𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝟯𝟬
⌜Podría perderme en un latido. Puedo perderme en tu cuerpo. No puedo quitar mis ojos de ti, nena. Déjame amarte, nena⌟
━Sweat - Zayn Malik.
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En medio de su sueño sintió unas suaves caricias a su desordenado cabello. La respiración cálida de alguien aterrizar en su mejilla y a continuación una serie de fugaces besos que fueron despertándolo. Sintió el calor del cuerpo femenino en su espalda desnuda escuchando el ruidito proveniente de la garganta de Youjin al estampar sus pomposos labios en su rostro. Sonrió con ojos aún cerrados al escuchar el susurró en su oído decirle.
—Feliz cumpleaños, cariño.
Sí, en efecto. JungKook cumplía veintisiete y ahora alcanzaba a su cerecita.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Youjin, acariciando a lo largo de la mandíbula masculina con su nariz.
—Mejor —respondió JungKook, volteando entre las sábanas.
En el último concierto de Bloom Cherry en Busan, JungKook comenzó a sentir su garganta cerrarse, le costó respirar y tuvo que marcharse antes al hotel por sentirse muy mal. Por suerte lo había podido controlar colocándose una de las inyecciones que Youjin siempre tenía preparado junto al inhalador. Se sintió mejor al instante, pero no pudo evitar que la Idol se preocupara cuando llegó a la habitación y lo vio descansando en la cama. Casi que quiso llevarlo al hospital luego de tomarle la temperatura y hasta la presión arterial. Al menos le hizo reír la desesperación de su cerecita y luego de unos besos a la par de unas caricias ambos se quedaron dormidos.
—¿En serio te sientes bien?
Asintió en silencio, está vez poniendo atención a la ropa que Youjin llevaba puesta. Era un conjunto de camisolin negro de seda con encaje que le llegaba hasta la mitad de los muslos junto a un albornoz a juego, también captó el aroma a perfume fresco y aunque la chica no llevaba maquillaje se veía radiante y fresca.
—¿Te vestiste así para mí? —preguntó sentándose en el colchón para atraer el cuerpo femenino más cerca del suyo, escondió su rostro en el cuello de está besando la zona y hundiéndose en su olor tan hipnótico. Sonrió al escuchar la risita de su cerecita.
—No —colocó sus manos sobre los anchos hombros para alejarlo un poco y susurró sobre los labios de este— solo me di un baño y desperté para prepararte el desayuno.
JungKook frunció el ceño.
—¿Cocinaste? Youjin, tú no sabes cocinar, se te evapora hasta el agua.
—Ash, bah, idiota —se cruzó de brazos enfurruñada, dándole la espalda. JungKook se movió más cerca, rodeándole la cintura y regando pequeño besitos a su cuello y hombro desnudo al remover la tela a un lado— no, déjame, no quiero nada de ti.
—¿Nada? —dio un beso húmedo al cuello femenino jurando sentir su estremecimiento— es mi cumpleaños, cerecita, hoy debes traerme bien.
—No si me recuerdas que no sé cocinar.
—Lo siento —apoyó su barbilla sobre el hombro de ella— solo me preocupo por ti, no quiero que te quemes o algo así —mintió. Youjin volteó apenas la cabeza para mirarlo fulminante, suspiró sabiendo que aquella mirada inocente de cervatillo podría con ella.
Giró, colocando sus piernas a cada lado de las caderas masculinas, sus labios se unieron en un beso que con los segundos pasó a ser intenso. Las manos de JungKook subieron por los muslos de Youjin, sintiendo las caderas de esta moverse sobre su erección matinal, siguió tanteando a través de la tela hasta detenerse en los senos, tocó con sus pulgares los sensibles pezones; un jadeo de ella se perdió en su boca por lo que la fricción le causó. Las llevó a la espalda descendiendo despacio hasta quedarse en su trasero el cual estrujó apretándola contra su entrepierna. Youjin soltó un chillido al sentir una de las manos estamparse contra una de sus nalgas dejando una leve sensación de picor.
—Menos mal estabas enfermo eh.
—Para darle los buenos días a mi cerecita no —se mordió el labio inferior, sonriendo. Las mejillas de la Idol se encontraban rojas al igual que sus labios hinchados. Él quiso seguir, pero Youjin logró alejarse de la tentación antes.
—Debes levantarte cariño —se alejó un momento, trayendo una caja enorme rectangular en sus manos la cual situó sobre la cama desorganizada. Ante la mirada dubitativa de su novio, añadió— es tu regalo, bueno, el primero de tantos.
