos alrededor de ella y dejando un beso en su frente.

—Siempre hay una oportunidad —susurró.

—¿Qué haces aquí?

—Yo lo llame —contestó JungKook mientras batía claras de huevo en un bol. Levantó la mirada viendo a los hermanos Kim aún abrazados— pensé que tal vez debíamos pasar la tarde viendo películas.

—Kira y Hyeon vendrán también —comentó Jin— llame a Yoongi pero tiene cosas que hacer en la agencia y Mingyu está en el extranjero, ChanMi me dijo que intentará pasar un rato a verte.

—Ay, hace mucho no la veía —escuchar el nombre de la chica le hizo sonreír. ChanMi fue su compañera cuando eran trainees, se suponía que debutarían juntas para un grupo femenino, pero la empresa prefirió priorizar el talento de Youjin y con el tiempo ambas se veían poco al tener distintas actividades. Aunque la amistad jamás se detuvo y cuando se juntaban nadie las paraba.

—Deberíamos pedir algo de helado —propuso JungKook sabiendo que a Youjin le gustaba.

—Quiero hacer una tarta de frutas —comentó el mayor— debería ir a comprar algunas frutas, las de esta niña ya se están pudriendo.

—Yah, que culpa tengo de no pasar tiempo aquí.

—JungKook, ¿me acompañarías al supermercado antes que lleguen los demás?

—Yah, no me ignores, oppa.

—¿Está seguro de dejar a su hermana sola con la carne aún en el horno?

—Sí, que aprenda a qué su casa no se queme.

—¡No me ignoren! —chilló Youjin— le voy a decir a Eoduun que te muerda.

—No es un perro.

—Entonces que te rasguñe.

Fue cuando SeokJin se dio cuenta.

—¿Dónde está Eoduun a todo esto? No lo he visto.

—Desde ayer en la tarde no lo veo —respondió ella, apesadumbrada— ya sabes se suele esconder muy bien y aparece cuando le apetece.

—Te acuerdas cuando se escondió en tu closet y tú te volviste loca y llamaste a la policía.

Youjin miró a su hermano en reproche, no quería que el pelinegro supiera ciertas situaciones bochornosas y esa era una de ellas. Cuando el felino se escondió un día entero dentro de un viejo bolso al fondo del closet, la cantante había entrado en pánico al no encontrarlo dentro de la casa ni dentro del edificio, así que decidió llamar a la policía y cuando estos llegaron, Eoduun salió campante desperezándose y mostrándose más que bien. Recuerdo que cada que lo cuentan, Youjin se siente avergonzada por todo el escándalo que había armado.

—Iremos y volveremos —susurró JungKook sobre los labios de su novia antes de dejarle un beso.

Youjin cerró la puerta quedando sola, en el horno a temperatura moderada y una olla a fuego lento había comida aún cocinándose. Solo accedería a tocar si ellos le enviaban un mensaje con una específica orden. Decidió ordenar el departamento para dejarlo limpio, buscó a su mascota sin resultados, le preocupaba que hiciera eso. Tomó un baño vistiendo con algo cómodo y esperó a que los demás llegarán, JungKook le había enviado un mensaje avisándole que estaban cerca. El timbre sonando le hizo sonreír, pensó en Kira y Hyeon, pero al ver por el intercomunicador que no había nadie se le hizo extraño, más extraño que una caja mediana estuviera frente a su puerta. En la entrada ninguno de los guardias llamó para avisar sobre un correo.

Al abrir la puerta, sintió una peculiar corriente helada recorrerle la columna al ver los pasillos vacíos, algo le decía que retrocediera y se encerrará hasta que los demás llegarán, pero no. Su curiosidad destacaba mas sobre su temor, así que se agachó para tomar la pequeña nota doblada, con un nudo en la garganta procurando mantener la calma, leyó:

"Me hiciste enojar, Cherry. Eres una puta cualquiera que le abre las piernas a un maldito malnacido cuando yo intento lograr que estemos juntos. Debo enseñarte que conmigo no se juega.

¿Te has preguntado dónde anda tu hermoso gatito? Ya casi es Halloween, ya sabes lo que dicen, no dejes salir a la calle a un gato negro.

