𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟮
⌜Te necesito más que a nadie⌟
━Where are ü now - Jack Ü, Skrillex and Diplo feat. Justin Bieber
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La puerta del despacho se abrió dejando ver a un preocupado MinJoon.
—¿Dónde está tu primo?
NamJoon suspiró dejando de escribir, con la pluma que tiene en mano señala hacia arriba, al piso superior donde funciona el salón que se usa para el entrenamiento de boxeo y demás estilos de combate.
—Ha estado ahí encerrado entrenando hace dos horas.
—Tienes que ir y hablar con él.
NamJoon miró dubitativo a su padre. En la mañana había escuchado el fuerte estruendo de un objeto romperse, cuando fue hasta la habitación de JungKook lo encontró parado mirando el desastre, su rostro se encontraba rojo, húmedo de tantas lágrimas, incluso se veía agitado y a NamJoon le asustó verlo con la mirada perdida, pero después de un rato supo la razón. Así que entendía que quisiera estar solo. Sin embargo, la insistencia de su padre lo obligó a pararse y juntos ir hasta donde el pelinegro se encontraba.
Demasiado concentrado para tener en cuenta su alrededor. Siseando ante cada golpe de puño que asestaba en la bolsa, la fuerza era tal que unos cuantos más y le haría un par de agujeros o lo sacaría del riel al cual estaba sujeto.
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Aunque vio sospechosa la extraña actitud de su novia, tan solo la dejó pasar. Tal vez su ansiedad la estaba poniendo así o tal vez se encontraba cansada. Apenas entró a la cocina colocó agua en la tetera eléctrica, tomó una taza del estante superior y se mantuvo en silencio preparando meticulosamente el té de limón con jengibre, cuando la maquina avisó que el agua había llegado a su punto de hervor fue que habló de nuevo respondiéndole a NamJoon:
—No, no siento nada por Sakura —confesó tajante— Pero por Youjin sí, la amo, hyung. Me enamore de ella, bastante profundo porque lo que me hace sentir no es normal. Así que da igual lo que haga mi ex, mientras no se acerque a mi novia todo está bien.
Aquello dejó perplejo al mayor, aunque con una sensación de tranquilidad en su interior.
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Si tan solo Youjin hubiera escuchado aquello último nada de lo que estaba aconteciendo hubiera pasado. JungKook estaba muy seguro que ella había malinterpretado parte de la conversación que había tenido con su primo en la cocina y no era justo que no le haya dado la oportunidad de explicarse y tan solo se haya ido.
Volvió a golpear el saco con más fuerza moviéndose erróneamente lo que causó que uno de sus puños golpeara en el aire y con eso soltará un insulto. Su respiración era agitada, dificultosa y ruidosa. O por el ejercicio o por el llanto a punto de atacarlo. Se movió sobre sus pies de un lado a otro, con el antebrazo secó una gota cayendo de la punta de su nariz. Estaba sudoroso, empapado. Al menos su cabello iba atado en un chonguito con algunos rebeldes mechones pegándose a la piel de su frente o cuello. Enterró la punta de los dedos entre las hebras de su cabello sin cuidado soltando un alarido de frustración y dolor.
NamJoon tan solo lo observaba desde una distancia considerable cruzado de brazos. Esperando.
—¡Maldita sea! Todo está mal, todo es una mierda, lo único que hice fue lastimar a Youjin porque no he sido claro con mis emociones hacia Sakura —gruñó, tomando asiento en el piso juntando las rodillas a su pecho— no la quiero, hyung, estoy muy seguro que no quiero a Sakura como lo hago con Youjin. Y tengo miedo de ser yo quien termine de arruinar todo.
—Al menos debes tener algo en cuenta —habló calmado, aún en su postura relajada— admitiste que ya no sientes nada por tu ex y que aquel miedo irracional viene de haberte enamorado de Youjin más de lo que alguna vez lo hiciste por Sakura. Y que en realidad, no temes arruinarlo, sino a perderla.
Tan solo esas palabras hicieron que comenzara a llorar. Era la primera vez en tantos años que volvía hacerlo, y en partes, se sentía liberador. Excepto porque su pecho comenzó a cerrarse, maldijo por dentro al sentir que otra crisis vendría. Se levantó a duras penas, NamJoon intentando alcanzarle su inhalador, pero tampoco fue de gran ayuda ya que se sintió peor, está vez con sus vías respiratorias cerrándose por completo dejándole sin aire.