—¿El primero?
—Si —junto sus manos instándole a abrirlo— espero te guste, lo escogí especialmente para ti —JungKook abrió la caja, desenvolviendo el papel blanco de presentación sobre la tela. Extendió la primer prenda, era una camisa con detalles de rayas en blanco y negro de mangas largas, el pantalón tenía los mismos detalles— yo tengo uno igual, ahora tenemos pijama de pareja.
—Gracias, cariño —gateó sobre el colchón, con cuidado de no aplastar el regalo de su cerecita y le besó en los labios.
—Póntelo, yo me pondré el mío y comenzaremos con la primer actividad del día, preparar el desayuno.
—¿Qué se supone que haremos hoy? ¿no tienes actividades de la agencia?
—No, pedí este día y mañana libres para organizar todo lo que tengo en mente.
—¿Por qué no puedo saberlo?
—Porque entonces ya no sería sorpresa —comentó obvia— anda, cámbiate y empecemos el día.
Tan solo la observó marcharse, sonriendo como idiota porque ella lo hacía sentir así. Entró al baño dispuesto a darse una ducha, se miró al espejo un momento; si alguien le hubiera dicho hace tiempo atrás que su cumpleaños comenzaría a lado de una nueva persona lo hubiera negado a muerte, siempre se imaginó únicamente con Sakura a su lado y a nadie mas, aún cuando ella armaba absurdas cenas dónde sus familias apenas podían entenderse. En las que sus primos y tíos debían usar vestidos de etiqueta sentados en una larga mesa llena de comida y vajilla de la más fina porcelana ante el escrutinio crítico de los señores Miyawaki.
En cambio con Youjin, había despertado entre besos y mimos, vistiendo pijamas idénticos mientras ambos preparaban un nutritivo desayuno en compañía de música y tontos bailes, porque ella tenía una energía arrasadora que lo contagiaba. Era diferente, todo se sentía diferente, incluso el saludo de su familia y amigos. Era como si no tuviera un peso extra encima y pudiera disfrutar sin esperar devolverlo a cambio. Incluso el dejarse alimentar con su novia encima de sus piernas parecía disfrutarlo, todo de ella lo dejaba ser sin preocupaciones.
—¿Me dirás qué haremos?
—No.
Se mantuvo alejada hablando por teléfono. Desde hacia unas semanas había estado preparando una sorpresa especial para ese día. Quería que todo saliera perfecto, la más entusiasmada era ella, solo esperaba que JungKook no se molestará por su atrevimiento.
El timbre sonó dejando a la pareja en silencio por un momento, Youjin se levantó de la comodidad del sillón para atender antes advirtiendo a su novio que se sentase en la mesa y cerrase los ojos. Un tanto receloso obedeció, a través de su agudo oído procuró escuchar algún ruido que le indicara que era aquello tan misterioso para lo cual debía esperar. Suspiró escuchando algunos murmullos ininteligibles, por un momento pudo captar la voz de Jin, pero no estaba tan seguro. Hasta que las voces cantando el feliz cumpleaños le hicieron abrir los ojos.
Quiso reír cuando vio al hermano de Youjin con un pastel en forma de conejo en sus manos. Jin se acercó colocándose a su lado, cuando la canción terminó JungKook cerró los ojos pidiendo tres deseos y bajo la cámara de Youjin filmando y sacando fotos —decidiendo compartir de inmediato en sus redes— sopló las velas para escuchar el vitoreo y el aplauso de los hermanos Kim.
—Felicidades Gukk-ah —lo abrazó y este correspondiéndole, le agradeció.
Al separarse vio a su novia llegar con una segunda caja en sus manos.
—La segunda sorpresa —musitó— ábrelo, cariño, espero te guste.
Con una sonrisa tan solo abrió la caja encontrando una bolsa de tela color negra; la sacó desenredando los cordones en los extremos revelando así el hermoso regalo de su novia. JungKook levantó abruptamente su rostro, miró fascinado a una Youjin expectante con ojos cristalizados esperando ver su reacción al igual que Jin a su lado. En sus manos sostenía unos hermosos guantes de box color púrpura, tenía costuras y detalles en blanco, no obstante, lo más llamativo era que en el dorso en color dorado se encontraban sus iniciales, «JK».
—¿Te gustó?