Espero que mi regalo te haga analizar tu mal comportamiento, sino me obligaras hacer cosas peores"

Sollozó, tembló y se arrodilló frente a esa caja. Su cuerpo reaccionaba por si solo, mientras su mente le gritaba que saliera corriendo, pero cuando su mano movió la tapa descubriendo el interior, Youjin no pudo impedir soltar un doloroso grito viendo la macabra imagen del inmóvil y mortecino cuerpo de un gato negro. Quiso creer que no era su pequeño, pero alrededor del peludo y húmedo cuello se encontraba su collar y agradecía haberle comprado uno en color negro porque no quería confirmar lo que manchaba el material sabiendo lo que era. Volvió a gritar aterrada, en pánico entró a gatas hacia el interior, trató de pararse para buscar el teléfono y llamar a JungKook, pero sus piernas no respondieron y su cabeza fue a dar contra el filo de un mueble dejándola inconsciente.

Faltaban cinco para la medianoche, JungKook había regresado al hospital junto a SeokJin luego de haber hecho la denuncia correspondiente y estar hablando con el detective a cargo del caso. Incluso HoSeok y el abogado de la agencia se habían presentado para colaborar. Las cámaras de seguridad del complejo de apartamentos no mostraban mucho, excepto por un desconocido encapuchado que claramente dejó aquella caja frente a la puerta y luego de tocar el timbre desapareció. No podían comprender cómo había accedido sin ser detectado.

Incluso para ellos fue demasiado impresionante ver las imágenes donde la cantante descubría lo que había dentro de la caja. Ahora ella se encontraba internada por un pico de estrés y una elevada cifra de anemia según los análisis de sangre.

—¿Cómo está? —preguntó el actor a su padre.

—Mejor, despertó hace unos minutos —los dos recién llegados suspiraron de alivio— está con su madre, creo que le darán el alta. HoSeok y la agencia están haciendo todo lo posible para que esto no lo sepa la prensa.

DaeJin se veía cansado. Él y su esposa estaban agotados de estar siempre preocupados por su única hija, por el hecho de que un loco la estuviera acosando y está vez haya tomado límites insospechados. Se levantó, sujetando el hombro del pelinegro captando su atención.

—Necesito que vayas a la casa y tomes algo de ropa para Youjin, no quiere ponerse lo que tenia puesto cuando llegó —asintió, aunque no quería alejarse de su cerecita decidió volver rápidamente al departamento, al menos tenía una camioneta que lo llevaba y traía y la clínica donde la cantante se encontraba internada se hallaba a unos veinte minutos de viaje.

Todo era un completo y amargo silencio cuando ingresó, encendió la luces descalzándose. Caminó un poco cuando un suave maullido llamó su atención. Suspiró, agachándose para cargar a Eoduun en brazos, este se acomodó cabeceando contra el pecho masculino en busca de calor y protección. El felino había encontrado a su dueña desmayada en el le piso, sus gritos lo hicieron salir de su escondite encontrando el desastre.

—Hola, bebé —sonrió, acariciando el lomo negro del gato disfrutando del ronroneó, aún cuando su nariz estaba comenzando a picar—  siento no haber cuidado mejor a tu madre, prometo que la traeré a casa, estará contenta de verte —otro pequeño y débil maullido salió— por un momento  pensó que te perdió, si te sucede algo ella se muere, hagamos lo mejor juntos, ¿si?


Cuando Youjin llegó a su casa acompañada por su familia y seguridad que la propia agencia junto con la policía habían puesto, lo primero que hizo fue abrazar a Eoduun, por más que JungKook le había dicho que su mascota se encontraba bien y todo fue una maldita broma de horrible gusto. Ella no se quedó tranquila hasta verlo y tocarlo. No quiso separarse de él incluso cuando se acostó a descansar de una vez. Su cabeza seguía doliendo aún cuando le habían suministrado calmantes, el golpe le causó un enorme hematoma que incluso surcaba colorido alrededor de su ojo derecho. Al menos las radiografías marcaron que todo fue superficial y en cuestión de días su rostro recobraría su color normal.

—Estoy cansada, JungKook —musitó cuando vio a su novio acostarse en la cama a su lado. La mascota entre medio de ellos. Él se acostó a su lado, besó su frente intentando secar sus lagrimas. Se levantó, rodeó la cama y haciendo un pequeño espacio volvió acostarse al lado de su novia abrazándola contra su cuerpo.

—Tranquila, cariño. No te hagas esto.

—No puedo —sollozó, las palmas de sus manos se apoyaron del pecho masculino. Se le había hecho usual que los latidos del corazón de su novio le trajera calma— tengo miedo, estoy aterrada.

—Nadie te hará daño porque te protegeremos.