—Debes mantener reposo ahora, JungKook —el médico de cabello canoso y rostro un tanto avejentado garabateó una hoja— me temo que debemos cambiar la medicación —y añadió, pensativo— es extraño que no te esté funcionando si hace un par de meses te subimos la dosis.
—Ha estado muy estresado, sunbae —acotó Chaewon. Quien estando de guardia en el hospital supo que su primo y hermano llegaron al lugar a causa de una crisis del primero no dudó en correr a verlo.
—Oh, me he enterado por mis nietas que sales con una Idol —sonrió el hombre, ignorante de la realidad.
—Algo así.
Chaewon miró a su superior, médico de cabecera de la familia durante muchos años, pidiéndole que no diga más para no alterar los ánimos del pelinegro recostado en una camilla recibiendo oxígeno a través de una mascarilla que él mismo sostenía. Este comprensivo la tranquilizó con un gesto suave de la mano.
—JungKook, ¿alguna vez has ido a terapia?
—No —respondió esquivo.
—Te sugeriría que vayas a uno, pruebes —dijo con suavidad— no es obligatorio, pero tal vez te ayude con tus emociones.
—Lo tendré en cuenta, gracias.
—Bien, puedes irte en unos minutos —firmó, dejando la carpeta sobre una pequeña mesa conectada a la camilla— interna Kim, revise la presión una última vez y si ve que el paciente está bien, déjelo ir.
—Si, no se preocupe, doctor Moon.
—Cuídate, muchacho.
Chaewon tomó el tensiómetro colocando la banda en la parte superior del brazo.
—Ya estoy bien, Chae-ssi, no es necesario esto.
—Estoy obedeciendo a una orden de mi superior —JungKook tan solo la dejó trabajar en silencio— ¿en serio te siente bien, oppa?
—Ya te dije que si —sonrió, dejando la mascarilla con oxígeno de lado.
—No, hablo de lo que ocurrió con unnie —su poco buen ánimo se esfumó— ¿por qué aceptaste el regalo de esa mujer? No lo entiendo.
—No me apetece hablar de estas cosas contigo.
Intentó levantarse de la camilla, pero el ágil movimiento de la chica colocándose frente a él lo hizo sentarse de vuelta.
—No entiendo que haces aquí, porqué no estás en Seúl intentando arreglar las cosas.
—Y tú piensas que para mí es fácil, ella decidió largarse, no darme la oportunidad de hablar. Decidió por los dos terminar esto —expresó molesto.
Chaewon lo observó de brazos cruzados, aún sosteniendo el artefacto en una de sus manos. No compartía su opinión.
—¿Acaso tú le diste su lugar frente a esa? —si las miradas matarán— no estoy de acuerdo con como se dieron las cosas, sonare hipócrita, pero hablo desde el lugar de hermana y tú debiste sanar, debiste terminar esa etapa con Sakura ni bien la viste en Seúl, te guardaste demasiado por no querer lastimar a nadie, siempre intentando complacer a todos menos a ti —JungKook, tragó, admirando la seriedad en el dulce rostro de la chica— unnie es una gran persona y no hay que ser un genio para darse cuenta que ella te hace sonreír como Sakura jamás lo ha hecho. Tuve la oportunidad de conocerla como persona, y aunque sigo amándola como Idol, mi cariño y gratitud es todavía más grande por quererte como te quiere —suspiró, dulcificando su voz y tomando su mano— oppa, no estés enojado, ella te ama, entiende que lo que hizo fue pensando en los dos. No pueden estar en una relación donde no hay completa verdad y reciprocidad. Si las cosas hubieran pasado al revés, ¿tú estarías tranquilo viendo que la sombra de su ex prometido aún sigue detrás? —hizo una pausa antes de continuar— es mejor que ambos se tomen un tiempo, que tú te enfoques en tu carrera y destierres de una vez a esa suripanta de tu vida —él no pudo evitar reír— si el destino lo quiere, que yo creo que sí, los volverá a encontrar.
La admiró por un par de segundos, con una mano detrás de la cabeza la atrajo para besarle la frente.
—Te abrazaría, pero se que te incomodaría el que siga sudoroso.
—Y te mataría.
—Gracias, Chae.