JungKook volvió admirar aquellos guantes, los dejó en la mesa y se levantó directo abrazar y besar a su cerecita. Jin tan solo los admiró por unos segundos, decidiendo luego darles espacio se alejó para buscar un cuchillo y cortar un poco del pastel.
—Gracias cariño —susurró sobre sus labios— es el regalo más hermoso que me hayan dado.
—De nada, cariño —picoteo aquel lunar debajo de su labio inferior— te mereces esto y más.
JungKook sonrió, sujetándola de la cabeza para besarla mejor. El chasquido de los besos aislándolos en su propia burbuja de amor hasta que la voz del mayor de los tres los hizo detenerse.
—Podrían por favor mantener la compostura delante de mí.
—No —se negó su hermana colocando sus manos en puños sobre su cintura teniendo los brazos de su novio alrededor— además, yo no te estoy reprochando que estés saliendo con Kira —el rostro del mayor fue todo un poema— sí, sé muy bien lo de Kira y tú.
—Felicitaciones, hyung.
—Hagamos como que esto no salió de aquí —rezongó, acercándose a la mesa con una caja— este es mi regalo, aparte de la torta que envié a hacerla.
—Mentira —giró su rostro Youjin.
—Los abuelos te envían esta caja de uvas verdes —le estaba gustando recibir tantos regalos— dicen que lo disfrutes.
—Oh, muchas gracias, hyung. Gracias por todo.
—Pero aun falta —comentó Jin despreocupado, siendo reprendido por su hermana con un par de muecas en su rostro— ah, no debemos decirle.
—¿Qué cosa?
—Nada, comamos la torta y tú te puedes ir, oppa.
—¿Qué? Viaje unas dos horas desde casa para traerles esto —mintió descaradamente— ¿y me vas a echar así?
—Si, quiero estar a solas con mi novio.
—Pues yo también quiero estar con él.
JungKook tan solo pellizcó de la torta y picó algunas uvas mientras veía a los hermanos pelear.
Se miró al espejo del enorme vestidor por última vez; vestía completamente de negro cortesía de su hermosa novia y su buen gusto. Se había negado en un principio al ver que aquellas prendas eran de una costosa marca que él no podría pagar ni en muchas vidas, pero ante la excusa de ser su cumpleaños y como parte de su regalo no le quedó de otra más que aceptar. No iba a mencionarlo delante de Youjin, pero que gastará en él le estaba incomodando mucho porque sabía que no podía retribuírselo de la misma manera. Fue cuando reflexionó sobre trabajar duro para volverse un exitoso boxeador, ganar mucho dinero y poder gastarlo en su familia.
Sabía también que estaba pensando erróneamente, a ellos lo que menos les importaba era el dinero y estaba mas que seguro que a Youjin le pasaba lo mismo.
Sus ojos cayeron en la figura esbelta de su cerecita cuando entró al vestidor terminando de colocarse unos pendientes. Ella también iba de negro, con un vestido negro corto ceñido que le llegaba a mitad de los muslos. Su cabello iba en sutiles ondulaciones, mientras su rostro en un maquillaje difuminado le daba el toque final. Esta le sonrió sin captar haber dejado embobado a su ex guardaespaldas.
—Me dirás a dónde me llevarás.
—Ya te lo dije, a un bonito lugar —contestó ella, arreglando el cuello de la camisa de su novio— listo, ¿nos vamos?
JungKook estaba seguro que algo más grande se venía y no se había equivocado cuando después de quince minutos de viaje aparcaron detrás de un edificio del cual se podía escuchar algo de música. Youjin entrelazó sus manos, JungKook aún incrédulo se dejó arrastrar hasta el interior de aquella exclusiva discoteca de Busan. La única oportunidad que tuvo de pisar aquel sitio fue en algún cumpleaños pasado de su ex prometida, donde el dinero parecía derrocharse como si no hubiera problema. No pudo evitar sentirse nervioso, preguntándose, ¿qué plan tenía Youjin como para llevarlo a ese lugar?
La incertidumbre y los recuerdos de un incómodo momento pasaron por su cabeza. Aturdido por la música fuerte y las luces de colores siguió a su novia, había dos sujetos más corpulentos que él, incluso, custodiándoles mientras se dirigían hacia el vip. Por un momento imaginó que su cumpleaños no sería más que otro fiasco, uno donde los invitados no eran sus conocidos y que solo estaban allí porque sí. Grande fue su sorpresa cuando ingresaron al apartado y el grito emocionante de sus más cercanos los recibieron.