—No de mí, de ti... —a JungKook le dolió verla tan lastimada e indefensa, sentía demasiada impotencia— si te hacen daño me muero, no podría soportarlo, JungKook.

Comenzó a hiperventilar llorando desconsoladamente a punto de tener una crisis. JungKook procurando calmarla la abrazó más fuerte conteniéndola con todo su cuerpo. Sentía sus ojos cristalizarse al no poder hacer más por ella, inconscientemente comenzó a tararear una canción tranquila, le besó el rostro a la vez que acariciaba su cuerpo para distraerla. Youjin tan solo cerró sus ojos, disfrutando de los mimos de su novio. No supo cuánto tiempo llevó todo eso, pero su cuerpo comenzó a relajarse y como el día anterior, concilio rápidamente el sueño.

Parpadeó encontrando la cama vacía, sonrió al ver a Eoduun durmiendo plácidamente a sus pies. Era bastante temprano cuando revisó el horario en su teléfono. Vio la luz del baño encendida y decidió levantarse algo somnolienta ignorando su dolor de cabeza. Por segundos había olvidado el golpe. Al ingresar vio a su novio sosteniéndose del lavamanos con su rostro pensativo y nada contento. Youjin podía notar la impotencia en él, sabía que estaba sobrepensando y no le gustaba. Se acercó sigilosa abrazándole la espalda desnuda depositando un pequeño beso en su piel.

—Ya estoy mejor, cariño. No te preocupes —intentó sonreír mirándole a través del reflejo del espejo, pero salió más una mueca que a él no le convenció.

Youjin le acarició el abdomen y el pecho queriendo conformarle, JungKook giró para acunar las mejillas de su cerecita y apretarlas acercando sus rostros. Sus labios rozaron suavemente antes de besarse como si fueran el aire del otro. Los dos se necesitaban, se querían con locura, pero estaban demasiado cansados física y mentalmente como para llevarlo más allá.

—Lo siento.

Sus manos descansaron en el abdomen de su novio, está vez situando su oído para escuchar los latidos de su corazón. Él la rodeó pensando de la misma manera que ella.

—No pidas disculpas, no tenemos que hacer nada que no quieras, ¿está bien?

Youjin, asintió.

—Tengo hambre y quiero dormir mil años.

JungKook la sujetó del cuello, peinándole el flequillo a un costado, su hermoso rostros pecoso se veía opacado por los hematomas de colores y con extrema delicadeza besó aquella zona lastimada.

—Deberías tomar un baño, prepararé algo para que desayunemos y luego nos meteremos de nuevo a la cama, ¿si?

Youjin asintió, colocándose de puntitas de pie para besarle los labios. Mientras él salía de la habitación hacia la cocina colocándose una camiseta, ella se acercó a la cama mimando a su gatito dormido y enroscado en si mismo. Sonrió contemplándolo, repentinamente su atención se vio desviada al ver que su celular sobre la mesa de luz vibraba en una llamada. Lo tomó lentamente viendo que era un número privado, su mano comenzó a temblar con una voz en su interior que le advertía avisar de inmediato a JungKook, pero algo más fuerte le hizo contestar dejándola petrificada en su puesto.

¿Te gustó tu regalo, cerecita?

Su cuerpo tembló al punto que debió tomar asiento en la cama para no caer al piso. Sus ojos comenzaron a despedir lágrimas, su respiración comenzando a agitarse con las emociones arremolinándose en su interior por la manera tan descarada en que el sasaeng le hablaba. Desafiante, irónico, triunfante, gutural y gélido. No era justo, no podía permitir que él tuviera el control sobre ella, que ante cada estúpida acción perdiera el control de su cuerpo y mente. Su miedo comenzó a transformarse en otra cosa, en un tipo de emoción que no hizo más que hacerla temblar horrores y tan solo explotó.

—Escúchame bien maldito psicópata —siseó empuñando fuertemente parte de las sábanas— ¡Déjame en paz! Jamás, jamás voy ser tuya, jamás podrás tenerme porque lo único que podrías obtener de mí es mi repudio y odio —sus dientes castañetearon y su mandíbula se tenso— te aborrezco, y así como alguna vez intentaste lastimarme, está vez, escúchame bien infeliz, está vez seré yo quien acabe primero contigo si te atreves acercarte a mis seres queridos. ¡Muérete y déjame en paz!

Gritó, lanzando el teléfono al piso. JungKook rápidamente entró a la habitación al escuchar el escandalo encontrando a Youjin conmocionada y alterada para luego recibirla en sus brazos.

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