Salió con algunas indicaciones en mano encontrando a NamJoon en el pasillo, este se levantó viendo lo perfectamente recuperado que su primo se encontraba.
—Iré a casa, debo descansar.
—Te llevaré.
—No —cortó rápidamente— iré caminando —ante la incredulidad del mayor, ya que el hospital se encontraba lejos, añadió— necesito despejarme un poco, pensar, estaré bien, hyung, no se preocupe.
Salieron juntos del nosocomio despidiéndose para tomar distintos caminos. Aunque el otoño estaba cerca el calor seguía en su punto. Tampoco es que le molestará caminar bajo el incesante sol del medio día. Tan solo quería entretener su mente de regreso a casa. La extrañaba, se había acostumbrado a la presencia de Youjin, a tenerla todo el tiempo a su lado de alguna manera. No se atrevía hablarle porque entre medio de su enojo y la tristeza entendió que debían tener espacio. No quería molestarla ya que esa noche sería el último concierto de Bloom Cherry por el Fresas Tour, contaba con que lo ocurrido no la afectaría.
¿Pero cómo no iba afectarla? Había terminado una relación que les hacía bien. La conocía muy bien como para asegurar que la decisión de dejarlo fue difícil de tomar, no sería tan estúpida de arriesgar toda su carrera por un capricho, ella le había demostrado cientos de veces lo mucho que lo quería, que lo deseaba y lo feliz que la hacía. ¿Qué fue mal? Su cabeza no paraba de reflexionar en todo lo que habían pasado, en los pequeños momentos que tuvieron juntos, recordando así la primera vez que la conoció en aquella sala de juntas de la agencia. Agazapada entre la capucha de un enorme hoodie color lila, retraída ante su presencia, sus ojos desviándose por no querer mirarlo tanto tiempo. Y esas pecas que adornaban su bonito y que se había convertido cotidiano besar cada vez que tenía oportunidad.
Youjin era mucho más de lo que imaginaba. No debía estar enojado con ella, no tenía porque. Lo que había hecho lo hizo por el bien de los dos y no dudaba cuál era el mayor motivo. Uno que lo estaba esperando frente a su casa. Aspiró una gran cantidad de aire, estaba harto de ella y su perseverancia por joderle los cojones, su paciencia tenía un límite y Sakura las había rebasado, a todas, con creces.
—¡JungKook!
—¿Nunca te das por vencida?
No espero a una respuesta, siguió su camino con la intención de ingresar, pero la mano de la fémina sujetándole por el brazo tan solo lo hizo suspirar cansado.
—Necesito hablarte.
—Pero yo no quiero.
—¿Acaso tu novia no te deja? —interrogó con sarcasmo recibiendo nada— nos debemos una conversación.
—No hay nada que hablar, Sakura.
Le contestó lo más tranquilo posible, queriendo alejarse, pero la morocha no se detendría hasta obtener lo que buscaba.
—Al menos dame la oportunidad de explicarte cómo fueron las cosas en realidad.
—No necesitas explicarme nada, Sakura —negó— en su momento lo dijiste, que te sofocaba, que no sentías lo mismo, está bien, ¿qué más necesitas agregar?
—Me equivoqué —dijo, dejando en silencio el momento— me di cuenta que sigo enamorada de ti, que nadie me llena como tú lo hacías.
JungKook no pudo evitar reírse.
—Y pretendes que volvamos hacer lo que éramos antes.
—Dame una oportunidad al menos —era increíble la confianza que se tenía, pues eso le daba a entender que no lo conocía de verdad, que jamás lo hizo de hecho.
—¿Para qué? Para cuando menos lo piense te jodas a otro en mi propia...
Un golpe seco y limpio fue a parar a su mejilla logrando que su cabeza voltee de lado. Acción que a Sakura le quitó un jadeó de la conmoción, arrepentida al instante, aunque la mirada fulminante de su ex le manifestaba que no le sería fácil recuperarlo, por lo que se recompuso dejando que su propia derrota, saturado de veneno se hiciera paso.
—Pretendes que crea que serás feliz con esa.
—Al menos ella lo intenta y no me está pidiendo exigencias estúpidas como lo has hecho tú a lo largo de nuestra relación, ni queriendo imponerme cómo debería vivir o qué hacer, ni tampoco cambiar algún aspecto negativo de mi puta personalidad porque acepta cada una de ellas —su voz descendió unos decibeles diciendo— al menos ella piensa en mí y sabe cómo complacerme.