Allí se encontraban Namjoon y Chaewon, está última lanzándose a abrazarlo con euforia, Jin junto a Kira y Hyeon. Había amigos cercanos e incluso algunos que hizo en Seúl, también sonrió al ver a Lee DongMin y al pequeño grupo —amigos de este— con los cuáles había congeniado en su primer viaje a Nueva York. Todos parecían contentos de verlo allí, expresando sus felicitaciones y su más sincera amistad. JungKook por un momento se sintió estúpido, un malagradecido por siquiera pensar que su cerecita pudiera hacer algo que lo incomodase cuando ella lo único que hacía era hacerlo feliz.
—¡Feliz cumpleaños, amigo! —su mano chocó con la de DongMin, luego sus hombros en un rápido abrazo— no sabes lo ansiosa que Youjin se encontraba porque todo saliera bien.
—Gracias. No pensé verte aquí.
—Vine especialmente —dijo, cediéndole una copa de champagne en la mano— cuando me comentó que quería hacerte alguna fiesta por tu cumpleaños decidí apartar el vip completo para tus invitados —bebió un sorbo mirando a la Idol más atrás hablando entre risas con los primos del pelinegro y otros invitados— ella es la indicada, amigo, así que espero la cuides. Felicidades y que lo disfrutes.
JungKook le agradeció una vez más, volteó cruzando palabras con los que estaban cerca. Sus ojos no podían apartarse de esa pelinegra que lo tenía loco, que había hecho demasiado por él y que conseguía latir desenfrenado su corazón. Disculpándose con el grupo se acercó, con sus brazos rodeó la cintura de su cerecita aferrándola a su cuerpo, su nariz se ocultó por un instante en el cabello de esta oliendo el aroma a frutas y el sutil perfume que emanaba de su piel. Ella sonreía hablando, riendo. ¿cómo pudo haber dudado de ella? ¿cómo siquiera pudo haber comparado?
Una vez más, la vida le demostraba que Youjin jamás podría lastimarlo.
—¡Amo esta canción! —chilló la cantante.
Su mano se ancló de la de Chaewon y entusiasmadas siguieron a la pista con Thinking about You de Calvin Harris y Ayah Marar sonando.
Los demás se sumaron, bailando y cantando, JungKook minutos después anclándose al cuerpo de su novia. No le importaba si la gente los miraba. Tal vez el poco alcohol ingerido lo impulsaba, o tal vez el hecho de que estaba enamorado, emocionado y feliz. Con el sentimiento en su pecho que pase lo que pase seguiría abrazándola para encontrar que su vida era mucho mejor gracias a ella. Decidido a hacer todo lo posible por amarla y jamás olvidarlo porque estaría pensando en ello todo el tiempo.
Para cuándo se hicieron las tres de la madrugada, Youjin decidió continuar con la última parte del plan. Llevar a su novio a orillas del mar para esperar juntos al amanecer. En algún momento en que todos se encontraban felices y en sus propios mundos, la cantante decidió tomar a su novio y escapar. No había bebido ni una gota de alcohol, sin embargo, JungKook sí. Así que verlo cariñoso y sonriente le divertía mucho.
—¿Te gustó tu sorpresa, cariño? —preguntó, sujetando las mejillas redondas y sonrojadas de su novio.
—Me gustó mucho —sonrió, acariciando las mejillas de su cerecita— creo que deberíamos volver al hotel, hace frío y no quiero que enfermes.
—No tengo frío —dijo, pues la chaqueta de su novio la cubría del frío viento costero mientras él la rodeaba entre sus brazos apoyado sobre el capo del hermoso Mercedes de la Idol— aunque aún falta una sorpresa más.
—¿Más? Youjin, no creo que sea...
—Shh~ este te va gustar —susurró— créeme.
Entrelazó ambas manos, lo arrastró hasta la parte trasera del auto siendo recibidos por el cálido calor del interior. Antes que JungKook pudiera articular palabra alguna, vio a Youjin mecerse hacia el tablero, tocó el botón del contacto causando que se encendiera una tenue luz violeta iluminando todo. A él le seguía fascinando cada detalle de ese auto que no prestó atención a su novia quitándose la chaqueta.
—¿Me dirás cuál es la última sorpresa? —murmuró, mirándola fijamente.
Youjin asintió, nerviosa. Se arrodilló sobre el asiento de cuero quitando sus botas, JungKook ansioso observó cada detalle en los movimientos de su cerecita hasta que sus ojos se detuvieron en los dedos de esta. La particularidad de aquel vestido era que en el frente llevaba un cierre de un extremo al otro, el cual ella comenzó a bajar de forma lenta, tan lenta que a él comenzó a impacientarle. Sin embargo, cuando aquel vestido estuvo abierto de par en par pudo contemplar la ropa interior negra de fino encaje que la cantante llevaba puesta. Tragó saliva no pudiendo apartar la mirada de su cuerpo.
Youjin se mordió el labio, encantándole la silenciosa reacción de su novio terminando de despojarse del vestido que dejó caer al suelo.
—¿No te gusta tu regalo, cariño?
—Así que esto es la última sorpresa —Youjin asintió, tragando saliva duramente al ver la manera lasciva con que el pelinegro la escudriñaba— acércate, quiero verte.
Se deslizó despacio subiendo a su regazo sentándose en las piernas masculinas a horcajadas. JungKook descanso la espalda en el asiento admirando el cuerpo de su cerecita. Aunque Youjin era delgada y no tenía curvas prominentes, aquella lencería algo transparente o la luz púrpura hacia que su silueta se viera curvilínea. Sus grandes manos le acariciaron los muslos originándole la agitada respiración a su novia, en ningún momento habían apartado los ojos del otro. Youjin pudo sentir el bulto crecer debajo, sus caderas se movieron por inercia haciendo que ambos suspiraran ante la fricción. Ella llevó sus manos hacia los hombros del pelinegro, comenzó a besar la piel de su cuello desabotonando la camisa. Sus ojos se cerraron por inercia cuando los dientes de JungKook rozaron la piel de su hombro y sus manos apretaron la carne de su trasero, su cuerpo parecía trepidar ante cada pequeño toque y solo quería tenerlo piel con piel.
—Cariño, yo debería ser la que deba hacerte sentir bien —ronroneó, mordiendo su labio inferior al sentirlo apretarla contra sí.
—Si te pido lo que quiero, ¿obedecerás?
Asintió de forma precipitada, sintiendo los largos dedos deslizarse por su espalda, hacia el broche del brasier que quitó en segundos dejando a la Idol con sus pechos expuestos. En otra época, ella se hubiera retraído, pero la manera en que él la miraba no hacía mas que hacerla sentir sexy y única. Suspiró sintiendo los labios de su novio recorrer su cuello, sus caderas se movieron por si solas cuando aquellas manos amasaron sus senos. Era un revoltijo de emociones y hormonas a punto de explotar. Elevó el rostro del ex guardaespaldas para reclamar su boca, le gustaba morder sus labios quitándole suspiros, más le estaba gustando desnudarlo y le encantaba ver cómo él se dejaba hacer cuando volvió a subirse sobre sus piernas rozando sus intimidades con la tela de encaje como único impedimento de hacerlo directamente.
La sensación de fricción no hacía mas que hacerles jadear, mientras sus desesperadas manos querían tocar cada centímetro de piel. Youjin no necesitaba estimulación al parecer, JungKook podía sentir su excitación traspasar el encaje empapando su miembro. Una loca idea cruzó su mente, sujetó la mandíbula de la chica obligándola a verle. Sus pupilas se encontraban dilatadas cuando la miró directamente a los ojos, aquellos labios carnosos se encontraban rojos y apetitosos, mientras su pecho subía y bajaba por su agitada respiración.
—Quiero que te levantes y cuando te lo ordene te voltearas —pidió con un tono de voz ronco y demandante.
Youjin aleteó sus pestañas algo confundida, excitada por la repentina orden, se levantó admirando el cuerpo desnudo de su novio, su prominente erección expuesta. Su cuerpo un tanto encorvado por el pequeño espacio se estremeció al sentir las manos masculinas deslizar las bragas por sus piernas, los finos labios depositar besos húmedos por su estómago en descenso sin percatarse de la sonrisa ladina de su novio al verla desarmada que las palabras se quedaban atascadas en su garganta.
—Jung... ¿q-qué e-estas...
—Dijiste que obedecerías a lo que te pidiera —ella asintió, jadeando ante las caricias en su zona íntima— ahora es momento, de espaldas a mí, cariño.