Sakura estaba atónita, dolida desde lo más profundo de su ser. Mejor dicho, de su ego. Sus ojos lo demostraban al cristalizarse y a decir verdad —cosa que jamás admitiría— le tenía una terrible envidia a esa cantante sosa que supo hacer brillar a su ex.
—Si quieres seguir engañándote.
—No, todo es mucho mas claro ahora, pensé que jamás podría superarte, que no habría nadie más —sonrió ladino— pero llegó Youjin a demostrarme lo que es realmente amar. Debo agradecerte el que te hayas ido, pude conocer lo que es una mujer, la que me merezco y no simplemente migajas.
Sakura volvió a levantar su mano en un intento por golpear a su ex de nuevo, pero este no se lo permitió y ella chilló indignada cuando soltó su muñeca bruscamente.
—Me das un poco de lastima ahora, el poco amor que te tienes como para haber dejado al hombre que pudo haberte dado todo e irte con un mediocre que no me llega ni a la punta de los pies —volteó con la intención de dejarla por fin atrás, no sin antes agregar— ah, te lo advierto, no quiero saber que intentaste acercarte a mi novia de alguna manera, estoy comenzando a considerar que me estás acosando al buscarme tanto, así que sino quieres tener problemas, aléjate de nosotros, haznos el favor de dejarnos en paz. Que tengas buenos días.
Al fin, cuando cerró la puerta detrás de él, sintió una satisfacción que jamás había percibido, como un enorme peso que no le permitía seguir. Al fin se sintió libre y tranquilo, decidido en que no perdería más tiempo, la vida era una sola y debía vivirla como a él le parecía.
Youjin corrió hasta el camerino, tenía que hacer el último cambio, hidratarse, retocar su maquillaje y cabello. Faltaban un par de canciones antes de terminar el último concierto de su tour, al menos su concentración estaba de lleno en su público, en cantar y bailar, en sonreír y demostrar una felicidad la cual no sentía. Bebió un poco del té de limón y jengibre que había preparado con antelación. No pudo evitar recordar cuando él le preparó uno en la noche anterior. Se obligó a sí misma a no llorar, no ponerse en plan drama ni arrepentimientos. No era el momento.
—No he visto a JungKook, ¿vendrá?
—No, terminamos.
—¿QUÉ?
Se le había escapado, realmente no quiso decirlo, pero con tanto en la cabeza lo escupió sin consentimiento. Antes de siquiera poder correr lejos de su estilista, está la sujetó del brazo sentándola frente a la peinadora repleto de maquillajes sin importarle que Dahyun o Hyeon estuvieran allí e incluso, algunos del staff.
—Youjin, ¿cómo que terminaron?
—Lo decidí porque él no está seguro de lo siente.
Kira suspiró profundamente, rodando los ojos y golpeando con la palma de su mano su frente.
—En base a qué —Youjin, cruzada de brazos se mostró ofuscada y reacia a responder, si le seguía preguntando lloraría allí mismo— por favor niña, ¿tan ciega estás? ¿has visto todo lo que ese chico ha hecho por ti? ¿lo que ha soportado? Incluso viajando a verte cuando él podría estar ocupado con sus asuntos —Youjin le chitó al estar elevando la voz— pero no, claro que no, la señorita decide terminar ella sola la relación solo porque sintió inseguridad de la ex de su novio —sí, Kira sabía sobre Sakura y sobre la pasada relación del ex guardaespaldas— déjame decirte algo Youjin. Deja de ser tan tonta, todo el mundo ya se dio cuenta de lo enamorado que JungKook está de ti, tanto que tú no lo haces de igual manera.
—Claro que lo amo —vociferó.
—Pues no lo demuestras con estás actitudes. Si yo fuera tú y esa gata aparece en la vida de mi novio, me plantaría y marcaría territorio —Kira era parecida a ella, explosiva e impulsiva, por eso se entendían tan bien— la muy descarada lo perdió, adiós, caput, el tren pasó y que se joda —no todos los días se veía a Kira así— Kim Youjin hazme el gran favor de llamar a ese hombre y decirle que todo fue una broma. ¡hazlo! Antes de que sea tarde.
—¡Diez minutos!
Gritaron, Youjin suspiró comenzando a marcharse con Kira detrás terminando de ayudarla. Salió, amarrando en un nudo parte de su pupera. Se acomodó los audífonos, recibió el micrófono de uno del staff y subió a la tarima que la ascendería de vuelta al escenario. Tuvo su pequeño momento de debilidad entre medio del ruido del audio y la oscuridad. Sus ojos se llenaron de lágrimas causando que sus labios temblaran haciendo un puchero. Al escuchar el fanchart de su público esnifó, aspirando una gran cantidad de aire, no podía tirarse a llorar en ese momento, a extrañarlo, debía dejarlo ir. Cuando el conteo llegó a cero subió al escenario con una sonrisa y energía radiante lista para terminar exitosamente su show.
—¿Kira?
—Si, me dijo que fueras hasta el camerino c de inmediato —afirmó Dahyun caminando con la Idol a su lado luego de haberse despedido de su público.
—Que raro, ¿qué querrá?
Estaba fatigada, cansada mentalmente quería desmaquillarse y llegar a su casa para bañarse y dormir mil años de una vez. Desde que regreso no había encendido su celular, desde la llamada de JungKook dónde se dedicó a llorar durante mucho tiempo teniendo que ensayar con lentes de sol para evitar que miren su rostro hinchado. Apenas la puerta se abrió, Dahyun se hizo a un lado dejándola a Youjin entrar solamente. Su cuerpo se quedó estatico cuando sus ojos se encontraron con los de su ex guardaespaldas.
—Aquí esta, lo siento Youjin, debía hacerlo.
Viendo que ninguno se movería, ni le contestaría, o apartaría la mirada del otro, cerró la puerta dejándoles solo. Youjin siguió haciéndose la desentendida, se acercó hasta la peinadora tomando asiento procurando ignorar la penetrante mirada del pelinegro sobre ella. Desde su puesto podía oler su aroma suave y varonil, vestía completamente de negro, ¿por qué esa chaqueta de cuero lo hacía ver tan... enorme? Carraspeó, queriendo apartar sus pensamientos fuera de lugar. El silencio se hizo pesado mientras intentaba desmaquillarse. ¿por qué nadie venía a interrumpir?
—Sabes que terminar por mensaje no es de madurez.
—Pues a mi parecer fue lo correcto.
Siguió en lo suyo evitando mover sus ojos hacia cualquier otro lado que no fuera su rostro. Sin embargo, la cercanía del pelinegro detrás no la dejaba tranquila, le erizó la piel de manera muy notoria. Jadeó estupefacta cuando giró en la silla y en un ágil movimiento la levantó de la cintura para aferrarla a su anatomía.
—Mírame a los ojos, Youjin —murmuró con su voz grave— mírame y dime qué no me quieres más, dilo —«evita mirarle los labios, no a los labios», se gritó internamente— dime a la cara que no quieres que te bese ahora, Youjin, porque yo sí lo quiero.
—Y-yo...
Se sintió abrumada cuando sus bocas chocaron, la manera en que él la sostenía, en que probaba sus labios con demasiada avidez dejándola sin aire, con el corazón latiendo desbocado y otras partes de su cuerpo temblando. Se sostuvo de los anchos hombros sintiendo el cálido calor del cuerpo masculino contra el suyo, sus manos traicioneras empuñaron parte del cabello de su ex guardaespaldas impidiendo que el beso se rompiera. Ambos estaban necesitados el uno por el otro, parecían adictos que necesitaban saciarse.
Los golpes a la puerta los obligó a que se alejaran un poco, la voz de YuGyeom resonó preguntando por la cantante. Debían partir a sus hogares.
—No le contestes, déjalo que se vaya.
—Youjin, ¿estás?
Sus ojos, enormes y negros, con un brillo especial se veían gigantes. La hipnotizaban, la atrapaban de una manera tan profunda que era imposible apartar la mirada. Quería hundirse en ellos, quería hundirse en él.
—¡Sí, ahora salgo!
Vio la decepción en su mirada de cervatillo, sin embargo, ella no le permitió distanciarse, lo besó una última vez apoyando ambas manos en el pecho masculino sintiendo los latidos de su corazón.
—Vamos a casa.
Cuando la puerta se abrió ambos salieron en dirección hacia el estacionamiento.