Sumisa, esa era la palabra para describir la manera en que Youjin se encontraba acatando las palabras de un JungKook gozando de la vista. Acarició su espalda mirando aquel tatuaje de mariposas y estrellas al remover su cabello en una cola de caballo, le acarició la cintura deslizando su mano hacia su abdomen, descendió hacia su pubis acomodándola de modo que su miembro entrara poco a poco. Ambos gimiendo ante el contacto. Ella comenzó a moverse en círculos sosteniéndose de los fuertes muslos masculinos escuchando los jadeos de su novio y sintiendo las caricias a su cuerpo. Su cabeza cayó hacia atrás cuando sintió su cabello ser jalado. La enorme mano de su ex guardaespaldas le rodeó el cuello sin ejercer tanta presión logrando que se incline apoyando la espalda sobre el torso de este sintiendo la respiración cerca de su oído. La derecha se deslizó sobre su abdomen en dirección a su intimidad, la acunó de modo que su miembro no pudiera salirse, la fricción del callo de la mano sobre el clítoris aumentaba todavía más su excitación.
Está vez JungKook fue quien movió sus caderas, lento, la primer embestida hizo que ambos gimieran. Por la posición, su pene se encontraba apretado y la sensación se sentía magnífica. La segunda causó que Youjin se ayudará sosteniéndose del techo y la puerta y tan solo disfrutó de la manera dura en que él la follaba dejándose llevar sin miedo a que sus gemidos se escucharán. Sus ojos a través de su nebulosa pudieron ver las ventanas del auto empañadas, el interior era bastante caluroso, sus cuerpos chocando sudaban. Se vio a si misma en el reflejo del espejo retrovisor, la manera en que su rostro se desfiguraba por el placer, sus pechos rebotando, la enorme mano de su novio apretando su cuello ante cada embestida que parecía querer romperla en lo que los dedos de la otra mano no hacían más que tocar su clítoris. Sus uñas apretaron la piel de los muslos masculinos, su boca se abrió soltando un alto gemido al encontrarse con la oscura y afilada mirada de su novio que solo hizo tensar su vientre bajo permitiendo que el orgasmo la sacudiera de lleno dejándola aturdida.
JungKook se detuvo sintiendo el cuerpo lánguido de su cerecita. Su duro miembro aún se encontraba en el interior de ella, pero se había detenido para deleitarse del resultado, de seguir acariciando el cuerpo de su novia hasta que recuperará el aliento que él le había quitado. Youjin giró su rostro por sobre su hombro dejándose besar en los labios, a contrario de lo anterior, aquel beso era dulce y lento. Separó sus cuerpos, giró siendo asistida por su novio, entre pequeñas risas ella abrazó las mejillas calientes de su novio para besarlo, él con sus manos en las caderas de su novia la acomodó de vuelta para que se deslizara sobre su erección. Ambos pusieron de su parte para mover sus caderas disfrutando del lento momento mientras se miraban a los ojos llegando al orgasmo a la vez. Se deslizaron sobre el asiento quedando recostados.
—Te quiero, Youjin —jadeó JungKook sobre los labios de su cerecita. Extasiado y perdido aún— te quiero tanto.
Ella se había quedado sin palabras, confundida y eufórica. JungKook le había dicho que la quería.
—También, lo hago, cariño —respondió, peinando los cabellos de su novio y dejo que él escondiera su rostro en la cuenca de su cuello.
—Quiero ir a casa —su voz sonó ronca y baja— si seguimos así Eoduun se enojara conmigo por no llevar a su madre a tiempo —Youjin no pudo evitar carcajearse— no te rías, a veces siento que ese gato lee mi mente.
—Eoduun te ama y lo sabes.
—Y yo te amo a ti —volvió a sorprenderla cuando lo dijo mirándole a los ojos- no quiero que esto termine, Youjin. Quiero quedarme siempre contigo.
—Me quedaré aquí, cariño, no me iré a ningún lado.
—¿Vas a cuidarme? —preguntó él.
—Siempre —contestó ella.
—¿Amarme?
—Todo lo que me permitas.
—Ámame entonces, por favor.
—Te amo, cariño.
—Te amo, Youjin.
🔥🔥🔥¡¡¡BULTOURUNE!!!🔥🔥🔥
No hace falta decirles que vamos a necesitar cinco padres nuestros y diez ave marías después de eso que escribí.... 😌🤭
Yo esperando a leer sus comentarios, si es que comentan.
Gracias por la espera, en serio, no estuve muy bien que digamos de animos por una situación familiar que nos altero. Me costó demasiado escribir los capítulos a pesar que ya tenía las ideas bien plantadas para cada uno, pero creo que con este me siento algo satisfecha aunque pudo estar mejor.
Por favor, cuidense, les quiero mucho 🥰
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