Entraron al departamento, dejaron sus bolsos y zapatos en la entrada en completo silencio. Youjin se adelantó a saludar y mimar a su mascota, Eoduun caminó sobre el regazo de esta al estar sentada en el piso con las piernas cruzadas. JungKook tan solo se quedó parado observando a los dos, ella estuvo silenciosa y distante desde que habían salido del estadio. Debía hablar, debía explicarle la realidad.
—¿Por qué te fuiste así? ¿por qué a través de un mensaje?
Ella suspiró, acariciando con la yema de sus dedos el lomo de su gatito. Sentía que si hablaba su voz se quebraría.
—Ya te lo dije.
—Ni siquiera me diste la oportunidad de hablar.
Youjin se levantó rápidamente, retirándose con JungKook detrás.
—Te amo, Youjin.
—¡No lo haces! Sigues enamorado de tu ex.
—¡Basta! ¡deja de decir eso! ¡eso no es cierto! —elevó su voz— ¡al menos déjame defenderme de una maldita vez! —suspiró, percatándose que no quería iniciar una pelea a gritos— Sakura no significa nada para mí, no siento nada por ella, no te hubiera correspondido absolutamente nada si fuera así y si te hubieras quedado dos segundos más tal vez hubieras terminado de escuchar la conversación que tuve con hyung —se sintió atrapada, así que tampoco se negó cuando las manos del pelinegro le sujetaron el rostro para acercarla— dónde le decía que Sakura no significa nada, que es a ti a quien amo, de quién realmente estoy enamorado.
—Pero iba ser tu prometida —lloriqueó— se iban a casar.
—Tú lo dijiste, íbamos, pasado. Ella fue parte de mi vida, sí, y le estaré agradecido por ello, pero no es la mujer para mí, no la que merezco —su voz se volvió un susurró, ambos con lágrimas en sus ojos— esa eres tú, Kim Youjin, tú eres mi presente y futuro, ¿puedes entenderlo? Es a ti a quien amo, a quien elijo, de quién me enamore y es a ti a quien necesito más que a nadie.
—¿Por qué eres tan lindo? —secó sus lágrimas con el dorso de su mano. JungKook no pudo resistir besarle las mejillas, sus pecas— ¿realmente estás seguro?
—¿Qué necesitas para que te lo demuestre? —preguntó— ¿quieres que queme su regalo, todos sus recuerdos?, lo haré, lo que tú me pidas lo hare, mi cerecita.
Jugando, expresó altanera:
—Arrodíllate —la expresión sorprendida en el rostro del pelinegro fue la esperada por la cantante, menos el que comenzara a descender hacia el piso— ¡No! ¿cómo vas hacer eso?
Sonrió, rodeando la cintura de su cerecita para esconder su rostro en su cuello. Ella era la que le traía paz. La apretó más al sentir los brazos femeninos alrededor suyo, no se contuvo en besarle el rostro, en hacerla reír, adoraba escucharla reír, amaba verla sonreír, la amaba y haría todo lo posible por demostrárselo.
—¿Me amas?
—Te amo, Kim Youjin, te adoro, mi cerecita loca y tierna, soy tuyo, te pertenezco ahora y siempre.
Youjin se carcajeo, le gustaba cuando se volvía cursi.
—Yo también te amo, cariño, mucho.
—¿Mucho? —ella asintió, seguido de un «ajam».
—¿Quieres que te lo demuestre?
Él fue quien asintió, mirando con ojos ilusionados a su cerecita, salvo cuando ella cambió sus lugares quedando sentada sobre su abdomen. Ya no debía sorprenderle su manera de demostrar amor, tampoco sería un hipócrita, porque admitía con orgullo que aquella manera era especial entre ellos.
La realidad es que JungKook si estuvo enamorado de Sakura, pero era más un amor adolescente, se quedó con ella por agradecimiento y porque al perder a su madre era lo único que tenía aparte de su familia, incluso cuando ella quería cambiarlo, por eso algunas dudas. En cambio, con Youjin puede ser él mismo, se dió cuenta que no tiene que cambiar y que puede amar de verdad, desinteresadamente, pero tenía miedo de perderlo todo una vez mas.
So, ¡VIVA EL CHEKOOK JORACA!
Soy de las que piensan que uno puede sanar estando con alguien a su lado que realmente la ama, la acompaña, y la apoya. Siempre con la verdad y sinceridad.
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